Casa Grande de Tixtla, centro de operaciones militares de insurgentes en los movimientos libertarios de México

La Casa Grande data de hace más de 200 años y aún sigue de pie. Por sus pasillos caminaron personajes históricos como Vicente Guerrero, Ignacio Manuel Altamirano, Juan Álvarez y Vicente Jiménez.


Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Especial
27 de abril del 2022
Tixtla

 

En el corazón de Tixtla, en una de las habitaciones de la llamada Casa Grande, se promulgó la primera constitución del estado de Guerrero de manos del general Juan Álvarez Hurtado. Era 1851 y la Ley Orgánica Provisional promulgada en Iguala tenía que renovarse.

Fue así que en Tixtla se promulgaron los primeros 115 artículos, organizados en seis títulos y 25 capítulos que dieron legalidad al naciente estado sureño que hoy conocemos como Guerrero.

El 26 de junio de 1851, en la Casa Grande, la primera sede del Poder Ejecutivo, Juan Álvarez firmó la declaración de la primera constitución estatal. El inmueble de gran valor histórico está ubicado en el corazón de Tixtla; es un edificio con arquitectura colonial, con un jardín central con fuente y árboles frondosos al centro, rodeado de habitaciones enormes con balcones que dan al zócalo de la ciudad.

La Casa Grande data de hace más de 200 años y aún sigue de pie. Por sus pasillos caminaron personajes históricos como Vicente Guerrero, Ignacio Manuel Altamirano, Juan Álvarez y Vicente Jiménez.

La arquitectura consta de una sola planta y se desarrolla en función de un patio central, que está rodeado por cuatro corredores lineales, que forman un cuadrado, los cuales sirven de conectores a las habitaciones de la casa. Los pasillos son adornados por un mural donde se narra la historia de México, exaltando la importancia del estado y la historia de Tixtla.

A lo largo de su historia funcionó como casa, cuartel militar, sede del Poder Ejecutivo, internado, ayuntamiento y hoy centro cultural. Su nombre oficial en la actualidad es Centro Cultural Vicente Guerrero.

El libro Breve reseña histórica de Tixtla y su casa grande, narran la historia de este inmueble ubicado en el centro de la cabecera municipal. La antigua casona de estilo colonial funcionó en los últimos años como sede del Ayuntamiento.

De acuerdo con el autor del libro, Ernesto Pastenes Hernández, la historia del inmueble se remonta a la época virreinal. Por designio del primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, el territorio comprendido por los actuales municipios y pueblos de Tixtla, Tepecoacuilco, Mezcala y Mochitlán son encomendados a su cuñado Martín Deircio, quien fundó el municipio de Tixtla y manda a construir la Casa Grande para vivir ahí. En toda la época virreinal, el inmueble funcionó como la casa de las familias ricas y poderosas de este municipio.

En la Guerra de Independencia y con la toma de Tixtla por parte del general José María Morelos y Pavón, la Casa Grande funcionó como cuartel militar de las tropas insurgentes. Con la muerte de Morelos, los insurgentes abandonaron Tixtla y las tropas virreinales vuelven a tomar el municipio, pero la Casa Grande sigue como cuartel militar.

En la consumación de la Independencia, Vicente Guerrero vivió en la casona y la convirtió en su centro de operaciones. Guerrero nació en Tixtla el 10 de agosto de 1782, provenía de una familia de campesinos. Era mestizo con descendencia afromexicana, y llegó a ocupar el cargo de presidente de la recién formada República mexicana en 1829.

Durante la Guerra de Independencia, Guerrero fue el guía de Morelos en sur del país, y a su muerte asumió la dirigencia del moviente independentista, logrando firmar la paz con Agustín de Iturbide, de acuerdo con la biografía del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). Por el destacado papel que jugó el tlixteco en este movimiento libertario, el estado lleva como nombre su apellido.

Con la creación del estado de Guerrero, en 1849 nombran a Tixtla como la capital, y durante 20 años la Casa Grande fue sede del Poder Ejecutivo estatal. Pastenes Hernández comentó que ahí despacharon 17 gobernadores, desde Juan Álvarez hasta Francisco O Arce.

“Desde aquí, la Casa Grande, se crearon los primeros 38 municipios, se redactaron las dos primeras constituciones del estado, la primer Ley Electoral y el Tribunal Superior de Justicia”, dice el autor, quien también es cronista de Tixtla.

En 1870, cuando trasladan la capital a Chilpancingo, la Casa Grande dejó de funcionar y estuvo abandonada por varios años. Fue hasta la Revolución Mexicana cuando las tropas de Emiliano Zapata la ocupan de nuevo como cuartel militar y sede de sus operaciones militares.

Pastenes Hernández compartió que por mucho tiempo la propiedad fue de la familia de Vicente Jiménez, un militar tixtleco que participó en la guerra de Reforma y la intervención francesa.

La Casa Grande en la actualidad

“Una de sus nietas se casó con el legislador Adolfo Cienfuegos y Camus, quienes después fueron los dueños de Casa Grande. Adolfo Cienfuegos gestionó los últimos años de su vida la creación de un internado en Tixtla, pero fallece y sus gestiones quedan inconclusas”, comenta Pastenes Hernández.

Años después, de acuerdo con lo que está documentado en el libro de Pastenes Hernández, la Secretaría de Educación Pública (SEP) compró a la hija de Cienfuegos y Camus la propiedad a un precio muy bajo y creó el Internado Adolfo Cienfuegos y Camus, que sigue funcionando en Tixtla.

En 1926, la Casa Grande fue sede de la Normal Mixta Honrado Abundes, primer antecedente de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.

La ciudad de Tixtla también es conocida por ser es la sede de la Normal de Ayotzinapa, una escuela creada durante la presidencia de Lázaro Cárdenas para brindar educación a los hijos de campesinos y sectores vulnerables de la población. Uno de sus estudiantes más conocidos fue Lucio Cabañas, quien fundó el Partido de los Pobres, plataforma política y armada con la que se opuso a los gobiernos represivos de Rubén Figueroa.

La historia de Ayotzinapa no puede concebirse sin su antecedente en la Casa Grande.

Durante la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI, la Casa Grande funcionó como ayuntamiento de Tixtla, en 2021 fue reabierto al público ahora como centro cultural.

En 1984, el artista plástico Jaime Antonio Gómez del Payan pintó el mural que visten los cuatro pasillos principales del inmueble; son 730 metros que narran la historia de Tixtla y de México. El mural fue diseñado para que desde el jardín central se pudiera admirar. Está dividido en cinco partes: muro sur, poniente, norte, oriente y el vestíbulo.

De acuerdo con Pastenes Hernández, Ignacio Manuel Altamirano, otro destacado tlixteco, en su caso por la escritura y sus obras literarias, expresó sobre la Casa Grande: “Al llegar a esta Casa Grande tal parece que vive el espíritu de Vicente Guerrero, porque se siente el aire de la libertad”.

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