Impulsan un programa es escuela secundaria de Chilpancingo donde hubo casos de adolescente intoxicados por consumir pastel con mariguana, pero sólo es de concientización para el no consumo de estupefacientes
Texto: Itzel Urieta
Chilpancingo
Hace una semana dos estudiantes de la Escuela Secundaria General Antonio I Delgado (ESGAID), en Chilpancingo, resultaron intoxicados por consumir brownies con marihuana, situación que expuso la falta de vigilancia en las escuelas por la seguridad de los jóvenes.
En total fueron cinco alumnos los que consumieron brownies con mariguana, es decir, pasteles de chocolate con mariguana como ingrediente adicional.
El director de la secundaria, Joaquín Lugo Millán, informó que de los cinco adolescentes, una mujer y un hombre, fueron los que presentaron la intoxicación; fueron atentos Cruz Roja Mexicana para su atención. Los alumnos dijeron que los pastelillos los compraron por internet afuera de la institución.
Tres días después de esos hechos, en la ESGAID, la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) comenzó con el programa Si te drogas te dañas, una iniciativa del gobierno federal para concientizar a los estudiantes y jóvenes sobre los efectos negativos del consumo de drogas.
En dicho arranque el director de la ESGAID habló sobre el caso de los estudiantes intoxicados y reconoció que la activación del programa fue porque el caso trascendió en las redes sociales.
Lugo Millán informó que en el turno matutino es donde han tenido más problemas con el comportamiento de los jóvenes. Nunca habló de iniciar una investigación.
En el evento estuvo presente el titular de la SEG, Marcial Rodríguez Saldaña, quien informó que el programa sólo es de concientización, a través de carteles y talleres dirigidos a los alumnos, padres y maestros para evitar el consumo de las drogas.
Pero madres y padres de familia denunciaron que las autoridades nunca explicaron en qué consiste el programa ni les informaron de las acciones concretas. Algunos de ellos, entrevistados al término del turno matutino, se quejaron sobre eso
El portal oficial de la SEP menciona que la campaña Si te drogas te dañas “consiste en: informar, atender, promover y evitar el consumo de drogas, sobre todo en alumnos y alumnas de secundaria y educación media superior, a través de una estrategia de acciones en el aula y de campaña de información”.
Algunas de esas acciones son las intervenciones de docentes dentro del salón de clase durante tres días a la semana; durante 10 a 15 minutos las profesoras y los profesores deberán informar a las alumnas y los alumnos sobre los daños que causa el consumo de drogas.
Además de la distribución de material impreso, como trípticos informativos, infografías para plataformas digitales y carteles sobre cuestiones fundamentales acerca de qué contienen las drogas. Además una la guía para docentes en donde, “de manera básica, informada, se dice cuáles son las características de las drogas y por qué es importante evitar su consumo”.
Para las madres y padres de familia estas acciones son insuficientes si no van acompañadas de acciones de seguridad y protección de los derechos humanos de los menores de edad.
“Nosotros queremos qué va a pasar con los alumnos, estamos solicitando una operación mochila, esos brownies no entraron así como así, no son cualquier papelito y queremos una solución par parte de las autoridades”, mencionó una madre de familia que acudió a la escuela por su hija.
“Nunca mencionaron las mentadas estrategias, sólo fueron a tomarse la foto, los mismos padres somos los que pedimos operación mochila y las autoridades no dijeron nada”, mencionó otro padre.
Para la coordinadora regional del Programa contra las drogas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Adalid del Carmen, el consumo de drogas se da principalmente a nivel secundaria, pero después de la pandemia de Covid-19 registraron casos en menores de quinto y sexto año de primaria.
“Hay demasiado acceso a las drogas, el engancharlos, es muy fácil con drogas sintéticas, muy baratas, que generan daños muy altos y la adicción se genera muy rápido, con una vez que la hayan probado la sensación que provoca a nivel neurológico es bastante importante y quieren seguir consumiendo”, dijo Adalid del Carmen.
La servidora pública dijo que los menores y jóvenes comienzan con el consumo de drogas por varias razones: la mala comunicación con sus padres, el desconocimiento a las sustancias, y por experimentar y probar “todo lo que encuentran”.
La principal droga que consume estas poblaciones estudiantes, alertó, es el cristal, “pero ya tenemos registros que a niños de quinto y sexto de primaria que tienen acceso a este tipo de drogas”.
“El problema con los niños de primaria es que tiene una inmadurez tanto físico como mental, por lo que es fácil engancharlos, por ejemplo, uno los engancha fácil con un pastel que es algo dulce, entonces, cualquier otra sustancia ya sea alcohol o cigarro es la puerta de entrada para otra sustancias más fuertes”, mencionó.
Otro problema grave para Adalid del Carmen es que el consumo de drogas engancha a los jóvenes en actos delictivos para tener dinero con qué comprarlas.
“Comienzan a quitarle el dinero a sus papás, a vender cosas de valor, incluso sabemos que a nivel secundaria hay niñas que empiezan a venderse sexualmente para obtener droga”.
La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (ENCODE) detalla que el consumo de droga en adolescentes de secundaria y preparatoria del estado es principalmente la marihuana, el cristal y la cocaína.
Un maestro de la secundaria Raymundo Abarca Alarcón que pidió el anonimato, mencionó que hay casos muy identificables de alumnos que consumen y venden droga en las escuelas, pero que no hay autoridad que se atreva a comenzar una investigación por no meterse en problemas con las madres y padres de familia y organismos de derechos humanos.
“Una ya sabe, a veces piensa que es normal que estén de hiperactivos, que es la edad, pero no, muchas veces es porque consumieron algo, y se reparten entre sus amigos”, contó este profesor.
“Últimamente los jóvenes tienen un acceso muy fácil a todo tipo de sustancias, y nosotros que estamos con ellos nos damos cuenta, pero a veces es difícil decir algo por el tema de la seguridad, de los padres que se van contra uno y mejor optas por tratar de llevar la situación, los sacas de las clases o tratas de controlar la situación”, agregó.
De acuerdo con este profesor son los mismos alumnos quienes ubican a otros compañeros y los señalan como distribuidores de drogas, pero ninguna autoridad hace algo al respecto.
Hubo en su momento la operación mochila segura, el cual consistía en que elementos de seguridad municipales, estatales o del Ejército ingresaran a las escuelas a revisar la mochila de los alumnos. Este programa fue implementado en 2007, durante el gobierno del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, como parte del programa Escuelas Seguras de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Siete años después, en el 2014, el gobierno de Enrique Peña Nieto derogó las reglas de operación argumentado que cumplieron su vigencia y su objetivo, tres años después, en 2017, fue retomado debido a la petición de los trabajadores en los planteles.
Maestros y padres de familia no estuvieron de acuerdo e interpusieron amparos, y argumentaron que la SEP no contaba con un programa o protocolo que validara su realización.
Ante dichos conflictos, la SEP optó por recomendar que la revisión se diera fuera de los planteles y supervisadas en todo momento por los padres y madres de familia.
Fue hasta 2021 que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declararon inconstitucional el actuar de dicha operación, porque, dijeron “transgrede algunos principios constitucionales como el derecho a la privacidad”.
La Primera Sala de la SCJN declaró inconstitucional el programa al argumentar que no cuenta con un marco legal que lo sustente, “viola el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al transgredir la integridad o propiedad de una persona sin un mandato judicial”, se lee en la resolución.
El asunto que queda expuesto es que todavía falta un protocolo en las escuelas que proteja a los estudiantes de la venta de sustancia dañinas e ilícitas, pero, a la vez, que garantice la plenitud de sus derechos.