Zihuaquio: de la producción de mezcal a la vida errante

Texto: Marlén Castro

Fotografía: Especial

Vallecitos de Zaragoza, Zihuatanejo

18 de diciembre del 2021

La mujer hace una súplica.

–Póngale (a la nota periodística) por favor que ya sufrimos mucho, ya queremos regresar a nuestra casa.

Está rodeada de su familia en Vallecitos de Zaragoza, un pueblo del municipio de Zihuatanejo, donde ella, su hijo y su marido se refugiaron desde el 26 de enero del 2020.

Unas 300 personas, entre mujeres, menores y adultos mayores salieron de Zihuaquio, su pueblo natal, porque unos 150 integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) sitiaron la comunidad, famosa a nivel nacional por la producción de mezcal.

Este día de diciembre del 2021, los habitantes de Zihuaquio refugiados en Vallecitos vivieron emociones opuestas. Después de mediodía, un grupo de periodistas partió de Vallecitos e intentó llegar a Zihuaquio. La gente se quedó contenta, pues, creía que tendría noticias de cómo está su pueblo y sus cosas.

A medianoche, los periodistas regresaron sin resultados. A unos tres kilómetros de Zihuaquio se retornó. Las condiciones del camino hicieron que la camioneta se atascara y las maniobras para sacarla duraron alrededor de tres horas. La seguridad también fue determinante. Si se continuaba se llegaría de noche y se debía retornar. Era peligroso.

Los habitantes entristecieron, pues no recibieron noticias de su terruño.

26 de enero del 2020

La niña de unos siete años abrió la puerta. Cuando pisó fuera de la casa. Una lluvia de balas pasó cerca. La mamá y el papá de la niña escucharon un tronido y el sonido de las balas estrellándose en la tierra.

Le gritaron a su hija que se metiera a la casa. Quisieron salir también para cargar a la hija y meterla pero otra lluvia de disparos los mantuvo dentro. La niña aterrorizada volvió a su casa. Ninguna bala la había lastimado. Sólo era una advertencia.

Casi al mismo tiempo, paso lo mismo en varias casas. Los habitantes supieron de inmediato que se trataba de un ataque. Tenían días temiendo esa incursión de parte de personas que sabían que pertenecían al grupo criminal CJNG.

“Así se presentaron con nosotros. Nos dijeron nosotros somos del Cartel Jalisco Nueva Generación y queremos que se nos sumen”, cuenta uno de los pobladores desplazados.

“Querían que los hombres hiciéramos lo que ellos hacían y, pues, no, en la comunidad lo platicamos y nadie quiso que le entráramos”.

Esa primera plática ocurrió más o menos a mitad del 2018.

El poblador se sincera. Antes de que aparecieran los del CJNG, hombres de otro grupo llegaron a la comunidad a pedir lo mismo, estos eran de la Familia Michoacana (FM).

“Tampoco nos sumamos a ellos. No necesitamos andar en eso, los de Zihuaquio tenemos nuestro mezcal y nuestras vaquitas para vivir. Pero teníamos que salir de nuestro pueblo y necesitábamos hacerlo con seguridad, así que platicamos con ellos. Les dijimos que no y nos respetaron”.

Zihuaquio pertenece a Coyuca de Catalán, municipios de la región Tierra Caliente. Es una de las comunidades serranas del llamado Filo Mayor que colindan con Zihuatanejo, municipio de la Costa Grande.

Desde aproximadamente 2010, en ambas regiones, los grupos criminales CJNG y la FM con la colusión de grupos económicos y políticos regionales se disputan el control de estos pueblos, la mayoría dedicados a la producción de Amapola.

Zihuaquio desde hace años se generó otra forma de vida con la producción de mezcal. La bebida de este pueblo goza de fama nacional. Un litro de mezcal de Zihuaquio se cotiza entre 500 y 700 pesos.

En Zihuaquio tenían una producción anual de hasta 100 mil litros, dicen. Suficiente para vivir bien y además daban empleo a la gente de las comunidades cercanas.

“La amapola a nosotros no nos interesa, no necesitamos dedicarnos a eso, vivimos en la sierra y habrá quienes siembren algunas plantitas, pero no para vivir de eso”, dice otro de los desplazados.

El sitio a Zihuaquio en enero del 2020 duró dos días. Los habitantes pidieron auxilio a las fuerzas policíacas para salir de ahí. Una de las balas que tiraban cuando la gente salía de sus casas mató a un anciano de 90 años, dicen.

Cuando llegó la ayuda, los habitantes tomaron lo que pudieron y se salieron. Tienen un video sobre su desplazamiento. En la cinta se observa a dos patrullas de policías estatales y atrás varias camionetas cargadas de cosas y más atrás varios de los pobladores, hombres y mujeres, huyendo en cuatrimotos. En la sierra, las cuatrimotos son los vehículos idóneos para desplazarse. Las brechas, además de estar en mal estado, son estrechas y con barrancas profundas.

Días después, recibieron la noticia de que los integrantes del CJNG quemaron sus casas y las fábricas de mezcal. Ningún medio de comunicación tiene imágenes al respecto. Nadie ha entrado.

En enero próximo cumplirán dos años fuera. Si no logran regresar será el tercer año consecutivo sin producción de mezcal.

“Aquí no hay trabajo, no hay forma de vivir. Pedimos ayuda al gobierno que nos de seguridad para regresar”, dice una de las mujeres desplazadas.

15 de diciembre del 2021

 

Niños y niñas de piel blanca y cabellos rubios y rizados observan con curiosidad a los recién llegados.

Todos están reunidos en una casa en la que los desplazados se reúnen para abordar el tema de su situación. Es una casa de madera, con una amplia galera y de cocina de leña al centro.

Los desplazados cuentan a los recién llegados sobre la seguridad y el camino a Zihuaquio. Son cerca de las dos de la tarde. Creen que con la pericia para el manejo de las cuatrimotos de parte de las personas a las que comisionaron se llegaría en dos horas y media. Ellos quieren tener noticias de cómo está el pueblo, sus cosas, su ganado. La prensa quiere hacer su trabajo. Hay riesgo. No se sabe si los hombres del CJNG siguen ahí o ya no.

Se sale de Vallecitos rumbo a Zihuaquio a bordo de las cuatrimotos y una camioneta para dar mayor seguridad a la caravana.

El principio del camino está como lo dejaron la última vez que transitaron por aquí, en enero del 2020. Más adelante, la brecha se estrecha más. Las últimas lluvias y la falta de mantenimiento empeoraron las condiciones.

Las cuatrimotos avanzan rápido pero la camioneta lleva otro ritmo y ya es tarde para que el conductor retorne solo. Se avanza más. El camino cada vez está peor. Al riesgo de las condiciones del camino se suma otra preocupación. Pasando el pueblo al que llaman Real de Guadalupe, tres hombres en una camioneta gris, rebasan a la caravana de cuatrimotos.

Los conductores los reconocen. “Son de ellos”, dicen entre dientes y con temor. Se ve la nube de polvo que esa camioneta levanta a su paso. Va rápido.

Esta brecha entre Vallecitos y Zihuaquio tiene una longitud de 25 kilómetros, distancia que en carretera federal se recorre en media hora, o menos.

La camioneta atrás de las cuatrimotos se atora en varios puntos. El recorrido estimado en dos horas y media se alarga a más de cuatro y aún falta para llegar. El camino está peor. En este punto se oyen ladridos de perro, dicen que en este pueblo llamado El Toro, si hay habitantes porque aceptaron unirse al grupo que desplazó a los de Zihuaquio. No es nada seguro llegar ahí y platicar con la gente. Se sigue de largo. Ahora en la brecha aparece un riachuelo, con muchas piedras. Los conductores de las cuatrimotos pasan bien, pero la camioneta se atasca. Zihuaquio está aún a unos tres kilómetros.

Casi tres horas después, cerca de las 10 de la noche, se logra sacar a la camioneta, la única opción viable es el retorno. De noche, el tránsito es más lento. A Vallecitos se llegó de madrugada.

Las que más se entristecen cuando oyen que no se pudo llegar a Zihuaquio son las mujeres. Quieren regresar y reconstruir sus casas, pero que no haya riesgo si lo hacen.

Los hombres tienen una determinación desde hace meses. Regresar y pelear por lo suyo. Las mujeres dicen que deben esperar a que el gobierno les mande seguridad. Tienen esperanza de que serán escuchadas, porque qué gobierno puede quedarse tan tranquilo si sabe que a la gente la echan de sus pueblos.

“El gobierno debe darnos seguridad para que nosotros regresemos a trabajar”, dice la mujer.

Las cosas para los habitantes de Zihuaquio cada vez son peores. Este gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda les suspendió las despensas.

Los habitantes no quieren despensas, quieren que el gobierno genere las condiciones para que regresen.

“Nosotros queremos regresar a trabajar. Póngale por favor que ya sufrimos mucho, que ya nos hagan caso”, pide una de las muchas mujeres refugiadas en Vallecitos.

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