7 IDEAS SUPERÚTILES PARA REUTILIZAR EL CAFÉ MOLIDO (TODO ESO PUEDES HACER, Y TÚ LO ESTÁS DESPERDICIANDO)

Texto: Ameyalli Roskaritz/Animal Gourmet

29 de enero 2024

 

Para los amantes del café, un buen día inicia con el ritual de preparar una taza de café apenas saltamos fuera de la cama. Más allá de que sintamos que no podemos existir sin la cafeína, la pregunta que nos persigue es: ¿Qué hacer con los restos de café que terminan en la basura? Si te has sentido incómodo al ver esos granos de café molido desperdiciados, hoy te presentamos algunas ideas ingeniosas para reutilizar el café molido, para darle una segunda vida a esos posos de café a los que les debemos mucho.

ENTRE TAZA Y TAZA, DESPERDICIAMOS MUCHÍSIMOS GRANOS DE CAFÉ

¿Alguna vez te lo has cuestionado? Cuando terminamos de preparar nuestro café, ¿qué hacemos? Lo desechamos. Eso significa que todo el café que bebemos se convierte inmediatamente en basura. Según el medio New Atlas, aproximadamente medio millón de toneladas de café molido que terminan en vertederos cada año.

A nivel mundial, se estima que la cantidad total de posos de café  producidos anualmente es de 60 millones de toneladas lo que es el residuo más abundante generado en la preparación del café.

La verdadera clave radica en transformar esos posos de café en algo más que basura. La idea es evitar que terminen en vertederos y ríos, contribuyendo así a reducir la huella ambiental de la industria del café.

Así, cada vez que pensamos en los restos de nuestro café, podemos visualizar oportunidades para cuidar de nuestro planeta y darle una segunda vida a estos pequeños tesoros marrones aprendiendo a reutilizar el café molido, ¡que sirve para mucho!

DE ESTA MANERA PUEDES REUTILIZAR LOS GRANOS DE CAFÉ, EN LUGAR DE TIRARLOS

Elimina los Malos Olores

El café tiene propiedades absorbentes y neutralizantes de olores. Basta con que coloques un recipiente abierto con posos de café en lugares propensos a malos olores, como el baño o el clóset. Esto ayudará a contrarrestar y eliminar esos olores indeseados. Además, si lo pones en el refrigerador puede absorber y neutralizar los olores desagradables, para así a mantener un ambiente fresco y libre de olores incómodos.

También puedes verter un poco de café de grano sobre los residuos orgánicos para evitar que huela mucho.

LOS GRANOS DE CAFÉ TE AYUDARÁN A ELIMINAR MALOS OLORES / FOTO: SHUTTERSTOCK

Algunas personas recomiendan llenar un cenicero con granos de café molido para disminuir el olor del cigarro.

Limpieza de Utensilios de Cocina

La textura granulada y la naturaleza ácida de los posos de café los convierten en un agente de limpieza efectivo para utensilios de cocina, especialmente ollas y sartenes que no cuentan con recubrimientos antiadherentes. Al frotar los posos sobre la superficie, actúan como un suave abrasivo, lo que facilitará que elimines de residuos de alimentos y manchas de tus sartenes y ollas.

Ablandador de Carne Natural

Los posos de café contienen ácidos y enzimas que, de manera similar a los ablandadores de carne comerciales, pueden descomponer las fibras en la carne. Marinar la carne en café o frotarla con posos antes de cocinarla ayuda a ablandarla, lo que mejorará su textura y sabor. Esta técnica puede ser especialmente útil con cortes de carne más duros.

PUEDES REUTILIZAR TU CAFÉ MOLIDO PARA DEJAR LA CARNE SUAVECITA Y TERSA A LA MORDIDA / FOTO: SHUTTERSTOCK

COMPOSTAJE Y FERTILIZANTE

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO)  ha determinado que hacer fertilizantes y compost caseros es la mejor forma de reutilizar cualquier tipo de residuo casero. ¡y el café es perfecto para ello!

Los restos de café de grano son ricos en nitrógeno, un nutriente esencial para el crecimiento de las plantas. Al añadir los posos al compost, se enriquece el suelo con nitrógeno, lo que mejorará su calidad y proporcionará nutrientes esenciales para las plantas.

EL CAFÉ AYUDARÁ A QUE TUS PLANTAS CREZCAN FUERTES Y SANAS / FOTO: SHUTTERSTOCK

Este proceso contribuirá a la creación de un compost nutritivo que puede utilizarse como fertilizante natural para jardines y macetas.

REPELENTE DE INSECTOS

El café contiene compuestos llamados diterpenos, que son tóxicos para muchos insectos. Al esparcir posos de café en el jardín, se crea una barrera natural que puede actuar como repelente de insectos. Este método es particularmente efectivo contra hormigas y también puede ayudar a controlar mosquitos en áreas exteriores.

MANTÉN AL GATO FUERA DEL JARDÍN

A los gatos no les gusta el olor del café. Espolvorear posos de café alrededor del jardín o en tus macetas puede disuadir a los gatos de entrar en áreas específicas, así proteges así las plantas de futuros ataques felinos.

UTILIZA LOS RESTOS DE CAFÉ PARA MANTENER A LOS GATOS LEJOS DE TUS PLANTAS FAVORITAS. / FOTO: SHUTTERSTOCK

REPARA RAYONES Y ARAÑAZOS EN MUEBLES DE MADERA

Los posos de café, al ser ligeramente abrasivos, pueden usarse para disimular arañazos en muebles de madera oscura. Aplicar posos de café sobre los arañazos, dejar actuar y luego limpiar la superficie con un trapo de algodón puede ayudar a minimizar la apariencia de los daños en la madera. Este truco es útil para muebles de tono oscuro, donde el color del café se mezclará naturalmente con la madera.

Y si te gustaron estos tips para reutilizar el café molido, o dejes de seguir nuestro canal de Youtube, en él encontrarás más consejos y recetas que seguro no querrás perderte.

Presenta el Congreso local campaña para recolección Pet para estudiantes de Acapulco

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Congreso local / Oficial 

Chilpancingo

Esta tarde el Congreso local presentó la convocatoria del Concurso de recolección de Pet en kilos, para que niños y niñas de escuelas primarias en Acapulco recolecten este tipo de plásticos y sean acreedores a un premio para su institución.

El objetivo, se lee en la convocatoria, es para que las infancias «tomen conciencia ambiental y sean promoventes de la cultura de la sustentabilidad».

En el concurso es organizado por el Congreso del estado, a través de la Comisión de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y de la Procuraduría de Protección Ambiental del Estado de Guerrero (Propaeg), en coordinación con Grupo Planeta Femsa y la organización ambiental internacional Good Neighboos México.

El concurso consiste en una competencia de escuelas que recolecten más kilos de Pet en un mes.

En conferencia de prensa este jueves, la diputada presidenta de la Comisión de los Derechos de las Niñas y Niños, Beatriz Mojica Morga, quien presentó la convocatoria, dijo que el objetivo de este concurso es generar un cambio de hábitos entre la niñez y la adolescencia, «lo cual es factible a través de la cultura del reciclaje, con el objeto de construir una generación más consciente y comprometida con la protección del medio ambiente».

Good Neighbors México y Grupo Planeta Femsa adquirirán el Pet recopilado por las escuelas participantes y otorgarán premios a los tres primeros lugares.

Las escuelas que deseen participar tendrán que registrarse en línea en los correos electrónicos concursodereciclaje23@gmail.com o en propaeg.ambiental.sostenible22@gmail.com antes del 8 de septiembre.

El pesado y certificado de lo recolectado será del 2 al 6 de octubre y la premiación, el 9 de octubre.

Mojica Morga aclaró que este concurso sólo es para el municipio de Acapulco y, depende de la participación, lo ampliarán a otros municipios.

Entre los premios que se mencionan en la convocatoria está el pago de lo que recolecten las escuelas de Pet en kilos además, al primer lugar les darán un aire acondicionado; al segundo un proyector, y al tercero una bocina con micrófono.

Al grupo escolar que más Pet recolecte ganará un viaje para la liberación de tortugas marinas en Acapulco.

En la presentación de la convocatoria estuvo el titular de la Propaeg, Carlos Arturo Toledo Manzur, y Leticia Vargas Ortiz, en representación de la coordinadora de Cultura Ecológica de la Secretaría de Educación Guerrero.

Toledo Manzur dijo que la contaminación por plástico es de las que más afecta al medio ambiente, por el tiempo que tarda en degradarse, y consideró importante que se promueva la cultura de la separación de la basura y del reciclaje para que el Pet sea materia prima y no basura.

Texto patrocinado por el Congreso del Estado 

Chilpancingo genera 250 toneladas de plásticos diarios y ninguna autoridad plantea la separación de residuos

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero / Archivo

Chilpancingo

 

En Chilpancingo, capital de Guerrero, sus habitantes generan por día más de 250 toneladas de plásticos, entre pet, unicel y otros, de acuerdo con datos de la activista por el medio ambiente, Angela Memije Alarcón.

Aún con esa cifra ninguna autoridad plantea una política de separación de residuos que pueda disminuir el impacto ambiental que generan esas 250 toneladas de plásticos.

La secretaria de Medio Ambiente del municipio de Chilpancingo, Angela Quezada Castro y el director de Limpia, Juan Manuel Adame Sánchez, aseguran que ya trabajan en un Reglamento de Recolección de Residuos, pero a la fecha sigue sin presentarlo a Cabildo municipal.

Los recolectores de basura son las únicas personas que hacen frente a este problema.

“Tratamos de separar los plásticos, el cartón, las botellas de vidrio y el aluminio, eso lo vendemos a centros de reciclaje y tenemos un poco de más ganancias”, contó Raúl, un recolector de basura del Ayuntamiento de Chilpancingo.

Muchas veces es complicado separar para los recolectores, porque los habitantes, al no tener una cultura de separación, tiran todos sus residuos juntos.

“Ni nos alertan si viene vidrio o algo, lo que podemos separar lo separamos pero no se puede en un 100 por ciento”, comentó Raúl.

El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y este año está dedicado a hacer conciencia sobre los plásticos.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente para destacar que la protección y la salud del medio ambiente es una cuestión importante, que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico en todo el mundo.

“La celebración de este día nos brinda la oportunidad de ampliar los conocimientos para una opinión ilustrada y una conducta responsable de las personas, empresas y comunidades en la preservación y mejora del medio ambiente”, se lee en el sitio oficial de la ONU.

Datos de la organización no gubernamental World Wild Life (WWF) indica que en el mar hay alrededor de 150 millones de toneladas métricas de plástico y se agregan 8 millones de toneladas métricas más cada año.

“Esto equivale a vaciar un camión de basura lleno de plásticos cada minuto. Si no cambiamos de tendencia, en 2025 nuestros océanos tendrán 1 tonelada de plástico por cada 3 de pescado, y en 2050 habrá más plásticos que peces”, menciona WWF en su artículo Contaminación por plásticos. Uno de los mayores desafíos ambientales del siglo 21.

Datos del departamento de Limpia de Chilpancingo arrojan que al día, la capital genera 500 toneladas de basura, de los cuales, de acuerdo con los datos de Memije Alarcón, la mitad son de plásticos.

Para este 5 de junio, Memije Alarcón organizó una serie de actividades para hablar sobre el problema de los plásticos y generar una cultura de separación de residuos.

Sus actividades comienzan a las cinco de la tarde con una caminata y a partir del día martes hasta el viernes habrá conferencias y talleres en la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac para estudiantes de nivel primaria y secundaria.

“Si concientizamos a los niños, podemos asegurar nuestro futuro, por eso invitamos a todos a estas actividades para crear conciencia”, mencionó en conferencia de prensa para invitar a sus actividades.

 

Ningún relleno sanitario de Guerrero cumple con normas para manejo de residuos, dice Propaeg

El de Acapulco es el que más problemas reporta, de manera particular con el manejo de lixiviados. La administración municipal fue multada con un millón 100 mil pesos por esa razón


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Luis de La Cruz / archivo 

Chilpancingo

 

Sin una política pública para la recolección de basura, algunos ciudadanos crean maneras de no generar residuos y a otros no les representa un problema y mucho menos generan un acción.

José María Alarcón Pérez es un joven estudiante que pasea por el zócalo de la capital, en su mochila lleva su bote de agua y en una de sus bolsas posteriores, basura de frituras y galletas.

Se le pregunta su relación con la basura y la generación de residuos. “Creo que es importante generar una nueva forma de pensar en el tema de la basura, hay que ser conscientes del impacto ambiental que genera todo lo que hacemos”, responde.

José María contó que junto con su madre tienen una composta en el patio de su casa, ahí van a parar todos los residuos orgánicos que generan en la cocina.

“Las cáscaras de huevo, hojas, restos de comida van a dar a la composta y no a la basura, creo que eso es algo importante”, menciona.

José María también separa las botellas de pet que junta o llegan a su hogar; las vende a un centro de reciclaje o las dona.

Vive en colonia Azteca, al norte de la Chilpancingo. El camión de la basura municipal pasa una vez a la semana por allá. Recordó que antes era más complicado que los camiones recolectores pasaran por su casa.

Antes, cuando el camión no pasaba por su casa, esperaban el servicio de la “basura jefa”, unas camionetas de particulares que recogen la basura y cobran por eso, lo que generaba un gasto extra.

“Yo sé que eso no va ayudar a acabar con el problema de la basura o la contaminación, pero considero importante hacer algo para disminuir aunque sea un poco”.

Casos como José María, pocos, pero existe un cambio de pensamiento generacional en el que a los jóvenes les importa la educación ambiental.

Otras personas a las que se tuvo acceso para saber cómo funciona la generación de residuos en su casas, la situación fue diferente.

La familia Cortés Nava todo lo que no tenga uso lo lleva a la basura, los residuos orgánicos, sólidos y pet en la misma bolsa, sin separarlos.

Pero el problema va más a allá de las personas en su casa, la poca basura que pueda generar José María y que separa van al mismo sitio que la familia Cortés Nava, al relleno sanitario de Chilpancingo.

El caso de los rellenos sanitarios es complejo, actualmente la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Guerrero (Propaeg) reconoce que la gran mayoría de los rellenos en Guerrero no cumplen con las normas ambientales y aún así su uso es constante e indispensable.

“La mayor parte de rellenos sanitarios no cumplen completamente con la Norma 089 de Manejo de Residuos”, menciona el titular de la Propaeg, Carlos Toledo Manzur.

De todos los rellenos sanitarios que existen en Guerrero, ninguno cumple con las normas para el manejo de los residuos.

Existen datos desde el 2018 que indican la falta de atención de los municipios en el tema, y a cuatro años de eso ninguno cumplió con la Norma. Entre las normas que deberían cumplir están el cercado perimetral, la capacidad por número de habitantes y el buen manejo de los lixiviados.

El relleno sanitario más grande del estado es el de Acapulco y es el que tiene más problemas con el manejo de residuos. Uno de los principales es el manejo de los lixiviados.

Los lixiviados son los líquidos que generan los residuos y circulan entre toda la basura que generan en los tiraderos de basura. Este líquido es considerado muy contaminante para la tierra y los cuerpos de agua cercanos a los rellenos sanitarios.

“En la inspección que hicimos encontramos que la mayor parte de las tinas de lixiviados estaban saturadas. Una lluvia genera derramas a los cuerpos de agua”, explica Toledo Manzur.

Agregó que el manejo de los lixiviados es muy importante porque estos son una fuente de contaminación directa para el suelo y el agua.

En el caso de Acapulco, Toledo Manzur dio a conocer que por el tema del relleno sanitario y los lixiviados ya existe una sanción. “Tenemos establecida una multa al municipio equivalente a un millón 100 mil pesos”.

Reconoció que se trabaja en conjunto para poder revertir la multa. Una opción es la creación de una planta de compostaje que reduciría los residuos en el puerto.

De acuerdo con el servidor públicos, en Guerrero se generan 1,500 toneladas de basura diarias. Acapulco es el municipio que genera más basura, 800 toneladas de basura al día.

Le sigue Chilpancingo, con 400 toneladas y después Iguala y Zihuatanejo, con alrededor de 200.

Sobre las posibles soluciones, Toledo Manzur dijo que la economía circular y la separación de residuos por parte de la sociedad y empresas es una alternativa viable.

Del 100 por ciento de la basura que genera al día el estado, 50 por ciento es orgánica. “Sacar lo orgánico simplemente ya implica disminuir la presión de los sitios de disposición final”.

Otro 15 por ciento corresponde a materiales que pueden reciclarse como papel, cartón y plástico.

El resto son residuos que no se pueden reciclar ni darles otro tratamiento.

“Si la sociedad tuviera la cultura de separar, reciclar eso significaría que tendríamos cinco veces menos necesidades de disposición final y, por lo tanto, los rellenos sanitarios tendrían una vida útil cinco veces más de lo que actualmente tienen”.

Toledo Manzur dijo que tienen previsto pedirles a los negocios y grandes empresas un Plan Integral de Gestión de Residuos. Es decir, las empresas desecharán sus residuos bajo la observación de la Propaeg.

En la imagen, aspectos del basurero municipal donde los recolectores hacen el trabajo de separar y reciclar. Fotografías de febrero del 2021. Foto: José Luis de la Cruz (Archivo)

 

 

La casa de ladrillos ecológicos de Teresa

Texto: José Miguel Sánchez 

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo 

 

«Dicen que lo que al principio es llanto y tristeza, después se vuelve alegría», reconoce Teresa Eugenio Aparicio al recordar el incendio de su casa el 8 de diciembre del 2019. 

El hogar de Teresa se ubica en la colonia Nueva Esperanza, al noreste de Chilpancingo, uno de los asentamientos más alejados de la capital; no tiene servicios básicos, como luz eléctrica, agua o drenaje. 

Fue la falta de luz eléctrica lo que ocasionó el incendio de su hogar. 

Del mercado central a la colonia Nueva Esperanza hay media hora de trayecto en carro particular, el cual circula por un camino escabroso que culebrea los cerros del noreste de la capital, en el que la mitad del camino es terracería. 

La mañana del 8 de diciembre, debido a la falta de luz en el asentamiento, al tratar de conectarse a la toma eléctrica de la colonia Flores Baños, más abajo de la Nueva Esperanza, un cortocircuito afectó la casa de Teresa y causó un incendio que acabó con todo su patrimonio. 

«Era un sábado, después de que le pagué a una persona para que me arreglará la luz conecté mi celular, escuché un ruido y mejor lo desconecté, y me fui a comprar cuando me marca me hijo y me dice, tu casa ya se quemó», recordó Teresa. 

De la casa de Teresa, construida de madera y techo de cartón nada se salvó. El refrigerador, tanque de gas, camas, mesa y sillas fueron consumidas por el fuego. 

A tres años del incendio de su casa Teresa cuenta la historia con un poco de nostalgia, pero ahora dentro de su nuevo hogar reconstruido en su totalidad, más grande y hecho con materiales 100 por ciento reciclados. 

Los cimientos y el muro de contención de la casa son de llantas recicladas rellenas de tierra y las paredes son en su totalidad de ecoladrillos, que no es más que botellas de Pet rellenas con residuos que muchas personas consideran basura; empaques de frituras, galletas, unicel y hasta credenciales para votar trituradas que fueron donadas por el Instituto Nacional Electoral (INE). 

Además, la pared está rellena y revocada con una mezcla de paja arcilla y arena. 

«Yo jamás me imaginé que se podía hacer una casa con botellas y llantas», dice Teresa. 

Una reconstrucción ecológica 

La noticia del incendio llegó a oídos de María Guadalupe Díaz Salazar, responsable del Programa de Sustentabilidad de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), conocido popularmente como Uagro Verde, una instancia de la máxima casa de estudios dedicada a la educación ambiental, separación de residuos y cuidado del medio ambiente. 

Díaz Salazar tenía un proyecto en Ciudad Universitaria (CU) de una bodega hecha con materiales reciclados de todos los residuos que se generan dentro de CU. 

«Los residuos que se generaban en Ciudad Universitaria los ocupamos para hacer una pequeña bodega y la construcción consiste básicamente en todo lo que es plástico; bolsas, platos, cucharas, popotes, empaques», explicó Díaz Salazar.  

Cuando se enteró del incendio, le pareció apropiado ayudar a Teresa y demostrar la importancia de los materiales reciclados. 

El origen del proyecto fue un experimento de muros de Pet, proyecto que era parte de un estudio de alumnos de la Facultad de Ingeniería Civil, quienes comprobaron su uso para la construcción.  

«El muro Pet no es otra cosa que un pallet (una tarima de madera) relleno con las botellas y revocado con la mezcla de paja arcilla y arena, el cual por metro cuadrado soporta diez toneladas y nos dijeron que era apto para una vivienda», explica Díaz Salazar.  

Los estudiantes que comenzaron con dicho experimento, que en un principio fue parte de una tesis, se acercaron a Díaz Salazar, quien se comprometió a buscar un espacio para plasmar el proyecto.  

«No sabía en que me había metido, no tenía dinero, no tenía gente y ni siquiera el terreno y fue que buscamos a la familia de Teresa».  

Diaz Salazar se dio a la tarea de buscar y platicar con Teresa y su familia. Les explicó el proyecto y se buscaron voluntarios para trabajar en la construcción.  

«Vimos que (el incendio) fue en la Nueva Esperanza y un día nos subimos a la combi llegamos y empezamos a preguntar dónde fue el incendio», recuerda Díaz Salazar. 

Al llamado de voluntariado se sumó un arquitecto de nombre Pedro Li Gatica y los estudiantes que realizaban su servicio social en Uagro Verde.  

Después de la aprobación de Teresa se vio el terreno, se hicieron medidas, un plano y comenzaron los trabajos.   

Así comenzó en enero de 2020 la construcción de lo que sería el nuevo hogar de Teresa. «Pero pues no teníamos dinero», recuerda Díaz Salazar.  

La idea era que Teresa no pagara por la construcción de su vivienda.  

Sin dinero, pero con entusiasmo, comenzó un proyecto que tardaría tres años en concretarse.  

«Salíamos a botear en Rectoría y con la foto de la casa quemada y con otra de como quedaría apenas nos daban 10 pesos y pues no se juntaba mucho».  

Hasta que se organizó una tocada en una cafetería, el grupo de la Uagro Verde juntó los primeros 1,700 pesos con los que arrancó la construcción.  

«No era mucho, pero teníamos algo para empezar».  

Tres años de dificultades 

El 2020 fue un año complicado para todo el mundo, el confinamiento generado por la pandemia del Covid-19 afectó la construcción de la vivienda de Teresa.  

En marzo, cuando la pandemia de Covid-19 llegó a Guerrero ya no se pudo continuar con la construcción.  

Teresa un poco desanimada vivía en la casa de su nuera, que está a un lado de su vivienda, tiempo que reconoce lo pasó un poco desanimada.  

«Le decía a mi hija y mi nuera que yo ya no tenía nada, lo había perdido todo en el incendio y me decían que eso no era cierto, mira aquí están los platos que me prestaste, aquí dejaste un garrafón, no es cierto que no tienes nada, me decían», recuerda Teresa.  

Fue hasta octubre que se les permitió a los estudiantes regresar a la construcción, luego de firmar una carta responsiva por si les llegaba pasar algo.  

Los estudiantes junto con Díaz Salazar acudían los sábados a trabajar en la construcción de la casa, pero las vacaciones, la falta de materia y dinero los retrasaba constantemente.  

«Nos detuvimos otra vez y teníamos que conseguir dinero, nadie nos quería dar y los chicos que empezaron con lo de la tesis se desesperaron, ya no quisieron venir y nos dejaron solos».  

Al final solo el arquitecto, cuatro estudiantes del servicio social y Díaz Salazar sacaron adelante el proyecto.  

La Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) financió en un 70 por ciento la construcción, lo demás fue a través del cobro de capacitaciones que realizaba la Uagro Verde sobre recolección de residuos.  

«En el 2021, comenzamos desde febrero. En marzo, la Uagro liberó el recurso y ahora sí todos los sábados nos dedicábamos al proyecto. Nos pueden decir que nos tardamos mucho, pero no veníamos todos los días, había sábados que no veníamos porque no había chavos y luego la pandemia, finalmente después de toda una odisea entregamos la casa el 21 de noviembre de 2022», cuenta Díaz Salazar.  

La casa de las botellas 

En la construcción de la casa se involucró toda la familia de Teresa, su hijo mayor, su nuera y sus nietos.  

Toda la familia ayudó en el relleno de los eco ladrillos, en realizar la mezcla de paja, arcilla y arena para el revoque y darle el acabado final: poniendo mezcla para rellenar los espacios entre las botellas de Pet.  

La nueva casa de Teresa es más grande que la anterior, tiene el doble de tamaño; cuenta con dos cuartos, sala, cocina, cuarto de lavado y un baño amplio.  

«Antes mi hija me venía a visitar, entraba y estaba yo sentada ahí, ahora viene y me tiene que gritar y buscar entre los cuartos porque ya es más grande la casa», cuenta Teresa.  

Los muros de la vivienda consisten en un pallet relleno con eco ladrillos, una malla y el relleno con la mezcla de arcilla y paja.  

Durante la construcción, y antes de que las paredes fueran rellenadas y revocadas, se veían las paredes de botellas.  

En una ocasión Díaz Salazar junto con sus alumnos que trabajan en la construcción pidieron tortillas a domicilio y preguntaron a Teresa la dirección de la vivienda, «solo diga que, en la casa de las botellas, los repartidores ya saben», respondió Teresa. 

Así le apodaron los vecinos a la primera casa de Chilpancingo hecha con materiales reciclados. 

La casa además de ser más grande tiene un sistema de captación de agua, un panel solar que alimenta a tres focos y, por los materiales, es térmica. 

El costo total de la vivienda fue de alrededor de 70,000 pesos, de los cuales Teresa no puso nada, solo la instalación de luz corrió por su cuenta. 

En total se ocuparon cinco toneladas de residuos para la construcción de la vivienda. 

Las puertas y ventanas fueron donadas por otras personas y fueron instaladas por Germán Hernández Moreno, esposo de Teresa. 

En la casa de botellas habitan tres personas, Teresa, su esposo Germán y su hija Julieta Adilene Hernández Eugenio. 

En realidad, la casa es habitada en su totalidad por Teresa y su hija Adilene. 

Germán, el padre de familia migra todos los años a Tijuana, donde trabaja de chofer porque la paga es mejor que en Chilpancingo. 

«La idea es demostrar que con materiales reciclados se puede hacer algo diferente, que los residuos sirven para dar solución al problema de la basura», mencionó Díaz Salazar. 

En una ciudad que genera, de acuerdo con datos oficiales, 500 toneladas de basura al mes, la casa de las botellas existe para demostrar que hay alternativas para el uso de residuos. 

 

Chilpancingo genera casi 500 toneladas de basura al día sin política para la separación de residuos

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

Por las esquinas de las calles y avenidas de Chilpancingo es común ver bolsas de basura, aun cuando existen multas para quienes sean sorprendidos dejándolas en las calles. Datos de la Dirección Municipal de Limpia indican que en la capital se generan entre 300 y 450 toneladas de basura al día, para las que no hay un programa o política pública de separación de residuos

«Toda la basura que se genera se va al relleno sanitario que está en el cerro del Huiteco, por el nuevo libramiento a Tixtla”, mencionó Juan Manuel Adame Sánchez, director de Limpia de Chilpancingo.

Al no existir un programa para la separación de residuos los trabajadores de los camiones de basura asumen esa labor.

«Por lo regular los mismos compañeros separan la basura, lo que es el Pet (plástco), papel, aluminio y fierro, todo eso ellos mismos (los recolectores) lo van separando al ingresar al camión”.

En el relleno sanitario, los pepenadores también tienen esa función, por cuenta propia recolectan y separan los residuos los reutilizables para después venderlos. Los trabajadores de los camiones también llevan a centros de reciclaje lo que separaron, de acuerdo con el funcionario.

Así funciona la separación de residuos en Chilpancingo.

Adame Sánchez mencionó que trabajan en un proyecto para la separación de residuos en la capital, pero nunca ofreció detalles.

Las zonas que más generan basura son el centro de Chilpancingo y el mercado Baltazar R Leyva Mancilla. En el mercado se generan cinco toneladas al día; sólo para dimensionar la cantidad, una colonia genera entre siete y ocho toneladas a la semana, según las mismas fuentes municipales.

«En el centro tenemos que pasar cinco veces al día y en todas el camión de ocho toneladas se llena, por la cantidad de comercios”.

Mucha de esta basura los habitantes la dejan en las calles.

«El principal problema de Chilpancingo es que no hay una cultura para tirar basura, la gente se va a trabajar y no hay quién tire la basura, y la saca o muy temprano o muy tarde”.

Estos datos sólo son los que genera la Dirección de Limpia, porque los recolectores privados, conocidos popularmente como la basura jefa, también recolectan y llevan los residuos de manera directa al relleno sanitario.

Otro residuo que también llega al tiradero y no reporta el municipio, son las llantas que, muchas veces, son quemadas, lo que provoca mayor contaminación al ambiente.

Datos de la Uagro Verde (Programa de Sustentabilidad de la Universidad Autónoma de Guerrero) revelan que las llanteras y vulcanizadoras generan entre 500 y 600 llantas a la semana.

Para el tema de la recolección de basura, el municipio tiene 30 camiones que atienden las 600 colonias de Chilpancingo.

 

Amotlazolli, un espacio para reciclar los residuos de los capitalinos

Texto y fotografía: Itzel Urieta

Chilpancingo

 

Crecer en una ciudad con problema de residuos de basura hizo que desde pequeño Moisés Emmanuel Manzanares Manzanares se planteara hacer algo en beneficio del medio ambiente.

Moisés recuerda que, en su infancia, buscaban con su papá un lugar donde tirar la basura, ya que no pasaban camiones recolectores, e iban al tiradero de la colonia La Cinca.

Se preguntaba qué podía hacer él por tratar de aminorar este problema y decidió estudiar ingeniera ambiental. Moisés es egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

La problemática sobre la basura y los residuos siempre estuvo presente en Moisés, por eso decidió que después de culminar su carrera universitaria regresaría a su ciudad con el objetivo de hacer algo con los residuos. Cumplió. Por eso existe Amotlazolli.

Amo significa no en náhuatl y tlazolli es basura. Al unir estas palabras se forma la frase: No basura o No es basura. “Buscábamos un nombre que fuera parte de nuestra identidad y por eso nos decidimos por un nombre nahuatl”.

Desde hace un año, Moisés y su hermana crearon Amotlazolli, una casa de reciclaje ubicada en la calle Nicolás Bravo número 8, en el centro de Chilpancingo.

Decidieron ubicarse en el centro para que más personas los conozcan, tengan la facilidad y la cercanía de llevar sus residuos.

“Muchas veces las personas buscan lugares donde llevar sus residuos y hay lugares a los que es muy difícil llegar por eso decidimos que fuera un lugar céntrico”. Ahí reciben los residuos de martes a sábado de 11 de la mañana a seis de la tarde.

El objetivo de Amotlazolli es recuperar la mayor cantidad de residuos que las personas acumulan en sus espacios para darles otro uso. Reciben materiales como papel, cartón y tetra pack, plásticos, pet, vidrio de grado alimenticio, es decir, vidrio que tenga contacto con alimentos y vidrio plano. De metales reciben latas de chile, de conserva, de atún y de aluminio.

Amotlazolli revende algunos materiales como el periódico y el cartón. El tetra pack y el vidrio los mandan a reciclar a Ciudad de México, ya que en el estado no hay casas de reciclaje con la infraestructura necesaria para recibir estos materiales.

Las personas pueden llevar cualquiera de esos residuos por donación, por trueque o para vender.

En Amotlazolli también reciben ropa, tortillas, aceite de cocina, peluches y muebles. Esto es para realizar los trueques.

“Si alguna persona trae lo equivalente a 20 pesos le podemos dar dos libros, dos despensas o una playera”, comenta Moisés.

Con el trueque evitan tres impactos ambientales que son: en vez de tirar lo que ya juntaste ya no haces un impacto ambiental, al recibir un libro de segunda mano ese libro no fue tirado y otro impacto ambiental es que no se cortó un árbol para producir ese libro.

Aunque mandan a reciclar algunos materiales fuera del estado, en Amotlazolli tratan de que todo se recicle y se venda en Chilpancingo.

Amotlazolli también tiene contacto con emprendedores locales que se dedican a vender productos para disminuir el impacto ambiental, en Amotlazolli les hacen publicidad y los venden.

Dificultades

Una de las dificultades a las que se enfrentan es la falta de educación ambiental que existe en lo habitantes de la capital.

Hacer las cosas en pro del medio ambiente también es difícil. Hay personas que llegan con sus materiales y buscan una remuneración económica, se olvidan de hacerlo por disminuir el impacto ambiental.

La falta de difusión es otra dificultad. Amotlazolli tiene redes sociales, participan en algunas exposiciones sobre el medio ambiente y hacen difusión en otros medios de comunicación como radio, pero aún hay personas que no los conocen.

A un año de Amotlazolli, Moisés considera que la aceptación de las personas es un poco lenta.

Amotlazolli a futuro

Moisés quiere que Amotlazolli crezca, que sea sustentable. “Hoy en día seguimos con la inversión, rentando el local con los trabajadores”, comenta.

Quieren hacer recolecciones en escuelas y negocios porque se los han pedido, pero por la falta de personal y un vehículo adecuado no es posible.

Planean tener una mayor difusión para llegar al diez por ciento de la población de Chilpancingo y que su proyecto sea rentable.

Para Moisés este proyecto implica mucho sacrificio. Espera que en un futuro Amotlazolli se convierta en un banco de materiales. “Tener estantes de objetos que se puedan reutilizar y que la gente vaya a intercambiar, a hacer trueque, a comprar objetos de segunda mano que se puedan reutilizar”.

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