“Nadie está pagando por esta atrocidad”, sin justicia a 2 años del incendio donde murieron 40 migrantes en Ciudad Juárez

Han pasado dos años desde el incendio en la estancia migratoria del INM en Ciudad Juárez, donde murieron 40 migrantes extranjeros que estaban encerrados y bajo el cuidado de las autoridades migratorias; el caso aún no llega a juicio, además en este tiempo tres funcionarios acusados por la tragedia dejaron la cárcel para enfrentar el proceso en libertad, uno sigue profugo y al comisionado Garduño le congelaron el proceso penal en su contra


Texto: Rocío Gallegos / La Verdad Juárez

Foto: Cortesía / Redes Sociales

Ciudad Juárez

Jueves 27 de Marzo del 2025


Ana Evangelista recuerda que la tarde del 27 de marzo del 2023 fue la última vez que habló con su hijo Roberto, “me dijo que lo había detenido Migración y lo iba a regresar a El Salvador”. Él la llamó desde la estancia migratoria en Ciudad Juárez, donde horas después murió atrapado en medio de un incendio provocado en una celda cerrada bajo llave.

Roberto Antonio Henriquez Evangelista, el hijo de Ana, es uno de los 40 hombres migrantes extranjeros que la noche de ese día murieron encerrados asfixiados por el humo de las llamas en la estancia del Instituto Nacional de Migración (INM), sin que los oficiales que los tenían bajo su resguardo les abrieran la celda; una tragedia que además dejó a otros 27 con lesiones de por vida y a 15 mujeres sobrevivieron con estrés postraumático.

“Se siente uno impotente de saber que nadie está pagando por esta atrocidad que cometieron con tantas personas”, dice Ana, en entrevista telefónica con La Verdad Juárez desde California, en Estados Unidos donde esperaba recibir a su hijo. “Parece que la justicia en México es ciega”.

El reclamo de impunidad también lo lanza Rubbelsy Manrrique Pérez Rodríguez, uno de los 27 sobrevivientes. “¿Por qué tanto retraso con la justicia?… Si realmente las pruebas (de lo que ocurrió) están ahí”.

A dos años de esta tragedia desatada por un incendio provocado, por la falta de ayuda, así como por irregularidades, abusos y omisiones graves en la operación de la estancia migratoria, ninguna de las causas penales abiertas contra los 11 acusados –ocho de ellos funcionarios del INM– han llegado a juicio.

Además, solo tres de los ocho funcionarios de Migración imputados por la muerte de los migrantes enfrentan el proceso en prisión, tres de ellos dejaron la cárcel con el pago de una fianza y uno más está prófugo. En tanto que el comisionado del INM, Francisco Garduño Yáñez en enero pasado logró que se le congelara el procedimiento judicial en su contra por un plazo de 18 meses a cambio de seis acciones, entre ellas: ofrecer una disculpa pública a las víctimas. Esto último aún no ha ocurrido.

Otras tres personas, dos migrantes originarios de Venezuela y un guardia de seguridad privada, también se encuentran en la cárcel por esta tragedia.

Las autoridades mexicanas tampoco han reconocido como víctimas de esta tragedia a las mujeres migrantes que fueron liberadas de otra celda de la estación en medio del incendio, quienes padecen estrés postraumático por este suceso en el que más personas migrantes bajo el resguardo de las autoridades han perdido la vida en México.

Frente a este panorama, Marcos Edgar Zavala Cruz, abogado de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho –organización representante de ocho sobrevivientes y nueve núcleos familiares de víctimas fallecidas– considera que el Poder Judicial federal no ha hecho su trabajo. Tampoco la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) ni la Fiscalía General de la República (FGR).

“No se ha juzgado a nadie aún”, dice Zavala Cruz, quien reflexiona sobre lo ocurrido por la muerte de migrantes debido a la falta de ayuda, y por considerar que los acusados no son los únicos responsables de esta tragedia, sino también la política migratoria que criminaliza a las personas en movilidad.

‘Si evaden la ley, Dios se va a encargar de todos ellos’

La tragedia comenzó en la celda de hombres de la estancia migratoria en la ciudad, donde migrantes extranjeros encerrados bajo llave discutían enojados con guardias de seguridad y oficiales migratorios por la falta de agua, alimentos y amagos de deportación.

De acuerdo con una investigación colaborativa de La Verdad JuárezLighthouse Reports y El Paso Matters, las primeras llamas visibles en la celda se registraron a las 21:28 horas.

Casi seis horas antes, Ana Evangelista, recibió una llamada telefónica de Roberto. “Ese día que pasó la tragedia yo pude hablar con él, a las 3:38 de la tarde”, dice la mujer al relatar sobre esa plática y lo difícil que han sido los últimos dos años de su vida por la muerte de uno de sus dos hijos.

Roberto le contó que lo detuvo Migración mexicana el viernes 24 de marzo. Esa semana “los coyotes” –como nombra a los traficantes de personas que lo trasladaban– lo intentaron pasar a Estados Unidos tres veces. El martes cruzó la frontera junto con otras personas, pero lo agarró la Patrulla Fronteriza y lo regresaron por un puente a Ciudad Juárez; luego volvieron a cruzar el jueves, pero ese día lo regresaron nuevamente.

En su tercer intento, el viernes, fue detenido por las autoridades mexicanas y trasladado a la estación del INM donde murió.


Funeral de Roberto en El Salvador, 10 de abril de 2023. Fotografía: Tomada de FB | En Memoria De Roberto Evangelista

Ana recuerda que en la llamada Roberto le contó su frustración por no llegar a Estados Unidos, pero también le dijo que estaba conforme porque lo iban a regresar a El Salvador y eso lo ponía feliz, porque volvería a ver a sus hijas, que ahora tienen 11 y 6 años.

“Yo tenía la esperanza de volver a ver a mi hijo”, dice la mujer quien desde hace 19 años vive en California, en el oeste de Estados Unidos. “Él venía de El Salvador para acá, estuvo tres años rogándome que me lo trajera, yo no quería”.

Los videos captados por las cámaras de seguridad instaladas en la estancia del INM evidenciaron que los oficiales de Migración y los guardias salieron del área que se quemaba dejando atrapados a los migrantes varones. En ningún momento tratan de abrir la puerta de la celda del área de hombres, como se expuso en la investigación colaborativa de La Verdad Juárez que reveló detalles de ese acontecimiento, irregularidades, abusos y omisiones graves que contribuyeron a la letalidad del incendio.

Al día siguiente, el 28 de marzo, Ana se enteró del incendio y la muerte de su hijo.

“Estaba por entrar a mi trabajo, eran las 7:45 de la mañana, cuando me cayó una llamada por WhatsApp, era un amigo de mi hijo, de Guatemala, con quien venía en el trayecto, a quien también detuvieron el viernes, me dijo: ‘hubo un incendio, hay muchos fallecidos’”, recuerda.

La narración de esa llamada sigue: “No quiero preocupar, pero quiero que sepa, me dijo, que en el centro de detención de migrantes ayer hubo un incendio y dicen que hay muchos fallecidos, yo no sé si Roberto está fallecido o está en el hospital”.

Desde ese momento “sentí en mi corazón como que él ya no estaba…”, relata Ana con su voz alterada por el llanto contenido. “Fue un horror, bien terrible”.

Su corazonada se confirmó horas después. La hija de su compañero de vida, quien trabaja para una institución en El Salvador le confirmó el deceso con información de la cancillería de su país. Luego, la esposa de Roberto se trasladó a Ciudad Juárez y reconoció su cuerpo.

Al dolor de la muerte de su hijo, en Ana se sumó la frustración porque no pudo estar presente en el funeral y en el sepelio. “Eso fue muy difícil para mí, porque yo el día que lo llevaron (a enterrar), que fue el día 10 de abril, lo tuve que ver a través de una videollamada, para mi fue un momento muy difícil”.

“Ya no pude estar con mi hijo, ni con su familia”, dice Ana, quien por su situación de indocumentada no pudo salir de Estados Unidos para regresar a El Salvador, de donde salió en busca de mejores ingresos económicos para ayudar a su familia. Lo mismo que buscó Roberto.

A dos años de la tragedia, Ana reclama la impunidad en la que se mantiene esta tragedia.

“No hay justicia aún”, dice, “y si logran evadir la justicia de los hombres, algún día Dios se va a encargar de todos ellos”.

En memoria de… Lee aquí los nombres de las víctimas mortales


Un nuevo comienzo

La noche del incendio Rubbelsy, nacido en Guatemala, se refugió en el baño de la estancia, se quitó la playera y la mojó para colocarla en su boca. Después de unos cinco o máximo 10 minutos perdió el conocimiento y cuando despertó habían pasado 20 días.

Ese tiempo estuvo intubado porque sufrió quemaduras en la vía aérea, en la cabeza y en una parte del oído derecho y dos quemaduras en el pulmón izquierdo. Él estuvo un mes hospitalizado y su recuperación fue lenta y dolorosa.

A dos años de esta tragedia, el hombre, de 40 años, aún enfrenta secuelas como son ataques de ansiedad y limitaciones para llevar a cabo actividades que requieren un esfuerzo físico.

A pesar de estos inconvenientes y de lo que le tocó vivir en la estancia migratoria, Rubbelsy narra cómo fue su nuevo comienzo en Estados Unidos, donde reside desde octubre del 2023.


Rubbelsy junto a su esposa e hijos cruzan a Estados Unidos por el puente internacional Paso del Norte que une a Ciudad Juárez y El Paso, Texas. 10 Octubre de 2023. Fotografía: Rocío Gallegos / La Verdad Juárez

Actualmente vive en Tennessee con su familia, integrada por su esposa, su hija de 13 años, un niño de 8 años y una bebé de días de nacida. Labora como operador ensamblador.

Es uno de los 22 hombres sobrevivientes del letal incendio que cruzó a Estados Unidos donde buscaron rehacer su vida, sin embargo, muchos de ellos regresaron a su país sin lograr el asilo que buscaban. Rubbelsy y su familia aún siguen su proceso migratorio, tienen cita en la Corte de inmigración estadounidense hasta diciembre del 2026.

“Pienso en lo afortunado que fui en sobrevivir, prácticamente fue un milagro”, dice el hombre que permaneció 20 días inconsciente, “porque prácticamente estuvimos en un horno”.

¿ Y la justicia?

Ahora Rubbelsy exige justicia y que no se olvide lo que se vivió en la estación migratoria de Ciudad Juárez la noche del 27 de marzo del 2023.

“¿Por qué tanto retraso de la justicia?”, cuestiona. “Es frustrante pensar en lo que vivimos y luego ver que incluso se privilegia a Garduño… aunque él físicamente no estuvo ahí, como dice, él es el que da las órdenes y pudo ordenar que abrierán la puerta de la celda, nadie abrió”.

La estación migratoria permanece cerrada desde el incendio donde murieron 40 migrantes extranjeros. Aunque la contención migratoria siguió por las autoridades del INM, las personas en movilidad que son detenidas en esta región fronteriza de Chihuahua se trasladan a la estación de Janos o hacia el sur de México.

Esas acciones son encabezadas por Francisco Garduño, a quien mantuvo en el cargo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ahora lo sostiene el de Claudia Sheinbaum, pese a que está acusado por ejercicio ilícito del servicio público, y que organizaciones acompañantes de víctimas del incendio han solicitado de manera reiterada que Garduño sea retirado de su cargo como comisionado del INM. En enero pasado logró que se le congelara el procedimiento judicial en su contra por un plazo de 18 meses a cambio de seis acciones, entre ellas: ofrecer una disculpa pública a las víctimas.

“Es una burla”, dice Rubbelsy, “tanto a las víctimas como a los fallecidos”.

El sobreviviente se muestra incrédulo por la falta de justicia a dos años de la tragedia.


Francisco Garduño Yánez, comisionado del INM, al salir de los juzgados federales en Ciudad Juárez. Octubre 2024. Fotografía: La Verdad Juárez

Esta impunidad prevalece porque ninguno de los procesos penales abiertos han llegado a juicio, explica Marcos César Zavala Cruz, abogado de la organización representante de ocho sobrevivientes y nueve núcleos familiares de víctimas fallecidas. Además, dos causas judicializadas en 2023 aún tienen pendiente la celebración de sus audiencias iniciales.

“¿Por qué no se han dado los juicios?”, pregunta y se responde: “porque cuando nosotros empezamos a revisar los primeros tomos de la carpeta de investigación, nos dimos cuenta que las víctimas no habían sido tomadas en cuenta”.

Como no se garantizaba los derechos de las víctimas, quienes fueron totalmente desdibujadas, invisibilizadas, la organización interpuso juicios de amparo, que aún no se han resuelto.

“Acusamos a la Fiscalía, acusamos las omisiones de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, denunciamos las omisiones del juez de control, pero aún es fecha de que el Poder Judicial no resuelve ninguno de los amparos que se promovieron desde 2023 y principios de 2024”, explica en entrevista.

En medio de este estancamiento judicial, tres de los ocho funcionarios del INM imputados por la tragedia lograron dejar la cárcel con el pago de una fianza para seguir su caso penal en libertad. Esto son: Daniel G.Y., quien al momento del incendio se desempeñaba como representante local Noroeste del Instituto Nacional de Migración; Eduardo A.M., jefe de recursos materiales de la estancia migratoria en Ciudad Juárez; Juan Carlos M.C., quien al momento del incendio se desempeñaba como coordinador del Grupo Beta.

Otro de los funcionarios, Antonio Molina Díaz, quien enfrentaba el proceso en libertad, presuntamente está evadido desde mayo del 2023.

Solo tres imputados por la muerte de los migrantes enfrentan el proceso en prisión: El contralmirante Salvador G.G, quien era el encargado de la Oficina de Representación del Instituto en el estado de Chihuahua; así como Rodolfo C. de la T. y Gloria Liliana R. G., encargados de la estación en el horario del incendio.

Otras tres personas, dos migrantes originarios de Venezuela, Jeison D. C.R. y Carlos Eduardo C.R., y el guardia de seguridad privada, Alan Omar P.V., también se encuentran en la cárcel por esta tragedia.

A estas últimas seis personas mencionadas se les vence el plazo de la prisión preventiva en unos días y como aún no han sido juzgadas es posible que a partir de abril se les conceda el cambio de la medida cautelar y sigan el proceso en libertad.

El abogado Zavala Cruz considera que este caso exhibe que el sistema de justicia penal en México no tiene capacidad para procesar graves violaciones a derechos humanos.

“Nosotros simplemente queremos que todos los implicados atraviesen un juicio… y que haya justicia”, dice.

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Este es un texto de La Verdad Juárez, que forma parte de la Alianza de Medios de Periodistas de a Pie, de la cual somos integrantes. Aquí puedes consultar el trabajo original.

Teuchitlán, el cruel montaje del ‘circo del horror’

La visita al rancho Izaguirre provocó el reclamo de las madres buscadoras, que se sintieron, una vez más, burladas por las autoridades. Ni la fiscalía federal ni la estatal se hicieron responsables del caos y el dolor que provocó la falta de coordinación y la ausencia de explicaciones sobre lo ocurrido en el lugar. Por eso, cada visitante inventó su propia narrativa. Aunque quienes descubrieron ese predio insisten (con fotografías) en que las excavaciones donde se encontraron los restos fueron alteradas


Texto:  Marcela Turati para A dónde van los desaparecidos

Foto: Créditos en el texto.

Jalisco

Miércoles 26 de Marzo del 2025


Cuando regresa al rancho Izaguirre en Teuchitlán, ya no en secreto sino con autorización oficial, a Virginia Ponce se le estruja el corazón al ver que este sitio no está como lo recordaba: lo ve “limpio”, como desmantelado. No apesta a humedad, tampoco está polvoso ni abandonado; cientos de personas lo recorren, lo pisan y manosean ahora mismo —por invitación de las fiscalías federal y de Jalisco—, aunque ella, que rastrea sitios de exterminio, sabe que es la escena de muchos crímenes y seguramente conservaba evidencias forenses.

No puede reconciliar este sitio “maquillado” con el que se le metió en las pesadillas nocturnas tras una de las visitas furtivas que hizo con otras madres buscadoras en enero y febrero de 2025, cuando aún estaban crecidas las cañas en los terrenos colindantes. Esos días lo revisaron a escondidas y con miedo; momentos antes de irse, escucharon un grito: “¡Mamááá!”.

“Pensé que solo yo había escuchado, pensé que era mi mismo miedo que yo tenía, y no, mis compañeros escucharon ese lamento pidiendo ayuda. Y cuando escucho el video se oye ese ‘mamá’. ¿A cuál de las mamás de nosotras le estaba hablando? Fue muy triste y doloroso”, dice, y del puro recordar se le llenan los ojos de lágrimas a esta mujer que lleva 4 años y 9 meses en la búsqueda de su hijo Víctor Hugo Meza y que lidera el colectivo Madres Buscadoras de Jalisco.

“Encontramos prendas tiradas por toda esa parte de ahí, era un olor insoportable, un alteronón de zapatos por donde quiera. Todo tirado”, dice mostrando todo alrededor, donde ya no existe nada. Se queja de que esta visita a la que fue invitada por las autoridades a participar es una burla. “Nos trajeron como a un museo, pero siquiera en un museo tú ves o puedes preguntar, y aquí nadie te dijo a qué venías o qué trabajos habían realizado. Es una burla”.

Los reclamos son generalizados. “Nada que ver [de lo que había], ya limpiaron. Estaba tapada la ropa con una lona, y olía muy feo. De hecho, había una bata colgada con sangre, muchas cobijas aquí y en la parte de afuera. Ahora ya está muy pisado todo aquí”, asegura Adriana Ornelas, integrante también del colectivo —ella busca a su hijo veinteañero Paul Gabriel Sánchez—, y quien siente que desde enero a este rancho le han ido sacando cosas.

No están las gallinas y los gatos, la comida enlatada (sopas instantáneas, latas de sardinas, harina de hot cakes), la enorme pila de platos (más de 100), los tenis y botas que había en cajas nuevas, las dos bases de cama, los colchones, una estatua enorme de la Santa Muerte y más objetos que tampoco vio en las transmisiones que hizo el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, que ingresó el 5 de marzo acompañado del fotógrafo Ulises Ruiz, de AFP, cuyas imágenes de los cientos de zapatos y prendas de ropa abandonados y más de mil objetos sin dueño lucían como vestigios de una catástrofe de la que pocos sobreviven. La catástrofe del reclutamiento forzado, y de la desaparición de personas que azota a México.

A partir del 8 de marzo, cuando La Jornada llevó en portada la noticia del crematorio clandestino, la información comenzó a tomarse en serio y a publicarse en la prensa nacional.

Esos zapatos huérfanos y la noticia de que, desde septiembre de 2024, el rancho estaba bajo resguardo de la fiscalía estatal y, a pesar de que encontraron tres personas con reporte de desaparición (una muerta envuelta en un plástico) y detuvieron a 10 supuestos integrantes del cártel, abandonaron las evidencias, lograron que el país entero volviera los ojos a Jalisco, que se hicieran homenajes luctuosos a las víctimas en las plazas de 40 ciudades, y que la presidenta Claudia Sheinbaum anunciara que atender la desaparición de personas es una prioridad nacional.


Decenas de zapatos, ropa y maletas fueron encontrados en el rancho Izaguirre de Teuchitlán. (Facebook de Guerreros Buscadores de Jalisco)


Entre los dimes y diretes sobre en quién recaía la responsabilidad, si en el gobierno estatal porque desde septiembre se quedó a cargo de este narcorrancho, o en el federal porque lo descubrió la Guardia Nacional y el predio pertenecía a la delincuencia organizada, el miércoles 19 de marzo, un sonriente Alejandro Gertz Manero, titular de la Fiscalía General de la República (FGR), informó en rueda de prensa de todas las irregularidades cometidas por la Fiscalía General del Estado (FGE) al procesar la escena del crimen e invitó a los medios a que vieran con sus propios ojos ese rancho de la localidad La Estanzuela en el municipio de Teuchitlán.

Tras aventar el paquete a la fiscalía estatal para que, en menos de 24 horas, organizara el recorrido, esta extendió la invitación a colectivos de familias buscadoras de Jalisco, Colima, Guanajuato, Nayarit y Zacatecas, y a todas las que hubieran identificado, entre las fotografías de objetos hallados exhibidas en internet, alguna prenda de las personas que buscan.

Así, la visita a este campo de entrenamiento que en la prensa se llamó “la escuelita del terror” se convirtió en un “tour del horror” del que fueron víctimas Virginia, Adriana y tantas otras familiares que buscan.

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Las primeras denuncias de la estafa comienzan a las 13:59 horas. Cuando los periodistas están esperando que los dejen ingresar al rancho, dos mujeres salen corriendo, como traumatizadas. Una de ellas —camisa de manga larga a cuadros y el rostro cubierto con un pasamontañas porque a todas les advirtieron que podía ser peligroso dar entrevistas con la cara descubierta—, a quien no le dejan de temblar las manos con las que quiere ocultar las lágrimas, grita que las engañaron porque ya no hay nada, no está la fajina que ella pensaba que era de su esposo Juan José Ramos —desaparecido de su casa “hace 6 años y 20 días”—, y llora con la impotencia de quien siente que se lo volvieron a ocultar.


La esposa de Juan José Ramos, desaparecido en 2019, se sintió engañada porque en el rancho no había ninguna prenda y pidió que dejaran a los colectivos excavar en busca de indicios. (Marcela Turati)

“No hay nada. No hay prendas, no hay zapatos, no hay mochila, no hay nada. Se desaparecieron. No se vale. Compañeras de otro colectivo vinieron cuando se abrió y hay fotos de todo lo que hay, ahora no hay nada. Dicen que están en Semefo, pero nunca lo han publicado, pero hay muchos lugares donde hay montones de tierra. Que nos dejen entrar, escarbar, y verán que íbamos a sacar muchos indicios de nuestros desaparecidos. No se vale. Somos una burla. No hay nadie que te diga qué ha pasado con todo esto. Según que iba a venir de México una persona [de la FGR] y no llegó. Como siempre, somos burla de esta sociedad, de este pinche gobierno. Todo está bien manipulado, todo lo que hay adentro está manipulado. Esto nada más lo hacen para hacer un teatro. Había muchos zapatos, mucha ropa, muchas mochilas. Había de todo. Y ahora no hay nada”.

En la finca de 11,000 metros cuadrados es difícil seguir todo lo que pasa porque simultáneamente ocurren muchas cosas: un papá saca de entre la tierra un maletín azul y unos calcetines del bodegón donde supuestamente entrenaban a los sicarios, un sitio que ya había sido procesado por los peritos de la fiscalía; durante el recorrido irán surgiendo cepillos de dientes, peines, cosas que pertenecieron a alguien. Una mujer de Colima coloca sobre la pared un altar con la foto de su hijo desaparecido y unas veladoras para despedirlo (“si aquí estuvo”). Un empleado de Protección Civil trata de desalojar a la gente a gritos porque la pared del galerón principal está a punto de caerse por el peso de la multitud.

Por la ausencia de prendas, desde el principio del recorrido mujeres fuertes como las buscadoras, que cavan fosas, comenzaron a colapsar. En distintos rincones —rodeadas de decenas de cámaras que enfocan cada llanto, cada grito, cada maldición— se les ve desoladas porque sienten que, al llevarse las evidencias, les desaparecieron para siempre a sus familiares. Esas prendas que habían visto eran como señales que les mandaban los hijos, las hijas, los esposos, los padres, que buscan. Presienten que si los quemaron ahí, ya nunca los van a encontrar.

Uno de los momentos más duros lo protagoniza una de las integrantes del colectivo Guerreros Buscadores que aparecía en alguna de las transmisiones en vivo donde encuentran los 300 zapatos, la carta de despedida de un joven desaparecido, los fragmentos de huesos, y demás imágenes que revelaron lo que la sociedad y el gobierno no habían querido ver: que el cártel local traía a jóvenes retenidos a la fuerza para convertirlos en sicarios y los sometía a un brutal entrenamiento en el que quienes no matan, mueren. Cuando nota que bajo el adoquín que pisa se siente hueco, y sabiendo que la fiscalía estatal no hizo un buen trabajo pericial, se tira al piso y, como en trance, comienza a excavar con las uñas, mientras grita llorando:

—Tócale aquí, cómo suena, ¡está hueca!… ¡Miraaaaaaa!…  ¡Mira cómo suena aquí!…

—¡Traigan un pico y pala! —pide otra mujer que también lleva una gorra para el sol y viste una camiseta gruesa de manga larga como las que usan los exploradores, y que, aunque intenta calmarla, luego grita exasperada—: Si ellos [los peritos] no van a trabajar, que no nos den un tour como si fuera museo, como si fuera película de terror, es una burla para nosotras las víctimas…

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Nada auguraba que las cosas iban a salir tan mal. Únicamente se notaba la descoordinación federal y estatal, dado que las instrucciones a la prensa eran contradictorias. La FGR citaba el jueves 20, a las 12:00 horas, a las afueras de la fiscalía estatal, y la FGE indicaba que saldrían a las 11:00 de la delegación de la fiscalía general. Como si cada una hubiera querido adjudicar la responsabilidad a la otra.

“[Un día antes] por ahí de la tarde, de las 4, 5 de la tarde, empieza a circular la versión de que iban a salir de dos puntos porque no podían ponerse de acuerdo sobre el recorrido. Eso dura hasta las 10 de la noche, que finalmente deciden lanzar dos convocatorias. Pero, evidentemente, allá se notó que no había una logística y me parece que tampoco había una razón de fondo para acudir: si se les iban a presentar las evidencias o iba a haber una explicación”, explicó el periodista y columnista jalisciense Jonathan Lomelí López.

Por la Glorieta de los Niños Héroes, rebautizada como la Glorieta de las y los Desaparecidos porque está tapiada con imágenes de las personas buscadas por sus familias (en Jalisco hay al menos 15,000 registradas), pasaron los camiones —unos reportes mencionan 10, otros 12—, con lugar para 40 invitados cada uno.

Una hora después, los autobuses tipo maquileros que contrató el estado fueron los primeros que aparcaron en el sitio asignado como estacionamiento, a un kilómetro del portón negro con el dibujo de dos caballos encabritados, donde se lee: Izaguirre Ranch.

Se propuso una logística a los recién llegados: esperar a unas camionetas que subirían grupos de 10 personas, y hacer recorridos de 20 minutos para permitir el acceso a los siguientes visitantes.

A las 13:15 horas ya se escuchaba el grito de guerra de las familias, que, desesperadas por estar bajo el sol y entre el terregal, ansiosas por entrar al rancho donde estaban las prendas de quienes buscan, se saltaron a los funcionarios que les impedían el paso y comenzaron una caravana con el grito:

“Queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar, queremos entrar”.

El grito de guerra que no ocultaba la furia de los primeros reclamos:

“Como le digo, señora, somos seres humanos, somos madres que buscamos a nuestros hijos nomás. ¿Cree que esto sea justo? ¿Eh? Aparte de que cuando andamos con la pala y el pico escarbando, ¿quién se arrima? ¡Nadie!, nadie se arrima. Y ahorita sí que es política, que es gobierno, que nos den trato digno. Que se pongan a pensar: tenemos a nuestros hijos desaparecidos. ¿Y que nos den este trato cuando nos están invitando y [dicen] que nos van a dar un trato digno? No se vale. No se vale, señora. Somos seres humanos, no somos animales”.

Se alcanza a escuchar a un papá buscador que en su celular toma la llamada de un noticiero: “No puedo decir que fueron 100, fueron 200 [cuerpos], no tengo la cantidad exacta. No te puedo dar una cantidad porque no eran cuerpos completos los que sacamos, quedaron una nada”.

La furibunda procesión se topó con el portón negro; la entrada parecía un hormiguero. La gente discutía para entrar.

Dentro de la finca esperaba el funcionariado estatal, cada quien con sus logos en los uniformes, pero nadie entendía qué hacían: no explicaban nada ni daban el recorrido como en los museos, solo cuidaban que no se traspasaran los sellos de seguridad. Los tres tristes psicólogos enviados por la fiscalía estatal tampoco estaban ahí cuando con más urgencia se necesitaban.

Desde las 13:30 horas ya eran televisadas por canales como el 44 las furiosas críticas de las madres que salían del rancho, como Patricia Sotelo, del colectivo Huellas de Amor, quien —rodeada de sus compañeras, todas reclamantes— dice a cámara: “Solo pisar el lugar es un dolor y se siente. Es una burla al dolor. Esperábamos caminar por nuestro pie cada rincón. […] Lo que hemos visto por la televisión, no nos dejan pasar, te formas como niño de primaria, tienes que seguir las indicaciones, seguir una hilera, nos dan 15, 20 minutos. […] Ya no hay nada, no nos dejaron entrar donde supuestamente era el dormitorio. Sabíamos que iba a venir Gertz Manero y el fiscal de Guadalajara, que nunca llegaron. Que Gertz tome su puesto, que no nada más cobre”.

A las 14:36, cuando la visita ya era un desastre, la fiscalía de Jalisco tuitea la foto de un oficio y un mensaje: “Hemos puesto a disposición de la @FGRMexico la totalidad de la información del caso del rancho Izaguirre para efectos de que puedan ejercer su facultad de atraer y encabezar la investigación”.

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Mientras a las madres que dedican el día entero a buscar con pico, pala y varillas a sus parientes desaparecidos solo les daban 20 minutos de acceso, otros contaban con privilegios, como Jorge Manuel Suárez Azcargota (@SUAREZDEJALISCO), el influencer VIP a quien el gobierno del estado coló antes del recorrido. En su transmisión se jactaba de haber sido resguardado por la fiscalía para ser el primero en echar una mirada a la bodega. Mostró la que creía que era “casa de una familia”. Enseñó lo que “una vez fue un estanque”. La cocina rudimentaria. Un baño. Las excavaciones. Los drones que sobrevolaban el espacio. Se sentía, dijo, una “vibra no cool”, muy pesada, fea, con una “carga muy cabrona”.

En su video en vivo le dio su llegue al fiscal general: “Se esperaba la visita de Gertz Manero, obviamente no está aquí, quizás se pueda tomar como una falta de cuidado, porque aquí están los colectivos, los medios, aquí en el punto cero tendría que darse la información”, dice en el mensaje que subió después.

No sería el único influencer en la “zona cero”. Al narcorrancho estaban por arribar otros desde la Ciudad de México, deseosos de entrar a verificar si en realidad ese sitio era un “campo de exterminio” y buscar los “hornos crematorios” que las madres habían difundido en sus transmisiones dos semanas antes, en imágenes en las que se ve a un hombre sumido medio cuerpo en un hoyo y a ellas cerniendo la tierra, depositando fragmentos de huesos en una bandeja de plástico.

En la Mañanera del 18 de marzo se informó que el tema de Teuchitlán formaba parte de una “guerra sucia”, que estaba siendo manipulado por 87,000 bots de la oposición con el fin de atacar al gobiero de la presidenta Claudia Sheinbaum y al expresidente López Obrador.

Algunos de los influencers y periodistas fueron a constatar en vivo si esas fotos de prendas abandonadas, y los hoyos con restos humanos que hicieron del rancho Izaguirre “el Auschwitz mexicano”, eran el montaje que la presidenta y diversos medios afines denunciaban como una campaña orquestada desde la derecha o con fines injerencistas para propiciar una invasión de Estados Unidos.

El recorrido era autodidacta. En el caminito a lo largo del predio había banderines amarillos, rojos y verdes en donde se encontró alguna posible evidencia. En el bodegón principal pusieron un cordón amarillo, pero entre el tumulto no se respetaba, ni siquiera se notaba. Otro sitio estaba clausurado con una tela.

En la visita solo se veía tierra aplanada. Raúl Servín, integrante de Guerreros Buscadores de Jalisco, el colectivo que hizo público el hallazgo, repetía que la fiscalía había rellenado los hoyos de los que sacaron fragmentos de huesos. “Yo lo vi cuando lo taparon. Todo lo alteraron”.

De las decenas de uniformados presentes (soldados, guardias nacionales, personal de derechos humanos, atención a víctimas, protección civil, fiscalía de desapariciones, FGE, comisión de búsqueda y un largo etcétera), ninguno daba razón de lo ocurrido en ese rancho, de los hallazgos, de las conclusiones. En las transmisiones en vivo de periodistas, y de feizbuqueros, yutuberos, tuiteros, tiktokeros e instagrameros llegados al rancho, se notaba esa torre de Babel, donde cada quien hablaba un lenguaje distinto. Donde unos vieron un comedor, otros vieron un sitio de desollamiento.

Periodistas internacionales que pisaban por primera vez el campo de entrenamiento de un cártel detallaban en inglés, ante las cámaras, los métodos de ejecución que se utilizaban en el predio, y hasta los lugares exactos donde se hacía cada cosa. A pesar de que lo ocurrido aún está bajo investigación. Aderezaban sus reportes con rumores, noticias, deducciones y entrevistas a sobrevivientes anónimos que dan sus testimonios en los noticieros.

No faltaban los morbosos que —ante las familias convertidas en un manojo de nervios mientras buscaban las prendas que reconocieron— parecían competir por quién hacía las preguntas más crueles, las más terribles o las más sangrientas para ganar más vistas.

“¿Usted cree que su hijo está aquí enterrado? Si fuera así, si él le pudiera escuchar, ¿qué mensaje le daría?”.

Solo las familias que en el primer trimestre de este año ingresaron al perímetro y encontraron las evidencias atinaban a esbozar explicaciones de lo que vieron. El señor Raúl Servín, que desde hace una década busca a su hijo Raúl, ofrece el recorrido que los medios necesitan. Habla de las dentaduras que hallaron (“piezas molares”), de la placa metálica del brazo de una persona que busca su colectivo, de los restos que sacó. Critica lo mal que excavaron los peritos de la fiscalía, que sus exploraciones no se comparan con la profundidad bajo tierra que él alcanza.

Una periodista se detiene para grabar una construcción donde se encontraron señalizaciones de carreteras contra las que se practicaba tiro al blanco, y muchos bidones, y dice ante las cámaras que los delincuentes tenían ahí “una barra” para descuartizar a sus víctimas.

Don Raúl Servín, vestido con su paliacate y su camiseta negra de manga larga que lleva a los rastreos, no quiere continuar, explica que a él no le tocó inspeccionar más adelante. Que solo recuerda que en un cuarto había bidones vacíos.

—¿Aquí se usaron combustibles?

—Sí. Las muestras están en que los que se llevaron no fueron cuerpos completos. Eso porque se llevaron las evidencias a México, no fueron cuerpos completos.

—¿Cómo se veía eso que quedó?

—Como esta piedrita que está ahí, así quedaban reducidas las partes de los cuerpos humanos que fueron quemados.

Los camarógrafos le piden que diga más, que siga adelante. Y él continúa. Personal de la fiscalía les limita el paso porque la visita ya ha durado más de la cuenta: son las 15:30 horas.

Entonces le lanzan la pregunta del millón, por la que existe un debate público y las familias buscadoras han sido acusadas de exagerar:

—¿Este es un centro de exterminio o solo un campo de adiestramiento, como dijo en su conferencia el fiscal (Gertz)?

—No sé cómo le llaman ellos. Como cuando estaba niño yo veía en las caricaturas que usaban esas pistolas como tipo láser que los exterminaban. Yo creo que ellos [el gobierno] pensaban verlo así. Entonces, cuando vine, dije: “No, lógico, pues, si estás quitando la vida a una persona y la estás quemando, pues es un castigo de exterminio”. Claro. Están aprendiendo [a matar] con otros cuerpos, entonces a lo mejor para ellos [el gobierno] no es de esa manera, pero desgraciadamente esa es la realidad para nosotros.

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A la mitad del recorrido, la hija de Adriana Ornelas —hermana de Paulo Gabriel, de 21 años, quien el año pasado fue sacado junto con sus patrones del negocio de instalación de estéreos donde trabajaba— notó el mensaje distorsionado que desde ese momento un supuesto periodista ya transmitía. Y le entró la desconfianza.

“Mi hija vio un influencer que decía que ahí no había nada. Que todo era actuado, que nos habían pagado, que somos de un partido… Da mucho coraje. Me pasaron el enlace del en vivo, ahí dicen eso”, señala su madre, quien no se dio cuenta; ese día daba contención a compañeras conmocionadas por tantas emociones vividas.

A partir de ese tour Montessori donde cada quien hizo lo que quiso, se hicieron notar periodistas e influencers que dictaminaron al instante, como si tuvieran vista de rayos X y fueran expertos en Ciencias Forenses: aquí no hay crematorios, no hay hornos, no hay nada quemado, no hay centro de exterminio. Y hasta fueron a informarlo en la Mañanera de la presidenta los días siguientes.

El fotógrafo Ulises Ruíz, quien acompañó a Guerreros Buscadores de Jalisco el 5 de marzo, cuando hicieron los hallazgos de los zapatos, la ropa, los restos óseos, volvió al rancho para la visita a medios, y contradice a quienes aseguran que nunca hubo nada: “[En el recorrido] yo vi [los hoyos] tapados”. Menciona que una de las excavaciones del colectivo que acompañó era como de un metro de profundidad. Pero el jueves del recorrido alcanzó a notar a lo lejos —porque el paso estaba cerrado— que ese pozo lucía rellenado.

“[Si en la Mañanera] declararon que no vieron hornos es porque nadie les dijo que los hornos de aquí no son como de pan o de pizza, que podrían ser bajo tierra. Yo he ido a otros dos o tres [sitios] de los que llaman hornos crematorios, con las madres de Buscando Corazones y con Guerreros [Buscadores], e indudablemente no tienen las características de un horno de pan ni horno de ninguna otra circunstancia que uno conoce de barbacoa; tiene diferentes especificaciones”, dijo en entrevista.

Para explicar las variaciones que no se entendieron en el recorrido compartió tres fotografías aéreas que tomó para la agencia AFP en el rancho Izaguirre usando un dron, en las que se puede observar la evolución de los sitios excavados —donde él vio que los buscadores extrajeron fragmentos de huesos— para compararlas con las del día del recorrido. Y una cuarta donde se aprecia la profundidad de las excavaciones.

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¿Para qué se organizó la visita? Aún no hay respuestas. Si lo que se buscaba era controlar la narrativa para bajarle la intensidad al momento —y no dar a Estados Unidos la excusa para invadir México en busca de terroristas, como planteaban algunas mesas de análisis—, y desvincular los campamentos de entrenamiento del sicariato con los campos de exterminio —como han sido denominados en México muchos sitios con fosas clandestinas—, algo salió terriblemente mal.

Después de la visita, el tema de Teuchitlán pasó a las portadas de los informativos internacionales.

The Guardian: “Hornos secretos y restos humanos: un macabro lugar de exterminio en México saca a la luz las desapariciones forzadas”.

El País: “El horror de Teuchitlán abre sus puertas: ‘La única verdad es que no les importan los desaparecidos’”.

New York Times: “En un ‘campo de exterminio’, los rastros de los amados desaparecidos”.

CNN: “Los secretos del Rancho Izaguirre: entre el horror y la búsqueda de los desaparecidos”.

En los comentarios de medios estadounidenses no pocas personas escribían que México necesitaba “ayuda” para combatir a sus propios terroristas.

Si de algo sirvió el recorrido fue para dotar de imágenes de terror a los medios de comunicación que se alimentan también con los testimonios anónimos que surgen como hongos de quienes dicen haber estado en ese mismo rancho y haber salido con vida. Son tantos que llegan a ser dudosos, pero la crisis humanitaria ha durado tanto, y las denuncias de estos hechos han sido tan ignoradas en Jalisco (la primera fue en 2011), que tampoco es posible descartarlos.

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Si para algunas madres la visita fue “una burla”, “un circo”, “un teatro”, “un museo de nuestro dolor” o un “montaje”, conforme pasan los días sienten que pudo haber sido una trampa. Ni Adriana, ni Virginia, ni las madres buscadoras presentían la campaña de insultos en su contra que desataría.

Qué bueno que el rancho se dio a conocer. Lo que no es bueno es que nos estén atacando a todos los colectivos, a todas las mamás, está muy feo. Nos están atacando a todas de vendidas, que porque [a nuestros hijos] no los cuidamos antes, que si estaban en malos pasos. Y eso es lo que más lastima —se le quiebra la voz—, que la gente no sea empática, que no saben que de nuestra propia bolsa pagamos para buscar a nuestros hijos. Yo, la verdad, ni veo noticias, pero me metí a Yutú a ver lo que sacaron, y dije: ‘Ojalá no les pase a ellos, que sufran lo que una anda sufriendo’. Anden bien o anden mal [nuestros desaparecidos], lo que queremos es regresarlos a casa”, dice Adriana desde su casa en Guadalajara, donde aún asimila lo ocurrido.

Aunque su colectivo mantuvo las visitas en secreto —porque los elementos de la Guardia Nacional que las escoltaban en las dos ocasiones que entraron solo les permitieron tomar imágenes, pero no las dejaron excavar ni hacerlo público en los medios, y aunque Virginia dice que avisaron de sus hallazgos a una MP de nombre Berenice, de la que no recuerdan el apellido, que no les hizo caso y les prohibió volver—, Adriana siente gratitud hacia Guerreros Buscadores de Jalisco porque rompió el silencio, dio a conocer el hallazgo y generó que voltearan a verlas a todas.

Aunque hoy las atacan. “[Le dicen a Ale] que ese drama debería de haberlo hecho para que no se lo llevaran”, dice dolida por los insultos contra la madre que acudió a la visita a Teuchitlán buscando la gorra, la mochila y una placa metálica que llevaba su hijo, y que en un ataque de histeria, de llanto, de dolor, cuando no encontró las evidencias que había visto, se tiró al piso a excavar con sus uñas.

Esta semana, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco anunció que “enfrenta una campaña de difamación y desprestigio sin precedentes”. También ha recibido amenazas.

El viernes 21 de marzo, en la Mañanera la presidenta Sheinbaum defendió la visita al rancho como un acto de libertad de expresión (no dijo nada de la alteración o destrucción de evidencias) para que cada quien se hiciera una opinión.

Ese mismo día en algunos medios ya comenzaba a criticarse el “invento del centro de exterminio” y de los hornos crematorios. Pero difundían también otra noticia: al rancho seguían llegando grupos de madres que pedían entrar, pero no les autorizaron el ingreso. En la televisión se veía a una madre y su hija, ambas del grupo Buscando Corazones en Jalisco, cargando los picos, palas y varillas cotidianas, vestidas con sus camisetas largas y los sombreros para el sol, auscultando las parcelas colindantes al predio Izaguirre; después anunciaban nuevos hallazgos: una sudadera, una gorra, un huarache y —lo más sospechoso— un calcetín quemado. También un plano decolorado del rancho del terror, donde el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses marcó los sitios de interés que luego no inspeccionó.

Las madres, imparables, siguieron excavando verdades.

**Foto de portada: Una madre buscadora, al darse cuenta de que el adoquín estaba hueco, intentó excavar el piso con las uñas. Intentaba encontrar la gorra y la mochila de su hijo desaparecido. (Marcela Turati)

www.adondevanlosdesaparecidos.org es un sitio de investigación y memoria sobre las lógicas de la desaparición en México. Este material puede ser libremente reproducido, siempre y cuando se respete el crédito de la persona autora y de A dónde van los desaparecidos (@DesaparecerEnMx). 

*Marcela Turati es periodista, cofundadora de Quinto Elemento Lab y del proyecto A dónde van los desaparecidos. Autora del libro “San Fernando: última parada” (2023), sobre las desapariciones de personas en Tamaulipas y la búsqueda de sus familiares.

Las evidencias del horror en Teuchitlán muestran otras verdades

“Las fotos que hemos visto del rancho de Teuchitlán no solo son una muestra del horror, son también la pregunta que los familiares se hacen ¿cómo es posible?, que necesita respuesta y acompañamiento”, escribe Carlos Martín Beristain, integrante del GIEI para el caso Ayotzinapa, reconocido por su labor en varias partes del mundo con las víctimas de las violencias de Estado, quien señala que también muestra de la dolencia y la impunidad.


Texto: Carlos Martín Beristain / A dónde van los desaparecidos

Foto: Facebook de la FGE de Jalisco

Teuchitlán

Martes 25 de Marzo del 2025


Hace años, visitando la sierra Tarahumara, los indígenas y pobladores de varios de esos pueblos colgados de las impresionantes montañas rocosas, me contaron que había jóvenes que eran reclutados para entrenamiento de grupos del narco. Algunos nunca volvían, otros lo hacían con las prácticas aprendidas del terror que habían sufrido, aplicado ahora a sus comunidades. Unos pocos conseguían escapar. Los rarámuris son los mejores corredores del mundo, pueden correr descalzos días y noches enteras, pero saben que se necesita algo más que varios maratones para huir del terror. En esa misma tierra fueron asesinados dos padres jesuitas, Javier Campos y Joaquin Mora, que habían estado en un encuentro con comunidades y agentes de pastoral donde hablábamos de cómo acompañar a las comunidades, enfrentar el miedo, potenciar el apoyo mutuo. De esas montañas que estremecen, uno nunca termina de volver.

En otras partes de México, cuando empezábamos a acompañar procesos de los familiares de personas desaparecidas con grupos como FUUNDEC de Coahuila o el CEDHEM de Chihuahua, varias veces escuché los relatos de centros de entrenamiento y de que personas que estaban siendo desaparecidas habrían sido llevadas para ser forzadas a algún tipo de trabajo o para incluirse en la dinámica de esos grupos de delincuencia tremendamente organizada. Y digo tremendamente organizada porque parece que los estados no se enteran, cuando en cambio son la estructura organizada del poder. Esos relatos siempre estaban a mitad de camino de la esperanza en que estuvieran vivos, del desaliento de que fueran forzados a colaborar, de la desesperanza de que estuvieran muertos. Para alguien que necesita pruebas, todo podía parecer parte de un mito.

Uno de los papás de los 43 normalistas desaparecidos, don Margarito, había sido llevado en su juventud a un campo forzado de cultivo controlado por el narco, del que pudo finalmente huir. O sea que existe reclutamiento forzado desde hace mucho tiempo. Ahora que la escalada de la violencia no ha tenido límite en México, para mantener la maquinaria se necesita gente entrenada, a base de morir para poder matar, una vieja fórmula llevada al extremo por los kaibiles en la guerra contrainsurgente en Guatemala en los años 80.

Cuando estábamos trabajando en los primeros meses en 2015 en el caso de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, leyendo el expediente, en uno de esos oficios abigarrados de lenguaje jurídico y burocrático, encontramos un documento que hablaba de que la PGJ de Guerrero había recogido ropa de los chavos que habían sido desaparecidos de uno de los autobuses que fueron a tomar para su marcha del 2 de octubre. Cuando preguntamos a la PGR por esa ropa, la respuesta fue que no sabían nada. Tirando del hilo llegamos a un almacén de la PGR donde había un rollo de ropa embalada, y otra parte de la ropa se encontró en un archivo de la PGJ de Guerrero. El impacto de ese hallazgo para los familiares fue brutal. La pregunta que asaltaba todo el tiempo era: ¿Cómo es posible que seis meses después descubriéramos que había ropa que nunca había sido identificada ni procesada?

En una sesión en la escuela normal, con todos los padres y madres sentados en las sillas donde tendrían que estar sus hijos desaparecidos, comenzamos una reunión cargada de emociones y detalles. La antropóloga del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) vino con todas las fotos de la ropa cuidadosamente tratada después de que fue descubierta y explicó a los familiares el trabajo que se había hecho con ella. La ropa estaba en condiciones espantosas porque no había sido recogida de forma adecuada ni preservada, tenía moho en muchas partes.

El equipo argentino hizo un trabajo de calidad excepcional, el examen de las camisas, de la ropa, del librito, de las cosas que aparecieron en la mochila, y traía todo preparado para compartir con las familias. Como integrantes del GIEI que éramos, explicamos que lo que íbamos a ver eran fotografías de la ropa y objetos que habían sido encontrados. La preparación para una reunión así, para lo que luego podría ser una diligencia formal con la PGR y el EAAF, era crucial. Se necesita crear un contexto favorable, explicar a las familias lo que se puede ver, darles tiempo para prepararse, responder a sus preguntas y sus dudas hasta donde sea posible. Ayudarles a poner un pie delante y otro detrás para una diligencia muy estresante. ¿Será la camisa de mi hijo? Esas botas se parecen. Yo le regalé algo igual. Es estresante y doloroso, pero las familias quieren saber y están dispuestas a enfrentarlo. La cuestión es cómo se prepara y acompaña ese proceso. Y cómo se responde a las preguntas que se resumen en una: ¿cómo es posible?

Hay un tiempo en que las cosas se muestran y otro en que se asimilan. Cada foto tiene sus detalles que tratan de identificar. En la reunión del caso de los 43, Don Mario se agarraba la cabeza y su cabello entre las manos era su llanto. Hay que explicar de vez en cuando algunos detalles. Los jóvenes se pusieron la camisa en el rostro para evitar los gases lacrimógenos, la ropa oscurecida en este caso no es sangre sino moho, el cuaderno es idéntico, los jóvenes se prestaban ropa unos a otros. Todo ello ayuda a poner los hallazgos en su contexto, a poder escuchar y atender.

La ropa, los objetos, humanizan la pérdida.  Los restos óseos se parecen en todos nosotros, pero la ropa, los objetos tienen un valor simbólico clave, la ropa es el último rastro, la última huella de una presencia. Lo que se enfrenta ahí es algo que Sandra, la hermana de Richard, desaparecido en Colombia por la policía en 1995, sentía cada vez que iba a un lugar a buscar a su hermano: “que esté, que esté, que esté… y cuando iba a entrar, pensaba, que no esté, que no esté, que no esté, estaba como matándole y reviviéndole todo el tiempo”.

Las fotos de la ropa vienen con su estela de posibles sentidos, no solo de que estuvo ahí, sino de qué le pasó, qué le hicieron. El caso del Patio 29 en Chile, un caso con mala identificación de restos de personas desaparecidas por la dictadura de Pinochet, aumentó enormemente la demanda de atención psicosocial de familiares de desaparecidos, no solo de quienes estaban en ese caso, sino en todo el país.

Las evidencias del horror de esos zapatos y ropas muestran también la impunidad de las diligencias mal hechas o las denuncias nunca investigadas que se acumulan en México y su impacto en las familias se extiende por todo el país. 

El caso de Rabinal, una masacre en los años ‘80 en Guatemala, fue una de las primeras exhumaciones que se hizo. Con los cuerpos de las víctimas maniatadas, aparecieron pruebas de lo sucedido que eran detalles de lo sufrido. La historia que había sido negada durante tantos años por los responsables y el Estado, estaba ahí. Ninguna reconstrucción del tejido social se puede hacer imponiendo la mentira, la insensibilidad o el olvido. En la investigación en la escombrera de Medellín de la Jurisdicción Especial para la Paz y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, por las desapariciones llevadas a cabo en la Operación Orión en 2002, y donde desde hace décadas hubo testimonios de que habían sido asesinadas y desaparecidas muchas personas que se encontrarían sepultadas entre cientos y cientos de toneladas de escombros, mucha gente pensó que no era cierto, que era el mismo mito del que fueron víctimas don Margarito o los rarámuri.

Cuando en diciembre de 2024, aparecieron en la escombrera los cuerpos de un hombre y una mujer finalmente identificados, en Colombia se desató una clarividencia que las mamás habían tenido desde hacía décadas, señalando que se podrían encontrar desaparecidos ahí, que apareció escrita en las calles de todo el país: «Las cuchas tenían razón». Las cuchas son las mamás en Colombia.

También en México. Las fotos que hemos visto del rancho de Teuchitlán no solo son una muestra del horror, son también la pregunta que los familiares se hacen ¿cómo es posible?, que necesita respuesta y acompañamiento. Las evidencias tienen que estudiarse científicamente, las pruebas protegerse, la negligencia o complicidad investigarse, y las familias tienen que ser atendidas con respeto a su dignidad. Todo lo demás es parte de una ceremonia de la confusión.

*Carlos Martín Beristain es médico y psicólogo vasco con amplia experiencia en atención psicosocial de víctimas en el mundo y como asesor de varias comisiones de la verdad en diversos países. Coordinó el informe Recuperación de la Memoria Histórica – REMHI, de Guatemala, formó parte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para el Caso Ayotzinapa y fue comisionado de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad de Colombia.


www.adondevanlosdesaparecidos.org es un sitio de investigación y memoria sobre las lógicas de la desaparición en México. Este material puede ser libremente reproducido, siempre y cuando se respete el crédito de la persona autora y de A dónde van los desaparecidos (@DesaparecerEnMx). 

Imagen pública, oratoria, manejo de redes: candidatos al Poder Judicial pagan cursos de hasta 45 mil pesos para sus campañas

Estos cursos indican que serían impartidos por especialistas, pero en redes han sido criticados por sus vínculos políticos


Texto y foto: Animal Político 

Chilpancingo

25 de marzo de 2025


Estrategas electorales ofrecen cursos, talleres y consultorías a personas candidatas a cargos del Poder Judicial, ya sea federal o local, para preparar su campaña rumbo a los comicios del próximo 1 de junio.

Los aspirantes aprenden desde branding personal e imagen pública, redes sociales para conectar con la audiencia y potenciar su campaña, entrenamiento para mejorar su desempeño ante medios de comunicación, oratoria y técnicas para pulir su discurso, por costos que van desde los 5 mil hasta los 45 mil pesos.

Que las personas juzgadoras ahora tengan que buscar el voto popular como los políticos ocasionó la apertura de “escuelas judiciales” tan pronto como la reforma judicial fue presentada o aprobada. Animal Político entrevistó a los fundadores de las principales: el Centro de Capacitación del Nuevo Poder Judicial (CC-NPJ) y El Instituto.

Centro de Capacitación tiene colaboradores que trabajaron con Zaldívar pero niega vínculo

Pese a ser una institución privada de reciente creación, el CC-NPJ imparte cursos en línea dirigidos a personas candidatas a ocupar un cargo en el Poder Judicial, a quienes por seis horas cobra entre 5 mil y 10 mil 500 pesos más impuestos.

De acuerdo con Xiuh Tenorio, director del CC-NPJ, desde enero a la fecha han impartido 12 cursos distintos —incluido un seminario internacional presencial celebrado el 7 de marzo—, en los que han capacitado a más de 350 personas, ya sea candidatas y candidatos y sus equipos de trabajo.

En su página de internet, nuevo poder judicial.mx, el Centro promociona la “nueva edición” de un curso titulado “Ejecución de campañas exitosas para personas juzgadoras”, en el que se les enseña estrategias en redes sociales y campaña digital, creación del mensaje y manejo de medios y el régimen normativo de campañas de personas juzgadoras.

También informa que abrirán las segundas ediciones de los cursos “Entender la elección del Nuevo Poder Judicial y las reglas para participar como candidato a persona juzgadora”, “Introducción al Nuevo Poder Judicial Federal en México” y “Comunicación Estratégica”, esta última en alianza con la agencia EP/C Comunicación Estratégica.

Además del curso “Branding personal e imagen pública”, que será impartido con Unánimo, integral political concierge, para construir “marca personal” y contar sus historias frente a las y los votantes.

Pese a indicar que estos cursos serían impartidos por expertas y expertos en diversas materias, en redes critican al Centro por la participación de personas como César Castillejos Rangel, quien fue director general de comunicación social para la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) durante la presidencia del exministro Arturo Zaldívar y quien actualmente se desempeña como director de alianzas estratégicas en TV Azteca.

También participa Gabriela Díaz Salinas, quien se desempeñó como titular del área de vinculación con organismos internacionales en la dirección general de Derechos Humanos durante la presidencia de Zaldívar. En uno de los “Diálogos nacionales para la reforma constitucional al Poder Judicial” fue criticada por afirmar que la Constitución “es un papel (…) el derecho no es la Constitución”.

“Los abogados tendemos a darnos golpes de pecho, que el artículo uno, el artículo dos. Yo no me sé ningún artículo de memoria y no por eso desconozco las teorías de la justicia social, la justicia que viene de abajo”, señaló durante su participación en el último foro en el que incluso aprovechó la oportunidad para criticar como “ilegítimos los salarios de los Ministros de la Corte”.

Xiuh Tenorio asegura que el exministro Zaldívar —quien renunció a su puesto en la Corte para sumarse a la campaña presidencial de la entonces candidata presidencial Claudia Sheinbaum y ahora ocupa el cargo de coordinador General de Política y Gobierno de la Presidencia de México— no tiene relación con el Centro de Capacitación.

“Tenemos un par de colaboradores que han trabajado en el Poder Judicial, particularmente en los tiempos de la presidencia del ministro Zaldívar, pero lo que estamos buscando es gente que conozca el Poder Judicial porque es parte de lo que se requiere en esta reforma […] yo en lo personal no tengo el gusto de conocer al ministro Zaldívar y te diría que no hay una vinculación del Centro con su persona, ni tampoco con el trabajo que él realiza en la actualidad”, señaló.

La reforma al Poder Judicial de la Federación comenzó a configurarse el 5 de febrero de 2024, cuando el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador envió un paquete de reformas constitucionales que denominó “Plan C”.

“Nosotros desde ese momento empezamos a analizar y veíamos que sí era un escenario factible, cosa que se comprobó en la elección federal del año pasado. Desde que se conocieron los resultados (de la elección) empezamos a trabajar en la constitución formal del Centro de Capacitación del Nuevo Poder Judicial, mismo que anunciamos el año pasado […] de ahí surgió la idea de hacer este Centro con una visión de largo plazo, donde la primera etapa es este proceso que está por celebrarse el próximo 1 de junio”, señala Tenorio.

Juezas y jueces, quienes más se inscriben a El Instituto

El Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégicas es una empresa de 2020 presidida por Roberto Trad y constituida en la Ciudad de México, según el Registro Público del Comercio. Este 2025 puso en línea quisierasertujuez.com, una página que ofrece un manual de campaña para candidatas y candidatos a personas juzgadoras.

“Este manual es nuestro primer producto para ti. Queremos que en menos de 24 horas tengas pensada tu campaña”, dice el documento de 19 páginas que promete estructurar una candidatura paso a paso, construir un mensaje sólido y creíble, estrategias digitales para aumentar el alcance y tácticas para movilizar votantes.

Pero al grupo de alrededor de 20 consultores especializados en fortalecer la participación ciudadana se asociaron empresas para así crear un centro de herramientas de campaña para el Poder Judicial.

“Ya está la reforma, ya está la elección. La pregunta no es cómo la echamos para atrás, sino cómo nos echamos para adelante. Quisiera ser tu juez nace un poco de eso, de la necesidad de un grupo de profesionales de adaptarse a esta nueva realidad”, cuenta Trad, quien ha sido estratega de campañas como la de Ricardo Anaya para las elecciones presidenciales de 2018; de Xóchitl Gálvez, cuando buscó la gubernatura de Hidalgo en 2010; y de los gobernadores de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, y de Coahuila, Rubén Moreira.

Desde noviembre de 2024, a casi dos meses de que la reforma fue aprobada, comenzó el trabajo de campo para El Instituto y sus socios, según el presidente de dicha empresa.

“El levantamiento de encuestas fue llevado a cabo por la empresa Áltica, con una muestra de 2 mil 250 entrevistas digitales a hombres y mujeres de 18 años y más, con credencial para votar vigente,

representando las cinco circunscripciones electorales de México. Asimismo, la empresa SIMO realizó cuatro grupos focales presenciales en la Ciudad de México, con participantes divididos en pro-Morena y pro-oposición, hombres y mujeres de 20 a 45 años”, refiere el manual.



Eso fue la base para crear el Taller Quisiera ser tu juez, cuyo costo es de 7 mil 500 pesos por cinco horas o el de Evaluación Estratégica de Candidatura que dura dos horas y cuesta 17 mil. También hay consultorías de dos horas por 17 mil 400 pesos que abordan redes sociales, identidad gráfica, lenguaje inclusivo, entre otras.

La consultoría más cara vale 45 mil pesos por cuatro horas acerca de narrativa, oratoria y discurso, lo mismo que el Taller de planeación estratégica para hasta cuatro miembros del equipo de campaña. Todo es en la modalidad en línea.

“Hasta ahorita la mayoría de las personas que se han acercado a nosotros a tomar las capacitaciones son personas candidatas a juzgadores, sus familias. Dos personas que están tomando esto como un proyecto de pareja, ella le está llevando la campaña”, detalla.

Trad asegura que a días de que empiecen las campañas, ya han dado seis talleres, sobre todo a quienes aspiran ser juezas o jueces.

“La mayoría son para cargos, digamos, territoriales menores, o sea, en el equivalente al Poder Ejecutivo, la mayoría son alcaldes y diputados locales, ¿no? O sea, jueces, juezas, algunos magistrados de circuito y algunos jueces locales también. Es la misma gente de carrera, digamos, la que se está inscribiendo, los niveles más bajos. Aunque hemos tenido, excepcionalmente, un par de candidatas y candidatos a la Suprema Corte de Justicia”, comenta.

La parte legal del manual fue realizada en colaboración con el despacho de abogados Ojesto Martínez y Asociados, que brinda consultoría jurídica electoral.

“Ojesto Martínez y Asociados dan una plática sobre el reglamento, lo que se puede cumplir, lo que no se puede cumplir. También se les explica cómo interpretar estas regulaciones, se les da una clase para que puedan interpretar y para que puedan cumplir la ley y hacer campaña cumpliendo la ley”, explica.


 

Más allá del horror de Teuchitlán: caso Los Huesos en Mexicali y otros «narco-ranchos» también evidencian la crisis de desaparecidos

El hallazgo en 2023 de cientos de restos en el rancho “Los Huesos”, cerca de Mexicali, junto con Teuchitlán y otros lugares de exterminio, revela la magnitud de la crisis de desapariciones en el país y la impunidad con la que operan estos sitios.


Texto: Manu Ureste / Animal Político
Foto: Especial
Chilpancingo

Lunes 24 de Marzo del 2025


Mientras el mundo se estremecía ante el descubrimiento de un rancho utilizado por un cártel como centro de reclutamiento forzado en TeuchitlánJaliscomadres buscadoras encontraron el pasado lunes 17 de marzo en la ciudad de Tijuana el cráneo de una persona abandonado sobre una banqueta, a plena luz del día y en plena calle, donde a escasos metros unos niños corrían felices, ajenos al horror.

–Lamentablemente, lo que encontraron en Jalisco no es para nada un caso aislado, ni nada que nos sorprenda a los padres y madres buscadores. Tanto las fosas clandestinas, como los hornos del narco, así como los desaparecidos, están prácticamente en todo el país, en todos los estados.

Paula Sandoval lleva cinco años buscando a su hermano Jesús Daniel Sandoval León, un estudiante de Derecho que tenía 26 al momento de desaparecer, y que alternaba los estudios con el trabajo como chofer de Uber y la venta de celulares, laptops y cámaras de vigilancia.

Daniel se encontraba el 16 de enero de 2020 en la colonia Florido de Tijuana cuando fue secuestrado. El grupo armado pidió un rescate, que la familia pagó, pero no lo liberaron. Desde entonces, el joven pasó a engrosar las estadísticas oficiales de la Secretaría de Gobernación federal que aseguran que en Baja California, en los últimos seis años, suman 2 mil 235 denuncias que siguen activas por desaparición, más 60 casos que ya fueron hallados sin vida. Una cifra, no obstante, que activistas y colectivos de búsqueda en Tijuana consideran muy alejada de la realidad. La activista Paula Sandoval apunta que, al menos, habría 24 mil carpetas abiertas por desaparición, debido en parte por la cifra negra de quienes tienen miedo a denunciar, o por un posible subregistro de las autoridades.

Desde la desaparición de su hermano, Paula, que fundó el colectivo Familiares Unidos Buscando a Nuestros Desaparecidos, ha visto ya muchos horrores como el de Teuchitlán, el campo de exterminio en Jalisco.


Segmentos humanos hallados en un rancho llamado “Los Huesos”, en Baja California. Foto: especial

Precisamente, su colectivo y ella fueron los que recibieron la llamada anónima el lunes pasado y se apersonaron en la calle donde yacía el cráneo sobre la banqueta.

A unos pocos metros, se encuentra una bodega abandonada en la que hay un sótano a oscuras, donde se sospecha que pudiera estar el resto del cuerpo, o más restos humanos. La sospecha se debe, explica Paula, a que en ese mismo lugar ya se había encontrado anteriormente un cadáver sin cabeza –la cual fue hallada después, en enero de este año–. Sin embargo, debido a la premura con la que asistieron el lunes pasado al lugar y a la falta de lámparas y de equipamiento, el colectivo dio parte a las autoridades y ya no rastreó más a fondo la bodega.

–Hay fosas clandestinas por todas partes –dice tajante la activista–, Baja California completa es un panteón clandestino. Tan solo en Mexicali, por poner un ejemplo, se encontró un rancho con más de 300 restos humanos.

Paradójicamente, ese rancho del que habla Paula donde fueron enterrados clandestinamente cientos de restos se llama ‘Los Huesos’. Está ubicado en el poblado ‘Los Algodones’, a unos 30 kilómetros de la capital de Baja California, y muy cerca de San Luis, Arizona, en Estados Unidos.

El lugar donde se encuentra el rancho, que básicamente es una inhóspita zona semidesértica donde hay un mar de llantas de carros tiradas por todas partes, carros desguazados y viejas autocaravanas, está en la colonia ‘Ladrillera’. Se le llama así debido a que en este pequeño asentamiento irregular la principal actividad económica es la fabricación de tabiques y ladrillos de arcilla en hornos. De hecho, en el rancho del hallazgo hay montañas de ladrillos amontonados por todas partes. Y a decir de los colectivos de búsqueda, los hornos ladrilleros de estos ranchitos es lo que hace que los grupos del crimen organizado se fijen en esta zona de Mexicali, donde según cifras oficiales hay más de 500 personas que están desaparecidas a la fecha.

Gonzalo Moreno, junto a su esposa Soraya, fundó la Célula de Búsqueda e Investigación en Desaparición Forzada de BC, luego de la desaparición el 27 de marzo de 2022 de su hijo Kevin, un joven de 20 años.

Kevin fue secuestrado por un grupo del crimen organizado cuando estaba en su segundo día de trabajo como guardia de seguridad en la terraza del bar Shots, sobre la calzada Montejano, en pleno corazón de Mexicali; un lugar al que Gonzalo asegura que ya se le conoce como ‘El Triángulo de las Bermudas de Mexicali’, pues en las inmediaciones de ese y otros antros, además de su hijo, han desaparecido al menos 12 personas.

Gonzalo y la Célula de Búsqueda fueron quienes detectaron, en el verano de 2023, que en el rancho ‘Los Huesos’ podría haber indicios de cuerpos. El activista explica que habitualmente reciben llamadas y mensajes anónimos que les ponen sobre la pista de algún lugar de interés. Pero, en este caso, los indicios llegaron luego de volar un dron por la zona y detectar desde el cielo anomalías en el terreno tras un ‘geo-rastreo forense’.

–Creemos que es el momento de transitar del uso de la ‘varilla T’ (una varilla fina de hierro con forma de ‘t’ en un extremo, que los padres y madres utilizan para clavar en la tierra en busca de pistas) al uso de la tecnología –comenta el activista. Además del dron equipado con cámaras especiales, su colectivo utiliza imágenes satelitales de uso libre de la NASA, lo cual les ha dado como resultado el hallazgo, solo en 2024, de 23 casos positivos de restos humanos en diferentes puntos entre Baja California y Sonora; entidad vecina donde según los registros de la Segob suman entre el pasado sexenio y lo que va del actual casi 2 mil 700 denuncias por desaparición que siguen activas, más 134 personas que ya fueron halladas, pero sin vida, y donde precisamente el activista denuncia que en mayo de 2023 la camioneta del colectivo recibió 7 impactos de bala como amenaza.

Tras el ingreso al rancho ‘Los Huesos’, ya acompañados por personal de la Fiscalía de Baja California, Gonzalo explica que empezaron a excavar en un pedazo de tierra de unos cuatro metros cuadrados y un par de metros de profundidad, del que primero salieron dos piezas dentales, luego la cabeza de un fémur, luego un pedazo de mandíbula con dientes completos, hasta que emergieron más de 300 piezas de restos humanos.

Además, hallaron celulares, mucha ropa, mochilas, e incluso tablets electrónicas, lo cual lleva a Gonzalo a establecer cierta similitud con el campo de reclutamiento forzado del crimen organizado en TeuchitlánJalisco, aunque en el caso de ‘Los Huesos’ no saben realmente cuál pudo haber sido la dimensión real del hallazgo, pues denuncia que más de un año y medio después la Fiscalía no les ha dado detalles. Aún no se sabe, por ejemplo, o no les dijeron, si los restos corresponden a una o más personas, ni la temporalidad de los mismos.

“Todo lo quieren politizar”: madre buscadora

Lo que sí saben los padres y madres buscadores, apunta ahora Gonzalo, es que el lugar donde se ubica el rancho ‘Los Huesos’ es zona de tránsito de personas migrantes y de presencia de grupos del crimen organizado, de los que omite el nombre para evitar represalias y amenazas.

Gonzalo admite que no puede asegurar que los restos correspondan a migrantes, pero considera que debería ser una clara línea de investigación por el contexto de la zona fronteriza. Eso, matiza, en el caso de que las autoridades quieran o puedan investigar, pues recuerda que en casos como el del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, la Fiscalía jalisciense tenía desde hace meses conocimiento de ese centro clandestino, y no hizo nada por investigar el caso. Al contrario, de no ser por los padres y madres buscadores que lo sacaron a la luz pública, el lugar continuaría muy probablemente en la clandestinidad.

De vuelta al rancho en Mexicali, Gonzalo cuenta que una particularidad que encontraron es que los grupos del crimen organizado, ante la acción de los colectivos de búsqueda, están comenzando a exhumar los cuerpos que enterraron para trasladarlos a crematorios y hornos clandestinos como este de ‘Los Huesos’ en la colonia ‘ladrillera’, con la finalidad de desaparecer cualquier rastro o evidencia.

–Es una nueva estrategia o modus operandi, que podría ser catalogada como delito de lesa humanidad, y que consiste en desaparecer, inhumar y luego exhumar clandestinamente para cremar y volverlos a desaparecer –hace hincapié.

A continuación, Gonzalo apunta que lo acontecido tanto en el rancho ‘Los Huesos’, en Mexicali, como en el rancho Izaguirre en Teuchitlán, así como en otros centros de exterminio descubiertos en el país, como el hallado por otro colectivo de búsqueda el pasado 12 de marzo en Reynosa, Tamaulipas, u otros lugares tristemente célebres por el horror destapado en sexenios pasados, como en ‘Colinas de Santa Fe’, en el puerto de Veracruz, donde al cierre de ese cementerio clandestino en 2019 las madres del colectivo Solecito habían hallado 298 cráneos y más de 2 mil 500 restos humanos, muestran que el problema de las desapariciones en el país es mucho más grave de lo que reconocen las autoridades, y que los grupos criminales llevan la ventaja a la hora de desaparecer personas sin dejar rastro.

–Estamos ante una carrera contra el tiempo por encontrar a nuestros seres queridos, pero también ante una carrera frente a estos grupos, en la que al momento que nosotros hacemos un hallazgo, ellos se movilizan rápido para destruir cualquier evidencia, cremando los restos, bajo la premisa de que al no haber cuerpo, no hay delito, ni caso.

Y en esa carrera, los colectivos consideran que los criminales llevan aún más ventaja no solo por la impunidad con la que operan, sino también por la pasividad de las autoridades y por el ‘golpeteo’ político que se produce cuando salen a la luz casos como el del rancho en Teuchitlán.

Foto: especial


La señora Soraya recuerda, por ejemplo, las palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 18 de marzo, cuando a raíz del descubrimiento del rancho Izaguirre en Teuchitlán acusó una “campaña” en contra de su gobierno y para ‘golpear’ al expresidente López Obrador, y acusó además a la ‘oposición’ de querer sacar ‘tajada’ política del hallazgo. O las palabras posteriores del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, cuestionando que los cientos de pares de zapatos y tenis encontrados en el rancho, cuya imagen dio la vuelta al mundo, fueran realmente de personas desaparecidas.

–La verdad, es muy triste ver cómo todo lo quieren politizar –apunta la madre buscadora–. Piensan que una alza la voz por querer ensuciar el nombre de López Obrador, cuando la verdad es que yo, como madre que busca desesperadamente a su hijo, qué me voy a estar preocupando por querer ensuciar el nombre de nadie. Yo lo único que quiero es encontrar a mi hijo.

–Ese personaje político –interviene Gonzalo, en referencia a Noroña–, al ser la cabeza del Senado de la República, debería tener mucha más empatía hacia las víctimas, y no solo en sus palabras, sino también en su corazón. Pero, en lugar de eso, lo que busca es demeritar nuestro trabajo como colectivo, como si esto fuera una ‘guerra’ en contra del pueblo que asegura representar.

Tras el hallazgo del rancho ‘Los Huesos’ en agosto de 2023, el colectivo de Gonzalo y Soraya, del que forman parte otras 8 personas que colaboran con las búsquedas, encontraron apenas el pasado domingo 18 de marzo nuevos hallazgos de restos humanos, ahora en un ejido de nombre Nezahualcóyotl, en la zona norte de Mexicali. Hasta el momento, suman 5 puntos de interés a revisar, de los cuales 2 ya dieron positivos con al menos 2 cuerpos encontrados.

El pasado viernes 21, el colectivo realizó otra búsqueda por el Valle de Mexicali, ahora en apoyo de una madre que busca a su hijo, quien también desapareció en el mismo lugar que Kevin, en el bar Shots. Y luego, sin tiempo para descansar, regresarán “lo más rápidamente posible” para continuar con las búsquedas en el ejido Nezahualcóyotl.

–Son tantos los casos de desaparecidos, que no nos damos abasto con las búsquedas –lamenta la activista y madre buscadora.


A 8 años del asesinato de Miroslava Breach, una justicia a medias con impunidad completa

Hace 8 años, el 23 de marzo de 2017, asesinaron a Miroslava Breach Velducea afuera se su casa, cuando esperaba a su hijo menor para llevarlo a la escuela. Su crimen continúa impune.

Aún hay dos presuntos homicidas prófugos, el sistema criminal y político involucrado en su asesinato continúa intacto. Y en Chínipas, desde donde presuntamente salió la orden de su asesinato, las autoridades estatales y municipales promovieron hace un año, el culto al líder del grupo Los Salazares a través de una obra turística premiada por el gobierno estatal.


Texto: Patricia Mayorga / Raíchali

Chihuahua

Sabado 22 de Marzo del 2025


El exalcalde de Chínipas, Hugo Amed Schultz Alcaraz ha insistido que fue torturado para ser declarado culpable como cómplice del crimen en contra de la periodista Miroslava Breach Velducea, pero no ha logrado demostrarlo. Éste 3 de abril, se realizará una nueva audiencia para que un juez federal determine si cambian su medida cautelar de prisión preventiva por libertad condicional.

Hace 8 años, el 23 de marzo de 2017, asesinaron a Miroslava Breach Velducea afuera se su casa, cuando esperaba a su hijo menor para llevarlo a la escuela. Su crimen continúa impune.

Aún hay dos presuntos homicidas prófugos, el sistema criminal y político involucrado en su asesinato continúa intacto. Y en Chínipas, desde donde presuntamente salió la orden de su asesinato, las autoridades estatales y municipales promovieron hace un año, el culto al líder del grupo Los Salazares a través de una obra turística premiada por el gobierno estatal.

Sara Mendiola, directora de la Propuesta Cívica, la organización que acompaña el caso penal del asesinato de Mirolsava Breach, recordó que aún están prófugos el presunto autor intelectual Crispín Salazar Zamorano (uno de los líderes de Los Salazares que pertenece al cartel de Sinaloa) y Jasiel Vega Vega como autor material.

Ambos fueron identificados como presuntos homicidas por la Fiscalía Especializada en Atención a los Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) y un Tribunal libró las órdenes de aprehensión hace alrededor de siete años.

“Nos encontramos en esta exigencia para que autoridades correspondientes hagan las labores de inteligencia necesarias para que sean llevadas a las instancias de justicia para ser juzgados por el homicidio de Miroslava”, externó Sara Mendiola.

Respecto de Hugo Schultz, Mendiola detalló que están en una pugna legal porque solicitó la liberación condicionada ante juzgado federal. La audiencia para debatir si se autoriza o no la libertad condicional es el 3 de abril. El delito por el que está preso es por haber sido partícipe auxiliador para la comisión del homicidio de Breach Velducea.

“No es una libertad anticipada sino un cambio de medida cautelar. Nos vamos a oponer a eso, no es acorde a la justicia por haber sido un autor importante para la planeación y concretización del crimen de Miroslava”, añadió la abogada.

Hugo Amed Schultz fue sentenciado a 8 años de prisión en un juicio abreviado en junio de 2021, una condena muy baja porque solicitó el procedimiento abreviado, indicó Sara Mendiola.

El titular de la FEADLE, Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, no ha respondido a solicitudes de entrevista para conocer el estado de búsqueda de quienes se encuentran prófugos ni los avances en la investigación.


CEAV, una institución indolente: Propuesta Cívica

Además de la justicia a medias en el caso de Miroslava Breach, luego de ocho años, la Comisión Especializada en Atención a Víctimas (CEAV) del gobierno federal, no ha reparado el daño a la familia de la periodista.

Sara Mendiola enfatizó que justicia a medias es impunidad completa y refirió que la CEAV ha sido una institución indolente, omisa, fraudulenta y ha dilatado el proceso para acceder a la justicia para la familia de Miroslava porque ha bloqueado, por años, la reparación del daño.

La abogada llamó a la CEAV a que se abstenga de generar más actos para dilatar dicha reparación. “Hemos pedido documentación desde 2020 hasta la fecha. Hemos solicitados en reiteradas ocasiones a la titular que atienda a la familia de Miroslava, que las reciba en reunión a las hermanas y no ha respondido. Lo que nos ha dicho es que no están obligados a recibirles, lo cual es lamentable porque es una institución que fue creada para atender , escuchar y apoyar a las víctimas”, agregó.

En ese momento, el caso estaba en manos del gobierno estatal de Javier Corral. Y a finales del mismo año, 2017, fue detenido Juan Carlos Moreno Ochoa, El Larry, quien fue sentenciado en abril de 2020 a 51 años de prisión, como uno de los responsables del asesinato. Con esa detención y condena, tampoco iniciaron el proceso de reparación del daño.

“El derecho humano a la reparación integral está consagrado en la Constitución mexicana y en legislación internacional, pero es meramente aspiracional en el país”, reclamó Mendiola.


El intento por justicia a medias es impunidad completa

En el año 2018 el caso del homicidio de Miroslava Breach fue atraído por la FEADLE, encargada de la investigación y detención de Hugo Schultz, quien ha intentado librar la cárcel con denuncias de tortura contra el exgobernador Javier Corral Jurado.

Sin embargo, el exgobernador expanista, encubrió a tres panistas involucrados en la grabación de llamadas telefónicas con Miroslava Breach, en las que le exigían que revelara sus fuentes de una investigación que realizó sobre “narcocandidatos”, publicada en marzo de 2016. Esas grabaciones y otras más, fueron localizadas en un laptop que se encontraba en una casa de seguridad cateada por la Fiscalía General del Estado (FGE).

En marzo de 2016, La Jornada y Proceso publicaron reportajes que señalaban narco candidaturas postuladas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en algunos municipios de Chihuahua, durante el proceso electoral de ese año. El partido revocó dos candidaturas, entre éstas la de Chínipas, cuyo candidato era Juan Salazar Ochoa, sobrino de los líderes del grupo delictivo de la región.



Schultz fue detenido en junio de 2021, cuando el caso ya estaba en manos de la FEADLE, ya que el gobierno estatal aseguró que no había elementos para investigar a ninguno de los panista, así quedó documentado en el archivo hemerográfico.

Schultz perdió el año pasado un juicio de amparo 38/2023, en el que solicitó un “juicio de reconocimiento de inocencia”, por lo que alegó que fue víctima de tortura para declararse culpable por el homicidio de la periodsita Miroslava Breach Velcudea (23 de marzo de 2017), por la Fiscalía Especializada en la Atención de Delitos contra la Liberta de Expresión (FEADLE), ya que no acreditó su denuncia.

El panista Hugo Amed aseguró ante el Tribunal Colegiado de Apelaciones en Ciudad Juárez, que él y otro testigo (familiar de la familia Salazar del grupo delictivos Los Salazares, que pertenece al cartel de Sinaloa) fueron torturados para declarar que el exalcalde tuvo participación en el asesinato de la periodista chihuahuense.

El Tribunal federal determinó negarle el juicio de amparo, de acuerdo con la directora de la organización Propuesta Cívica, que lleva el caso del asesinato de Miroslava.

“Hugo Schultz pidió un proceso de reconocimiento de inocencia, solicitó un juicio de reconocimiento de inocencia, alegando que había sido víctima de tortura a cargo de la FEADLE, que había sido amenazado por la misma fiscalía, de repercutir contra su hijo en caso de que él no se declarara culpable,, de que no aceptara la acusación”, explicó Sara Mendiola.

La abogada dijo que era predecible que el amparo no tuviera éxito porque no Hugo Schultz no aportó elementos probatorios para comprobar que fue víctima de tortura, no presentó pruebas de las amenazas en contra de su hijo.

Frente a esa situación, Propuesta Cívica dio contestación al amparo con el mismo procedimiento abreviado en junio de 2021, en el que condenaron al exalcalde de Chínipas a 8 años de prisión. Él aceptó acogerse a juicio abreviado, aceptó los hechos y la acusación de la FEADLE.

“Renunció expresamente y señaló estar plena y jurídicamente informado, renunció a su derecho desahogar pruebas y defenderse del juicio oral; otorgó una disculpa pública en esa audiencia y lamentó que sus actos realizados hubiesen repercutido contra la vida de la periodista Miroslava Breach y reconoció el valor que tiene la libertad de expresión en una democracia, el valor de la actividad que realizaba Miroslava Breach”, refirió Mendiola.

La abogada agregó que durante el desarrollo del procedimiento abreviado, Schultz además ofreció una disculpa pública en la audiencia de procedimiento abreviado, lamentó que sus actos hubiesen repercutido contra la vida de la periodista Miroslava Breach, reconoció el valor que tiene la libertad de expresión en una democracia y el valor de la actividad que realizaba Miroslava en Chihuahua.

Posteriormente, en 2023 Schultz presentó un amparo para solicitar el reconocimiento de inocencia, pero le fue negado el mes de marzo del año pasado.

“No procedió, el juez le dice que no hay fundamento, no aportó fundamento probatorio para comprobar de lo que se estaba doliendo, no se sometió a protocolo de Estambul. Nosotros pensamos que al menos iba a haber una peritaje por la vía idónea para comprobar la tortura y no hubo nada de eso”, acotó Sara Mendiola.

Ahora está en espera de que un juez determine si le concede o no, el cambio de medida cautelar para enfrentar la condena en libertad.

“Miroslava era una periodista que estaba informando a la sociedad, de relevancia social, y que fue asesinada por ejercer su labor periodística. En ese sentido tendría que haber una mayor relevancia aunada a su pena de prisión y es pena baja, porque solicitó juicio abreviado”, abundó Sara Mendiola

Miroslava era originaria de Chínipas, conocía perfectamente la Sierra Tarahumara, su trabajo fue crítico, denunció la constante violación de derechos humanos.

Los últimos meses puso énfasis en Hugo Schultz, quien a pesar de señalamientos de lazos con Los Salazares, fue nombrado funcionario de Educación indígena en el gobierno de Javier Corral. Sólo lo retiraron de su cargo hasta que se conoció que participó en grabaciones telefónicas de periodistas, incluida Miroslava, para entregársela al grupo Los Salazares, según lo informó el mismo Schultz en su comparecencia durante el proceso penal en contra de Juan Carlos Moreno Ochoa, El Larry, sentenciado a 50 años del homicidio de la corresponsal de La Jornada.

La situación en Chínipas y en la Sierra Tarahumara continúa igual. El sistema es el mismo y la impunidad prevalece en la región.



Una escalera financiada por líder de Los Salazares

En marzo de 2023 inauguraron en el cerro de El Recodo en Chínipas, la escalera considerada más grande del México con mil 348 peldaños, considerada un destino turístico destacado por el gobierno estatal actual.

Autoridades municipales y estatales han solapado la vida pública e impune de integrantes del grupo Los Salazares. Fue patrocinada por Alfredo Salazar Ramírez, apodado El Muñeco, detenido en 2012 y extraditado a Estados Unidos en diciembre de 2023 por el trasiego de drogas a Estados Unidos. Él era considerado lugarteniente de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, entre Chihuahua y Sonora, donde opera el grupo Los Salazares.

La evidencia del patrocinio es una placa colocada al pie del cerro con la siguiente leyenda:

La inauguración de la obra turística fue el 20 de marzo de 2023 por el ayuntamiento de Chínipas, seis años después del asesinato de la periodista Miroslava Breach. De acuerdo con una hipótesis del homicidio que trascendió en el juicio de Juan Carlos Moreno Ochoa, esa fecha es el cumpleaños de Alfredo Salazar, por lo que decidieron cometer el crimen ese día como “regalo”.

Esa fecha coincide con la inauguración de la escalera, el 20 de marzo de 2023, a unos días del cumpleaños de Alfredo Salazar, en el marco de una gran fiesta anual. Él es hijo de Adán Salazar, líder moral del grupo delictivo que también está preso en Estados Unidos

Adán Salazar es el principal líder de Los Salazares, quien también fue detenido en 2011 y posteriormente extraditado a Estados Unidos por delitos relacionados con la producción y tráfico de drogas.

Esa actividad no es la única que evidencia la actividad pública de Los Salazares en Chínipas. En la pandemia de Covid-19, en 2020, distribuyeron despensas a nombre de Alfredo Salazar y cada despensa llevaba las iniciales AS. La gente entrevistada, cuyos videos fueron difundidos en YouTube, agradeció el regalo al “señor”.

En septiembre de 2023, la Secretaría de Cultura del gobierno de María Eugenia Campos Galván, publicó una convocatoria para promover los primeros pueblos tradicionales de Chihuahua. Recibieron 17 propuestas, entre éstas la escalera más grande de México y una de las más grandes de México y una de las más grandes de mundo.

El 11 de enero de 2024, el secretario de Turismo, Edibray Gómez Gallegos, realizó una rueda de prensa de su dependencia y los reporteros locales le cuestionaron la promoción de la escalera de Chínipas patrocinada por Alfredo Salazar. El funcionario aseguró que desconocía ese dato.

Gómez Gallegos, molesto, pidió a los medios hacer a un lado esos comentarios y en un tono elevado dijo:

No debemos perder el enfoque, se los pido. O sea, si queremos vender el camello, tenemos que hablar bien del camello. O sea, yo les pido a través de sus micrófonos, de sus periódicos: vamos a hablar bien de Chihuahua por el amor de Dios. O sea, si no hablamos bien, si transgiversamos (SIC) la información, pues por eso salimos en los noticieros nacionales e internacionales.

El secretario agregó:

“Yo les pido de todo corazón, aunque se burlen de mí por lo romántico, pues que hablemos bien de Chihuahua, somos chihuahuenses. Vamos a sentirnos orgullosos de Parral, de Camargo, de Casas Grandes, de Gómez Farías, de Belisario Domíngue, de los 5 pueblos mágicos que tenemos, de los 5 pueblos tradicionales que tenemos”.

“O sea, no podemos desviar la mirada pues hacia UNA TONTERÍA tontería realmente. Y lo digo yo, Edibray Gómez, secretario de turismo. O sea, yo les pido por el amor de Dios: vamos a vender Chihuahua, por Dios. Chihuahua es muy bonito, Chihuahua es mágico. Tenemos 17 (proyectos promovidos) y se fijan en uno. Por el amor de Dios, ayúdenme a vender Chihuahua”

El secretario de Turismo nunca respondió a una petición de entrevista, desde 16 de enero del año pasado.

El fiscal general del estado, César Jáuregui Moreno, dijo al enterarse de la promoción de la escalera más grande de México y la placa a nombre de Alfredo Salazar, que se investigaría el caso. Sin embargo, hasta ahora la dependencia no ha dado información sobre la presunta investigación.

Chínipas también fue promovida turísticamente por el gobierno de Javier Corral en su medio oficial, Cambio 16, donde lo difundieron después del homicidio de Miroslava Breach, como un lugar turístico.

Después de 8 años, el sistema político y criminal que ordenó y permitió su asesinato, continúa intacto.


Este es un texto de Raíchali, que forma parte de la Alianza de Medios de Periodistas de a Pie, de la cual somos integrantes. Aquí puedes consultar el trabajo original.

Gertz Manero acusa a fiscalía de Jalisco de omisiones en Teuchitlán, pero la FGR también tenía responsabilidad

Aunque la Fiscalía General de la República conoce desde hace más de una semana sobre la existencia del rancho Izaguirre, formalmente no ha llevado a cabo la atracción del caso.


Texto: Siboney Flores y Marcela Nochebuena / Animal Politico

Ciudad de México

Jueves 20 de marzo del 2025


El fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, acusó a la fiscalía de Jalisco de no haber realizado las mínimas diligencias y la investigación correspondiente tras el hallazgo del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, pero especialistas y organizaciones coinciden en que la dependencia federal también tenía facultades de atracción del caso que omitió ejercer.

Sumado a ello, cuestionaron que aunque la Fiscalía tiene conocimiento desde hace al menos semana y media de la existencia del rancho y de la carpeta de investigación iniciada en la dependencia local, la atracción del caso sigue sin formalizarse. Durante la conferencia de prensa del miércoles, Gertz Manero reconoció que aún no cuenta con ningún dato concluyente, dado que sigue sin tener acceso a los expedientes y a la totalidad de la carpeta.

“La conferencia que dio el fiscal Gertz Manero se enfocó específicamente en denostar el trabajo de la fiscalía local, que sin duda las negligencias que se narraron son sumamente graves. Sin embargo, de la Fiscalía General de la República todos esperábamos que ya estuviera dando cuenta de información sobre la investigación que ellos ya tendrían que estar haciendo”, señaló César Contreras, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh).

Criticó que para este momento todavía no tengan toda la información ni hayan comenzado con los análisis periciales, técnicos y científicos que tendrían que realizarse para poder establecer la verdad de los hechos en el caso. La organización consideró sumamente grave que aún no se confirme la atracción de la investigación, por lo que debería resolverse lo más pronto posible.

“La Fiscalía General de la República, a partir del momento en que tenemos indicios suficientes para establecer delitos de carácter federal nos vamos a hacer responsables de esta investigación y de todos sus resultados. A partir del momento en que nosotros iniciemos ese procedimiento, lo primero que vamos a hacer son las diligencias”, refirió el fiscal luego de afirmar que su obligación es recibir todas las pruebas, hacerlas públicas y establecer las premisas y presunciones de los delitos federales que van a investigarse.

No obstante, la primera autoridad federal que tuvo conocimiento de la existencia del Rancho Izaguirre fue la Guardia Nacional (GN), a partir de una llamada anónima recibida en el C5 en la que se presumía que ahí existía un campo de reclutamiento y exterminio. Al llegar ahí –describió el propio fiscal–, fueron recibidos con armas de fuego y hubo un intercambio, tras lo cual tomaron el lugar, detuvieron a 10 personas hoy procesadas y encontraron otras dos con vida, que estaban privadas de la libertad, y una más que ya había fallecido.

Una vez ocurrido esto, la Guardia Nacional le entregó toda la información al ministerio público local. “La operación que se hizo en septiembre del año pasado la hizo la Guardia Nacional; por ser delitos del orden común los que encontró, le dio participación a la fiscalía del estado, que hizo todo un procedimiento en el que procesó a los 10 que están en la cárcel, no tuvo nada que ver el orden federal en eso, ni siquiera estábamos notificados”, justificó el fiscal general.

Ven problemas de coordinación entre fiscalías por caso Teuchitlán 

Para el activista Contreras, las declaraciones del fiscal revelan, además, un grave problema de coordinación entre las fiscalías y las instancias de seguridad pública, por lo que es un error afirmar que solo le correspondía a la fiscalía local dar vista a la Fiscalía General de la República. De hecho, esa acción no es indispensable para que la dependencia federal asuma competencia sobre una investigación.

“Necesita tener conocimiento por cualquier manera; una de esas maneras, efectivamente, tendría que haber sido la Guardia Nacional poniendo de conocimiento a la Fiscalía General de la República sobre estos hechos. Eso tendría que haber ocurrido, y si no, es una omisión grave de la Guardia Nacional”, apuntó el activista.

En esto coincide Joseph Olid, abogado penalista y académico del ITESO, quien explicó que la autoridad federal sí debió estar informada. “Por lo menos debieron de haber sido informados por la Guardia Nacional al momento que llegan al lugar. Más que nada porque se menciona que las otras personas portaban armas, que incluso hubo un enfrentamiento y eso por sí mismo ya configura dos delitos federales”, dijo. Se trata del delito de posesión o acopio de armas de fuego y el delito de homicidio calificado en grado de tentativa.

Olid subrayó que de haber existido una omisión de la Guardia Nacional, debió haber un segundo momento en el que también fueran notificados. “El ministerio público inmediatamente después de haber recibido todos los registros debió de haber informado. En el informe policial homologado se menciona que hay varias armas de fuego aseguradas y un enfrentamiento donde los elementos de la guardia nacional podrían haber sido víctimas de un delito”, detalló.

El que no exista una única investigación cuando ocurren delitos federales y locales en un mismo contexto termina por afectar la propia investigación, porque podría haber acciones que no se esclarezcan o incluso sean contradictorias entre federación y localidad, apuntó el académico.

Anna Karolina Chimiak, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (CEPAD), con sede en Jalisco, coincidió en que las declaraciones de las autoridades han evidenciado una dificultad para encontrar formas de coordinarse, debido a los diversos intereses que atraviesa el caso desde los diferentes órdenes de gobierno tanto como de los grupos criminales predominantes en el estado. Además, ha sido clara la tendencia de la FGR a deslindar a las autoridades federales, específicamente en lo relativo a la omisión de septiembre.

Sumado a lo anterior, a pregunta expresa, el fiscal general no pudo precisar la fecha exacta en la que la dependencia que encabeza tuvo conocimiento de la existencia del rancho y de la investigación iniciada por la fiscalía local. Pese a que se comprometió que más tarde el área de comunicación social confirmaría el dato a este medio, hasta el cierre de esta publicación no hubo respuesta.

“También es una omisión que la Fiscalía General de la República inmediatamente que tiene conocimiento de un rancho en donde se están realizando estos hallazgos de restos óseos, ya en este momento, no realice inmediatamente el procedimiento de atracción. No se necesitaba realizar un mayor procedimiento burocrático como el que está realizando ahora para poder asumir la investigación; tendría que haberla iniciado inmediatamente atrayendo su investigación a su competencia, como lo han señalado los colectivos de personas desaparecidas y las organizaciones que los han acompañado”, añadió Contreras.

La federación tiene derecho a realizar esta atracción según el artículo 5 de la Ley de la Fiscalía General de la República, que indica “la Fiscalía podrá ejercer su facultad de atracción en los casos que determine la constitución, que determine los tratados internacionales y las leyes aplicables”.

Dado que la atracción aún no se confirma, el Centro Pro se dijo preocupado de que la investigación federal que eventualmente se realice lleve al sesgo de acotar el hallazgo al de un campo de entrenamiento únicamente. Además, Gertz aseguró que si el ministerio público local, que tenía autonomía, cometió alguna irregularidad, se hará lo necesario para establecer responsabilidades de toda la cadena de mando.

Contreras precisó que la Ley General en materia de desapariciones es muy clara respecto a la responsabilidad de los servidores públicos, de todos los niveles, que presuntamente hayan cometido omisiones. Por ejemplo, en su artículo 24 establece que en casos de desapariciones relacionadas con delincuencia organizada, la federación será competente. De la misma manera, consigna la importancia de determinar responsabilidades administrativas de servidores públicos que obstaculicen las investigaciones o cometan irregularidades con la búsqueda e identificación.

“Tendría que iniciarse una investigación que puede ser administrativa, pero también penal, respecto de la obstaculización en la búsqueda e investigación del caso. Eso tendría que ser tanto de las autoridades locales, como investigar si en algún momento alguna autoridad como la delegación de la FGR en Jalisco tuvo conocimiento de estos hechos y no inició una investigación o no solicitó información para poder atraer el caso en su momento”, añadió.

La actuación de la fiscalía estatal

En respuesta a las declaraciones de Gertz Manero, Salvador González, fiscal estatal de Jalisco, divulgó un video en redes sociales en el que aseguró que apenas el mismo miércoles –12 días después de la difusión del hallazgo– se entregaría todo el expediente de la investigación a fin de que la FGR la atraiga.

Aseguró que desde el inicio de la actual administración estatal se han llevado a cabo diversas acciones para avanzar en el caso, por lo que hay 10 personas en prisión. Reiteró su colaboración al fiscal y propuso que a la visita que hará este jueves al Rancho puedan sumarse madres buscadoras, colectivos, activistas, académicos y organizaciones de la sociedad civil. Añadió que el gobernador, Pablo Lemus, propone la instalación de una Comisión de la Verdad.

La mayoría de las autoridades actuales de Jalisco que están dispuestas a cooperar con la federación ingresaron a sus funciones el 1 de diciembre. El gobernador Pablo Lemus relevó al entonces gobernador Enrique Alfaro. El fiscal estatal, Salvador González, relevó a Luis Joaquín Méndez Ruiz. Mientras que Blanca Trujillo, entonces fiscal especial en personas desaparecidas, se mantiene en la misma función, aunque un cambio a la ley orgánica de la Fiscalía la define ahora como vicefiscal en personas desaparecidas.

Cuando ocurrió el caso, el entonces encargado de que las investigaciones llegaran con el juez era Jaime Navarro Hernández, director general de la dirección de Seguimiento a Procesos. Pero, poco antes de finalizar la administración, en octubre de 2024, fue asesinado mientras estaba en el estacionamiento de una tienda de autoservicio en la colonia Jardines Alcalde, en Guadalajara. Ahora las funciones de la dirección de Seguimientos a Procesos fue absorbida por el área de la Vicefiscalía Especial Ejecutiva de Investigación Criminal, encabezada por Ernesto Hernández Escorcia.

El abogado penalista Joseph Olid explicó que a nivel estatal también tienen responsabilidad distintas áreas como el ministerio público local, pues el agente en el caso, fue “quien dio el mando y conducción y quien se quedó al inicio con esa patente de investigación”. También el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), un organismo público descentralizado, que debía resguardar las prendas localizadas en el predio.

Chimiak apuntó que la responsabilidad de las autoridades municipales ha quedado desdibujada, pese a que la Ley de Personas Desaparecidas del estado es clara en cuanto a que también la comparten.

El sitio permaneció meses sin resguardo de las autoridades, pues el colectivo Madres Buscadoras de Jalisco explicó a Animal Político que ingresó al predio en dos ocasiones, en diciembre de 2024 y enero de 2025. Semanas más tarde, el 5 de marzo, otro colectivo, Guerreros Buscadores de Jalisco, ingresó al Rancho Izaguirre con solo “empujar la puerta”, de acuerdo con declaraciones de las buscadoras.

Acerca de ello, el académico aclaró que las autoridades locales pudieron no haberlo realizado porque el mismo Código Nacional de Procedimientos Penales no establece medidas específicas de resguardo.

“Si se clausura un restaurante la Ley en Materia Administrativa te va a decir: ponle un sello, el sello tiene que tener estas características, va a tener una previsión de que si lo rompen, va a pasar esto. Pero, eso en lo penal no existe, a veces las autoridades le ponen sellos, letreros gigantes, cadenas, pero en realidad todo eso ni siquiera está previsto en la ley”, dijo Olid.

El fiscal general de la República, Gertz Manero, enfatizó durante su conferencia de prensa del miércoles que las autoridades de Jalisco, entre los meses de septiembre y octubre, no realizaron ni las mínimas diligencias ministeriales que le correspondían, como procesamiento de huellas, identificación de prendas o determinación del dueño del rancho. Ni siquiera se cumplió con el debido registro e identificación de todo lo hallado, ni se le dio intervención inmediata a la FGR, justificó.


Este es un trabajo original de Animal Político y es reproducido con su autorización.

Llevaba dos años que jornaleros guerrerenses denunciaron ser víctimas de privación y trabajo forzado en Jalisco

Ahora un sobreviviente dice que habría reconocido que era el Rancho Izaguirre, de Teuchitlán, el lugar de su encierro forzado. Los jornaleros fueron hasta Jalisco por una convocatoria que lanzó el Ayuntamiento de Chilpancingo en coordinación con otras áreas del servicio público y la Uagro, quienes niegan tener una relación con las funciones del rancho 


Texto: Beatriz García y Margena de la O

Chilpancingo

Jueves 20 de marzo del 2025


La denuncia de jornaleros guerrerenses engañados y retenidos en Jalisco después de una convocatoria lanzada por el Ayuntamiento de Chilpancingo y otras instancias del servicio público fue expuesto desde hace dos años en medios locales de comunicación, pero ahora cobró relevancia porque una de las víctimas habría identificado al Rancho Izaguirre, de Teuchitlán, como el lugar donde los retuvieron por varios días.

Existe la sospecha que este rancho, después de que el 5 de marzo pasado integrantes del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco ingresaran y descubrieran que había restos humanos, crematorios y varias centenas de prendas, pudo ser utilizado para entrenamiento forzado y exterminio.

Sospecha aún porque las investigaciones después de los hallazgos de las madres buscadoras están a cargo de la Fiscalía General de la República (FGR).

Ayer miércoles, un hombre que se identificó como Roberto se comunicó al programa de radio  Formula Noticias, que conduce la periodista Azucena Uresti, y narró que un grupo de jornaleros de Guerrero fueron llevados con engaños a un rancho donde, además de que fueron víctimas de una explotación laboral, porque los llevaban a los campos sin la paga prometida, presenciaron varias escenas extrañas y violentas de personas que, al parecer, vigilaban ese rancho. La conductora presentó a Roberto como sobreviviente del Rancho Izaguirre.

Los jornaleros guerrerenses habrían llegado hasta Jalisco por la convocatoria lanzada por la administración de la exalcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Martínez Hernández, en coordinación con otras instancias, una de ellas la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), para una capacitación en campos agrícolas con el fin de que obtuvieran una visa para laborar en Estados Unidos.


Esta foto corresponde a la salida oficial de los jornaleros guerrerenses a campos agrícolas en febrero del 2023. En la imagen aparecen servidores públicos municipales de la anterior administración. Foto: Oficial.

Tanto la ex alcaldesa como la Uagro se han deslindado en comunicados públicos que los fines de la convocatoria sean los del Rancho Izaguirre. Pero la convocatoria sí existió para campos agrícolas de Jalisco, de acuerdo con un rastreo en las redes sociales oficiales de la pasada administración municipal de Chilpancingo.

También ya había registros públicos de una denuncia de privación y trabajo forzado de jornaleros.

Hace dos años, el periódico El Sur de Acapulco publicó la nota con el encabezada “Privan de la libertad a 55 jornaleros empresa de Jalisco; los contactó la Secretaría del Trabajo”, en la cual dan cuenta que un jornalero, de manera anónima, hizo la denuncia de que en 2023 fueron contratados, a partir de una convocatoria que lanzaron servidores públicos, con la promesa de que les darían una visa para trabajar en Estados Unidos, pero terminaron engañados, privados de su libertad y explotados.

La fuente de esa noticia informó que unas personas que, entiende, trabajaban en coordinación con la empresa Big Force–quien los habría contratado–, los mantenían retenidos en los dormitorios después de trabajar y que fueron ellos quienes habrían golpeado duramente a dos de sus compañeros que tuvieron la osadía de salir a ejercitarse en la noche; a uno de ellos, dijo,  le desfiguraron la cara.

Esta información coincide en gran parte con la que Roberto le dio a Azucena Uresti.

“Fui invitado hace dos años, fuimos reclutados, más bien fuimos invitados a un programa de trabajos para laborar en Estados Unidos y adquirir la visa H-2 (H-2A es exclusiva para trabajos agrícolas), fuimos invitados por autoridades de aquí del municipio (Chilpancingo) y, bueno, la verdad ese tiempo que estuvimos en ese rancho y las condiciones en las que estuvimos fueron difíciles, porque aquí nos habían dicho una cosa y ya estando allá las cosas cambiaron demasiado”, menciona Roberto.


Esta imagen fue compartida en redes sociales por la Secretaría de Desarrollo y Bienestar Social de la administración municipal de Chilpancingo el 15 de febrero del 2023, corresponde al acto de despedida de los jornaleros guerrerenses en la Comedor Universitario, ubicado en el centro de la ciudad. Foto: Oficial.

Además del Ayuntamiento de Chilpancingo, el sobreviviente señaló a la Uagro de participar en esta supuesta convocatoria de trabajo-capacitación que, en principio, les mencionaron como destino de trabajo Guanajuato. Contó que los jornaleros partieron en el autobús confiados en que llegarían a Guanajuato, pero los llevaron a Jalisco.

Al siguiente día, según su narración, los separaron por lugar de origen; calculó que había en el lugar (que sería el rancho en cuestión) unas 500 personas de varias partes del país. Les pidieron su documentación y datos de cuentas bancarias y, además, les informaron que estarían en el sitio durante un año, cuando les habían dicho que la capacitación sería por un corto tiempo.

Las personas que los instruían vestían pantalón café, playera azul marino y botas, similar a personal de las fiscalía oficiales. Ellos mismos les prohibieron tener comunicación con personas cercanas y salir del rancho, de lo contrario, “habría consecuencias”.

Sobre las condiciones en que desempeñaban el trabajo compartió que recibían comida maloliente y que los mantenían encerrados en unos remolques (tráilas) dispuestos como dormitorios, después de llevarlos y traerlos de los campos agrícolas.

Al cabo de un par de semanas, Roberto logró escapar junto con otros compañeros, porque dijeron que irían a comprar artículos personales.

La periodista le preguntó si reconocía el rancho–que sería el Izaguirre– y él dijo que cuando salió a la luz el caso reconoció el lugar porque caminó por una de las zonas. «Miraba apenas unas fotos y hay lugares donde recuerdo haber estado, donde desconocía absolutamente qué es lo que se hacía», dice.

También le insistió si estaba seguro que fueron autoridades quienes los convocaron para trabajar. El «sobreviviente» responde: “todos los que fuimos a esta jornada asistimos al Ayuntamiento municipal. Asistimos al área de Relaciones Exteriores, es ahí donde ellos estaban convocando a esta jornada de trabajo, y ahí fue donde nosotros entregamos papeles”.



Lo convocatoria lanzada por el Ayuntamiento de Chilpancingo aún puede ser rastreada en las redes sociales. Aquí un fragmento: “El Ayuntamiento de Chilpancingo en coordinación con la UAGro a través de la Coordinación de Cooperación e Internacionalización, la Secretaría de Relaciones Exteriores a través del Consulado de México en Orlando y la Academia de Capacitación Agrícola Mexicana BIG FORCE convocaban a participar en el programa Raíces Mexicanas Floreciendo en Estados Unidos”.

La convocatoria incluye que serían capacitados en Guanajuato y Jalisco, donde recibirían un pago por su trabajo, además de prestaciones como seguro médico, con la oportunidad de obtener la visa H-2 para irse a Estados Unidos.

Hay fotos disponibles en el ecosistema digital de febrero del 2023, cuando el comedor de la Uagro ofreció alimentos a los jornaleros que partirían a los campos agrícolas.

Luego de la entrevista en Radio Fórmula, tanto la ex alcaldesa de Chilpancingo como la Uagro negaron ser participes de las actividades que se hicieran en el Rancho Izaguirre, en Tehuchitlán, Jalisco.


 

“Todo ha sido una mentira”: familiares a siete años de la desaparición de estudiantes del CAAV

Texto: Darwin Franco / ZonaDocs

Jalisco 

Miércoles 19 de Marzo del 2025


#HastaEncontrarles

Este 19 de marzo se cumplen siete años de la desaparición de Javier Salomón Aceves Gastélum, Marco Francisco García Ávalos y Jesús Daniel Díaz García, estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales CAAV; pese a que su desaparición forzada significó un antes y un después en la lucha social por la desapariciones en el estado, sus familiares han tenido que pelear contra una verdad fabricada en la que el Gobierno de Jalisco aseguró que los tres jóvenes fueron asesinados y que no hay forma de localizarlos porque sus cuerpos fueron disueltos en ácido.

“Verdad histórica” que fue desechada por un juez en mayo de 2024, pues en el expediente de investigación no existen pruebas periciales y forenses contundentes para cerrar el caso bajo la versión que aún sostiene como cierta la Fiscalía de Jalisco; por ello, a siete años, las familias de Marco y Daniel exigen no sólo que los busquen con vida sino que las autoridades reconozcan que todo ha sido un engaño que se orquestó para frenar la presión social generada por su desaparición.


“En el juicio una perito del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses señaló que en los bidones donde supuestamente habían disuelto a nuestros hijos no se encontraron restos humanos, únicamente diesel”, lo anterior fue mencionado por la señora Vicki -madre de Jesús Daniel Díaz García- en la rueda de prensa que se convocó para no olvidar que este 19 de marzo de 2025 se cumplen siete años de la desaparición forzada de Javier Salomón Aceves Gastélum, Marco Francisco García Ávalos y Jesús Daniel Díaz García, todos estudiantes de cine en la Universidad de Medios Audiovisuales CAAV.

El testimonio de la química forense que, por sí mismo pone en duda la versión oficial, formó parte del desahogo de la audiencia o juicio oral en Puente Grande que ocurrió entre el 1 de abril y el 17 de mayo del 2024, y en el que la Fiscalía General de la República -instancia que atrajo la investigación en 2018- “desahogó” las pruebas que tenía sobre el caso.

De ese proceso judicial se notificó que cinco personas recibieron sentencias condenatorias por 75 años de prisión por el delito de secuestro agravado, no por el desaparición, tal y como exigían las familias de los jóvenes estudiantes.

Las personas sentenciadas fueron Eduardo Geovani Gómez Reynoso, alias “Cochi”; Christian Omar Palma Gutiérrez, alias “QBA”; Jonathan Alejandro Anaya Delgadillo, alias “Kalimba”; Miguel Ángel Casillas Pérez, alias “Tun Tun” y Jonathan Josué Hernández Moreno, alias “Choco”; sin embargo, ese día se dejó en libertad a Alejandro N., pues no existieron pruebas contundentes de que éste hubiera participado en los hechos, algo que los padres desmienten, pues en la carpeta de investigación se sabe que éste sí fue copartícipe

“Lo más importante de ese juicio, no sólo fueron esas sentencias… sino que ese día el juez determinó que el caso no se podría cerrar porque no había elementos suficientes para señalar que nuestros hijos hayan sido asesinados y desaparecidos como asegura la Fiscalía”,explicó Sofía Ávalos, madre de Marco Francisco García Ávalos.

Para ella, el que eso haya pasado confirma que no hay forma de sostener la verdad que fabricaron las autoridades de Jalisco, pero también de que existe una obligación de que se busque con vida a los jóvenes, algo que lamentablemente nunca ha ocurrido.

“Desde el principio no se les buscó como deberían, por eso exigimos que se haga un plan para realizar una búsqueda en campo… para buscarlos con vida, ya que en estos siete años esto jamás de ha hecho”, explicó la señora Vicki, al tiempo que recordó que en los primeros días ella ofreció toda la información que tenía a la mano para que los buscaran, pero eso jamás pasó.


“Si ellos hubieran hecho bien su trabajo desde el principio, quizá, acá tendríamos a nuestros hijos, pero eso no pasó”, precisa la madre de Daniel.

Lo que pasó también en el desahogo de pruebas es que quedaron al evidente dos cosas importantes: 1) las múltiples inconsistencias en la integración de la carpeta de investigación que hizo la Fiscalía de Jalisco, y 2) la falta de trabajo pericial y de investigación de parte de la Fiscalía General de la República, instancia que tras atraer el caso no realizó ninguna nueva línea de investigación ni siquiera revisó la validez de las confesiones de los hoy sentenciados, pues al menos tres de ellos, en el propio proceso judicial, declararon haber sido torturados para firmar su participación en la versión oficial que armó la Fiscalía de Jalisco.

“Cuando el caso lo atrajo la FGR, teníamos la esperanza de que las cosas cambiarían, pero tras el paso del tiempo, pero más en el desahogo de pruebas ante el juez nos dimos cuenta de que presentaron la misma carpeta que les entregó Fiscalía de Jalisco… ni siquiera se esforzaron un poco y, a la fecha, tampoco han hecho nada”, explicó Sofía, quien hace menos de un mes intentó llamar a su ministerio púbico federal, pero ya no le contesta el teléfono.

Donde también existieron y existen inconsistencias, explica Miguel Díaz -padre de Jesús Daniel- es la presentación de las y los testigos claves en el caso, pues sin dar fundamentos contundentes, la FGR no explicó porque no fueron a declarar las últimas personas que vieron a los jóvenes antes de su desaparición:

“Nosotros señalamos lo importante que era que esas personas declararan, pero sólo se nos explicó que algunas personas no quisieron hacerlo por amenazas, otras porque no fueron localizadas… pero era importante que declararan, pero no lo hicieron”.

Quienes sí declararon, recuerdan las madres y el padre, fueron la decena de funcionarios públicos de la Fiscalía de Jalisco que desde el inicio hicieron mal su trabajo.

“Los que sí declararon fueron quienes al inicio nos dijeron que a los muchachos se los habían llevado de tal lugar, pero después en el expediente anotaban otro… lo que nos dijeron que en el lugar a donde los llevaron había estado tres días, pero después al leer el expediente decían que sólo estuvieron ahí de un día para otro… inconsistencias que nos hicieron y nos hacen desconfiar de lo que hicieron”, explicó el señor Miguel.

A casi un año, del “desahogo” de pruebas y de que la autoridad judicial determinara no sólo no cerrar el caso, sino de seguir con las investigaciones, las familias de Daniel y Marco denunciaron que no existe avance alguno del caso, pues lo único que se han girado son oficios para cotejar el ADN tomado a las familias con los cuerpos de personas fallecidas sin identificar, resguardos en diversos estados del país.

Pero de nuevas líneas de investigación, nada. Mucho menos saben de planes de búsqueda en vida, pues en estos siete años jamás les han presentado ninguna estrategia para buscar a Marco, Daniel y Salomón con vida.

“Lo que nosotros queremos es que los busquen, que salgan a buscarlos porque no lo han hecho en estos años… queremos que salgan a buscarlos porque algo me dice que mi muchacho está ahí en alguna parte”, precisó Vicki.

También exigen, como lo evidencia la señora Sofía, la realización de un proceso serio de investigación, pues ninguna de las acciones de la Fiscalía de Jalisco o de la Fiscalía General de la República han sido eficaces en la búsqueda de los jóvenes cineastas.

Actualmente, aunque el caso esté abierto para las familias está inactivo, pues nadie les ha notificado ningún avance, tampoco saben nada de la apelación por el auto de formal libertad que se dio a Alejandro N., pues las familias quieren que se revise el por qué se le dejó en libertad; por ello, le solicitaron a la presidenta, Claudia Sheinbaum, y al fiscal general, Alejandro Gertz, que revisen el caso y que se busque de manera inmediata a los tres estudiantes de cine.



¿Cómo ocurrió la desaparición forzada de los tres jóvenes?

La noche del 19 de marzo, tras finalizar una grabación en el fraccionamiento Colinas de Tonalá -ubicado en el municipio del mismo nombre- los tres jóvenes emprendían el camino de regreso a casa cuando el vehículo en el que viajaban se averió.

Al bajarse para identificar la falla mecánica fueron abordados por un grupo de hombres armados, presuntamente integrantes de la Policía Estatal, quienes los obligaron a tirarse al piso para después llevárselos por la fuerza a bordo de las camionetas negras en las que viajaban. Esta información fue confirmada por otros estudiantes que también habían acudido a la grabación y observaron a distancia lo que pasó con sus compañeros.

A través de un video, las autoridades de Jalisco mostraron una línea de tiempo con la que explicaron qué fue lo que pasó después de que los jóvenes fueran desaparecidos entre el kilómetro 19 y 20 del nuevo Periférico Oriente, en el municipio de Tonalá, por presuntos policías; sin embargo, tras las pesquisas, se dijo que no fueron policías sino integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que portaban uniformes apócrifos.

La Fiscalía precisó que, a través de 400 entrevistas, 15 cateos en diversos domicilios y la confesión directa de dos de los ocho responsables de los hechos, la desaparición de los jóvenes sucedió por una confusión pues el lugar donde éstos realizaron una filmación escolar (el día de su desaparición), había fungido como casa de seguridad de integrantes del Cártel de la Nueva Plaza (grupo que se creó tras una escisión del CJNG en la zona); específicamente, de Diego Gabriel Mejía Oliden, detenido el 15 de julio de 2015 tras habérsele localizado, en ese mismo domicilio, armas de alto calibre y droga.

Los tres jóvenes, según confesaron dos de los detenidos Gerardo N. y Omar N., fueron trasladados a una casa de seguridad ubicada en la calle Lechuza, en la colonia Pinar de Las Palomas en Tonalá, donde fueron golpeados y torturados para obtener información del por qué estaban en el domicilio y qué información tenían sobre sus rivales.

Pero los jóvenes nada sabían de esto, ya que el tiempo y las propias investigaciones han comprobado que ellos, no tenía vinculación alguna con la delincuencia organizada.

En esa casa de seguridad, según el expediente, los estudiantes fueron golpeados, razón por la cual se encontraron ahí rastros hemáticos que resultaron positivos con la información genética de Marco Francisco García Ávalos y Jesús Daniel Díaz García; sin embargo, de Javier Salomón Aceves Gastélum no se encontró registro de sangre.

Los hoy sentenciados por el delito de privación de la libertad (no por desaparición) también confesaron que después trasladaron a los estudiantes a una segunda casa de seguridad ubicada en la calle Amapola en la colonia Rancho de la Cruz también en Tonalá, donde aparentemente fueron asesinados para después disolver ahí en ácido sus cuerpos.

En dicho lugar, la Fiscalía aseguró haber localizado 46 tinacos y 56 litros de ácido sulfúrico, comúnmente utilizado por la delincuencia para disolver cadáveres; sin embargo, esta instancia no presentó los resultados de los análisis forenses realizados a los restos biológicos localizados en dichos tinacos o en las tuberías del domicilio; sus inferencias lógicas, basadas en la declaración de los detenidos y en los hallazgos localizados en el lugar, les hizo concluir que los estudiantes tuvieron ese triste final, pues así lo precisó, Elizabeth Torres, encargada de la investigación.

Lo cierto es que, a la fecha, no se han presentado los resultados de las confrontas entre el material genético localizado (más de 20 perfiles) y las muestras de ADN otorgadas por las familias de los estudiantes; la aseveración de que los cuerpos de los estudiantes fueron disueltos en ácido fue algo que la Fiscalía del Estado Jalisco no logró sostener científicamente en su rueda de prensa, aunque en ella y en el video utilizado se señalara que: “los estudiantes fueron privados de su libertad con la finalidad de dañarlos, para quitarles la vida, y posteriormente sus cuerpos fueron disueltos en ácido”.

Circunstancia que fue desmentida por peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, pues los estudios realizados en esos bidones no muestran ningún tipo de rastro de restos humanos, únicamente presencia de diesel.

Por ello, es que a siete años de la desaparición de Marco, Daniel y Salomón sus familias exigen que se les busque con vida.


Este es un texto de ZonaDocs, que forma parte de la Alianza de Medios de Periodistas de a Pie, de la cual somos integrantes. Aquí puedes consultar el trabajo original.

“Teuchitlán forma parte de un circuito desaparecedor”

La académica y periodista Alejandra Guillén alerta sobre los puntos ciegos que rodean al rancho Izaguirre: es necesario saber quiénes se benefician del reclutamiento de jóvenes por el crimen organizado, exigir la búsqueda en vida de quienes son capturados con la promesa de falsos empleos, entender que ese rancho forma parte de un circuito desaparecedor y no dejarse llevar por el “espectáculo del horror”


Texto: Marcela Turati / A dónde van los desaparecidos

Martes 18 de marzo del 2025


Cuando vio en las noticias los dolorosos hallazgos en el rancho Izaguirre de Teuchitlán —los zapatos abandonados, las maletas polvosas, los restos humanos calcinados—, Alejandra Guillén González pensó en los casos de desaparición que ha investigado durante los últimos ocho años en Jalisco y notó similitudes: son jóvenes enganchados en plataformas sociales con falsas ofertas de empleo, y luego trasladados a diversas fincas y casas de seguridad ubicadas en la región Valles, donde son retenidos en centros de entrenamiento y exterminio. Una vez incomunicados y esclavizados, son obligados a pelear a muerte —como en el Coliseo romano— e incinerar a las víctimas como parte del entrenamiento deshumanizador de los nuevos sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación.

“Lo que hay que entender al analizar este rancho [en Teuchitlán] es qué lugar ocupa en este circuito desaparecedor de personas, que es un circuito amplio, una estructura muy grande, que no empieza o se acaba solo en ese lugar. Ese rancho forma parte de una cadena con una organización impresionante que utiliza muchos lugares, muchos vehículos, a muchas personas: algunas publican los anuncios en internet, otras pasan por ellos [los jóvenes], otras los retienen, otras los entrenan, otras lavan el dinero”, dice la académica y periodista jalisciense.

En entrevista con A dónde van los desaparecidos, portal de noticias del que es cofundadora, Guillén considera que las noticias se están convirtiendo en un “espectáculo del horror”, en el que están saliendo a hablar muchos supuestos sobrevivientes, pero no se está contando la historia completa, y esto puede llevar a conclusiones apresuradas, como suponer que todos los propietarios de las prendas de ropa encontradas en el rancho están muertos, o acusar de sicarios o tachar de culpables a los jóvenes que pudieron escapar del lugar.

“Estamos en un momento delicado del manejo de la información, que también se está convirtiendo en un espectáculo del horror generado porque se suben tantas notas, mucha gente que dice reconocer una gorra, unos tenis, y sabemos lo que eso significa para las familias buscadoras. Es superimportante, válido, están buscando a sus tesoros, pero no podemos deducir que todos los dueños de esas prendas murieron. Es muy difícil saber cuántas personas pasaron por ahí, las identidades, y también tenemos que asumir que hay muchos lugares como este en los que ya nunca se pudo saber qué pasó [con las víctimas]”.

El pasado 5 de marzo, integrantes del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco entraron al rancho, lo encontraron sin sellos de protección a pesar de haber quedado bajo resguardo de las autoridades desde septiembre de 2024, y transmitieron en vivo imágenes que mostraban que la fiscalía estatal no lo había inspeccionado: tenía tres “hornos” con fragmentos de huesos calcinados, así como 400 pares de zapatos, 400 prendas de vestir, y maletas e identificaciones abandonadas que no fueron procesadas como evidencias. Este hallazgo causó dolor a las familias que buscan a parientes desaparecidos, e indignación a nivel nacional que desembocó en protestas por todo el país.

A Guillén, ese sitio y los relatos de los sobrevivientes que contactaron al colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco le sonaron familiares.

En 2019, Guillén y el periodista Diego Petersen publicaron en Quinto Elemento Lab y en este medio el reportaje “El regreso del infierno; los desaparecidos que están vivos”, en el que relataban el cautiverio que vivieron unos jóvenes a quienes el cártel —después de atraerlos con una oferta falsa de trabajo— esclavizó y retuvo a la fuerza en una finca del municipio jalisciense de Tala, donde pasaron a formar parte de los ejércitos del crimen organizado: cuidando sembradíos de drogas o entrenando como sicarios. Un sobreviviente, al que apodaron Luis para protegerlo, les relató sus días en ese infierno.


Alejandra Guillén (a la derecha) entrevista, con una colega investigadora del ITESO, a un hombre wixárika en la ciudad de Guadalajara. (Especial)

Su investigación se basó en esa entrevista, en las indagaciones de las familias de los jóvenes desaparecidos, y en la investigación de la fiscalía estatal sobre el centro de reclutamiento y exterminio hallado en 2017 en Tala, del que fueron liberados tres jóvenes cautivos y 13 personas quedaron detenidas.

Guillén siguió indagando el caso de Tala y otros parecidos en la zona Valles, la región tequilera y montañosa colindante con la ciudad de Guadalajara. La académica del ITESO se graduó en mayo de 2024 como doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara con la tesis titulada “Territorios de desaparición. Campamentos de esclavitud y dominación en Jalisco”. Las reconocidas académicas, expertas en el tema de desaparición de personas, Pilar Calveiro y Rossana Reguillo, fueron sus tutoras.

Al enterarse de los hallazgos recientes en Teuchitlán, Guillén notó que dos casas de seguridad en las que fueron retenidos los rescatados de Tala se ubicaban a unos minutos del rancho Izaguirre, donde, en septiembre de 2024, la fiscalía estatal había detenido a 10 personas y rescatado a dos personas cautivas y encontrado un cuerpo; lugar donde también se entrenaban sicarios y se asesinaban personas.

¿Qué pensaste al leer las noticias sobre Teuchitlán?

Hay que celebrar que se está dando esta movilización ciudadana, pero necesitamos plantearnos una perspectiva histórica, porque estos hallazgos forman parte de una continuidad de sucesos que se tienen que analizar en conjunto. Si se ve como algo aislado no se va a poder comprender. Teuchitlán nos arroja información sobre los dispositivos de desaparición, las atrocidades que se cometen, de cómo se han consolidado estas prácticas. Y, dando por buenos los testimonios que le han llegado a Indira [Navarro Lugo, fundadora de Guerreros Buscadores de Jalisco] de la gente que ha podido escapar, el patrón coincide casi en todo con lo que investigamos en el campamento de Tala, que se descubrió en 2017.


Ropa, objetos y maletas encontrados el 5 de marzo de 2025 en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco. (Facebook de Guerreros Buscadores de Jalisco).

¿Cuáles son los patrones de los casos que estudiaste que coinciden con el rancho Izaguirre?

El rancho está muy cerca, a unos minutos, a cinco  kilómetros de las primeras fincas a las que llevaban a la gente reclutada en Tala [en 2017]. Por eso pienso que es importante pensarlo como un circuito que empieza con el enganche en las redes. He leído en medios, no lo he investigado directamente, que la gente había sido desaparecida en la central camionera. Lo que coincide es que, en ambos casos, buscan un trabajo en internet; encontraron muchas ofertas de empleo. Lo que sigue es que los agregan a un WhatsApp y les dicen: “Tal día tienes que estar aquí”. Como en esos trabajos no te piden muchos requisitos, te arman toda tu logística, te recogen en la central o te piden que tomes un camión, te dicen: “Vete aquí a dos cuadras y ahí te recogemos” o “súbete a tal camión, ya está pagado”. Llegaba gente de fuera, en precariedad: deportados, migrantes, lavacarros, pintores, chavos que se quedaron sin chamba, o que no pudieron estudiar, o que tuvieron un embarazo que no esperaban y deben mantener un hijo.

Los sobrevivientes cuentan en sus testimonios que eran decenas de personas por semana. Iban recogiendo a otros, las familias salían a despedirlos. Llevaban con ellos una mochila, su ropa, sus objetos personales. Como en cualquier trabajo en el que estarás fuera solo unas semanas. Los objetos que encontraron en el rancho Izaguirre son muy similares a los que describen que llevaba la gente que iba a ir a trabajar .

En el momento en que los captan ya están metidos en ese circuito: toman la carretera y empieza un recorrido por una cadena de lugares, los cambian tres veces de camionetas. Los llevaban a una finca en Cuisillos y a otra en Castro Urdiales, luego a Navajas, donde ya los subían al cerro. Los maltratos empezaban desde la primera casa, donde se encontraron con gente rota, algunos mutilados, gente que ha sufrido mucho en la vida.

En tu tesis estudiaste también la deshumanización en esos lugares, lo que le ocurre a las personas retenidas…

Luis, el que da el testimonio más amplio, dice que en la primera de esas casonas, como bodegones,  encontró una cantidad de gente hacinada como sucia, supongo que cagada, meada, con hambre, sed, maltratada, y con una mirada de miserable. Los describe como gente que ya no tuviera alma, porque les han hecho mucho daño. Cuando le empezaron a gritar se dio cuenta de que había cruzado la línea de no regreso.

Me acuerdo también de las prendas que encontraron cuando reventaron las casas de seguridad: había calzones, pantalones, actas de nacimiento para solicitar ese empleo, objetos y mochilas similares a las del rancho. No sabemos de quiénes eran, si son de quienes entrenaron y fueron mandados a otros lados, de la gente que mataron, de quienes los tenían retenidos. Esa es la desgracia, que son prendas que pueden ser un indicio, pero no un indicativo de que cada prenda corresponde a alguien asesinado. No sé si en esos lugares les piden que lleven solo un cambio [de ropa], o algo leve, para subir el cerro.

La lógica ahí es convertirte en sicario, y los jóvenes que fallecen o asesinan son parte de tu material de entrenamiento. Como si fueran hojas de papel para un taller. Muchos de los que estaban al mando habían pasado por etapas previas.


Mapa con los sitios a los que fueron llevados los jóvenes rescatados en Tala en 2017 y su distancia con el rancho Izaguirre en Teuchitlán, donde fue localizado un centro de entrenamiento y exterminio. (Alejandra Saavedra)

¿Qué piensas al ver el rostro del joven desaparecido, que escribió su carta de despedida y ahora se sabe que ya había regresado a su casa, que está vivo? A mí me dolió el cambio en su mirada, su rostro actual…

Duele más porque inmediatamente empezaron a circular acusaciones de que era sicario o reclutador. Fue una narrativa que se impuso, de que si sobrevivieron es porque ellos estaban participando, y es una narrativa que lo pone en riesgo.

Es terrible. Hay que entender la dinámica de esos sitios: los maltratos, el uso del fuego, el rito de iniciación, todo lo que viven. En ninguna circunstancia tienen condiciones de libertad para decidir. Ese es el mal del sobreviviente, y la idea de que mueren los mejores y quien sobrevive es porque hizo algo terrible, y ya es verdugo.

En estos campos no se busca solo destruirte físicamente con violencia, también destruirte el alma y todo el entorno y tu familia, psíquica y espiritualmente. Es una destrucción de lo sagrado, que es mucho más grande que solo matar a una persona. Y quedan en ese limbo donde ellos tampoco saben qué son, ni víctimas ni victimarios. En esta zona de personas murientes.

No digo tampoco que Teuchitlán sea el Auschwitz mexicano, como se le ha nombrado, porque tiene finalidades distintas, pero la experiencia de estar en estos lugares, como en “los chupaderos” argentinos o en los campos de concentración [nazis], es similar a esa práctica de hacer a la víctima victimaria. De deshacer a la persona, de destruir su subjetividad, su psique, de romperles el alma, que es toda una estrategia militar y de entrenamiento.

Es una estructura dedicada a eso, no sé si de gente entrenada en las estrategias contrainsurgentes de Estados Unidos o Israel. Pero hay un plan armado, no es una maldad espontánea, tiene lógica, una finalidad muy clara, y hay gente preparada para hacerlo. Para convertirlos de víctimas a victimarias. Es a lo que Primo Levi se refiere al escribir sobre la experiencia de los campos de concentración. Estás con hambre, en condiciones no humanas que hacen que todo para ti sea la búsqueda de la sobrevivencia. Es muy complejo en ese contexto decir:  “Ah, bueno, pues ellos participaron”. Están bajo un régimen de dominio en el que además están amenazados, y saben dónde viven sus familias.

En la investigación de Tala ustedes mencionan los castigos, los asesinatos, el uso del fuego para desaparecer personas. 

Si en el rancho Izaguirre quemaron a gente, entonces es muy parecido a lo que en el campamento de Tala llamaban “echar a los elotes”, que era un castigo. Le tocó a un joven que quiso escaparse y a otro reclutado que, cuando bajaba del cerro, se metió a un Oxxo por agua, y eso fue suficiente para que lo mataran. Había muchas circunstancias por las que podían matar a los que estaban ahí, privados de su libertad o en entrenamiento.

El momento que relatan más fuerte es cuando —después de semanas de maltrato, hambre, sed, golpes y humillaciones— llega el jefe, un tal Sapo, un tipo sanguinario, y un hondureño que ya había subido en jerarquía le pide que lo deje ir a su casa. El Sapo pregunta a todos: “¿Quiénes quieren ir a su casa?”, y levantan la mano 17, y a esos los ponen a pelear. Quien iba cayendo era asesinado. A los que sobreviven les piden que arrastren a los caídos, que los seccionen y “los echen a los elotes”, que significaba juntar leña e incinerar los cuerpos. Y todo eso lo tienen que hacer las víctimas, es un rito de iniciación para los que sobreviven. “Echarlos a los elotes” implica el uso del fuego.

No ocurrió en un campamento o en un único sitio, se incineró en muchos otros lugares del bosque. Llegué a ver uno en el Bosque de la Primavera, que es de ese tipo de bosques que nacieron de la erupción de un volcán, donde el agua erosiona las piedras y forma canales, como hoyos naturales, y ahí los echaban. Y en otro lugar, al que unos campesinos me llevaron, vimos que tras el incendio quedaron muchos clavos de la extensión de una mano abierta, restos fragmentados de metal, la varilla de un brasier, dos hebillas y muchos huesos apilados. Era notorio que hubo una incineración. Ese lugar nunca se resguardó; cuando se trató de hacer, [los sicarios] volvieron. Eso también ocurre: cuando la fiscalía [de Jalisco] hace operativos, hay tranquilidad un tiempo, hasta que vuelven a tomar el control de esos sitios. La gente que sabe dónde se ubican no puede denunciar, implicaría poner en riesgo a toda la gente porque ellos siguen ahí.

Los restos quemados en el rancho Izaguirre se parecen a la práctica de “echar a los elotes”, que es parte del entrenamiento y del rito de iniciación. Los que sobreviven tienen que pasar muchas pruebas; esa es muy importante.


En uno de los campamentos localizados en Tala en 2017 encontraron leña y restos óseos calcinados. El CJNG incineraba los cuerpos de quienes asesinaba porque desobedecían órdenes o no servían para los trabajos del cártel. (Especial)

En este momento, la disputa es semántica: si son o no hornos, o crematorios, o incineradores…  Desde el gobierno se están cuestionando los hallazgos y considerándolos sobredimensionados, ¿qué piensas?

Cuando hicimos el trabajo de “El país de las 2 mil fosas” [publicado en 2018 en Quinto Elemento Lab y en este medio] supimos que en el mapa de fosas había una cantidad de lugares para los cuales no había un nombre, una categoría, una forma de presentarlo; solo sabíamos que eran lugares donde se incineró [cuerpos]. No los incluimos en el mapa porque no correspondían a la categoría de fosa clandestina y porque no podíamos saber el número de víctimas. Y ese, para mí, fue uno de los hallazgos más terribles: que usar fuego o ácido ya era algo sistemático, que había un entrenamiento y una orden jerárquica para hacerlo, y la terrible perspectiva de pensar que nunca sabremos quiénes fallecieron ahí.

[En Teuchitlán] hay restos incinerados, punto. Quemados. Me acuerdo que, en Veracruz, a los sitios de incineración los nombraban sitios de destrucción de cuerpos; en Coahuila, centros de inhumación clandestinos o puntos de procesamiento para quemar cuerpos; otros han resuelto en los últimos años nombrarlos como puntos de hallazgo. Estas discusiones lo que exhiben es que aún no tenemos las palabras para nombrarlos. Puede que ya se sepan las palabras técnicas desde lo forense, pero no son familiares para todos. También sé que en la fiscalía estatal hay una discusión de si los restos fueron incinerados ahí o en otro sitio.

¿Qué observas distinto en el modo de operar de las autoridades sobre los campamentos de Tala y en la actualidad con el rancho descubierto por Guerreros Buscadores de Jalisco?

Las mismas omisiones en este caso y en otros parecidos, donde quienes los encuentran son las familias.

En 2017, lo que nos mostraron los operativos de rescate [de jóvenes reclutados] es que es posible hacerlos. Ese año revisaron y encontraron coincidencias entre las denuncias de desaparición de jóvenes que habían ido a trabajar a Tala; por otro lado, un joven escapa y va a la policía y cuenta lo que vio. Con un helicóptero Black Hawk sobrevolaron toda la zona, ubicaron en los cerros con mapas de calor dónde había gente concentrada. Lo más difícil era detener al capo que coordinaba esa región.

En ese momento hubo ruedas de prensa, exhibieron la información. Se acababa de crear la fiscalía especializada de desaparecidos y hubo un fiscal [Eduardo Almaguer] que llevó un equipo de su confianza, que estaba comprometido con el tema, y decidió buscarlos en vida y realizar otros operativos donde se liberaron personas en Lagos de Moreno, en Tala, en Vallarta y en Talpa de Allende.

Después cambiaron a ese fiscal, todavía en el gobierno de Aristóteles Sandoval, y  en el sexenio posterior, con [el gobernador Enrique] Alfaro y AMLO [el presidente Andrés Manuel López Obrador], se terminan de desmantelar estos esfuerzos. Claramente [gobierno federal y estatal] estaban decididos a negar que había un problema muy grave de desapariciones en el país. La gente de la fiscalía de desaparecidos decía que el gobierno federal ya no los iba a respaldar, y la fiscalía se concentró en delitos del fuero común.

Hubo operativos donde incidentalmente se liberaba a gente, pero ya no se volvieron a hacer con la intención de rescatar, o de decir: “A ver, aquí hay un patrón de desaparición, aquí tengo información de un sobreviviente que me está dando ubicaciones”, y armo un operativo. Alfaro llegó a decir que [los desaparecidos] se iban por su voluntad, porque estaban yendo a buscar trabajo y por eso no se podía perseguir ningún delito. Se decidió que los chicos ni siquiera iban a ser considerados como desaparecidos porque ya habían sido liberados, que no se investigara, que se negara.

¿Has visto casos en que se pueda prevenir que los recluten?

En noviembre, el ayuntamiento de Tlaquepaque puso carteles que decían: “Si vas por un empleo, acércate a los elementos de seguridad para que revisen si ese empleo es legal”. Se supone que se han acercado unas 28 personas a las que ofrecían trabajo por internet, de entre 5,000 y 8,000 pesos semanales [en 2017, en Tala les ofrecían 4,000 pesos semanales]. No es mucho, no alcanza para mantener a una familia, pero es una cantidad alta para la gente que ha vivido en precariedad toda su vida. También coinciden en que traen gente de toda la república, que seguramente no están enterados de todo lo que ha pasado aquí en Jalisco y del riesgo.

Ya que pasan etapas y que forman parte del grupo, hasta donde sé, se les paga. Por eso muchas familias deciden no hablar, porque recibieron en algún momento una llamada de su familiar diciendo: “Estoy bien”. Y algunas veces sí podían mandar dinero, y luego ya no volvieron a saber de ellos, pero tienen el miedo de “si denuncio y está vivo le harán algo y está por la fuerza”.

¿Hay algún tipo de esperanza en esos sitios?

Cuando lees los testimonios de sobrevivientes te das cuenta de que sí hay grietas pequeñas, momentos de resistencia. Incluso los chicos que sobreviven, aun con el temor de que los vuelvan a desaparecer o matar por lo que van a decir, se atreven a declarar que ellos vieron a personas que fallecieron, porque solo su testimonio permitirá que las familias sepan que estos jóvenes o estos hombres murieron.

Justamente, como se usó el fuego, su testimonio es muy importante porque, de otro modo, nunca se sabría qué les pasó a esos chicos. No sé si llamarlas acciones de resistencia, de dignidad, que después de lo que pasaste es quizás lo único que te queda. Y además sientes la vergüenza de sobrevivir. Porque, si sobreviviste, la gente se pregunta: “Uy, ¿pues qué habrás tenido que hacer para sobrevivir?”. No podemos verlo tan fácil.

Y también sabemos que los que sobreviven son vivos murientes, muchos salen como zombis, nunca terminan de regresar a la sociedad y no hay una vida para ellos, no hay familia, no hay trabajo, ni siquiera pueden sacar el INE porque les da mucho miedo dar su dirección y que vuelvan por ellos.


Madres buscadoras en la manifestación en el Zócalo de la Ciudad de México del pasado 15 de marzo, en la que se exigió atención a las desapariciones de personas. (Marcela Turati)

Ya son ocho años desde el operativo de rescate en Tala, ¿qué ha pasado desde entonces, cómo ha evolucionado este problema?

Con el tiempo, esa gente y esas prácticas han tomado más poder. El tal Sapo era el más sanguinario, la cara visible. No sabemos quiénes más están en esa estrategia que, como dije, es una estrategia más amplia que no puede ser de unas cuantas personas, en la que participa mucha gente que no vemos.

La gente empezó a decir que los campamentos se habían movido a otros sitios, y por sobrevivientes se supo que se multiplicaron por el norte de Jalisco y por todo Zacatecas. Este grupo delictivo, estos mafiosos, lograron instalar y consolidar su estrategia. Se replicó. Y Jalisco se convirtió en el primer lugar de desapariciones [en el país]. Pero, a pesar de eso, a nivel federal y estatal la decisión fue no actuar.

El reclutamiento es más masivo, también hay una situación económica mucho más tremenda y culturalmente le llama la atención a muchos jóvenes acercarse a estos grupos. En 2017, entre los liberados también hubo un joven que en una de las audiencias para señalar a los imputados dijo: “Yo sí quería ser parte del cártel, fui invitado, pero cuando llegué me dieron vida de perro, no me daban de comer, me golpeaban, me torturaban, tenía sed, no tenía dónde dormir, pues dije: ‘¿Esto de qué se trata?’, y además, sin pago”.

No sabemos cómo deciden a quién invitar directamente y a quién reclutar con engaños, sin duda es a la gente que necesitan como carne de cañón. Y lo que no estamos viendo nunca en todos estos episodios es a los verdaderos beneficiados. Urge saber quiénes son, sus redes macrocriminales internacionales, quién se está beneficiando de esto, y qué papel juega Guadalajara, que es la capital del lavado de dinero.

Por más que tengan otros negocios, mantener una estructura desaparecedora de ese nivel es un gasto enorme. Esto es el neoliberalismo puro con más violencia, más negocios, más acumulación de dinero. Nos falta completar muchas piezas entre tanto ruido.

¿Qué debería seguir ante estos hallazgos? ¿Qué hacer?

Si ya conocemos que esto está pasando, ¿qué están esperando para hacer operativos en toda la zona para liberar a las personas que estén todavía con vida? Muchas de las prendas podrían corresponder a personas que pasaron por ahí que estén vivas en otro lugar. La exigencia es que los busquen vivos.

Como sociedad nos faltan palabras para nombrar estos lugares, nos generan mucha confusión por el horror, pero no podemos convertirlo en espectáculo porque así solo se normaliza. Que esta ola de indignación y movilización que hace tiempo no habíamos visto nos sirva para formar una organización más grande, tan grande como el tamaño del monstruo.

(Las preguntas y respuestas fueron editadas para la comprensión y para cuidar la extensión del texto.)

** Fotografía de portada: En el rancho Izaguirre, en la comunidad de La Estanzuela, fueron hallados fragmentos de restos óseos y más de 1,300 indicios. La fiscalía de Jalisco realizó trabajos periciales en el lugar el pasado 13 de marzo. (Facebook de la FGE de Jalisco)

www.adondevanlosdesaparecidos.org es un sitio de investigación y memoria sobre las lógicas de la desaparición en México. Este material puede ser libremente reproducido, siempre y cuando se respete el crédito de la persona autora y de A dónde van los desaparecidos (@DesaparecerEnMx). 

*Marcela Turati es periodista, cofundadora de Quinto Elemento Lab y del proyecto A dónde van los desaparecidos. Autora del libro “San Fernando: última parada” (2023), sobre las desapariciones de personas en Tamaulipas y la búsqueda de sus familiares.


 

“A mí país ya no regreso”: Juárez, de paso de migrantes a ciudad de refugio

Tras el endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos, cientos de migrantes han solicitado refugio en México para residir en Ciudad Juárez. Tan solo en el último mes, unas 600 personas de diferentes países realizaron su trámite con el apoyo de la oficina de movilidad de la Catedral. Son muchas sus razones para quedarse, pero la mayoría busca echar raíces de manera legal para evitar su deportación


Texto y Foto: Rocío Gallegos / La Verdad Juárez

Ciudad Juárez

Martes 18 de marzo del 2025


Ciudad Juárez– Cuando salió de Venezuela hace más de un año, María del Carmen Perdomo tenía como destino Estados Unidos, pero de allá la expulsaron en cuanto cruzó la frontera junto a su esposo, sus dos niñas y su niño, lo intentó de nuevo pero el cambio de políticas migratorias en el vecino país del norte la dejó varada en esta frontera

Ahora busca echar raíces legalmente en el país. Junto con su familia está en vías de recibir refugio en México y convertirse en residente permanente de esta comunidad fronteriza donde vive desde hace seis meses.

“No es fácil comenzar de nuevo” dijo María del Carmen, de 31 años, en una entrevista en el comedor de la Catedral de la ciudad, a donde acude cada semana por una despensa de las que distribuyen entre personas migrantes.

Aseguró que a su país ya no regresa y no buscará cruzar de nuevo a Estados Unidos por miedo a que la regresen de nuevo a su país. “En Venezuela vendí todo, no tengo nada, ni un colchón, ni a donde llegar, ya no regreso”.

La mujer, su esposo, hijas e hijo solicitaron su refugio en México a finales de enero, después de que Estados Unidos prácticamente restringió su frontera a la migración irregular, a los 15 días la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) les informó que fueron aceptados

“Nos respondieron que había sido aceptado nuestro asilo y que tenía que acercarme a Migración para hacer la primera firma” contó. “Me alegré, mucho”.

Como ella cientos de personas migrantes comenzaron a solicitar el reconocimiento de refugiado en el país desde Ciudad Juárez. Lo han realizado con la asesoría de organizaciones y personas que trabajan por los derechos de los migrantes.


Migrantes llenan los formularios para su solicitud de refugio en uno de los talleres de la Catedral. Fotografía: Rocío Gallegos / La Verdad Juárez

Se solicitó a la Comar estadísticas sobre este trámite en lo que va del año, pero aún no responden a la petición. Sin embargo, tan solo en el último mes casi 600 personas hicieron su solicitud para residir en esta frontera de manera legal con la ayuda de la oficina de movilidad de la Catedral, otras decenas están en proceso de concretarlo y unas más están en lista de espera para iniciar el trámite.

Cristina Coronado, de la oficina de movilidad y encargada del comedor de la Catedral, comentó que con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos se derrumbaron muchos sueños de migrantes que ya habían hecho su travesía hasta esta frontera, “había mucha frustración, mucha ansiedad. La gente se preguntaba qué voy hacer”.

“Nosotros escuchamos, apoyamos, orientamos cuando podemos a la gente, pero desde ese momento muchas personas se quedaron sin opción para ingresar legalmente (a Estados Unidos) y se dieron cuenta que podían ser deportadas a su país, entonces empezamos a escuchar de la gente que quería refugio en el país”, dijo Cristina.

Ante la nueva realidad, contó que echaron mano de varias personas e instituciones para armar un programa de apoyo gratuito a los migrantes que les solicitaban orientación para gestionar el refugio.

Se contó con la ayuda de una migrante de El Salvador que había solicitado refugio, “ella sabía lo que se les iba a pedir”, se acercaron con una abogada de la Defensoría Pública Federal, para que lleve algunos casos, con la universidad, para tomar algunas fotos que requieren las personas, con un estudio fotográfico para gestionar descuentos por el servicio y con Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) para armar talleres de llenado de formularios y presentar solicitudes en paquete.

“En lugar de hacer el trámite uno por uno, porque esto es ya muy lento, y el trámite es muy tardado, entonces lo que decidimos fue acompañar a los migrantes desde cero, en la Catedral llenan los formularios, en forma de talleres, empezamos dando una explicación de qué es el refugio y sus implicaciones, luego les orientamos en el llenado de papeles”, cuenta Cristina al hablar sobre este programa de apoyo que inició el pasado 4 de febrero y a través del cual se ha realizado 183 trámites, para familias o personas solteras, procedentes de Venezuela, Colombia, Honduras, El Salvador, Guatemala, Perú, Ecuador, Haití y hasta de África.

Son en total como 600 personas, entre adultos e infantes, los que iniciaron el trámite, dijo Cristina, pero considera que ese el número va en aumento, por la cantidad de personas que se han acercado a solicitar información del apoyo para iniciar la gestión de refugio con ellos.

“Empiezan a llegar y empiezan a se pasan la voz”, comentó. “Porque pues ellos se dieron cuenta de que ya no hay posibilidades de cruzar la frontera, al menos no por ahora”.

Migrantes llenan los formularios para su solicitud de refugio en uno de los talleres de la Catedral. Fotografía: Rocío Gallegos / La Verdad Juárez

Estados Unidos ha sido el destino para muchos migrantes de distintas regiones del continente americano que huyen de la pobreza, la agitación política, desastres naturales o la violencia. Sin embargo, cruzar la frontera entre México y Estados Unidos se ha vuelto cada vez más difícil, dicen los migrantes, por un lado los altos costos de los polleros -como llaman a traficantes de personas- y ahora por las severas acciones del gobierno de Trump en su contra.

Desanimados por el panorama, la mayoría de los que estaban en esta frontera han retornado a sus lugares de origen o se trasladaron a otras ciudades del país, pero muchos han decidido quedarse a residir de manera legal en esta comunidad fronteriza.

“Entendí que las posibilidades están en donde uno la busque, siempre y cuando uno tenga esas ganas de progresar, salir adelante y tener su propio negocio”, dice Móises quien lleva en la ciudad 11 meses.

Él salió de Venezuela con su pareja y una hermana en busca de una mejor situación económica y por la situación política que dice se vive en su país, contó mientras esperaba información en la Catedral, donde ha recibido ayuda para su gestión de asilo, “para uno poder estar bien y estable acá en México”.

Confiesa que tenía miedo hacer su travesía por México, por las historias de violencia que se cuentan, pero dijo “bueno, entremos a México” y aseguró que ha sido superbien recibido y ha encontrado oportunidades para iniciar su emprendimiento de cortes de cabello.

“Como en todos lados hay personas buenas y personas malas” dijo, pero sus experiencias buenas son más, por eso no dudo en tramitar su estancia legal cuando se enteró que lo podía hacer con ayuda de personas de la Catedral, donde también recibió alimentos cuando recién llegó.

Móises aseguró que nunca intentó cruzar la frontera de manera irregular, buscó una cita por CBP One, lo intentó por casi un año pero nunca le salió, luego llegó Trump a la Casa Blanca y sus planes cambiaron.

Su historia es parecida a la de Yulieth Rojas, una migrante colombiana, de 28 años, aunque ella sí consiguió fecha para su cita ante autoridades migratorias de Estados Unidos, pero se quedó varada por la cancelación de CBP One el pasado 20 de enero, tras las investidura de Trump como presidente. Ella iba a cruzar el 8 de febrero.

La mujer no descarta regresar a su país, donde la espera su familia, pero mientras eso ocurre decidió tramitar refugio en México “para andar tranquila aquí, cuando uno ve a policías y militares”

El aumento en las solicitudes de asilo en México también se debe al incremento en las detenciones en operativos de las autoridades de Migración mexicana.

“Lo mejor es andar con un documento legal” comentó la Yulieth quien salió de su país en agosto del 2023 y llegó a la ciudad en tren.

Contó que ya se va a cumplir el mes de que hizo la solicitud de refugio con el apoyo del programa de la Catedral y aún está a la espera de una respuesta de las autoridades.

Yulieth dijo que le gusta Juárez. “Aquí conoces a mucha gente, muchos extranjeros, me he topado con gente muy buena con la que me llevo bien”.

En esto último coincide María del Carmen, la venezolana, quien asegura que su esposo consiguió un empleo como cargador en el mercado del centro y sus hijas iniciaron la escuela en septiembre pasado.

“Aquí hemos retomado nuestra vida, mi esposo trabaja, mis hijas van a la escuela y hay personas que son como ángeles que nos ayudan mucho”, mencionó la mujer, quien espera sus papeles como refugiada para trabajar y ayudar con los gastos de su nueva casa en esta frontera.


Este es un texto de La Verdad Juárez, que forma parte de la Alianza de Medios de Periodistas de a Pie, de la cual somos integrantes. Aquí puedes consultar el trabajo original.

El oriente de Acapulco, la zona olvidada y castigada de la perla del Pacífico

Texto y Foto: Margena de la O

Acapulco rural

Sábado 15 de marzo del 2025


Solo hay de dos para que los habitantes de los pueblos de la zona rural oriente de Acapulco después del río Papagayo tengan contacto con la zona urbana, la primera, es cruzar el caudal en pangas o cayucos, y la segunda, ir hasta El Cortés, San Marcos, municipio que forma parte de la Costa Chica.

En cualquiera de los dos casos el tiempo mínimo es de dos horas para llegar a Las Cruces, zona conurbada que da fluidez a otra cara del puerto, porque todavía falta rodear más pueblos de caminos sinuosos y polvorientos, otro Acapulco que desde la zona turística parece inexistente.

“Estamos abandonados”, dice Leodegaria Vázquez, quien es la comisaria suplente de la comunidad de Huamuchitos, un pueblo que está a unos 40 minutos en camioneta pasajera después de cruzar el río. Hace unas semanas, su remota existencia cobró notoriedad pública porque en redes sociales fue viralizado la fiesta por el acuerdo matrimonial de unos preadolescentes.

En este caso, lo de menos es la distancia, el problema es la condición del trayecto. El paso por estos lares son brechas similares al de una comunidad naciente en la más remota marginalidad, pero éstas no son nuevas y forman parte de Acapulco, un lugar de referencia mundial.



El abandono al que se refiere la comisaria, otras mujeres del pueblo lo miden en relación al tiempo, el trayecto y el dinero que invierten en salir de la comunidad, por tanto prefieren no hacerlo, solo que sea necesario, como vender los productos que ellas misma siembran o producen, como la jamaica, el ajonjolí, la ciruela, el mango, el limón, y las semillas de calabaza.

Lo que significa que la vida de poco más de 2,000 habitantes, de acuerdo con los censos oficiales, se reduce al pueblo, donde el acceso a las posibilidades escolares de los jóvenes llega hasta el nivel medio superior, pero de corte rural. La preparatoria, aun cuando pertenece de manera oficial a la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), es un subsistema que depende de los recursos que aportan las madres y los padres de familia, los cuales obtienen de lo que producen en el mismo pueblo.

Unas mujeres reunidas en la iglesia del pueblo el martes pasado, porque al día siguiente (12 de marzo) festejarían a la Virgen de Guadalupe, solo saben que hay dos jóvenes que estudian la licenciatura en Enfermería. Serían los primeros profesionistas de la comunidad.



A y B, las opciones de acceso a una parte del Acapulco rural

Si los habitantes de Huamuchitos deciden salir a la zona conurbada por el río Papagayo, el camino que les resulta más corto, deben abordar una camioneta pasajera hasta la orilla del río, del lado de Cacahuatepec. Pagan 50 pesos si el servicio es colectivo o 200 pesos si es especial.

El tipo de viaje no solo depende de la voluntad o presupuesto del pasajero, porque las vueltas de los conductores del servicio público están sujetos a los horarios de las maestras y maestros de las escuelas o del personal de las casas de salud, sus clientes fijos de lunes a viernes. Los servicios médicos en los pueblos también tienen horarios, de ocho de la mañana a tres de la tarde.

Cruzar el río significa salir por El Fraile, como llaman los habitantes a la zona del embarcadero de las pangas, en referencia a un árbol de esa especie que está en el sitio; pagan 15 pesos de manera individual por cada cruce. El resto del trayecto hasta la zona conurbada, unos 64 kilómetros, sale en unos 45 pesos, porque atraviesan los pueblos, el más próximo al embarcadero es Parotillas.

Por este lado, la ruta solo es por servicio público, porque es imposible sacar un vehículo por el río, no hay puente. En algún momento, recuerda Leopoldo, el conductor de “Mi carrito alegre”, una camioneta pickup vieja en la que lleva y trae pasajeros desde Cacahuatepec hasta Huamuchitos, hubo un tipo de balsa en el río por donde cruzaban los carros, pero las lluvias que han afectado en varios momentos Acapulco lo derribaron.

Lo único que sabe, a sus 57 años, es que desde que era niño espera de que las autoridades de alguno de los niveles de gobierno les construyan el puente. Cada vez que hay nuevos periodos electorales o giras presidenciales, cuenta, sale a colación la promesa de construírselos.

La última en prometérselos con proyecto y todo fue la alcaldesa Abelina López Rodríguez. En noviembre de 2022, en su primer periodo al frente de la administración municipal, anunció una inversión de 300 millones de pesos para la construcción de un puente que conectara a los Bienes Comunales de Cacahuatepec –que cubre gran parte de la parte rural oriente– con la zona urbana de Acapulco, de acuerdo con lo que esta documentado en los medios de comunicación.



Fue una promesa que firmó, incluso, en su etapa de campaña como aspirante por primera vez a la alcaldía, pero en los pueblos no hay ningún indicio de esta obra y López Rodríguez está en su segundo trienio.

Bertha Bailón, una mujer de 38 años de Huamuchitos, agrega que desde que ella era una niña sabe de esa promesa pendiente, que los tiene en las mismas condiciones. De alguna manera lo confirma Salomón, uno de los hombres que reman las pangas para cruzar pasajeros, cuando comparte que de sus 50 años cumplidos lleva 35 en este trabajo.

Ni siquiera las afectaciones por las lluvias en diferentes momentos han sido razón suficiente para la construcción de este puente. En el periodo de lluvias suben los niveles del río Papagayo, a veces hasta desbordarse sobre los pueblos del otro extremo, pero la incomunicación es para toda la zona.

En Acapulco han ocurrido fenómenos naturales tan grandes como Paulina, un huracán categoría cuatro en 1997, hasta Otis, un huracán categoría cinco, la máxima intensidad vivida en México, que dejó devastado el puerto en octubre del 2023. Todavía son evidentes las afectaciones, porque en septiembre del año pasado ocurrió John, un huracán menos fuerte pero volvió a generar daños.

–¿Cómo les cambiaría la vida con el puente?, –se le pregunta a Bertha.

–Pienso que iba a ser más bien, porque alguna cosa más rápido, algún enfermo, para ir hacer compras o las (mujeres) que van a vender. Muchas van a vender ciruela, mango, limón y le dan la vueltota y ya llegan a Acapulco bien tarde.

La vuelta a la que se refiere Bertha tiene que ver con salir de Huamuchitos por la carretera hacia El Cortés, un pueblo ya de la región de Costa Chica, que les lleva más tiempo, por la distancia y, para quienes no tienen vehículo propio, porque hay menos carros pasajeros. Deben ser menos de ocho unidades por esa ruta, porque según Leopoldo, las camionetas que van de orilla del río a Huamuchitos son ocho.

Todas estas comunidades a la vez representan una fuerte resistencia en el estado. En la zona rural de Acapulco se gestó la oposición al proyecto hidroeléctrico que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) planeaba en la zona, el cual denominaron La Parota. El proyecto implicaba que los habitantes de estos pueblos serían reubicados, porque sus actuales tierras habrían quedado bajo el agua.

El abandono podría ser un castigo por negarse.



Modos de vida en el aislamiento

Ahora que en Huamuchitos hay feria por la celebración a la Virgen de Guadalupe –nadie supo explicar por qué aquí la celebran el 12 de marzo–, Leopoldo tiene más posibilidades de pasajeros, porque los habitantes de otros pueblos van de visita, ya sea por el jaripeo, para comer algún postre, jugar un juego de azar o subirse al trampolín, en el caso de los más pequeños.

El paseo significa, para los que viven después del río, como en Cacahuatepec, Apanhuac, El Cantón, Espinalillo, Parotillas, un gasto mínimo de 100 pesos en pasaje por la ida y la vuelta. La única excepción que hacen los conductores es con los estudiantes durante los días de clases, les cobran 10 pesos por trayectos más cortos del mismo camino.



Leopoldo da sus razones. El aislamiento en el que viven, el cual la comisaria suplente lo llamó abandono, les dificulta acceder a los insumos. En su caso compra hasta en 600 o 700 pesos la garrafa de gasolina de 20 litros, lo que en una gasolinería formalmente establecida le sale a menos de 480 pesos; en la actualidad el litro de combustible ronda en los 24 pesos.

Cuando sale a la zona conurbada aprovecha para llenar varias garrafas para almacenarla, además de que tiene estrategias para gastar menos combustible.

El martes llegó a Huamuchitos al mediodía porque llevó un viaje especial. Regresó a la base, a la orilla del río, más de tres horas después porque esperó que los maestros y personal médico terminaran su jornada para volver con pasaje y el viaje le conviniera.


 

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