Una aguja en un pajar: Buscar a una persona desaparecida en el Ajusco

#HastaEncontrarles

El pasado 23 y 24 de mayo, la familia de Pamela Gallardo realizó una jornada de búsqueda en la zona del Ajusco. Esta crónica narra los pasos de quienes se adentraron en las entrañas del bosque para buscar a sus desaparecidos.


Texto y fotos de Mariana Maytorena y Santiago Reyes / ZonaDocs 

Cartografía de Alejandro Gaona Dehesa

6 de junio del 2023

 

María del Carmen camina con dificultad por el bosque de pinos que recubre el cerro del Ajusco, al Sur de la Ciudad de México. Trae puesto un delantal blanco con una imagen del rostro de su hija sobre el que se lee: “¿En dónde está Pamela?”

Guadalupe Pamela Gallardo Volante es la única mujer de los tres hijos de María. Es la consentida de su padre Esteban y de sus hermanos mayores Esteban y José.

-Mis hijos siguen buscando a Pame porque dicen que le deben esa deuda. Al verme que yo sufro pues ellos hacen esa búsqueda. –comenta María -Pero los hermanos se cansan, y tienen ese derecho, pero la madre jamás, porque Pame merece vivir en esta tierra.

María recuerda lo mucho que a Pamela le gusta bailar y cantar. Una sonrisa se vislumbra en su rostro cuando menciona que estaba rodeada de amor.

“Esa era Pame, así como ven a esta mamá defectuosa que me enojo, brinco y salto, pero que siempre me ha gustado la justicia, Pamela también buscaba la justicia y la verdad”.

María del Carmen tiene cinco años y ocho meses buscando a su hija Pamela Gallardo Volante. (Foro: Santiago Reyes).

Así es la mamá de Pamela, en un minuto puede estar llorando y a los dos estar bromeando. De esa forma ha aprendido a sobrellevar los cinco años y ocho meses de búsqueda de su hija.

“¿Tengo carácter recio? Sí. No es fácil vivir con una hija en 6 años de desaparición, ¿y me quieren buena y fuerte? Eso no se puede”, relata ella.

Pamela fue vista por última vez cuando tenía 23 años. Desapareció el 5 de noviembre del 2017 cerca del km 13.5 de la carretera Picacho-Ajusco, en la Ciudad de México, cuando salía del festival de música electrónica Soul Tech. Aquel domingo, su familia la esperaba en casa por la tarde, sin embargo, ella no regresó.

BUSCAR EN COLECTIVO

Es el primer día de búsqueda; martes 23 de mayo, Ciudad de México. Son las 7:00 de la mañana cuando las familias buscadoras que esperaban a un costado de la estación del metro Viveros, parten rumbo al Ajusco.

A pesar del terreno agreste, no disminuyó el esfuerzo de los y las voluntarias. (Foto: Mariana Maytorena).

En la parte de atrás van sentadas las personas solidarias, así les dicen a quienes a pesar de no tener un familiar desaparecido, se suman a las labores de búsqueda. Hasta adelante van las y los familiares buscadores; madres, padres, hijos, hermanos, tías y primas. La mayoría trae zapatos de cerro y algunos llevan camisa blanca con la fotografía y el nombre de la persona que buscan. Muchos ya se conocen, han caminado juntos por bosques, calles y barrancos con la misión de encontrar a sus desaparecidos. Hoy, reciben a una nueva compañera.

Inés Enriqueta lleva ropa y calzado de vestir. Es su primera búsqueda en colectivo. Ella busca desde hace cinco años a su hijo Francisco Sandoval Lázaro, desaparecido el 26 de abril del 2018 cuando salía de la colonia Paraje 38 en el Ajusco medio, a menos de 10 km de la zona donde Pamela fue vista por última vez.

“He buscado por mis propios medios. Inclusive llegué a subir al cerro con mis hijos a buscar, pero siempre por medio de nosotros nada más”.

“Después de esta búsqueda me siento más fuerte, con mucho más valor de seguir adelante” – Inés busca a su hijo Francisco Sandoval. (Foto:Santiago Reyes).

Inés platica de su hijo, sobre qué le gusta y qué los une.

“Yo siempre hago unas empanaditas que a él le encantaban, y él siempre me decía “¿mamá cuándo vas a hacer tus empanaditas?” -recuerda. –Un día antes de que desapareciera me dijo “mira mamá, mañana vamos al mercado para que compremos las cosas y hagamos las empanaditas que tanto me gustan”.

“LAS AUTORIDADES NOS QUEDAN A DEBER MUCHÍSIMO”

El fresco de las nueve de la mañana termina de despertar a quienes siguen con sueño. Los medios de comunicación sacan sus cámaras esperando poder entrevistar a María, pero ella corre de un lado a otro con una bolsa llena de paletas, revisando que a nadie le falte una. -No vaya a ser que se les baje el azúcar -dice bromeando.

Ashanti, una de las primas de Pamela, organiza a la gente en tres células de búsqueda que “peinarán” el terreno de interés. Ya todos están reunidos esperando las indicaciones para comenzar: familiares, solidarios, elementos y peritos de la Fiscalía Especializada para la Búsqueda, Localización e Investigación de Personas Desaparecidas (FIEIDEPFP), integrantes de la Comisión de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México, el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas, y el Grupo Policial Zorros.

Todos, excepto la Guardia Nacional que se encargaría de la seguridad perimetral, los dos perros rastreadores que ayudarían a olfatear, y el Cuerpo de Bomberos. “Esto es grave, esto es muy grave para nosotros”,declara ante la prensa María. El director de la Comisión de Búsqueda, Enrique Camargo, se había comprometido a tener todo listo.

La familia de Pamela tardó casi ocho meses en organizar esta jornada. Para ellas, esta zona es fundamental porque está a pocos kilómetros de donde Pamela desapareció. Pero como si se tratara de un juego de adivinanza, las autoridades no habían accedido a realizar búsqueda en esta zona:

“Tardamos siete meses en estar diciendo “ahí no”, “más cerca”, “más abajo”, porque la Fiscalía y la Comisión nos querían llevar siempre a otros lados y nunca a este”, comenta María del Carmen.

Cuarenta minutos después, ya todos están ubicados en el polígono de búsqueda con su herramienta; palas, barretas, varillas, picos y machetes. María está agobiada, pues cada minuto sin buscar es un minuto perdido para encontrar a Pamela, y por si fuera poco, el gris de las nubes amenaza con llover en unas horas.

La búsqueda empieza y los problemas siguen brotando. El terreno agreste, lleno de maleza, árboles caídos y profundos desniveles, dificulta que las personas puedan caminar en línea recta. Al cavar, no pasa de medio metro cuando las palas golpean con un suelo sólido y rocoso; el pasado volcánico del Ajusco se hace presente.

Se ubican los primeros restos óseos. -Este es una falange de perro- dice la perito de la FIEIDEPFP. -Este otro es un metacarpo, también de perro.- Salen otros más, algunos de ave, otros de roedor, e incluso el cráneo de una vaca, pero ninguno es “positivo”; así le dicen a las osamentas encontradas que son humanas.

Varios pasos después hallan las primeras prendas. Una chamarra rosa con negro, un tenis blanco con belcro, un pantalón de mezclilla azul con cierre dorado, dos mochilas grises llenas de tierra, una sudadera blanca con un cabello pegado a la tela, una camisa verde rasgada. Sin embargo, ni la Fiscalía ni la Comisión de Búsqueda recogen los indicios, solo les toman foto: “Yo encontré un casquillo de bala y ni le hicieron caso”,menciona una de las buscadoras solidarias.

La razón por la que nadie levanta la ropa es porque, al ser una búsqueda registrada oficialmente a nombre de Pamela, la Fiscalía se niega a recolectar evidencias que no concuerden con su caso.

“Esa ha sido nuestra lucha con la autoridad, repetirles que “aunque no sea de Pamela, tú lo levantas” –explica María. –No han entendido que tienen que tener sensibilidad con las madres que buscamos. No quiero que nos entiendan, que quede claro, la palabra es sensibilidad”.

Conforme las células avanzan, el terreno se vuelve más complejo. Montículos de piedra, de basura y de cascajo de construcción, se extienden a lo largo de todo el polígono. Si unos metros atrás el suelo volcánico era el problema, ahora lo es también la enorme cantidad de escombros entre los que hay que escarbar para encontrar un minúsculo hueso.

Sin embargo, la familia de Pamela no pierde la esperanza:

“Nuestra hipótesis es que el cuerpo de Pame, o de cualquiera de las personas que buscamos, podría estar debajo de alguno de esos montículos”, indica la prima de Pamela: Es seguir buscando una aguja en un pajar.

Pasado el mediodía, las primeras gotas de lluvia empiezan a caer. Todos se ponen su impermeable y se preparan para regresar al punto de encuentro. De improviso, una de las personas encuentra lo que pareciera ser una osamenta cubierta de tierra. Llaman a los peritos pero tardan en llegar. Un par de metros más adelante, alguien desentierra una prenda negra y los peritos siguen sin llegar.

Se escucha a lo lejos un caballo acercarse, es uno de los ejidatarios –¿Qué están haciendo aquí? –pregunta.

-Estamos buscando restos de personas -le responde alguien.

“Uy aquí no van a encontrarlos, ya los tengo bien enterrados, bien escondidos”, dice riendo.

Después, en un tono más serio, procede a despedirse -No aquí no van a encontrar nada de eso, en estos lugares no pasan esas cosas -sostiene.

Para entonces, los peritos ya están en el sitio. –No es un hueso, solo es un pedazo de ostión- se escucha decir a una de ellas. A la 1:00 de la tarde, la primera jornada de búsqueda concluye.

EN EL AJUSCO, EL CRIMEN ORGANIZADO ES UN SECRETO A VOCES

Es el segundo día de la jornada, 24 de mayo. Ha pasado media hora desde que el camión partió, y apenas pasa por los primeros kilómetros de la carretera Picacho-Ajusco, que recorre cuesta arriba los barrios y colonias del área.

En uno de los asientos va Lorena, una buscadora solidaria que pidió ser nombrada así por cuestiones de seguridad. Ella ha vivido siempre en el Ajusco, pero desde el comienzo de la pandemia no había podido subir a la zona alta del cerro.

Va pegada a la ventana. Mira aterrada los negocios y casas que sobresalen de entre los árboles:

“Todos estos negocios son nuevos, hace cuatro años esto era parte de la reserva ecológica. Se están comiendo más el bosque”.

Lo anterior lo narra Lorena con preocupación:

“Antes había una caseta y hasta ahí llegaba la zona urbana. No era una caseta de cobro, sino una caseta de revisión de autos, que no fueran a subir a talar árboles y que no subieran cuerpos, porque ya sabemos que este es un lugar donde hay mucha muerte”, dice Lorena durante el trayecto.

Se refiere a las más de 3 mil hectáreas de áreas verdes que, de acuerdo a la organización Greenpeace México, han sido perdidas a manos de los talamontes ilegales desde 2007. Alude también a los cuerpos que año con año son encontrados tirados en los terrenos ejidales de la zona montañosa del Ajusco.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda, en la alcaldía de Tlalpan, donde está ubicado el Ajusco, hay al menos 248 personas desaparecidas y no localizadas. De las cuales, 103 personas están registradas sin una colonia específica de desaparición.

SEGUIR BUSCANDO

Hoy todos llegan más temprano, inclusive la Guardia Nacional y el Cuerpo de Bomberos. A las 9:00 de la mañana la gente ya está haciendo hoyos en el nuevo polígono. Las células avanzan, incluyendo a los elementos armados de la fiscalía, quienes más que cavar, solo miran.

Pasadas las once, a Ashanti le llama la atención una zanja de tres metros de diámetro situada muy cerca de la carretera que rodea uno de los ejidos. Al inspeccionar el terreno, se da cuenta de que la tierra está suelta, parece haber sido removida antes. Llama a José, uno de los hermanos de Pamela, para que él también revise el área. José se apoya en la varilla y la hunde en el suelo con aparente facilidad, después la retira y se acerca la punta a la nariz para olerla. Está buscando el olor fétido que indicaría la presencia de materia en descomposición bajo tierra. A pesar de que esta técnica ha sido útil en muchas ocasiones, esta vez no arroja señales de un posible enterramiento.

Este método, que ahora han adoptado también las autoridades, fue ideado por el buscador Mario Vergara, quien falleció apenas el pasado 19 de mayo. Sus últimos once años de vida los dedicó a la búsqueda de su hermano, Tomás Vergara Hernandez, quien fue secuestrado en julio de 2012 en Huitzuco de los Figueroa, Guerrero, mientras trabajaba como taxista.

Ya en el último polígono, las tres células de búsqueda se vuelven una sola. Esta área, a diferencia de las anteriores, no es tan brusca, aunque no está exenta de irregularidades rocosas. En un desnivel del terreno, dos hombres excavan el suelo frenéticamente hasta que la tierra oscura de la superficie da paso a una más clara, entonces, se detienen. Ahí no hay nada, esa tierra clara es señal de que nunca ha sido removida antes, si lo hubiera sido, estaría mezclada con la anterior. Pero no es el caso. El pequeño círculo que se había reunido con la esperanza de alguna evidencia humana regresa cabizbaja a sus respectivas líneas de trabajo.

Las buscadoras caminan los últimos metros de la zona con la esperanza de no regresar a casa de la misma manera en la que salieron esta mañana, con un familiar desaparecido. Un hombre de barba canosa decide adentrarse en el bosque para seguir buscando más adelante del límite establecido. -¡Don Jesús, no se vaya más para allá!- le gritan los de la Comisión de Búsqueda a Jesús Reyes, quien busca a su hijo Jesús Armando Reyes Escobar, desaparecido el 29 de noviembre de 2019 en la colonia Lindavista junto a sus compañeros de trabajo Leonel Baez Martínez y Ángel Gerardo Ramírez Chaufón. La incertidumbre de pensar que alguien pudiera estar enterrado a unos cuantos metros de donde estás cavando, dificulta la tarea de dar por descartada una zona de búsqueda.

El segundo día de búsqueda termina. A pesar de que fue más exhaustivo, tampoco hubo resultados positivos. No se logró el objetivo: encontrar a Pamela.

Todos están atentos a las palabras de las y los familiares buscadores. Se habla del dolor y la indignación, pero también de los logros.

“Esta comisión de desaparecidos la hicimos todos”, dice fuerte mamá de Pamela, y continúa: “La Comisión de búsqueda no la teníamos en la Ciudad de México, y tristemente, cuando Pame desaparece, al siguiente año tenemos que luchar por tener una comisión respectiva para que busquen a nuestras hijas e hijos”.

Las madres y padres gritan consignas con los nombres de cada hijo o hija desaparecida, -¡Pame, escucha, tu madre está en la lucha!

De repente, otra persona grita –¡Mariela, escucha, tu madre está en la lucha!-. Las caras cambian, como si de repente todos los presentes hubieran recordado de golpe que Herminia Valverde, la madre de Mariela, acababa de fallecer apenas tres días antes.

María del Carmen rompe el silencio y termina la consigna –¡Vuela alto, muy alto!- refiriéndose a su compañera buscadora. La hija de Herminia, Mariela Vanessa Díaz Valverde, desapareció el 27 de abril de 2018 cuando salía de su casa en la alcaldía Iztapalapa.

Oficialmente, Herminia murió de cáncer, pero para María ella murió por la impunidad de las autoridades.

“Si te fijas las autoridades le tiran más a que nos cansemos, nos enfermemos y que nos muramos, que a encontrarlas. O nos mata la delincuencia organizada, o nos siguen revictimizando las autoridades”, narra con coraje.

“Entonces no, no, no se los vamos a permitir. ¿Tú crees que yo voy a dejar de buscar a Pamela? Aunque sea en sillas ruedas he de venir aquí porque tengo que seguirla buscando. Porque ella merece regresar a esta familia”, añade.

María insiste en que, aunque esta búsqueda lleva el nombre de su hija, es para todos los desaparecidos en la zona.

-Yo les dije bien claro (a las autoridades) que si había familias de la comunidad o de otra comunidad, que las invitaran, porque al final se suman –detalla. Para ella es importante que, a pesar de no tener un resultado positivo, los siete meses de planeación de esta búsqueda se hayan aprovechado al máximo por su familia y por las de los demás desaparecidos.

-Yo salgo de esta búsqueda dolida y estresada- admite. –Para la gente es fácil decir “qué bueno que no hubo positivo”, pero para mí ¿qué es? una desilusión más.

A pesar de siempre mostrarse fuerte y energética, hay momentos en que el dolor se hace presente. –Yo la quiero, ya no la pido en vida, ya la pido como Dios me la quiera dar, como el universo me la quiera permitir. -afirma.

El dolor de la madre de Pamela también se acompaña de resiliencia.

“Pero vamos a darle, no nos vamos a cansar. Hoy hice otra comunidad, y esta comunidad es solidaria, y vamos a seguir caminando, ¿verdad que sí?”, concluye sonriendo.


Este texto es propiedad de ZonaDocs y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes leer el texto original y ver la galería y la cartografía completa en este enlace.

Servidor de la nación de Taxco lleva 92 días desaparecido; familiares reclaman a AMLO ordenar su búsqueda

Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Cortesía

Chilpancingo

 

Amigos del servidor de la nación Miguel Huerta Torres privado de su libertad en una comunidad Taxco de Alarcón, municipio de donde es originario, exigieron al presidente Andrés Manuel López Obrador ordene su búsqueda y presentación con vida.

Este lunes, López Obrador aseguró que los grupos del crimen organizado respetan a los Servidores de la Nación, pero los familiares de Huerta Torres discrepan.

“Llevamos tres meses esperando que nuestro amigo Miguel sea rescatado, pero no hemos tenido respuesta del gobierno de López Obrador ni tampoco del gobierno estatal”, comentó una amiga de Huerta Torres, quien el pasado 28 de mayo cumplió 90 días de desaparecido.

El 28 de febrero pasado, Huerta Torres asistió a una reunión en la Comisaría Municipal de Temaxcalapa, municipio de Taxco de Alarcón.

Llegó un taxi con varios hombres y una mujer armados, quienes ingresaron a la comisaría y sacaron con violencia a Huerta Torres, a una señora de nombre Lucía y a su hijo Edgar; a los tres los subieron a un vehículo.

Ese mismo día en la noche la mujer y su hijo regresaron a su casa, pero hasta la fecha no se sabe del paradero de Huerta Torres.

En esa zona donde fue secuestrado el servidor de la nación operan integrantes del grupo del crimen organizado de la Familia Michoacana.

Versiones oficiales plantean que este grupo acosa a las comunidades de Huixtac, Ojo de Agua, Paintla, Zapoapa, San Juan Unión y Huahuaxtla; les exige cuotas. Además, varias personas de estas comunidades, en su mayoría nahuas, fueron secuestradas.

Habitantes han señalado al alcalde de Taxco, Mario Figueroa Mundo, de estar vinculado con el grupo del crimen organizado.

“Lo que dijo el presidente López Obrador de que los delincuentes respetan a los servidores de la nación es mentira, y ahí está la prueba con el caso de nuestro amigo Miguel Huerta, pero además aquí en Taxco un hombre y una mujer que también eran servidores de la nación renunciaron y se desplazaron a otro lugar porque fueron amenazados por los delincuentes que tienen tomado este municipio”, contó la amiga de Huerta Torres, de quien por seguridad se omite el nombre.

Contó que la Fiscalía General del Estado (FGE) ha informado que ya hay varias personas detenidas por la privación ilegal de Huerta Torres, entre ellas una mujer, pero a él no lo han localizado.

Desde principios de este 2023, la violencia en Taxco ha aumentado, al perecer por la presencia de la Familia Michoacana (FM) que está involucrada en la actividades económicas del municipio.

Versiones oficiales indican que en este municipio de la zona Norte las actividades delictivas están a cargo es Carlos Zagal, hijo de José Ranulfo Zagal, alías El Rani, preso desde el 2019.

En un mensaje que familiares de Miguel Huerta escribieron en las redes sociales señalan que lo seguirán buscando.

“Cuando tienes un familiar desaparecido, te cae la maldición de la desaparición; desaparece tu salud, economía, familiares, amigos, tu mismo porque te dedicas todo tu tiempo a buscar”.

“Si mínimo supiéramos dónde estás, nos desistiríamos de todo para acabar con esto, porque nosotros lo único que pedimos es encontrarte”, escribió en su cuenta de Facebook uno de sus familiares.

Pidió a su captores piedad y que lo liberen. «Tú no le has hecho a nadie, por el contrario, siempre luchaste por llevar el bienestar de los demás”, agregó en el mismo posteo el familiar.

Los amigos Huerta Torres acordaron ya no realizar protestas en las calles porque tienen miedo de sufrir represalias.

La última movilización que realizaron fue en Iguala frente a las oficinas de Recaudación de Rentas de la Secretaría de Administración y Finanzas del gobierno estatal.

 

Muere en accidente el buscador de desaparecidos en Guerrero, Mario Vergara

Texto: Itzel Urieta y Jesús Guerrero

Fotografía: Facebook Mario Vergara

Chilpancingo

El buscador de personas desaparecidas Mario Vergara Hernández falleció aplastado por pacas de material de pet de una recicladora, en Huitzuco de los Figueroa, la tarde de este jueves.

Los reportes oficiales dan cuenta que Vergara y otro de los trabajadores laboraban en la recicladora cuando varias pacas se vinieron abajo.

Una ambulancia de la Cruz Roja recogió a Vergara y el otro trabajador fue llevado en la batea de una patrulla de la Policía Municipal.

Desde el momento en que fue levantado, Vergara Hernández estaba inconsciente.

Mayra Vergara, hermana del buscador y actvista, confirmó esta noche el fallecimiento de Mario e hizo un llamado a la gente que acuda a su velorio en Huitzuco.

La Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó la muerte del activista en un accidente.

El otro trabajador que sufrió el accidente, José de Jesús «N», tiene un traumatismo de cráneo y encéfalo (cerebro) severo e hipopsia, y su estado de salud es severo.

Vergara Hernández, quien era presidente del colectivo Los Otros Buscadores, encabezó lucha para buscar a su hermano Tommy  y a otros desaparecidos en el 2015, luego de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en septiembre del 2014 end Iguala.

«Llevo 12 años buscando a mi hermano Tommy y en este camino estamos buscando a otras personas desaparecidas», declaró vía telefónica miércoles pasado, luego de dar a conocer el hallazgo del cadáver de la joven Lesly Martínez Colín, a unos metros del acortamiento de  la Autopista del Sol, cerca de la caseta de cobro de Paso Morelos.

Vergara contó que fue un campesino el que descubrió el cadáver de Lesly que desde el pasado 30 de abril estaba desaparecida.

«Nosotros llegamos y descubrimos el cadáver de una mujer que tenía el pelo teñido de rojo, vestía una blusa verde y un short de mezclilla», relató Vergara Hernández hace unos días.

Mencionó que, incluso, una persona que iba con el personal de las fiscalías de Guerrero, Morelos y Ciudad de México y que se identificó como pariente de Lesly, confirmó que se trataba de ella.

Vergara Hernández se convirtió en un activista a raíz de la desaparición de su hermano el 5 de julio del 2012.

«Ya se van a cumplir 13 años de la desaparición de Tommy y lo seguiré buscando», dijo en entrevista el miércoles.

Tribunal confirma obligación de la FGR de crear el Banco de Datos Forenses; le da 40 días hábiles para cumplir resolución

Un tribunal federal resolvió en contra de una impugnación que había promovido la FGR para intentar revertir la orden de un juez para que cree el banco de datos. A pesar de los recursos legales que ha promovido, la fiscalía afirmó ante la CIDH que tiene “avances” en la conformación de esa herramienta.


Texto: Marcela Nochebuena / Animal Político

Fotografía: Oscar Guerrero / Archivo

 

De manera definitiva e irrevocable, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito confirmó la responsabilidad de la Fiscalía General de la República (FGR) para crear y operar el Banco Nacional de Datos Forenses, con lo que le ordenó avanzar en ese proceso.

El banco es considerado una pieza clave para la atención de la crisis de personas desaparecidas y de identificación forense en México, donde se calcula que más de 52 mil restos humanos permanecen como no identificados.

La nueva determinación judicial ocurre tras la impugnación que la FGR promovió ante la resolución de un juez que, en octubre de 2022, había determinado que la institución era omisa en la creación del banco. En aquella primera sentencia del juicio de amparo indirecto 1070/2021, el juez había ordenado a la fiscalía crear e implementar la herramienta en un plazo de 40 días.

Sin embargo, la FGR promovió un recurso de revisión. Ahora, ante la nueva resolución del Tribunal Colegiado, en la que confirma que es obligación del organismo poner en marcha el banco —que tiene rezagado desde hace más de cuatro años—, nuevamente el Poder Judicial establece un plazo de 40 días hábiles para cumplir con la determinación, que pone fin al litigio de manera definitiva e irrevocable.

El artículo 119 de la Ley General en materia de desaparición de personas establece que el Banco Nacional de Datos Forenses estará a cargo de la fiscalía para concentrar la información relevante para la búsqueda e identificación de personas desaparecidas, así como para la investigación de los delitos. Pese a que fue promulgada en 2017 y el plazo para crearlo se extendía hasta un año después de su entrada en vigor, es decir, a principios de 2019, la FGR terminó argumentando que no tenía competencia para su creación.

El caso que originalmente motivó el litigio fue el de Olimpia Montoya, quien busca a su hermano Marco Antonio, desaparecido en Guanajuato el 18 de marzo de 2017 y, con el acompañamiento del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, promovió el amparo 1070/2021 por las afectaciones a su derecho a la verdad y la justicia como consecuencia de la falta de operación del banco.

Luego de la primera resolución del juez, que daba la razón a Montoya, tanto el fiscal Alejandro Gertz como diferentes unidades dentro de la FGR pretextaron en su recurso de revisión que normativamente carecían de competencia para la implementación de “tales figuras banco y registro nacional, puesto que dichas facultades se encuentran limitadas a los extremos normativos previstos en el artículo 93 del Reglamento de la Ley Orgánica de la entonces Procuraduría General de la República”.

Contradicción y “avances”

Mientras ha insistido, por más de un año, en un litigio con el argumento de que no tiene competencia en la creación del banco, la fiscalía sostiene públicamente que sí ha avanzado en su conformación, tal como lo hizo incluso durante una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a principios de marzo pasado.

“En audiencia ante la CIDH, Estado mexicano presenta información falsa. La FGR afirma que el Banco Nacional de Datos Forenses (BNDF) ‘ya se encuentra operando’, pero en México litiga vs. las víctimas que exigen su implementación. La audiencia evidenció la falta de coordinación entre instituciones, sobre todo en las fiscalías, y mostró la ausencia de una política nacional para enfrentar el #RezagoForense”, acusó el Centro Pro en aquel momento.

Consultada respecto del estatus y los avances en el proceso de creación del banco, en respuesta a una solicitud de información, la fiscalía incluso detalló que trabaja mediante un plan de cuatro etapas: arranque, integración de otras bases de datos de la FGR y las fiscalías locales, integración de otras autoridades y consolidación. Asegura que, después de cuatro años, aún se encuentra en la segunda fase.

Además, lejos de negar su competencia, la destaca: “Conforme a lo previsto en la legislación en cita (la Ley General en la materia), la Fiscalía General de la República se encuentra a cargo de su implementación (del banco) y lo asume como un compromiso de carácter prioritario, ya que además de apoyar en la búsqueda y localización en identificación de personas desaparecidas, no localizadas y fallecidas no identificadas, su uso implica el apoyo en la localización de familiares de personas fallecidas no reclamadas”.

Aunado a ello, admite que también serviría para el auxilio en la investigación de los delitos de la desaparición forzada de personas o desaparición cometida por particulares; el aporte de información que sea de utilidad para otros procedimientos penales o para el ejercicio del derecho de la víctima para obtener la reparación integral, así como la ayuda a determinar patrones de criminalidad, modo de operación, mapas criminológicos, estructura y actividad de grupos de delincuencia organizada.

Sin embargo, “como todo gran proyecto y derivado de la complejidad y relevancia de los datos que deben conformarlo —precisa la FGR— se instrumentó un Plan de Trabajo que da cuenta de los pasos a seguir en su implementación a corto, mediano y largo plazo para el cumplimiento de los objetivos que fueron planteados”.

En la descripción de las etapas de ese plan de trabajo, la institución asegura que la segunda consiste en fortalecer lineamientos asociados al desarrollo tecnológico y establecer los planes individualizados de integración del banco de datos forenses que regirán la ruta de acción en cada uno de los estados de la República para que se incorpore su información al Banco Nacional.

“Actualmente se trabaja en la implementación de la segunda etapa, que consiste en la integración de las bases de datos de las fiscalías generales de las entidades federativas, para lo cual se han instalado a través de la Secretaría Técnica de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia diversas mesas de coordinación con las fiscalías estatales a efecto de dar seguimiento a los trabajos para la interconexión de sus bases de datos con el Banco Nacional de Datos Forenses”, concluye la fiscalía.

 

Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.

La Comisión Nacional de Búsqueda calcula que tomará nueve años implementar su programa

La comisión finalmente hizo público su Programa Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Estima que se requieren cuatro fases distribuidas en nueve años para implementar acciones, desde la preparación hasta la evaluación de resultados.


Texto: Marcela Nochebuena / Animal Político 

Fotografía: Oscar Guerrero / Archivo

 

El Programa Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas (PNBP), que la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) adeudaba desde 2018, propone nueve ejes de intervención principalmente relacionados con la regionalización, las herramientas tecnológicas y el enfoque masivo para la identificación de personas desaparecidas, y plantea que sean implementados en un plazo de nueve años.

Ante el diagnóstico de un contexto amplio y heterogéneo, víctimas en situación de vulnerabilidad, la crisis forense y el escenario de desaparición como las principales problemáticas asociadas al fenómeno de desaparición de personas en México, que suman más de 112 mil, la CNB calcula que se requieren cuatro fases de implementación para las medidas que propone: un año de preparación, del segundo al tercero para la ejecución de líneas de acción y fortalecimiento institucional, del cuarto al sexto para la atención e intervención centrada en personas, y del séptimo al noveno para evaluar la intervención y los resultados.

Además de la dimensión de la problemática por la cifra de personas desaparecidas y la crisis forense, la CNB reconoce como problemas específicos la falta de debida diligencia en la atención oportuna a desapariciones; la falta de coordinación interinstitucional efectiva para dar respuesta inmediata; la debilidad institucional de instancias de búsqueda, investigación y servicios forenses; la ausencia de mecanismos y procedimientos efectivos para rendición de cuentas, y la ineficiencia de la persecución penal para garantizar la no repetición.

En el aspecto sociohistórico, el documento identifica dos momentos críticos: el primero, conocido como “guerra sucia” —entre 1964 y 1985—, donde se utilizó la desaparición como un medio para disolver a la oposición política, y el segundo, la ola de violencia derivada de la estrategia de la “guerra contra el narcotráfico”, iniciado en 2006 y con impactos hasta la fecha. A este último corresponde el 83% de las desapariciones concentradas en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

De la misma manera, aclara que aunque prevalece un alto número de desapariciones en el país, los distintos registros y bases de datos reflejan discrepancias con la realidad actual. Hasta el momento, según el registro oficial, 112 mil 287 personas continúan desaparecidas o no localizadas. El 74.46% son hombres y el 24.87% mujeres, más un 0.67% que no está determinado.

El programa reconoce que hay sectores de la población que son afectados de manera diferenciada, debido a la desigualdad, la discriminación estructural, el sexismo y el racismo, entre otros factores. En tanto, el Estado de México, Jalisco, Tamaulipas, Guanajuato y Nuevo León se destacan con registros por arriba de las 12 mil personas desaparecidas o no localizadas. En 21 estados, los hombres desaparecen en mayor proporción; sin embargo, en 11 la desaparición de mujeres es más elevada, lo cual puede agudizarse por otras violencias de género asociadas.

Respecto de la crisis forense, el documento revela que apenas el 4.5% del presupuesto de las instituciones de procuración de justicia se dirige a los servicios periciales y médicos forenses. A esto se suma la carencia de registros útiles para la identificación de personas localizadas sin vida. En el caso de cinco estados, sus instituciones de procuración de justicia no destinan ni el 1% del presupuesto a estos servicios: Coahuila, Jalisco, Nuevo León, Quintana Roo y Tlaxcala.

Los objetivos a un plazo de nuevo años

Según el documento publicado por la CNB, el propósito principal del programa, si se cumplen las acciones y los objetivos estratégicos que plantea, es que en México las víctimas de desaparición, no localización y sus familias reciban una respuesta adecuada, inmediata y efectiva del Estado para garantizar la búsqueda, localización e identificación, así como el acceso a la justicia y la verdad.

Entre sus objetivos principales plantea homologar y garantizar el intercambio, la disponibilidad y la consistencia de los datos relativos a personas desaparecidas o no localizadas. Por otro lado, pretende que el PNBP siente las bases para que las acciones del Programa Nacional de Exhumaciones e Identificación Forense se desarrollen en condiciones de menor rezago.

Esto se logrará —se plantea— mediante las líneas de acción encaminadas a la recolección de registros de ADN de familiares de personas desaparecidas, así como a sumar a la despresurización de los espacios de servicios periciales y procuración de justicia que tienen recursos limitados e insuficientes para la identificación de personas sin vida, dentro de los que pueden estar personas desaparecidas, principalmente mediante la coordinación con el Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH).

El programa subraya que está pendiente el Programa Nacional de Exhumaciones e Identificación Forense (PNEIF), a cargo de la FGR, de acuerdo con la Ley General en la materia, que debería identificar aquellos cadáveres inhumados sin identidad, a través de exhumaciones planificadas, programadas y controladas, así como la recuperación y el análisis de indicios que permitan establecer una hipótesis de identidad y, en su caso, la notificación y entrega a sus familias.

Por ello, plantea que las acciones de identificación con enfoque masivo que lleva a cabo el CNIH, de personas fallecidas que se encuentran en instancias forenses, fosas comunes y sitios de inhumación clandestina, tendrán el propósito de apoyar a las instituciones de procuración de justicia en los procesos de identificación que requieren de disciplinas forenses para facilitar las condiciones para que se ponga en marcha el programa de exhumaciones.

En su implementación, el PNBP determina que prevé la participación de las familias de personas desaparecidas o no localizadas, así como de otros actores de la sociedad, que, asegura el documento, han sido parte de la política nacional de búsqueda de personas desaparecidas.

 

Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.

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