¿Pueden multarme por tener a mi perro en la azotea? Miniguía de la Ley de Bienestar Animal en Guerrero

La Ley Número 491 de Bienestar Animal del Estado de Guerrero es el marco legal que sanciona el maltrato animal.


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Miguel Sánchez (Archivo)

Chilpancingo

 

Para muchas personas los perros son los cuidadores de sus casas, por esta razón, es común ver a los perritos en azoteas o amarrados cerca de la puerta.

¿Sabías que tener a tu perro en la azotea o amarrados es delito y puedes pagar una multa por eso?

En Guerrero, desde 2014 es delito tener a los perros en la azotea o amarrados por mucho tiempo, pues se considera un tipo de maltrato animal y por esos actos puedes ser arrestado y pagar multas que van desde los 5,000 a los 170,000 pesos, depende del tipo de maltrato animal.

La Ley Número 491 de Bienestar Animal del Estado de Guerrero es el marco legal que sanciona el maltrato animal.

De acuerdo con la ley las personas, físicas o morales, tiene la obligación de brindar un trato digno y respetuoso a cualquier animal, es lo que dice el capitulo décimo, artículo 42, de la Ley de Bienestar Animal.

Dicha ley establece que son actos de crueldad animal si privas a tus mascotas de aire, luz, alimento, agua e higiene.

Incluso si los tienes alojados en un espacio insuficiente, acorde a su especie, porque no pueden moverse y eso eso es maltrato.

Muchas personas aún desconocen que existe la ley y que maltratar animales es un delito que se sanciona con multas y arresto.

¿Qué pasa si tengo a mi mascota en la azotea?

De acuerdo con el artículo 43 párrafo III, “Aislarlos en azoteas, cuartos obscuros y terrenos baldíos e impedirles el movimiento que les son naturales, así como dificultar la realización de sus necesidades primarias, como defecar, orinar, caminar, reposar o dormir” se considera delito y se sanciona.

Angelita es una perrita que estuvo abandona en un terreno baldío en Tlapa de Comonfort en la región de la Montaña. Su dueña la dejaba sola, amarrada y sin alimento hasta por 15 días. La asociación civil Peludos de la Montaña la rescató y dio aviso al Ayuntamiento de Tlapa sobre el caso.

La dueña de Angelita pagó 3,000 pesos por los gastos médicos de la perrita y está pendiente la sanción por maltrato animal.

Las sanciones por maltratar animales van desde amonestaciones, multas, arresto y decomiso de los animales.

Algunas sanciones que la Ley dicta para quienes maltraten animales son:

El arresto administrativo hasta por 36 horas, el arresto administrativo no eximirá al infractor del pago de la sanción económica respectiva.

Decomiso de los animales, así como de los bienes e instrumentos directamente relacionados con las infracciones a la Ley.

Pago de todos los gastos erogados por el depositario de los animales decomisados durante el procedimiento administrativo, tales como hospedaje, alimentación y atención veterinaria, entre otros.

Realización de trabajo comunitario. En caso de que el dictamen lo considere necesario, asistir a terapia psicológica, lo cual será supervisado por la autoridad competente.

Para el caso de las sanciones económicas, las autoridades corresondientes

Aplicarán una cuota de recuperación de 50 a 1,000 días de salario mínimo general vigente en el estado, según se determine en resolución fundada y motivada.

¿Dónde puedo hacer una denuncia contra personas que tengan a sus perros en azoteas?

El capítulo XIX, artículo 109, establece que cualquier personas puede denunciar un caso de maltrato animal.

Se puede hacer la denuncia ante la Procuraduría de Protección Ecológica (Propeg), el ayuntamiento o directamente en la Fiscalía General del Estado (FGE).

Los requisitos para denunciar son el nombre, teléfono y domicilio del maltratador, contar por escrito el hecho y alguna prueba.

La denuncia puede ser anónima y las autoridades tienen la facultad de investigar la denuncia.

Si la denuncia procede será un Juez de Paz quien dicte la sentencia condenatoria.

La Ley 491 de Bienestar Animal del Estado de Guerrero fue publicada en el Diario Oficial del Estado el 26 de diciembre del 2014. Desde entonces existen sanciones para quienes agreden o maltratan animales domésticos o silvestres. La nula difusión y la falta de voluntad política hace que no se aplique ni se difunda la Ley.

A ocho años de entrar en vigor la Ley 491, las personas desconoces su alcance y sus sanciones.

Gracias a las redes sociales, actualmente son más visibles los actos de maltrato animal.

Gretta Fuentes de María, coodinadora de Bienestar Animal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren), considera que si bien las redes sociales sirven para hacer visibles el maltrato animal, es mejor realizar la denuncia correspondiente para que se castigue a las personas maltratadoras de animales.

También reconoce que no hay una difusión adecuada por parte de las autoridades correspondientes, es por ello que la ciudadanía desconoce de dicha ley.

En la imagen de archivo se muestra una marcha de asociaciones protectoras de animales, el 21 de agosto del 2021, en Chilpancingo, para exigir la aplicación de la Ley de Bienestar Animal. Foto: José Miguel Sánchez

Este texto es parte de una iniciativa de Amapola periodismo para sensibilizar a la sociedad acerca del respeto y cuidado de los animales.

En Amapola Periodismo creemos que los altos índices de violencia en México, expresado principalmente en la tasa de homicidios, están relacionados a la falta de respeto a la vida.

El cuidado o maltrato a los animales silvestres y domésticos demuestran nuestra calidad humana.

¡No maltrates, protege!

Zooturismo: ¿apostarle al entretenimiento humano o al bienestar animal?

Texto: Gino Jafet Quintero y Aline Nicolas / Animal Político – PUB UNAM

Fotografía: José Luis de la Cruz (Archivo)

 

Entre las múltiples actividades que el ser humano puede realizar en sus tiempos de ocio, tiene alta demanda la opción de desplazarse para convivir con otros animales. A esto se le conoce como zooturismo, el cual permite la interacción con diferentes especies, ya sea en su hábitat o en cautiverio, en espacios urbanos o rurales, y con especímenes vivos o muertos.

La idea de esta práctica es que los turistas tengan experiencias extraordinarias como montar animales mientras disfrutan de diferentes paisajes, fotografiar la fauna como recuerdo, degustar algún platillo elaborado a base de un ingrediente de origen animal o incurrir en el asesinato de un ser sintiente.

Esta actividad genera dos posturas: una que la legitima y otra que la condena. En el primer caso, se asevera que genera altos beneficios económicos para las comunidades locales; en el segundo, se apoya la idea de que la actividad altera el bienestar de los animales utilizados y que la intromisión del ser humano en sus hábitats y el desarrollo de infraestructura turística afectan al medio ambiente. Entonces surge una disyuntiva ética: ¿se le debe apostar al bienestar humano (mediante este tipo de turismo) o a mantener el bienestar animal?

Desde una postura antropocéntrica, la derrama económica que genera el zooturismo pareciera ser una razón muy válida para legitimar estas prácticas. De acuerdo con el World Travel & Tourism Council, tan solo para 2018 representó un ingreso de más de 120 mil millones de dólares del Producto Interno Bruto a nivel mundial. Se argumenta que este tipo de turismo permite el crecimiento económico local y provee de ingresos para que las poblaciones receptoras accedan a comida y vivienda.

Sin embargo, valdría la pena preguntarse si este tipo de turismo es en verdad la única alternativa económica para dichas comunidades y qué tan ética es su implementación. Los animales no humanos en cuestión son obligados a realizar determinadas actividades, ven invadidos sus espacios de vida, son mercantilizados como productos semovientes y hasta se ven físicamente controlados sin tener oportunidad de oponerse. La World Animal Protection (WAP) ejemplifica esto con elefantes que fueron separados de sus madres, que están ciegos y con tuberculosis o que tienen heridas de anzuelos en sus lomos, o cuyas piernas y pies se lastiman por las largas caminatas que los fuerzan a realizar para satisfacer los gustos de los turistas. Miembros de otras especies –como delfines, serpientes, caimanes y perezosos– están expuestos continuamente al flash de las cámaras y a los químicos con que los turistas que los tocan protegen su piel, lo cual puede generar estrés, enfermedades, estereotipias, zoocosis, lesiones y muerte prematura.

Desde una postura ética centrada en el privilegio humano, por poblaciones cuya única derrama económica es el zooturismo, el sufrimiento animal y el deterioro ambiental son necesarios pues tiene prioridad el bienestar de los homo sapiens. Sin embargo, a lo largo de la historia se ha dado que poblaciones que perdieron su “único” (sic) sustento se han reinsertado en la dinámica económica; es el caso de los hñahñú en Hidalgo, quienes tras haber abandonado sus milpas, migrado a los Estados Unidos y regresado a México sin nada, implementaron un recorrido turístico que simula la caminata que tienen que hacer los migrantes indocumentados en el desierto de Sonora. Esto demuestra que el argumento referido es falaz.

Ya ha habido intentos por regular el zooturismo a favor del bienestar de los animales, aunque no se resuelve de raíz su explotación. Diferentes agentes gubernamentales y privados han mostrado su preocupación y creado parques nacionales, donde son cuidados junto con su entorno, con los que las comunidades locales siguen recibiendo un beneficio monetario y en los cuales los recorridos turísticos son “más éticos”: dan a los animales un mayor grado de libertad, se manejan a partir del principio de la mínima intervención y se educa a los visitantes sobre las afectaciones hacia otras especies. Asimismo, la WAP ha implementado medidas como el Código Selfie, que trata de concientizar a los turistas sobre las repercusiones de tomarse fotografías con la vida silvestre. Sin embargo, en ningún caso se deja de ver a los animales no humanos como recursos turísticos ni se garantiza que no sean afectados ni individual ni colectivamente.

Dentro de una postura antiespecista y una ética no antropocéntrica, los Estudios Críticos Animales cuestionan estas prácticas, deconstruyen la valoración de la bestialidad como resultado de la dicotomía animalidad/humanidad y abogan por los intereses primarios de los animales —así como sus derechos a no sufrir, a no padecer molestias ni dolor y a ser libres— por encima del interés humano secundario de la recreación. Con base en la idea del abolicionismo de Tom Regan, proponen alternativas y buscan erradicar todo tipo de actividades de explotación y utilización, e incorporar a los no humanos como sujetos legales y agentes dignos de consideración moral.

En cualquier caso, no se debe olvidar que nuestras actividades turísticas son de corta duración, mientras que el daño hacia los no humanos es de muy largo plazo; pero sobre todo que su uso como recurso turístico o como elemento patrimonial no es realmente el problema de fondo: es sólo una consecuencia más de nuestra deliberada desconsideración moral, de una mentalidad supremacista y de un sistema de creencias, intereses, valores y costumbres llamado especismo. Hace falta que los aparatos legales reconozcan a éste como forma de discriminación para que se atienda la injusticia y la explotación y se regulen todas las prácticas recreativas, ya que el antropocentrismo siempre valorará los intereses de los turistas por encima de aquellos no humanos.

 

Flamingos en el zoológico Zoochilpan de Chilpancingo. Foto: José Luis de la Cruz (Archivo)

 

 

Con Ley de Bienestar animal sancionan a dueña de una perrita en Tlapa

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Cortesía 

21 de agosto de 2022

 

Por primera vez en Guerrero una persona dueña de una mascota fue sancionada por maltrato animal. El caso ocurrió en Tlapa, municipio de la región Montaña

Fue a través de una denuncia anónima a la asociación civil Peludos de la Montaña que se rescató a una perrita y se denunció a la dueña ante el Ayuntamiento.

Marfeli Ríos Sánchez, presidenta de Peludos de la Montaña, mediante entrevista telefónica comentó que, después de recibir la denuncia por medio de redes sociales acudieron al lugar donde tenían a la perrita a la que ellos le pusieron como nombre Angelita, rescatada el 18 de julio del 2022.

Ríos Sánchez comentó que, Angelita fue abandonada en un terreno baldío, encadenada, con un cuadro de desnutrición severo.

Después de ver las condiciones de Angelita, Ríos Sánchez acudió al Ayuntamiento a solicitar ayuda para realizar el rescate.

Al ser una propiedad privada no podía entrar sin un permiso.

Cuando se otorgó el permiso Ríos Sánchez y personal de Protección Civil del Ayuntamiento entraron, le quitaron la cadena a la perrita y la llevaron al veterinario.

“Una de las vecinas comentó que ella le daba de comer cuando podía, pero que no había alguien que le diera de comer diario a la perrita y que su situación era muy triste”, comentó Ríos Sánchez.

Además del estado de desnutrición, Angelita presentó una infección en una de sus piernas traseras, al estar mucho tiempo sin cuidados la infección avanzó y tuvieron que amputarle la pierna.

De acuerdo con Ríos Sánchez, la antigua dueña de Angelita es maestra y salía de su casa hasta por 15 días sin dejar alimento ni agua a su mascota. Después del rescate, se le notificó que tenía que presentarse al Ayuntamiento a comparecer por el maltrato a su mascota.

Ríos Sánchez comenta que la dueña no quería que el caso llegara al Ministerio Público y se comprometió a pagar los gastos médicos de Angelita. Pagó 3,000 pesos por la cirugía y están en espera de que pague la multa por maltrato animal.

La Ley de Bienestar Animal número 491 establece multas de 5,000 a 9,000 pesos a quien cometa maltrato o crueldad animal en contra de cualquier especie de animal doméstico, causándole lesiones u ocasionándole dolor o sufrimiento afectando su bienestar.

El pago de los 3,000 pesos que realizó la antigua dueña de Angelita no será el único pago que realice, “aun falta la multa por maltrato animal, el ayuntamiento es quien decidirá cuánto tiene que pagar.”

Angelita ya no será regresada a quien era su dueña. Se quedará en el refugio Peludos de la Montaña donde es atendida, la alimentan y la llevan a sus curaciones. Está en espera de ser adoptada.

Para Ríos Sánchez este es un paso muy importante debido a que en Tlapa hay varios casos de maltrato animal que no son sancionados. “Afortunadamente, aunque tenemos poco tiempo, hemos hecho ruido y tenemos apoyo de las personas incluso a nivel internacional”.

Gretta Fuentes de María, quien es Coordinadora de Bienestar Animal en el Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren), dijo que esto es un acontecimiento importante para todo el estado.

“A pesar de que es un municipio que tiene altos índices de maltrato animal, Tlapa nos pone el ejemplo para que la ley se aplique en otros municipios”, comenta Fuentes de María.

La relación de las asociaciones civiles y municipales con dependencias gubernamentales es importante para que se apliquen sanciones a quienes maltratan animales.

“Es importante que la gente conozca la ley, que sepan a dónde acudir para denunciar. La ciudadanía y las organizaciones civiles son las que hacen el trabajo, es importante que se comience a trabajar en lo operativo para hacer realidad esta ley”.

Esta sanción es un precedente para el bienestar de los animales.

Aun falta legislación en los municipios y a nivel estatal.

Angelita es una perrita que sufrió lesiones después de permanecer amarrada por varios días, le amputaron el pie debido a una infección que se generó al tratarse se liberar.

Este texto es parte de una iniciativa de Amapola periodismo para sensibilizar a la sociedad acerca del respeto y cuidado de los animales.

En Amapola Periodismo creemos que los altos índices de violencia en México, expresado principalmente en la tasa de homicidios, están relacionados a la falta de respeto a la vida.

El cuidado o maltrato a los animales silvestres y domésticos demuestran nuestra calidad humana.

¡No maltrates, protege


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La red política que permitió el falso santuario de animales

El santuario Black Jaguar White Tiger destaca por su interacción con personajes famosos y políticos que ocuparon puestos en dependencias encargadas de vigilar el cuidado de los animales. La periodista Gabriela Gutiérrez destaca la red de complicidad sin la cuál este supuesto refugio no habría podido operar


Texto: Redacción Pie de Página

Foto: Profepa

Ciudad de México 


Luego de la prohibición de usar animales en las funciones de circo de Ciudad de México en 2015, la periodista Gabriela Gutiérrez buscó saber qué pasaría con los animales “rescatados”. Halló a Black Jaguar / White Tiger (BJWT), un supuesto refugio que resultó ser una fachada para lucrar con los animales salvajes y que esta semana fue intervenido por autoridades federales.

Su dueño, Eduardo Serio, ha presumido fotografías con políticos y personajes famosos. Entre ellos, el expresidente Carlos Salinas de Gortari y una de sus hijas, de nombre Ana Emilia, a quien se refería como “becaria”.

También agradece en redes al entonces suprocurador de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y hermano del gobernador del Estado de México, Alejandro del Mazo Maza, así como al exsecretario de Medio Ambiente Rafael Pacchiano y a su esposa y hoy senadora Alejandra Lagunes, funcionarios en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

«BJWT no hubiera podido operar por casi una década sin el permiso y, por tanto, complicidad de autoridades, a quienes se encarga de ‘reconocer’ en sus redes sociales», apuntó la periodista en su cuenta de Twitter.

La relación con Profepa resultó conveniente para el supuesto santuario. La Procuraduría, señala, emitía comunicados en los que informaba del supuesto rescate de felinos para enviarlos al santuario.

“Tenía foto con Carlos Salinas de Gortari y decía que era su admirador. Rastreando vi que una de las muchachas que más frecuentemente salía en las publicaciones era una joven que resultaba ser hija de Carlos Salinas de Gortari, es Ana Emilia Salinas, hija de su segundo matrimonio. Después me llamaban la atención muchísimas cosas como que ser un lugar alejado que está hasta El Ajusco fuesen ahí socialités, famosas, Katy Perry las Kardashian, celebridades, que básicamente era por la alimentación de sus redes sociales”, relata la periodista en entrevista.

Este miércoles, Gabriela Gutiérrez publicó en su cuenta de Twitter un hilo en el que señala la relación de Eduardo Serio con políticos y la manera de operar para beneficiarse de especies en conservación, sobre todo a través de una estructura proyectada desde México por redes sociales hacia un mercado angloparlante.

La publicación de la investigación de Gabriela Gutiérrez fue cancelada por una revista que ya había incluso diseñado la portada. Sin mayores explicaciones, interpreta la periodista, la cancelación podría obedecer al temor a las represalias de Eduardo Serio o a perder anunciantes.

Durante su investigación, la periodista encontró señales de que algo no andaba bien en el supuesto refugio. Que siempre tenga cachorros es muy extraño. los circos no se desprenden de ellos porque todavía son manejables, lo hacen hata que ya son muy grandes, no se pueden manejar y el mantenimiento y la alimentación se vuelven muy caras.

Eduardo Serio, sin embargo,  siempre mostraba fotografías de felinos cachorros, sobre todo leones.

“Lo que los expertos internacionales me decían antes esta situación aunque no podrían asegurarlo porque no tenían pruebas es que era muy muy probable que estuviera criando, cruzando a los animales para reproducirlos y continuar con su negocio. El negocio no era salvarlos y no tenerlo siempre a la vista en sus redes sociales”.

A la periodista le llamaba la atención cómo pese a ser un lugar lejando en el sur de Ciudad de México en el Ajusco, allá llegaran socialités y famosas como Katy Perry o las hermanas Kardashian, que eran por la alimentación de sus redes sociales. Las redes sociales en BJWT, señala, tendrían básicamente dos objetivos: la recaudación de donativos y la propia promoción del personaje hacia sus seguidores.

Eduardo Serio, destaca Gutiérrez, se benefició del supuesto refugio de todas las formas posibles: con donativos, campañas de crowdfunding, trabajo con marcas de lujo, venta de fotografías.

Otro de los privilegios del refugio, destaca la periodista, es que pese a no tenerlo permitido por norma, el espacio recibía visitas que se hacían públicas.

El trabajo del refugio en México era muy poco conocido entre especialistas; sin embargo, su imagen se proyectaba principalmente en el extranjero a través de mensajes en inglés.

La periodista destaca que además no se puede acariciar animales de este tipo, porque es una especie de maltrato condicionarlos como si fueran mascotas.

«Entrevisté a personas de un santuario en Estados Unidos que si tenían el nivel de santuario y me enseñaron fotos y videos de cómo manejan ellos sus espacios y había una distancia promedio por ejemplar. No recuerdo pero era un número x de metros cuadrados por cada ejemplar felino que tengas y Eduardo Serio tenía 10 en una jaula. No era ningún Santuario, Un santuario por descripción deben estar libres de jaulas. Son animales en un predio muy amplio están completamente libres».

Profepa, recursos insuficientes

La Profepa publicó este miércoles en sus redes sociales que realizó el traslado de felinos rescatados de BJWT a instalaciones del zoológico de Chapultepec.

El trabajo de la dependencia, sin embargo, parece resultar insuficiente debido al reducido número de personal enfocado tareas preventivas.

“El tema muy grave. Es que la instancia encargada de hacer estas inspecciones es Profepa y cuenta con un número muy reducido de inspectores”, advierte Gabriela Gutiérrez.

De acuerdo con información periodística, el número de inspectores de Profepa ha venido reduciéndose paulatimanete en los últimos años hasta tener 432; resultan insuficientes para cubrir las mil 172 Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAS) que había en México hasta 2018; además de los Predios e Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIMVS).

Esas inspecciones, destaca Gabriela, no se hacen en un día, sino que son procesos que requieren un monitoreo y pruebas que requieren mayor tiempo.

“Aún si hubiera normativa no hay forma de vigilar. No veo manera de prevenir que no existan más ve en todo el país”.


Este texto es propiedad de Pie de Página y lo reproducimos cómo parte de la Alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie

 

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