El arte en las calles: la resistencia feminista ante la violencia

El arte urbano no queda solo como rastro de la ruta por la cual pasan los contingentes feministas al marchar, permanece también como un reclamo a una ciudad machista, misógina y feminicida, que no permite a las mujeres transitar por el espacio público libremente


Texto: Verónica Ramírez / La Verdad

Fotografía: La Verdad

1 de marzo de 2022

 

En casi cada esquina de la Avenida 16 de Septiembre se encuentran cruces negra pintadas sobre un fondo rosa que adornan los muros, postes de electricidad y cabinas telefónicas. Son acompañadas por tags plasmados con pintura en aerosol y pintas que acusan al estado opresor. Reflejan un reclamo…anuncia rabia.

El sol ha descarapelado el papel de algunas de las intervenciones de paste up, obras creadas en papel que son pegadas con engrudo de forma semipermanente paredes y puertas, pero aún se pueden apreciar los diseños.

En las calles del centro de Ciudad Juárez abunda leyendas y las frases en las que se lee “ISA VIVE” y “Nos queremos vivas”. Estas son muestras de resistencia del movimiento feminista en Ciudad Juárez. Con el paso del tiempo, la fina línea entre la creación del arte y el activismo en contra de la violencia de género se va borrando. En los últimos años, las marchas realizadas en marco del 8M, Día Internacional de la Mujer, son acompañadas por convocatorias de paste up, pintas en aerosol, intervenciones en monumentos y rap feminista.

 

 

El arte urbano no queda solo como rastro de la ruta por la cual pasan los contingentes feministas al marchar, también permanece como un reclamo a una ciudad machista, misógina y feminicida, que no permite a las mujeres transitar por el espacio público libremente, dice Eloisa, integrante de la Colectiva Xolas, un proyecto de artistas feministas que surgió de la necesidad de sustento y espacios seguros para mujeres lesbianas precarizadas en Ciudad Juárez.

“Es brutal esa sensación de unión entre compañeras y de plasmar esas palabras, esas imágenes en conjunto en una ciudad en donde todos los días te quieren desaparecer”, afirma Eloisa.

“Ese reclamo es muy poderoso porque nos reunimos, lo hacemos y queda esa memoria o esa especie de justicia instantánea que nosotras mismas vamos creando al dejar plasmado eso”, afirma la artista y escritora.

Susana Alavez, también integrante de la colectiva artística, nota que cada vez más mujeres de todas las edades se suman a las manifestaciones, pero también “se avientan a tomar la lata y rayar”, comenta.

Como fotógrafa, Alavez también ha visto que más participantes llevan sus cámaras y al finalizar la marcha las redes sociales se llenan con distintas perspectivas y memorias de la manifestación.

“Creo que se sienten en un espacio seguro porque también existen los protocolos de seguridad”, dice Alavez. “Todas pueden crear algo hasta en una hoja de papel en un cuaderno, llevarlo y sabes que va a haber un momento para pegar y rayar”.

En la búsqueda de esta seguridad, artistas juarenses han creado colectivas, agrupaciones y espacios en donde pueden aprender, desarrollar sus talentos y dialogar sobre sus experiencias. A raíz de estos espacios feministas, el arte hecho por mujeres se hace más presente dentro y fuera de los contingentes de las marchas.

‘ES NUESTRA CALLE’. OCUPACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO Y ARTÍSTICO

Al transitar por la ciudad, Nayeli, artista gráfica, observa los diferentes tags y graffitis. Son las obras de amigas o compañeras que la hacen apreciar el arte urbano de una forma distinta. Al verlos, dice que se imagina el momento en que debieron hacerlo: unos minutos fugaces en los que no había absolutamente nadie en la calle o más riesgoso aún a horas muy tarde de la noche.

“El riesgo que se corre lo hace más, no sé si valioso o fuerte, pero valoras más el trabajo que se hizo porque conoces el peligro”

Nayeli, quien forma parte de la Colectiva Bravas, “morras artistas fronterizas” .
Ocupar las calles de Ciudad Juárez ya es un riesgo en sí, pero como mujer es común ser blanco de acoso sexual, que puede ir desde lo verbal hasta agresiones y abuso.

Solamente salir a la calle ya es una muestra de resistencia a la prohibición de poder transitar libremente por las calles, explica Nayeli, pero hacer gráfica urbana es la acción de responder a este ataque de violencia y es un arte contestatario en sí.

“Te dicen que no salgas de noche, y de que es peligroso es peligroso, pero el hecho de que te atrevas aún así a hacerlo, el hecho de responder y alzar la voz ya es un acto en sí mismo”, expresa la artista. “Es nuestra calle y también merecemos salir.”

La artista menciona que las mismas agresiones que podía recibir en la calle se presentaba en espacios artísticos dominados por hombres. No se sentía segura para aprender más técnicas o se sentía invisibilizada, al no ser tomada en serio en comparación con otros artistas que eran hombres.

“A algunas amigas les llegó a pasar que reciban acoso o escuchábamos que los vatos alababan a las mujeres por su apariencia y no su trabajo” dijo Nayeli. “Había vatos ofreciéndonos espacios para pintar ¿Pero a cambio de qué, verdad?”

 

De esta misma forma, la rapera feminista Karla Jiménez, consiente de la situación en la que las mujeres juarenses peligran en las calles, a raíz del acoso y agresiones de género, dice que desde joven buscó manifestarse. En el rap de protesta encontró un medio para expresar su rabia.

En eventos de micrófono abierto, Jiménez, conocida como Karma 656, también se encontró con ambientes muy machistas, donde no era tomada en serio por otros raperos. Ella recuerda comentarios sobre su forma de vestir, su apariencia y otras frases acosadoras que le dejaban claro que no era bienvenida en esos espacio.

“Decían cosas como: ‘aquí no hay lugar para las mujeres. Las mujeres son para traer a un lado y no para andar cantando’. Yo si he sentido que he tenido que ganarme mi lugar y en esta sociedad machista si ha sido muy difícil”, cuenta.

Por esta misma razón Jiménez buscó otras artistas que tuvieran ideales parecidos a los suyos y fue cuando se metió de lleno al feminismo y conoció a artistas gráficas, escritoras y poetas que también formaban parte de las colectivas con ideales feministas.

POR Y PARA MUJERES


Con los años, Jiménez notó como cada vez se hacía más latente la presencia de arte en los movimientos feministas a través de murales, pero también vio que había espacio para el rap de protesta.

Ella recuerda que las primeras manifestaciones a las que acudía siempre había un micrófono abierto y en una ocasión la animaron a presentar una canción.

“Desde entonces a cada manifestación que voy, yo me manifiesto con rap”, dice Jiménez, quien este año se ha sumado a eventos de preparación para la marcha 8M en Ciudad Juárez y planea asistir tanto como mujer feminista y como artista.

“Yo me reunía con ellas y conversando con todas nos damos cuenta de nuestras experiencias. Se me hacia muy fuerte que como mujeres no nos permitieran ocupar ciertos espacios artísticos”, dijo Jiménez. “Pero organizándote y teniendo espacios seguros por y para las mujeres llegamos a impulsarnos.”

Comúnmente los colectivos artísticos estaban formadas por puros hombres y se daban situaciones de menosprecio al arte hecho por mujeres, de acoso y eran ambientes muy competitivos en donde no se normalizaba compartir conocimientos o técnicas, explica la artista gráfica que usa el apodo ‘Poli No Police’, también integrante de la Colectiva Bravas.

Existía un sentir de invisibilización y falta de pertenencia que era compartido por muchas mujeres que se sentían solas en el ámbito artístico, cuenta.

“Hubo varias cuestiones que nos hizo crear la colectiva (Bravas) y una era la cuestión del aprendizaje y sentirnos que no teníamos un espacio y no sentirnos validadas en ese aspecto creativo”, menciona Poli. “A partir de este sentir empezó a formarse la colectiva y varias empezamos a usar la gráfica para expresar ciertas problemáticas que están pasando en la ciudad.

 

Como parte de Bravas, integrantes como Poli y Nayeli tuvieron la oportunidad de explorar distintas técnicas de gráfica urbana desde el paste up, stencil, graffiti y muralismo. Pero este aprendizaje no se quedaba entre las integrantes de la colectiva y buscaban compartirlo a la comunidad.

Además de la intervención callejera, Bravas realizó talleres que se llevaron a cabo en el espacio autogestivo CX16 y después con el apoyo de la Secretaría de Cultura estatal en el sur oriente de la ciudad. Los talleres que realizó la colectiva trataban temas desde la violencia de género a los derechos humanos con el propósito de generar espacios de diálogo.

“Creo que es muy importante llegar a otras mujeres que no han tenido este tipo de diálogos. (Nuestro activismo) no solo son estas intervenciones en las calles si no todo lo que hay detrás”, afirma Poli. “También nos importa mucho esta cuestión del proceso de compartir cosas, sentires y crear estas redes que impulsan a otras mujeres”.

Con los talleres, Poli también se dio cuenta que se sentía una energía diferente al hacer un trabajo colectivo y se sentía con más seguridad y fuerza. Para Nayeli, las intervenciones de la Colectiva Bravas, en las calles o través de talleres, siempre fueron consideradas como actos de activismo que traían consigo un sentimiento de catarsis.

“Casi siempre era la manera de sacar lo que traíamos ahí atorado”, dice la artista. “Lo plasmabas en papel y salíamos a la calle a pegarlo. Todo el proceso es liberador porque estas con personas que te entienden y que probablemente han pasado por lo mismo que tu y es una manera en que te sientes apoyada y escuchada”.

Los espacios de dialogo que abrían con las colectivas no solo servían como medios de activismo si no también como formas de auto-cuidado. Las integrantes de las Colectivas Xolas han colaborado con Bravas en la pinta de murales y otras intervenciones.

Sobre la calle Colombia existía un mural que las dos colectivas hicieron en colaboración. Además de permitirles pintar juntas, para Eloisa este fue un trabajo de transformación del espacio público que se hizo en conjunto con la comunidad del barrio.

“Se escuchaban rumores de la gente que pasaba por ahí y hasta entre nosotras mismas que se sentía distinta la calle. Eso fue muy satisfactorio, desde encontrar la pintura, las vecinas se involucraron, hubo comida, hubo música. Era un entorno muy de mujeres y muy seguro. Si se logró la unión y el efecto que queríamos crear”, recuerda Eloisa.

De la misma forma vieron un potencial de generar redes de apoyo y hermandad, dice Alavez, agregando que es necesario crear colectivas hechas por mujeres y para mujeres.

“Creo que también tiene que ver que la creación es como una forma de auto cuidado. Dentro de este espacio puedes crear algo que quizá no estabas segura de hacerlo al inicio y te da ese impulso de explorar o reflexionar otro tipo de cosas que antes no se podían concebir” afirma.

Entre las actividades que la colectiva ha llevado acabo incluye el muralismo, intervenciones de gigantográfia, talleres de poesía, escritura, creación de fanzines y han mantenido una participación en los bazares locales. Además de explorar temas de resistencia feminista y lesbiandad en sus obras, la Colectiva Xolas busca celebrar el amor entre mujeres, ya sea en relaciones sexo-afectivas como los lazos de hermandad.

Más que nada, el mensaje que Xolas busca compartir es decirle a otras, desde su experiencia como mujeres o lesbianas, que están acompañadas.

“Los mensajes puedes ser palabras, pueden ser símbolos, pero siempre es con una intención”, afirma Alavez “Creo que de alguna manera las personas que transitamos esta ciudad sabemos lo que significa la cruz rosa, si vemos el nombre de Isabel en el centro sabemos a que se refiere. Creo que es un decirle a las demás que no están solas y que estamos en las calles”.

¿Quién cuida a quienes cuidan?: Reflexiones del Primer Foro Nacional de Mujeres Cuidadoras

El objetivo del “Primer Foro de Mujeres cuidadoras. Cuidadoras que escriben su propia historia” era dialogar sobre los estereotipos sociales que han designado históricamente las labores de cuidado a las mujeres, y de las implicaciones personales, sociales y culturales que tiene esta carga laboral no remunerada; así como de poner sobre la mesa el abandono y descuido de quienes cuidan.

Aquí algunas de las ideas centrales de esta acción donde participaron mujeres cuidadoras de la zona periférica de Guadalajara.


 

Texto: Samantha Anaya / Zona Docs

Ilustración: Zona Docs

28 de febrero de 2022

 

¿Quién cuida a quienes cuidan? ¿Cuáles son sus necesidades y deseos? fueron algunas de las preguntas que guiaron las reflexiones del Primer Foro Nacional de Mujeres Cuidadoras, el cual se realizó con la idea de conformar una red de mujeres cuidadoras familiares y profesionales que se encargan del bienestar físico y emocional de personas de la tercera edad, personas con discapacidad o de quienes padecen alguna enfermedad.

La necesidad de generar espacios como éste recayó en el hecho de que la labor de cuidar es invisibilizada y poco valorada: “Socialmente esta labor se les asigna a las mujeres, por lo que el resto lo ve como algo inferior y que no requiere reconocimiento”, consideró Iranía Bonilla, integrante de Plenitud y Demencia.

Las expertas y cuidadoras subrayan el hecho de que, si se asigna esta responsabilidad y obligación a las mujeres, es a causa de una construcción social, histórica, patriarcal, sexista y discriminatoria, y, aunado a ello, está el hecho de que “la reproducción social de los cuidados es necesaria para vivir, pues los cuidados son necesarios, porque sin cuidados no hay nada, no hay posibilidad de producir ni reproducir la vida, por eso es un tema de agenda que debe salir de lo colectivo, familiar y personal, y lo peor es que, aún así, no se reconoce como un trabajo”, insistió Iranía.

Entre las dificultades que enfrentan las mujeres, que se dedican a cuidar a algún ser querido se encuentran: dejar de lado su vida profesional, social y personal; la sobrecarga física y emocional; la desvalorización de su trabajo; problemas en su salud física y emocional; y el estar solas durante la ejecución de este trabajo.

El Foro se dividió en dos mesas; la primera fue “Mujeres y cuidados: reflexión de género” que fue dirigida por Iranía Bonilla. En esta, se habló sobre el rol social que se le asigna a las mujeres y los estereotipos que crean un discurso sobre “que somos más delicadas, dulces, cariñosas, y que por eso somos designadas para cuidar a quienes lo necesitan”.

La segunda mesa fue “Sostener el proyecto de vida de las mujeres cuidadoras”, en las que se habló sobre qué sucede con la vida de quienes se dedican a cuidar a alguien más: “es como si se le diera una mayor importancia a la vida de la personas que necesita de cuidados, y se hace a un lado las necesidades, los deseos y el bienestar de quienes son las cuidadoras”, señaló Tania Galvez, integrante de Los cuidados de cuidar.

 

¿Qué pasa en torno a los cuidados y cuál es su relación con el género?

 

Rosa Farreas, presidenta de la Federación Mexicana de Alzheimer (FEDMA), y quien además cuidó por 22 años a su madre que padeció dicha enfermedad, afirmó que en México y el mundo, el papel de cuidadora se ha designado a las mujeres, lo que está íntimamente relacionado con “el estereotipo de mujer cuidadora y hombre proveedor”. Sin embargo, indicó que -en las últimas décadas- “las mujeres también hemos tenido que volvernos proveedoras, y se espera que cuidemos como si no trabajáramos, y que trabajemos como si no cuidáramos”.

Otros de los estigmas que están detrás de la idea de que el rol de los cuidados le corresponden a las mujeres, es el hecho de que “también se asocia con lo que se nombra como ‘el instinto materno’, con esa sensibilidad, la delicadeza”, reafirmó.

Por su parte, Angélica Trigo, quien a pesar de tener siete hermanas y hermanos ha cuidado por años a su padre que padece demencia, manifestó que el trabajo de las mujeres se ha reservado al espacio privado; es decir, al cuidado y las atenciones dentro del hogar.

“Se da por sentado que las mujeres somos más amorosas y que estamos más unidas con nuestros padres. Yo soy la única de entre mis hermanos que no me casé, y por eso se me hizo la responsable de cuidar a mi papá”.

Al mismo tiempo, Jessica Michel Rivera, licenciada en biología marina y que además cuida de su madre y su padre, narró que esta idea de “la mujer cuidadora” se da desde que “somos niñas, y nos dan juguetes como muñecas, cocinitas, y otros electrodomésticos de juguete”. Además aseguró que este estereotipo obliga a cuidar a familiares enfermos, o a sus hermanas y hermanos menores, situación que se ha agravado a causa de la pandemia por la Covid-19.

Sobre este mismo punto, Yolanda Hernández, mamá de tiempo completo y maestra en la licenciatura de Gerontología en la Universidad de Guadalajara, consideró que, aunado a los cuidados directos que duran las 24 horas del día los siete días de las semana, se suman los llamados: cuidados pasivos.

“Cuando tú como cuidadora estás haciendo otra cosa (como cocinar, limpiar, lavar la ropa), pero no dejas de estar atenta a lo que la otra persona necesita, y también va mucho de la mano con este otro estereotipo de que las mujeres podemos hacer más de una cosa a la vez, lo que es otra forma de sobreexplotar nuestro trabajo”, explicó.

¿Por qué las mujeres dedican más tiempo a las labores del cuidado? Al respecto, Farreas narró que cuando su mamá fue diagnosticada con Alzheimer, ella acababa de ser madre: “así que yo tenía ahora un bebé y además tenía que hacerme cargo de mi mamá, así que tuve que dejar mi trabajo”.

La reflexión de la especialista giró en torno a que, socialmente, se espera que las mujeres renuncien a sus vidas, ya que “están obligadas” a dedicar todo su tiempo a esta labor de cuidados, situación que es diferente para los hombres.

Angélica agregó que ella comenzó a cuestionarse el por qué ella era la única hija involucrada en el cuidado de su papá en el momento que comenzó a sentir un cansancio físico y mental extremo:

“Yo ya estaba a tope, igual que mis emociones, ya no podía trabajar y me pregunté por qué yo sola lo tenía que hacer si tengo hermanas y hermanos, porque no nada más es mi papá, pero no fue hasta que llegué a una situación extrema que me lo cuestioné”.

Jessica, por su parte, mencionó que desde niña le parecía ilógico que en el momento en que su abuela enfermó las únicas involucradas en su cuidado (alimentación, higiene, atención médica) eran su mamá y sus tías, mientras que sus tíos sólo se encargaban de trasladarla, y esto sólo cuando ellos tenían tiempo: “porque si se necesitaba de esto durante el horario en que ellos debían trabajar obviamente no lo hacían, entonces reflexioné sobre por qué sí se esperaba esto de mi mamá y mis tías, pero de mis tíos no”.

De igual modo, Yolanda contó que desde niñas comenzó a notar esta diferenciación significativa entre lo que se espera de una mujer y de lo que se espera de un hombre: “de niñas yo me quejaba sobre por qué le tenía que cocinar a mi hermano, si sólo nos llevamos un año, y no es una actividad complicada, es algo que todo adulto debe saber”.

¿Qué actividades involucra el cuidado? La presidenta FEDMA, Rosa Farreas, argumentó que la realidad es que cada caso es único. En su caso lo más significativo de haber cuidado a sus padres fue que “me uní más a ellos, y eso fue hermoso, pero también fue doloroso en el sentido de que no es fácil ver que a quien amas se va deteriorando poco a poco”.

También reconoció que el trabajo del cuidado se torna complejo cuando la relación entre quien cuida y la persona cuidada no es la mejor: “se hace muy difícil cuando no hay una buena relación entre el cuidador y la otra persona, porque ha sido una relación fracturada, violentada o por cualquier otra razón”.

Asimismo, Angélica Trigo y Jessica Michel remarcaron que, para ellas, la actividad principal es velar por el bienestar y la integridad de la persona a la que se cuida, tanto físico como emocional.

Por su parte, Yolanda Hernández detalló que las actividades que involucran el cuidado son múltiples y algunas son muy complejas (como el administrar el medicamento y curar heridas), lo que “no sólo lo vuelve algo sumamente especializante, sino que esta parte del cuidado es esencial para que la vida social se siga reproduciendo”, razón por la cual “el Estado se debe involucrar en la dignificación del trabajo de todas ellas”.

Este trabajo, al suceder en un espacio privado (lo cual por definición histórica no ha sido remunerado económicamente), no da garantías para el bienestar físico y mental de quienes lo realizan, y que además no cuenta con un horario de trabajo, sino que es una labor de tiempo completo.

 

Sostener el proyecto de vida de las mujeres cuidadoras

La maestra en psicología e integrante de Los cuidados de cuidar, Tania Gálvez, estuvo a cargo de la segunda mesa de diálogo, en la que se abordó el cómo las cuidadoras, al realizar un trabajo que desempeñan las 24 horas del día los siete días de la semana, les es muy complicado realizar un proyecto de vida personal.

Detrás del hecho social que señala y designa a las mujeres como cuidadoras, está el hecho de que “se nos ve a las mujeres como ‘seres puros y llenos de amor’, como si esa fuera la única emoción que experimentamos”.

La psicóloga enfatizó que esta relación que se hace entre “mujer igual a cuidadora” está sustentada tras la idea del cariño, lo cual “claro que es importante, porque la mayoría de las cuidadoras familiares son madres, hermanas, esposas, amigas, y es obvio que va haber un sentimiento de amor, pero no es lo único que sostiene el cuidado”.

Gálvez añadió que si el cariño fuese la única clave para designar a quién le corresponde cuidar a quien lo requiere, “estamos dando por hecho que nadie más ama a la persona que necesita de cuidados, porque la mayoría de las cuidadoras lo hacen solas”.

Aunado a ello, la discriminación detrás de: “tú no te casaste, entonces, te toca el cuidado de nuestros padres, este es un hecho sumamente violento, ya que se da por sentado que ella no tiene una vida, ni interés, ni deseos o aspiraciones”.

Asimismo, sentenció que la idea errónea detrás del “instinto materno” es además “ridícula, porque se piensa que este cariño natural nos va a dar automáticamente el conocimiento de cómo curar una herida, la fuerza para cargar, y esto es romantizar el cuidado. Aunque yo sea quien más le ame a la persona, no significa que sea la indicada para cuidarle”.

El hecho de asumir que la vida de una mujer vale menos que la de la persona que necesita ser cuidada también está relacionado con que, históricamente, se le ha dado mayor peso al trabajo remunerado, lo que socialmente se asocia con una labor masculina.

De igual manera, se asume que las mujeres deben resignarse y entregarse a las tareas del cuidado porque “está en su biología femenina”, sin entender que “ellas también se frustran, se cansan, termina hartas, pero, como siempre, se les enseña a callar, a no decir lo que sienten, porque entonces se les juzgaría, se les vería como malas personas”.

Por lo que, el trabajo de cuidar es solitario, lo que lo vuelve aún más invisible socialmente.

Sobre las afectaciones a sus derechos humanos, los principales son: el deterioro mental y físico de su salud; el no poder realizar un plan de vida; no tener tiempo para descansar, ni para el ocio; no contar con seguridad social, pues muchas de ellas se ven en la necesidad de dejar sus empleos para cuidar todo el día a sus familiares.

“Como su vida se centra en la vida de alguien más, en la resolución de los conflictos, y tal vez en cuestiones administrativas, ellas dejan de lado su bienestar, integridad y deseos”.

Por último, Tania expresó que, además de todas las razones anteriores, otro de los factores responsables de que la carga de trabajo de cuidar sea desigual entre hombres y mujeres, es el hecho de que:

“la masculinidad es muy frágil, los hombres no saben cómo involucrarse con sus hijos y con sus papás sin ser juzgados. Así que no se trata de una ‘designación biológica’ que nos hace a las mujeres mejores cuidadoras, sino que se trata de una cuestión estructural y cultural”.

Esta es una realidad en México y el mundo, pues de acuerdo con Yolanda Hernández, especialista en Gerontología, en 2019, las horas que la población de 12 años y más dedicó al trabajo doméstico no remunerado, demuestra que las mujeres dedicaron, en aquel año, más de 30 horas a las semana a esta labor, mientras que los hombres únicamente designaron 11 horas a la semana.

En cuanto al cuidado de personas adultas mayores, niñas, niños y personas con discapacidad, en 2019, las mujeres dedicaron más de 12 horas, y los hombres 5 horas.

Un punto importante es que estas cifras corresponden a 2019, es decir, previas a la actual crisis sanitaria, la cual, entre sus consecuencias, generó que las mujeres dedicaran aún más horas a la ejecución de tareas domésticas y de cuidado.


Este texto es propiedad de Zona Docs y lo reproducimos como parte de Alianza de Medios de la Red de Periodistas

Rusia-Ucrania: el ABC de un viejo conflicto

Hace más de treinta años que el mundo no se veía en un conflicto tan grave, los países de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia se debaten en una guerra que podría traer consecuencias muy graves. Témoris Grecko, especialista en temas geopolíticos, explica algunas claves para entender lo que pasa en Ucrania


 

Texto: José Ignacio de Alba / Pie de Página

Fotografía: Internet

25 de febrero de 2022

 

Este jueves el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inició operaciones militares en Ucrania. El ataque a objetivos militares abrió una etapa de un viejo conflicto. El periodista Témoris Grecko destaca que “esto no se puede leer solamente en clave de la lucha o del combate que hay entre imperios rivales, se tiene que ver lo que está sucediendo en el terreno, lo que está pasando con la gente”.

Grecko relata que con la disolución de la Unión Soviética los países de occidente han ganado posiciones en países cada vez más cercanos a Rusia. El último paso de esta marcha fue el intento de incorporación de Georgia y Ucrania a la Organización del Atlántico Norte (OTAN); Rusia lo leyó como una agresión. “Finalmente también era una provocación”, dice el periodista.

El presidente de Rusia, Vladmir Putin, considera como una amenaza el acercamiento de infraestructura militar de los países de occidente hacia sus fronteras.

Tanto Rusia como Estados Unidos -quien tiene un gran peso dentro de la OTAN- son potencias imperiales, lo que se ha reflejado en brutalidad para países vecinos. Grecko explica que no es distinto con Ucrania:

“Los Rusos siguen viendo a Ucrania como un pueblo menor, como una especie de pueblo inferior a ellos que debe ser tutelado”.

Para Grecko es determinante en el conflicto entender cuál es la voluntad del pueblo ucraniano. “La propaganda rusa trata de reducirlo todo a un tema de ambiciones imperiales occidentales, eso no es todo lo que está pasando”. El periodista explica que hay un auténtico deseo del pueblo de Ucrania de autodeterminarse, “eso tiene que ser respetado”.

“Si el pueblo de Ucrania decide alinearse a los intereses de occidente debe ser respetado”, dice Grecko. Pero en la opinión del periodista ese alineamiento no puede significar el paso de tropas y de armamento occidental que haga que los rusos sientan que su seguridad está en riesgo.

-¿Se puede leer desde fuera la voluntad del pueblo ucraniano?, se le pregunta a Grecko.

-Para esto hay procesos democráticos y los ucranianos ya votaron.

-¿Qué votaron?

-Eligió un gobierno que ha decidido alinearse con la Unión Europea.

Pero dentro Ucrania hay división, incluso hay una parte del pueblo ucraniano que son migrantes rusos y que hablan ruso. El periodista dice que Rusia utiliza esto para tener más injerencia sobre su vecino.

Grecko explica que para Rusia “sus necesidades de seguridad son más importantes que el derecho a la autodeterminación de sus pueblos vecinos. Esto es exactamente igual que decir que las necesidades de seguridad de Estados Unidos son más importantes que la autodeterminación de los pueblos vecinos, como es el caso de Cuba”.

En el conflicto de Ucrania lo que veremos será una guerra de proxys, lo que significa que las potencias del mundo no actuarán sobre el territorio.

“Entraron los rusos, pero no va a entrar Estados Unidos, lo que es una ventaja para Rusia porque tienen mucho mayor capacidad militar que las fuerzas locales”, dice el periodista.

Un factor importante dentro del conflicto es que Rusia lleva varios años con problemas económicos y justamente la estrategia de los países pertenecientes a occidente será actuar a través de sanciones monetarias.

“Esto va a tener consecuencias en todo el mundo porque va a haber una disrupción en los mercados, en el sector financiero, pero sobre todo va a tener consecuencias muy graves para Rusia. La cuestión va a ser ¿cuánto va a poder aguantar Putin con la presión económica?”.

Témoris Grecko.
-¿Pero Rusia lleva años con sanciones económicas, no son medidas blandas?

-Mientras los que estén en el poder se sientan con la capacidad de retenerlo termina importándoles poco las consecuencias que tiene la para la economía en su país, si en cambio sienten que ese daño en la economía amenaza su control del poder van a tener que ceder.

-¿Rusia está sola en este conflicto?

-Tiene el apoyo de China.

Pero el periodista relata que a China le conviene el conflicto en la medida en que “Estados Unidos no puede entrar en dos conflictos al mismo tiempo”, lo que podría aprovechar China para moverse a Taiwán.

Grecko explica que a él le preocupan más los conflictos que puedan venir con China, que lo que está sucediendo en Rusia.

“China sí tiene una capacidad militar y económica muy superior a la de Rusia y percibe el debilitamiento de los países occidentales. La Rusia actual ya no es la de los años setenta u ochenta”.

Las afectaciones a México por el conflicto
Grecko identifica las afectaciones económicas: uno es en el aumento en el precio de los combustibles que daña no solo los bolsillos de los consumidores; también el sistema va a sufrir una caída. Pero el periodista explica que el tema de los fertilizantes es muy importante, porque nuestro país importa una gran cantidad de insumos desde Ucrania.

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, rechazó el uso de la fuerza en el conflicto de Ucrania y llamó a las partes a optar por una solución diplomática. Este jueves la Cancillería dio una conferencia donde Ebrard señaló que “difícilmente México apoyaría una respuesta bélica”.

La embajadora de México en Ucrania, Olga García Guillén, dio a conocer que se tiene un registro de 225 mexicanos viviendo en aquel país. Se aseguró que la mayoría de ellos buscarán salir de la región en las próximas horas.

Ser o no ser… mujer

¿De qué hablamos cuando decimos que se cosifican los cuerpos de las mujeres? A través de un collage mujeres cis y trans, trabajadoras sexuales, hicieron el ejercicio de responder qué significa ser mujer, de quién lo aprendieron, y cómo impacta eso en su trabajo


 

Texto: Maria Ruiz / Pie de Página 

Ilustración: Inimisqui 

Collages: Trabajos sexuales

24 de febrero de 2022

 

¿Para tí qué es ser mujer? Estaría bueno que lo pregunten”, me dijo Elvira Madrigal, fundadora de Brigada Callejera, en mayo de 2021, durante un encuentro que el equipo de Pie de Página tuvo con organizaciones que defienden y cuidan los derechos de las trabajadoras sexuales.

La pregunta surgió de una actividad en la que intercambiamos los roles: las reporteras dejamos de preguntar y fuimos entrevistadas por las trabajadoras sexuales.

Al ser parte de una generación que pugna por replantear las identidades de género que nos han impuesto, no pude responder la pregunta de Elvira, quien ahora me explica por qué es importante hacerlo: 7 de cada 10 personas que ejercen el trabajo sexual son mujeres.

De ellas, la mayoría son madres solteras que, además de cuidar a sus hijos, pueden tener bajo su cargo a algún otro familiar.

“Son guerreras, son cuidadoras. Ser mujer es ser bien pesada”, dice Elvira, al referirse a la fortaleza de sus compañeras.

Pero también  aclara: “hay que dejar de vernos como máquinas de retribución”.

* * *

¿Qué significa ser mujer? Intentar responder a esa pregunta en un país como México, donde cada día matan a 10 mujeres, dice Elvira, es complejo.

Mucho más difícil es hacerlo en una época en la que lo femenino, como construcción de género, está siendo cuestionado por los distintos movimientos feministas y por las diferentes luchas identitarias.

Discutirlo abona a la búsqueda de la autonomía que por años han peleado las trabajadoras sexuales, quienes argumentan que la explotación del cuerpo que hay en esa actividad es la misma que viven otras trabajadoras, como las jornaleras, y que si se criminaliza el trabajo sexual es por un asunto de moral sobre las prácticas sexuales.

Aunque el problema no es tan sencillo: en el trabajo sexual también se explota la idea de lo femenino como una forma de dominación. Pero, ¿qué significa eso?

Mujeres cis y trans -integrantes de las comunidades de Brigada Callejera, AMETS y La Casa Hogar Paola Buenrostro- hicieron el ejercicio de responder tres preguntas –¿Qué significa para ti ser mujer?, ¿de quién aprendiste a ser mujer?, ¿cómo impacta ser mujer en tu trabajo?– a través de un collage de imágenes que sacaron de revistas o de internet.

Este trabajo es el resultado de ese ejercicio

Anahí y Yaz, AMETS

 

“Una foto mía de bebé, una foto mía de hace unos años y una flor; me siento conectada con el medio ambiente, con el cuidado a mí misma y con cómo me veo”

Respondiendo a ¿de quién aprendí a ser mujer? De mi mamá y de las mujeres de mi entorno. Las personas que me criaron me enseñaron a tener mucho tacto por la naturaleza y sentirme parte de. Escogí esta imagen del «Codex Seraphinianus» que siento me representa.

Ser mujer es un acto de resistencia en este país. Ahorita por todas las olas de feminismos y por la academia se piensa que ya es muy fácil ser mujer cuando en realidad, en la calle, hay mucha discriminación.

Apenas leí la Teoría King Kong de Virginie Despentes donde habla de qué es ser mujer y cómo nos piden cumplir, como si fuera obligatorio, con ciertos estándares. Verte de cierta forma, etc. Entonces, encontrar nuestras propias formas de ser mujer y de ser nosotras mismas es un acto de resistencia. Muchas veces por eso te matan, por no ser a partir del deber ser, sobretodo siendo trabajadora sexual. Pero más allá de ser trabajadora sexual, porque también en el mundo del trabajo sexual hay distintos tipos de ser mujer, hay a quienes les gusta acatarse a ciertas formas de ser mujer y hay a quienes nos gusta hacer lo contrario, jugar con eso.

-Anahí

***

“Así ha sido mi pasarela del trabajo sexual, iniciar siendo puta y verme indudablemente femenina a evolucionar a alguien que se percibe más masculino pero sigue portando ropas femeninas”

Ser mujer lo siento como imposición, como algo que se da por hecho que me voy a identificar con eso, no tanto algo con lo que forzosamente yo esté representada. A veces puedo jugar con ello pero lo relaciono más con jugar con la feminidad que jugar a ser mujer.

Creo que mi trabajo se relaciona mucho con ser mujer más que el ser mujer con mi trabajo porque yo empecé a crear una construcción del ser mujer más por mi trabajo que en mi cotidianidad. Antes de ser trabajadora sexual no tenía tan presente que debía verme femenina, a partir del trabajo empecé a crear este imaginario de que yo era una mujer que usa vestidos o tacones y demás. Pero al mismo tiempo si no hubiera pasado no me lo estaría cuestionando. Escogí las imágenes del collage para reflejar la evolución y mi sentir más actual, que así ha sido mi pasarela del trabajo sexual, que es de alguien que se percibe más masculino pero sigue portando ropas femeninas.

Siento que así ha sido mi pasarela del trabajo sexual, iniciar siendo puta y verme indudablemente femenina a evolucionar a alguien que se percibe más masculino pero sigue portando ropas femeninas”.

Claudia y Gabriela, Brigada Callejera

 

“Escogí las imágenes porque yo soy muy vanidosa, muy glamurosa, me gusta andar arreglada y me alegro para mí. Trabaje o no trabaje siempre he pensado que arreglarme es para mí, no para los demás. El amor propio me ha enseñado que todas las cosas las hago para mí, no para los demás”.

Ser mujer es una lucha constante por no ser discriminada en ningún ámbito de la vida. Es ser guerrera, ser una luchadora del hogar todos los días, no nada más en la calle.

Aprendí a ser mujer de mi abuelita, aprendí a luchar y a ser mujer no significa nada más quedarse en casa y tener un marido. Que es bueno trabajar por lo que quieres, que una madre siempre saca adelante a sus hijos de la manera que ella puede, así sea vendiendo su cuerpo. Una mujer sabe luchar, no se queda esperando a que le den las cosas, una mujer trabaja, hace todo por estar bien.

-Gabriela

«Creo que de muchas maneras, nos denigran, hay mucha discriminación, nos denigran como mujeres, inclusive nos dicen que no valemos nada cuando valemos lo mismo».

Ser mujer lo es todo, es ser libre, luchadora, guerrera por tus sueños, por lo económico para salir adelante, tanto la belleza interior como la exterior, nos define lo que traemos dentro, los sentimientos, ser respetuosa, amable. Han pasado cosas en mi vida que me han hecho querer ser alguien, salir adelante, me puse estudiar porque quisiera superarme. Por quedar embarazada trunqué muchas cosas pero ahora que mis hijos hicieron su vida estoy estudiando. Va una aprendiendo de tu mamá, de tu abuelita, de las maestras, de todas ellas va una aprendiendo a ser mujer. De mi mamá se me quedó su carácter, siempre ir hacia adelante a pesar de los obstáculos.

-Claudia

Antonela y Talía, Casa Hogar Paola Buenrostro

 

«He decidido vivir mi vida como soy y como me gusta a mí, por eso usé para el collage fotos mías»

Yo quise representar el arte, los dibujos que hago, porque me encanta pintar y es lo que me hace vivir como mujer trans.

Me encantan las siluetas fem buenas y trato de demostrarlo en cada dibujo que hago.

Crecí con mi mamá, fue la que me enseñó a luchar por mis  sueños, aprendí a ser mujer de ella, como se vestía, cómo se maquillaba. También he aprendido de mis hermanas de la Casa Hogar Paola Buenrostro, son parte de mi crecimiento como mujer trans. De ellas he aprendido a ser fuerte, a ser una guerrera y que a pesar de que mis problemas sean muy grandes, sobrellevarlos y enfrentarlos, enfrentar la transfobia que hay afuera.

Me gusta el feminismo, me gusta defender mis derechos, ir a marchas a protestar y no quedarme callada porque para eso tenemos una boca y manos para protestar por los derechos que aún nos faltan. Por eso puse las fotos que me han tomado en las marchas, me quise enfocar más en mi porque veo muchos cambios tanto emocionales como físicos en este último año de mi transición. Aceptarme tal como soy me ha costado muchísimo pero al final me he encontrado a mí misma, me he amado y me siento segura con mi cuerpo porque es el que llevaré toda la vida. Los estereotipos de la gente no me hacen bien. He decidido vivir mi vida como soy y como me gusta a mi, por eso usé para el collage fotos  mías.

-Antonela

Ser mujer para mí es ser trabajadora, como mi mamá. Ella siempre se dedicó a lo que es el comercio. Mi mamá influyó mucho en mí, me enseñó a ser independiente, nos enseñó la cultura de la cocina.

-Talía

 

*Esta nota fue realizada por Pie de Página, medio aliado de la Red de Periodists de a Pie. Aquí puedes leer la original.

CNDH llama a revisar casos de mujeres privadas de la libertad por el delito de aborto tras determinación de la Suprema Corte

Luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitiera y reconociera que el aborto no es motivo de penalidad y que es inconstitucional criminalizar el aborto de manera absoluta, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) observó la necesidad de conocer y dar seguimiento a aquellos casos de mujeres privadas de la libertad por haber abortado.

Por ello, se pronunció para la acción de medidas urgentes a favor de estas mujeres que se encuentran enfrentando procesos o sentencias en los centros penitenciarios de México. De acuerdo con el organismo, es muy preocupante que haya posibles mujeres que estén enfrentando procesos penales o penas en centros penitenciarios del país por delito de aborto.


Texto: Jaqueline López / Zona Docs

Fotografía: José Luis de la Cruz / Archivo 

23 de febrero de 2022

 

En septiembre de 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que el aborto no es ni debe ser motivo para que las mujeres sean privadas de la libertad y cumplan una pena.

Por ello, a cinco meses de la decisión, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) observó la necesidad de conocer y dar seguimiento a aquellos casos de mujeres privadas de la libertad que enfrentan procesos o sentencias con motivo de la comisión del delito de aborto u otros delitos análogos. El organismo, aseguró que el criminalizar su derecho a interrumpir su embarazo no solamente viola sus derechos humanos, sino que trastoca su dignidad, su proyecto de vida, su autonomía, su libre desarrollo de la personalidad y no garantiza el derecho a vivir una vida libre de violencia.

Según advirtieron en un comunicado de prensa, durante el mes de octubre de 2021, la CNDH se dio a la tarea de realizar solicitudes de colaboración a 32 autoridades de los centros penitenciarios de México, al Instituto Federal de Defensoría Pública, al Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social y a la Coordinación de Centros Federales de Prevención y Readaptación Social, para conocer las acciones sustantivas que se han realizado, y/o que se están implementando, para dar atención a mujeres que se encuentran privadas de su libertad por motivos de aborto o de delitos análogos.

No obstante, las instancias que colaboraron explicaron que no han realizado ni están realizando acciones de esta naturaleza, debido a la inexistencia de mujeres privadas de la libertad por delito de aborto. Solo en Oaxaca se manifestó el caso de una mujer privada de la libertad por este delito.

Si bien, las instancias aseguraron que no hay mujeres cumpliendo una sentencia o llevando un proceso penal por aborto, la CNDH informó que hay fuentes que alertaron la existencia de mujeres en prisión por tales delitos.

Por ello, solicitaron a las autoridades competentes que realicen acciones urgentes y, por lo tanto, inmediatas para lograr la identificación de las mujeres que se encuentran enfrentando un proceso o una sentencia en un centro penitenciario por la comisión de ese delito, a fin de que logren acceder a recursos legales que les permitan obtener su libertad.

Así mismo, la CNDH reconoció que en el país prevalecen leyes regresivas conformadas a partir de una visión machista y patriarcal. De esta manera, consideraron que se debe buscar una perspectiva de género en las leyes mexicanas, que permita que las mujeres puedan abortar sin que implique una penalización y, por su puesto, una violación a sus derechos humanos:

“Deben transitar a nuevo paradigma, con perspectiva de género, que permitan sin restricciones de carácter sanitario y/o penales acceder de manera voluntaria, anónima, gratuita, libre de violencia institucional y conforme a servicios sanitarios de calidad a la interrupción del embarazo en beneficio de las mujeres sin discriminación alguna sin importar edad, estado civil, nivel socioeconómico, educativo, religión, origen étnico, cultura, orientación y/o preferencia sexual”.

De lo contrario, señalaron, las mujeres que viven en estados en donde se criminaliza el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y la interrupción de su embarazo, están siendo orilladas a practicarse abortos clandestinos enfrentando riesgos a su salud y una persecución por su decisión.

En riesgo, operación de los tribunales de género y narcomenudeo

El Consejo de la Judicatura aprueba nuevas pautas de operatividad de los juzgados que prácticamente anulan el funcionamiento de los tribunales especializados, donde se atienden los delitos de mayor incidencia en Ciudad Juárez; advierten retrocesos en materia de justicia


 

Texto: Itzel Ramírez / La Verdad

Fotografía: Rey R. Jauregui / La Verdad

21 de febrero de 2022

 

Una reforma al funcionamiento del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) anulará la operación de los tribunales especializados de narcomenudeo y de género, dos entes que, aunque no estaban formalizados en la Ley Orgánica del Poder Judicial, trabajaron como modelos celebrados por la sociedad civil y organismos internacionales, debido a su trascendencia en la aplicación de la justicia.

Con el argumento de equilibrar las cargas de trabajo y de eliminar la discrecionalidad de las asignaciones, el Consejo de la Judicatura aprobó un acuerdo que dividirá a los jueces en dos grupos (de control y de enjuiciamiento) y que desactiva la especialización.

La modificación ha generado reacción de algunos grupos, como el caso de organizaciones feministas, que fueron uno de los pilares de la construcción del Tribunal Especializado en Violencia de Género.

El acuerdo, firmado en una sesión privada del Consejo de la Judicatura el pasado 28 de enero, ordena hacer una distinción entre jueces de control y de enjuiciamiento para cambiar los turnos de asuntos que llegan a los tribunales del sistema penal acusatorio, de justicia para adolescentes y de ejecución.

“… este Pleno, considera necesario, lleva a cabo una transformación interna (…) a efecto de garantizar a los justiciables y a la sociedad en general, una regulación estricta de parámetros para la recepción, distribución y tramitación de todos aquellos asuntos que en materia penal del sistema acusatorio llevan a cabo su tránsito por el proceso”, se lee en el documento.

“El objetivo primordial de esta decisión es garantizar el debido despacho de los asuntos puestos a disposición de los juzgados penales; de igual manera, lograr un seguimiento adecuado de los mismos, estableciendo un método que permita la derivación y radicación de casos”, abunda el texto.

De acuerdo con el Consejo de la Judicatura, un diagnóstico del área de Gestión Judicial mostró que hay “pautas o reglas de trabajo no escritas” que complican la asignación de cargas de trabajo dentro de los tribunales penales de la entidad.

“… resulta necesario establecer la definición de directrices de organización y distribución judicial –como en el caso–, entre las y los juzgadores, así como de las causas penales, ya que de lo contrario, no será posible alcanzar una igualdad y equidad por cuantía y complejidad en la distribución de cargas de trabajo, pero sobre todo, no será viable garantizar eficazmente el derecho de las personas de acceder a la justicia”, continúa la exposición de motivos del acuerdo.

La derivación de causas, apunta el documento, será por juez de control, de enjuiciamiento, de ejecución y de justicia para adolescentes.

Hasta antes del acuerdo, el Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua funcionaba con jueces que podían conocer de una causa como jueces de control y constituirse como tribunal de enjuiciamiento en otra, un modelo que ha quedado erradicado con la decisión de la Judicatura.

La modificación, según los argumentos esgrimidos en el acuerdo, evitará que jueces se nieguen a conocer de asuntos “por decisiones arbitrarias, fuera de los supuestos de la ley como: excusas, recusaciones, impedimentos, competencia… con conciencia de que la negativa debe y solo puede ser por vía judicial y no personal”.

A partir de la publicación del acuerdo, la separación entre jueces de control, de enjuiciamiento, de ejecución y de justicia penal para adolescentes inicialmente será en el distrito judicial Morelos, para luego extenderse a las otras zonas jurisdiccionales.

Las causas vigentes y de ingreso serán distribuidas a la totalidad de jueces penales atendiendo al criterio alfabético descendente según su apellido.

En los hechos, esta distribución implica que los tribunales especializados de narcomenudeo y de violencia de género ya no serán los únicos que conozcan de estos delitos, lo que significa su desaparición, de acuerdo con fuentes consultadas.

Sin embargo, el vocero del Tribunal Superior de Justicia, Israel Hernández, dijo que hasta el momento los jueces siguen trabajando de manera cotidiana y aseguró que las modificaciones son solamente una reingeniería que no impactará en la aplicación de las medidas alternativas que se contemplan en la ley.

TRIBUNALES ESPECIALIZADOS ATIENDEN DELITOS DE MÁS INCIDENCIA

Aunque no estaban regulados en la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Chihuahua, los tribunales especializados de género y de narcomenudeo fueron estructuras creadas para atender los dos delitos de más incidencia en el estado, particularmente en Ciudad Juárez.

El Tribunal Especializado en Narcomenudeo se creo en 2019 para atender los casos por este delito en audiencias masivas en donde se ofrece a la mayoría de los acusados la posibilidad de acogerse a la suspensión condicional, una suerte de justicia terapéutica.

Apenas el 19 de octubre del año pasado, el TSJ firmó un convenio con el Consulado General de Estados Unidos en Ciudad Juárez para fortalecer el desarrollo de capacidades y la formación de personal para el delito más numeroso en la frontera.

“En Ciudad Juárez cada 4 horas hay una víctima de homicidio doloso y cada hora se pone a disposición de un agente del Ministerio Público un portador de drogas (…), el 85 por ciento de los homicidios tiene relación con las drogas. De cada 100 homicidios que se cometen en la ciudad, menos de 5 casos son sentenciados, en narcomenudeo la impunidad es del 76 por ciento, con un rezago de 12 mil carpetas, 566 carpetas por cada agente de investigación”, declaró en esa fecha Jorge Contreras Fornelli, presidente del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec).

En el evento, Eric Cohan, cónsul general de Estados Unidos en Ciudad Juárez, resaltó cómo la cooperación bilateral ayudaría a que más personas fueran atendidas en este tribunal. El expresidente del tribunal, el magistrado Pablo Héctor González Villalobos, dijo que la especialización en narcomenudeo -con la asistencia del Tribunal para el Tratamiento de Adicciones-, implicaba la integralidad en la aplicación de justicia y, sobre todo, en la atención al problema de las adicciones.

Ahora, con las nuevas disposiciones para la atención de asuntos, los casos de narcomenudeo podrán ser tratados por cualquier juez de primera instancia, sin que sea necesaria su especialización, como funciona el Tribunal Especializado de Narcomenudeo.

En el mismo caso está el Tribunal Especializado en Violencia de Género, creado en septiembre de 2020 para atender el delito de violencia familiar, el segundo más numeroso en incidencia.

Siete jueces de control y enjuiciamiento estaban adscritos a atender los casos de violencia familiar, que a lo largo de 2021 sumó tres mil 44 causas -mil 471 correspondientes al distrito Bravos de Ciudad Juárez-, con un total de tres mil 287 víctimas –mil 532 de ellas en la frontera–, de acuerdo con las cifras de la Unidad de Estadística del TSJ.

ES UN RETROCESO, ADVIERTEN

Irma Villanueva, abogada especializada en materia de género y extitular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, dijo que la decisión de cambiar la radicación de turnos es un retroceso en materia de acceso a la justicia para las mujeres.

“Si se llega a aplicar es un retroceso definitivamente para las mujeres y las niñas de Juárez y Chihuahua, nos indica un desconocimiento y una falta de priorización del Tribunal (Superior de Justicia). Se refleja que no es un tema prioritario, no es un tema que interese conocer, esa es la lectura que damos de fuera, no les interesa avanzar en los hechos y eso es muy preocupante”, mencionó Villanueva.

La abogada dijo que la medida desmantela todo el esfuerzo que desde la sociedad civil se hizo para construir equipos multidisciplinarios sensibilizados en materia de género.

“El que los asuntos fueran atendidos según el tribunal en turno o por turnos implica que se elimina de facto la especialización porque los casos van llegando y se turnan como vaya, salen de a unidad o del equipo multidisciplinario especializado en este tema”, aseguró.

Villanueva recordó que tanto tratados internacionales como el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), señala que la especialización es necesaria para proveer justicia integral.

Además, dijo, la decisión del Consejo de la Judicatura va en contra de los planes del Judicial estatal, que buscaba que el modelo de tribunal especializado se aplicara en otros distritos.

Consejo Nacional Ciudadano de Búsqueda de Personas llama al Gobierno de México a que asigne recursos suficientes para cumplir con sus funciones

Familiares de personas desaparecidas en México, integrantes de organizaciones de la sociedad civil y personas expertas han demandado al Gobierno de México la asignación de recursos financieros, técnicos, de infraestructura y humanos necesarios para la operación de las funciones del Consejo Nacional Ciudadano del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.


 

Texto: Zona Docs

Fotografía: Consejo Nacional Ciudadano

15 de febrero de 2022

 

Reconociendo que el Consejo Nacional Ciudadano es un componente fundamental del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, sus integrantes exigieron al Gobierno de México que cumpla con su obligación y asigne el presupuesto suficiente para que tanto las familias, como las organizaciones y personas expertas que lo conforman puedan llevar a cabo sus funciones como órgano de consulta en materia de búsqueda de personas desaparecidas en el país.

Según advirtieron en un comunicado, desde la integración del Consejo Nacional Ciudadano en el año 2018, el Gobierno de México a través de la Secretaría de Gobernación “ha incumplido deliberadamente” en asignar recursos financieros, técnicos, de infraestructura y humanos necesarios para el desempeño de sus funciones.

Por lo tanto, denunciaron que frente a esta omisión, ni la primera generación del consejo (2018-2021), ni la segunda (2021-2024) han recibido hasta el día de hoy respuestas de la autoridad o voluntad política para que se haga cumplir este mandato de ley.

Expusieron que en múltiples ocasiones han intentado establecer comunicación con las autoridades encargadas, sin embargo, no ha existo una respuesta.

Una de estas solicitudes fue enviada al Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas el 21 de abril de 2021, a través del oficio 2104/06. De acuerdo con las y los integrantes del consejo, esta comunicación pretendía, además de solicitar estos recursos, gestionar una reunión con el funcionario para tratar temas relacionados con el funcionamiento del consejo.

A la par, intentaron llamar la atención del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, así como a la Comisionada Nacional de Búsqueda, Karla Quintana, aunque obtuvieron el mismo resultado: ninguna respuesta.

Por ello, hicieron un llamado respetuoso pero firme al Gobierno Federal para que, a través de las atribuciones de la Secretaría de Gobernación se cumpla con lo establecido en la LEY GENERAL EN MATERIA DE DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS, DESAPARICIÓN COMETIDA POR PARTICULARES Y DEL SISTEMA NACIONAL DE BÚSQUEDA DE PERSONAS, para que el Consejo cuente con los insumos suficientes para el optimo desempeño de sus funciones.

 

 

 

 

Un picnic feminista para desmitificar el amor romántico

En el marco del 14 de febrero, la colectiva Vallarta Fem en Puerto Vallarta, Jalisco convocó a un picnic-conversatorio para desmitificar el amor romántico. Esta actividad separatista y abierta a mujeres de todas las edades buscó ser un espacio de confianza para que compartieran sus pensamientos ante una fecha atravesada por el sistema patriarcal.

En México al menos 44 de cada 100 mujeres han recibido algún tipo de agresión por parte de su pareja.


 

Texto y Foto: Leslie Zepeda / Zona Docs

14 de febrero de 2022

 

Sentadas sobre la arena y convocadas por la colectiva Vallarta Fem, un grupo de mujeres jóvenes reflexionaron este sábado sobre la idea del amor romántico a propósito del 14 de febrero, fecha popularmente conocida como el Día del amor y la amistad en México. Decidieron abrir este espacio a modo de un picnic-conversatorio para que las asistentes tuvieran la oportunidad de compartir, discutir y desmitificar en confianza las nociones que por años les han sido socialmente impuestas alrededor del amor de pareja.

Perla Fonseca, integrante de la colectiva, fue la encargada de guiar la conversación:

“El amor romántico son creencias que se nos han impuesto con el paso del tiempo, a través de los medios de comunicación e, incluso, se transfieren de generación en generación. Estas ideas que nos dicen “cómo debe ser el amor” terminan por llevarnos a enfrentar y experimentar una serie de violencias a lo largo de nuestras vidas” destacó la feminista.

 

 

Tanto las asistentes como las organizadoras coincidieron en que “el tema va más allá de una desilusión sobre lo que los medios de comunicación les enseñaron a las mujeres sobre el amor y las relaciones de pareja que mantienen”, puesto que, señalaron que su exaltación ha llevado a normalizar distintas formas de violencia que se experimentan en noviazgos o matrimonios:

“El amor romántico es parte de la cultura patriarcal, por lo que puede terminar en agresiones físicas y emocionales, entre otras” advirtieron.

Y es que, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) alrededor de 19 millones de mujeres han vivido violencia de pareja, actual o pasada, lo que representa el 48.2% de esta población en todo el país.

Mientras tanto, en Jalisco, la violencia dentro de las relaciones de pareja y cometida en contra de las mujeres quedó evidenciada en las 68 llamadas de auxilio diarias que fueron recibidas al 911, durante el 2020. A nivel nacional fueron contabilizadas cerca de 18 mil 482 llamadas, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Para Perla, estas violencias dentro de la pareja están atravesadas por mitos y construcciones que dificultan a las personas identificar y romper con patrones socialmente aceptados y convenidos bajo la engañosa idea del amor, como los celos o la “media naranja”: “es difícil detectarlo por lo mismo que ha pasado de generación en generación, está todo normalizado en nuestra sociedad, en nuestra cultura. Puedes engañarte con que así es el amor” dijo.

 

 

Aprovechó la oportunidad para manifestar que, nombrarse mujeres feministas, no significa que “no quieran recibir afecto o que no estén interesadas en mantener una relación de pareja”, sino que, por el contrario, desde posicionamiento apuestan por relaciones humanas y personales donde se sientan seguras, libres y en confianza.

A decir de la fundadora de Vallarta Fem, Herova Olmos, este picnic buscó resignificar el 14 de febrero para las mujeres o, al menos, para las que tienen en su entorno más cercano en Puerto Vallarta. En especial, advirtió que esto resulta necesario, pues en este municipio al interior de Jalisco hacen falta espacios de confianza donde las mujeres puedan compartir sus experiencias de vida y de violencia, ya que “muchas veces les hacen sentir que “están locas” cuando en realidad han sido víctimas de estas violencias”:

“Se trata de ver todas esas mentiras que nos han dicho a lo largo de nuestras vidas sobre cómo debe de ser una relación de amor y que muchas de estas mentiras nos hacen caer en círculos o dinámicas de violencia, de agresión hacia nosotras en las que obviamente perdemos el amor propio que nos dejan inmersas en relaciones abusivas.”

 

Finalmente, desde la colectiva aprovecharon para anunciar que llevarán a cabo distintas actividades en el marco del Día Internacional de la Mujer. Según informaron el 5 de marzo realizarán la tercera edición de la “Feria Sorora”, una actividad para mujeres emprendedoras de la región, donde además habrá talleres impartidos desde la perspectiva feminista, como: defensa personal, amor propio, tipos de violencia de género y cómo identificarla.

A la par de esta actividad, el día 8 de marzo convocarán a una marcha en contra de la violencia feminicida y machista que viven las mujeres en Puerto Vallarta.

#NiSilencioNiOlvido: Heber López Vásquez, sexto periodista asesinado en México en 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Esta página aparece en blanco como acción de protesta y memoria por el asesinato de Heber López Osorio, reportero de la página Noticias Web de Salina Cruz, Oaxaca. Él es el sexto periodista asesinado en México en 2022. Desde Amapola. Periodismo transgresor exigimos justicia y un alto a la violencia contra las y los periodistas en el país.

 

 

Apaches esperan respuesta de AMLO, piden reconocer su identidad

Hace un año la comunidad indígena Ndee de Chihuahua solicitó al gobierno federal su reconocimiento; conocidos como apaches, estos habitantes resurgen para contar su historia


 

Texto: Iván Gómez Cruz / La Verdad

Fotografía: La Verdad

9 de febrero de 2022

 

Martín Cristóbal Rojas Guevara es descendiente de la comunidad Ndee, N´nee, Ndé, perteneciente a la etnia a la que coloquialmente se le conoce como apache, una comunidad indígena que, asegura, ha existido en lo que hoy es el estado de Chihuahua desde antes que llegaran los españoles al continente americano.

“Los libros de historia oficial siempre marcan a nuestro pueblo como un pueblo invasor y siempre le dan un origen más al norte, y que llegamos a esta tierra invadiendo o siendo desplazados por otras tribus, pero la verdad es que nuestro pueblo siempre ha estado presente en estas tierras”, afirma Martín Cristóbal, de 49 años, en entrevista para La Verdad.

En diciembre de 2021, la comunidad Ndee, N´nee, Ndé, envió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que solicitaban su intervención ante el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), para que se les reconozca como pueblo originario, pues aseguran, cuentan con todas las pruebas para comprobar cómo se les ha invisibilizado de la historia. La petición aún no ha tenido respuesta.

“Buscamos reivindicación moral. Que se haga un estudio antropológico a fondo, que se revise la historia del país, que se conozca realmente la historia tal como es, y que se sepa que nuestro pueblo ha permanecido en estas tierras, en estos lugares”, señala Martín Cristóbal, respecto a la carta enviada al presidente.

La petición es respaldada por integrantes de la comunidad Chiricahua también perteneciente al pueblo Ndee, descendientes de la nación Ndee, N´nee, Ndé. Su representante es Martín Javier Tafoya Domínguez, comerciante de 52 años nacido en Ciudad Juárez.

Martín Javier Tafoya Domínguez y Martín Cristóbal Rojas Guevara, descendiente de la comunidad Ndee. Fotografía: Rey R. Jauregui

 

Al igual que Rojas Guevara, Martín Javier también busca el reconocimiento para los Ndee, tanto a nivel local, como estatal. Ambos comparten las mismas costumbres y la misma lucha de reivindicación moral y reconocimiento.

“Hay una petición que no se ha hecho formalmente, yo se lo hice llegar informal al presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar, para que nos ayudará a declarar área natural protegida atrás de lo que es el Cerro Bola; ahí hay una planicie muy bonita. Tratamos de que se nos cediera, para cuidarla y reforestarla, y hacer un área natural igual en Samalayuca”, comentó Martín Javier, de 52 años.

A pesar de que sus comunidades se encuentran registradas ante la Comisión Estatal de Pueblos Indígenas (COEPI), tanto Tafoya Domínguez como Rojas Guevara expresan que no se les ha tomado en cuenta porque “oficialmente no existen”.

Jesús Vargas, director de la COEPI, ha declarado que para que ellos puedan reconocer que existe una comunidad indígena, es necesario que un grupo de personas se reúnan, compartan costumbres y que se autoadscriban a un grupo indígena.

“Sé que hay una lucha por lograr el reconocimiento de su comunidad, y que incluso sea reconocida como uno de los grupos originarios del estado de Chihuahua, junto con los rarámuris, pimas, guarijíos y los tepehuanos del norte”, dice Vargas.

El director de la COEPI también comenta que ha estado en una de las reuniones de los Ndee, en una ceremonia de agradecimiento por la cosecha durante noviembre, y menciona que, aunque ellos ya no se dedican a cosechar, todavía mantienen esa costumbre.

Los apaches se denominan a sí mismos “Ndeh”, “Ndee”, “N’de”, “Dišnë”, “Tišnde” o “Inde”, según la tribu a la que pertenecieran. Quiere decir “la gente”, “hombre” o “el pueblo”, de acuerdo con investigaciones como la realizada por el historiador Gorka Alonso.

Martín Cristóbal Rojas Guevara y Martín Javier Tafoya Domínguez se reconocen como Ndee por la herencia cultural de sus familias, quienes siempre les hablaron de su ascendencia.

“Mi madre pertenecía al clan Golgalné o gente de las planicies, y mi padre al clan Chihene o gente pintada de rojo”, comenta Rojas Guevara. En el caso de Martín Tafoya Domínguez, él dice que sus abuelos paternos de quien proviene la sangre Ndee.

Actualmente se tienen registradas 25 familias de la comunidad Ndee, N´nee, Ndé, comenta su representante, lo que equivale a 250 personas en el estado de Chihuahua.

Martín Tafoya declara que en la ciudad de Chihuahua se han contabilizado 15 familias, aunque todavía no han terminado con ese proceso. Estas cifras solo incluyen a la gente que tiene ascendencia Ndee y se han reconocido como tal.

Rojas destaca un factor que tienen en común todas las familias Ndee que han encontrado e investigado a través del tiempo: el antecedente de las contratas de sangre efectuadas en Chihuahua a partir de 1839.

En aquél entonces se ofrecían recompensas económicas por las vidas de las personas de su pueblo, con el fin de despojarlos de sus tierras, recorda.

“En 1880 1885 ya no se pagaba, pero no era penalizado. Tenemos ejemplos de 1930 a 1940 donde todavía se asesinaba a nuestra gente y no se castigaba como un delito de asesinato, era como un deporte, como la cacería”, explica Martín Cristóbal, y asegura tener las pruebas documentadas de aquellos crímenes perpetrados en Chihuahua y Sonora.

Marzo de 1930 Nacori Chico Sonora, Cabelleras de Apaches “Cazados” Fotografía del libro “los diarios apaches: un viaje de padre e hijo de Greenville Goodwin y Neil Goodwin

Fue precisamente por aquel exterminio que actualmente se ignora lo que ha ocurrido con su pueblo. Explica que, para los gobiernos del estado, invisibilizar toda aquella cultura fue la opción más viable ante el derramamiento de sangre y el despojo; a pesar de aquello, menciona que representan una cultura que “nunca se fue aquí, nunca desapareció”.

Mantener un bajo perfil se convirtió en la única alternativa a la que el pueblo Ndee pudo aferrarse para sobrevivir durante el siglo pasado y antepasado, pero aquello implicaba ocultar su lenguaje, su vestimenta y a practicar sus costumbres a puerta cerrada, en situaciones controladas dentro de círculos familiares, sin gente que no perteneciera a su etnia.

“Tenemos mucha población descendiente que perdió su identidad cultural, algunas personas lo conocen, otras conservaron únicamente algunos restos de su cultura”, agrega Martín Cristóbal.

Rojas y Tafoya mencionan que hasta 1930 en Estados Unidos, a las personas Ndee se les consideraba prisioneros de guerra, a diferencia de México, donde si se mantenían ocultos, podían casarse, formar familias, trabajar y estudiar.

Fue a partir de las décadas de 1970 y 1980 que las comunidades Ndee comenzaron a resurgir para contar su historia y volver a organizarse lentamente, comenta Rojas. “Creo que hemos avanzado bastante desde los años 80”.

Las redes sociales, explica Rojas Guevara, han jugado un papel fundamental para unificar las causas de distintas familias Ndee dispersas en Chihuahua. “Teníamos personas en Guerrero, Chihuahua, personas en Casas Grandes, personas en Juárez, donde cada uno tenía su lucha por separado”.

Martín Cristóbal relata que durante los últimos 7 años han logrado identificar una gran cantidad de personas que persiguen el mismo objetivo. Aunque fue entre el 2007 y 2008, años en los que fallecieron sus padres, cuando emprendió su búsqueda para conectar con más personas de ascendencia apache, y comenzó con la familia de su madre. Fue a través de ellos que se le dio reconocimiento en una comunidad Ndee en Arizona.

Luego de ser reconocido por sus parientes de lado materno, participó en varios foros de historia, a través de los cuales conoció más personas con las que compartía la misma herencia cultural, incluido al representante de la comunidad Chiricahua, su tocayo y amigo, Martín Javier Tafoya Domínguez.

Más allá de las peticiones aún sin respuesta hacia los representantes de los tres niveles de gobierno, Rojas Guevara y Tafoya Domínguez también se enfrentan constantemente a otros retos que tienen que ver con instituciones gubernamentales, con las que deben lidiar en su búsqueda de reconocimiento en la historia oficial de Chihuahua y México.

Algunos de las situaciones con las que los representantes Ndee deben tratar, son derivadas de malentendidos y del desconocimiento de su cultura. “Cuando nos acercamos a las oficinas de gobierno a solicitar reconocimiento o la apertura de espacios, nos quieren dar despensas, y nosotros no vamos a pedir despensas. A lo mejor hay gente de nuestro pueblo que si llegan a necesitar ese apoyo, pero no es lo que estamos buscando”, relata Martín Cristóbal.

“Cuando nos llegan a invitar a mostrar un poco nuestra cultura”, expresa Martín Cristóbal, “lo primero que hacen es preguntarnos por nuestras artesanías o qué comida vendemos. Nos quieren ver como las demás etnias”.

El representante Ndee considera que el asistencialismo que el gobierno ofrece a las tribus indígenas resulta incluso perjudicial para estas, porque para él y otros miembros de su comunidad, no son más que formas de sobornarlas ante “necesidades verdaderas”, como la inclusión y la educación.

En el estado de Chihuahua, oficialmente se reconocen 4 grupos originarios: los rarámuris, los pimas, los tepehuanes del norte y los guarijíos, y a pesar de que el pueblo de Martín Cristóbal se encuentra registrado ante la COEPI, todavía no se les reconoce como pueblo originario, y es ese el eje central de su lucha.

Martín Tafoya y Martín Cristóbal aseguran que no pararán hasta que el pueblo Ndee recupere lo que históricamente les corresponde, algo que es intangible, la cultura, la lengua, sus tradiciones, el reconocimiento y una disculpa por el exterminio al que fue sometido su pueblo en dos siglos distintos.

No buscan tierras, beneficio económico o puestos gubernamentales. Para ellos, como grupo indígena, ser reconocidos como grupo originario de Chihuahua es una cuestión de honor y de preservación cultural.

 

*Este trabajo fue realizado por LA VERDAD, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original.

“Soy visible”: una convocatoria para visibilizar y nombrar a mujeres, jóvenes y niñas tonaltecas

La colectiva Mujeres Visibles invita a mujeres, jóvenes, niñas y agrupaciones sociales de mujeres tonaltecas a participar en la convocatoria “Soy visible”, la cual tiene como propósito reconocer y nombrar a mujeres destacadas que residen en el municipio de Tonalá, Jalisco.


 

Texto: Aletse Torres Flores / ZonaDocs

7 de febrero de 2022

 

Mujeres Visibles es el nombre de la colectiva integrada por cuatro mujeres tonaltecas: Sonia, Natalie, Dalia y Arlette. Cada una, desde su trinchera, se unen para visibilizar a las mujeres del municipio de Tonalá desde lo que son, desde lo que aspiran y desde lo que aportan a la sociedad.

Por ello, el pasado 29 de enero lanzaron la convocatoria “Soy visible” en la que invitan a todas las mujeres, niñas, jóvenes y agrupaciones sociales de Tonalá a participar en alguna de sus 11 categorías:

  • Artesana visible.
  • Emprendedora visible.
  • Colectiva visible.
  • Originaria visible.
  • Diversa visible.
  • Niña visible.
  • Tastoana visible.
  • Creadora visible.
  • Científica visible
  • Profesionista o de oficio visible
  • Mujer visible.

Natalie indicó que cada una de las categorías fue pensada en las mujeres que integran sus círculos, pero también, en aquellas que no, con la intención de descubrir a todas las que “están fuera de sus ojos”. Así, la iniciativa pretende reconocer a las mujeres más destacadas de cada categoría.

Las integrantes de la colectiva explican que no se trata de una competencia, sino de un esfuerzo por dar visibilidad a todas las mujeres talentosas que habitan en esta ciudad y que deseen postularse para representar cada categoría.

En sus planes está que el evento se realice cada año para que todas las mujeres, jóvenes y niñas tonaltecas sean “visibles” a través de la convocatoria. Incluso, buscarán integrar nuevas categorías que sumen a nombrar a cada una de las distintas expresiones del ser mujer.

En ese sentido, Dalia manifiesta la importancia de tomar los espacios para nombrar a todas las mujeres diversas y exitosas, por ejemplo, a aquellas que defienden las tradiciones y a quienes están dentro del campo de la ciencia, porque “cada una a su manera representa una parte de Tonalá”.

Esperan que este evento haga crecer sus redes de apoyo y, a su vez, se logren generar espacios seguros y públicos que den cuenta del trabajo que diariamente realizan todas las mujeres en su ciudad.

En caso de que deseen participar o nominar a una “mujer visible” del municipio, se debe enviar un correo a: colectiva.mujeresvisibles@gmail.com anexando lo siguiente:

  1. Nombre completo
  2. Edad
  3. Colonia
  4. Teléfono personal y algún extra de localización.
  5. Carta libre en donde expresen sus motivos para participar en alguna de las categorías. Anexar evidencias solicitadas según la categoría a participar.
  6. Una breve semblanza de su desempeño e historia según su categoría.

La convocatoria cierra el 20 de febrero y el reconocimiento será entregado la ceremonia del día 5 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer y del 2do aniversario de la Colectiva Mujeres Visibles.

Enseñar es resistir: Así fue la pandemia sin escuelas para las infancias rarámuri

Abandonadas por el gobierno, las comunidades urbanas rarámuri que migraron a la capital de Chihuahua en busca de una vida distinta, huyendo de la sequía, la presencia del crimen organizado, los proyectos extractivos y la muerte, se enfrentaron a preguntas sin respuestas sobre la educación de sus hijos e hijas, mientras su pesadilla sobre un bicho se hacía realidad


Texto: Óscar Rosales / Raichali noticias

Investigación: Óscar Rosales, Raúl Fernando Pérez, Jaime Armendáriz

Video y fotografía: Raúl Fernando Pérez

Traducción de entrevistas: Carlos Fierro

 

María escuchó atentamente a su cuñada. La recuerda muy inquieta, preocupada por un sueño, una pesadilla de esas que nadie quiere tener. “Decía que iban a morir muchos seres humanos, que iba a llegar una enfermedad muy grande”, relata María Luisa Chacarito y añade: “Decía que no se iba a terminar”.

Chacarito es lideresa rarámuri de Rinconada Los Nogales, una de las 18 comunidades indígenas urbanas de Chihuahua, capital del estado con el mismo nombre, en la frontera norte de México.

Era diciembre del 2019, un momento del año en que las familias indígenas, en su mayoría de la etnia rarámuri, están más atentas a la tempestad del crudo invierno, cuando las temperaturas en esta región empiezan a descender más allá de los cero grados centígrados, que a una enfermedad del otro lado del mundo.

Pero tan sólo tres meses después del 31 de diciembre, cuando se encendieron las alertas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras la notificación del primer caso de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, en China, la pesadilla comenzó a tomar forma.

El lunes 23 de marzo el gobierno mexicano comenzó la Jornada Nacional de Sana Distancia, nombre que se le daría a las políticas de confinamiento para contener la propagación del virus Sars-CoV-2, que causa la enfermedad COVID-19, después de que se registraron los primeros casos en el país.

Por esos días, un familiar de Chacarito volvió a soñar con la enfermedad. Era la cuarta vez que en la comunidad alguien soñaba con el virus.

Para la cultura rarámuri los sueños son muy importantes. Sus médicos tradicionales, owiruame en lengua rarámuri, curan a través de los sueños. Por eso decidieron realizar el Yúmare, su principal ceremonia tradicional, en la que danzan y cantan desde la noche hasta el amanecer. Ahí le pidieron a Onorúame, el dios rarámuri, que los protegiera de la enfermedad.

Ciertamente, los temores contenidos en aquellos sueños nocturnos fueron un indicio de lo que se venía. Las medidas del gobierno para contener el virus implicaron el cierre de muchos centros de trabajo, la cancelación de eventos masivos, el aislamiento en casa y la suspensión de clases en todas las escuelas.

Sin nadie en las aulas de clase y con niños y niñas sin poder salir de casa, las dudas se repetían en los padres y las madres de las comunidades: ¿Quién acompañaría a sus hijos e hijas mientras trabajan? ¿Cómo iban a aprender ahora sin maestros? ¿Perderían el ciclo escolar? ¿El gobierno ayudaría?

Las historias y testimonios de diez de estas 18 comunidades exponen cómo la Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas de Chihuahua (COEPI), órgano de gobierno destinado a realizar y gestionar políticas públicas para los pueblos originarios, no cumplió en su totalidad con las funciones que le corresponden en el ámbito educativo formal en un momento de emergencia, como la pandemia por COVID-19.

Fue con ayuda de la sociedad civil, que las familias de las comunidades Pájaro Azul, Rinconada Los Nogales, Cerro de La Cruz, Díaz Infante, La Soledad, Gabriel Tepórame, Rubio, Napawika, El Oasis y la colonia Tarahumara, lograron atender a 350 niños, niñas y adolescentes durante el ciclo escolar, supliendo así muchas de las funciones de un Estado despreocupado por sus pueblos originarios.

La adversidad antes del bicho

Los pueblos rarámuri migran a la capital en busca de una vida distinta. Dejan su hogar en la sierra por diferentes razones: falta de empleo, la sequía, la tala inmoderada de sus bosques por parte de ejidatarios chabochis, desnutrición y, principalmente, la presencia del crimen organizado y los proyectos extractivos, como la minería, que atentan contra sus tierras y sus pobladores. Tan solo desde el 2013 hasta el 2021, han sido asesinadas 18 personas activistas y defensoras del territorio indígena en Chihuahua.

La vida para una persona indígena en la urbe chihuahuense nunca ha sido fácil. En Rinconada Los Nogales, distinta a la colonia vecina del mismo nombre, pero ocupada por personas no indígenas, es decir, mestizas -chabochi, como les dicen en lengua rarámuri-, no hay pavimento ni cancha de basquetbol, como sí hay en las comunidades Pájaro Azul o Gabriel Tepórame.

Muchas de las casas están hechas con materiales improvisados, como tablones, lonas y láminas, que poco protegen de los climas extremos que se viven en las planicies centrales de Chihuahua.

Ubicada al suroriente de la ciudad, Rinconada Los Nogales está asentada junto a los desechos industriales de la antigua fundidora Ávalos. Montañas de plomo, cadmio, arsénico y zinc, abandonadas a la intemperie desde 1997, forman parte del paisaje.

Esta, al igual que el resto de comunidades, son resultado del desplazamiento de miles de personas indígenas originarias de la Sierra Tarahumara, una cadena montañosa de bosques y valles que forma parte de la Sierra Madre Occidental, la cordillera más extensa de México.

Provienen de municipios como Bocoyna, Guachochi, Carichí y Guadalupe y Calvo. Su presencia permanente en la capital comenzó en la década de los 30’s, aunque hay historiadores y antropólogos, como Enrique Servín, abogado, políglota, activista, escritor, poeta y lingüista mexicano, destacado defensor y estudioso de las lenguas indígenas, que sostienen que en la ciudad siempre hubo personas rarámuri.

Sin embargo, la construcción de las comunidades no ocurrió sino hasta 1957, cuando la Misión Evangelística Mexicana levantó las primeras casas de adobe, sin servicios básicos, sólo techadas y con piso de tierra, en la comunidad que hoy se conoce como El Oasis, al suroeste de la ciudad.

Con el paso de los años, gracias a la filantropía chihuahuense, el apoyo de la sociedad civil, la iglesia y la extinta Coordinación Estatal de la Tarahumara (el organismo anterior a la COEPI, esta última creada en 2016), algunas comunidades pudieron mejorar un poco de su infraestructura.

Las comunidades indígenas en la capital se asemejan a pequeños fraccionamientos, ubicados dentro de una colonia mucho más grande, normalmente habitadas por chabochis.

En la comunidad Gabriel Tepórame, también al sur de la ciudad, las casas son de una o dos habitaciones y un baño. Están construidas de manera contigua, desde una vista aérea forman un rectángulo, y en el centro hay una amplia cancha de baloncesto.

En Pájaro Azul forman la misma figura, solo que su cancha se encuentra en la entrada de la comunidad y los caminos entre casas son de tierra. En las orillas de ese rectángulo, hay un comedor y una cocina comunitaria, donde se reúnen para hablar de los temas importantes para ellos.

Su organización interna replica la forma de gobierno de los pueblos en la Sierra Tarahumara. Cada una tiene tres gobernadores o gobernadoras (siríames, en lengua rarámuri), cuyo período dura tres años. Son quienes encabezan todas las reuniones, dan consejos y coordinan todos los asuntos de interés colectivo, como sus fiestas tradicionales.

Algunas comunidades en vez de gobernadores o gobernadoras, tienen líderes o lideresas, como es el caso de María Luisa Chacarito en Rinconada Los Nogales. Para que un medio de comunicación pueda entrar y documentar o reportear, debe pedir la autorización de dichas autoridades.

Es también a través de estas personas que las comunidades gestionan apoyos para mejorar la infraestructura de sus hogares o la calidad educativa de hijos e hijas. Sin embargo, la educación formal siempre ha sido una especie de privilegio para la mayoría.

En la comunidad Rinconada Los Nogales, de 15 niños que hay, solo 6 asisten a la escuela, es decir, menos de la mitad. María Luisa Chacarito explica que, para muchas familias, conseguir el dinero de la inscripción resulta muy complicado, sobre todo para las madres solteras (que son mayoría), aún con el descuento que les dan las escuelas públicas en la cuota de inscripción, que se cobra en muchas de ellas pese a que el artículo tercero de la Constitución Mexicana garantiza que la educación del Estado es gratuita.

La mayoría de las madres trabajan largas jornadas como empleadas domésticas, sin prestaciones laborales. En el mejor de los casos, por limpiar y atender una casa ganan de 200 a 300 pesos por día. Sin embargo, gastan hasta 50 pesos diarios sólo en transporte de traslado, en el que también invierten de 2 a 4 horas de su tiempo.

Por otro lado, los padres recurren a empleos distintos. “Ganan muy poco porque trabajan como jardineros o en la albañilería. Están cansados, algunos ya son muy mayores”, explica Chacarito.

Obtener trabajos mejor remunerados en la ciudad tampoco es fácil. La mayoría de los rarámuri desplazados a la capital de Chihuahua no tuvieron oportunidad de terminar la primaria o la secundaria, un requisito mínimo solicitado. Terminan en empleos que satisfacen a las urbes, alejadas de las necesidades de las comunidades donde vivían, abandonadas y estigmatizadas por los tres niveles de gobierno.

Su rezago educativo se explica por el trato que han recibido por parte del Estado, pues históricamente el gobierno mexicano ha visto a sus pueblos originarios como una cultura inferior. La falta de entendimiento de cómo se conectan con la naturaleza, su desinterés a la forma de aprendizaje de pueblos como el rarámuri y la imposición de sistemas de enseñanza no indígenas en la Sierra Tarahumara, les ha impedido avanzar como cultura en sus propios términos de progreso.

El contexto de la discriminación en México tampoco ayuda. Según la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS), realizada en 2017 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 15.9 por ciento de las personas indígenas mayores de 12 años no ha podido obtener un trabajo o un ascenso por pertenecer a esta población.

Los rarámuri pasaron de proteger los bosques de la Sierra Tarahumara, a cuidar el brillo del piso de las familias más privilegiadas de la capital de Chihuahua. De sembrar sus propios alimentos en el monte, a hacer las compras de otros en el supermercado.

La brecha de desigualdad entre mestizos e indígenas ya era bastante ancha.

Entonces, apareció un bicho: un gusano en las manos. Así es como se les describió a niños y niñas rarámuri el Sars-CoV-2, que causa la enfermedad COVID-19. La idea del gusano era simple, ayudaba a entender lo importante que era protegerse del virus y acatar las indicaciones de las autoridades sanitarias a nivel nacional: lavarse las manos, evitar el contacto físico y, principalmente, no salir de casa.

Para muchos estudiantes, el no salir de casa y poder tomar clases desde la distancia, fue sinónimo de comodidad. Para las familias indígenas de la mancha urbana significó incertidumbre.

La maestra esperanza

Guadalupe busca dónde sentarse. Se aleja muy poco de la mesa que está llena de hojas, libros y colores. El cuarto está repleto de sillas muy pequeñas y mesitas cuyas patas no pasan del medio metro. Decidida, se acomoda a un lado de la puerta por donde entra un cálido haz de luz. Observa el pequeño espacio vacío y, entre discretas y cálidas sonrisas que externa durante la entrevista, recuerda su labor ahí.

“Trabajamos ayudando a los niños para que no pierdan las ganas de ir a la escuela, ya que es muy importante estudiar, si no estudiamos, no aprendemos nada”, dice Guadalupe Espino, una joven rarámuri de la comunidad Pájaro Azul que, desde mayo del 2020, apoya y acompaña la realización de tareas de alrededor de 20 niños y niñas rarámuri de preescolar.

La maestra Lupita, como le dicen sus vecinos, nació en la ciudad de Chihuahua, pero sus padres son originarios de Norogachi, una comunidad ubicada en el municipio de Guachochi, al sur del estado, en la Sierra Tarahumara.

Contrario a lo que se pudiera creer, al no haberse criado en la sierra, su manejo del rarámuri es claro y fluido, debido a la educación de sus padres y la convivencia con sus vecinos de Pájaro Azul que siempre le hablaron en su lengua materna. Para ella, trabajar con niños y niñas después del cierre de escuelas es una oportunidad de recordar raíces, recuperar el idioma y conservar tradiciones.

“Les enseño a los niños en tarahumara y en español para que aprendan los dos idiomas, para que no pierdan nuestra forma de hablar. Es muy importante conservar nuestra lengua», señala.

Lupita forma parte de un proyecto educativo, deportivo y cultural para las comunidades indígenas urbanas que empezó en mayo del 2020 con la asociación civil Paz y Convivencia Ciudadana.

Lupita, la maestra encargada de niños y niñas en edad de preescolar. Además de ayudarles con el programa de la Secretaría de Educación Pública, también les enseña a leer y escribir en rarámuri.

Después del cierre de las escuelas a finales de marzo, la organización civil se acercó a Yolanda, Hilda y Guadalupe, las gobernadoras de Pájaro Azul y explicó sus intenciones para apoyar la educación de los infantes, previendo la situación que se avecinaba por la pandemia.

Las y los estudiantes comenzaron a recibir folletos y hojas de contenido realizado tanto por la Secretaría de Educación Pública (SEP) como por sus docentes y directivos de la escuela, con tareas y ejercicios. Este material era enviado, en su mayoría, mediante mensajería de WhatsApp.

La directora y las maestras de la escuela le hacían llegar esos materiales por semana a Guadalupe Espino, para que ella ayudara a niños y niñas a realizarlas. De esa manera, cada viernes, les devolvía los trabajos hechos y con eso la escuela calificaba a sus estudiantes.

Otras tres personas acompañaban a Guadalupe cubriendo otras necesidades formativas. Emma Martínez con atención psicológica para estudiantes y sus familias; Danelia Reyes generaba y realizaba actividades artísticas, y Jorge Girón, con clases de educación física. Esta dinámica de cuatro personas es la misma en el resto de comunidades donde tiene presencia el proyecto.

Ocasionalmente, se impartían aprendizajes distintos a lo común, como sencillas clases de guitarra y electrónica básica.

“Nuestra intención es que vean que hay oportunidades para salir adelante”, comparte Jorge Girón quien, además de ser profesor de educación física, es el coordinador del proyecto en Pájaro Azul.

“Muchas son madres solteras, o no cuentan con un trabajo establecido que les pueda brindar una guardería o son trabajadoras del hogar sin prestaciones”, añade Girón. Señala que, desde antes de la pandemia, los horarios laborales y las distancias no permitían que muchos niños y niñas de preescolar fueran a la escuela.

Madres y padres sintieron más tranquilidad al saber que sus hijos e hijas tenían una compañía formativa mientras trabajan.

El profesor ausencia

El proyecto Paz y Convivencia fue concebido como un programa de educación no formal, ya que no está apegado a los esquemas de enseñanza de la SEP. No siguen un sistema de calificaciones y busca “revalorizar la comunidad indígena, conservar sus tradiciones y conocimiento, y edificar su valor”, describe Paola Contreras, coordinadora del proyecto en la comunidad Cerro de La Cruz y Rinconada Los Nogales.

Este esfuerzo no empezó al mismo tiempo en las diez comunidades. El acercamiento con las gobernadoras de Pájaro Azul fue el primero y único que se dio en abril del 2020, debido a las limitaciones presupuestales de ese momento.

A pesar de conocer este proyecto desde el inicio y tener responsabilidades con las personas indígenas de Chihuahua, la COEPI, dirigida entonces por María Teresa Guerrero, no concretó ningún apoyo económico.

Según Luis Echeverría, presidente de Paz y Convivencia, la dependencia estatal argumentó una falta de presupuesto. Accedió a impartir cursos de pertinencia cultural para el equipo multidisciplinario que trabajaría en la comunidad, pero estos no se dieron ese año. Su excusa por ambas ausencias: la pandemia.

Tras varios intentos por conseguir el recurso, la organización civil concursó en una convocatoria emitida por la oficina estatal del Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Fue ahí donde lograron obtener 260 mil pesos que se ejercieron a partir de mayo del 2020 en Pájaro Azul.

En noviembre de ese año, la sociedad civil logró replicar el proyecto en la comunidad Díaz Infante, utilizando parte del presupuesto del DIF. El objetivo era extenderse a todas las comunidades en la ciudad, pero sin el apoyo monetario de la COEPI, la tarea resultaba casi imposible. Además, después del 2020, no había ningún presupuesto asegurado para continuar el proyecto. Pero las cosas cambiaron antes de finalizar el año.

La COEPI se comprometió con la sociedad civil a otorgar el 30 por ciento necesario para continuar el proyecto en el 2021, según comentó Nidia Castillo, coordinadora general. Es decir, COEPI daría alrededor de 1 millón 404 mil pesos.

Después, Paz y Convivencia ingresó el proyecto a la Fundación del Empresariado Chihuahuense (FECHAC), donde les aprobaron 3 millones 254 mil pesos, el 70 por ciento faltante, según el informe de proyectos de enero del 2021 de la misma fundación.

Con el presupuesto total alcanzado, de 4 millones 659 mil pesos, había la posibilidad de extenderse a otras ocho comunidades. La asociación civil estaba tranquila y las familias de Pájaro Azul y Díaz Infante tendrían asegurado el apoyo educativo por otro año.

Sin embargo, esa esperanza cambió de un momento a otro.

Antes de comenzar el 2021, la COEPI avisó a Paz y Convivencia Ciudadana que no facilitaría ese casi millón y medio que había prometido. El pretexto, nuevamente, la pandemia. Tampoco hubo mucho éxito con solicitudes de apoyo realizadas al DIF estatal, la oficina de Desarrollo Social y la Secretaría de Educación.

Hasta ese momento, el órgano estatal de los pueblos indígenas tampoco había cumplido con su promesa de impartir cursos de sensibilización sobre la cultura indígena a las personas que integraban los equipos que apoyaban a las comunidades.

La preocupación llegó de nuevo. El compromiso por parte de la sociedad civil ya estaba hecho con las autoridades de otras siete comunidades. No querían “echarse para atrás”, expresa Nidia Castillo.

La COEPI, ahora a cargo de Enrique Alonso Rascón Carrillo, declaró que en su momento la dependencia proporcionó insumos de limpieza y transporte a visitas guiadas en museos, pero que el presupuesto para el resto de necesidades solo fue proporcionado por la FECHAC. Se solicitó un total y desglose de los gastos realizados por COEPI, pero no se recibió respuesta, argumentando que el proyecto aún no ha finalizado.

También señalaron que impartieron capacitaciones de pertinencia cultural indígena, pero estas no se dieron hasta 2021, un año después de lo prometido.

Sin embargo, las comunidades ni la sociedad civil “se echaron para atrás”. Todo el 2021 realizaron las actividades contempladas para el proyecto, pero con el 70 por ciento del presupuesto pensado originalmente.

Aprender en la carencia

La pintura blanca ya ha empezado a descarapelarse de la vieja puerta metálica del comedor comunitario de Pájaro Azul. Al cruzarla, se puede leer en una pared, con letras recortadas y de diversos colores: “Arte comunitario”. Bajo el mensaje, hay varias hojas con dibujos. En uno hay un caracol arrastrándose lentamente sobre un hongo verde con puntos. Parece moverse hacia la casa café del dibujo a su izquierda. Cerca de los lienzos, pegada en una columna de concreto, está una hoja sobre la que escribieron “Horario”. Va desde las once de la mañana hasta las dos de la tarde.

“Lo cambiamos para que no les dé ni frío ni calor”, explica Jorge Girón.

El área no puede utilizarse en un horario distinto al establecido. La infraestructura del lugar no resguarda lo suficiente para los constantes y drásticos cambios climáticos que registra la ciudad de Chihuahua en un solo día. La falta de ventanas los expone al sofocante calor del verano durante las tardes o a las heladas matutinas de otoño e invierno, y los fuertes vientos que sorprenden ocasionalmente a la capital pueden volar el techo de lámina que los cubre. Se ha solicitado apoyo para mejorar el espacio, pero la COEPI no ha mostrado interés.

Esa falta de atención de la COEPI se replicó en casi todas las dependencias e instituciones locales. Yolanda, Hilda y Guadalupe, gobernadoras de Pájaro Azul, explican que solo encontraron puertas cerradas. Las solicitudes que habían hecho para mejorar las áreas comunes de la comunidad, como la cancha o el comedor, quedaron en la incertidumbre. ¿La excusa? La misma, la pandemia.

“Queríamos amueblarlo o acondicionarlo para los niños”, explicaron las gobernadoras en torno al comedor comunitario. “Para ir a pedir apoyos también se nos decía que no saliéramos de nuestro hogar hasta que pasara el COVID”, señalan.

“Y ciertas cosas que faltaban en la comunidad, para nosotros empezar bien la gobernanza. Mejoras de agua, drenaje, alumbramiento”, agregan. Les decían que las oficinas estaban cerradas, aunque les recibieron los documentos. Las gobernadoras no sabían si alguna de estas peticiones procedería. Hasta el momento, siguen buscando ayuda.

Por otro lado, la operación al 70 por ciento de las capacidades presupuestales ha dificultado la tarea de Paz y Convivencia. De hecho, también repercute en los salarios de los equipos. Ninguno lo percibe al 100 por ciento.

“Nuestra intención sería integrar el comedor comunitario, que de perdida en la mañana ya hubiera un alimento para todos”, explica Jorge Girón, ya que han detectado a infantes que acuden a las actividades sin desayunar, un problema que se replica en las otras nueve comunidades.

Las familias han recibido donaciones que les permiten resarcir los efectos de ese recurso faltante de la COEPI. Alimentos como burritos y materiales escolares como cuadernos, lápices, mochilas e incluso zapatos, son cosas muy necesarias para cada comunidad.

“Teniendo el material básico, los niños pueden hacer una infinidad de cosas. Se facilita el aprendizaje”, señala el coordinador del proyecto en Pájaro Azul.

A la lista de carencias en medio de la pandemia, la maestra Lupita cree que se suma otro elemento: el idioma. Aunque Lupita tiene consigo algunos libros en rarámuri impresos por la SEP, ella afirma que este tipo de material no es común en las escuelas con alumnado indígena.

Según datos de la oficina de Servicios Educativos del Estado de Chihuahua (Seech), en el ciclo escolar de enero a junio del 2021, se imprimieron a nivel estatal, como apoyo a las labores de enseñanza de los docentes de educación indígena, casi 20 mil Cuadernos de Trabajo para niños y niñas indígenas. Pero en todo el estado, según datos de la misma dependencia, existen alrededor de 25 mil alumnos registrados.

Para compensar la falta de reproducción de contenidos educativos en rarámuri, la maestra pide a sus alumnos utilizar otros elementos para recordar sus raíces. “En ocasiones les digo que vengan vestidos con su ropa típica para que no se olviden de nuestras tradiciones, (nuestras) danzas, matachín y pascol”, refiere.

Pese al esfuerzo en conjunto entre familias y sociedad civil, desde su comienzo el proyecto tiene los días contados, pues finalizó el 15 de diciembre del año pasado.

Ahora, el reto vuelve a ser casi el mismo: obtener financiamiento. Paz y Convivencia ven probabilidades de que el FECHAC retome la propuesta de trabajo y puedan dar seguimiento a las comunidades a partir de febrero o marzo de este 2022, pero nuevamente con tan solo 70 por ciento de lo necesario. El otro 30 por ciento seguiría faltando y desde el año pasado, la COEPI no ha dado indicios de facilitar este recurso.

Aunque las gestiones y esfuerzos por conseguir el dinero están ahí, no hay certezas de nada.

Las tareas pendientes

Después de las elecciones a nivel estatal que ocurrieron durante junio del 2021, el mapa político en las dependencias gubernamentales de Chihuahua se ha reconfigurado.

La gobernadora electa María Eugenia Campos, del Partido Acción Nacional (PAN), considerado un grupo político de derecha conservadora, ha dejado a cargo del órgano de gobierno a Enrique Alonso Rascón Carrillo, un joven sin ningún tipo de experiencia sobre comunidades indígenas, pero con una larga trayectoria dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), considerado de centro-izquierda.

La designación de Rascón al frente de la COEPI ha sido cuestionada por tener un conflicto de intereses, ya que es suplente en el Congreso de Chihuahua del diputado Omar Bazán Flores, quien tiene una demanda penal contra la comunidad rarámuri de Mogótavo, con la que busca desalojar al pueblo ubicado en la zona de Barrancas del Cobre, en el municipio de Urique.

Los habitantes de Mogótavo señalan que el despojo que busca cometer Bazán tiene intereses inmobiliarios, pues hablan de la construcción de complejos turísticos e incluso de campos de golf en su territorio.

Por lo tanto, comunidades indígenas y activistas piden la destitución de Rascón como titular de la COEPI. Aseguran que su nula experiencia con los pueblos originarios y su relación con el legislador Bazán pone en peligro a las comunidades y lo hacen indiferente a las necesidades de estas en cualquier región del estado.

Y aunque la falta de apoyo en términos educativos para las personas indígenas de la ciudad de Chihuahua no ocurrió durante la gestión de Rascón, sino de su antecesora María Teresa Guerrero, el exgobernador panista, Javier Corral el tema no ha sido retomado.

Por lo pronto, así como niños y niñas al final de un día de escuela, el Estado aún tiene tareas pendientes. Lo único seguro, tanto para las comunidades indígenas urbanas como para la sociedad civil, es la incertidumbre y la permanente desigualdad.

 

* Este texto forma parte del  proyecto Covid y Desigualdad de la Red de Periodistas de a Pie elaborado en colaboración con DW Akademie, con el apoyo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).

 

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