Fiscalía de Guanajuato confirma que restos hallados en sembradío de León son de niño ñu savi de Guerrero

Javier Modesto Moreno desapareció el 15 de mayo en Guanajuato, mientras su padres trabajaban en un campo agrícola. Tras las labores de búsqueda sus restos fueron encontrados en un sembradío en León.


Texto y foto: Redacción Animal político 

Lunes 27 de mayo del 2024

 

La Fiscalía de Guanajuato confirmó que los restos hallados en una zona de sembradíos en la ciudad de León el pasado 25 de mayo, corresponden a Javier Modesto Moreno, un niño indígena de tres años que es originario de Guerrero, pero desapareció en Guanajuato.

“Se dio a conocer que a través del trabajo interdisciplinario de los laboratorios de Servicios de Investigación Científica y de la Unidad de identificación de Personas Fallecidas se estableció que los restos óseos humanos localizados corresponden a Javier Modesto Moreno”, informó la Fiscalía de Guanajuato.

Las autoridades compartieron que, junto con organizaciones de la sociedad civil, realizaron la notificación de “alto impacto emocional con perspectiva intercultural” a los familiares de Javier.

Fiscalía investiga posible atropellamiento a Javier Modesto

Con respecto a la línea de investigación, la Fiscalía de Guanajuato informó a la familia del menor que posiblemente fue atropellado y falleció por las lesiones resultantes.

“La línea de investigación que se sigue al desprenderse que Javier Modesto fue atropellado y falleció con motivo de las lesiones ocasionadas en ese hecho, además se les compartió la mecánica corroborada hasta ahora con los datos de prueba recabados”, informó.

Desaparece en Guanajuato Javier Modesto, niño indígena de 3 años

El pasado 15 de mayo desapareció Javier Modesto, un niño de tres años originario del pueblo ñu savi de la Montaña de Guerrero. La última ubicación conocida del menor fue en la comunidad de San José del Granjeno del municipio de León, Guanajuato, mientras sus padres trabajaban en campos agrícolas.

De acuerdo con información de su familia difundida por el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan lo habían dejado sentado bajo la sombra de un árbol para cubrirse de los fuertes rayos del sol, mientras ellos trabajaban en el corte de tomatillo cerca de las localidades el Jagüey y la Sandía en el municipio de León, Guanajuato.

Los padres se alejaron 50 metros y cuando regresaron ya no lograron encontrar a Javier. Ante esto, comenzaron a buscarlo en los surcos y alrededores sin tener resultados favorables.

La Fiscalía General del Estado de Guanajuato y la Comisión Estatal de Búsqueda emitieron una Alerta Amber y una Ficha de Búsqueda, pues se temía por su integridad ya que podría haber sido víctima de algún delito.

De acuerdo con Tlachinollan, “en los últimos años, los campos agrícolas se han tornado peligrosos. Las familias jornaleras salen de sus comunidades de origen para emplearse en los campos agrícolas siendo parte fundamental de la alimentación en el mundo y los últimos años han sido víctimas de desapariciones, homicidios, robo a vehículos, extorsiones y otros malos tratos que se han vuelto comunes, pero no denuncian por temor a las represalias”.

 

 

 

 

 

Este texto es original de Animal Político y es reproducido por Amapola Periodismo como parte de una alianza de medios. Puedes leer la nota original aquí.

Fallas de autoridades en acompañamiento complican búsqueda de niño mixteco desaparecido en León

Como parte del éxodo de jornaleros agrícolas, padres y hermanos de Javier Modesto Moreno laboran más de 12 horas, sin días de descanso y sin servicio médico; su búsqueda se complicó por nula aplicación de protocolos de instancias de seguridad


Texto y foto: Melissa Esquivias/PobLab

Sábado 25 de mayo del 2024

 

A sus escasos tres años de edad, Javier Modesto Moreno, niño originario del municipio de Cochoapa el Grande en La Montaña de Guerrero, había estado ya en dos ocasiones en Guanajuato, acompañando a sus padres y hermanos en su trabajo de jornaleros migrantes en los campos agrícolas de León y otros municipios colindantes. Pero esta vez la travesía de trabajo que continuaría en San Luis Potosí se vio abruptamente interrumpida por la desaparición de Javier.

La última vez que el pequeño fue visto esperaba a sus papás, Aura Moreno y Anselmo Modesto, bajo la sombra de un árbol a pocos metros del campo de tomatillo ubicado en la comunidad del Jagüey, donde la familia recogía los frutos de la tierra.

Sin días de descanso, con jornadas de trabajo que rebasan las 12 horas, sin seguro social y orillados a integrar a sus hijos e hijas a esta actividad económica en la que se les paga por destajo, es como cerca de 3 mil personas que migran desde sus comunidades de origen para incorporarse a actividades agrestes en Guanajuato laboran en la entidad.

Las fichas de búsqueda de Javier Modesto pueden verse en todos los postes de la comunidad del Jaguey. Foto: Melissa Esquivias

La brecha generada por las diferencias de idioma y la falta de un traductor -la familia Modesto Moreno es hablante de tu’un savi, conocido en español como mixteco- así como el desconocimiento u omisión de la policía municipal de Romita para aplicar el protocolo de búsqueda y coordinarse con los municipios vecinos de Silao y León, entorpecieron la investigación inmediata de la desaparición de Javier. Fue la propia familia y compañeros jornaleros quienes iniciaron las labores con sus propios medios aquel miércoles, cuando ya se se acercaba la noche.

Hasta el día de hoy, la familia de Javier Modesto no ha tenido acceso a un traductor que les auxilie en la comunicación de la investigación por la desaparición del menor de sus hijos. La única intervención de la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional se ha limitado a acompañar a la familia Modesto Moreno a presentar la denuncia ante el ministerio público un día después de la desaparición de Javier.

“Queremos seguir haciendo visible que Javier no está, que no está con su familia, están muy tristes, su mamá no ha comido desde que desapareció Javier, es mucha angustia la que tienen, no es su territorio, son lugares que no conocen, en una lengua que no conoce, necesitamos el apoyo de toda la comunidad”, pidió Mayo Meza ante los medios de comunicación el pasado martes. Este miércoles tuvo lugar una tercera búsqueda en la comunidad de La Sandía.

El domingo 19 de mayo, con intervención de la célula municipal de búsqueda y la Comisión Estatal, tuvo lugar la primera búsqueda en la que se sumó a la ciudadanía y al colectivo Madres Guerreras de León, quienes recorrieron los campos, atravesaron los surcos, exploraron pozos y charcas de agua para encontrar a Javier. Este martes y miércoles las jornadas de búsqueda continuaron con la pega de fichas en los postes y comercios de las comunidades.

Campos agrícolas de Guanajuato, destino de jornaleros del sur del país. Foto: Melissa Esquivias

Familiares de la familia de Javier, compañeros jornaleros que hablan alguna variante del mixteco y redes de acompañantes han apoyado como intérpretes para Aura Moreno y Anselmo Modesto, padres del niño.

“En estos últimos días no hemos tenido información de acciones realizadas por la Secretaría del Migrante, y la falta de coordinación de las autoridades tiene que ver con la capacitación del personal y lala crisis del personal judicial que hay. Hay personas en León que no saben que aquí viven personas jornaleras, se piensa que en indígena cabe todo”.

Fue el pasado domingo 19 de mayo cuando, gracias a la presión y acompañamiento de la sociedad civil y ciudadanos solidarios que han encabezado las búsquedas en vida de Javier Modesto, la célula municipal de búsqueda así como la Comisión Estatal see movilizaron en las comunidades aledañas al Jagüey.

El martes 21, más de 70 organizaciones exigieron a las autoridades de los tres niveles de gobierno la aplicación del El Protocolo Adicional de Búsqueda de Niñas, Niños y Adolescentes (PABNNA), que puntualiza la urgencia de una búsqueda inmediata, individualizada, diferenciada y especializada, que contemple la edad, la lengua, así como la condición de migración de Javier Modesto.

Javier Modesto Moreno. Foto: Melissa Esquivias

Asimismo, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU exigió a las autoridades doblegar los esfuerzos para localizar al niño migrante.

“Esas acciones aunque han estado, han sido fuera de tiempo. Entendemos la crisis de derechos humanos que vive nuestro estado y en ningún momento diríamos que Javier importa más que otras personas desaparecidas, pero sí que necesita acciones de búsqueda especializada al ser un niño migrante jornalero y su lengua materna no es el castellano”, declaró Mayo Meza Trejo, directora del Centro Indígena Loyola (CDIL), durante la jornada de búsqueda del pasado martes.

De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas, en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, más de 7 mil 900 niñas, niños y adolescentes han sido reportados como desaparecidos.

Pobreza y violencia criminal: orígenes del desplazamiento

Javier es pequeño para su edad, con tres años apenas alcanza los 70 centímetros y su peso oscila por los 9 kilos. Cochoapa y el resto de la Montaña de Guerrero que alberga a la mayor población de grupos originarios de este estado, se han caracterizado en los últimos años por sus altos índices de desigualdad y pobreza – según datos del Coneval en 2020, el 85 por ciento de los habitantes de este municipio viven en pobreza extrema- más una violencia que ha arreciado en las últimas dos décadas. Estas circunstancias han desembocado en desplazamiento forzado y flujos de migración intermitente en búsqueda de mejores condiciones de vida.

En Guanajuato, las empresas que poseen tierras fértiles o las rentan a ejidatarios para producir chile jalapeño, tomate y hortalizas, principalmente, son vistas como oportunidades laborales, usualmente temporales, para las familias campesinas que llegan desde el sur del país para trabajar, y donde esta actividad económica se convierte en su única fuente de ingresos.

Mural del CDIL refleja la labor de las familias jornaleras en el campo de Guanajuato

De acuerdo con el Centro Indígena Loyola, las empresas o propietarios de los cultivos pagan a los jornaleros en promedio 20 pesos por cubeta de recolección. A este tipo de pago se le conoce como destajo, donde el patrón paga de acuerdo a lo que se hace, produce u obtiene, sin tomar en cuenta las horas ni los días de la jornada, mucho menos derechos laborales como seguro social, días de descanso, fondos de ahorro ni contrato de trabajo.

“Hay muchos derechos de los que se complejiza el acceso y justamente la desaparición de Javier tiene que ver con todo eso, y con todo el contexto de violencia en Guanajuato”, explicó Mayo Meza Trejo. El Centro índigena Loyola es una organización que ha enfocado su labor en dar acompañamiento a personas de grupos originarios que viven o migran a León.

En León, como en otros territorios agrícolas del país, las empresas no han ofrecido condiciones laborales ni de vida dignas para los trabajadores que temporalmente llegan al campo a trabajar. Desde la brecha del idioma por pertenecer a grupos originarios, hasta la oferta de una vivienda digna para las familias, acceso a la salud y alternativas de educación para sus hijos e hijas, han sido las omisiones que mantienen en situación de desigualdad a estos grupos que han dejado sus comunidades.

Estas omisiones se extienden a los gobiernos municipal y estatal, que no han obligado a grandes y pequeños productores agrícolas a cumplir con la Ley Federal del Trabajo ni de cubrir las necesidades específicas de los jornaleros que pertenecen a los pueblos originarios y se desplazan con sus hijas e hijos.

Jornaleros camino a los surcos. Foto: Melissa Esquivias

En León, la familia de Javier Modesto vive en la comunidad leonesa La Sandía, vecina de la comunidad del Jagüey, que pertenece al municipio de Romita. Los cinco integrantes cohabitan una vivienda que rentan junto con otras familias, y donde viven más de veinte personas en total.

“Las familias que vienen al corte no están en una vivienda con servicios, muchas veces viven en campamentos o en bodegas donde guardan granos, agrotóxicos, y se las prestan y entonces hacen los niditos para vivir en un mismo lugar muchas familias, sin baño, sin cocina, preparan su comida afuera, a veces la gente de las comunidades les renta casas en obra negra”, relató Mayo Meza para POPLab.

Anualmente, Guanajuato recibe cientos de familias que provienen de pueblos originarios de Veracruz, Guerrero y Oaxaca, quienes se emplean en los campos agrícolas de municipios como León, Dolores Hidalgo, Romita, Silao, Manuel Doblado, Purísima del Rincón y San Francisco del Rincón. De acuerdo con la Secretaría de Salud del estado, en 2021 en medio de la pandemia de covid-19 arribaron a la entidad más de 1,900 personas a trabajar temporalmente en el campo guanajuatense.

El pago promedio por colecta de la cosecha ronda los 20 pesos por cubeta. Foto: Melissa Esquivias

En el caso de León, las familias se establecen cerca de los campos agrícolas de las comunidades de Barretos, Nuevo Lindero, Rancho Nuevo, San José de los Sapos, La Esmeralda, el Jagüey, La Cinta, El Maguey, San Cristóbal, La Arcina, Los Ramírez, donde permanecen entre los meses de abril y julio. Esta información fue documentada por el Centro de Desarrollo Indígena Loyola y la Universidad Iberoamericana de León en el informe “Migración indígena jornalera a las zonas agrícolas de León Guanajuato: Análisis de acciones públicas 2019‐2020”.

Sin embargo, las acciones desde el municipio y el estado no han pasado de un modelo asistencialista que no garantiza el acceso pleno a derechos.

“Hemos insistido con otras organizaciones en caminar de las acciones asistenciales a aquellas que tengan un enfoque de derechos; es decir, caminar de pensar en dar una despensa a pensar en cómo garantizar el acceso a la alimentación, pensar de cómo vamos a llevar kits de gel antibacterial a pensar en cómo dar acceso a la salud (…) Creo que hay un camino que se está recorriendo pero hay una deuda histórica y las acciones que se realizan no solo en León sino en todo México, son las acciones asistencialistas, hay que dar, hay que dar este otro paso”, destacó Mayo Meza.

Una evaluación alimentaria realizada a 155 niñas y niños migrantes en 2019 por el Departamento de Medicina y Nutrición de la Universidad de Guanajuato, detectó que 1 de cada 3 infancias padecían un grado de desnutrición, y en más del 40 por ciento se trataba de desnutrición severa. Un efecto de la migración es el limitado acceso a alimentos de buena calidad en proporciones necesarias para cubrir las necesidades energéticas y de nutrientes.

Además del carente acceso a la alimentación digna, la falta de actividades educativas como escuelas móviles en las que puedan aprender en su propia lengua o estancias infantiles, propicia que desde muy pequeños, los hijos e hijas de jornaleros se sumen a esta actividad y padezcan la criminalización de las autoridades reguladoras del trabajo.

“La dinámica de trabajo es una dinámica familiar que es criminalizada por el Estado con las políticas de erradicación de trabajo infantil, porque nos ha tocado que llegan brigadas de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y los niños y niñas corren por sus vidas en el campo, se esconden, es una política de miedo en lugar de una polpitica de derechos”, lamentó Meza Trejo, quien advirtió que desde la federación se han recortado los recursos que llegaban al estado para programas de escuelas móviles.

 

 

 

 

 

Esta nota es original de PobLab y es reproducida por Amapola Periodismo, como parte de una alianza de medios. Puedes encontrar la nota original aquí.

Desaparece guerrerense de tres años en Guanajuato mientras sus padres trabajan como jornaleros en ese estado

Texto: Jesús Guerrero

Imagen: Facebook Alerta Amber Guanajuato 

Domingo 19 de mayo del 2024

Chilpancingo

 

El guerrerense de tres años Javier Modesto Moreno desapareció el 15 de mayo en Guanajuato mientras sus padres trabajaban como jornaleros en El Jaguey, municipio de La Romita, de aquel estado del centro del país, denunció el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

En un comunicado, Tlachinollan menciona que existe la sospecha de que varias personas en una motoneta y dos vehículos se habrían llevado a Javier, hijo del matrimonio de Anselmo Modesto Martínez y Maura Moreno Agustín.

El día de la desaparición, Javier estaba sentado a la sombra de un árbol, a unos 50 metros de donde sus padres trabajaban en el corte de tomate, pero cuando éstos acudieron como a las cinco de la tarde al sitio donde estaba su hijo, ya no lo encontraron.

La familia Modesto Moreno, originaria de la comunidad indígena na savi Joya Real, municipio de Cochoapa el Grande, región de la Montaña, desde hace meses trabaja en esos sembradíos de Guanajuato.

«Los padres de Javier están muy preocupados por la integridad de su hijo. Hay mucha inseguridad en esa zona de Guanajuato generada por los grupos del crimen organizado”, señala Tlachinollan.

De acuerdo con este organismo, existen los antecedentes de que otras familias que se van a ese zona a trabajar como jornaleros han sido víctimas de robo de sus vehículos, por parte de la delincuencia organizada.

El organismo defensor de derechos humanos exigió a las fiscalías de Guanajuato y Guerrero que trabajen de manera coordinada para lograr la localización del niño de tres años.

En la ficha de búsqueda de Javier Modesto, se establece que éste mide medio metro de estatura, complexión delgada, piel color blanca, cabello negro y lacio.

De acuerdo con el último informe de Tlachinollan, en 2023, 12,493 jornaleros agrícolas de municipios indígenas de la montaña alta se fueron a trabajar a los campos agrícolas de los estados del norte del país, en condiciones de explotación laboral e incluso poniendo en peligro sus vidas por sufrir algún ataque de los grupos del crimen organizado.

La migración de esas familias a trabajar a esas zonas del país, ocasionó que 3,997 niñas y niños abandonaran sus estudios de primaria y de preescolar.

Arranca el año con ola de violencia en el país; ataques armados en Guerrero y Guanajuato

En los primeros siete días de 2024, México ha sido testigo de una ola de violencia que se ha manifestado en masacres, ataques armados y asesinatos de precandidatos políticos.


Texto: Redacción animal político

Foto: Amapola Periodismo/Archivo

08 de enero 2024

 

En los primeros siete días de 2024 se han registrado ataques armados en Guerrero, Guanajuato y Sinaloa, en una ola de violencia en el país que marcó también el cierre del año pasado con masacres, secuestros y enfrentamientos armados.

El 2023 terminó con el secuestro de 14 personas Taxco, Guerrero, entre los días 23 y 27 de diciembre; la masacre de 11 jóvenes que se encontraban en una posada en Salvatierra, Guanajuato; un enfrentamiento entre pobladores de Texcaltitlán, Estado de México, con integrantes de La Familia Michoacana el 8 de diciembre y el secuestro de 32 migrantes en Tamaulipas que luego fueron liberados por sus captores.

 

Comienza 2024 con violencia en México

A una semana del inicio de 2024 ya se han registrado masacres en Guerrero; ataques armados, bloqueos carreteros y quema de vehículos en Guanajuato; el homicidio de un niño en Sinaloa y asesinatos de tres precandidatos en Chiapas, Colima y Morelos.

 

Guerrero

Dos días después del ataque del 4 de enero en la localidad de Buenavista de los Hurtado, en el municipio de Heliodoro Castillo, la Fiscalía General del Estado de Guerrero confirmó la muerte de cinco personas, cuyos restos óseos calcinados se encontraron en un vehículo incendiado.

En Petatlán, un ataque armado en un palenque de gallos dejó seis personas asesinadas y 13 heridas.

Dos personas fueron asesinadas sobre una brecha de terracería al norte de Chilpancingo, cerca de la colonia las Terrazas, el 2 de diciembre del 2021. Foto: José Luis de la Cruz / Archivo Amapola

En el municipio de Chilapa de Álvarez, tres mujeres fueron asesinadas en un ataque armado mientras participaban en el levantamiento de un niño Dios. Las víctimas fueron identificadas como Ofelia N, Ángela N y Mercedes N, quienes se dedicaban a la venta de pollo en Chilapa, de acuerdo con Amapola Periodismo.

 

Guanajuato

En León, Guanajuato, ocho personas fueron asesinadas el Día de Reyes en diversos ataques armados. La primera masacre ocurrió en una vivienda en la colonia San Marcos, donde cuatro personas perdieron la vida y una joven embarazada resultó herida.

Posteriormente, en la comunidad Puerta de San Germán, sujetos armados dispararon contra una familia, matando a un hombre y dejando heridos a una bebé de dos meses y al padre de la recién nacida. Otros asesinatos ocurrieron en la Zona Piel de León y en la colonia Santa Anita.

El domingo 7 de enero, un operativo de seguridad en Celaya, Guanajuato, que terminó con la detención de tres presuntos integrantes del Cartel de Santa Rosa de Lima, provocó una reacción violenta por parte del grupo criminal que resultó en quema de vehículos, bloqueos carreteros y la trágica muerte de un bombero, de acuerdo con la Fiscalía del Estado.

Según las autoridades, en total se sofocaron siete incendios de automóviles en las comunidades de Plancarte, San Isidro de Trojes, 2da. Fracción de Crespo, y las colonias López Portillo, Los Mezquites y sobre la carretera Panamericana.

 

Sinaloa

Un niño de seis años murió tras un ataque armado en Valle Alto, Sinaloa, cuando viajaba en una camioneta con su familia.

El menor, identificado como Cruz, viajaba con su familia en una camioneta Jeep de color rojo cuando, al llegar a la calle Valle Hundido, fueron atacados a balazos, reportó Noroeste.

 

Asesinan a 3 precandidatos 

En Chiapas, Colima y Morelos, dos precandidatos a alcaldías perdieron la vida entre el 4 y el 5 de enero. David Rey González fue asesinado en Chiapas mientras se trasladaba en su motocicleta; Sergio Hueso fue asesinado en Colima, y Giovanni Lezama Barrera, regidor por el PAN en Cuautla, Morelos, fue asesinado a balazos dentro de un gimnasio.

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