El mal ejemplo

Texto: Arturo de Dios / Capote

Fotografía: Carlos Ortiz

2 de febrero de 2022

 

Cuando Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero, habla de la prensa, de reporteros y del periodismo suele decir que respeta la libertad de expresión, el trabajo de los reporteros y que garantizará el ejercicio periodístico. Nada nuevo. Repite ese discurso que ya suena demasiado vacío en boca de los políticos.

Suele decir que respeta el oficio porque su papá, Félix Salgado Macedonio, fue “periodista” y recuerda los tiempos en que fundó y dirigió el diario Acción en Iguala. Me queda claro que lo que la gobernadora entiende por libertad de expresión y el ejercicio periodístico es a través de los referentes que tiene de su padre. Y hasta cierto punto es lógico.

Sin embargo, es importante precisar cuáles son los antecedentes de Félix como supuesto periodista. Consulté a algunos compañeros que lo conocieron como director del Acción. Unos lo recuerdan con reloj ostentoso, con cadena de oro y la camisa desabotonada. Otros lo evocan visitando dependencias en busca de un apoyo o un chayo.

Esos recuerdos no me parecen sólo anecdóticos, son la génesis de Félix como personaje público. De ahí se coló a la política y se convirtió en un popular diputado federal por haber vaciado un costal con boletas electorales en plena tribuna.

Después de eso, halló una forma más lucrativa de vivir: fue candidato dos veces a la gubernatura; diputado federal, senador, otra vez diputado hasta ganar la alcaldía de Acapulco. Gobernar lo mostró de cuerpo entero: en su gestión se consolidó la decadencia del puerto y con la violencia no metió ni las manos.

Luego de una mediocre gestión, se desterró como director de La Jornada Guerrero. Nada cambió. La misma línea de cuando dirigía Acción, “convenio mata nota”, la estableció como línea editorial. En la redacción ya tenían una respuesta para los reporteros que preguntaban por notas que no les publicaban: “llegó publicidad”, les decían. Así de simple.

Antes, desmanteló el diario, le quitó derechos laborales a los trabajadores, sobre todo, a los reporteros. Cada año ofrecía liquidaciones y a los que aceptaban les daba la posibilidad de continuar pero ahora por nota publicada, sin salario fijo, ni prestaciones, sin ningún vínculo formal que lo obligara a darle algún tipo de protección a los trabajadores. Con los años, en el periódico se estableció esa forma arcaica de hacer periodismo: un día sí y otro también la portada era para un político o gobernante. El convenio primero, la información, después.

En 2018, los pleitos internos en Morena lo revivieron y de la mejor manera: como candidato al Senado. Ganó. Armó su tercera candidatura a la gubernatura y todos sabemos cómo termina esa historia: Félix ejerciendo parte del poder desde las sombras y, otras veces, no tanto. El periódico se lo encargó a su hija Sol, quien continuó la línea editorial al pie de la letra.

A unos meses de que Evelyn se convirtiera en gobernadora, La Jornada Guerrero cerró sin ninguna explicación a su lectores. A los reporteros les dijeron que por un brote de Covid-19 en la redacción durante 15 días dejaría de circular. Eso fue mentira.

Días después apareció El Guerrero, un remedo de periódico, que la familia utiliza como su brazo propagandístico. Hasta ahora es un misterio cuánto dinero recibe del gobierno que encabeza Evelyn Salgado. Me surge una duda: ¿Habrá un alcalde, diputado o magistrado que le niegue un convenio publicitario a este periódico?

Si la gobernadora quiere entender la libertad de expresión y el ejercicio periodístico debería tomar otros ejemplos. El problema, me parece, es que ha asimilado tanto el de su padre que así quiere que se comporten todos, dóciles ante el poder: a unos les ofrece desayunos, chayotes, los apapacha y, en cambio, a los que la cuestionan, los prefiere lejos.⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

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