Juan se dedica a la recolección de basura desde hace 30 años. Al principio recorría con su triciclo las calles de la ciudad, cobraba por recoger la basura en las casas; desde hace 14 años forma parte los recolectores privados conocidos como «la basura jefa».
Ahora conduce su unidad de la basura jefa, pero aun cuando ya puede recolectar más basura y recorrer más calles de la ciudad eso no necesariamente significa más ingresos o mejores condiciones.
«Masomenos juntamos al día unos 1,000 pesos, pero de ahí 300 son para el mero patrón, luego, son 75 por entrar al tiradero municipal, más la gasolina otros 200 pesos y las comidas, al final nos quedan como 300 pesos diarios», cuenta Juan en entrevista.
Juan no quiso explicar a quién se refería como «el mero patrón», pero sugirió que además de los líderes de las organizaciones de la basura jefa hay un poder más arriba al que le tienen que rendir cuentas económicas.
«A la semana tenemos que poner por camioneta 300 pesos para la maña que también nos pide dinero para dejarnos trabajar, a parte nuestros líderes ponen otros 500 pesos por lo mismo y, pues, todo eso reduce el gasto».
El nombre de Juan fue cambiado por razones de seguridad.
Además del tema económico, la falta de una cultura ciudadana sobre recolección y separación de residuos genera otro riesgo para recolectores como Juan.
En las bolsas de basura que tiran los chilpancingueños van todos los residuos juntos; no existe una cultura de separación. En una misma bolsa va desde papel de baño, botellas PET, envolturas, vidrio y hasta jeringas o material peligroso y desechos de comida.
«Siempre se nos dan las bolsas y no avisan qué tiene, ya nomás de repente cuando sentimos ya nos cortamos el dedo, el brazo o el pie».
La única solución y medida de protección que utiliza Juan son las botas de hule que siempre lleva y un baño con mucha agua y jabón en todo el cuerpo al final de cada jornada.
Ante está situación, Juan, junto con otros 150 choferes de la basura jefa, exigen a las autoridades competentes les sea condonado el pago de la caseta de cobro del libramiento Chilpancingo-Tixtla, que será reubicada en próximos días a dos kilómetros de Chilpancingo.
La reubicación será antes de la desviación que lleva al tiradero municipal, en el cerro de Huiteco, por lo que los choferes de la basura jefa tendrán que pagar el costo de la caseta de ida y regreso.
En total, por viaje, gastarán 50 pesos que restaran a sus ya gastadas cuentas o a sus comprometidos ingresos.
Es por eso que hoy los recolectores de la basura jefa realizaron una caravana por las principales calles de la ciudad para exigir el apoyo del Ayuntamiento de Chilpancingo y el Congreso local para que puedan ser exentos del pago.
La caravana de la basura jefa entregó un oficio en el Ayuntamiento para pedir dichos descuentos y continuó con dirección al Congreso local para reunirse con algunos legisladores y tratar el mismo tema.
«La verdad aquí nos obligan a venir, quisiéramos estar trabajando porque perdemos dinero si no recogemos basura, pero también el mero patrón nos multa con 3,000 pesos si no venimos a esta actividad», expuso Juan.
El servicio de estos recolectores de basura privados de manera oficial operan desde 2008 a través de una asociación civil en la que están aglutinados.
Datos oficiales del Ayuntamiento exponen que hay un registro de 200 camionetas privadas que ofrecen el servicio de recolección de basura, pero los líderes informaron que actualmente sólo operan 150.
Esto se contrapone con el servicio público de limpia que operan de manera oficial y es administrado por el Ayuntamiento capitalino.
Tan sólo el pasado 3 de diciembre del 2021 la alcaldesa morenista de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, entregó 20 unidades nuevas de camiones compactadores de basura.
Dichas unidades son arrendadas por la cantidad de 200 millones de pesos por los tres años de la administración de Hernández Martínez.
Las 20 unidades arrendadas se sumaron a las nueve con las que ya contaba el Ayuntamiento, lo que hacen un total de 29 camiones recolectores de basura.
Aun con 29 unidades oficiales y las 150 camionetas privadas, el problema de la basura en Chilpancingo continúa.
El Ayuntamiento de Chilpancingo recolecta en sus unidades entre 400 y 500 toneladas de basura al día.
De acuerdo a una estimación con datos que proporcionaron los choferes de la basura jefa, a cada camioneta, a su máxima capacidad, le cabe una tonelada de residuos.
En total, en Chilpancingo, genera 600 toneladas de basura al día.
Los recolectores privados de basura conocidos popularmente como la basura jefa protestan fuera del Congreso local para exigir a las autoridades se les condone el pago de la caseta del Libramiento Chilpancingo-Tixtla que será reubicada a dos kilómetros de Chilpancingo. Foto: José Miguel Sánchez
Organizaciones que agrupan a los recolectores privados de basura, conocidos popularmente como la basura jefa, denunciaron que la Comisión de Infraestructura Carretera y Aeroportuaria del Estado de Guerrero (CICAEG) cambió la ubicación de la caseta de peaje del Libramiento Chilpancingo-Tixtla para cobrarles por el uso de esa carretera estatal para desechar los residuos.
En conferencia de prensa este mediodía, en Chilpancingo, tres asociaciones que agrupan a 300 camionetas recolectoras de basura denunciaron que la reubicación de la caseta de peaje significa un costo extra para los usuarios para ellos.
«La caseta la cobran a 25 pesos, en total por ida y venida son ya 50 pesos por viaje, más los 75 que cobran el Ayuntamiento por el uso del tiradero, ya representará un gasto considerable porque los recolectores son de escasos recursos», mencionó uno de los líderes, Fernando Román Sánchez.
La caseta en cuestión estaba ubicada a dos kilómetros del entronque Tixlta-Apango, todvía del municipio de Tixtla, y la reubicación ahora será a dos kilómetros de Tierras Prietas, en Chilpancingo.
El tiradero municipal está ubicado en el cerro del Huiteco, es decir, después del lugar donde CICAEG construye la nueva caseta de cobro.
«Lo que pedimos es que se nos dé el paso libre para que podamos operar con tranquilidad, nada más», dijo Román Sánchez.
Hace unas semanas circuló la versión de que el cambio de ubicación de la caseta era porque los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, la tomaban constantemente por su cercanía con la ciudad de Tixlta, donde se ubica su plantel.
Ahora los recolectores de basura en Chilpancingo solicitan a la CICAEG un diálogo para que les condonen el peaje.
«Nos dice que más o menos en un mes entrará en operaciones la caseta, por eso nosotros nos queremos adelantar y desde este momento pedirle a las autoridades correspondientes nos escuchen y sean empáticos con nosotros».
Se trató de contactar al titular de la CICAEG, para conocer su versión de los hechos, pero nunca respondió.
Trabajadores de recolección de residuos, conocidos como la basura jefa, protestan por el cambio de ubicación de la caseta de peaje del Libramiento Chilpancingo-Tixtla. Foto: Óscar Guerrero
El de Acapulco es el que más problemas reporta, de manera particular con el manejo de lixiviados. La administración municipal fue multada con un millón 100 mil pesos por esa razón
Texto: Itzel Urieta
Fotografía: José Luis de La Cruz / archivo
Chilpancingo
Sin una política pública para la recolección de basura, algunos ciudadanos crean maneras de no generar residuos y a otros no les representa un problema y mucho menos generan un acción.
José María Alarcón Pérez es un joven estudiante que pasea por el zócalo de la capital, en su mochila lleva su bote de agua y en una de sus bolsas posteriores, basura de frituras y galletas.
Se le pregunta su relación con la basura y la generación de residuos. “Creo que es importante generar una nueva forma de pensar en el tema de la basura, hay que ser conscientes del impacto ambiental que genera todo lo que hacemos”, responde.
José María contó que junto con su madre tienen una composta en el patio de su casa, ahí van a parar todos los residuos orgánicos que generan en la cocina.
“Las cáscaras de huevo, hojas, restos de comida van a dar a la composta y no a la basura, creo que eso es algo importante”, menciona.
José María también separa las botellas de pet que junta o llegan a su hogar; las vende a un centro de reciclaje o las dona.
Vive en colonia Azteca, al norte de la Chilpancingo. El camión de la basura municipal pasa una vez a la semana por allá. Recordó que antes era más complicado que los camiones recolectores pasaran por su casa.
Antes, cuando el camión no pasaba por su casa, esperaban el servicio de la “basura jefa”, unas camionetas de particulares que recogen la basura y cobran por eso, lo que generaba un gasto extra.
“Yo sé que eso no va ayudar a acabar con el problema de la basura o la contaminación, pero considero importante hacer algo para disminuir aunque sea un poco”.
Casos como José María, pocos, pero existe un cambio de pensamiento generacional en el que a los jóvenes les importa la educación ambiental.
Otras personas a las que se tuvo acceso para saber cómo funciona la generación de residuos en su casas, la situación fue diferente.
La familia Cortés Nava todo lo que no tenga uso lo lleva a la basura, los residuos orgánicos, sólidos y pet en la misma bolsa, sin separarlos.
Pero el problema va más a allá de las personas en su casa, la poca basura que pueda generar José María y que separa van al mismo sitio que la familia Cortés Nava, al relleno sanitario de Chilpancingo.
El caso de los rellenos sanitarios es complejo, actualmente la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Guerrero (Propaeg) reconoce que la gran mayoría de los rellenos en Guerrero no cumplen con las normas ambientales y aún así su uso es constante e indispensable.
“La mayor parte de rellenos sanitarios no cumplen completamente con la Norma 089 de Manejo de Residuos”, menciona el titular de la Propaeg, Carlos Toledo Manzur.
De todos los rellenos sanitarios que existen en Guerrero, ninguno cumple con las normas para el manejo de los residuos.
Existen datos desde el 2018 que indican la falta de atención de los municipios en el tema, y a cuatro años de eso ninguno cumplió con la Norma. Entre las normas que deberían cumplir están el cercado perimetral, la capacidad por número de habitantes y el buen manejo de los lixiviados.
El relleno sanitario más grande del estado es el de Acapulco y es el que tiene más problemas con el manejo de residuos. Uno de los principales es el manejo de los lixiviados.
Los lixiviados son los líquidos que generan los residuos y circulan entre toda la basura que generan en los tiraderos de basura. Este líquido es considerado muy contaminante para la tierra y los cuerpos de agua cercanos a los rellenos sanitarios.
“En la inspección que hicimos encontramos que la mayor parte de las tinas de lixiviados estaban saturadas. Una lluvia genera derramas a los cuerpos de agua”, explica Toledo Manzur.
Agregó que el manejo de los lixiviados es muy importante porque estos son una fuente de contaminación directa para el suelo y el agua.
En el caso de Acapulco, Toledo Manzur dio a conocer que por el tema del relleno sanitario y los lixiviados ya existe una sanción. “Tenemos establecida una multa al municipio equivalente a un millón 100 mil pesos”.
Reconoció que se trabaja en conjunto para poder revertir la multa. Una opción es la creación de una planta de compostaje que reduciría los residuos en el puerto.
De acuerdo con el servidor públicos, en Guerrero se generan 1,500 toneladas de basura diarias. Acapulco es el municipio que genera más basura, 800 toneladas de basura al día.
Le sigue Chilpancingo, con 400 toneladas y después Iguala y Zihuatanejo, con alrededor de 200.
Sobre las posibles soluciones, Toledo Manzur dijo que la economía circular y la separación de residuos por parte de la sociedad y empresas es una alternativa viable.
Del 100 por ciento de la basura que genera al día el estado, 50 por ciento es orgánica. “Sacar lo orgánico simplemente ya implica disminuir la presión de los sitios de disposición final”.
Otro 15 por ciento corresponde a materiales que pueden reciclarse como papel, cartón y plástico.
El resto son residuos que no se pueden reciclar ni darles otro tratamiento.
“Si la sociedad tuviera la cultura de separar, reciclar eso significaría que tendríamos cinco veces menos necesidades de disposición final y, por lo tanto, los rellenos sanitarios tendrían una vida útil cinco veces más de lo que actualmente tienen”.
Toledo Manzur dijo que tienen previsto pedirles a los negocios y grandes empresas un Plan Integral de Gestión de Residuos. Es decir, las empresas desecharán sus residuos bajo la observación de la Propaeg.
En la imagen, aspectos del basurero municipal donde los recolectores hacen el trabajo de separar y reciclar. Fotografías de febrero del 2021. Foto: José Luis de la Cruz (Archivo)
En Guerrero, de acuerdo con datos oficiales, se generan al día 3,421 toneladas de basura, de esta cantidad 78 por ciento es recolectada y el resto es vertida en tiraderos clandestinos, barrancas o quemada, y se carece de políticas públicas para el manejo de los residuos.
En el servicio público estatal no existen maneras adecuadas de manejar la basura, porque ningún municipio cumple con las normas de recolección de residuos, informaron de la Dirección de Residuos Sólidos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Guerrero (Semaren),
Flora Luz Cortés Sánchez, jefa de área de Residuos Sólidos, mencionó que uno de los problemas es el poco presupuesto en los ayuntamientos para tratar la basura.
“No tenemos una cobertura de recolección del 100 por ciento de residuos porque los ayuntamientos no tienen el recurso suficiente y al ser un estado con pocos recursos no alcanzamos a cubrir todas las necesidades”, mencionó Cortés Sánchez durante la conferencia La regulación de residuos sólidos a través de planes de manejo en Guerrero, celebrada en la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción CMIC, en el marco de la Semana Jurídica.
Un 30 por ciento de las 3,000 toneladas diarias de basura, expusieron en esta actividad, podrían aprovecharse, es decir, de manera reciclada, pero no existen programas ni infraestructura para hacerlo.
Toda la basura generada en la entidad es vertida en tiraderos a cielo abierto y la situación con respecto dichos sitios es inadecuada.
“No tenemos rellenos sanitarios, sólo tenemos sitios de disposición final que no son más que tiraderos a cielo abierto y ninguna cuenta con infraestructura básica, no están cercados, cerrados, no compactan la basura y genera más contaminación porque no hay un control”, mencionó Cortés Sánchez.
Otros dato manejado Semaren es que en Guerrero hay 116 sitios registrados como tiraderos, los cuales sólo 38 tienen cerca perimetral.
Para Cortés Sánchez los principales contaminantes de basura son los 1,700 negocios registrados que hay en Guerrero y que no tienen algún plan para tratar residuos.
Aunque estos datos sean oficiales, para diversos activistas ambientales, los datos pueden tener un sesgo importantes.
La responsable del Programa de Sustentabilidad de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) –conocido como Uagro Verde, dedicado a la educación ambiental, separación de residuos y cuidado del medio ambiente–, María Guadalupe Díaz Salazar, mencionó que no se puede dar una cifra real sobre el tema de los residuos.
“Es muy diverso y no se puede generalizar, por ejemplo, en Chilpancingo mucha de su población es flotante, es decir, aquí sólo vienen a trabajar o estudiar y por temporadas hay mucha población y otras baja drásticamente, y obviamente la cantidad de residuos generados va a cambiar”, mencionó en entrevista.
Aun cuando no hay esfuerzos institucionales para atender el tema de la separación de residuos, a través de programas como la Uagro Verde o centros de reciclaje creados por la sociedad, se trata de dar una salida al problema.
En la Uagro Verde, los días viernes, de 11 de la mañana a dos de la tarde, hay un espacios para que la ciudadanía acuda a entregar sus residuos separados, desde electrónicos, medicamentos, ropa, pet y cartón.
Otra alternativa para la recolección son espacios como Amo Tlazolli, creado por especialistas para intercambio de residuos por productos como despensa, libros o materiales escolares, el único en su tipo de Chilpancingo.
Por las esquinas de las calles y avenidas de Chilpancingo es común ver bolsas de basura, aun cuando existen multas para quienes sean sorprendidos dejándolas en las calles. Datos de la Dirección Municipal de Limpia indican que en la capital se generan entre 300 y 450 toneladas de basura al día, para las que no hay un programa o política pública de separación de residuos
«Toda la basura que se genera se va al relleno sanitario que está en el cerro del Huiteco, por el nuevo libramiento a Tixtla”, mencionó Juan Manuel Adame Sánchez, director de Limpia de Chilpancingo.
Al no existir un programa para la separación de residuos los trabajadores de los camiones de basura asumen esa labor.
«Por lo regular los mismos compañeros separan la basura, lo que es el Pet (plástco), papel, aluminio y fierro, todo eso ellos mismos (los recolectores) lo van separando al ingresar al camión”.
En el relleno sanitario, los pepenadores también tienen esa función, por cuenta propia recolectan y separan los residuos los reutilizables para después venderlos. Los trabajadores de los camiones también llevan a centros de reciclaje lo que separaron, de acuerdo con el funcionario.
Así funciona la separación de residuos en Chilpancingo.
Adame Sánchez mencionó que trabajan en un proyecto para la separación de residuos en la capital, pero nunca ofreció detalles.
Las zonas que más generan basura son el centro de Chilpancingo y el mercado Baltazar R Leyva Mancilla. En el mercado se generan cinco toneladas al día; sólo para dimensionar la cantidad, una colonia genera entre siete y ocho toneladas a la semana, según las mismas fuentes municipales.
«En el centro tenemos que pasar cinco veces al día y en todas el camión de ocho toneladas se llena, por la cantidad de comercios”.
Mucha de esta basura los habitantes la dejan en las calles.
«El principal problema de Chilpancingo es que no hay una cultura para tirar basura, la gente se va a trabajar y no hay quién tire la basura, y la saca o muy temprano o muy tarde”.
Estos datos sólo son los que genera la Dirección de Limpia, porque los recolectores privados, conocidos popularmente como la basura jefa, también recolectan y llevan los residuos de manera directa al relleno sanitario.
Otro residuo que también llega al tiradero y no reporta el municipio, son las llantas que, muchas veces, son quemadas, lo que provoca mayor contaminación al ambiente.
Datos de la Uagro Verde (Programa de Sustentabilidad de la Universidad Autónoma de Guerrero) revelan que las llanteras y vulcanizadoras generan entre 500 y 600 llantas a la semana.
Para el tema de la recolección de basura, el municipio tiene 30 camiones que atienden las 600 colonias de Chilpancingo.
Filiales de la refresquera procesan desechos plásticos de países altamente industrializados; el compromiso para ocuparse de los residuos que generan sus productos está lejos de cumplirse
Por: Kennia Velázquez- Red Transfronteriza de OjoPúblico y PopLab
Coca Cola es la compañía de bebidas azucaradas más grande del mundo y al mismo tiempo una de las mayores productoras de plástico. Pero en México, además, es una de las empresas que más desechos importa.
Un análisis de los datos de aduanas realizado por OjoPúblico y PopLab revela que en los últimos diez años la compañía y sus filiales introdujeron a México 72.921 toneladas de desechos plásticos desde Estados Unidos y China. Estos residuos son procesados en este país y luego, de acuerdo a la información obtenida, son enviados de regreso como material procesado para ser reutilizado.
Entre las empresas vinculadas a Coca Cola que se encuentran como principales importadoras de basura plástica se encuentran: PetStar, Industria Mexicana de Reciclaje, Industrial de Plásticos Arma, Plásticos Técnicos Mexicanos y Bebidas Mundiales.
The Coca Cola Company ha sido duramente criticada por grupos ambientalistas por no hacerse cargo de los envases de sus productos. Para responder a las acusaciones, en 2018 la corporación global anunció su campaña “Un mundo sin residuos”, que plantea, entre otras metas, reciclar el 100% de sus envases al 2025 y que la mitad del material con que se elaboren provenga de plásticos reutilizados.
Para Ornela Garelli, activista de Greenpeace México, estas importaciones muestran que la compañía tiene “una política engañosa”, pues mientras “habla de recuperar y reciclar todas las botellas que ponen en el mercado, realmente no está haciendo ninguna aportación al ambiente”.
La activista especializada en océanos y plásticos sostiene que Coca Cola debería “asegurar primero el reciclaje de los residuos que se generan en el país en lugar de estar importando”.
La compañía de bebidas se ha comprometido a trabajar para “fortalecer la infraestructura de acopio y reciclaje, buscando incrementar el promedio actual de recolección de 6 de cada 10 envases que pone en el mercado, para llegar a 10 de 10 en 2030”.
Lo que las filiales de Coca Cola ingresaron a México representa el 8% del volumen de residuos que llegaron en una década a este país, según los datos de aduanas global analizados para esta investigación.
Pese a sus compromisos, en 2021, la compañía utilizó 3.224 millones de toneladas de envases, es decir un 8% más que en 2020. Y, a pesar de las promesas de reciclar más, incrementó el uso de plástico nuevo.
La organización Break Free From Plastic, que audita anualmente la basura plástica en el mundo, señaló por quinto año consecutivo a Coca Cola como una de las empresas más contaminantes del 2022, debido a la gigantesca producción de botellas de plástico y los pocos porcentajes que reciclan.
De acuerdo al reporte, del 2018 a la fecha la empresa ha triplicado la producción de botellas desechables y reducido el porcentaje de material reciclado.
PetStar: reciclaje e importaciones
De 2012 a setiembre de este año, las empresas vinculadas a Coca Cola importaron a México un total de 72.921 toneladas de basura plástica.
La Industria Mexicana de Reciclaje importó 468 toneladas, Industrial de Plásticos Arma, 573 toneladas; mientras que Plásticos Técnicos Mexicanos, introdujo al país mil 200 toneladas. Por su parte, Bebidas Mundiales importó 15 mil 119 toneladas de desechos plásticos entre 2021 y 2022.
Pero, de las empresas importadoras de desechos plásticos vinculadas a Coca Cola en México, destaca PetStar, una empresa que con apoyo del Banco Mundial en 2009.
PetStar tiene como socias a las fabricantes de bebidas Arca Continental, Bepensa, Corporación del Fuerte, Corporación Rica, Grupo Embotellador Nayar, Embotelladora de Colima y la Industria Mexicana de Coca Cola.
De 2015 a la fecha, PetStar ha importado a México 55.547 toneladas de desechos de envases plásticos.
Los primeros tres años importó 58 toneladas, al año siguiente no se registró ingresos, pero en 2020 adquirió 10.586 toneladas y en 2021 fueron 31.964 toneladas de desperdicios de PET (polietileno tereftalato, es un tipo de plástico utilizado en envases y botellas de gaseosa, agua y aceite, entre otros).
Hasta el 30 de septiembre de 2022 había importado 13.113 toneladas.
Hugo Gómez Squivias, vicepresidente de materia prima en la Asociación Nacional de Industrias de Plásticos (ANIPAC) en México, explicó a OjoPúblico que las empresas importan desechos plásticos para ahorrar los elevados costos que tienen los procesos de lavado de los productos que se quieren reciclar en el país.
“Esto implica tanto costos de agua como de tiempo. En ocasiones, [dentro del país] no se consiguen los productos [envases reciclados] limpios y es por eso que tenemos la necesidad de estar importando estos productos”, señala.
México es el segundo mercado más grande de Coca Cola después de Estados Unidos. Las embotelladoras de la corporación, Femsa y Arca Continental, reportaron haber vendido 32.130 millones de litros de bebidas en 2021.
El director de la organización El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, es bastante crítico contra el papel de esta corporación en la importación de residuos plásticos. “Se dice que en México estamos reciclando, que somos uno de los países que más recicla, pero parece que estamos reciclando los desechos de otros países”, señala.
Uno de los compromisos de Coca Cola es “recuperar y reciclar el equivalente al 100% de los envases que se ponen en el mercado”. Esto implica que no necesariamente procesan sus propias botellas, sino que podrían reciclar otras.
Para Marcos Alegre Chang, exviceministro de Gestión Ambiental de Perú, los desechos plásticos “tienen un valor en el mercado, porque en muchos países las empresas tienen que cumplir con metas de reciclaje o metas de incorporación del reciclaje en sus envases”.
PetStar, que se define como parte de la “industria mexicana de Coca-Cola” señala en su sitio oficial que no recibe directamente botellas recicladas de parte de grupos acopiadores y sugiere a las personas interesadas en reciclar que busquen plantas de acopio que cuenten con puntos de compra.
Alejandra Parra integrante de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA) sostiene que en América Latina hay “capacidad para reciclar, pero no estamos recuperando material de nuestra propia basura, de nuestros propios residuos, sino que se está importando los desechos de países desarrollados”.
Coca Cola México no respondió a la solicitud de entrevista para este reportaje. PetStar respondió que el organismo que tiene toda la información sobre el reciclaje de México es Ecoce (asociación civil creada y auspiciada por la industria para el manejo adecuado de residuos de envases y empaques en México).
Consultado sobre el tema, el vocero de Ecoce respondió que iba a revisar su disponibilidad, pero no volvió a responder las comunicaciones.
El precio del plástico limpio
Para reciclar las botellas usadas éstas deben ser previamente sometidas a un proceso de lavado y enjuague en agua a altas temperaturas y soda cáustica. El objetivo es eliminar cualquier insumo que pueda ser peligroso.
Según PetStar, gasta un litro de agua por cada 55 botellas recicladas. Si, como ellos aseguran, procesan 3.100 millones de envases cada año, esto significa que usan alrededor de 56 millones de litros de agua.
Esta cantidad equivale al agua que 2’800.000 personas necesitan para cubrir sus necesidades básicas de higiene y alimentos durante un día. La empresa no explica cuánto del agua que utilizan es finalmente tratada.
La información sobre las importaciones de basura plástica de parte de PetStar no figura en su sitio oficial ni en su informe de sustentabilidad ambiental.
La compañía también realizó exportaciones: de 2012 a noviembre del 2022 ha enviado, principalmente a Estados Unidos y China, alrededor de 94.665 toneladas de residuos plásticos procesados.
Ornella Garelli Ríos sostiene que para que la política de Coca Cola se cumpla, “deberían reciclar los envases que ponen en el mercado, no el equivalente”.
La activista considera que este proceso es una trampa porque la compañía recicla otros desechos, cuando “debería garantizar sistemas adecuados de recolección o recuperación de sus envases”.
Más allá de las campañas, los activistas y especialistas consultados para este reportaje, consideran que los esfuerzos de Coca Cola para recuperar las botellas de plástico que generan, aún son limitados
Como parte de la campaña Un Mundo Sin Residuos, Coca Cola señala que ha comenzado a utilizar los envases retornables de PET, que “pueden ser reutilizados en promedio 15 veces y los de vidrio 35, para posteriormente ser reciclados y transformados en nuevas botellas u otros productos”.
Según la empresa, el porcentaje de envases reciclados en todo el mundo el año pasado alcanzó el 90%. Sin embargo, al pie de página de su informe de gestión de residuos precisa que esto “solo es reciclable donde existe infraestructura”, lo que excluye a gran parte de los países en desarrollo.
La industria estima que en los próximos años aumentará la demanda de botellas de plástico. En 2019, el agua embotellada representó el 34% del consumo mundial de botellas de plástico y las bebidas azucaradas como las gaseosas representaron el 27%.
Para el exviceministro de Gestión Ambiental de Perú, Marco Alegre, el problema de la importación de plástico en América Latina es que se “ha sido muy al filo de la formalidad y, como tiene un valor, entonces estimula la informalidad porque se ahorran muchos costos, y eso no está mal, pero lo que sí está mal es que no hay un control de calidad sobre las condiciones sanitarias y ambientales de todas esas transacciones”.
Por su parte, el representante de la industria plástica en México, Hugo Gómez dice que es muy complicado contar con la ruta que tiene el plástico antes de ser importado.
Alegre Chang coincide en que esto es un problema. “De dónde se está sacando ese plástico reciclado para fabricar, por ejemplo, botellas de plástico recicladas. Y ahí muchas empresas se quedan calladas porque muy probablemente estén comprando a informales, lo cual no debería ser”, dice el especialista.
Para María Esther Briz, integrante de la organización Break Free From Plastic, que “una empresa privada está usando recursos naturales locales, como el agua, para limpiar plástico que proviene de otra parte del mundo para luego no usarlo localmente, sino exportarlo, eso no es responsable, no es justo”.
“El reciclaje sigue siendo un proceso industrial que consume energía eléctrica que consume agua, emite gases de efecto invernadero y otros tipos de vertidos y residuos. Si esto estuviera bien lo reciclarían el país de origen, muchas veces lo que se hace es exportar a otros países porque es más barato hacerlo”, precisa.
Otro de los cuestionamientos más recientes tiene que ver con el patrocinio de la compañía global a la Conferencia de las Partes de la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP27).
Un grupo de 59 organizaciones promotoras de la salud en el mundo se sumaron a la petición de eliminar a la compañía como patrocinadora por su contribución a la crisis climática y al incremento de enfermedades relacionadas a la obesidad y diabetes.
Durante la cumbre climática, Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, pidió ser cero tolerantes con el greenwashing –como se conoce a la estrategia de lavado de imagen para hacer creer al público que las medidas de impacto ambiental de una empresa o entidad son mayores de las que efectúa en realidad– y pidió a las empresas compromisos más concretos y no socavar las políticas públicas a favor del ambiente.
Desde la COP27, en Egipto, Amiteshwar Singh, fundador de People’s Health Hearing Collective, dijo a OjoPúblico que este patrocinio le resultaba decepcionante.
El activista cuestionó el papel de Coca Cola en la cumbre. “Estas compañías tienen mucho más dinero que nosotros, tienen muchas más estructuras de poder que nosotros”, insistió. Pidió no perder de vista el daño a salud que provocan las bebidas con elevadas cantidades de azúcar y que al mismo tiempo generan muchos residuos plásticos.