El artista plástico David de León Benítez observa los últimos detalles de su reciente trabajo. Es un mural grande en el que se ve a una niña abrazada a un jaguar, del otro lado un niño con traje de jaguar jugando con una avispa.
David es un artista plástico y muralista con más de 15 años de trayectoria. Estudió gráfica en Florencia, Italia y es originario de Costa Grande.
Desde niño le gustó dibujar, era algo que lo distraía, ahora le apasiona.
Fue invitado a pintar este mural en el museo interactivo La Avispa, ubicado al sur de Chilpancingo, a encargo del gobierno estatal.
A David le dieron la libertad de proponer el mural, optó por pintar algo representativo para los guerrerenses. “La estructura del mural habla de lo que es ser guerrerense, con una niña y un niño, ambos con traje de tecuan, mientras la niña abraza y es protegida por un jaguar, el niño interactuando con una avispa”.
Para hacer el mural, David utilizó un efecto visual llamado anaformismo, donde jugó con las perspectivas, las formas y los tamaños de la obra. Le significó un reto, porque nunca había trabajado con esta técnica.
“En el anamorfismo tomas un punto de referencia o perspectiva, y desde ese puesto, punto o ángulo puedes apreciar con totalidad la pieza, y es una técnica un tanto difícil porque tienes que jugar con el efecto óptico, pero el resultado es muy padre”, dijo.
El lugar donde pintó el mural es un espacio grande, en forma de escuadra, lo que le permitió abordar esta técnica. Su mural ahora es parte de la fachada del museo.
David realizó el mural en tres semanas; falta que sea inaugurado de manera oficial.
Este artista plástico es conocido y reconocido dentro y fuera del país. Sus diferentes técnicas en las artes plásticas lo han llevado a otros países de Europa, Asia y Centroamérica.
Tiene diferentes reconocimientos por su trabajo y trayectoria, como La Bienal del Pacífico de Pintura Grabado Javier Mariano 2017, y el premio Efraín Vargas, en Michoacán.
Ahora tiene una exposición de pintura en el Palacio de Cultura, en el centro de la capital.
“Desde niño he dibujado sin parar y es la fecha que no paro de dibujar, lo padre es que ahora vivo de eso”.
Sofía Sarahí Figueroa Salas sostiene en sus manos un plumón de color azul, con el que pinta una botella de mezcal, esta pintura será expuesta en el centro cultural El Zanate Azul, como parte de la muestra colectiva, Guerreros del mezcal.
Sofía mostró gusto por el arte a sus dos años, su tía Olga Figueroa Lujano, quien se dedica a la pintura, la motivó a que desarrollara sus habilidades.
Desde los seis años entró a cursos de dibujo y pintura, ahora, a sus 10 años, para de sus habilidades son la pintura y el dibujos con diferentes técnicas.
Sofía es simpática y un poco tímida, pero al hablar de arte y pintura se muestra con confianza y seguridad.
La idea de su tía de acercarla al arte fue para que no estuviera “en su casa viendo televisión”.
A Sofía le gusta dibujar la naturaleza: paisajes, árboles, plantas, y animales; es lo que más dibuja.
“Me gusta hacer este tipo de dibujos porque me dan paz”, comentó Sofía.
Además de desarrollar sus habilidades, para Sofía asistir a sus clases de pintura es una manera de conocer y convivir con otras niñas y niños.
Su artista plástico favorito es Vincent van Gogh; ha replicado algunas de sus pinturas como la de la Noche Estrellada.
A Sofía le gustaría ser artista plástica de grande– ya lo es–, y ver sus obras expuestas en alguna galería grande. Sus pinturas ya son expuestas en el Zanate Azul.
Las técnicas que domina Sofía son el dibujo con plumones, las acuarelas, óleo y acrílico y experimentó con el grabado.
Pero su técnica favorita es la acuarela, porque “los colores se ven más bonitos, el agua hace que los colores se mezclen mejor”.
Dichas obras representan sus gustos y aficiones; de grande a Sofía también le gustaría ser bióloga o astrónoma.
“Me gusta el sol, la naturaleza, el cielo y por eso los pinto”. Lo importante es que todo eso lo puede expresar e sus obras.Ya hasta perdió la cuenta de cuántas obras tiene hechas.
“Con su trabajo ella ya puede hacer su propia exposición”, cuenta Figueroa Lujano.
El consejo de Sofia para otras niñas y otros niñas que les gusten las artes plásticas es “que usen la imaginación y hagan su mejor esfuerzo para poder dibujar bien”.
El arte como método de enseñanza
Para Figueroa Lujano la pintura es una manera de enseñar a los niños y a las niñas a pensar mejor, a desarrollar su imaginación, mejorar sus habilidades y para la concentración y la disciplina.
Aun cuando en Chilpancingo no existen muchos espacios para enseñar y aprender sobre arte y pintura, en el Zanate Azul, un espacio independiente, hay cursos permanentes para niños, niñas, adolescentes y adultos de pintura y dibujo.
Sofía aprendió en el Zanate Azul. Olga Figueroa Lujano, su tía, es una artista plástica y una de las fundadoras y maestra de este espacio de cultura y arte en la ciudad.
En un estudio sobre educación infantil, publicado en la Guía Infantil 2022, menciona que enseñar distintos tipos de arte a las infancias estimula la comunicación, la creatividad, sensibilidad, y aumenta la capacidad de concentración y expresión de los niños.
“La pintura es arte y como tal, no debe ser una actividad repetidora ni condicionada a viejos patrones. Los cursos de pintura infantil también son recomendables; en ellos los niños pueden aprender a utilizar diferentes materiales y distintas técnicas”, se lee en la Guía infantil 2022, en el capítulo llamado La importancia del arte en niños pequeños.
Con sus pies hace un vaivén en el pedal de la máquina de costura y con sus manos sostiene la tela de algodón que va tomando forma con las diversas texturas, su nombre es Vianey Luis Alonso de 35 años de edad y desde hace un año estudia en la escuela “Riddibá” (costurar), una iniciativa comunitaria creada por la activista textil, Victoria Guzmán Cabrera cuyo objetivo es revitalizar y promover la defensa del vestuario tradicional de la mujer istmeña.
Riddibá nació hace 5 años, sin embargo por la pandemia tomó un descanso, y en el 2022, retomó su camino para la recuperación de esta técnica tradicional, y en este mes de abril abrió sus puertas a la impartición de clases, la cual tuvo una importante aceptación.
En una casa tradicional de gran tamaño elaborada con adobe, ladrillo y tejavana con paredes grandes, Victoria habilitó esta escuela tradicional con la colaboración de la maestra artesana Ana toledo, de 67 años de edad, quién como guardiana de la técnica de cadenilla aceptò compartir sus conocimientos con nuevas mujeres para que este textil siga vivo.
El salón de clases no tiene salones, es una sola pieza donde están instaladas tres máquinas de cadenilla además de una variedad utensilios como hilos de colores, reglas, gis, cintas métricas, que las alumnas ocupan al momento de aprendizaje.
Mientras Vianey mueve con sus pies la máquina de costura , la maestra Ana Toledo le va dando indicaciones. Ella es la alumna más avanzada y terminará un huipil de tela roja con hilos amarillos y negros.
“Me emociona mucho aprender, cuando leí la convocatoria no dude en inscribirme, soy de la primera generación y pues la idea es convertirme en artista textil, porque siento que la cadenilla es la técnica que está más en peligro de desaparecer en Juchitán, ya hay como tres o cuatro artesanas, el resto se ubican en otros poblados, y yo pienso ser una de ellas”.
La maestra es Ana Toledo, artesana desde los 13 años de edad y su mayor legado es enseñar a otras mujeres a crear vestimentas tradicionales, que dan identidad a la mujer istmeña.
Un huipil y una enagua de cadenilla es una prenda de gran valor para la mujer istmeña, que lo porta con orgullo en las fiestas tradicionales como son las velas, festividades diurnas y nocturnas que se realizan en el Istmo de Tehuantepec para celebrar la vida y la cultura.
“Me siento muy contenta de ver que hay mujeres que quieren conservar este oficio, yo a los 13 años comencé, aunque mi padre nos compró a las tres hermanas, tres máquinas, gracias a la cadenilla pude darle estudio a mi hijo, y ahora cuando veo a otras mujeres que quieren aprender, mi corazón se alegra mucho, porque significa que nuestra identidad está viva”.
Para aprender la cedenilla, no hay edad
Para aprender no hay edad, solo lo que se pide son ganas y paciencia, y aunque el taller tiene un costo mínimo, es prácticamente una labor comunitaria la que Victoria hace.
“Todo es comunitario, la maestra cobra una mínima retribución, lo que vale más son las ganas que le pongan, y como lo van a compartir elaborando las piezas, esa técnica que va en decadencia y estamos salvando”, agregó.
Para las clases no hay edad, aunque se pide que sean mayores de 12 años de edad, Clara Gonzáles es de Ixtaltepec, Oaxaca y a sus 60 años se inscribió y contenta narró cómo aprendió a usar la máquina de costura, a lo que dijo no es nada sencillo, pero todo es con paciencia.
“Tener paciencia me ayudó a terminar mi huipil, en varias ocasiones, tuve que rehacerlo, pero se logró y estoy muy contenta”, refirió.
Beatriz Antonio, en cambio, tuvo que trasladarse unos cuantos kilómetros de su natal San Pedro Comitancillo a Ixtaltepec, para tomar sus clases y elaborar su huipil.
Las alumnas aprenden desde lo básico, refiere Victoria Guzmán. “Es un acercamiento a la técnica, para que pueda hacer un huipil de líneas para después entrar a otras técnicas, son por etapas, primero se traza sobre tela, después se hace la elaboración, y se les da charlas sobre la historia textil, para que puedan entender como es el proceso”.
En Vacaciones de Semana Santa, la escuela tuvo seis egresadas, y aunque para sobrevivir Victoria realiza subastas y rifas, sus ganas son muchas, de manera conjunta combina las actividades de la escuela con su tienda de ropa tradicional, que a su treinta y tantos años la hacen una verdadera defensora del arte textil del Istmo de Tehuantepec.
Este texto es propiedad de IstmoPress y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie.Puedes leer el original en este enlace.
Músicos de México y Venezuela integran la orquesta filarmónica Raíces, un nuevo proyecto que apuesta por llevar la música clásica latina a las zonas violentas de México y transformar el tejido social.
Texto y fotos: Isabel Briseño / Pie de Página
27 de marzo del 2023
Ciudad de México
Según Leonard Bernstein la música son preciosas notas y sonidos unidos de tal forma que disfrutamos al oírlos.
Un hombre de tez morena que agita los brazos y las manos de manera intensa, pareciera que hasta descontrolada, dirige con precisión a un nutrido grupo de músicos que brillan bajo los focos del teatro Isabela Corona. Todos hacen lo que el compositor y pianista norteamericano Bernstein define como música: Una combinación de sonidos reunidos de acuerdo a un plan que el resultado sea emocionante o divertido o conmovedor o interesante o todo a la vez.
Cuerdas, vientos, percusiones y metales se reunieron en la zona centro de la ciudad, venidos muchos en bicicletas o en transporte público desde las periferias para ofrecer con notas musicales diversas formas de sentir en un espacio y en un tiempo.
Edwin Mijares toca desde los 8 años de edad en una orquesta filarmónica de su país: Venezuela. Fue alumno, profesor y director de El Sistema (un programa de formación musical venezolano). Parte de la esencia de su enseñanza es el anhelo de transmitir lo que recibió desde niño.
Edwin Mijares de 44 años de edad es venezolano y radica desde hace 7 años y medio en México. Director de orquesta y fundador del proyecto Raíces. Foto: Isabel Briseño
El mexicano Jaime Elías Fernández, es timbalista de la orquesta. Jaime es enseñado en la música por sus padres, que también son músicos. Aprende desde los 5 años. Nace musicalmente en el programa hermano del sistema de Venezuela. pero en el de la Ciudad de México: Orquestas y Coros Juveniles de la Ciudad de México, donde también inició desde joven como alumno y posteriormente como profesor. Actualmente es docente de música y administrativo en la Secretaría de Educación Pública.
César Vidaguren, violinista venezolano, también se formó en El Sistema, en Venezuela . El músico llegó a Veracruz formando parte de los maestros de la orquesta Esperanza Azteca. Posteriormente se fue a Ciudad de México, donde actualmente radica.
Los tres son parte de la directiva del proyecto Raíces. Coinciden en la forma de pensar y trabajan en equipo para materializar su plan, que inspirado en sus respectivas familias, apuesta por la construcción de un mejor tejido social.
En Tultepec ambos violinistas venezolanos imparten clases para formar nuevas generaciones de músicos. Edwin en el año 2020 abre una escuela para violinistas, “eso fue otro milagro porque la academia nace en pandemia”.
Los alumnos valoran mucho el aprendizaje y eso anima a los maestros a ir hasta aquella zona, aunque tarden dos horas de viaje en llegar hasta allá. Algunos de estos alumnos forman parte de la nueva orquesta.
Para Andrea Ortiz, la violinista estadounidense Hillary Hahn, ganadora de tres premios Grammy, es una de sus inspiraciones musicales. Foto: Isabel Briseño
“La música sana heridas”
Andrea Ortiz Armenta tiene 21 años y vive en Cuautitlán Izcalli. Estudió en la escuela de Bellas Artes de Tultepec. Andrea cree que aún hacen falta más mujeres músicas que sean una inspiración. El machismo es otro aspecto al cual debe enfrentarse al dedicarse a la música.
“Es difícil encontrar un lugar en donde te sientas segura o libre al tocar, ya que en algunas orquestas en las que estuve, a las mujeres nos imponían una vestimenta específica que no dejara ver la piel. Lo que debe destacar es la música, no su cuerpo, nos decían algunos directores”.
De manera circunstancial trabaja en una orquesta de cámara en donde puede recibir entre 400 y 800 pesos por ir a tocar una hora en misas o eventos.
Para dedicarse a la música, Andrea sabe que tiene que practicar todos los días y ser capaz de enfrentar la desmotivación cuando algo no le sale, “te cuestionas si sirves para la música”.
“La música es una forma de llenarnos de muchos sentimientos para poder expresarnos con nuestros instrumentos y que el público pueda sentir lo que estamos tocando”, añade.
Su obra favorita es el concierto para violín de Tchaikovski, le provoca mucho sentimiento y es una de las primeras obras que conoció cuando aprendió a tocar. Su sueño aprender a tocarla.
La joven violinista también aspira a estudiar en la escuela de laudería en Querétaro para construir instrumentos de cuerda.
La música cura porque con tan solo leer una partitura y poder tocarla se sanan heridas. Andrea le recomienda a quienes estén interesadas en la música que se acerquen y no tengan miedo a no aprender: “A veces tenemos la mentalidad de que es muy difícil pero si hay ganas, no importa la edad para hacer lo que te llene el corazón”.
Para Valeria, tocar violín es uno de los instrumentos más difíciles de aprender debido a la precisión que requiere la mano izquierda y dedica entre 6 u 8 horas al día a su aprendizaje. Foto: Isabel Briseño
“Fácil no ha sido”
Valeria Hernández comenzó a estudiar violín desde los 12 años en una escuela privada. Actualmente tiene 19 años y radica en Tultepec, Estado de México.
Fácil no ha sido. Responde la joven a la pregunta sobre cómo ha sido su camino en la música. Su padre tiene la idea de que la música no va a dejarle nada por lo que le solicita continuar con sus estudios y concluir una licenciatura independiente a su vocación musical, pese a ello, Valeria disfruta el proceso.
Un reto que Valeria ha vivido como mujer que se abre camino en la música es el ego de algunos hombres, “muchos se sienten superiores a las mujeres y algunos me han hecho querer sentir menos”.
Para Valeria la música es el lenguaje que usa para comunicarse sin la necesidad de hablar para expresar lo que siente. También ha encontrado en las notas madurez e independencia.
Valeria recomienda a los padres y madres, no obligar a sus hijos e hijas a estudiar algo que no quieren porque solo les dificultan su camino y la felicidad.
Héctor Cervantes, trompetista originario del estado de Guerrero, integrante de la filarmónica Raíces. Foto: Isabel Briseño
La raíz de un sueño.
El mismo día en que emprendió el vuelo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, es que comenzó a gestarse la idea de la orquesta. Una semana antes, en una página de Facebook se publicó una convocatoria. “Necesitamos músicos venezolanos para que toquen en un evento importante”, leyó la mamá de César e hizo los contactos con la embajada de Venezuela.
El 21 de marzo de 2022, doce personas se presentaron a tocar a ese evento importante y así nació la ilusión y el sueño de formar una orquesta sinfónica usando El Sistema venezolano, concebido y fundado en 1975 por el maestro y músico venezolano José Antonio Abreu para sistematizar la instrucción y la práctica colectiva e individual de la música a través de orquestas sinfónicas y coros, como instrumentos de organización social y de desarrollo humanístico.
Un sistema de formación que de acuerdo con Mijares ha funcionado en Venezuela desde el año 1975 con el dicho que tenía el maestro José Antonio Abreu: “Cambiar una pistola por un violín a los niños”. En la Ciudad de México, Orquestas y Coros Juveniles lo logró durante poco más de 3 décadas, constituido en los años ochenta logrando que varios jóvenes salieran de entornos complicados y violentos.
Una de las piezas que forman el repertorio de la orquesta Raíces es la del compositor mexicano Alejandro Sánchez titulada Fandango. Foto: Isabel Briseño
Pensar en grande
La música es movimiento, siempre va a alguna parte cambiando y fluyendo de una nota a otra. El proyecto Raíces pretende generar cambios profundos, es por eso que está formado por dos partes. La primera es la Orquesta Filarmónica que tiene como objetivo promover, exaltar y dar a conocer la música latina sinfónica.
“Hay muchos compositores latinoamericanos que han compuesto excelente obra y no se tocan, los músicos prefieren tocar Beethoven, Mozart pero a los músicos latinos los tienen olvidadísimos; inclusive algunos han muerto y nunca escucharon una de sus obras con una orquesta”, resalta el maestro Mijares.
La otra vertiente de este proyecto son los centros de formación musical para niños y jóvenes con la finalidad de crear orquestas infantiles y juveniles no solamente sinfónicas, sino también con instrumentos tradicionales. Los centros de formación apostarán por trabajar con valores y con disciplina.
“Es darles una esperanza de vida, pretendemos llevar los centros a donde hay droga, donde hay maltrato infantil, familias disfuncionales y la música se convierta en un respiro, en un lugar de reposo para ellos”.
Por ello, estos centros pretenden llegar a los lugares más populares del país así como a los barrios más peligrosos.
“La idea es que esos niños sean rescatados a través de la música, valores y la disciplina”
A través de un elemento artístico como la música se pretende sensibilizar a las juventudes e infancias ante las manifestaciones culturales del mundo, comenzar con las populares mexicanas, con las típicas mexicanas tradicionales y de ahí ir a las venezolanas, las colombianas, peruanas, alemanas para abrirles todo un panorama que les permita, aunque no se desempeñen como músicos en un futuro, tener una sensibilidad artística pero también una ante las manifestaciones y necesidades del otro.
Complejo pero no imposible que un proyecto con estas ambiciones se establezca y mantenga en un país como México. Para realizarlo, apuestan por la incorporación de la iniciativa privada para evitar depender de la temporalidad del apoyo a cuentagotas de los gobiernos.
La música educa para salir de la naturaleza violenta. Raíces pretende tratar de reconstruir el tejido social a través del trabajo musical de una comunidad y una orquesta es una gran sociedad de individuos distintos con un mismo propósito: hacer música.
Es parte de la naturaleza humana disfrutar con la música. Sentados, relajados y disfrutando notas que saltaron, chocaron, se movieron, brincando, destellando y resbalando, el público se olvidó que afuera la lluvía les esperaba, tampoco importó que al día siguiente laboraban, esos y otros problemas se olvidaron; la interpretación y la música cumplieron entonces su objetivo y la gente disfrutó.
Un concierto implica meses de preparación. Desde diciembre hasta inicios de marzo cada integrante invirtió alrededor de 200 horas en los ensayos. Foto: Isabel Briseño.
Este texto es propiedad de Pie de Página y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes leer el original en este enlace.
Vulcano, de 37 años, es un artista urbano de Chilpancingo, que en vez de fuego, lanza cuchillos.
Su nombre es Jorge Lucena.
Vulcano cuenta con la ayuda de su hijo Drake para su acto.
A Drake no le da miedo estar en el blanco. Confía en su padre y en la práctica que realizan juntos.
De lunes a sábado Vulcano y Drake se coloca en la calle José María Morelos y Pavón esquina con Paseo Alejandro Cervantes Delgado, a la altura del Panteón Central de Chilpancingo. Trabaja en el semáforo de 12 a seis de la tarde.
A veces Vulcano no está en Chilpancingo. Se va de gira para hacer su arte en otras ciudades importantes del país.
Antes de lanzar cuchillos, Vulcano dominó otros actos del llamado arte urbano. Comenzó como chalán de una compañía, después fue payaso, luego hizo actos de equilibrio, cama elástica y un acto de escapismo de fuego.
Tuvo una infancia triste. Su madre y padrastro lo abandonaron. Fue un niño de la calle.
Con el lanzamiento de cuchillos Vulcano lleva diez años pero ya suma 25 como artista urbano.
«Si este acto sale bien nos llevamos sus aplausos», dice antes de iniciar uno de sus actos en el Paseo
Alejandro Cervantes Delgado, mientras Drake se coloca en la tabla, no se mueve y solo espera a que Vulcano lance los cuchillos.
Los automovilistas lo observan con atención, los sorprende su precisión.
El arte urbano es una forma de empleo para muchas personas.
La Uagro borró ayer murales feministas y en reclamo de justicia por los 43 normalistas de Ayotzinapa de la fachada de la sede universitaria, y con ello se levantó el descontento de diversos grupos sociales
Texto: Amapola periodismo y José Miguel Sánchez
Fotografía: Oscar Guerrero
8 de diciembre del 2022
Chilpancingo
Después de que autoridades universitarias borraran los murales de protesta en la fachada principal de Ciudad Universitaria Sur (CU-Sur) de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), esta mañana artistas visuales e integrantes de colectivas feministas comenzaron a intervenir de nuevo los muros de la sede universitaria.
El artista plástico José Luis Correa Catalán, autor de mural en reclamo de justicia por los 43 normalistas desaparecidos, uno de los que fueron borrados de la fachada de CU, convocó a esta acción, también en protesta por la decisión de los funcionarios de la Uagro, en evidencia de una falta de respeto a los espacios culturales y de memoria social.
Desde las ocho de la mañana de hoy, él se dio cita en CU-Sur para iniciar el boceto de su nuevo mural; mañana continuará.
Desde anoche, integrantes de colectivas feministas, como Las Revueltas, acudieron a CU-Sur a escribir consignas en los muros recién pintados de blanco, en rechazo a la decisión de la Uagro y, sobre todo, a dejar claro los principios de su lucha.
Integrantes de colectivas feministas difundieron en redes sociales que regresarán el próximo sábado a realizar de nueva cuenta los murales. También convocaron a más mujeres y niñas a sumarse a esta acción, y para eso pudieron llevar su material, como brochas.
Se espera que en el transcurso del día de hoy y mañana sigan sumándose activistas, entre ellas una comisión de estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa.
El día de ayer, con pintura blanca, unas personas contratadas por la Uagro borraron murales de protesta, uno de ellos para exigir la aparición con vida de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y el otro, más reciente, un mural sobre los derechos de las mujeres y un alto a la violencia de género.
Correa Catalán calificó el hecho como «una forma de borrar la memoria de las luchas sociales» por parte de las autoridades universitarias.
Correa Catalán denunció que aun cuando esta mañana ya estaba una aparte de los nuevos bocetos del mural, los trabajadores, con pintura roja, intentaron tapar los trabajos.
«Eso nos habla de que no fue un error humano como lo quiere hacer creer la Universidad», mencionó.
Esto porque el día de ayer, la Uagro emitió un comunicado donde expuso que “un error humano” el borrado de los murales. Además se comprometió a pagar el material que necesitaran los artistas para rehacer los murales.
Correa Catalán dijo que no aceptarán nada de la Universidad, confía en que la ciudadanía apoye con material y se atrincheren para defender el espacio.
«Porque este espacio ya no es de la Universidad, es un espacio de protesta que le pertenece a la lucha social, al pueblo y a los estudiantes».
El mural que creará de nuevo Correa Catalán será similar al que fue borrado; sólo hará algunas actualizaciones.
Los murales creados por activistas y artistas plásticos en la fachada principal de Ciudad Universitaria-Sur (CU-Sur) en respaldo al movimiento feminista y en exigencia de la aparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron eliminados esta mañana por funcionarios de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), al cubrirlos con pintura blanca.
El mural alusivo a la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, ocurrido en Iguala el 26 de septiembre del 2014, en una clara exigencia de justicia y en un ejercicio a la memoria colectiva era una obra del artista plástico chilpancinguense, José Luis Correa Catalán. El otro mural fue creado por la colectiva Las Revueltas en clara exigencia del respeto derechos de las mujeres, en concordancia con los alcances que ha tenido el movimiento feminista.
Esta mañana un grupo de trabajadores comenzaron a pintar de color blanco sobre los murales, es decir, toda la fachada principal de la principal sede de facultades de la Uagro, Ciudad Universitaria-Sur.
El artista plástico José Luis Correa Catalán fue el primero en denunciar en las redes sociales lo que ocurría con los murales. Acudió al lugar y denunció que los murales fueron cubiertos con pintura blanco “por intereses del ex rector Javier Saldaña Almazán”.
Es público que aun cuando Saldaña Almazán dejó sus funciones de rector por sus estado de salud a causa de Covid-19, mantiene una gran injerencia en la Uagro; José Alfredo Romeo Olea, el actual rector, es un personaje cercano a él.
De manera reciente Saldaña Almazán volvió a hablar de su interés por contener otra vez para rector.
Correa Catalán agregó que desde hace ocho años dicho mural permaneció intacto. Calificó la acción como indignante, debido a que va en contra de la historia de la Uagro, una institución educativa que germinó desde la izquierda y su fundación costó la vida de muchas personas que participaron en el movimiento social de 1960.
Correa Catalán no descartó la posibilidad de volver a pintar la obra alusiva a los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Entrevistado, al término de un evento en el Tribunal Electoral del Estado (TEE), el rector José Alfredo Romeo Olea mencionó que desconocía por qué borraron los murales, y aseguró que hará un investigación para dar con los responsables.
Más tarde, la administración central de la Uagro emitió un comunicado donde se lee que fue un “error humano” la acción de borrar los murales.
«La administración central tomará acciones administrativas inmediatas contra los funcionarios que tomaron la decisión de pintar la fachada».
Como una forma de “resarcir el error”, la Uagro ofreció a los artistas plásticos y colectivas feministas crear de nuevo los murales, asegurándoles que proveerá todo el material que necesiten.
En las redes sociales Correa Catalán dijo que mañana acudirá a CU-Sur e intervendrá de nuevo los murales y, a la vez, convocó a más personas a sumarse.
También reprochó el ofrecimiento de la administración central. “‘Un error humano’ desde oficinas centrales. Más bien, prefieren pedir perdón y a pedir permiso, como el dicho. Ahora quieren ‘pagar’. Pues fíjense que no, eso es un grosería mayor y humillante”, escribió al subir la imagen del comunicado en sus redes sociales.
En la imagen, la fachada de Ciudad Universitaria Sur, en Chilpancingo, al borrar los murales de protesta sobre los derechos de la mujeres y para exigir justicia por el caso Ayotzinapa. Fotos: Óscar Guerrero.
El coreógrafo integrante del Ballet Nacional Cuba, Eduardo Blanco González, realizará una presentación en Chilpancingo el próximo viernes 22 en el teatro María Luisa Ocampo, donde convergerán el ballet clásico y la danza guerrerense de los Tlacololeros.
Montó una primera presentación hace unos días en Taxco, donde hizo mancuerna con la maestra Edith Ortiz Méndez, directora del Ballet de sistema de enseñanza cubano en Chilpancingo, Guerrero.
La presentación será gratuita el próximo viernes a las seis de la tarde. “Lo que van a presenciar no es sólo ballet clásico, me inspiré en su danza, en la danza guerrerense de los Tlacololeros. La función comenzará con esta gran puesta”, comentó el coreógrafo.
Blanco González ha trabajado en obras como Hoy no me puedo levantar de Nacho Cano en Madrid, fue invitado especial en Brasil en el mandato de la presidenta Dilma Rousseff para la obra sobre las cataratas del Iguazú, donde estuvo acompañado por el pianista Miguel Núñez. Ha recorrido países como Canadá, Bahamas y Panamá, entre otros.
Su paso por Guerrero se debe a un recorrido que hace por toda la República para impartir cursos sobre danza.
“La maestra Edith se enteró de mi paso por México y me invitó a venir a Guerrero, y dije vamos a Guerrero a impulsar el arte y el ballet”.
Ortiz Méndez dijo que para significaba un honor trabajar con Blanco González por segunda vez con consecutiva en Guerrero. Pero en realidad la colaboración con los cubanos “comenzó en 1997, cuando a Chilpancingo llegaron Denia Hernández y Raúl Bustamante, integrantes también del Ballet Nacional Cubano para trabajar en el Instituto Guerrerense de la Cultura y, posteriormente, para fundar la escuela de donde soy directora”.
Blanco González hizo hincapié en que la obra que se estrenara este viernes está a cargos de jóvenes guerrerenses talentosos, con esto confía abrir las puertas de la danza desde a los niños hasta los adultos.
En su arte Hugo usa colores vivos y destacan personajes históricos y culturales, principalmente de Guerrero, y de la cultura pop
Texto y fotografía: José Miguel Sánchez
2 de junio de 2022
Chilpancingo
¿Qué tiene en común Carlos Salinas de Gortari, la bruja de Blanca Nieves, una nave de Star Wars y una pelea de Xochimincas en Zitlala? Probablemente nada, pero estos elementos son los que el artista Hugo de la Rosa plasma en sus lienzos como una manera de hacer una crítica a la globalización y expresar desde su visión la manera en que las nuevas generaciones conviven con sus tradiciones.
Los elementos antes descritos forman parte de un gran lienzo que, además, incluye personajes históricos y de la cultura pop, como memes y de videojuegos.
El lienzo aún no tiene nombre, pero es parte de la exposición Ficciones pictóricas que se presentó en el restaurante Tapanco, en Chilpancingo.
En la exposición hay más obras que juegan con esos elementos. Rugal del videojuego The King of Figther en una batalla con Mictlantecuhtli y de fondo los volcanes Popocatépetl e Iztaccihuatl.
Ficciones pictóricas es la tercera exposición de Hugo, y la segunda en Chilpancingo. Están expuestas 35 piezas de arte entre pinturas en lienzo, óleo y grabados que Hugo realizó en los últimos años.
En una entrevista previa a la inauguración realizada este viernes, Hugo contó su camino a través del arte y por qué sus pinturas cuentan con elementos tan diferentes. Usa colores vivos en sus pinturas y personajes históricos y culturales, principalmente de Guerrero, y de la cultura pop.
Contó que jugar con todos esos elementos es una forma de visualizar y expresar la manera en que los jóvenes conviven con su entorno.
«Nosotros como chavos estamos bien metidos en el internet, vemos memes y muchos generan contenido, pero fuera de eso hay otro mundo con el cuál también convivimos, esos dos mundos son los que trato de plasmar».
Para Hugo sus pinturas representan también esa lucha entre los productos de la globalización y la identidad de los pueblos y contextos con los que conviven las juventudes.
«Al final convivimos con los dos mundos, pero siempre es importante no perder nuestra identidad».
Los videojuegos son otro elemento que Hugo retoma, a él le gusta jugar desde niño, y reconoce el arte que hay detrás para crear no solo a un personaje o historia, también los paisajes y entornos de fondo, son los que se desarrollan en los juegos.
En sus pinturas conviven dioses aztecas con personajes de videojuegos, danzas de tigres están a lado de Pikachu.
Del arte urbano a la pintura
Hugo comenzó a dibujar y a pintar hace 15 años, cuando cursaba la secundaria en Taxco de Alarcón. Inició a hacer grafiti. Él considera que ese fue el comienzo de su carrera artística.
Con el paso del tiempo formalizó su técnica que, hasta ese momento, era principalmente arte urbano.
Por eso decidió estudiar arte en la Universidad de Morelos, y aunque no culminó la carrera se quedó con todo el conocimiento que pudo. En la Universidad aprendió diferentes técnicas que hoy aplica.
Poco a poco descubrió el tipo de pinturas que le gusta realizar, hasta llegar a los trabajos que están expuestos.
«Yo califico mi trabajo como una mezcla entre arte contemporáneo y surrealista».
Además de la pintura Hugo experimenta con otras técnicas como el grabado, que es una técnica recién aprendida, pero siempre conserva su estilo.
La exposición que también es venta estará hasta el próximo 20 de agosto en el restauranteTapanco, en la calle Valerio Trujano en el centro de Chilpancingo.
El arte urbano no queda solo como rastro de la ruta por la cual pasan los contingentes feministas al marchar, permanece también como un reclamo a una ciudad machista, misógina y feminicida, que no permite a las mujeres transitar por el espacio público libremente
Texto: Verónica Ramírez / La Verdad
Fotografía: La Verdad
1 de marzo de 2022
En casi cada esquina de la Avenida 16 de Septiembre se encuentran cruces negra pintadas sobre un fondo rosa que adornan los muros, postes de electricidad y cabinas telefónicas. Son acompañadas por tags plasmados con pintura en aerosol y pintas que acusan al estado opresor. Reflejan un reclamo…anuncia rabia.
El sol ha descarapelado el papel de algunas de las intervenciones de paste up, obras creadas en papel que son pegadas con engrudo de forma semipermanente paredes y puertas, pero aún se pueden apreciar los diseños.
En las calles del centro de Ciudad Juárez abunda leyendas y las frases en las que se lee “ISA VIVE” y “Nos queremos vivas”. Estas son muestras de resistencia del movimiento feminista en Ciudad Juárez. Con el paso del tiempo, la fina línea entre la creación del arte y el activismo en contra de la violencia de género se va borrando. En los últimos años, las marchas realizadas en marco del 8M, Día Internacional de la Mujer, son acompañadas por convocatorias de paste up, pintas en aerosol, intervenciones en monumentos y rap feminista.
El arte urbano no queda solo como rastro de la ruta por la cual pasan los contingentes feministas al marchar, también permanece como un reclamo a una ciudad machista, misógina y feminicida, que no permite a las mujeres transitar por el espacio público libremente, dice Eloisa, integrante de la Colectiva Xolas, un proyecto de artistas feministas que surgió de la necesidad de sustento y espacios seguros para mujeres lesbianas precarizadas en Ciudad Juárez.
“Es brutal esa sensación de unión entre compañeras y de plasmar esas palabras, esas imágenes en conjunto en una ciudad en donde todos los días te quieren desaparecer”, afirma Eloisa.
“Ese reclamo es muy poderoso porque nos reunimos, lo hacemos y queda esa memoria o esa especie de justicia instantánea que nosotras mismas vamos creando al dejar plasmado eso”, afirma la artista y escritora.
Susana Alavez, también integrante de la colectiva artística, nota que cada vez más mujeres de todas las edades se suman a las manifestaciones, pero también “se avientan a tomar la lata y rayar”, comenta.
Como fotógrafa, Alavez también ha visto que más participantes llevan sus cámaras y al finalizar la marcha las redes sociales se llenan con distintas perspectivas y memorias de la manifestación.
“Creo que se sienten en un espacio seguro porque también existen los protocolos de seguridad”, dice Alavez. “Todas pueden crear algo hasta en una hoja de papel en un cuaderno, llevarlo y sabes que va a haber un momento para pegar y rayar”.
En la búsqueda de esta seguridad, artistas juarenses han creado colectivas, agrupaciones y espacios en donde pueden aprender, desarrollar sus talentos y dialogar sobre sus experiencias. A raíz de estos espacios feministas, el arte hecho por mujeres se hace más presente dentro y fuera de los contingentes de las marchas.
‘ES NUESTRA CALLE’. OCUPACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO Y ARTÍSTICO
Al transitar por la ciudad, Nayeli, artista gráfica, observa los diferentes tags y graffitis. Son las obras de amigas o compañeras que la hacen apreciar el arte urbano de una forma distinta. Al verlos, dice que se imagina el momento en que debieron hacerlo: unos minutos fugaces en los que no había absolutamente nadie en la calle o más riesgoso aún a horas muy tarde de la noche.
“El riesgo que se corre lo hace más, no sé si valioso o fuerte, pero valoras más el trabajo que se hizo porque conoces el peligro”
Nayeli, quien forma parte de la Colectiva Bravas, “morras artistas fronterizas” .
Ocupar las calles de Ciudad Juárez ya es un riesgo en sí, pero como mujer es común ser blanco de acoso sexual, que puede ir desde lo verbal hasta agresiones y abuso.
Solamente salir a la calle ya es una muestra de resistencia a la prohibición de poder transitar libremente por las calles, explica Nayeli, pero hacer gráfica urbana es la acción de responder a este ataque de violencia y es un arte contestatario en sí.
“Te dicen que no salgas de noche, y de que es peligroso es peligroso, pero el hecho de que te atrevas aún así a hacerlo, el hecho de responder y alzar la voz ya es un acto en sí mismo”, expresa la artista. “Es nuestra calle y también merecemos salir.”
La artista menciona que las mismas agresiones que podía recibir en la calle se presentaba en espacios artísticos dominados por hombres. No se sentía segura para aprender más técnicas o se sentía invisibilizada, al no ser tomada en serio en comparación con otros artistas que eran hombres.
“A algunas amigas les llegó a pasar que reciban acoso o escuchábamos que los vatos alababan a las mujeres por su apariencia y no su trabajo” dijo Nayeli. “Había vatos ofreciéndonos espacios para pintar ¿Pero a cambio de qué, verdad?”
De esta misma forma, la rapera feminista Karla Jiménez, consiente de la situación en la que las mujeres juarenses peligran en las calles, a raíz del acoso y agresiones de género, dice que desde joven buscó manifestarse. En el rap de protesta encontró un medio para expresar su rabia.
En eventos de micrófono abierto, Jiménez, conocida como Karma 656, también se encontró con ambientes muy machistas, donde no era tomada en serio por otros raperos. Ella recuerda comentarios sobre su forma de vestir, su apariencia y otras frases acosadoras que le dejaban claro que no era bienvenida en esos espacio.
“Decían cosas como: ‘aquí no hay lugar para las mujeres. Las mujeres son para traer a un lado y no para andar cantando’. Yo si he sentido que he tenido que ganarme mi lugar y en esta sociedad machista si ha sido muy difícil”, cuenta.
Por esta misma razón Jiménez buscó otras artistas que tuvieran ideales parecidos a los suyos y fue cuando se metió de lleno al feminismo y conoció a artistas gráficas, escritoras y poetas que también formaban parte de las colectivas con ideales feministas.
POR Y PARA MUJERES
Con los años, Jiménez notó como cada vez se hacía más latente la presencia de arte en los movimientos feministas a través de murales, pero también vio que había espacio para el rap de protesta.
Ella recuerda que las primeras manifestaciones a las que acudía siempre había un micrófono abierto y en una ocasión la animaron a presentar una canción.
“Desde entonces a cada manifestación que voy, yo me manifiesto con rap”, dice Jiménez, quien este año se ha sumado a eventos de preparación para la marcha 8M en Ciudad Juárez y planea asistir tanto como mujer feminista y como artista.
“Yo me reunía con ellas y conversando con todas nos damos cuenta de nuestras experiencias. Se me hacia muy fuerte que como mujeres no nos permitieran ocupar ciertos espacios artísticos”, dijo Jiménez. “Pero organizándote y teniendo espacios seguros por y para las mujeres llegamos a impulsarnos.”
Comúnmente los colectivos artísticos estaban formadas por puros hombres y se daban situaciones de menosprecio al arte hecho por mujeres, de acoso y eran ambientes muy competitivos en donde no se normalizaba compartir conocimientos o técnicas, explica la artista gráfica que usa el apodo ‘Poli No Police’, también integrante de la Colectiva Bravas.
Existía un sentir de invisibilización y falta de pertenencia que era compartido por muchas mujeres que se sentían solas en el ámbito artístico, cuenta.
“Hubo varias cuestiones que nos hizo crear la colectiva (Bravas) y una era la cuestión del aprendizaje y sentirnos que no teníamos un espacio y no sentirnos validadas en ese aspecto creativo”, menciona Poli. “A partir de este sentir empezó a formarse la colectiva y varias empezamos a usar la gráfica para expresar ciertas problemáticas que están pasando en la ciudad.
Como parte de Bravas, integrantes como Poli y Nayeli tuvieron la oportunidad de explorar distintas técnicas de gráfica urbana desde el paste up, stencil, graffiti y muralismo. Pero este aprendizaje no se quedaba entre las integrantes de la colectiva y buscaban compartirlo a la comunidad.
Además de la intervención callejera, Bravas realizó talleres que se llevaron a cabo en el espacio autogestivo CX16 y después con el apoyo de la Secretaría de Cultura estatal en el sur oriente de la ciudad. Los talleres que realizó la colectiva trataban temas desde la violencia de género a los derechos humanos con el propósito de generar espacios de diálogo.
“Creo que es muy importante llegar a otras mujeres que no han tenido este tipo de diálogos. (Nuestro activismo) no solo son estas intervenciones en las calles si no todo lo que hay detrás”, afirma Poli. “También nos importa mucho esta cuestión del proceso de compartir cosas, sentires y crear estas redes que impulsan a otras mujeres”.
Con los talleres, Poli también se dio cuenta que se sentía una energía diferente al hacer un trabajo colectivo y se sentía con más seguridad y fuerza. Para Nayeli, las intervenciones de la Colectiva Bravas, en las calles o través de talleres, siempre fueron consideradas como actos de activismo que traían consigo un sentimiento de catarsis.
“Casi siempre era la manera de sacar lo que traíamos ahí atorado”, dice la artista. “Lo plasmabas en papel y salíamos a la calle a pegarlo. Todo el proceso es liberador porque estas con personas que te entienden y que probablemente han pasado por lo mismo que tu y es una manera en que te sientes apoyada y escuchada”.
Los espacios de dialogo que abrían con las colectivas no solo servían como medios de activismo si no también como formas de auto-cuidado. Las integrantes de las Colectivas Xolas han colaborado con Bravas en la pinta de murales y otras intervenciones.
Sobre la calle Colombia existía un mural que las dos colectivas hicieron en colaboración. Además de permitirles pintar juntas, para Eloisa este fue un trabajo de transformación del espacio público que se hizo en conjunto con la comunidad del barrio.
“Se escuchaban rumores de la gente que pasaba por ahí y hasta entre nosotras mismas que se sentía distinta la calle. Eso fue muy satisfactorio, desde encontrar la pintura, las vecinas se involucraron, hubo comida, hubo música. Era un entorno muy de mujeres y muy seguro. Si se logró la unión y el efecto que queríamos crear”, recuerda Eloisa.
De la misma forma vieron un potencial de generar redes de apoyo y hermandad, dice Alavez, agregando que es necesario crear colectivas hechas por mujeres y para mujeres.
“Creo que también tiene que ver que la creación es como una forma de auto cuidado. Dentro de este espacio puedes crear algo que quizá no estabas segura de hacerlo al inicio y te da ese impulso de explorar o reflexionar otro tipo de cosas que antes no se podían concebir” afirma.
Entre las actividades que la colectiva ha llevado acabo incluye el muralismo, intervenciones de gigantográfia, talleres de poesía, escritura, creación de fanzines y han mantenido una participación en los bazares locales. Además de explorar temas de resistencia feminista y lesbiandad en sus obras, la Colectiva Xolas busca celebrar el amor entre mujeres, ya sea en relaciones sexo-afectivas como los lazos de hermandad.
Más que nada, el mensaje que Xolas busca compartir es decirle a otras, desde su experiencia como mujeres o lesbianas, que están acompañadas.
“Los mensajes puedes ser palabras, pueden ser símbolos, pero siempre es con una intención”, afirma Alavez “Creo que de alguna manera las personas que transitamos esta ciudad sabemos lo que significa la cruz rosa, si vemos el nombre de Isabel en el centro sabemos a que se refiere. Creo que es un decirle a las demás que no están solas y que estamos en las calles”.
El arte de Monse es un arte plasmado en madera y le gusta porque siente que le da una segunda vida a la madera que muchas veces las personas piensan que ya no sirve
Texto: Itzel Urieta
Fotografía: José Miguel Sánchez
2 de febrero de 2022
Chilpancingo
Monserrat Moreno García se define como una mujer inquieta a que le gusta crear y hacer diferentes cosas, es amante del teatro, la pintura y la fotografía. Desde que era pequeña tuvo una inquietud de dibujar, realizaba dibujos que le regalaba a su papá.
Monserrat o Monse que es como le dicen sus amigos, es licenciada en ciencias de la comunicación derivado de su carrera decidió dedicarse de manera profesional a la fotografía. Actualmente es una de sus formas de ingreso.
De sus tantas habilidades Monse pensó en buscar algo que le gustara para comenzar a independizarse cuando estaba en el último año de su carrera. Con su gusto y habilidades para la pintura y el dibujo Monse comenzó a pintar separadores de libro, los llevaba a su escuela y los vendía con sus compañeros.
Después de que varios compañeros conocieran el trabajo de Monse, comenzaron a llegar pedidos más grandes de pinturas, comenzó con haciendo pinturas en acuarela.
Entre Letras
Monse comenzó Entre Letras en el año 2015 y decidió poner ese nombre a su negocio porque se enfocaba en vender separadores de libros y pinturas en acuarela.
Fue hace tres años que Entre Letras dio un giro. Derivada de una inquietud que tuvo Monse cuando asistió a una boda y vio que en ese lugar había muchas tablas de madera con humedad y en condiciones difíciles de trabajar.
Al ver a la persona que llevaba las tablas de madera Monse le preguntó qué harían con ellas, la respuesta fue que serían quemadas. Monse tuvo una sensación triste al ver que serían desechadas. “Toda la boda me pasé pensado qué puedo hacer, no puedo rescatar toda la madera pero por lo menos una parte”, comenta.
“Puedo hacer cuadros ahí”, se le ocurrió a Monse, aún conserva el primer cuadro que pintó en madera. Al inicio pintaba los cuadros en madera, posteriormente y gracias a internet encontró otra técnica que le pareció interesante y creyó conveniente aplicar en su arte.
Monse define Entre Letras como la forma de crear una conexión con sus clientes. Ser cómplice de lo que ellos le piden.
“Me gusta que las personas se sientan con la confianza de contarme aunque sea por mensaje un poco de ellos y que es lo que quieren que plasme”, comenta Monse.
De la acuarela al pirograbado
Monse veía su página de Instagram cuando le apareció la imagen de una joven realizando un cuadro con pirograbado, esto llamó su atención y decidió investigar más sobre lo que es el pirograbado.
El pirograbado es una técnica que se trata de quemar un soporte, ya sea de papel, cartón, o madera, con el pirograbador marcando un dibujo sobre esa superficie.
Monse siempre ha contando con el apoyo de su familia, principalmente de su padre, fue él quien le obsequió su máquina de pirograbado que aún sigue utilizando para realizar su trabajo.
“Fue algo que no me esperaba, estábamos comiendo y mi papá me dijo que había llegado algo para mí, a mí me extrañó porque yo no había pedido nada y al abrirlo era mi máquina de pirograbado”, comparte.
El proceso para que Monse se adaptara a realizar su arte en madera fue un poco complicado, ella nunca había trabajado con el pirograbado, tuvo que meterse a ver tutoriales en Youtube, hacer prueba y error hasta que pudo aprender a manejar el pirograbado y los diferentes tipos de madera.
El arte de Monse es un arte plasmado en madera y le gusta porque siente que le da una segunda vida a la madera que muchas veces las personas piensan que ya no sirve.
Dificultades
Monse considera que su arte ha sido bien aceptado. Las redes sociales le han ayudado a vender lo que plasma en madera. En la capital son pocos los artistas que se dedican al pirograbado.
“No es fácil ser artista en Chilpancingo”, comenta Monse. Desde su perspectiva considera que las personas no valoran lo artesanal, las personas prefieren el trabajo rápido y el mayoreo.
Monse cree que hace falta más conciencia sobre el consumo local y artesanal en la capital. “Todo esto es artesanal desde las tablas que tengo mi papá las lija y me ayuda a rescatarlas”, cometa.
El panorama para los artesanos locales es complicado, a Monse le gustaría poder llegar a más personas, que más gente conociera su trabajo, ante la poca valoración del trabajo artesanal y los regateos Monse busca que Entre Letras siga creciendo.
Metas
Monse quiere lograr muchas cosas para Entre Letras, aunque sabe que es complicado vivir del arte es algo que le apasiona ya ha tenido la oportunidad de laborar en otras áreas afines a su carrera profesional a ella le encanta crear, inspirarse y que sus obras transmitan lo que sus clientes quieren contar. Busca que Entre Letras pueda crecer y ser reconocida.
Una de sus metas es implementar más materiales reciclables para su negocio, ampliar sus productos y poder plasmar su arte en tazas y ropa.
Otra de sus metas es tener una línea de ropa de manta en la que ella pueda dibujar y plasmar todo lo que su mente imagina.
Monse sueña con que su arte en madera y acuarela pueda ser expuesto y vender sus obras. Me veo haciendo esto toda la vida”.
Los murales fueron pintado por Jaime Antonio Gómez del Payán, originario de Aguascalientes, para conmemorar el natalicio de Vicente Guerrero.
Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Itzel Urieta
25 de enero del 2022
Tixtla
Vicente Guerrero levanta su espada al tiempo que una llama de fuego tricolor lo rodea. Detrás del tixtleco más famoso de esta ciudad, por quien lleva el nombre el estado, hay un águila y un jaguar en posición de ataque. Junto a él están otros insurgentes guerrerenses como Juan del Carmen, Pedro Asencio Alquisiras, y los hermanos Galena y Bravo.
Esta imagen resalta al entrar al ex ayuntamiento de Tixtla. La representación de Vicente Guerrero es parte de un mural de 730 metros, que realizado en el año de 1984.
El mural fue pintado por Jaime Antonio Gómez del Payán, originario de Aguascalientes, para conmemorar el natalicio de Vicente Guerrero.
“Aquí a Vicente Guerrero se le representa como el auténtico consumador de la independencia”, comenta el maestro en artes plásticas, Manuel Hernández Marbán, quien colaboró en el proyecto.
Hernández Marbán, junto a otras cuatro personas acudieron al llamado de Gómez del Payán para la realización del mural, una iniciativa de la Asociación Nacional de Tixtlecos Amigos (ANTA).
La ANTA fue la encargada de gestionar los materiales para el mural. Gómez del Payán y los ayudantes no cobraron nada para realizarlo.
La obra pictórica está plasmada en los corredores de un antiguo edificio que data de la época colonial, ubicado en el corazón de Tixtla.
La historia oral indica que durante la colonia, las familias españolas más poderosas de la región vivieron ahí, posteriormente fue la casa de Vicente Guerrero, y por muchos años albergó al ayuntamiento municipal.
El inmueble consta de un jardín central, los corredores son el lienzo donde Gómez del Payán plasmó la historia de México. Ciclo mural es como lo denomina Hernández Marbán.
Fue diseñado para que desde el jardín central se pudiera admirar. Está dividido en cinco partes: muro sur, poniente, norte, oriente y el vestíbulo.
En el muro sur comienza la obra que se prolonga 180 metros sobre los muros. Hay varios temas, el primero es una descripción pictórica del valle de Tixtla.
“En esta parte tratamos de representar como era el valle antes de fuera habitado”, menciona Hernández Marbán cuando señala parte del mural.
La parte que señala es el valle de Tixtla desde las alturas, y se observa la laguna rodeada por montañas. Ignacio Manuel Altamirano, escritor, dramaturgo, político y diplomático mexicano originario de este lugar, describió a la laguna como El espejo de los dioses.
Por esa razón, el dios mexica Quetzalcóatl se refleja en la laguna.
Continúa el mural en La Conquista, la cual está representada con un guerrero mexica y un jinete español en un enfrentamiento. Luego aparece el suplicio de Cuauhtémoc.
Los murales cuentan la historia de Guerrero y México
Este paraje es una representación del momento histórico donde el conquistador Hernán Cortes le quema la planta de los pies al emperador Cuauhtémoc, para, según los historiadores, dijera dónde ocultaban sus tesoros.
De acuerdo a Hernández Marbán con está pintura se trató de representar el fin del conocimiento y los saberes del pueblo mesoaméricano.
El mural continúa. Ahora se observa la fusión de la cultura de Mesoamérica y española, así como la fundación de Tixtla.
Al extremo del muro sur se plasmó el inicio de la Guerra de Independencia con Miguel Hidalgo, José María Morelos y al último la consumación de la Independencia con Vicente Guerrero. Esa parte del mural se ocupó hace algunos años para ser la portada de los libros de historia de Guerrero de nivel primaria.
Así culmina la primera etapa del mural.
En el muro poniente del edificio comienza la segunda etapa. Ahí está representado el Plan de Ayutla, con sus principales personajes, militares, políticos e intelectuales. Sigue la Guerra de Reforma
La parte que Gómez del Payán denominó La patria nueva está representado con una mujer que trae el fuego de la sabiduría y está postrada sobre un pedestal con símbolos prehispánicos.
Termina el muro poniente con un homenaje a Ignacio Manuel Altamirano, donde lo representaron en todas sus etapas como escritor, político, militar y poeta.
Hay una parte del muro poniente que esta sin terminar, esta solamente el dibujo a lápiz, para Hernández Marbán esta es una de sus partes favoritas, pues considera que se puede ver el proceso más rudimentario de una obra de arte.
Sobre el muro norte continua el mural, aquí está plasmado el porfiriato, para esta época de acuerdo con Hernández Marbán se quiso representar la explotación del hombre por el hombre que vivió el país en aquellos años.
Más adelante plasman la Revolución Mexicana, son dos hombres en una batalla cuerpo a cuerpo, uno con uniforme militar y un campesino. “Aquí representamos la lucha del pueblo contra el pueblo, porque esa fue la revolución, un pueblo vestido de militar, contra uno vestido de campesino”, comenta Hernández Marbán.
Después de la revolución se pintó la Constitución de 1917 y se pintaron elementos que se contemplaron en la Constitución, el reparto agrario, el derecho a la salud, a la educación y al deporte.
En la última parte del muro norte se comienza a plasmar la historia de Tixtla, con personajes famosos, y una representación del fandango tixtleco, un baile de tarima, con los músicos y el público jubiloso.
El muro oriente es la última parte del mural, ahí lo que se observa son las tradiciones de Tixtla, la peticiones de lluvias que se realizan en la región, la producción de mezcal, leyendas locales, y danzas tradicionales.
Durante el recorrido la última y quinta parte del mural se le conoce como El Vestíbulo, aunque realmente es la entrada al edificio, ahí se pintó a Vicente Guerrero en dos etapas, la militar y la intelectual, junto con otros elementos. En esta parte Vicente Guerrero está acompañado del libertador de Colombia y Bolivia, el militar Simón Bolívar.
Para Hernández Marbán esto se debe a que Gómez del Payan consideró que Guerrero y Bolívar fueron los verdaderos libertadores de América.
“Los dos (Bolívar y Guerrero) fueron fundamentales para lograr la independencia de América”.
El edificio donde están los murales está abierto al público. Fue remodelado y se llama Centro Cultural Vicente Guerrero, continuamente hay exposiciones de arte y conciertos.