Marchan en San Luis Acatlán en reclamo de justicia por el feminicidio de Maricruz García Margarito

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Facebook Cuanaxcatitlán

Chilpancingo

 

“Maricruz, hermana, el pueblo te reclama”, “Maricruz escucha, seguimos en la lucha”, fueron algunas de las consignas que se escucharon esta tarde en las calles de la cabecera municipal de San Luis Acatlán, en la Costa Chica, para exigir justicia por el feminicidio de Maricruz García Margarito.

Unas 300 personas, entre familiares, amigos y habitantes de Cuanacaxtitlán, marcharon esta tarde para exigir a los tres niveles de gobierno castigo a los responsables del feminicidio de Maricruz.

La marcha inició en la entrada de San Luis Acatlán, en el lugar conocido como el arco. Ahí se reunieron las personas con globos y vestimenta morada, pancartas y lonas.

Avanzaron hasta llegar al inmueble del Ayuntamiento de San Luis Acatlán, donde realizaron un mitin. Ahí hubo participaciones de pobladores de Cuanacaxtitlán.

“Maricruz era una mujer joven a la que le arrebataron tantas cosas, tenía tantas metas y sueños por cumplir y ahora es una de las que ha sufrido, por la que salimos a marchar hoy”, mencionó una de las oradoras.

Exigieron a las autoridades justicia para que el caso no quede impune. “No queremos que las autoridades se vayan a burlar de nosotros, queremos justicia”, agregó la oradora.

Reclamaron la espera y la lenta reacción de las autoridades, incluido el gobierno municipal, para buscar a Maricruz. No entienden, dijeron, por qué esperar 48 horas para iniciar una búsqueda.

“Sus 48 horas mataron a nuestra hermana Maricruz”, comentó alguien más.

Llamaron a las autoridades municipales y estatales a cambiar la manera en la que tratan y atienden a las comunidades indígenas. Cuanacaxtitlán es una comunidad na savi de San Luis Acatlán.

“Tienen que actuar de forma eficaz y real y no simulaciones de patrullas de policías tomándose fotos en cada esquina que no nos brinda seguridad”, comentó alguien más.

Los habitantes advirtieron que ellos tomarán medidas de seguridad, “aunque no es su trabajo”, debido a que las autoridades no atienden sus demandas ni les brindan seguridad.

Al finalizar el mitin dejaron pegadas las pancartas en el inmueble del Ayuntamiento.

Maricruz era originaria de Cuanacatitlán, tenía 26 años.

El 27 de marzo fue secuestrada por hombres armados mientras regresaba de su trabajo, acompañada de su cuñada.

En un tramo de la comunidad de Yoloxóchitl, un Tsuru blanco se le atravesó a Maricruz, la bajaron de su camioneta y la subieron por la fuerza al auto.

Desde ese momento no se supo más de ella, estuvo desaparecida cuatro días, hasta que el 31 de marzo hallaron su cadáver entre la comunidad de Yoloxóchitl y Arroyo Cumiapa.

Los primeros reportes establecieron que un individuo de nombre Manuel N, alías El Garrobo, habría asesinado a la joven, fue detenido tras ser entregado por sus propios familiares.

Hasta el momento ni las autoridades municipales ni la Fiscalía General del Estado (FGE) se han pronunciado por este caso, tampoco se sabe si hay más detenidos y si habrá castigo para Manuel N, el presunto responsable.

Denuncian a trabajador de la FGE por hostigar a menor testigo en caso de abuso sexual

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero 

Chilpancingo

 

Esta mañana Rosa Bucio Infante protestó afuera de las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) para denunciar públicamente al trabajador de dicha dependencia, Antonio Benítez Guerrero, por amenazar a una menor de edad para que cambie su declaración en un juicio de abuso sexual.

Sin dar muchos detalles, Bucio Infante contó que su hija es testiga en un caso de abuso sexual presuntamente cometida por un hombre llamado Ciriaco Nava Sánchez, quien actualmente está preso en el Cereso de Chilpancingo.

Derivado de ese caso, la hija de Bucio Infante recibe amenazas de Benítez Guerrero para cambie la versión de su testimonio y Nava Sánchez pueda salir de prisión.

“Va a la colonia, la graba, le dice que si no cambia su declaración le va a pasar algo malo a ella, a su papá y a mí”, contó Bucio Infante afuera de la FGE.

Agregó que Benítez Guerrero es trabajador de la FGE, en el área de contraloría, además que tiene acceso a expedientes de los que saca información para beneficiar Nava Sánchez.

Desde hace seis meses que comenzó el hostigamiento contra la menor e hija de Bucio Infante buscan ser atendidos por la fiscal del estado, Sandra Luz Valdovinos Salmerón, para pedirle la destitución de Benítez Guerrero por intimidación, usurpación de funciones y hostigamiento contra la menor.

“Estoy aquí por mi hija, ella tiene miedo, y no nos callaremos, queremos hablar directamente con la fiscal para explicarle qué tipo de trabajadores tiene”, mencionó Bucio Infante.

La protesta se desarrolló en una de las entradas laterales de la FGE, en donde sólo estuvo Bucio Infante junto con su hija y pegaron algunas cartulinas en las que se leía: “Fuera Antonio por corrupto y usurpación de funciones”.

A la pequeña manifestación se acercó personal de la FGE y acordaron una reunión con Bucio Infante y su hija.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Autoridades omisas para atender 16 casos de acoso sexual en escuela de Tlapa que lleva 15 días en paro

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan

02 de marzo del 2023

Chilpancingo

 

A 15 días de que 16 estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de La Montaña (ITSM) denunciaron ser víctimas de acoso y hostigamiento sexual por parte de maestros, ninguna autoridad del gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda los atiende y sanciona a los responsables.

El pasado 15 de marzo las estudiantes denunciaron públicamente, a través de una marcha la ciudad de Tlapa, la violencia que viven en su escuela; acoso sexual, agresión física, psicológica y verbal.

Desde ese día comenzaron un paro indefinido por tiempo indefinido y además mantienen tomada la escuela y van a regresar a clases cuando los maestros acosadores sean destituidos.

Las estudiantes acusan a la directora del ITSM Fredislinda Vázquez Paz por encubrir a los docentes agresores.

Entre algunas acciones que los y las estudiantes realizaron están un bloqueo en todos los accesos a Tlapa, en la carretera Tlapa-Puebla y la salida hacia Chilpancingo, donde colocaron un tendedero de pancartas de las principales demandas.

Este sábado primero de abril realizaron una marcha más por las calles de Tlapa y al grito de «Queremos profesores, no acosadores» y «Queremos directora, no solaparadora», terminaron su actividad con un mitin frente al ayuntamiento de este municipio.

En dicha protesta el Comité Estudiantil denunció que las autoridades ponen oídos sordos a sus peticiones.

Los estudiantes fueron acompañados por padres y madres de familia y organizaciones sociales que dan acompañamiento al movimiento estudiantil.

El pasado 29 de marzo las y los alumnas tenían agendada una reunión con funcionarios de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) pero éstos nunca llegaron.

A pesar de eso la SEG, mediante un comunicado, informó que se está atendiendo el problema.

Las y los estudiantes desmintieron el comunicado y dijeron que fueron plantados por el subsecretario de Educación Media y Superior, Marco Antonio Marbán Galván.

Por su parte, la directora del ITSM, mencionó en una entrevista en Tlapa que la SEG le ordenó que ella denunciara ante la Agencia del Ministerio Público a los 16 maestros.

«Pero es no es posible porque las víctimas no han dicho los nombres de los maestros», dijo la maestra.

 

 

 

 

Localizan asesinada a Maricruz, después de estar desaparecida cuatro días en San Luis Acatlán

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Especial 

Chilpancingo

 

A los cuatro días de que fue privada de su libertad presuntamente por hombres armados, la joven Maricruz García Margarito fue hallada asesinada entre las comunidades de Yoloxóchitl y Cuanaxcatilán, municipio de San Luis Acatlán, al mediodía de este viernes cuando sus familiares, amigos y vecinos tenían cerrada una vía para exigir a las autoridades su búsqueda y presentación con vida.

Fue durante el bloqueo que la familia conoció la noticia del hallazgo del cadáver de Maricruz. Lo hallaron en la comunidad de Yoloxóchitl, rumbo a Arroyo Cumiapa, en las cercanías de Cuanaxcatitlán, de donde ella residía.

Los primeros reportes establecen que un individuo de nombre Manuel N alías El Garrobo, que habría sido el asesino de la joven, fue detenido tras ser entregado por sus propios familiares.

El grupo de manifestantes que exigían la búsqueda de la joven desbloquearon la carretera Yoloxóchiltl-Cuanaxcatitlán al saber la noticia.

El alcalde de San Luis Acatlán,  Adair Hernández Martínez, confirmó el hallazgo del cadáver de Maricruz.

“Se están haciendo las diligencias, todavía no tenemos mucha información; la hallaron sin vida (a Maricruz)”, mencionó Hernández Martínez.

Fotografía de Maricruz Garcís Margarito, obtenida de redes sociales

Maricruz  desapareció el 27 de marzo cuando salía de su trabajo acompañada de su cuñada en una camioneta rumbo a su pueblo, Cuanaxcatitlán.

En Yoloxochitl, un Tsuru blanco, en el que viajaban tres hombres armados, se le atravesó a la camioneta en que iba Maricruz, la obligaron a bajar y después se la llevaron por la fuerza.

Los hombres que se llevaron a Maricruz nunca se comunicaron con su familia para pedir algún rescate, según versiones de las autoridades del municipio.

Desde ese momento no se volvió a saber de ella y su ficha de búsqueda por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE) fue boletinada desde hace tres días.

Sus familiares realizaron bloqueos para exigir a las autoridades agilizaran su búsqueda.

El mismo día que desapareció Maricruz, se reportó que Nancy Salazar Castillo, originaria de Yoloxóchitl también había desaparecido  el 27 de marzo.

Nancy fue localizada con vida ayer por la tarde, en Cuanaxcatitlán, se desconoce en qué condiciones apareció. Ayer por la noche Nancy estaba rindiendo su declaración en la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común (MPFC) en San Luis Acatlán, en la región de la Costa Chica.

Durante el primer bimestre de este año, 23 mujeres han sido asesinadas en Guerrero con presunción de feminicidio, señala el Asociación Guerrerense contra la Violencia hacia las Mujeres.

La Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Polícia Comunitaria (CRAC-PC), apoyan en las labores de búsqueda de Maricruz

Localizan a una de las mujeres desaparecidas de San Luis Acatlán

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Ficha de búsqueda de la FGE

Chilpancingo

 

Nancy Salazar Castillo, originaria de Yoloxóchitl, municipio de San Luis Acatlán, que estaba desaparecida desde el 27 de marzo, fue localizada la tarde de ayer.

De acuerdo con información difundida en redes sociales, Nancy fue sacada de su domicilio por hombres armados, quienes se la llevaron por la fuerza.

Nancy desapareció el mismo día que Maricruz García Margarito, de ella aun no hay información.

Aunque Nancy desapareció desde el 27 de marzo, fue el 29 que su ficha de búsqueda comenzó a circular en redes sociales.

El presidente municipal de San Luis Acatlán, Adair Hernández Martínez, confirmó que Nancy fue hallada cerca de Cuanaxcatitlán, una comunidad na savi del municipio.

«Hasta donde sabemos a ella (Nancy) la encontraron en el poblado de Cuanaxcatitlán. Se puso en contacto con la Policía Municipal y ellos la trasladaron a Yoloxóchitl,» mencionó Herdández Martínez.

No se sabe en dónde exactamente la hallaron, ni en qué condiciones, de acuerdo con el alcalde, Nancy ayer rendía su declaración.

De Maricruz todavía no se sabe nada, «llevamos desde el lunes en la noche, martes, miércoles, jueves y nada».

Agregó que la Guardia Nacional (GN) no quiere intervenir en la búsqueda y que la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBP) sólo fue un rato «a simular».

Desaparecen dos mujeres en caminos rurales de San Luis Acatlán en circunstancias similares

Bloquean carretera federal para exigir la búsqueda de una de ellas


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Frame del Video del Diario El Faro de la Costa Chica

Chilpancingo

 

Pobladores de Cuanacaxtitlán bloquearon la carretera hacia San Luis Acatlán para exigir a las autoridades la búsqueda de Maricruz García Margarito, secuestrada por hombres armados la noche de pasado lunes.

Al mediodía de este miércoles unos 80 pobladores, entre familiares, amigos y vecinos de Maricruz, llegaron al punto conocido como el El Arco, en la entrada al municipio de San Luis Acatlán, para impidir el acceso a los automóviles.

Ahí, con cartulinas, exigieron a las autoridades buscar inmediatamente a Maricruz, quien desapareció el pasado lunes.

Existen dos versiones de cómo ocurrió la desaparición de Maricruz que han difundido en redes sociales.

Una es que la joven regresaba de su trabajo, en una casa de empeño en San Luis Acatlán, alrededor de las 23:30 horas. Viajaba en un taxi colectivo rumbo a Cuanaxtitlán, de donde es originaria, y en la comunidad de Yoloxóchitl, civiles armados la bajaron por la fuerza y la subieron a un automovil Tsuru blanco.

La otra versión es que Maricruz iba en una camioneta ganadera color roja, cuando en Yoloxóchitl un Tsuru blanco se le atravesó en el camino, la bajaron y la subieron por la fuerza al Tsuru blanco.

Aspectos del bloqueo de pobladores de Cuanacaxtitlán en la entrada de San Luis Acatlán. Imagen recuperada de la transmisión en vivo del Diario El Faro de la Costa Chica.

Según medios de comunicación locales, el Tsuru en el que se habrían llevado a Maricruz fue abandonado en Yoloxóchitl; lo hallaron a la medianoche.

En el bloqueo, los manifestantes exigen que la Fiscalía General del Estado (FGE) y el Ejército asuma las labores de búsqueda por la manera en que fue desaparecida.

Ninguna de la dos versiones la han confirmado las autoridades. Tampoco hay ficha del Protocolo Violeta para su búsqueda inmediata.

Su fotografía y la noticia de su desaparición fue difundida por familiares y amigos en redes sociales.

Hasta el momento ninguna autoridad tampoco se ha acercado a los manifestantes.

Además del caso de Maricruz, hoy se activó la Alerta Violeta por la desaparición de otra mujer también originaria de Cuanacaxtitlán, pueblo na savi de San Luis Acatlán.

Se trata de Nancy Salazar Castillo de 27 años, quien está como no localizada desde el 27 de marzo.

“Solicitamos el apoyo del comisario de Yoloxochitl, ing. Eduardo Guadalupe Ediviges, para que dé aviso a la comunidad, ya que muchos desconocen que mi prima esté desaparecida para así desplegar la búsqueda en la comunidad de Cuanaxtitlán, donde un grupo de hombres armados se la llevaron. Por favor, pueblo de Yoloxóchitl, queremos justicia por Nancy Salazar Castillo”, escribió en Facebook quien se identificó como prima de la víctima.

Nancy está desaparecida desde el 27 de marzo, pero su ficha de búsqueda comenzó a circular hoy.

Por la información proporcionada en redes sociales, ambas mujeres fueron secuestradas por un grupo de civiles armados. Las dos desparecieron el mismo día en circunstancias similares.

 

Cumple 45 días de la desaparición de Karen Melissa; autoridades siguen sin localizarla

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero / Archivo

Chilpancingo

 

Karen Melissa Peñaloza Martínez, estudiante de primer año en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), cumplió 45 días desaparecida sin que las autoridades ministeriales den con su paradero.

Su madre, Gisela Peñaloza Martínez, acude cada ocho días a preguntar a la Fiscalía General del Estado (FGE) los avances en la investigación y búsqueda de su hija, pero lo único que garantizan es falta de información.

«Ella (Gisela Peñaloza) está desesperada y se ve muy mal, no hay avances ni para bien ni para mal», mencionó la representante del Colectivo Familiares en Búsqueda María Herrera, Gema Antúnez Flores, quien da acompañamiento a la madre de Karen Melissa.

Antúnez Flores también informó que el actual fiscal especial en Materia de Desaparición Forzada y Búsqueda de Personas Desaparecidas, Juan Daniel Cerillo Huerta, «está de la fregada» y no tiene ningún acercamiento con los colectivos y mucho menos con la madre de Karen Melissa.

Karen Melissa es originaria de Cuajinicuilapa, municipio de la Costa Chica y llegó a Chilpancingo para estudiar su carrera profesional.

Desapareció el 31 de enero. La versión que se es conoce es que abordó un taxi con dirección al poblado de Petaquillas, ubicado a 10 minutos de la capital.

La última comunicación que Gisela tuvo con su hija Karen Melissa fue el mismo 31 de enero por teléfono. «Más tarde hacemos videollamada», le dijo a su madre, pero eso nunca ocurrió.

Desde su desaparición, colectivas feministas y activistas exigen a las autoridades su pronta aparición con vida.

En su natal Cuajinicuilapa, compañeros, amigos y familiares han marchado y bloqueado carreteras para exigir su aparición.

El pasado 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, la madre de Karen marchó en Chilpancingo para exigir su aparición.

Durante la marcha, Gisela declaró que la FGE sólo le ha comentando que investigan el caso, pero sin darle resultados y que sólo se dedican a pegar carteles y preguntar, «pero hasta la fecha no hay nada», comentó en aquella ocasión; Karen Melissa tenía centimeters 39 días desaparecida, ahora a los 45 la situación es la misma.

Amigas de Karen publicaron en redes sociales que el 8 de marzo marcharon en Acapulco, Guerrero, y en Ciudad Juárez, Chihuahua para exigir su aparición con vida, algunas llevaron su fotografía y su ficha impresa.

«Marché por ti, por que te encuentres bien donde quiera que estés, te amo mucho, amiga. Hoy grité por ti para que sepas que te estoy buscando, y también para que todo Juárez se entere que no sólo en Juárez hay personas desaparecidas sino en todo el mundo, que Guerrero sepa que aquí en Juárez hay alguien que te busca también», escribió en su Facebook personal Mary Vargas, amiga de Karen Melissa.

El diputado federal, Pedro Sergio Peñaloza Peréz, denunció la incapacidad e insensibilidad de las autoridades de Guerrero para localizar a Karen, quien al parecer es su sobrina.

Durante una sesión de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la Unión, en la que estaba presente el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas Rodríguez, Peñaloza Peréz le solicitó atraer la investigación.

“La familia estamos desesperados y no solamente eso, yo creo que la federación debe hacerse cargo de la búsqueda, porque no solamente no nos dan una respuesta convincente, sino que no hay la sensibilidad necesaria”, mencionó el legislador federal el pasado 15 de marzo durante su encuentro con Encinas Rodríguez.

A pesar de dichas exigencias de justicia y aparición con vida, ya pasaron 45 días desde la desaparición y el caso continúa igual.

 

La Uagro continúa sin investigar cámaras halladas en baños de la prepa de Tixtla

Podría tratarse de un mecanismo para espiarles. Derivado del hallazgo ha circulado contenido íntimo de alumnas y maestras en diversos grupos, denunciaron estudiantes


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: La lente de Guerrero y Oscar Guerrero 

Chilpancingo

 

Alumnas de la preparatoria 29 Emiliano Zapata de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), de Tixtla, denunciaron que a casi dos meses del hallazgo de cámaras de video en los sanitarios de alumnas y alumnos de ese plantel, las autoridades son omisas y siguen sin sancionar a los responsables.

De acuerdo con las alumnas y los alumnos, esas cámaras las hallaron desde el 23 de febrero, pero hicieron público el caso el 7 de marzo.

En conferencia de prensa, esta mañana en Chilpancingo, una comisión de estudiantes informaron que no hay ningún avance en la investigación, aun cuando, denunciaron, derivado del hallazgo de las cámaras ha circulado contenido íntimo de alumnas y maestras en diversos grupos.

“No nos han querido dar resoluciones, los maestros nos están minimizando muy feo. Venimos a exponerlo para que haga más eco”, comentó una de las alumnas que prefirió omitir su nombre por temor a represalias.

Los acompañaron estudiantes de la Preparatoria 9 Comandante Ernesto Che Guevara, también de la Uagro. El pasado 7 de marzo, las estudiantes de esta preparatoria colocaron un tendedero para señalar a maestros y alumnos acosadores.

El caso fue turnado al área de la Defensoría de Derechos Humanos Universitarios de la Uagro, debido a que la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHGE) no puede involucrarse en el tema, a menos que la Universidad no intervenga.

Los estudiante de Tixtla pidieron la suspensión del director José Francisco Calvo Hernández por 90 días, tiempo en que ocurre la investigación, pero el docente sigue en sus funciones.

“Nos dijeron que no se podía porque si pasaba algo en la escuela quién se iba a hacer responsable. Para eso hay subidrectores”.

Las clases continúan de manera normal en la preparatoria.

Aspecto de la conferencia de prensa de estudiantes de la preparatoria 29 de la Uagro en las instalaciones del SNRP en Chilpancingo.

Denunciaron que los maestros, quienes fueron señalados de ser parte de la misma corriente política del director, han amenazado e intimidado a los estudiantes.

“Hasta ahorita sí hemos tenido apoyo de algunos maestros, pero otros que apoyan al director no, nos han amenazado con las calificaciones”, dijo otra alumna.

Advirtieron que si en la Uagro no da avances y resultados en la investigación realizarán una demandan colectiva ante el Ministerio Público (MP).

La denuncia de las cámaras por parte de estudiantes ocurrió el pasado 7 de marzo y al día siguiente, 8 de marzo en que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, tomaron las instalaciones ante la omisión de las autoridades; a ocho días de los hechos no hay una respuesta que les garantice seguridad a las alumnas y a los alumnos.

 

Ciudad de México: 15 años de la despenalización del aborto entre el derecho y el privilegio

¿Qué hay detrás de la disminución en las interrupciones legales del embarazo (ILE) en esta capital? Detrás, también están las enormes barreras que persisten para acceder a este derecho: burocráticas, de desinformación, de recursos humanos y de dinero.


Texto: Mely Arellano y Daniela Rea / Lado B y Pie de Página de México

Diana tiene 35 años, una hija y un embarazo de 10 semanas. Una mañana de invierno del 2022 acudió a la clínica pública México-España, ubicada en la delegación Miguel Hidalgo, para interrumpir ese embarazo. Sabe que en la Ciudad de México el aborto está despenalizado, así que buscó en internet el procedimiento, los lugares y los requisitos.

La mañana que acudió a la clínica era la décima en la fila. Antes de ella había una joven que venía de Querétaro acompañada de su mamá; y una chica con uniforme de secundaria acompañada de dos amigos con el mismo uniforme, entre otras mujeres. A las 7 de la mañana ya eran unas 30 personas y para las 8, cuando entregaron las fichas, la mitad se tuvo que ir a su casa por no alcanzar turno.

Cuando la trabajadora social le revisó sus documentos le dijo que le faltaba una prueba de sangre. “Eso no está en los requisitos de internet”, espetó, “pero se necesitan y sin ellos no puedes entrar”, le respondió la mujer. Ni hablar. Diana regresó a casa con su ficha y su embarazo.

Al día siguiente decidió no volver a intentarlo ahí, porque no le darían permiso en el trabajo y no quería exponerse a más incertidumbre en un proceso ya de por sí complicado. Terminó yendo a una clínica particular donde pagó 3,500 pesos (unos US$ 193) por el procedimiento de aspiración sin anestesia. Hubiera elegido no sentir el dolor que sintió, pero no tenía los 2,500 pesos adicionales para ello.

Después de luchar 50 años por la despenalización del aborto y lograrlo desde hace 15, en la Ciudad de México el aborto es legal hasta las 12 semanas de gestación, pero el acceso a este derecho enfrenta muchas barreras: de información, de recursos materiales y humanos, administrativas y de clase.

Citlali es una joven del Estado de México. Cruzó la frontera invisible con la Ciudad de México para realizarse un aborto. Llegó a una de las clínicas públicas en el norte de la ciudad y, además de que la trabajadora social la quería disuadir de hacerse el procedimiento, le quiso cobrar 3,000 pesos. Citlali no sabía que tiene derecho a un aborto legal, seguro y gratuito, solo había escuchado que podía abortar sin el riesgo de ser llevada a la cárcel.

Abortar en la Ciudad de México y la forma en cómo lo hacemos es una cuestión de privilegio.

Caída estrepitosa

Desde el año 2007 que se aprobó la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), el gobierno local ha practicado 256 mil 665 procedimientos, el 85% a través de medicamento y el resto por AMEU (aspiración manual uterina). Sin embargo, desde el 2014 la cantidad de procedimientos ha disminuido.

¿Qué significa esta disminución de los servicios brindados por el Estado? Para activistas, es un reflejo de la falta de accesibilidad al derecho, para la Secretaría de Salud local es más bien una estabilización de casos, luego de un repunte por la disminución de abortos considerados “clandestinos”, sumado al confinamiento pandémico.

Y si bien el confinamiento complicó el traslado y el acceso de las mujeres a procedimientos en instituciones públicas, y fueron otras mujeres, las acompañantas, las que solventaron esa ausencia del Estado, eso no explica la caída sostenida desde 2014.

Colas, fichas, gasas y papel de baño

Si una mujer quiere interrumpir su embarazo en la Ciudad de México, en los servicios gratuitos del Estado, tiene que llamar al ILETEL (555132-0909) o acceder a internet y buscar las clínicas y los horarios en que se ofrece el servicio.

Uno de los primeros resultados de la búsqueda es la página oficial de la Secretaría de Salud (Ssa). Ahí leerá que no puede ir a cualquier clínica, pues solo se ofrece en siete unidades médicas y ocho hospitales; que el horario inicia a las 8:00 am, pero en la práctica sabrá que tiene que hacer fila a las 6:00 am para alcanzar una de las 20 fichas que se reparten. Si no alcanza, deberá intentarlo al día siguiente, con las complicaciones que ello implica: volver a pedir permiso en el trabajo, volver a encargar a lxs hijxs y volver a gastar dinero en el transporte público.

En la capital del país, el acceso a la interrupción legal del embarazo público no es una garantía. Esta es una de las principales quejas que hacen usuarias, acompañantas y organizaciones de defensa a los derechos humanos.

Daniela Medina, integrante de Marías Acompañantes, dice: “Antes pensaba que el principal obstáculo eran las leyes y la falta de gratuidad, o sea, que las mujeres no accedían a abortos seguros porque solo estaba garantizado en CDMX, pero el hecho de que ya sea legal en otros estados me ha cambiado la visión. Ahora creo que el problema, más bien, es la falta de información y los estigmas que hay alrededor (…) Casi todas las feministas sabemos cómo usar el misoprostol y que abortar es nuestro derecho, pero lo sabemos nosotras. Hay muchísimas mujeres fuera de nuestros círculos que no lo saben, que creen que conseguir ‘miso’ es difícil e ilegal, incluso tenemos muchos casos donde acuden a médicos que les recetan procedimientos incompletos o erróneos porque, aunque son médicos, no están actualizados en el tema, no conocen el uso del ‘miso’, por negocio o simplemente porque anteponen su supuesta ética a la salud y deseos de la paciente”.

Stephanie Lomelí, coordinadora de Fondo María, asegura que “en efecto, hay todavía muchas personas, incluso en la Ciudad de México, que no saben que se puede acceder a un aborto en las clínicas públicas”.

En la página de internet se establece que los requisitos para acceder a la ILE son:

  • Identificación oficial, en original y copia.
  • La Clave Única de Registro de Población (CURP), un código de identidad de 18 caracteres utilizado para identificar a residentes y ciudadanos mexicanos.
  • Comprobante de domicilio en original y copia (último recibo de predial, luz, agua, gas, televisión paga, teléfono fijo o servicio de internet).
  • Cédula de Gratuidad (residentes de la Ciudad de México).
  • Se recomienda acudir con un acompañante con identificación oficial en original y copia.

Pero en la práctica cotidiana, las mujeres señalan que se les exige también prueba de sangre, la recomendación de acompañante se vuelve obligación y se les piden insumos como gasas, papel de baño o cloro porque la clínica pública no tiene recursos económicos para ello.

Incluso en algunos casos, mujeres han testimoniado el cobro por el servicio que debería ser gratuito, como el caso de Citlali, la joven del Estado de México a quien una trabajadora social quiso cobrarle 3,000 pesos por un procedimiento en un hospital público. Su testimonio fue recogido por Lurel Cedeño Peña en su tesis doctoral “La experiencia narrada del aborto en mujeres mexicanas: entre el estigma y el empoderamiento”.

Desde 2007, cuando se despenalizó el aborto en CDMX, al mes de febrero de 2023, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México ha armado 16 expedientes de queja vinculados a la presunta violación a los derechos a la salud y de las mujeres, relacionados con la ILE. En los casos registrados se observa que:

  • En 10 de los 16 expedientes, se manifestó que hubo obstrucción o restricciones por parte del personal médico para poder realizar el procedimiento.
  • En todos los casos se declaró que recibieron malos tratos por parte del personal que atiende en los hospitales.
  • La mitad de las personas peticionarias o agraviadas denunciaron que fue necesario acudir a más de un hospital para conseguir la atención.
  • En solo uno de los casos, la autoridad señalada como responsable no fue la Secretaría de Salud, sino personal de la Fiscalía especializada.
  • En uno se refiere a que el procedimiento del ILE no fue correctamente practicado y se puso en riesgo la salud de la paciente.
  • En tres casos solicitaron requisitos adicionales, como análisis clínicos, testigos o estudios clínicos pagados de manera particular.

“El servicio funcionaría si hubiera conciencia de las barreras para llegar al aborto y se actuara para combatirlas”, dice Maricarmen Teolli, acompañanta. “Por ejemplo, solo por referirnos a las barreras económicas: tener saldo en el teléfono para hacer una llamada en busca de información, llegar, regresar, pagar pruebas de sangre, los insumos que piden… Muchas veces el que una mujer ejerza su autonomía depende de tener 100 pesos de saldo en el celular”.

Actualmente, solo en dos lugares, el Centro de Salud Dr. Juan Duque de Estrada y la Clínica de Salud Reproductiva Beatriz Velasco de Alemán, ambas ubicadas en la alcaldía Venustiano Carranza, cerca del centro de la ciudad, dan atención ampliada e incluso los fines de semana.

“Eso es muy importante porque hay quienes no tienen la posibilidad de acudir entre semana”, porque tienen que pedir permiso en su trabajo, dice Stephanie Lomelí, coordinadora de Fondo María, y agrega que para que una mujer pueda ir a pedir el servicio a las 6 de la mañana debe echar mano de muchas herramientas y redes de apoyo: el ejercicio del derecho a abortar es un tema de justicia sexual y reproductiva.

Del total de interrupciones legales del embarazo que realiza el gobierno local, el 68.7% son a mujeres que radican en la Ciudad de México y el resto a otros estados del país, siendo los principales: Estado de México (con el 87.5% del total de procedimientos a foráneas), Hidalgo y Puebla.

Y si bien Patricia López, acompañanta de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (Ddeser), reconoce que una buena práctica es la prioridad que dan a las mujeres foráneas para atenderlas el mismo día, mediante el procedimiento de AMEU, para las que sí radican en CDMX no hay suficiente atención.

Lo ideal, propone Stephanie Lomelí, es que el servicio de ILE se proveyera en cualquier centro de salud, clínica u hospital de la ciudad, y no que se limitara a unos cuantos, como sucede actualmente.

En ello coincide Mara Zaragoza, subdirectora de fortalecimiento de la organización Ipas Latinoamérica, que lucha por el acceso a abortos seguros: “si bien no estamos diciendo que desaparezcan las clínicas de ILE, nos parece que hoy por hoy cualquier mujer debería poder llegar a una clínica, decir que lo necesita y obtener el servicio con la misma calidad”.

En experiencia de las acompañantas, los servicios públicos también deberían mejorar la publicidad y atención para que sea cálida, clara, sin estigmas y sin presión para llevarse un método anticonceptivo.

La falta de información pública sobre este derecho ha dado pie a que en la entrada de las clínicas haya personas anti-derechos que, disfrazados de médicos y enfermeras, desinformen y coopten a las usuarias para obstaculizar el acceso al aborto. Mujeres que, según la titular de la Administración del Seguro Social (Ssa), Olivia López, inhiben la interrupción del embarazo con información falsa, e “incluso a mujeres que no están embarazadas les realizan el ultrasonido y proyectan imágenes de fetos que no existen en su vientre”.

Adolescentes y su derecho a la justicia reproductiva

El documento “Aborto Legal, Seguro y Gratuito en la Ciudad de México, 2007-2021. Tendencias a 15 años de su despenalización y provisión pública”, realizado por el gobierno de la CDMX, señala que se ha reducido más el número de ILE entre niñas y adolescentes, que entre las mujeres adultas, aunque no refiere razones. Y señala también que en alcaldías menos urbanas, como Milpa Alta, la probabilidad de embarazo infantil es muy elevada, y muy reducida la probabilidad de que las niñas accedan a la interrupción.

El Comité de Expertas de Belém Do Pará señala sobre los embarazos infantiles que “todo embarazo en una niña menor de 14 años debe considerarse no consentido y, por tanto, producto de violencia sexual”.

De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en la CDMX se registraron 635 violaciones sexuales contra niñas de 1 a 17 años, solo de 2019 a 2021, es decir, una cada dos días. Aunque seguramente son más, porque como señala la directora de esta organización, Tania Ramírez, “hay un subregistro de estos casos”.

En caso de una violación, la Norma Oficial Mexicana 046 establece que se puede acceder a una Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)  incluso sin denuncia judicial de por medio, y no hay un límite de semanas gestacionales para llevar a cabo el procedimiento.

Sin embargo, el número de IVE es muy bajo. Por ejemplo, en ese mismo periodo en el que hubo 635 violaciones sexuales contra niñas (2019-2021), solo se registraron 116 IVE en mujeres en general, aunque de acuerdo con las autoridades, eso se debe a que muchas prefieren acceder a la ILE para evitar cuestionamientos.

Pero si ese es el caso, ¿cómo van a saber las adolescentes que pueden acceder a un aborto si no hay campañas de difusión?, cuestiona Stephanie Lomelí, coordinadora de Fondo María: “Vemos a veces campañas que hablan de la vacunación o de otro tipo de servicios, y pues ILE nunca está presente”.

Las cinco alcaldías con mayor índice de fecundidad en adolescentes son Tláhuac, Xochimilco, Magdalena Contreras, Milpa Alta y Cuajimalpa.  De acuerdo con un análisis realizado por Verónica Esparza, coordinadora de Investigación en el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), en Milpa Alta y Cuajimalpa hay menos información, menos presupuesto y, por lo tanto, menos posibilidades de acceso a una ILE. Lo cual tiene un impacto en la vida presente y futura de esas adolescentes.

Al respecto, Oliva López Arellano, secretaria de Salud de la CDMX explica que es necesario mucho equipamiento para llevar el servicio a las alcaldías más alejadas, por lo que se concentran en prevenir el embarazo, mediante campañas sobre el derecho a la salud sexual y reproductiva y el acceso a métodos anticonceptivos en escuelas de educación media y media superior.

Uno de los requisitos para que las adolescentes puedan acceder a una ILE o una IVE es que vayan acompañadas por su padre, madre o tuto, lo cual, de acuerdo con acompañantas, complica el acceso por el estigma que hay alrededor del embarazo adolescente.

La criminalización permanece

La falta de información sobre el aborto afecta también a las mujeres adultas que viven en las zonas menos urbanas, “como Tláhuac, Milpa Alta, Xochimilco, donde todavía hay mucho estigma”, dice Patricia López, acompañanta de Ddeser. En su experiencia, en esas zonas “todavía hay muchos mitos y estereotipos al respecto, como que un aborto es culpa de la mujer”.

A la falta de información se suma el hecho de que el aborto sigue siendo un delito contemplado en el Código Penal: “mientras eso continúe, las mujeres seguirán teniendo temor de solicitar o buscar servicios, porque están preocupadas de sí su caso cuadra o no en un marco legal”, dice Mara Zaragoza, de Ipas Latinoamérica.

Se trata de un temor fundado: la CDMX es la entidad donde hubo más Carpetas de Investigación (CDI) por aborto en el año 2022 en todo el país: 192 personas fueron denunciadas por ese delito, una denuncia cada dos días.

También en el acumulado de 2015 a 2022, la capital del país quedó en primer lugar con 945 denuncias.

Que el aborto siga como delito en el Código Penal hace también que el personal de salud sienta riesgos, “y esa incertidumbre legal, lo único que trae como resultado es mayor rechazo, falta de atención y negación de servicios, que ponen en juego lo que se supone que es lo más importante: la salud y bienestar de las mujeres”, agrega Mara Zaragoza.

Abortar en clínicas privadas

Mientras el aborto siga siendo más un privilegio que un derecho, las mujeres optarán por interrumpir sus embarazos con acompañantas, pero también en clínicas privadas, donde tampoco hay garantía de una atención sin prejuicios o incluso a un precio justo. Además, los hospitales privados no están obligados a informar a la autoridad sobre el número de servicios de ILE o IVE que dan.

Este relato lo comparte Daniela Medina, integrante de Marías Acompañantes, quien acompañó a una amiga a realizarse una ILE en una clínica privada en el año 2012.

“Acompañé a una amiga que en ese entonces tenía 21 años y tenía 10 semanas de gestación. Somos de Toluca, así que tuvimos que trasladarnos en bus primero, llegar a (la estación) Observatorio y de ahí a la clínica que estaba por la estación Indios Verdes. Cuando llegamos le empezaron a cuestionar por su salud, que si tenía un TAC, que si no estaba alimentándose bien para que no se le notara, frente a todas las demás pacientes. La persona que estaba en el mostrador era un hombre y le hizo un interrogatorio extenso. Ella pidió ver el ultrasonido y la ginecóloga le dijo que si quería verlo era porque no estaba segura y ella no podía perder el tiempo, tenía muchas pacientes. Mi amiga quería de alguna forma despedirse del embrión. Luego le dijo que tenía 13 semanas y media y que, por eso, el costo era más alto y tenía que ser otro proceso. Mi amiga quería un AMEU y le dijeron que sí, pero además la forzaron a pagar más y a tomar una dosis de ‘miso’. Mi amiga comenzó con mucho dolor, escalofrío y náusea, síntomas fuertes del ‘miso’ y estaba muy asustada. El encargado del mostrador le gritó y la maltrató. Llegamos a la clínica a las 9:30 a. m. más o menos y la atendieron cerca de las cuatro o cinco de la tarde, pero a mí me dieron informes hasta las seis. No la anestesiaron, sintió todo y la ‘gineco’ la regañaba por moverse, por respirar profundo. Después la dejaron una hora esperando, semidesnuda, leyendo sobre anticonceptivos. Le volvieron a hacer un ultrasonido para que viera que el útero estaba vacío. Por días tuvo dolor y después, una infección”.

Julia Escalante, activista por los derechos sexuales y reproductivos, realizó una investigación sobre el servicio de ILE en clínicas privadas y encontró —con excepciones— que hay lugares donde hacen trabajar al personal médico 10 horas seguidas, con poco tiempo de descanso por lo que no dan consejerías ni explican las señales de alarma. Lo cual implica un riesgo para las usuarias; además de que se les exige practicar y vender los procedimientos y métodos anticonceptivos más costosos. Encontró también una alta fluctuación de personal en las clínicas.

Escalante registró el caso de una mujer que tenía un embarazo ectópico y la aspiración mal practicada terminó en una perforación. Días después del procedimiento ella llamó a la clínica para decir que tenía dolor, le dijeron que era normal. “Terminó en un hospital con una infección y una cirugía que costó 70,000 pesos (unos US$ 3.785)”.

Otra experiencia que acompañó Daniela Medina sucedió en otra clínica privada, en la colonia Roma:

“Mi acompañada tenía 20 años y 8 semanas, ella quería abortar con ‘miso’. Le dijeron que no podía usar medicamentos porque tenía más de 12 semanas y tenía que ser forzosamente con AMEU (que salía mucho más caro, que con medicamentos). Le hicieron firmar una especie de deslinde de responsabilidades si se ponía mal en Toluca. Yo aún no sabía cómo funcionaba el ‘miso’ y pues creímos en lo que decía la ‘gineco’. En ese momento yo tenía unos 2 años acompañando, no conocía muchas clínicas y no tenía tan presente el concepto de violencia ginecológica ni de derechos que tengo hoy”.

Para Daniela, estas experiencias que acompañó son ejemplo de cómo se sigue castigando a las mujeres por decidir y cómo se lucran de nuestro desconocimiento. “En las clínicas privadas es común que intenten cobrarles de más a las mujeres, que aumenten el precio por cada semana de gestación. En casi todas las clínicas dicen que hay acompañamiento psicológico, que es libre de estigmas, pero esa vez parecía todo lo contrario”.

 

#HablemosDelAborto es una conversación digital y periodística, entre México y Colombia,  que lucha en contra de la penalización social del aborto en América Latina y los efectos que deja en las mujeres, hombres trans y personas no binarias. Fue organizada por Mutante, en alianza con El Espectador en Colombia, y en colaboración con Lado B, Página 3, Istmo Press, Revista Espejo, Amapola Periodismo Transgresor, La Marea y Pie de Página, de México. Tuvo el apoyo del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). Si busca más información, le invitamos a conversar en las redes sociales de los medios aliados.

(Pódcast) Ruta Oaxaca: recorrer miles de kilómetros para abortar en libertad

Por: El Espectador

Foto: Alejandra Balaguera

 

Las historias de Esperanza, Victoria y Libertad son el reflejo de cómo en este estado las mujeres enfrentan enormes barreras de acceso y prejuicios para decidir sobre su cuerpo y maternidad. Esto a pesar de que aquí, como en otros lugares de Latinoamérica, el aborto está despenalizado hasta las 12 semanas de embarazo.

#HablemosDelAborto es una conversación digital y periodística, entre México y Colombia,  que lucha en contra de la penalización social del aborto en América Latina y los efectos que deja en las mujeres, hombres trans y personas no binarias. Fue organizada por Mutante, en alianza con El Espectador en Colombia, y en colaboración con Lado B, Página 3, Istmo Press, Revista Espejo, Amapola Periodismo Transgresor, La Marea y Pie de Página, de México. Tuvo el apoyo del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). Si busca más información, le invitamos a conversar en las redes sociales de los medios aliados.

La desaparición, pieza de la triada de máximas violencias contra las mujeres en Guerrero

Texto: Margena de la O, Itzel Urieta y Beatriz García

Fotografia: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

La desaparición de mujeres es sólo un rasgo de las múltiples violencias que enfrentan ellas en Guerrero, un estado en supuesta observación institucional por las dos alertas de violencia de género decretadas, pero que mantiene un marcado patrón de agresión en su contra.

Porque es un instrumento de terror, de acuerdo con lo que establecen las organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional, cuando escudriñan en los componentes de esta acción, que también tiene escalas, según los agentes que participen. En la desaparición forzada, por ejemplo, los actores son los agentes estatales o consentidos por el Estado.

La desaparición, junto al feminicidio y la trata, representa la máxima expresión de violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes en el país, y Guerrero está entre en los primeros ocho estados con más casos, de acuerdo a un diagnóstico realizado por el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD).

Esos ocho estados concentran un 56.13 por ciento de los casos de desaparición de mujeres, niñas y adolescentes en todo el país del 2000 a octubre del 2022 que fue publicado este diagnóstico.

“La tendencia general de los casos de niñas y mujeres desaparecidas, desde el año 2000 en adelante, ha ido en ascenso, reportando desde 2011 más de 1,000 casos anuales. A partir del año 2020 se empiezan a denunciar anualmente más de 2,000 casos, siendo preocupante que el pico más alto sea el año 2021, con 2,729 casos de niñas y mujeres desaparecidas y no localizadas”, se lee en un comunicado del IMDHD a manera de resumen del diagnóstico.

Hoy que se conmemora el Día Internacional de la Mujer las cifras dejan en evidencia el contexto adverso para las mujeres y, al mismo tiempo, toda la deuda institucional para ellas –para nosotras–. La concentración de estos números y casos intenta convertirse en una consigna para expresar que faltan más acciones para garantizar protección, seguridad y, sólo así, anhelar a la igualdad.

El diagnóstico de la desaparición de mujeres, adolescentes y niñas en el caso particular de Guerrero arroja que a partir de 2013 hay un aumento en el número de desaparecidas. Los años con más casos de desparecidas son 2016, con 65; 2017, con 71; 2018, con 86, y 2019, con 59.

En el 2020 desaparecieron 50, de acuerdo con la base de datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), al que acudió IMDHD; es un dato trascendental porque fue el año en que surgió la pandemia por Covid-19 en México, es decir, que la mayoría de la población estuvo encerrada en casa.

Los acumulados de desaparición de mujeres en Guerrero son más inquietantes: “Al menos 547 continuaban desaparecidas hasta el 31 de enero de 2020 en la versión pública del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) de la Comisión Nacional de Búsqueda. De éstas, en cinco años, de enero del 2015 al 10 de agosto de 2020, se habían registrado 366”.

El mayor rango de mujeres desaparecidas en Guerrero se concreta en menores de 19 años, lo que significa un 41 por ciento, equivalente a 231 de las 547 desaparecidas hasta 2020.

Pero la desaparición de mujeres en Guerrero es una registro que no da tregua, se nutre todos los días. El primer bimestre de 2023 lo evidencia, donde 44 mujeres desaparecieron.

Este dato es parte de la base de datos que Amapola, periodismo transgresor genera con los acumulados mensuales de un monitoreo de las alertas que emiten las instituciones, de las publicaciones periodísticas en los medios locales de comunicación, y de las denuncias ciudadanas a través de redes sociales.

En enero desaparecieron 24 y en febrero 20. La mayoría de las mujeres desaparecidas fueron localizadas, lo que significa un importante resultado, pero no desconfigura el delito que evidencia el riesgo en que viven –vivimos– las mujeres.

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De las 20 mujeres desaparecidas en febrero del 2023, 16 fueron localizadas, pero cuatro siguen desaparecidas; aquí la historia de una de ellas.

Este 4 de marzo Karen Melissa Peñaloza Martínez cumplió 21 años. No pudo festejar ni con su familia ni con sus amigos. Es poco probable que donde esté haya partido un pastel de cumpleaños o que alguien le cantara las mañanitas. Desde el 31 de enero está desaparecida.

Lo último que supieron de ella es que abordó un taxi con dirección a Petaquillas, un pueblo de Chilpancingo ubicado a 10 minutos de la capital.

Una de sus conocidas mencionó que Karen Melissa se cambiaba de departamento al momento de su desaparición. El perro que es mascota de Melissa apareció en el nuevo departamento, pero sin rastro de ella.

Su ficha de búsqueda fue activada hasta el 7 de febrero.

Días después de que se publicó la ficha de búsqueda la familia de Melissa recibió una llamada telefónica en la que les dijeron que “ya no la buscaran porque ya no la iban a encontrar”.

Ante estos hechos la FGE tampoco a dado resultados y avances en la investigación a la familia, aun cuando su desaparición tenga más de un mes. Pero si se considera el patrón sistemático de desaparición en Guerrero, la violencia marcada contra las mujeres, y las omisiones institucionales, el tiempo es casi intrascendente.

La ficha en realidad la activaron las instituciones porque integrantes de la Red Guerrerense por los Derechos de la Mujer, organización de la que forma parte, comenzaron a exigir su aparición con vida.

Karen Melissa es originaria de Cuajinicuilapa. Vive en Chilpancingo y estudia Derecho en la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro). En su facultad nadie habla del tema; ni los alumnos ni los maestros ni las autoridades dijeron algo sobre su desaparición. Lo único que se supo es que la llaman Meli.

Para sus compañeras de la Red, Mely es muy activa en el movimiento feminista. La consideran valiente, una líder nata.

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Lucila debe ser una de las 50 mujeres desaparecidas en 2020, según cifras nacionales. Su madre sigue buscándola.

Lucila Josefina Fernández López de 22 años le faltaba un año para terminar la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales en la Universidad Tecnológica de Iguala, pero unos hombres armados la sacaron de su casa 7 de mayo del 2020.

Su hijo de tres años presenció ese momento. Ahora él tiene seis años, y está a cargo de su abuela, Lucila López Flores, madre de su mamá.

La madre busca a Lucila y espera saber de ella “como sea” que la halle.

Lucila vivía con su madre. Ella tenía la ilusión de que su hija terminara la carrera para que tuviera con qué mantener a su hijo.

El 7 de mayo del 2020, Lucila notó a su hija extraña, como si algo le preocupara, pero hizo sus actividades del día: se levantó a las ocho de la mañana, se bañó, y desde entonces se sentó a hacer tarea hasta la noche; sólo se levantó a comer.

A las 20:15 horas Lucila salió a comprar leche para su hijo, regresó a los 15 minutos. Se sentó en el comedor y preguntó por su hermana; doña Lucila tuvo tres hijos.

Cuando recuerda ese momento a narrar los hechos, la madre cree que Lucila quizá esperaba a su hermana para contarle algo.

Un mes antes Josefina tuvo un problema con el papá de su hijo, porque lo demandó para que le diera pensión alimenticia; él le dijo entonces que retiraría la demanda “por las buenas o por las malas”.

La hermana llegó a casa y Lucila le pidió que salieran un rato afuera a platicar. Al abrir la puerta unos hombres encapuchados y con armas largas las frenaron.

Los hombres forcejearon con Lucila que se negaba a irse con ellos. Un amigo de su otro hermano estaba cerca de la casa y quiso defenderla, pero lo detuvieron a tiros; lo mataron.

Todo fue tan rápido. Los hombres jalaron a Josefina, su madre quiso detenerla y otro hombre encapuchado la apuntó con un arma. La subieron a un coche y se la llevaron.

Su hijo, que estaba presente, sólo temblaba. Ahora, a sus seis años, el niño tiene problemas de lenguaje; todo indica que es resultado de ese momento traumático.

Doña Lucila interpuso la denuncia de desaparición de su hija cinco meses después de que se la llevaron, porque desde la noche del 7 de mayo del 2020 unos hombres desconocidos vigilaban al resto de la familia y les tomaban fotografías. Tenían miedo.

A los cinco meses se acercó a la familias integrantes del Colectivo de Familiares de Desaparecidos y Asesinados María Herrera, con sede en Chilpancingo, y fue que interpusieron la denuncia formal ante la Fiscalía General de la República (FGR), porque en las autoridades del estado no confió.

Doña Lucila sigue en busca de su hija, pero desde hace tiempo perdió la esperanzan de que esté viva, y es cuando suelta que lo único que quiere es hallarla “como sea” que esté.

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Los datos ofrecidos por el IMDHD sitúan a Acapulco como el lugar de Guerrero donde más casos de mujeres, adolescentes y niñas desaparecidas hubo hasta 2020, con 162. Marla, de Chilpancingo, viajó al puerto en julio 2019; sigue sin volver

Los tres hijos de Marla Jiménez Carachure no saben de su madre desde hace cuatro años; desapareció en la carretera rumbo a Acapulco, en la localidad de las Cruces.

Marla llevaba un año y medio de haberse graduado como maestra de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en Chilpancingo, donde radicaba con sus hijos. El mismo tiempo que llevaba divorciada del papá de sus hijos.

El padre de sus hijos desapareció un año antes que ella, pero en la carretera Tixtla-Chilapa, donde sus familiares hallaron su camioneta abandonada. Los hijos, que dependían por completo de Marla, tampoco saben del paradero de su papá; las autoridades siguen sin darles resultados.

Brayan Maximiliano Ángel Jiménez, el hijo mayor de Marla recuerda perfectamente el último día que supo de su madre: era 26 de julio del 2019, Marla iría a Acapulco con un compañero, a una reunión. Salió de su casa como a las ocho de la mañana. A mediodía avisó a sus hijos que pasaba por Las Cruces, una colonia de la zona suburbana de Acapulco.

El resto del día no volvió a comunicarse con sus hijos. Ellos no se preocuparon, creyeron que otra vez su madre se había quedado sin batería en su celular, algo común para ella.

Pasaron dos días y comenzaron a preocuparse. Brayan decidió interponer la denuncia ante el Ministerio Público, en Chilpancingo. Supo que el acompañante de su madre tampoco apareció. Tenía miedo.
Transcurrieron más días, semanas, meses, años sin rastro de Marla.

Poco después de la desaparición de su madre, Brayan de 28 años abandonó la carrera de Ingeniería Civil y su hermano, de 21 años, el Colegio de Bachilleres. Decidieron trabajar para que su hermana, de 20 años, siguiera con sus estudios y todos pudieran sobrevivir.

Cuatro años después, la única información que tiene Brayan es la que ha logrado por su cuenta; es posible que un amigo en común que tenían su madre y su padre es el responsable de la desaparición.

Guerrero registra 23 asesinatos de mujeres en el primer bimestre del año, 43.7 por ciento más que en 2022

Activistas advierten sobre la situación de violencia contra las mujeres en puntos como el puerto de Acapulco, y también, que las autoridades desatienden la prevención y la investigación de crímenes con perspectiva de género.


Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: José Luis de la Cruz /Archivo

Chilpancingo

 

El 2 de enero pasado, Luz María Mota acudió a una cita con su expareja sentimental. La citó en una colonia en las afueras de Taxco, Guerrero, y de allá nunca regresó a casa.

Una de las hipótesis del caso, planteada en la carpeta de investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE), es que su expareja pudo haberla arrojado por un barranco de una profundidad de 15 metros. Luz María murió después en el hospital de esa ciudad.

La mañana de ese mismo lunes 2 de enero, una mujer fue asesinada a puñaladas por su esposo, en una casa ubicada en la colonia Alta Cuauhtémoc, en la zona conurbada de Acapulco.

El 15 de enero, Lucía, una vendedora de aguas frescas de la colonia Las Cruces, en Acapulco, fue asesinada por un hombre de un balazo en la cabeza. El victimario caminó frente a decenas de testigos, después se subió a un automóvil que el conductor ya tenía en marcha, listo para arrancar, y huyó.

La FGE dice que el asesinato de Lucía pudo ser motivado porque se negó a pagar una cuota a un grupo criminal.

Tanto Lucía como Luz María forman parte de los 23 casos de mujeres asesinadas en Guerrero entre el 1 de enero y el 28 febrero, de acuerdo con las cifras de la Asociación Guerrerense Contra la Violencia hacia las Mujeres (AGVM). Esto representa un alza de 43.7 por ciento respecto del primer bimestre de 2022, cuando hubo 16 crímenes de este tipo.

El incremento se da, además, en un contexto en el que las autoridades se niegan a investigar los casos con perspectiva de género, denuncian activistas.

Marina Reyna Aguilar, presidenta de la AGVM, dijo que el aumento de víctimas de crímenes con características de feminicidios en Guerrero durante los dos primeros meses del año refleja desatención del gobierno del estado y de los municipios hacia la prevención de violencias contra las mujeres.

En junio de 2017, la Secretaría de Gobernación (Segob) declaró la primera alerta de género en los municipios de Acapulco, Ayutla de los Libres, Chilpancingo, Coyuca de Catalán, Iguala, Zihuatanejo, Ometepec y Tlapa.

La alerta se declaró porque estos ocho municipios ocupaban los primeros lugares en casos de mujeres asesinadas, así como por otros tipos de violencia.

Reyna Aguilar consideró que, de 2017 a la fecha, la violencia hacia las mujeres no ha cambiado en estos municipios. “Acapulco sigue ocupando el primer lugar en asesinatos de mujeres y no se diga de Iguala y Chilpancingo”, alertó.

La activista lo dice por las estadísticas que ella misma documenta. En 2022 ocurrieron 107 homicidios dolosos contra mujeres en Guerrero: en Acapulco hubo 29, en Chilpancingo 21 y en Iguala 11.

Este año, de los 23 asesinatos documentados por la AGVM, en dos de los casos la FGE ha logrado la detención de los presuntos feminicidas.

El 15 de octubre de 2021, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda asumió el poder y una de sus primeras promesas fue frenar la violencia feminicida en Guerrero.

Pero, a decir de la abogada activista Reyna Aguilar, esa promesa de prevenir y erradicar la violencia hacia las mujeres es un tema pendiente.

“Es muy grave lo que está pasando y estamos viendo que en estos dos primeros meses del año aumentaron los homicidios con presunción de feminicidio en comparación en este mismo lapso del 2022”, dijo.

La activista —quien forma parte de los sistemas para prevenir y sancionar la violencia hacia las mujeres en los municipios de Chilpancingo, Acapulco, Iguala y Taxco— dice que en las sesiones en las que ella ha participado llegan muchas denuncias por la omisión de autoridades.

Contó que estuvo en una sesión reciente en Taxco y la fiscal especializada en feminicidios no tenía información sobre el caso de Luz María Mota, la víctima del 2 de enero en esa ciudad.

El caso de Luz María fue relevante en Taxco porque su presunto feminicida, Fernando Flores Martínez, fue dejado en libertad por el agente del Ministerio Público del Fuero Común la misma noche de los hechos.

“El feminicida de la joven cayó en contradicciones porque, primero, dijo que Luz María se había resbalado y cayó al barranco y, después, aseguró que ella se había suicidado porque no quería vivir sin él”, narró Reyna Aguilar.

El 15 de enero, 13 días después del asesinato de Luz María, sus familiares y amigos protestaron en las calles de Taxco para exigir la recaptura de su agresor.

Reyna Aguilar mencionó que, por la presión social, la FGE ya investiga el caso como feminicidio y no como homicidio.

Cristian Mota, primo de la víctima, dijo que es absurdo que Luz María quisiera suicidarse. Ella trabajaba de intendenta en la mina La Suriana, ubicada en Arcelia, donde percibía un salario mensual de 8,000 pesos. 

El 31 de diciembre, contó a su primo Cristian que para este año empezaría a laborar en el área administrativa de otra mina y que le pagarían mejor, 12,000 pesos al mes.

“Es imposible que mi prima se quisiera aventar al barranco, porque además de que ya tenía un buen trabajo, tenía a sus dos hijos, a quienes quería más que a su vida”, dijo Cristian.

Flores Martínez, presunto asesino de Luz María, labora en una gasolinera de Taxco y, según Cristian, muchas mujeres que acuden a esta estación a cargar combustible se niegan a que él las atienda.

Reyna Aguilar denunció que el caso de Luz María es un ejemplo de que en Guerrero la FGE no investiga los homicidios de las mujeres con perspectiva de género.

Amapola, periodismo transgresor documentó que durante el primer bimestre de este 2023 se registraron 233 homicidios dolosos, de los cuales 22 fueron contra mujeres.

El municipio con mayor número de asesinatos fue Acapulco, en segundo sitio está Iguala y en tercero Chilpancingo.

Este es un contenido exclusivo de Amapola periodismo para Animal Político.

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