La alianza actual entre el PRI y el PRD es un acto antibiológico que borró el origen del perredismo. A los perredistas, de pronto, se le olvidaron sus muertos y su historia.
Texto: José Miguel Sanchez
Fotografía: José Luis de la Cruz
20 de abril de 2021
Chilpancingo
Santos Cabrera Rosas fue asesinado la noche del 20 de enero de 1989 cuando se dirigía a su domicilio en la comunidad de Potrerillo, municipio de Petatlán, en la Costa Grande del estado. Recibió nueve impactos de bala calibre 22, su cadáver fue hallado por un menor de edad, quien avisó al comisario de la localidad, de acuerdo con datos de la averiguación previa.
Tres años antes, en 1986, Santos Cabrera fue candidato a diputado suplente por la Unidad Popular Guerrerense (UPG) y al momento de su asesinato se desempeñaba como promotor municipal del naciente Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Santos Cabrera Rosas es el primer nombre del listado de perredistas asesinados que comenzó a construirse el 9 de marzo de 1996, como una manera, al parecer, de escribir su propia memoria: los costos de erigirse como una opción partidista.
De 1989 a 1996, el PRD documentó 134 perredistas asesinados y 12 más desaparecidos. Desde entonces a la fecha hay más muertos, pero se dejará ese primer corte porque en esa época el PRD todavía vivía la represión por sus principios y su contraposición al PRI.
Ese listado es un documento oficial del partido, está membretado por la Secretaría de Derechos Humanos y Pueblos Indios del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD, con el título de Lista de militantes y simpatizantes del PRD muertos en el estado de Guerrero.
El documento fue hallado en los archivos personales de Guillermo Sánchez Nava, un viejo militante de la izquierda y uno de los fundadores del PRD, a quien el PRI, el partido que ha forjado grandes cacicazgos e injusticias en Guerrero– razón suficiente para que fuera el enemigo eterno de su partido –, en el contexto de la elección de 2011 le hizo saber de lo que era capaz.
Una brigada de priistas que Sánchez Nava sorprendió retirando propaganda del PRD para colocar la del PRI lo golpeó hasta dejarlo inconsciente y aún no se recupera de esas lesiones.
En ese entonces, él fungía como representante de la coalición Guerrero nos une ante el Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEEG, ahora Instituto Electoral y de Participación Ciudadana Guerrero). Recibió una llamada y le informaron que brigadistas del PRI retiraban propaganda, acudió al lugar a tomar fotos de los hechos para presentarlas como prueba de un delito electoral, pero los brigadistas del PRI lo agredieron y huyeron. Hoy Sánchez Nava todavía está postrado en una cama, sin moverse ni hablar.
Esa elección de 2011 fue para, entre otros cargos públicos, definir gobernador. La contienda la libraron dos priistas, en representación del PRD, Ángel Aguirre Rivero, y por el PRI, el partido que no le dio la candidatura, Mane Añorve Baños.
Aguirre Rivero es uno de los personajes principales que orquestó la alianza actual entre el PRI y el PRD. Un acto antibiológico que borró el origen del perredismo. A los perredistas, de pronto, se le olvidaron sus muertos y su historia.
Las victimas del PRD
Cuando se dice que ese primer corte de víctimas del PRD está asociado a su desacuerdo ideológico con el PRI, es porque el asesinato contra Santos Cabrera se le adjudico a los hermanos Mónico y Gregorio Solís Escalante, quienes eran simpatizantes priistas en Potrerillo, de acuerdo con el libro Asesinato y política en México: asesinatos políticos en el Partido de la Revolución Democrática y sus consecuencias, de Sara Schatz.
Por el crimen detuvieron a Mónico Solís Escalante, pero un juez lo absolvió del delito y en su lugar giró orden de aprehensión contra su hermano Gregorio, ordenamiento judicial que nunca se cumplió.
En 1992, la entonces secretaria de Derechos Humanos del PRD, Isabel Molina Warner, presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), dicha queja dio como resultado una recomendación.
La recomendación va dirigida al entonces gobernador de la entidad, el priista José Francisco Ruiz Massieu, donde se le pide entre otras cosas que proceda a ejecutar la orden de aprehensión contra Gregorio Solís Escalante y explicar por qué no se ha cumplido la orden.
Los hermanos Solís Escalante, se supo, se mudaron a los Estados Unidos y el asesinato de Cabrera Rosas sigue en la impunidad.
Agripino Comonfort Flores es el último nombre que aparece en la lista. Él era campesino oriundo de Atlamajalcingo del Monte, municipio de la región Montaña. De acuerdo con una nota publicada por el periódico La Jornada del 7 de marzo de 1996, policías municipales entraron a su casa y se lo llevaron por la fuerza. Días después familiares y amigos encontraron su cadáver con disparos de escopeta; en la escena del crimen apareció una credencial de un policía preventivo.
Carlos Payan Torres, en ese entonces secretario de Asuntos Electorales del Comité Estatal del PRD, declaró que entre los mismos policías había priistas presuntamente enviados por el alcalde, Simón Vivar Juárez, con quien Comonfort Flores tuvo graves diferencias y ásperos encuentros por su militancia en el PRD, porque organizaba asambleas municipales con miras a la elección local de ese mismo año.
De la última agresión contra perredistas registrada en esa lista hasta ahora han pasado 25 años o 32 desde que se documentó la primera, y 10 de la agresión contra Sánchez Nava, que también continúa en la impunidad.
Ninguno de éstos u otros asesinatos u agresiones importó a los dirigentes perredistas, quienes tomaron las decisiones, para tejer una alianza con sus adversarios ideológicos.
Este 2021, PRI y PRD van juntos por la gubernatura de Guerrero y en otros 14 estados.
Va por Guerrero es el nombre que lleva la alianza a nivel local, y el pasado 28 de febrero registraron ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Guerrero (Iepcgro) a su candidato de unidad a gobernador, el priista Mario Moreno Arcos.
Después del registro se realizó un mitin en las oficinas estatales del PRI y en dicho evento estuvieron presentes las dirigencias nacionales de ambos partidos, Alejandro Moreno Cárdenas del PRI y Jesús Zambrano Grijalva del PRD.
“A poco nos imaginábamos en algún momento un evento como éste en donde estuviéramos el PRD junto con el PRI y el PRI junto con el PRD, y aquí estamos en la sede del PRI”, dijo Zambrano Grijalva al inicio de su intervención, olvidando, al parecer, hasta su propia historia, hasta su propia memoria.
Zambrano Grijalva justificó la alianza diciendo que no tienen de qué avergonzarse.