El Museo de Arte Contemporáneo (Muac) de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) fue fundado en el año 1969 por el maestro, pintor y escultor Víctor Manuel Contreras, un artista de fama mundial, originario de Jalisco que llega a la máxima casa de estudios de la entidad a impartir clases de Historia del Arte.
Desde la fundación, Manuel Contreras adquirió obras a través de donativo de artistas contemporáneos mexicanos y extranjeros.
De acuerdo con el sitio web del Museo de Arte Contemporáneo (MUAC) años después de su fundación el museo queda rezagado por por falta del subsidio federal y estatal, durante los años de crisis universitaria.
En 1984, cuando la mayoría de los trabajadores universitarios se quedaron sin recibir su sueldo durante un año, la colección de arte se empezó a dispersar.
En el sismo del año 1985 el edificio de Rectoría quedó dañado al igual que el Museo, pues se ubicaba en el mismo lugar, en la avenida Juárez de Chilpancingo.
Parte de las cosas que había en la Rectoría y el museo fueron trasladadas a oficinas de gobierno de Taxco de Alarcón.
En 1979, el maestro y pintor Javier Mariano, originario de la región Tierra Caliente, de Guerrero, trabajó para reunir las obras que en su momento formaron parte del patrimonio de la Uagro y logró rescatar 68.
Las obras que rescató fueron dibujos, esculturas y pinturas de grandes maestros que representan las artes plásticas. Mariano fue director de este museo, en su segunda época, hasta su muerte, en noviembre del 2008.
Entre los años 1991 al 1995, las obras que se rescataron fueron restauradas en el Centro Nacional de Conservación de obras artísticas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
A finales del siglo pasado se planteó construir un espacio para el museo, pero ya no se le dio seguimiento y no se continuó con la propuesta hasta años más tarde.
En el año 2022, Fortunato Juárez Ríos, también responsable de este museo, realizó gestiones para que el edificio del museo estuviera concluido y también para continuar con las actividades culturales.
Actualmente el Museo de Arte Contemporáneo de la Uagro está ubicado en la calle Lic. Arturo Martínez Adame número 5ª, habilitado y en operación. El actual responsable es Carlos Alberto Mecino Venegas.
Mecino Vengas comentó que en el recinto se inauguran diversas exposiciones temporales cada mes, pero además hay diversas actividades en pro de la educación y el arte.
La exposición más reciente se inauguró este miércoles 5 de junio denominada como exposición pictórica Cienfuegos dibujos, pinturas y sueños de los artistas Daniela y Daniel Cienfuegos, la que te invitamos vayas a conocer en los siguientes días.
Texto: Andrea Mendoza Foto: Cortesía Javier Téllez
27 de abril del 2024 Chilpancingo
El muralista Javier Tellez, originario de Chilpancingo, pintó un maxi mural de jaguar durante su estadía como expositor en la Feria Internacional del Arte en Monzón, España.
Javier Téllez comenzó a realizarlo el 18 de abril afuera de una ex fábrica de azúcar de más de cien años.
Comentó que el mural sería movible para que pudiera estar en diferentes partes de Monzón y en la Feria Internacional del Arte.
De esta manera, las personas podrían apreciar el arte y la cultura mexicana. Así como conocer Guerrero y Chilpancingo.
“Muy valorada la cultura mexicana por los españoles, en Monzón ya conocen un poco de Chilpancingo”, escribió Javier Téllez en sus redes sociales junto con fotos de su obra terminada el miércoles pasado.
En el maxi mural se observa un jaguar con penacho y flores de colores y a la izquierda lo acompaña un cruzado de la Edad Media.
Este mural muestra el sincretismo y el estilo puro del muralista, quien plasmó dos personajes de la cultura mexicana y española.
Javier Téllez agradeció a todos los que lo apoyaron, en especial a su pareja por acompañarlo hasta España y ayudarlo con la elaboración del mural.
El alcalde de Monzón, Isaac Claver Ortigosa felicitó a Javier Téllez por el mural y se comprometió a conservarlo en un lugar donde esté protegido de la lluvia y el sol para que se conserve mucho tiempo.
Javier Tellez fue seleccionado para presentar su arte en la Feria de Arte en Monzón.
Para ellos participó en un concurso con distintos artistas del mundo y ganó con sus obras Estallido Visceral e Implosión del ser.
Para estas obras, el artista combinó la técnica del surrealismo con tierra traída de la Sierra de Guerrero.
Con un estante llamativo, lleno de aretes, velas, cadenas, collares, pulseras y otros productos coloridos de diversas culturas del mundo, Noé de Jesús Gutiérrez Salazar, de 29 años, originario de Chilpancingo, vende joyas diseñadas y elaboradas por él mismo, en la capital y en otros países.
Desde muy joven se ha dedicado al diseño de joyería y de diversos artículos para el bienestar personal y del medio ambiente. En su estante de ventas hay plantas y productos reciclados para adornar, como el musgo, que adorna una caja de cristal donde guarda unas piedras para la elaboración de joyas.
Jesús pide a las personas que no tiren ese tipo de plantas o cosas, que mejor se las donen o que se las vendan para que las ocupe y así no afecten más al medio ambiente.
El sello del trabajo de Jesús el artesano está basado en ser joyería cultural de carácter global, no sólo regional con la visión de ser un punto geográfico para la localidad, promoviendo el turismo y ser generador de armonía en la humanidad .
Inició su negocio en el año 2014, cuando apenas había cumplido su mayoría de edad, desde entonces tiene altas y bajas porque aparte de emprendedor era un estudiante, pero jamás dejó su pasión por diseñar y mostrar su habilidad para crear diversos artículos.
Su negocio se llama Jesús, el artesano. Combinó su nombre y agregó el oficio que ejercía con la intención de exaltar sus raíces y el arte en sus diferentes formas.
Se considera una persona cambiante en cuanto a su trabajo, elabora sus productos de acuerdo con las temporadas, por eso en su puesto se pueden hallar productos diferentes de acuerdo con las fechas.
El apoyo de su hermana es importante. Ella le ayuda a conseguir la materia prima, a vender los productos y también a diseñar.
Estudió en la Facultad de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) y eso le sirvió mucho en su emprendimiento pues conoció estilos artísticos de todas las partes del mundo y fue así como decidió traer todo aquello que admiraba a la joyería y empezar a materializarlo.
Actualmente no tiene un puesto fijo para vender su mercancía, años atrás sí contaba con un espacio, pero con la pandemia se vio obligado a cerrar y como consecuencia bajaron mucho sus ventas.
“En la pandemia nos fue terrible, hubo días en los que no vendimos absolutamente nada, ni un peso”, lamentó.
Sus ventas las realiza en bazares y en línea, esta última modalidad le permitió llegar a diferentes estados del país e, incluso, a otros países.
Los productos que más vende son los collares por su diseño de arte maximalista, es decir, son collares con un diseño más ostentoso que lo que se está acostumbrado a ver. La mayoría de los collares que diseña tienen un elemento más grande que los demás.
Uno de los artículos más llamativos de su emprendimiento son los aretes que diseña porque son “pares impares”, como él lo dice, son un par de aretes, uno de una forma y el otro con características totalmente diferentes, pero hay un elemento que los une, regularmente es un color, técnica que también la aprendió en la Universidad.
A lo largo de los años se le presentaron obstáculos, uno de ellos es la falta de empatía del mismo gremio de emprendedores y vendedores que manejan productos similares y aunque no son exactamente los mismos productos, algunas veces existe mucha fricción o envidia y se pierde el compañerismo.
Cuando apenas comenzaba con su negocio, hubo mucha gente que no creyó en él, personas conocidas y cercanas, obtuvo muchas críticas, se le cuestionó el por qué hacía esa actividad, que esa actividad la hacían las mujeres.
Estos comentarios también surgieron porque él empezó a utilizar como parte de su vestimenta los productos que él mismo elaboraba, los comentarios lo desanimaron un poco, sin embargo, no hizo mucho caso y continúo.
“Ahora ya no me sucede tanto, ya vivimos otros tiempos. Más allá de que esta actividad genere riquezas o vanidad, son ideas que nos ayudan a generar historias propias y conciencia en las diferentes formas de trabajar”.
La situación económica del país también es un problema. La inflación es lo que más le afecta, porque suben los precios de la materia prima que utiliza y por lo tanto también tiene que subir el costo de sus productos. Mucha gente no entiende o no quiere entender este aspecto y quieren que les mantenga los mismos precios de antes, o regatean.
El diseño de joyería es su única fuente de ingresos, esta actividad le permite generar los recursos necesarios para continuar con su estilo de vida, lo que le apasiona.
Lo que distingue al negocio de Jesús es la atención personal que brinda. Aunque esté cansado, siempre trata de dar la mejor atención para que el cliente se sienta cómodo y adquiera los productos o vuelva para comprar en otro momento.
Siempre recibe a sus clientes con un saludo y con una sonrisa, además les ofrece su ayuda para resolver las dudas que tengan respecto a lo que vende.
A cada trabajo que realiza le pone el corazón. Trata de que cada uno de sus productos tengan la mejor calidad.
Su trabajo le permite conocer a mucha gente, recuerda que una ocasión conoció a una mujer de otro país, de Rusia, esta persona estaba de visita en la ciudad de Chilpancingo, le compró unos aretes que cuando los vio la cautivaron de inmediato, reconociendo el excelente trabajo.
El artesano comentó que meses después volvió a ver a esa mujer y le contó que había ido a su país y que le regaló los aretes a una persona que había logrado escapar de la guerra, le contó que al recibirlo le alegró demasiado ese detalle, que por su cuidadosa elaboración logró cautivarla, mostró asombro y alegría.
Esta es una de las anécdotas que más le han motivado a Jesús a continuar con sus sueños y a amar más su oficio y querer mejorar cada día.
Tiene la certeza que las personas extranjeras son las que más valoran el arte que realiza y el trabajo en general de cualquier artesano.
Una de sus metas es tener de nuevo un local en la capital para desarrollarse mejor, ir a otras ciudades para compartir perspectivas y trabajos con otros artesanos y además tener más ventas en línea en el extranjero.
Marcial Frías Organista, de 64 años, es un pintor que desde hace 28 años está al frente del taller de pintura que se ubica en el interior del Zoológico de Chilpancingo Zoochilpan.
Los conocimientos acerca del dibujo y la pintura que ahora tiene los ha adquirido de forma empírica a lo largo del tiempo y con mucho esfuerzo.
“Lo que hago, la gente le llama arte, yo solo me distraigo haciéndolo”, expresó el pintor mientras trazaba con su lápiz un dibujo animado de un pez en una cartulina reciclada.
Muchos jóvenes recuerdan a Marcial con cariño porque más de una vez asistieron a su taller de pintura al visitar el zoológico con sus familiares y les dio algún consejo.
“A este señor lo recuerdo desde que tenía como seis años, desde que tengo memoria él está aquí dibujando para los niños”, comentó Michelle García, una joven que mientras pasaba por el taller admiraba lo que el artista hacía.
Este emprendimiento lo inició con cinco personas más, pero al paso de unos meses sus compañeros se desesperaron por no ver grandes resultados y decidieron irse.
“Ellos esperaban que al mes o a los dos meses iban a tener grandes ganancias, pero no es así, hay que trabajar duro para lograr las cosas, tener paciencia y fe en uno mismo”.
Frías Organista tenía claro sus objetivos y sabía que era un proyecto a largo plazo, así que decidió continuar él solo. Comentó que no es nada fácil el camino porque la sociedad y el gobierno no le apuestan al ámbito cultural.
Para tener en funcionamiento su taller dentro de las instalaciones del zoológico, tiene que pagar una renta mensual de 720 pesos.
El pintor externó su preocupación, pues dice que cada vez hay menos personas interesadas en la cultura y prefieren estar sumergidos en cosas banales con la tecnología .
Cuando inició, realizaba dibujos a mano. Trazaba animales que vivían en el zoológico, pero tuvo que cambiarlos por personajes de televisión, que ahora son los que más les llama la atención a los participantes del taller.
En la actualidad utiliza la técnica de serigrafía, eso le ayuda a que su trabajo sea más rápido porque hay ocasiones en las que asiste mucha gente al taller, esto sucede con frecuencia los fines de semana, pues son días en los que la mayoría de la gente tiene tiempo libre.
Tuvo la posibilidad de trabajar con dibujos impresos, pero esto conllevaba un gasto extra porque le costaban caros y a veces no le resultaban sus cuentas por lo que prefirió continuar con la serigrafía.
Cuando hay poca gente en su establecimiento y tiene tiempo libre, el pintor también realiza dibujos a mano en la parte de atrás de las cartulinas que dejan los participantes, opta por reciclar y de esa manera cuidar el medio ambiente.
Si alguien le encarga algún dibujo y le dicen en qué tipo de material lo quiere, les comenta que solo trabaja con material reciclado de su taller, si el cliente no acepta esa única condición, prefiere no hacer ese trabajo, seguir su forma de trabajar y serle fiel a sus ideales.
Al conversar con los niños que participan en el taller, trata de motivarlos y les dice que no es necesario tener materiales caros, el arte lo pueden hacer en cartulinas o cualquier otro material reciclado.
Los dibujos que realiza a mano también le ayudan a su economía, sin embargo, la mayor fuente de ingreso es el funcionamiento de su taller, por lo que depende totalmente de que las niñas, niños, jóvenes y adultos pinten algunos de sus dibujos.
Los precios de los dibujos que hace para vender fuera de su taller o encargos que le hacen, varían de acuerdo con el tamaño o dificultad de esta o también de los marcos que se le ponga.
Sus trabajos cuestan desde 300 a 1,000 pesos, todo va a depender del material y técnica que use, pero siempre trata de darlos a un precio accesible.
A lo largo del tiempo enfrentó diversos obstáculos, pero el más fuerte fue la pandemia por el COVID-19 porque al estar todos en cuarentena su taller dejó de funcionar.
La falta de participantes al taller es evidente. Hace años Frías Organista compraba cartulinas por millares, ahora es mucho menos lo que tiene que adquirir por la falta de demanda de los dibujos en el taller.
“Recuerdo que hace algunos años tenía tres trabajadores conmigo porque no me daba abasto, pero ahora solo soy yo y a veces viene un muchacho de vez en cuando a ayudar porque ya es poca la gente”, relató Marcial.
El pintor comentó que tuvo varias oportunidades de laborar dentro de algunas instituciones, pero siempre rechazó esas propuestas porque le pedían hacer cambios a su forma de trabajar y no quiso cambiar su forma de trabajar y de pensar.
De acuerdo con Frías Organista, el gobierno no da dinero para actividades culturales, mencionó como ejemplo al recién anunciado cierre del centro cultural El Zanate Azul y otro centro cultural de Acapulco que se llamaba La Quebrada.
“El gobierno solo quiere que los centros de cultura quebremos y utilizar el establecimiento para sus militares, nosotros tenemos ideas pero no las toman en cuenta”, lamentó.
Su taller ha marchado sobre ruedas, pero el artista comentó que ya se cansa rápido y que son muchas las personas que le proponen que les venda su negocio, pero no quiere venderlo a cualquier persona y tampoco puede heredarlo a su único hijo porque apenas es un niño.
Comentó que cuando llegue el momento, incluso es capaz de regalar su negocio siempre y cuando la persona que lo vaya a recibir esté realmente comprometida con el arte y no solo lo vea como negocio, porque es muy importante para él.
Cómo labor altruista fue al Centro Federal de Readaptación Social de Chilpancingo (Cereso) a realizar talleres de pintura y serigrafía para que las personas presas aprendieran a realizar alguna actividad cultural.
Recuerda que fue en varias ocasiones, pero llegó la actual administración y ya no le permitieron seguir con esa actividad.
Javier Téllez pinta sus cuadros con tierra de la Sierra de Guerrero
Texto: Andrea Mendoza
Foto: Javier Téllez
Chilpancingo
24 de enero del 2024
Javier Téllez Villalba de 32 años, pintor y muralista guerrerense originario de Chilpancingo, fue seleccionado para una exposición en la Feria Internacional del Arte en Monzón, España.
Javier Téllez participará con sus obras Estallido visceral, Implosión del ser y Recordar con el corazón.
En su arte, Javier Téllez combina el realismo al óleo, con tierra traída de la sierra de Guerrero.
La exposición está programada del 15 al 22 de abril de este año, por lo que Javier Téllez busca apoyo económico, ya que dicha exposición no contará con apoyo para los artistas internacionales.
Mediante la venta de sus obras y donaciones monetarias de fundaciones, Javier Téllez planea obtener su financiamiento para los siete días que estará en Monzón, España.
El muralista comenta que ha buscado financiamiento con el gobierno guerrerense, sin embargo, aún no hay una respuesta concreta.
Para Javier Téllez estar presente en la actividad es una oportunidad de conocer artistas y diferentes estilos de arte, así como poner en alto el folclor guerrerense.
En sus obras para la Feria Internacional del Arte, planea una temática folklórica y decidió centrar su arte en la cultura Ñomndaa, combinada con el surrealismo.
La creación e inspiración de sus obras
A Javier Téllez le gusta descubrir y experimentar. En sus murales se observan diferentes texturas, colores y tierra.
Un ejemplo claro de su versatilidad son las obras con las que ganó su próxima participación en Monzón. Estallido Visceral e Implosión del ser son obras en las que mezcla pintura al óleo y tierra de la Sierra de Guerrero.
“Me gusta que mi arte tenga texturas y colores, por eso uso la tierra”, explicó Javier Téllez, quien recolecta diferentes tipos de tierra cuando va a la Sierra de Guerrero a visitar a su familia.
Para él, esa es una forma de estar con el pueblo, “con la esencia”. En sus murales abundan temas folclóricos y sociales de Guerrero, por lo que el uso de elementos extraídos de su estado son una parte fundamental en su arte.
Le gusta la cultura guerrerense, la población Ñomndaa, lo surrealista y el realismo, por lo que sus creaciones no tienen límite y tampoco un orden. Crea sus obras desde su visión visceral.
La creación de sus obras las define como un ritual; es metódico, por lo que para hacer una obra lee y se informa sobre el tema de la obra, con base en eso construye los bocetos y espera la aprobación de quien encarga la creación, por último, hace una selección de colores para comenzar un trabajo de tres meses.
El pintor comenta que su arte es variado y entre ellos se puede hallar temas folclóricos, sociales y temas íntimos.
¿Qué atrae de España a Javier Téllez?
Javier Téllez huye de las zonas de confort y asegura que lo segundo más importante después del talento son las ganas de movilizarte por el arte.
“Nadie llega y te dice: pintas bonito te voy a pagar. Tienes que salir a buscar los apoyos: ser artista y gestor. No basta ser solo el pintor”.
Para el muralista guerrerense, la importancia de exponer en la Feria Internacional de Arte no es conocer España, sino al conocimiento que puede traer de sus colegas muralistas para Guerrero.
Considera que visitar y estar presente en exposiciones nacionales e internacionales abre un camino de conocimiento.
“Ir a España y regresar a Guerrero a contribuir es lo que rige mi tenacidad como pintor”, comenta el muralista.
En los planes a futuro del pintor figura enseñar arte a jóvenes guerrerenses.
Sus pasos por exposiciones internacionales son un camino al fomento del arte y la cultura en Guerrero, así como dar espacios y voces a artistas emergentes.
El Centro Cultural El Zanate Azul, un espacio independiente dedicado a promover el arte, apoyar a artistas locales, independientes y consolidados, cerró sus puertas a inicios de este año por falta de recursos y apoyo para mantener el proyecto.
Fueron seis años en los que el Zanate Azul organizó más de 72 exposiciones colectivas e individuales para mostrar el trabajo de artistas guerrerenses.
Además de ser un apoyo para los artistas, se impartían clases de pintura, dibujo y grabado para personas de todas las edades, quienes más asistían eran niñas y niños.
En verano también se impartían cursos.
“El Zanate Azul tuvo su época dorada”, mencionó Andrés Aguilar, artista plástico y fundador del Zanate Azul.
Andrés Aguilar contó que después de la pandemia por COVID-19, todo cambió y se volvió complicado por la pérdida de espacios.
El Zanate Azul continuó después de la contingencia, aunque con más dificultades.
Desde el 2022, Andrés Aguilar y su compañera (también fundadora del espacio) Olga Figueroa Lujano, externaron su preocupación por cerrar el lugar ante la poca participación de la ciudadanía y la baja venta de obras.
A pesar de las dificultades, lograron mantener el espacio dos años más.
Andres Aguilar reconoció y agradeció que en ocasiones, los alumnos y alumnas, así como sus padres, cooperaban para los gastos del taller, gracias a eso, lograron juntar el pago de la renta del espacio algunos meses.
Lograron un convenio con el gobierno estatal en el que ellos impartían cursos y talleres y el gobierno les pagaba.
En el mes de noviembre, el gobierno del estado les avisó que el convenio no continuaría. “Y ya no nos pagaron ni el mes de diciembre, sabemos que el mes de diciembre y enero son de los más complicados porque son vacaciones y nadie va a cursos y exposiciones”, contó Andrés Aguilar.
De acuerdo con Andrés Aguilar, el trato con el gobierno estatal era cubrir también el mes de diciembre.
Otro de los objetivos del Zanate Azul era que las personas se acercaran e interesaran en el arte, objetivo que les resultó complicado cumplir.
Andrés Aguilar y Figueroa Lujano continúan con la producción de sus obras de manera individual, planean realizar otros proyectos que darán a conocer en próximos meses.
Los sentimientos de nostalgia son inevitables, se quedan con la satisfacción de que su espacio fue para muchos artistas nuevos, un apoyo para la producción, exposición y venta de sus obras.
“Fuimos de los pocos proyectos artísticos que conservamos nuestra independencia a pesar de tener convenio con el gobierno del estado. Fuimos un espacio seguro para la disidencias sexuales y las mujeres”.
El Zanate Azul nació ante la falta de espacios para apoyar y difundir el arte en Chilpancingo, la idea surgió en el 2017 y se concretó en el 2018 gracias al apoyo del artista plástico Leonel Macial originario de Petatlán, región de la Costa Grande.
Fue el maestro Leonel Maciel quien notó que en la capital no había espacios para los artistas y propuso la creación de un centro cultural para los artistas capitalinos. Figueroa Lujano y Andrés Aguilar estuvieron interesados en ser parte de la creación de este espacio.
El Zanate Azul fue un intermediario entre los artistas y la sociedad, debido a que apoyaron a los nuevos talentos artísticos y a quiénes ya tienen una trayectoria en el mundo del arte.
El paso del huracán Otis por Acapulco dejó un sinfín de historias sobre como las personas vivieron y viven los embates del desastre natural y el ilustrador Ignacio Ocampo Rodríguez se dio a la tarea de recoger ese sentir y plasmarlo en imágenes e ilustraciones que relatan la situación del puerto.
Ignacio Ocampo, mejor conocido como Na´Chok, de quien ya se contó sobre su trabajo, es un ilustrador que, desde hace 10 años, a través de los comics e ilustraciones da a conocer la historia, cultura y tradiciones de Acapulco.
Otis quedará marcado en la memoria e historias de los acapulqueños, Na´Chok lo sabe y por eso pretende poner su granito de arena.
Situaciones cotidianas que ocurren en el Acapulco después de Otis son las que Na´Chok se dedica a ilustrar.
“Esto es como un desfogue, una manera de hacer catarsis después de lo que vivimos con el huracán Otis; si bien antes AcapulCómic eran temas de identidad, de moda, ahora Otis pasará a ser parte de nuestra identidad”, menciona Na´Chok.
Desde los saqueos hasta las largas filas para las despensas, fueron algunas de las primeras ilustraciones que realizó.
Después ilustró el miedo y temor que hubo en la población por una segunda lluvia y hasta un temblor.
Además de lo cotidiano, también le rinde un homenaje a las personas que fallecieron a causa del huracán.
Hay una ilustración en la que se observa a un marinero dentro de una embarcación y una leyenda en la que se lee “Dedicado a los marineros que cuidaron los barcos en los que trabajaban”.
Estas ilustraciones nacieron de un acapulqueño que vio en los noticieros nacionales información incompleta sobre el impacto de Otis en Acapulco.
Uno de los ejemplos fue el de la luz, mientras a nivel nacional se informó que ya estaba restablecida “la realidad es que no, muchas colonias no teníamos luz y quise mostrar esa realidad de cual era el sentir después de Otis y que era lo que estaba pasando”, cuenta Na´Chok.
Las últimas ilustraciones tienen un sentido de agradecimiento, las nombró Cosas que Otis nos enseñó a valorar y en ellas plasma cosas que “como Acapulqueños antes no valorábamos”.
La primer cosa que plasmó en esta serie de ilustraciones fue la energía eléctrica, después la regadera, en tercer lugar unas botellas de Coca Cola “bien fría”, y en cuarto el sazón de la comida porteña.
“Esta serie es un poco de reflexión, porque de pronto caigo mucha en la queja, pero tenía que pensar que dejó de bueno un huracán que casi acaba con Acapulco y yo creo que fue valorar esa cotidianidad”.
Otra de las motivaciones para Na´Chok, de realizar las ilustraciones de un Acapulco devastado fue dar a conocer la situación de emergencia por la que atravesó y atraviesa aún la población.
“Estabamos en una situación en Acapulco y todos los demás fuera del puerto no lo dimensionaban, porque casi nos lleva la jodida, pero como solo fuimos nosotros parecía que a nadie le importaba”, contó.
A largo plazo Na´Chok pretende realizar una crónica en la que se cuente, a través de ilustraciones como fue el embate de Otis en Acapulco, el antes, el durante y el después.
El artista plástico David de León Benítez observa los últimos detalles de su reciente trabajo. Es un mural grande en el que se ve a una niña abrazada a un jaguar, del otro lado un niño con traje de jaguar jugando con una avispa.
David es un artista plástico y muralista con más de 15 años de trayectoria. Estudió gráfica en Florencia, Italia y es originario de Costa Grande.
Desde niño le gustó dibujar, era algo que lo distraía, ahora le apasiona.
Fue invitado a pintar este mural en el museo interactivo La Avispa, ubicado al sur de Chilpancingo, a encargo del gobierno estatal.
A David le dieron la libertad de proponer el mural, optó por pintar algo representativo para los guerrerenses. “La estructura del mural habla de lo que es ser guerrerense, con una niña y un niño, ambos con traje de tecuan, mientras la niña abraza y es protegida por un jaguar, el niño interactuando con una avispa”.
Para hacer el mural, David utilizó un efecto visual llamado anaformismo, donde jugó con las perspectivas, las formas y los tamaños de la obra. Le significó un reto, porque nunca había trabajado con esta técnica.
“En el anamorfismo tomas un punto de referencia o perspectiva, y desde ese puesto, punto o ángulo puedes apreciar con totalidad la pieza, y es una técnica un tanto difícil porque tienes que jugar con el efecto óptico, pero el resultado es muy padre”, dijo.
El lugar donde pintó el mural es un espacio grande, en forma de escuadra, lo que le permitió abordar esta técnica. Su mural ahora es parte de la fachada del museo.
David realizó el mural en tres semanas; falta que sea inaugurado de manera oficial.
Este artista plástico es conocido y reconocido dentro y fuera del país. Sus diferentes técnicas en las artes plásticas lo han llevado a otros países de Europa, Asia y Centroamérica.
Tiene diferentes reconocimientos por su trabajo y trayectoria, como La Bienal del Pacífico de Pintura Grabado Javier Mariano 2017, y el premio Efraín Vargas, en Michoacán.
Ahora tiene una exposición de pintura en el Palacio de Cultura, en el centro de la capital.
“Desde niño he dibujado sin parar y es la fecha que no paro de dibujar, lo padre es que ahora vivo de eso”.
Sofía Sarahí Figueroa Salas sostiene en sus manos un plumón de color azul, con el que pinta una botella de mezcal, esta pintura será expuesta en el centro cultural El Zanate Azul, como parte de la muestra colectiva, Guerreros del mezcal.
Sofía mostró gusto por el arte a sus dos años, su tía Olga Figueroa Lujano, quien se dedica a la pintura, la motivó a que desarrollara sus habilidades.
Desde los seis años entró a cursos de dibujo y pintura, ahora, a sus 10 años, para de sus habilidades son la pintura y el dibujos con diferentes técnicas.
Sofía es simpática y un poco tímida, pero al hablar de arte y pintura se muestra con confianza y seguridad.
La idea de su tía de acercarla al arte fue para que no estuviera “en su casa viendo televisión”.
A Sofía le gusta dibujar la naturaleza: paisajes, árboles, plantas, y animales; es lo que más dibuja.
“Me gusta hacer este tipo de dibujos porque me dan paz”, comentó Sofía.
Además de desarrollar sus habilidades, para Sofía asistir a sus clases de pintura es una manera de conocer y convivir con otras niñas y niños.
Su artista plástico favorito es Vincent van Gogh; ha replicado algunas de sus pinturas como la de la Noche Estrellada.
A Sofía le gustaría ser artista plástica de grande– ya lo es–, y ver sus obras expuestas en alguna galería grande. Sus pinturas ya son expuestas en el Zanate Azul.
Las técnicas que domina Sofía son el dibujo con plumones, las acuarelas, óleo y acrílico y experimentó con el grabado.
Pero su técnica favorita es la acuarela, porque “los colores se ven más bonitos, el agua hace que los colores se mezclen mejor”.
Dichas obras representan sus gustos y aficiones; de grande a Sofía también le gustaría ser bióloga o astrónoma.
“Me gusta el sol, la naturaleza, el cielo y por eso los pinto”. Lo importante es que todo eso lo puede expresar e sus obras.Ya hasta perdió la cuenta de cuántas obras tiene hechas.
“Con su trabajo ella ya puede hacer su propia exposición”, cuenta Figueroa Lujano.
El consejo de Sofia para otras niñas y otros niñas que les gusten las artes plásticas es “que usen la imaginación y hagan su mejor esfuerzo para poder dibujar bien”.
El arte como método de enseñanza
Para Figueroa Lujano la pintura es una manera de enseñar a los niños y a las niñas a pensar mejor, a desarrollar su imaginación, mejorar sus habilidades y para la concentración y la disciplina.
Aun cuando en Chilpancingo no existen muchos espacios para enseñar y aprender sobre arte y pintura, en el Zanate Azul, un espacio independiente, hay cursos permanentes para niños, niñas, adolescentes y adultos de pintura y dibujo.
Sofía aprendió en el Zanate Azul. Olga Figueroa Lujano, su tía, es una artista plástica y una de las fundadoras y maestra de este espacio de cultura y arte en la ciudad.
En un estudio sobre educación infantil, publicado en la Guía Infantil 2022, menciona que enseñar distintos tipos de arte a las infancias estimula la comunicación, la creatividad, sensibilidad, y aumenta la capacidad de concentración y expresión de los niños.
“La pintura es arte y como tal, no debe ser una actividad repetidora ni condicionada a viejos patrones. Los cursos de pintura infantil también son recomendables; en ellos los niños pueden aprender a utilizar diferentes materiales y distintas técnicas”, se lee en la Guía infantil 2022, en el capítulo llamado La importancia del arte en niños pequeños.
Con sus pies hace un vaivén en el pedal de la máquina de costura y con sus manos sostiene la tela de algodón que va tomando forma con las diversas texturas, su nombre es Vianey Luis Alonso de 35 años de edad y desde hace un año estudia en la escuela “Riddibá” (costurar), una iniciativa comunitaria creada por la activista textil, Victoria Guzmán Cabrera cuyo objetivo es revitalizar y promover la defensa del vestuario tradicional de la mujer istmeña.
Riddibá nació hace 5 años, sin embargo por la pandemia tomó un descanso, y en el 2022, retomó su camino para la recuperación de esta técnica tradicional, y en este mes de abril abrió sus puertas a la impartición de clases, la cual tuvo una importante aceptación.
En una casa tradicional de gran tamaño elaborada con adobe, ladrillo y tejavana con paredes grandes, Victoria habilitó esta escuela tradicional con la colaboración de la maestra artesana Ana toledo, de 67 años de edad, quién como guardiana de la técnica de cadenilla aceptò compartir sus conocimientos con nuevas mujeres para que este textil siga vivo.
El salón de clases no tiene salones, es una sola pieza donde están instaladas tres máquinas de cadenilla además de una variedad utensilios como hilos de colores, reglas, gis, cintas métricas, que las alumnas ocupan al momento de aprendizaje.
Mientras Vianey mueve con sus pies la máquina de costura , la maestra Ana Toledo le va dando indicaciones. Ella es la alumna más avanzada y terminará un huipil de tela roja con hilos amarillos y negros.
“Me emociona mucho aprender, cuando leí la convocatoria no dude en inscribirme, soy de la primera generación y pues la idea es convertirme en artista textil, porque siento que la cadenilla es la técnica que está más en peligro de desaparecer en Juchitán, ya hay como tres o cuatro artesanas, el resto se ubican en otros poblados, y yo pienso ser una de ellas”.
La maestra es Ana Toledo, artesana desde los 13 años de edad y su mayor legado es enseñar a otras mujeres a crear vestimentas tradicionales, que dan identidad a la mujer istmeña.
Un huipil y una enagua de cadenilla es una prenda de gran valor para la mujer istmeña, que lo porta con orgullo en las fiestas tradicionales como son las velas, festividades diurnas y nocturnas que se realizan en el Istmo de Tehuantepec para celebrar la vida y la cultura.
“Me siento muy contenta de ver que hay mujeres que quieren conservar este oficio, yo a los 13 años comencé, aunque mi padre nos compró a las tres hermanas, tres máquinas, gracias a la cadenilla pude darle estudio a mi hijo, y ahora cuando veo a otras mujeres que quieren aprender, mi corazón se alegra mucho, porque significa que nuestra identidad está viva”.
Para aprender la cedenilla, no hay edad
Para aprender no hay edad, solo lo que se pide son ganas y paciencia, y aunque el taller tiene un costo mínimo, es prácticamente una labor comunitaria la que Victoria hace.
“Todo es comunitario, la maestra cobra una mínima retribución, lo que vale más son las ganas que le pongan, y como lo van a compartir elaborando las piezas, esa técnica que va en decadencia y estamos salvando”, agregó.
Para las clases no hay edad, aunque se pide que sean mayores de 12 años de edad, Clara Gonzáles es de Ixtaltepec, Oaxaca y a sus 60 años se inscribió y contenta narró cómo aprendió a usar la máquina de costura, a lo que dijo no es nada sencillo, pero todo es con paciencia.
“Tener paciencia me ayudó a terminar mi huipil, en varias ocasiones, tuve que rehacerlo, pero se logró y estoy muy contenta”, refirió.
Beatriz Antonio, en cambio, tuvo que trasladarse unos cuantos kilómetros de su natal San Pedro Comitancillo a Ixtaltepec, para tomar sus clases y elaborar su huipil.
Las alumnas aprenden desde lo básico, refiere Victoria Guzmán. “Es un acercamiento a la técnica, para que pueda hacer un huipil de líneas para después entrar a otras técnicas, son por etapas, primero se traza sobre tela, después se hace la elaboración, y se les da charlas sobre la historia textil, para que puedan entender como es el proceso”.
En Vacaciones de Semana Santa, la escuela tuvo seis egresadas, y aunque para sobrevivir Victoria realiza subastas y rifas, sus ganas son muchas, de manera conjunta combina las actividades de la escuela con su tienda de ropa tradicional, que a su treinta y tantos años la hacen una verdadera defensora del arte textil del Istmo de Tehuantepec.
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Músicos de México y Venezuela integran la orquesta filarmónica Raíces, un nuevo proyecto que apuesta por llevar la música clásica latina a las zonas violentas de México y transformar el tejido social.
Texto y fotos: Isabel Briseño / Pie de Página
27 de marzo del 2023
Ciudad de México
Según Leonard Bernstein la música son preciosas notas y sonidos unidos de tal forma que disfrutamos al oírlos.
Un hombre de tez morena que agita los brazos y las manos de manera intensa, pareciera que hasta descontrolada, dirige con precisión a un nutrido grupo de músicos que brillan bajo los focos del teatro Isabela Corona. Todos hacen lo que el compositor y pianista norteamericano Bernstein define como música: Una combinación de sonidos reunidos de acuerdo a un plan que el resultado sea emocionante o divertido o conmovedor o interesante o todo a la vez.
Cuerdas, vientos, percusiones y metales se reunieron en la zona centro de la ciudad, venidos muchos en bicicletas o en transporte público desde las periferias para ofrecer con notas musicales diversas formas de sentir en un espacio y en un tiempo.
Edwin Mijares toca desde los 8 años de edad en una orquesta filarmónica de su país: Venezuela. Fue alumno, profesor y director de El Sistema (un programa de formación musical venezolano). Parte de la esencia de su enseñanza es el anhelo de transmitir lo que recibió desde niño.
El mexicano Jaime Elías Fernández, es timbalista de la orquesta. Jaime es enseñado en la música por sus padres, que también son músicos. Aprende desde los 5 años. Nace musicalmente en el programa hermano del sistema de Venezuela. pero en el de la Ciudad de México: Orquestas y Coros Juveniles de la Ciudad de México, donde también inició desde joven como alumno y posteriormente como profesor. Actualmente es docente de música y administrativo en la Secretaría de Educación Pública.
César Vidaguren, violinista venezolano, también se formó en El Sistema, en Venezuela . El músico llegó a Veracruz formando parte de los maestros de la orquesta Esperanza Azteca. Posteriormente se fue a Ciudad de México, donde actualmente radica.
Los tres son parte de la directiva del proyecto Raíces. Coinciden en la forma de pensar y trabajan en equipo para materializar su plan, que inspirado en sus respectivas familias, apuesta por la construcción de un mejor tejido social.
En Tultepec ambos violinistas venezolanos imparten clases para formar nuevas generaciones de músicos. Edwin en el año 2020 abre una escuela para violinistas, “eso fue otro milagro porque la academia nace en pandemia”.
Los alumnos valoran mucho el aprendizaje y eso anima a los maestros a ir hasta aquella zona, aunque tarden dos horas de viaje en llegar hasta allá. Algunos de estos alumnos forman parte de la nueva orquesta.
“La música sana heridas”
Andrea Ortiz Armenta tiene 21 años y vive en Cuautitlán Izcalli. Estudió en la escuela de Bellas Artes de Tultepec. Andrea cree que aún hacen falta más mujeres músicas que sean una inspiración. El machismo es otro aspecto al cual debe enfrentarse al dedicarse a la música.
“Es difícil encontrar un lugar en donde te sientas segura o libre al tocar, ya que en algunas orquestas en las que estuve, a las mujeres nos imponían una vestimenta específica que no dejara ver la piel. Lo que debe destacar es la música, no su cuerpo, nos decían algunos directores”.
De manera circunstancial trabaja en una orquesta de cámara en donde puede recibir entre 400 y 800 pesos por ir a tocar una hora en misas o eventos.
Para dedicarse a la música, Andrea sabe que tiene que practicar todos los días y ser capaz de enfrentar la desmotivación cuando algo no le sale, “te cuestionas si sirves para la música”.
“La música es una forma de llenarnos de muchos sentimientos para poder expresarnos con nuestros instrumentos y que el público pueda sentir lo que estamos tocando”, añade.
Su obra favorita es el concierto para violín de Tchaikovski, le provoca mucho sentimiento y es una de las primeras obras que conoció cuando aprendió a tocar. Su sueño aprender a tocarla.
La joven violinista también aspira a estudiar en la escuela de laudería en Querétaro para construir instrumentos de cuerda.
La música cura porque con tan solo leer una partitura y poder tocarla se sanan heridas. Andrea le recomienda a quienes estén interesadas en la música que se acerquen y no tengan miedo a no aprender: “A veces tenemos la mentalidad de que es muy difícil pero si hay ganas, no importa la edad para hacer lo que te llene el corazón”.
“Fácil no ha sido”
Valeria Hernández comenzó a estudiar violín desde los 12 años en una escuela privada. Actualmente tiene 19 años y radica en Tultepec, Estado de México.
Fácil no ha sido. Responde la joven a la pregunta sobre cómo ha sido su camino en la música. Su padre tiene la idea de que la música no va a dejarle nada por lo que le solicita continuar con sus estudios y concluir una licenciatura independiente a su vocación musical, pese a ello, Valeria disfruta el proceso.
Un reto que Valeria ha vivido como mujer que se abre camino en la música es el ego de algunos hombres, “muchos se sienten superiores a las mujeres y algunos me han hecho querer sentir menos”.
Para Valeria la música es el lenguaje que usa para comunicarse sin la necesidad de hablar para expresar lo que siente. También ha encontrado en las notas madurez e independencia.
Valeria recomienda a los padres y madres, no obligar a sus hijos e hijas a estudiar algo que no quieren porque solo les dificultan su camino y la felicidad.
La raíz de un sueño.
El mismo día en que emprendió el vuelo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, es que comenzó a gestarse la idea de la orquesta. Una semana antes, en una página de Facebook se publicó una convocatoria. “Necesitamos músicos venezolanos para que toquen en un evento importante”, leyó la mamá de César e hizo los contactos con la embajada de Venezuela.
El 21 de marzo de 2022, doce personas se presentaron a tocar a ese evento importante y así nació la ilusión y el sueño de formar una orquesta sinfónica usando El Sistema venezolano, concebido y fundado en 1975 por el maestro y músico venezolano José Antonio Abreu para sistematizar la instrucción y la práctica colectiva e individual de la música a través de orquestas sinfónicas y coros, como instrumentos de organización social y de desarrollo humanístico.
Un sistema de formación que de acuerdo con Mijares ha funcionado en Venezuela desde el año 1975 con el dicho que tenía el maestro José Antonio Abreu: “Cambiar una pistola por un violín a los niños”. En la Ciudad de México, Orquestas y Coros Juveniles lo logró durante poco más de 3 décadas, constituido en los años ochenta logrando que varios jóvenes salieran de entornos complicados y violentos.
Pensar en grande
La música es movimiento, siempre va a alguna parte cambiando y fluyendo de una nota a otra. El proyecto Raíces pretende generar cambios profundos, es por eso que está formado por dos partes. La primera es la Orquesta Filarmónica que tiene como objetivo promover, exaltar y dar a conocer la música latina sinfónica.
“Hay muchos compositores latinoamericanos que han compuesto excelente obra y no se tocan, los músicos prefieren tocar Beethoven, Mozart pero a los músicos latinos los tienen olvidadísimos; inclusive algunos han muerto y nunca escucharon una de sus obras con una orquesta”, resalta el maestro Mijares.
La otra vertiente de este proyecto son los centros de formación musical para niños y jóvenes con la finalidad de crear orquestas infantiles y juveniles no solamente sinfónicas, sino también con instrumentos tradicionales. Los centros de formación apostarán por trabajar con valores y con disciplina.
“Es darles una esperanza de vida, pretendemos llevar los centros a donde hay droga, donde hay maltrato infantil, familias disfuncionales y la música se convierta en un respiro, en un lugar de reposo para ellos”.
Por ello, estos centros pretenden llegar a los lugares más populares del país así como a los barrios más peligrosos.
“La idea es que esos niños sean rescatados a través de la música, valores y la disciplina”
A través de un elemento artístico como la música se pretende sensibilizar a las juventudes e infancias ante las manifestaciones culturales del mundo, comenzar con las populares mexicanas, con las típicas mexicanas tradicionales y de ahí ir a las venezolanas, las colombianas, peruanas, alemanas para abrirles todo un panorama que les permita, aunque no se desempeñen como músicos en un futuro, tener una sensibilidad artística pero también una ante las manifestaciones y necesidades del otro.
Complejo pero no imposible que un proyecto con estas ambiciones se establezca y mantenga en un país como México. Para realizarlo, apuestan por la incorporación de la iniciativa privada para evitar depender de la temporalidad del apoyo a cuentagotas de los gobiernos.
La música educa para salir de la naturaleza violenta. Raíces pretende tratar de reconstruir el tejido social a través del trabajo musical de una comunidad y una orquesta es una gran sociedad de individuos distintos con un mismo propósito: hacer música.
Es parte de la naturaleza humana disfrutar con la música. Sentados, relajados y disfrutando notas que saltaron, chocaron, se movieron, brincando, destellando y resbalando, el público se olvidó que afuera la lluvía les esperaba, tampoco importó que al día siguiente laboraban, esos y otros problemas se olvidaron; la interpretación y la música cumplieron entonces su objetivo y la gente disfrutó.
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Vulcano, de 37 años, es un artista urbano de Chilpancingo, que en vez de fuego, lanza cuchillos.
Su nombre es Jorge Lucena.
Vulcano cuenta con la ayuda de su hijo Drake para su acto.
A Drake no le da miedo estar en el blanco. Confía en su padre y en la práctica que realizan juntos.
De lunes a sábado Vulcano y Drake se coloca en la calle José María Morelos y Pavón esquina con Paseo Alejandro Cervantes Delgado, a la altura del Panteón Central de Chilpancingo. Trabaja en el semáforo de 12 a seis de la tarde.
A veces Vulcano no está en Chilpancingo. Se va de gira para hacer su arte en otras ciudades importantes del país.
Antes de lanzar cuchillos, Vulcano dominó otros actos del llamado arte urbano. Comenzó como chalán de una compañía, después fue payaso, luego hizo actos de equilibrio, cama elástica y un acto de escapismo de fuego.
Tuvo una infancia triste. Su madre y padrastro lo abandonaron. Fue un niño de la calle.
Con el lanzamiento de cuchillos Vulcano lleva diez años pero ya suma 25 como artista urbano.
«Si este acto sale bien nos llevamos sus aplausos», dice antes de iniciar uno de sus actos en el Paseo
Alejandro Cervantes Delgado, mientras Drake se coloca en la tabla, no se mueve y solo espera a que Vulcano lance los cuchillos.
Los automovilistas lo observan con atención, los sorprende su precisión.
El arte urbano es una forma de empleo para muchas personas.