En septiembre de 1813 asistió al Primer Congreso de Anáhuac como diputado por la provincia de Michoacán
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Mediateca INAH
7 de marzo de 2023
Chilpancingo
José Sixto Verduzco fue un sacerdote que participó en la Guerra de Independencia, firmó junto con José María Morelos y Pavón los Sentimientos de la Nación, en Chilpancingo, y formó parte del Primer Congreso de Anáhuac.
De su vida y participación en el movimiento independentista poco se sabe, las fuentes oficiales no ofrecen muchos datos sobre Sixto Verduzco, pero su nombre y firma en los Sentimientos de la Nación, primer marco jurídico de América, hacen su participación innegable.
De acuerdo la Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Sixto Verduzco nació en Zamora, Michoacán, en 1770, y murió en 1830 en la Ciudad de México.
Se formó como sacerdote en el Colegio de San Nicolás de Valladolid y en el seminario de la misma.
En el seminario de Valladolid, José María Morelos y Pavón fue su compañero de clase y compartieron diversos ideales liberales de la época.
Finalmente obtuvo el grado de doctor en teología por la Pontificia Universidad de México. Posteriormente fue el párroco en el pueblo de Tuzantla, en la entonces intendencia de Michoacán.
Una vez que comenzó la guerra de independencia se unió a las filas de Morelos y en 1811 se adhirió a la Junta de Zitácuaro, órgano político y administrativo de los insurgentes.
Mientras Morelos era el estratega militar del movimiento insurgente, Sixto Verduzco se encargó de representarlo ante la Junta de Zitácuaro.
«Sabemos del aprecio que éste (Morelos) le profesaba por los grados académicos que Sixto Verduzco había logrado: el doctorado en teología, además del aprecio y confianza que se manifestó en delegarle la responsabilidad de representarlo en la conformación de la Suprema Junta de Zitácuaro», se lee en el texto del INAH.
Como militar, en 1813, intentó sin éxito conquistar Valladolid para la causa insurgente, las fuentes históricas de la época mencionan que esa derrota fue uno de los acontecimientos que contribuyeron a la caída de la Junta de Zitácuaro.
En septiembre de 1813 Sixto Verduzco asistió al Primer Congreso de Anáhuac como diputado por la provincia de Michoacán.
Tras el asesinato de Morelos, en 1815, continuó en la lucha armada en Michoacán.
En 1817 fue detenido y enviado preso por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, tres años después fue beneficiado con el indulto al consumarse la independencia.
Ya con la independencia de México, Sixto Verduzco fue nombrado capitán general y el primer senador electo por Michoacán.
Firmó la Constitución de Apatzingán en 1814 y el acta de Independencia de México en 1821.
Falleció el 22 de octubre del 1832 en la Ciudad de México.
Este es una contenido patrocinado por el Congreso del Estado de Guerrero
«Pásele. ¿Qué va a llevar? Hay tacos, enchiladas, chilate, chalupitas (…)», se escucha decir a una mujer al pasar por el pasaje gastronómico conocido como La Pérgola.
Está ubicado en el centro de Chilpancingo y existe desde hace unos 40 años.
Guadalupe Organista Sánchez sigue una tradición familiar como vendedora de antojitos en La Pérgola.
Antes de que Guadalupe se hiciera cargo del puesto, vendía sus antojitos afuera de la Facultad de Comunicación y Mercadotecnia (Facom), pero con la pandemia por la Covid-19 y la suspensión de clases dejó de hacerlo.
Al no tener ese espacio, con su mamá optaron por rentar un puesto en La Pérgola, lugar que ella ya conocía, pues, antes otras integrantes de su familia ya habían vendido ahí.
Su bisabuela y su madre fueron las que comenzaron con ese oficio. Así que sin pretenderlo preserva una línea familiar de venta de antojitos, que en Chilpancingo son muy característicos por el consome, que acá llaman salsa, que le vierten.
«Primero fue mi bisabuela, hace como 40 años. Mi abuelita me contaba que primero vendían afuera del cine Colonial, después en la Superla ya después las pasaron para acá», recuerda Guadalupe, al vez que nombra los lugares que son referencia de Chilpancingo.
Desde pequeña Guadalupe convivió con la venta de tacos dorados, chalupas, enchiladas y quesadillas. Su madre, le enseñó desde a prepararlos, y ella la apoyaba a vender cuando salía de la secundaria.
Guadalupe ahora tiene un puesto dentro del pasaje gastronómico.
Al lado del puesto de Guadalupe está doña Gloria, una mujer mayor, no le gusta mucho hablar. Pero Guadalupe comenta que doña Gloria es de las personas que llevan más años como vendedora en ese lugar.
Al igual que Guadalupe, para doña Gloria ese oficio representa todo su ingreso para mantenerse y aportar a los gastos del hogar.
Vender los antojitos en este lugar implica mucho trabajo. Levantarse a las cinco de la mañana a freír y preparar los alimentos, ordenar todo, trasladarse al lugar, llegar, limpiar el puesto, acomodar las cosas y comenzar a vender, y esto les lleva gran parte del día.
En La Pérgola se siente un ambiente de compañerismo y apoyo, pero Guadalupe dice hay días en los que no están de acuerdo en algo y llegan a tener roces.
«Pero tenemos que apoyarnos entre todas porque somos puras mujeres las que atendemos los puestos», agrega.
En La Pérgola hay unos 20 puestos. Sus pasillos son un poco angostos. De un lado están todos los antojitos tradicionales como chalupas, tacos dorados, enchiladas y quesadillas, y del otro lado están los tacos de carne, suadero, bistec, y las picaditas. Hay variedad para elegir, depende del gusto y del antojo de cada persona.
Los principales clientes de La Pérgola son los trabajadores del Ayuntamiento, los estudiantes de las preparatorias, trabajadores de otros locales del centro y de oficinas cercanas.
Uno de los momentos más complicados fue en la pandemia, cuando no se permitían las aglomeraciones en lugares públicos.
«No tuvimos ningún apoyo por parte del Ayuntamiento, sólo nos dieron una despensa en toda la pandemia. Entonces tuvimos que organizarnos y venir unos días a vender unas y otros días otras», comenta Guadalupe.
En este momento las ventas están un poco bajas, y lo que más les afecta son las suspensiones de clases, los puentes y los bloqueos en el centro.
«Si de por sí está difícil vender y que venga la gente ahora cuando hay bloqueos más».
Comer en La Pérgola es económico a diferencia de otros puestos o locales de comida, abren de ocho de la mañana a ocho de la noche. Se puede almorzar, comer y cenar ahí.
Los precios se mantienen, cualquier orden de antojitos cuesta 30 pesos.
Fabián es uno de los comensales frecuentes de La Pérgola. Por su trabajo diario pasa por el centro y por lo menos dos veces a la semana almuerza ahí.
«Desde que era niño venía aquí con mis papás, es un lugar agradable, económico y sabroso», dice.
Así como está ahora recuerda, no hay muchos cambios en la infraestructura, sólo hay más puestos. «Pero el sabor es el mismo», asegura.
La Pérgola representa para muchas familias una oportunidad de tener un empleo y así generar dinero para mantener a las familias. Para otras es la tradición de seguir con un legado gastronómico familiar.
«Vengan, consuman. Todo está hecho a mano, todo está bueno y es con higiene», agrega Guadalupe.
También habría error en el apellido de su madre, así que el insurgente probablemente se llamaba Vicente Guerrero Rodríguez
Texto: Itzel Urieta
Fotografía: José Miguel Sánchez
Chilpancingo
El consumador de la Independencia, Vicente Guerrero Saldaña, nació un 10 de agosto de 1782, pero todos lo conmemoran el 9 de agosto debido a una confusión que existe en los registros oficiales.
La historiadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), María Teresa Pavía Miller, comenta que la fecha de aniversario y el año son diferentes a los que se conoce.
La historia que todos conocen basa la fecha del nacimiento de Vicente Guerrero en un acta de bautizo que es propiedad de la iglesia de Tixtla, en la cual se indica que nació el 9 de agosto de 1782.
De acuerdo con Pavía Miller, el documento que se debe tomar en cuenta es el Padrón de
Familias de Españoles, Castizos y Mestizos de Tixtla, realizado en 1791, y que resguarda el Archivo General de la Nación (AGN).
“Ahí se apuntó (en el padrón) que, en ese tiempo, el futuro insurgente apenas contaba con ochos años de edad, lo que nos indica que pudo haber nacido en 1783”.
Según este dato, el nacimiento de Vicente Guerrero se da un año después de la fecha que todos conocen.
Además, el día también es erróneo, de acuerdo con el libro Vicente Guerrero. El Carácter, del escritor José Mancisidor, la fecha de nacimiento de Vicente Guerrero es el 10 de agosto.
“Yo el bachiller D. Francisco Cavallero bauticé solemnemente, puse oleos, y crisma a Vicente Ramón, hijo de D. Juan Pedro Guerrero y de doña María Guadalupe Saldaña”, se lee en la cita del libro.
Otro dato que refuta Pavía Miller es el apellido. Todos conocen al insurgente como
Vicente Guerrero Saldaña, pero de acuerdo con el padrón antes mencionado, su madre se registró como María Rodríguez.
“De acuerdo con este documento, el personaje histórico que dio nombre a nuestro
estado, en verdad, se llamó Vicente Guerrero Rodríguez”, revela Pavía Miller.
Los datos en los que se basa la historiadora del INAH se hayan en el Archivo
General de la Nación, en el área de padrones, volumen 17, fojas 278 y 278r.
El biógrafo de Vicente Guerrero, Herminio Chávez Guerrero, en su libro Vicente Guerrero. El Consumador, aunque asume que la fecha de nacimiento de Vicente Guerrero asentada en las actas es del 10 de agosto, considera que en aquel tiempo a los niños se les bautizaba un día después de nacido, por lo que asumió que nació un 9 de agosto.
Muchas instituciones toman esa referencia y por eso conmemoran cada 9 de agosto el natalicio del consumador de la independencia.
El insurgente
De acuerdo con el libro Vicente Guerrero. El Carácter, Vicente Guerrero, desde joven tuvo afinidad con las ideas libertarias de los insurgentes y en diciembre de 1810 se unió a las tropas independentistas, por su arrojo y valentía quedó a las órdenes de José María Morelos y Pavón.
Cuando muere Morelos, en 1815, la conducción del movimiento recae en el mismo Guerrero.
El 9 de noviembre de 1820, el virrey envía una oferta de indulto a Guerrero a través de su padre, dando pie a una de las frases más célebres de la historia mexicana.
“Este venerable anciano es mi padre; viene a nombre del virrey a ofrecerme dádivas, que nunca aceptaré. Respeto a mi padre y le obedezco; pero como mexicano de honor y soldado de la libertad de mi pueblo, no puedo traicionar mi ideal, que piensan empañar los hombres faltos de amor patrio: Mi patria es primero”.
El 10 de enero de 1821 Guerrero recibió de Iturbide una invitación para negociar la Independencia; se reunieron en Acatempan y el jefe insurgente convino en luchar al lado de sus antiguos enemigos, ocupando un lugar subalterno. Aunque Guerrero reconoció a Iturbide como emperador pronto lo combatió.
En 1828 figuró como candidato a la presidencia, sin embargo, se designó a Manuel Gómez Pedraza, por lo que se produjo un movimiento subversivo y se declaró insubsistente la elección por lo que se designó entonces presidente a Guerrero y en la vicepresidencia se designó al general Anastasio Bustamante.
Anastasio Bustamante proclamó el Plan de Jalapa y desconoció al régimen de Guerrero y, a su vez, el Congreso lo declaró imposibilitado para gobernar la República, por lo cuál Vicente Guerrero se lanzó en una nueva guerra civil que se prolongó todo 1830.
En enero de 1831 Vicente Guerrero fue aprendido a bordo del bergantín El Colombo; un consejo de guerra lo condenó a muerte y lo fusilaron en la villa de Cuilapan.
Desde hace décadas es la sede de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, donde los estudiantes siguen cosechando parte de sus tierras
Texto: Beatriz García
Foto: Amílcar Juárez
25 de mayo de 2022
Tixtla
En la hacienda de Ayotzinapa, ubicada en Tixtla, en la época de la colonia (1821), la vida estaba a cargo del campesinado, quienes hacían fluir la economía del municipio, con la siembra del maíz, frijol, algodón y la producción de derivados de la caña de azúcar.
“Las haciendas son construcciones que surgieron en nuestro país a partir del siglo XVII con las primeras encomiendas de tierra que la Corona Española otorgara a sus soldados de más alto rango, luego se consolidaron como el pilar de la economía colonial y la propiedad más característica del México Novohispano”, así lo define la organización Haciendas de México, situada en el estado de Morelos.
Ayotzinapa es una localidad de Tixtla, situada en la región Centro del estado que, en realidad funciona casi como una colonia de la cabecera municipal, porque está justo a su entrada. La ocupa casi por completo el casco de la antigua hacienda que es sede de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos desde hace décadas.
Es fácil ubicar la comunidad o la Normal Rural o, en su caso, la antigua hacienda. Está sobre la carretera federal Chilpancingo-Chilapa. Un arco de concreto color rojo con letras de gran tamaño la anuncian, pero es una calle pedregosa que lleva a su interior.
La estructura de la hacienda en la antigüedad con el tiempo fue modificada para la adaptación de la institución. Aún sobresale en el terreno una construcción al centro de la escuela de piedra y grandes ventanas en forma de arcos, al estilo colonial; esa área ahora son el auditorio, aulas y oficinas de la normal.
Ahora esta construcción la rodean dormitorios, canchas, lavaderos y el comedor de la escuela, construidas en una zona que antes fue de siembras. En la escuela todavía hay hectáreas que son cultivan; los alumnos, como parte de su formación, las hacen producir tal como lo hicieron los campesinos desde la fundación de la hacienda.
La normal Ayotzinapa es emblema del normalismo rural en México, de donde surgieron importantes luchadores sociales como el maestro Lucio Cabañas Barrientos, quien se inclinó por la lucha armada.También es referente de la lucha social estatal y nacional. Desde hace casi ocho años de la búsqueda y esclarecimiento de la desaparición de 43 de sus estudiantes.
Para conocer la historia del casco de la normal rural de Ayotzinapa fueron importantes los registros de dos cronistas de Tixtla, Prócoro Fernández Vargas y Ernesto Pastenes Adame.
Entre las tropas de Hernán Cortés, el español que tomó el territorio azteca, estaban los hermanos Martín y Pedro de Ircio, quienes se quedaron con el territorio de Tixtla que, en ese entonces, abarcaba hasta lo que ahora es el municipio de Tepecoacuilco (zona Norte).
A Martín de Ircio se le da el crédito de fundador de Tixtla, contó Pastenes Adame desde uno de los pasillos de la Casa Grande, otro inmueble del municipio plagado de historia. Entre Martín de Ircio y su yerno, Luis de Velasco II, mantuvieron la encomienda de Tixtla por cerca de 95 años.
Al fallecer el español, todas las propiedades pasaron a manos de su hija, María de Ircio Mendoza, quien después se casó con el virrey Luis de Velasco II, es por esa razón que la propiedad quedó en sus manos.
En una ocasión Tixtla sufrió una inundación –en la actualidad todavía son comúnes– y la gente que habitaba en la partes bajas migró a las zonas altas del territorio, lo que ahora es el barrio de El Fortín, y fundan Tixtlán, lo que antecede al nombre del municipio de Tixtla, que significa harina o masa de maíz en vocablo nahua.
La gente quedó dispersa. En esa disputa, el entonces virrey otorga la parte que ahora se conoce como Ayotzinapa a un hombre de Martín de Armendaris –el único dato que se conoce de él– a quien le da la encomienda de calmar el conflicto.
Martín de Armendaris decide construir la hacienda de Ayotzinapa para su descanso.
Prócoro Fernández Vargas, quien es un historiador egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), en entrevista compartió que ya en la época de la Guerra de Independencia (que se tiene como referencia de inicio 1810), un personaje singular fue terrateniente Sebastián de Viguri, entonces dueño de los terrenos de Ayotzinapa, anunció que repartiría las tierras entre los comuneros.
De acuerdo con el cronista Ernesto Pastenes fue el 26 de mayo de 1811, cuando el independentistas José María Morelos y Pavón tomó Tixtla y manifiesta la importancia de controlar la miseria, por un lado, y la riqueza, por el otro. Fue su discurso el que “conmovió” a Sebastián de Viguri, quien le dejó los terrenos de la hacienda a los naturales de Tixtla.
“Es cuando se conceden por primera vez los derechos, se fracciona la hacienda y va a ser un antecedente directo de lo que será la escuela de Ayotzinapa. Cuando se da el nacimiento del México Independiente se da un proceso en el que se centraliza el poder y se federaliza, después del triunfo de independencia, hasta que llegamos a la Guerra de Reforma”, precisó Fernández Vargas.
Cuando se da el enfrentamiento entre conservadores y liberales en 1860, los liberales ganan la guerra. Los liberales pugnaban por una república democrática, donde no tuviera influencia la iglesia, y así conformar los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y los conservadores hablaban de establecer una monarquía, con ideas del orden social en el virreinato, y la iglesia mantuviera su influencia en la formación y educación.
Después de la Guerra de Reforma se genera un cambio de régimen y es cuando nace la propiedad privada legalmente en México.
“Nacen los ciudadanos y la propiedad privada, para esa época se le hacen diversos fraudes a los pobladores que habían sido beneficiados por Viguri y se les quita la propiedad, son despojados de ella y vienen juicios hasta que posteriormente, con el Cardenismo (1934), les vuelven a reconocer que tienen derecho a las tierras”, relató.
Para el cronista es importante destacar el significado de hacienda, porque para muchos era el lugar en el periodo porfirista –Porfirio Díaz mantuvo el poder por 32 años como presidente de México– donde hubo terratenientes opresores, pero, su aprtación es que una hacienda funcionó con un sistema de producción que movía la economía de una región. Ayotzinapa por cerca de 150 años fue el motor productivo de la economía local y regional.
¿Cómo confluía la vida en la hacienda?
La vida a una hacienda se la daban los campesinos y sus siembras de maíz, frijol, verduras; en Ayotzinapa además había algodón y la caña, según la documentación de Fernández Vargas.
Tixtla y la zona centro de Guerrero, incluyendo Chichihualco, los habitantes se dedicaban a los trapiches, la elaboración de los derivados de la caña de la azúcar, como el piloncillo. En la época colonial, los hacendados pagaban a los campesinos con usufructo, pero éstos debían pagar impuestos a la corona; hasta después les dieron una especie de pago.
Cuando Sebastián de Viguri concesionó o dividió su propiedad, los campesinos ya vendían de manera directa sus productos.
En el cardenismo –época de la histórica de México cuando fue gobernado por el político y militar mexicano, Lázaro Cárdenas del Río (1895-1970)– fueron creados los ejidos, es decir, una propiedad que no pertenece al individuo si no a una colectividad, contrario a la ápoca en que Sebastián de Viguri concesionó la tierra. Entonces nuevamente los campesinos adaptaron la forma de intercambiar o vender sus productos, porque ahora todo lo que producían tenía que repartirse en partes iguales.
Ayotzinapa fue históricamente un lugar de importancia económica que movía a la ahora región Centro y estaba conectada con haciendas como la de los Bravos en Chichihualco, era una red comercial importante, un engranaje que permitía el movimiento e intercambio comercial entre los productos que elaboraban y cultivaban.
“Si quitamos las haciendas en su momento no entenderíamos nunca lo que es la identidad tixtleca hoy”, destacó el historiador.
Un nueva utilidad para los cascos de las haciendas
Con el paso del tiempo las haciendas pierden su lugar en el sistema de producción mexicano y empieza la gran industria, sobre todo en la zona norte del país y en la Ciudad de México, donde surgen las grandes fábricas y las haciendas son olvidadas lentamente, de acuerdo con Fernández Vargas.
Cuando las haciendas ya no son redituables a los dueños, como la hacienda de Ayotzinapa, quedan en el olvido.
En 1920 llegó a la presidencia de México Álvaro Obregón, quien nombró a José Vasconcelos como secretario de Educación. Él retomó el ideal del general Ignacio Manuel Altamirano de educar al pueblo y creó las normales rurales.
En 1922 surgió la primera normal en Michoacán. Para Guerrero se proyectó fundar una normal en Tlapa, municipio de región Montaña.
Fue el profesor tixtleco Adolfo Cienfuegos y Camus, quien con sus amistades gestionó se fundara en su ciudad natal una normal.
Por gestión de Cienfuegos y Camus en 1930, la Secretaría de Educación creó la Normal Rural Mixta en Tixtla, en el centro de la ahora cabecera municipal, donde antiguamente asistían hombres y mujeres.
Como se necesitaba una normal mantuviera el enfoque rural, para que los estudiantes que provenían de zonas rurales y pueblos originarios continuaran con las prácticas del campo, comienzan a gestionar para que la normal se traslade a los terrenos de Ayotzinapa, donde había terrenos fértiles. Aquí sería la actual ubicación de la normal, con la condición de que sólo fuera para hombres, como funciona en la actualidad.
En Ayotzinapa la historia se sigue escribiendo, ahora desde la lucha de los estudiantes, quienes son hijos de campesinos, por mantenerla siempre como una opción educativa para los jóvenes del campo, y como muestra de resistecia y exigencia de justicia por las acciones en su contra, como la desaparición de 43 normalistas en Iguala el 26 de septiembre de 2014.
El joven coronel tixtleco, Vicente Jiménez logró ser gobernador de Guerrero al mismo tiempo que el presidente Benito Juárez proclamó las Leyes de Reforma, hizo cumplir el Estado laico, le tocó el inicio de la Guerra de Reforma; sin embargo, su nombre y su lucha no han sido reivindicados en la historia local, mucho menos nacional
Texto y fotografía: Itzel Urieta y José Miguel Sánchez 28 de febrero de 2022 Tixtla
Vicente Jiménez Bello fue un político y militar originario de Tixtla, participó en el bando liberal en la Revolución de Ayutla, la Guerra de Reforma, la Intervención norteamericana y francesa, y fue gobernador del estado de 1857 a 1861.
Originario de Tixtla, cuna de personajes como Vicente Guerrero e Ignacio Manuel Altamirano, quienes ocupan un lugar importante en los libros de historia, el nombre de Jiménez Bello no figura como el de ellos ni en monumentos ni homenajes, es difícil encontrar información oficial acerca de él.
La vida política y militar de Vicente Jiménez transcurrió en los momentos más decisivos del siglo XIX, luchó junto a Juan Álvarez, Ignacio Comonfort y Benito Juárez desde la proclamación del Plan de Ayutla en 1854 hasta la Intervención francesa en 1867.
De acuerdo con la Enciclopedia Guerrerense, la primera aparición de Vicente Jiménez en la historia es en 1857. Durante la Revolución de Ayutla Juan Álvarez reclutó militares y civiles para pelear contra los conservadores, quienes se oponían a las leyes liberales dictadas por el presidente Ignacio Comonfort.
El joven coronel tixtleco de nombre Vicente Jiménez se unió a las filas de Juan Álvarez y juntos derrotaron a los conservadores, ganando batallas en Iguala, Taxco, Pilcaya y Chilapa logrando pacificar el estado.
Por su participación y buen desempeño en batalla, Jiménez logró ser gobernador de Guerrero al mismo tiempo que el presidente Benito Juárez proclamó las Leyes de Reforma, el conjunto de normas promulgadas después de la Revolución de Ayutla con el fin de separar a la Iglesia del Estado.
Como gobernador ordenó el cumplimiento de las Leyes de Reforma en Guerrero, lo que ocasionó el descontento de la iglesia y los sectores conservadores en el estado, dando inicio a la Guerra de Reforma.
La Guerra de Reforma desgastó económicamente al país y el gobierno juarista tomó medidas para su reorganización. Una de ellas fue la suspensión temporal del pago de la deuda externa, lo que provocó que los franceses invadieran el país.
En 1861, Vicente Jiménez solicitó licencia para retirarse del cargo como gobernador y organizó un contingente para combatir a los invasores, junto a Juan Álvarez defendieron a México peleando contra soldados franceses.
Juan Álvarez combatió en la Tierra Caliente y las dos costas, Vicente Jiménez en la zona Centro y Diego Álvarez, hijo de Juan Álvarez, Acapulco, los tres defendieron el estado de las tropas conservadoras, en 1866 los franceses se retiran derrotados del país y un año después ejecutan a Maximiliano de Habsburgo, emperador y representante de los francés y conservadores.
Tras la muerte de Maximiliano de Habsburgo y la derrota de los franceses el panorama político del país cambió. Pero la derrota de la monarquía no logró estabilizar al país.
Diego Álvarez asumió la gubernatura de Guerrero, Vicente Jiménez no estuvo de acuerdo con las decisiones políticas que se tomaron y trató de desconocer al gobernador incitando una rebelión.
Cuando el conflicto empezó a rebasar las fronteras de la entidad intervino el presidente Juárez, y comisionó en marzo de 1868 al jalisciense Francisco O. Arce para que resolviera el asunto y lo nombró gobernador.
Ni Juan Álvarez ni Vicente Jiménez estuvieron de acuerdo con la decisión, pero el apoyo de Juárez hacia el nuevo gobierno fue determinante.
En las elecciones de 1871 contendió para presidente Benito Juárez, Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada, Juárez resultó ganador por tercera ocasión.
Vicente Jiménez se opuso a la reelección de Juárez y se une al Plan de la Noria, declarado por Porfirio Díaz y donde desconoce al gobierno juarista y comienzan otra rebelión que duró un año.
El general Porfirio Díaz volvió a ser derrotado en las elecciones de 1876, ahora frente a Sebastián Lerdo de Tejada, por lo que lanzó el Plan de Tuxtepec convocando al pueblo a levantarse en armas contra el Gobierno Constitucional, bajo el lema de No reelección.
Vicente Jiménez se adhiere a dicho plan y lucha por la causa de la No reelección encabezada por Porfirio Díaz.
El 14 de junio de 1877, fue aprehendido en la Ciudad de México, donde se inició un proceso en su contra. El 7 de diciembre recobró su libertad, pero permaneció en la capital hasta el 12 de julio de 1880, fecha en que fue sobreseída la causa militar.
Regresa a Guerrero donde vivió sus últimos años, y falleció el 7 de julio de 1894
Debido a las diferencias políticas con Diego Álvarez y sus levantamientos militares contra la institucionalidad, Vicente Jiménez fue borrado de la historia, actualmente hay poca información sobre su vida, pero en Tixtla, su pueblo natal, su descendencia emprendió una lucha para reivindicarlo.
Una lucha por reivindicar a Vicente Jiménez
Cesáreo Hernández Bello tiene 84 años, es sobrino de Vicente Jiménez y por 40 años luchó para que fuera reconocido como héroe de la Guerra de Reforma.
Hernández Bello pide que el nombre de Vicente Jiménez sea escrito con letras de oro en el Congreso del Estado, como lo están los de Vicente Guerrero e Ignacio Manuel Altamirano, y que en su natalicio y aniversario luctuoso se le rinda homenaje oficial.
Fue durante una caminata por las calles de Tixtla cuando Hernández Bellos descubrió su parentesco con Vicente Jiménez.
“Iba caminando y saludé a mi tío, cuando una señora que vive a lado me dice molesta, porque no me saludas a mi, si yo también soy tu tía”, recuerda.
Dicha persona resultó ser nieta de Vicente Jiménez y en la casa donde vivió hay una placa donde se lee, Casa del general Vicente Jiménez, una de las pocas maneras en que se recuerda al general en Tixtla.
En ese momento Cesáreo Hernández indago sobre la vida del general Jiménez, y se cuestiono el porque no fue reconocido como Guerrero o Altamirano, en su búsqueda llegó al Archivo General de la Nación (AGN) ahí encontró un expediente militar donde a Vicente Jiménez lo acusan de desobediencia.
Se propuso limpiar el nombre de su tío y emprendió una gestión con todo lo que tuvo a su alcance para hacerlo.
Fue al Congreso del estado y gestiono que se le otorgara el perdón por desobediencia, algunos diputados le proporcionaron abogados, pero con cada cambio de legislatura tenia que empezar de nuevo.
Con 84 años Cesáreo Hernández desistió de su lucha, pero en años recientes y con el apoyo del actual administración del municipio de Tixtla quiere hacer un último intento.
Gestionó una mesa de trabajo con el cabildo para exponer su investigación sobre Vicente Jiménez, y pedir ayuda para que le ayuden a gestionar el perdón, la inscripción con letras de oro en el Congreso y los homenajes oficiales.
Con 89 años Cesáreo Hernández admite que ya no tiene la fuerza de antes, que se le olvidan las cosas, pero tiene la esperanza de lograr su objetivo: reivindicar la lucha de Jiménez, quien pensó un país donde no hubiese desigualdad y donde las decisiones de Estado fuera separadas de la iglesia.
El cabildo se comprometió a gestionar reuniones con diputados e historiadores para investigar más sobre su vida y lograr que Vicente Jiménez, otro hijo de Tixtla sea reconocido como se merece.
Margarito Damián Vargas fue un músico y compositor nacido en Tixtla, compuso más de 140 obras entre valses, marchas, oberturas, e himnos.
Nació el 22 de febrero de 1873. Desde niño tuvo inclinación por la música, se cuenta que tocaba flautas de carrizo para tocar sencillas piezas. Estudió la primaria en su natal Tixtla. Ahí trabajó en la talabartería y después se dedicó a la sastrería.
De acuerdo con la Enciclopedía Guerrerense, Damián Vargas aprendío de forma empírica a tocar la guitarra y por su marcada afición por la música lo incorporaron a la Orquesta de los Damianes para que tocara el pandero. Desde muy joven empezó a tener responsabilidades en su casa. Estuvo en Chilapa de dependiente y en las horas libres estudiaba música.
A los 20 años, Damián Vargas se incorporó a las fuerzas rurales en Ayutla, en este lugar compuso el vals Matilde dedicado a la señorita Matilde Guillemaud, a quien tenía un gran aprecio.
Después de organizar una orquesta en Ayutla, volvió a Tixtla, donde fue reconocido por los éxitos que obtuvo en aquella ciudad, donde lo invitan a formar parte de la orquesta del tercer batallón.
Como militar recorrió buena parte del país y del estado, que le sirvió de inspiración para componer sus obras. A finales de 1892 y debido a la rebelión encabezada por el general Canuto Neri, Damián Vargas regresó a Guerrero. En Acapulco se da de baja del Ejército para continuar su carrera de compositor.
Para obtener dinero trabajó como minero en Huitzuco y posteriormente se fue a la Ciudad de México, donde ingresó a la orquesta de la gran compañía infantil donde salió de gira a Xalapa, Córdoba, Pachuca, Puebla y otras poblaciones.
Cansado de la vida errante decidió quedarse en México, donde se ganaba la vida tocando en las orquestas y arreglar piezas para el compositor Miguel Lerdo de Tejada, con quien llevó buena amistad.
Regresó a Tixtla en 1898, donde formó un grupo musical con sus amistades. Después emigró a Costa Grande y tocó en la orquesta que dirigían los maestros locales.
Estuvo en Acapulco de celador de la aduana marítima. Para vivir mejor vendía las piezas que componía, las obras que destacan en esta parte de su vida son: El vals Ondas del Pacífico, dedicado a las jóvenes Angela y Soledad Lobato y la danza Adiós Acapulco a su novia Jobita Mayani, y según sus conocedores aquí inició la etapa más brillante de su vida, pero sólo permaneció en el puerto de Acapulco hasta 1901.
Ese mismo año regresó a Chilpancingo y se hizo cargo de la Banda de Música del estado desde entonces hasta febrero de 1914.
En 1910, Porfirio Díaz visitó Chilpancingo y quedó gratamente impresionado al oír a Damián Vargas, obsequiándole con ese motivo una flauta con las iniciales de su nombre.
Al término de la Revolución Mexicana la Banda de música del estado pasó a pertenecer a las fuerzas rurales del general Ambrosio Figueroa y a la caída de Madero quedó adscrita al 25 Cuerpo de Exploradores en Chilpancingo y como director Margarito Damián Vargas, con el grado de cabo segundo.
Una infección intestinal y diabetes precipitaron su vida. Fue sepultado en el panteón municipal de Chilpancingo el 16 de septiembre de 1919.
Sus viejos amigos y compañeros de la banda tocaron durante el recorrido hacia el panteón la marcha fúnebre que el mismo compuso. Sus restos descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres en el panteón de Chilpancingo.
La vida de Damián Vargas es poco conocida en el estado y el país, la información acerca de él forma parte de la Enciclopedia Guerrerense.
En Tixtla, su ciudad natal, nombraron a la sala de conciertos Margarito Damián Vargas, dicha sala se ubica en el interior del Centro Cultural Vicente Guerrero.
La Escuela Estatal de Música del Estado Margarito Damián Vargas lleva su nombre en su honor.
De acuerdo con Nava Orozco 100% Tixtla es la marca de mezcal que más a recorrido el mundo; Australia, Alemania, Rumania, Polonia, el Vaticano, Japón, son algunos destinos a los que ha llegado 100% Tixtla
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Itzel Urieta
21 de febrero 2022
Tixtla
Tixtla es un pequeño municipio, ubicado a sólo media hora de Chilpancingo, de donde son varios productores de mezcal de la región Centro del estado. De este lugar son varias marcas que buscan presentar lo positivo que tiene el municipio.
La marca 100% Tixtlaes de mezcal guerrerense originaria del municipio que lleva el nombre y ha recorrido el mundo. Es un mezcal de agave Cupreata joven de 50 grados y cuenta con el marbete de aprobación que otorga el Consejo regulador del mezcal. Su principal objetivo es apoyar el talento artístico y cultural de la región.
Su creador, Jorge Nava Orozco es mercadólogo de profesión y comerciante, se define como un mezcalero de corazón. A través de su marca 100% Tixtla, busca dar a conocer lo mejor de Tixtla a través de la bebida más representativa de la región, el mezcal.
De playeras de danzas típicas a mezcal
Todo comenzó con la venta de playeras sobre las danzas del municipio. “La idea fue siempre dar a conocer lo mejor de Tixtla. Empezamos con playeras estampadas con fotos de los Manueles, Tlacololeros, Diablos, danzas muy locales y representativas”.
Pasaron tres meses para migrar de la venta de playeras al mezcal. Nava Orozco quiso expandir su negocio y pensó en el mezcal por ser una bebida tradicional y que a él le gusta mucho.
En marzo de 2012 se terminó el lote de playeras con las que inició 100% Tixtla y comenzaron con las pruebas de envase y etiquetado de lo que más adelante sería el producto estrella. El primer nombre fue Mezcal y vida 100% Tixtla y se lanzó junto con un documental donde se relata el proceso de producción de la bebida.
Así comenzó la historia de un mezcal que ha recorrido el mundo y que sirve para apoyar al arte y la cultura de Tixtla.
Una manera de aportar
Durante estos nueve años 100% Tixtla se consolidó como una marca representativa, Nava Orozco considera que el nombre jugó un papel muy importante. “En el nombre llevamos la penitencia, al ponerle 100% Tixtla tenemos que abarcar el 100% de las cosas buenas de aquí”, comenta entre risas.
El mezcal es sólo una parte del concepto de 100% Tixtla, Nava Orozco a través de su marca busca apoyar a diferentes sectores como artistas locales y deportistas.
Ediciones especiales de botellas son intervenidas por artistas locales en las cuales plasman danzas tradicionales o paisajes locales. Con estas ganancias que genera la venta del mezcal se patrocinan obras de teatro, catas de mezcal, eventos deportivos, y danzas.
Las ganancias de 100% Tixtla también apoyan en el municipio a escuelas infantiles de futbol, básquetbol y atletismo que participan en concurso estatales y nacionales “se trata de apoyar lo bueno que tenemos y cuando nos referimos a lo bueno también hablamos de los talentos que hay aquí”.
La comercializacíon
La venta de 100% Tixtla se realiza a través de la página de Facebook de la marca y cuentan con envíos nacionales e internacionales
De acuerdo con Nava Orozco su marca de mezcal es la que más a recorrido el mundo: Australia, Alemania, Rumania, Polonia, el Vaticano, Japón, son algunos destinos a los que ha llegado 100% Tixtla.
“Siempre les pedimos a nuestros clientes que nos manden fotos del destino final del mezcal y cuando nos la mandan de repente aparecen lugares que ni nos imaginamos”, cuenta.
El mezcal no era una bebida reconocida por la sociedad fuera de las regiones donde se producía, según Nava Orozco el boom del mezcal se da en la Ciudad de México con el movimiento hípster, quienes buscaron en los bares de la Ciudad México bebidas alternativas a las ya conocidas tradicionalmente.
Ese boom le permitió a 100% Tixtla tener puntos de venta en la capital del país y en restaurantes de Guanajuato y Cuernavaca.
Además de ofrecer mezcal hay a la venta cajas de regalo, que incluyen caballitos o jícaras donde tradicionalmente se toma el mezcal, y son intervenidas por artistas locales con diseños exclusivos.
En el futuro cercano 100% Tixtla pretende tener una tienda física donde se busca que sea una galería de arte donde se realicen eventos artísticos y culturales.
Mezcal guerrerense
El mezcal es una bebida que se produce en los estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla principalmente, en nuestro estado la región Centro donde se ubica Tixtla es uno los principales productores de esta bebida que es un destilado del maguey.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Oaxaca es el principal productor de esta bebida a nivel nacional con el 65% de la producción nacional. Guerrero es el segundo productor de mezcal más importante de México. Su producción alcanza 1.5 millones de litros al año.
A pesar de ser el segundo productor a nivel nacional, en Guerrero sólo existen 20 marcas registras ante el Consejo regulador del mezcal. En Oaxaca hay 600.
La marca 100% Tixtla es una de las 20 registras en el estado. La fabrica se ubica en la comunidad de Omeapa y lo realizan con un proceso artesanal una vez al año en los meses de abril y mayo, posteriormente se envasa y está listo para competir con marcas nacionales de mezcal.
David tiene metas definidas, quiere vender sus dibujos para comprarse una casa y casarse con Katia, una niña con síndrome de Down que conoce desde que iban a preescolar juntos
Texto: Itzel Urieta
Fotografía: José Miguel Sánchez
19 de febrero del 2022
Chilpancingo
David Antonio Moctezuma Acevedo Ramos es un joven de 23 años con síndrome de Down, que dibuja con constancia porque quiere que su obra trascienda con el tiempo.
“Yo quiero ser artista”, confiesa junto a su madre Ana Dalia Ramos Solís, con quien trabaja muy duro, para cumplir ese sueño.
A los ocho años, David comenzó a dibujar. Su hermano mayor sabía sobre dibujo porque había tomado cursos y Ana Dalia le pidió que le enseñara a David y a Aurora (hermana menor de David) lo que había aprendido en sus cursos.
Desde un principio a David le gustó dibujar a su manera y a su ritmo. No le gustaba que le dijeran cómo dibujar y con sus conocimientos para utilizar la computadora él comenzó a buscar dibujos en internet para realizarlos.
Con ayuda de su hermano, David aprendió a realizar trazos y dibujos. David dibuja personajes de caricaturas que a él le gustan como Dragon Ball Z, Gravity Falls y dibujos que halla en internet.
David Antonio es un joven alegre y carismático. Amante del arte, principalmente del dibujo, a él le encanta dibujar, es por eso que quiere ser artista en un futuro.
Ana Dalia apoya a David en todo lo que puede para ver a su hijo feliz. Primero enfrentó con tristeza el diagnóstico del padecimiento de su hijo.
“No sabía nada hasta que nació, yo no tenia idea de lo que era esto”, comenta Ana Dalia.
En el hospital solo le dijeron que David no tendría el mismo desarrollo que otros niños. Ante esta situación, comenzó a buscar ayuda y a investigar sobre el síndrome de Down para que el desarrollo de David fuera de lo más normal.
A los cinco meses de nacido David ingresó al Centro de Atención Múltiple e Intervención Temprana (CAMIP), donde tenía terapias de estimulación física y de lenguaje.
David tiene problemas de lenguaje y le cuesta un poco comunicarse, pero ha desarrollado otras habilidades como aprender a utilizar la computadora. Puede ir y regresar solo de la escuela a su casa, ayuda con los quehaceres domésticos y sabe hacerse de comer.
Asiste a la Escuela de Educación Especial (CAM O1) en el área de capacitación para el trabajo, donde les enseñan diversas actividades que les sirvan para tener un empleo.
Durante su estancia en el CAM 01, David ha mostrado habilidades para el deporte y se ha desempeñado en las disciplinas de atletismo-100 metros planos-, y levantamiento de pesas. En 2018 participó en las Olimpiadas Especiales realizadas en Puebla, donde obtuvo medallas de oro, plata y bronce en levantamiento de pesas.
Con dificultades para lograr sus sueños
Enfrentar algo desconocido como el Síndrome de Down no es lo único por lo que Ana Dalia ha pasado.
La desaparición de su esposo hace 14 años es lo más difícil de sobrellevar.
El papá de David desapareció mientras estaba vendiendo unos terrenos rumbo a Petaquilas, Ana Dalia recuerda que le saquearon sus cuentas de banco y le pidieron su camioneta. El último contacto que Ana Dalia tuvo con su esposo fue cuando él le dijo que les diera los papeles de la camioneta a quienes le habían saqueado sus cuentas.
Recuerda que su esposo le dijo que les diera los papeles, que ya lo iban a soltar pero nunca volvió a saber más de él.
David tenía nueve años cuando su padre desapareció y sigue teniendo recuerdos de él. Al ver que su papá ya no está con ellos, David le ha expresado a su mamá que él es el hombre de la casa y que también quiere trabajar para cuidar de ella y su hermana.
“Se me vino el mundo encima porque yo era ama de casa, nunca había trabajado”, comenta.
A partir de ese momento ella se hizo cargo de sus hijos, ha trabajado en diferentes cosas, como intendente y como maestra de yoga, esta última actividad la desempeñaba de manera exitosa y era su mayor fuente de ingresos, debido a la pandemia por Covid-19 cerraron el lugar donde impartía sus clases y perdió ese ingreso.
Ahora ademas de acompañar a David a vender a los bazares, ella aprendió a tejer blusas, diademas y tops que también oferta en los bazares.
A raíz de la desaparición de su esposo, Ana Dalia forma parte de grupos de personas con familiares desaparecidos con la esperanza de algún día volver a saber algo de su esposo.
David quiere ser artista
Los dibujos que David realiza son hechos a lápiz en hojas blancas, los realiza para que quien los adquiera los pueda pintar a su gusto.
David quiere aprender a dibujar más cosas y aprender diferentes técnicas.
Desde hace aproximadamente un mes David, su madre y su hermana asisten a bazares en los que David vende sus dibujos. Además de que su mamá lo ve como una oportunidad para que él pueda socializar con otras personas.
“El me dice que quiere trabajar, pero quiere trabajar dibujando y vendiendo dibujos”, comenta Ana Dalia.
A los bazares que asiste, David lleva su carpeta de dibujos y los vende en dos pesos o pide cooperación voluntaria. Los dibujos de David son apreciados por las personas que acuden a los bazares.
El sueño de su madre es verlo feliz haciendo lo que le gusta. No descarta que David en un futuro tome cursos de dibujo para aprender otras técnicas y realicr otro tipo de dibujos.
El recurso económico y la falta de apoyo hacia personas con síndrome de Down frenan un poco este sueño.
David necesita un maestro particular para aprender a dibujar, alguien que le enseñe a su ritmo y no se desespere.
David tiene metas definidas, quiere vender sus dibujos para comprarse una casa y casarse con Katia, una niña con síndrome de Down que conoce desde que iban a preescolar juntos.
Exponer sus dibujos en un galería es lo que David más quiere. “Mi mayor anhelo es que él pueda valerse por si mismo, que él sepa salir solo a buscar su sustento”, confiesa Ana Dalia.
Como periodista Altamirano fundó los periódicos El Federalista y La Tribuna. Escribió novelas como El zarco, Clemencia, Navidad en las montañas, Atenea y Julia. El poeta Manuel Acuña lo llamó presidente de la República de las letras mexicanas, también fue tres veces diputado federal
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Internet
Tixtla
13 de febrero de 2022
Ignacio Manuel Altamirano es considerado parte del triángulo de los indígenas más destacados de nuestra historia, junto con Ignacio Ramírez y Benito Juárez, por su aportación a la vida política, militar y literaria del país.
Nacido en Tixtla el 13 de noviembre de 1834, en aquella época la ciudad del también célebre Vicente Guerrero formaba parte del Estado de México, hoy pertenece a la zona Centro de Guerrero.
Altamirano proviene de una familia indígena, hijo de Francisco Altamirano y Gertrudis Basilio, quienes tomaron el apellido de un español que bautizó a un pariente.
De acuerdo al periódico cultural Así Somos, Altamirano tenía siete años cuando ingresó a la escuela. En aquella época la educación se dividía por condición social, a los hijos de familias mestizas y adineradas se les enseñaba a leer y escribir, a los indígenas sólo a rezar y era considerado caridad.
Por su origen indígena Altamirano no tenía acceso a una educación completa, las clases a las que asistió eran de catecismo, pero meses después de entrar a la escuela su padre fue nombrado representante local de los indígenas, lo que permitió que Altamirano estudiara con los niños mestizos.
Cuando tenía 14 años, el Instituto Literario de Toluca le ofreció una beca para estudiantes indígenas. De 29 niños que hicieron examen para obtenerla, Altamirano fue el ganador. De acuerdo con varios historiadores, ese fue el parteaguas de su vida.
Ya en Toluca, Altamirano trabajó como bibliotecario del Instituto lo que le permitió acceder a libros de historia, derecho, literatura e idiomas.
La vida profesional de Altamirano
Después se mudó a la Ciudad de México para estudiar derecho en el Colegio San Juan de Letrán, pero en 1857 abandonó sus estudios para adherirse al Plan de Ayutla, cuyo objetivo era dar fin a la dictadura de Antonio López de Santa Anna.
Tras el triunfo del Plan de Ayutla regresó a sus estudios y se tituló de abogado.
En 1858 estalló la Guerra de Reforma y Altamirano de nuevo se involucró como soldado en el bando liberal liderado por Benito Juárez y también militar activo durante la Intervención francesa, donde Juárez le otorga el grado de coronel.
En 1867 se retiró para siempre de las armas, y una vez restaurada la República declaró: “mi misión con la espada ha terminado”.
Como periodista fundó los periódicos El Federalista y La Tribuna. Escribió novelas como El zarco, Clemencia, Navidad en las montañas, Atenea y Julia. El poeta Manuel Acuña lo llamó Presidente de la república de las letras mexicanas.
En política fue tres veces diputado federal donde defendió siempre una educación laica, gratuita y obligatoria.
Fue también procurador de justicia, magistrado y presidente de la Suprema Corte y en los últimos años de su vida embajador en España y Francia.
Altamirano murió el lunes 13 de febrero de 1893 en San Remo, Italia. Su cadáver se incineró y las cenizas fueron trasladadas a México. Hoy sus restos reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres en el panteón de la Ciudad de México.
En 1992 su nombre fue escrito con letras de oro en la Cámara de Diputados.
Angélica tuvo la idea de emprender su negocio para generar un dinero extra y poder solventar gastos propios. A los trece años comenzó a vender sus galletas en la secundaria
Texto: Itzel Urieta
Fotografía: José Miguel Sánchez
10 de febrero de 2022
Chilpancingo
Ver a su a abuela hornear pasteles y galletas inspiró desde muy pequeña a Angélica Morlet Meneces para iniciar en el mundo de la repostería. Las primeras galletas que Angélica realizó las hizo con su abuelita, fue ella quién le dio la receta.
Angélica tenía 13 años cuando horneó sus primeras galletas y se dio cuenta de que la repostaría le gustaba. Angélica ahora tiene 16 años y ha emprendido su propio negocio al que llamó Sweet Cookies.
Sweet Cookies en español significa dulce galleta. Angélica optó por ponerle este nombre a su emprendimiento por el valor sentimental de haber horneado sus primeras galletas con su abuelita.
El inicio de Sweet Cookies
Angélica tuvo la idea de emprender su negocio para generar un dinero extra y poder solventar gastos propios. A los trece años comenzó a vender sus galletas en la secundaria.
Le pidió a su abuelita apoyo para que sus postres les quedaran iguales en sabor a los de ella. Angélica viene de una familia repostera, su mamá también aprendió a realizar postres.
Los consejos de su abuelita y su mamá le han servido para mejorar en su negocio. Aunque Angélica comenzó muy pequeña a hornear nunca le dio miedo estar en la cocina. “Nunca me ha dado miedo estar en el horno, me daba más miedo que mi negocio no funcionara”, comenta.
Después de aprender a realizar diferentes postres Angélica decidió no sólo venderlos en su escuela, ella quiso ampliarse y aprovechó las redes sociales para crear una página de Instagram donde comenzó a ofrecer sus productos.
Angélica sabe hornear unos 10 postres, entre pasteles, galletas, gelatinas, pays y brownies.
Su especialidad son los brownies a los cuales les ha dado un toque diferente. Ha innovado creándolos en forma de pizza, añadiéndoles topings y han sido bien aceptados pos sus clientes.
Es a través de las redes que ha podido generar ventas y tener sus clientes.
Emprender a corta edad
Angélica comenzó su emprendimiento pequeña, es por ello que siempre a contando con el apoyo de su familia principalmente de su madre quien suele acompañarla a realizar entregas y a algunos bazares.
Los emprendimientos siempre traen retos y dificultades, emprender a corta edad significó para Angélica tener que enfrentar cosas que no estaban en sus manos y que llegaron a hacerla sentir con bajones emocionales.
La pandemia por Covid-19 fue un factor que Angélica no tenía contemplado, sus clientes eran sus compañeros de escuela y de otras escuelas. Al cambiar a clases virtuales se modificó completamente su forma de vender.
Ante ese panorama Angélica optó por usas las redes sociales para vender, si bien siempre le han sido de gran ayuda también llegaron a significar algo muy difícil en un momento de su venta.
Después de un tiempo de abrir su cuenta para vender sus postres, Angélica comenzó a recibir ataques mediante una cuenta falsa que incitaba a que no consumieran sus productos. “Me bajoneó mucho y opté por cerrar mi cuenta”, comenta.
Angélica nunca supo quien creó esa cuenta, con ayuda de sus clientes y su familia comenzó a reportarla hasta que fue eliminada y ya no volvieron a molestarla.
Este suceso fue complicado de llevar para Angélica, ya no quería ornear. “Dejé de hornear ya no quería saber nada de esto”. El apoyo de sus clientes quienes le pedían que volviera a vender la animó para reabrir su cuenta. Ella misma también se dio ánimos y con ayuda de su mamá comenzó a hornear nuevamente.
Angélica aprendió a sobreponerse ante esta situación y si volviera a pasar por algo similar sabría afrontarlo, ya no se enfocaría en los comentarios negativos.
Seguir haciendo lo que le gusta
Angélica aún no sabe sobre qué estudiará después de concluir su bachillerato, lo que sí sabe es que quiere seguir en el mundo de la repostería. “Aunque estudie otra carrera que no sea parecida a esto yo quiero seguir orneando”, comenta.
Sweet Cookies le ha permitido tener ingresos extra para ella, apoyar a su familia, su abuelita quien es su mayor inspiración ya no ornea para vender, Angélica le ha dado un uso a sus redes sociales para apoyarla.
En temporada de rosca de reyes Angélica ha utilizado su cuenta en redes sociales para promocionarla a ella, es una manera de regresarle un poco lo que aprendió gracias a ella.
El sabor casero es lo que cree ella que la diferencia de otros emprendimientos, por eso ella no ve como competencia a otras personas que realizan los mismos productos, considera todos tienen su esencia.
Registrar su marca es algo que le gustaría hacer y seguir aprendiendo más sobre repostería, poner su local y ampliarse.
Para Angélica dar a sus clientes sabor y felicidad en lo que le piden es algo fundamental en su negocio y es lo que más le da satisfacción. “Poder darles un poco de mí, de lo que hago y que lo disfruten me gusta. “
Su mayor inspiración para seguir con sus postres es su abuelita. «A mi abuelita le diría gracias por heredarme tu pasión por la repostería, tus consejos y tu ejemplo siempre están presentes».
El arte de Monse es un arte plasmado en madera y le gusta porque siente que le da una segunda vida a la madera que muchas veces las personas piensan que ya no sirve
Texto: Itzel Urieta
Fotografía: José Miguel Sánchez
2 de febrero de 2022
Chilpancingo
Monserrat Moreno García se define como una mujer inquieta que le gusta crear y hacer diferentes cosas, es amante del teatro, la pintura y la fotografía. Desde que era pequeña tuvo una inquietud de dibujar, realizaba dibujos que le regalaba a su papá.
Monserrat o Monse que es como le dicen sus amigos, es licenciada en ciencias de la comunicación derivado de su carrera decidió dedicarse de manera profesional a la fotografía. Actualmente es una de sus formas de ingreso.
De sus tantas habilidades Monse pensó en buscar algo que le gustara para comenzar a independizarse cuando estaba en el último año de su carrera. Con su gusto y habilidades para la pintura y el dibujo Monse comenzó a pintar separadores de libro, los llevaba a su escuela y los vendía con sus compañeros.
Después de que varios compañeros conocieran el trabajo de Monse, comenzaron a llegar pedidos más grandes de pinturas, comenzó con haciendo pinturas en acuarela.
Entre Letras
Monse comenzó Entre Letras en el año 2015 y decidió poner ese nombre a su negocio porque se enfocaba en vender separadores de libros y pinturas en acuarela.
Fue hace tres años que Entre Letras dio un giro. Derivada de una inquietud que tuvo Monse cuando asistió a una boda y vio que en ese lugar había muchas tablas de madera con humedad y en condiciones difíciles de trabajar.
Al ver a la persona que llevaba las tablas de madera Monse le preguntó qué harían con ellas, la respuesta fue que serían quemadas. Monse tuvo una sensación triste al ver que serían desechadas. “Toda la boda me pasé pensado qué puedo hacer, no puedo rescatar toda la madera pero por lo menos una parte”, comenta.
“Puedo hacer cuadros ahí”, se le ocurrió a Monse, aún conserva el primer cuadro que pintó en madera. Al inicio pintaba los cuadros en madera, posteriormente y gracias a internet encontró otra técnica que le pareció interesante y creyó conveniente aplicar en su arte.
Monse define Entre Letras como la forma de crear una conexión con sus clientes. Ser cómplice de lo que ellos le piden.
“Me gusta que las personas se sientan con la confianza de contarme aunque sea por mensaje un poco de ellos y que es lo que quieren que plasme”, comenta Monse.
De la acuarela al pirograbado
Monse veía su página de Instagram cuando le apareció la imagen de una joven realizando un cuadro con pirograbado, esto llamó su atención y decidió investigar más sobre lo que es el pirograbado.
El pirograbado es una técnica que se trata de quemar un soporte, ya sea de papel, cartón, o madera, con el pirograbador marcando un dibujo sobre esa superficie.
Monse siempre ha contando con el apoyo de su familia, principalmente de su padre, fue él quien le obsequió su máquina de pirograbado que aún sigue utilizando para realizar su trabajo.
“Fue algo que no me esperaba, estábamos comiendo y mi papá me dijo que había llegado algo para mí, a mí me extrañó porque yo no había pedido nada y al abrirlo era mi máquina de pirograbado”, comparte.
El proceso para que Monse se adaptara a realizar su arte en madera fue un poco complicado, ella nunca había trabajado con el pirograbado, tuvo que meterse a ver tutoriales en Youtube, hacer prueba y error hasta que pudo aprender a manejar el pirograbado y los diferentes tipos de madera.
El arte de Monse es un arte plasmado en madera y le gusta porque siente que le da una segunda vida a la madera que muchas veces las personas piensan que ya no sirve.
Dificultades
Monse considera que su arte ha sido bien aceptado. Las redes sociales le han ayudado a vender lo que plasma en madera. En la capital son pocos los artistas que se dedican al pirograbado.
“No es fácil ser artista en Chilpancingo”, comenta Monse. Desde su perspectiva considera que las personas no valoran lo artesanal, las personas prefieren el trabajo rápido y el mayoreo.
Monse cree que hace falta más conciencia sobre el consumo local y artesanal en la capital. “Todo esto es artesanal desde las tablas que tengo mi papá las lija y me ayuda a rescatarlas”, cometa.
El panorama para los artesanos locales es complicado, a Monse le gustaría poder llegar a más personas, que más gente conociera su trabajo, ante la poca valoración del trabajo artesanal y los regateos Monse busca que Entre Letras siga creciendo.
Metas
Monse quiere lograr muchas cosas para Entre Letras, aunque sabe que es complicado vivir del arte es algo que le apasiona ya ha tenido la oportunidad de laborar en otras áreas afines a su carrera profesional a ella le encanta crear, inspirarse y que sus obras transmitan lo que sus clientes quieren contar. Busca que Entre Letras pueda crecer y ser reconocida.
Una de sus metas es implementar más materiales reciclables para su negocio, ampliar sus productos y poder plasmar su arte en tazas y ropa.
Otra de sus metas es tener una línea de ropa de manta en la que ella pueda dibujar y plasmar todo lo que su mente imagina.
Monse sueña con que su arte en madera y acuarela pueda ser expuesto y vender sus obras. Me veo haciendo esto toda la vida”.