Periódicos y medios impresos de Guerrero en agonía

Texto y fotografía: José Miguel Sánchez

Chilpancingo

Los periódicos y medios impresos atraviesan «el momento más crítico de su historia», en los últimos años, en Guerrero, varios periódicos desaparecieron, otros migraron a lo digital, lo que generó una crisis para los trabajadores, periodistas, vendedores y voceadores.

César Mayares Armenta, vendedor de periódicos desde hace 50 años en Chilpancingo, contó cómo llegaron a vender más de 50 títulos de periódicos, entre nacionales, estatales y locales «y todos se vendían antes del mediodía».

Mayares Armenta desde hace 37 años atiende su local de venta de periódicos y revistas en el centro de Chilpancingo, y desde hace 10, con la auge del internet, notó cómo de manera gradual disminuyó la venta, los tirajes y los títulos.

De 50 periódicos que llegaban, ahora sólo quedan siete, de los 25 estatales ahora hay dos a la venta, El Sur y El Guerrero, «pero ese (El Guerrero) nadie lo quiere ni regalado», comentó Mayares Armenta.

El Guerrero es el periódico que administra Sol Salgado Pineda, hija del senador Félix Salgado Macedonio, y hermana de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda. Este periódico, de acuerdo con distintos testimonios, tiene convenios de publicidad oficial con todas las dependencias de gobierno.

Antes de ser El Guerrero, ese periódico fue La Jornada Guerrero y era administrado por Salgado Macedonio.

Mayares Armenta cree que la prensa escrita está en cuidados intensivos y no sabe si logrará salir con vida.

La desaparición de los medios impresos en Guerrero

En Guerrero hace 30 años circulaban 25 periódicos, ahora sólo dos. Desaparecieron, como Novedades Acapulco, y algunos otros migraron a plataformas digitales como El Sol de Chilpancingo y El Sol de Acapulco.

Una muestra de cómo está la venta de periódicos, Mayares Armenta comentó que llegó a surtir en su puesto 600 periódicos de El Sur, ahora sólo llegan 50, los cuales, reconoce, «difícilmente se acaban».

«Aquí ocurren dos cosas, el internet que hace que todo lo puedas ver tu celular en un instante y otra que los más jóvenes ya no les gusta ni quieren leer «, contó.

El caso más reciente de la digitalización de los medios impresos es Diario 21, de Iguala, en la zona Norte de Guerrero.

El 17 de junio pasado, Diario 21 anunció que después de 32 años de ser un periódico impreso que distribuían en la zona Norte de Guerrero, dejaba de circular y pasarían a un formato «100 por ciento digital».

«Fin de una era», se lee en el encabezado principal del último número impreso del Diario 21, publicado el 17 de junio del 2023.

«Diario 21 se puede consultar en Iguala, en cualquier parte de Guerrero, del país y del mundo, a través de su multiplataforma digital integrada por Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram, TikTok y el sitio web», se lee en letras más pequeñas.

Uno de los casos más sonados en el último año fue la desaparición del periódico Novedades Acapulco.

El martes 21 de noviembre del 2021, Novedades Acapulco publicó su última edición impresa y en escrito explicó que se mudaría a su sitio web y las redes sociales.

En su última edición impresa, el medio que cumplía 52 años explicó que la decisión se debía a problemas económicos generados por la violencia en Acapulco, la pandemia por Covid-19 y los recortes a la publicidad gubernamental.

Cumple 30 años El Sur; se pronuncian por garantizar derecho a la libertad de prensa

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero 

Chilpancingo

 

Durante el Conversatorio por los 30 años del periódico El Sur, el periodista Humberto Musacchio habló sobre la libertad de prensa, el financiamiento a los medios de comunicación e hizo un llamado a los periodistas a organizarse para conquistar sus derechos.

Musacchio, quien tiene una larga trayectoria periodística en medios de circulación nacional, participó junto con la activista feminista María Luisa Garfias Marín; el activista de la Coordinadora de Comisarios Ejidales y Comunales de Guerrero, Arturo García Jiménez, y el director de El Sur, Juan Angulo Osorio, en un foro para rememorar los inicios de este medio que se fundó el 3 de mayo de 1993.

Durante su participación, Musacchio habló sobre el papel del periodismo en la actualidad y propuso repensar el financiamiento público para garantizar “la libertad de expresión”.

“Los dineros públicos llegan solamente, o en mayor proporción, a los medios con los que el poder simpatiza y hay cierta afinidad y similitudes y llegan hasta el elogio de los poderosos, pero no es esa nuestra función”, mencionó.

“Tenemos que cumplir con nosotros, con la sociedad, con los lectores e incluso con los gobernantes cuando criticamos y decimos lo que está mal”, agregó.

Musacchio dijo que los gobernantes no les gusta subsidiar a quienes les critican y le hacen ver sus errores y debilidades.

Catálogo la situación actual del periodismo como una “crisis” por la decisión del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de otorgar a los medios impresos “cada vez menos ingresos por publicidad”.

Habló sobre el caso del periódico La Jornada, quien afirmó que en 2019 recibió más presupuesto que la televisora TV Azteca.

“Una manera de afrontar estas diferencias entre la prensa y el poder es establecer un sistema de subsidios legales, institucionales, bien conocidos por todo el mundo, que sepan de dónde viene el dinero, cómo se distribuye y porqué se distribuye de esa manera”, propuso.

El periodista habló sobre casos en España, Francia y Londres donde medios de comunicación reciben financiamiento publicó que aprueban sus Congresos y está fiscalizado.

En el caso de El Sur, su director, Juan Angulo, mencionó las formas en que los gobernantes del estado utilizaron los convenios de publicidad para evitar críticas.

Habló de casos como el del extinto gobernador José Francisco Ruiz Massieu que intentó ser accionista, lo que ocasionó que muchos de los primeros socios se retiraran.

Mencionó que una vez lo invitaron a cubrir una gira de trabajo del gobernador interino Ángel Aguirre Rivero (1996-1999) y debido a que la crónica que escribió no les gustó, el gobierno estatal canceló el convenio de publicidad con El Sur.

Y mencionó otros casos, como el de Zeferino Torreblanca Galindo, porque durante su gobierno hubo una persecución contra El Sur y fue marginado de la publicidad oficial.

El conversatorio por los 30 años de El Sur ocurrió en un salón del Museo Regional de Guerrero, ubicado en la plaza central Primer Congreso de Anáhuac de Chilpancingo.

Entre los asistentes a este foro estuvieron el ex secretario General de Gobierno, Florencio Salazar Adame; el ex secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Octavio Klimek, ambos articulistas de El Sur; Aurora Muñoz, activista social; Apolinar Seguedad Dorantes, funcionario de la Secretaría de Planeación y Presupuesto del gobierno estatal.

Al final del conversatorio se tomaron la clásica fotografía con Juan Angulo, y Maribel Gutiérrez, fundadora de El Sur, y reporteros de este medio y muchos otros que han laborado en él.

 

Tlacolol – En Guerrero a los periodistas nadie los protege

¿Por qué a casi nadie le importa la violencia contra los reporteros y reporteras?

La última semana se vivió uno de los capítulos de mayor tensión, frustración y vulnerabilidad para las y los periodistas de Guerrero.

El lunes 9 de enero se rompió el cerco y supimos que el reportero Jesús Pintor Alegre y los administradores de la página de Facebook Escenario Calentano, Fernando Moreno Villegas y Alan García Aguilar, fueron privados de su libertad por una organización criminal en la región de la Tierra Caliente desde finales de diciembre del 2022.

La noticia prendió todas las alarmas, el riesgo de que la situación llegara al punto extremo era punzante. La organización criminal, presuntamente la Familia Michoacana, en los últimos meses ha dejado patente su capacidad de violencia.

Cuando surgió la noticia, el gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda y la Fiscalía General del Estado (FGE) no habían hecho nada para localizar al reportero y a los dos administradores. No habían ordenado una operación de búsqueda. Nada. Al parecer ignoraban lo que estaba sucediendo.

Todo fue incertidumbre. Había confusión. No se sabía con exactitud cuándo fueron privados de su libertad, en dónde, por quiénes, por qué.

La mañana del jueves 12 de enero, surgieron más noticias. Esta vez fueron buenas. Jesús Pintor y Fernando Moreno fueron liberados. No fueron rescatados en una operación policial, como se informó, y es pertinente dejarlo claro.

La liberación de Pintor Alegre y Moreno Villegas fue durante la noche del miércoles, a eso de las 11:00, cuando los criminales los dejaron en el cauce del río el Cuirio, en el municipio de Coyuca de Catalán.

La mañana siguiente, Jesús Pintor contó lo sufrido en el cautiverio: fue privado de su libertad el 27 de diciembre en el zócalo de Ciudad Altamirano. Pasó casi 15 días vendado de los ojos, con las manos esposadas, acostado sobre la batea de una camioneta sin permiso de levantarse. Lo golpearon, sintió frío, hambre pero, sobre todo, sintió de cerca la muerte.

Jesús Pintor dice que volverá al periodismo, pero reconoce, que del golpe psicológico no se va a reponer.

Aún sigue desaparecido Alan García, de quien no se sabe absolutamente nada. Si fue liberado, si sigue en cautiverio o cuál fue su destino. Se desconoce también si las autoridades lo buscan.

Este caso pone en evidencia muchas cosas. La vulnerabilidad de las reporteras y los reporteros, así como el amplio margen de impunidad con la que operan las organizaciones criminales y el desinterés de las autoridades por proteger a las y los periodistas.

Nada es nuevo. Estas condiciones las sufren desde hace muchos años. El periodismo en México se volvió una profesión de alto riesgo y tan vulnerable casi al mismo tiempo. Mientras las organizaciones criminales crecían al amparo del poder político y económico, los territorios se volvían más hostiles, y los desplazamientos, las desapariciones y los asesinatos aumentaron exponencialmente, a la par de que los derechos laborales de las reporteras y reporteros se diluían.

Concluimos que en Guerrero se hace periodismo en un terreno minado y en condiciones precarias.

Pero estas condiciones no surgieron de la nada, fueron construidas, y ahora son estructurales y sistemáticas. Esta violencia que vivimos con cotidianidad todos los pobladores tiene objetivos y beneficiarios claros: ejercer un control social, replegar a través del terror y el miedo la organización de los pueblos, para saquear fácilmente las riquezas del país: los minerales, las maderas, los ríos y el erario.
Para lograrlo necesitan del silencio.

De acuerdo con lo documentado por organizaciones de defensa de la libertad de expresión, los perfiles de las y los periodistas asesinados en los últimos años coinciden en por lo menos dos cosas: trabajaban en los estados e investigaban temas de corrupción de las autoridades locales.

En otras palabras: periodista que investiga, cuestiona, critica al cacique, al empresario, al líder sindical, al político, funcionario o al gobernante se convierte en incómodo, es alguien que estorba, y alguien a quien buscan silenciar.

En Guerrero el silencio va ganando regiones completas. La Tierra Caliente es una de ellas. Ahí es imposible informar, criticar a los personajes públicos porque no hay certeza si el político es criminal o el criminal es político. Compañeros han optado por la autocensura.

En Chilapa, prácticamente no hay quien informe, y la población no tiene en dónde informarse, porque desde hace unos cinco años a este municipio no llega ningún periódico, no hay una radio o televisora, ni hay portales de noticias. Sólo hay un silencio profundo.

En Iguala ocurre lo mismo. En 2021 siete reporteros y reporteras fueron desplazados porque fueron amenazados de muerte por criminales, aunque no se sabe si fue por cuenta propia o por órdenes de la clase política. Salieron sin dudarlo porque nadie les garantizó su seguridad. Algunos regresaron. Lo cierto es que ahora el silencio impera. ¿A quién conviene ese silencio?

Guerrero desde hace años ocupa un lugar preferente en la violencia contra la prensa. En las dos últimas décadas han sido asesinados por lo menos 20 reporteros y dos más están desaparecidos.

En Guerrero es permanente, constante, que se busque el silencio de la prensa al costo que sea. El modelo de financiamiento de los medios de comunicación no está diseñado para hacer periodismo, para garantizar el derecho a la información de los ciudadanos, sino para silenciar, para ocultar, para lavar imágenes.

Los directivos de los medios de comunicación han preferido la salida cómoda: colocaron a los gobiernos como su principal cliente, como su principal y, en algunos casos, única fuente de financiamiento. Esto ha traído consecuencias.

En teoría, los gobiernos y distintas instituciones disponen de un presupuesto para la publicidad oficial, es decir, para informar a la población de acciones de esas instituciones, de cómo obtener un beneficio, un programa de vacunación o de informar de medidas de precaución ante fenómenos naturales y también para garantizar el flujo informativo.

Pero eso no ocurre, entre las autoridades y la mayoría de los dueños de los medios existe un pacto oscuro y perverso. Los gobiernos transfieren dinero a los medios de comunicación con estas condicionantes: callar, ocultar y, en el mejor de los casos, hasta limpiar la imagen del gobernante.

Cuando los directivos aceptan estas condiciones también se benefician. Nadie los obliga a dar contratos, salarios y prestaciones a sus reporteros y reporteras. Nadie los obliga a transparentar los recursos públicos que reciben. ¿Usted conoce cuánto dinero reciben las medios locales, radios, páginas web y de Facebook, o medios impresos?
¿Por ley, quién está obligado a revisar que los medios de comunicación garanticen los derechos laborales de los reporteros y reporteras? Las mismas autoridades le dan el dinero con la condición de callar.

¿Y qué pasa si al mismo tiempo eres la autoridad y el dueño de un medio de comunicación? Acá en Guerrero está pasando, los Salgado lo encarnan. Evelyn Salgado Pineda es la gobernadora, la hermana, Sol Salgado Pineda, es la directora del periódico familiar, El Guerrero, un diario atiborrado de publicidad oficial, pero sus reporteros no tienen contratos, ni salario fijo y menos prestaciones. Ochenta pesos les pagan la nota y fotografía publicada.
Un círculo perfecto. Un negocio perfecto.

¿Un periodista amenazado y precarizado está en condiciones de hacer un periodismo de calidad?

Los primeros que sufren estas condiciones son las reporteras y los reporteros y sus familias. Pero esto tiene efectos expansivos que llegan a todos los rincones. El silencio y la falta de un periodismo de calidad afecta a la mayoría de la población. No tener información que revise, cuestione y critique el actuar de las autoridades sólo enraíza aún más la corrupción. En Guerrero es conocido lo que implica la corrupción.

Esta es la razón esencial del por qué la exigencia de justicia cada vez que asesinan, desaparecen, desplazan o se agrede a un reportero. No es un lugar común afirmar que cuando matan a un reportero se mata la verdad o silencian la verdad. No lo es. Cada vez que ocurre un crimen contra un reportero o reportera la sociedad se queda sin un poco de verdad.

Lo que está en el fondo, es la información y la información es un bien público que toca defender a todos. A todos. Periodistas y ciudadanos.

El llamado es para los ciudadanos, que cuiden la información, que cuiden el periódico, la radio, el programa de televisión, el portal de noticias que les ofrece información independiente, crítica, útil.

Las autoridades no lo van a hacer, no les interesa ni tampoco les conviene. Eso dicen las cifras: más del 98 por ciento de los crímenes contra periodistas están en la impunidad.

El llamado también es para nosotros mismos. No podemos seguir desarticulados, reaccionar sólo en momentos de emergencia como lo que sufrió Jesús Pintor y Fernando Moreno, y sigue sufriendo Alan García. Debemos organizarnos permanentemente para protegernos, para salir de la precariedad.

Los periodistas deben (debemos) ser capaces de poner cara a los directivos y exigirles nuestros derechos laborales. Después de la violencia extrema, no hay otra peor que la precarización. Un periodista no puede salir todos los días de su casa con incertidumbre de si podrá llevar algo a su mesa, si podrá completar la renta o pagar el servicio telefónico.

Además, como discutieron un grupo de periodistas asentados en Chilpancingo el sábado en la mesa del programa radial Reporteros SOS por la frecuencia de Radio Universidad, los comunicadores (incluidos los periodistas) deben (debemos) ser más conscientes de a quién le ponemos nuestras grabadoras, micrófonos y cámaras.

Como gremio hemos contribuido en encumbrar a políticos corruptos, a criminales y a criminales disfrazados de políticos.

El escenario es desalentador, pero ni callar ni morir deben ser las únicas salidas para los periodistas de Guerrero.

 

Colaboración especial en Amapola periodismo de sus brothers, sus panas, hermanos, su sangre y su clicka: Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero Salgado. eltlacololcolumna@gmail.com Aquí nos pueden enviar sus comentarios y chismecitos.

 

*Tlacolol es una columna satírica que cuestiona los hechos y dichos de lo que acontece en Guerrero. La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de sus autores. Agradecemos el espacio a Amapola Periodismo por respetar la libertad de expresión y no censurar nuestras opiniones e interpretaciones.

“Pensé que me iban a matar”, dice el periodista Jesús Pintor después de ser liberado

Texto: Amapola periodismo

Forografía: Especial 

Chilpancingo

 

Lo aventaron de una patada de la camioneta al suelo. No sabía qué hora era, el día, ni a dónde llegaron. Lo que sí sabía es que lo iban a asesinar, porque eso le dijeron antes de este viaje.

Jesús Pintor Alegre, uno de los tres comunicadores desaparecidos, estuvo cautivo 15 días. Eran alrededor de las once y media de la noche del miércoles 11 de enero cuando lo liberaron. Fue privado de su libertad la mañana del 27 de diciembre, cerca de las diez de la mañana. Caminaba por el zócalo de Ciudad Altamirano, había gente en las calles. Varias personas vieron el secuestro. Nadie reportó nada.

Cuando la camioneta paró, Pintor creyó que todo había acabado para él. Tan pronto como cayó al suelo, escuchó de nuevo el motor de la camioneta y que ésta se alejaba, hasta que dejó de oír el ruido del motor, se quitó la venda.

Cada día de su cautiverio lo hacían creer que lo iban a matar. Ahora que estaba sin vendas y en apariencia libre, todavía seguía el temor, más cuando volvió a escuchar ruidos.

–¿Hay alguien aquí?, –preguntó con miedo.

–Sí, soy yo, –escuchó y en medio de la oscuridad supo de inmediato que se trataba de Fernando Moreno Villegas, otro de los comunicadores en cautiverio. Entonces Pintor pensó que había librado la muerte.

-¿Y Alan? Se preguntaron con angustia. Alan García Aguilar es el tercer comunicador desaparecido.

-¡Alan! ¡Alan! ¡Alan! Gritaron para ubicarlo.

Hicieron una pequeña búsqueda a pesar de la debilidad de sus cuerpos y el aturdimiento que sentían después de tantos días cautivos.

Después llegaron tres de sus compañeros periodistas hasta el lugar donde fueron liberados. Los periodistas supieron que los liberaron porque les avisaron.

Los dejaron cerca del río Cuirio, de la comunidad de San Pedro, a unos cinco minutos de la cabecera municipal de Coyuca de Catalán. Los periodistas llevaron a sus compañeros a sus casas.

El jueves 12 de enero por la mañana circuló un video de la primera entrevista al periodista y el comunicador una vez liberados, hecha por los periodistas que fueron por ellos.

–Gracias a Dios se les sensibilizó el corazón y nos dejaron libres, gracias en verdad, –dice en esa primera entrevista Pintor.

Moreno aprovecha para aclarar que no es periodista. Es químico biólogo de profesión. También dice que él no hacia publicaciones en la página de Facebook Escenario Calentano. Reitera que Alan García fue el creador de la página, el administrador y quien alimentaba los contenidos, como lo dicen en el video. Se refiere al que apareció en la misma página Escenario Calentano, el lunes 9 de enero, en el que aparecen Moreno y Alan. Los muestran encadenados de pies y manos. Fue así como se supo de la desaparición de los tres comunicadores. Antes no se había hecho público en medios y tampoco por dichos.

A Moreno lo secuestraron desde el 25 de diciembre. “Unas personas me llegaron por atrás, me ataron a los ojos, no alcancé a ver quién, no vi nada, solamente me dijeron subes aquí, yo con los ojos vendados iba haciendo mi lucha para caminar. Nos llevaron a un lugar, desconozco a dónde”, dice en esa primera entrevista.

En la liberación y el apoyo a los comunicadores no figura la presencia de ninguna autoridad. De hecho, oficialmente, nunca dieron información sobre cómo ocurrió la desaparición de los tres, sin embargo, durante el jueves circularon fotos de policías y elementos de la Guardia Nacional con los dos comunicadores, como si hubieran participado en su liberación.

Del tercer comunicador desaparecido aún no se sabe nada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Exigen justicia y seguridad durante el sepelio del periodista asesinado

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

Durante el sepelio del periodista Fredid Román Román, asesinado el pasado lunes en Chilpancingo, familiares exigieron justicia y seguridad para ellos.

El sepelio se realizó en Buenavista de la Salud, del municipio capitalino, lugar donde residió Román Román y donde sus familiares se pronunciaron para exigir que el crimen no quede impune.

«Lo único que quiero es justicia, pueden decir muchas cosas, pueden hablar muchas cosas, pero solo Dios tiene la verdad», mencionó su familiar durante el sepelio.

Román Román fue velado en la comunidad de Buenavista de la Salud, municipio de Chilpancingo, con mucha seguridad policiaca en el entorno.

«El (Román Román) siempre fue un hombre muy inteligente, por eso lo admiramos, pero unos cobardes nos lo quitaron, quisieron callarlo», mencionó entre llantos el familiar.

Tras el homicidio del comunicador en Chilpancingo, a unos pasos de la zona militar, la familia decidió trasladar el cuerpo a su lugar de residencia, a pesar de que es una localidad en donde de manera frecuente se registran enfrentamientos entre hombres armados de dos grupos del crimen organizado que se pelean el control del territorio.

Por el crimen de Román Román y la situación de violencia que se vive en el valle de El Ocotito, y específicamente en Buenavista, la familia dijo temer por su seguridad.

«Si tememos, tememos mucho por la seguridad de la familia porque la cosas no están bien, pero hay un Dios y yo lo único que pido es justicia».

Acerca de que el periodista temía por su vida, sus familiares dijeron que siempre fue muy reservado en su vida laboral, por lo que nunca les mencionó si estaba amenazado o en peligro.

La casa de Román Román, fundador del semanario La Realidad, se ubica a dos cuadras de la base de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), sobre la carretera federal México-Acapulco, a menos de cinco minutos de El Ocotito.

Durante el sepelio del periodista se observaron varias unidades de la policía estatal y de la Guardia Nacional (GN).

La mañana de hoy, en la comandancia de la Policía Comunitaria de El Ocotito, se realizó una conferencia de prensa convocada por integrantes de la UPOEG.

Ahí, el comandante José Deivy Barrientos Salazar deslindó a la UPOEG del asesinato y acusó a un hijo y un sobrino del periodista de pertenecer al grupo del crimen organizado Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

 

Te puede interesar: Jesús Murillo Karam es vinculado a proceso por los delitos de tortura, desaparición forzada y contra la administración de justicia

Asesinan a balazos a periodista en Guerrero

Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Oscar Guerrero 

Chilpancingo

 

La tarde de este lunes dos individuos asesinaron a balazos el periodista Fredi Román Román cuando subía a su automóvil estacionado en la calle Prolongación Valerio Trujano ubicada a dos cuadras de las instalaciones de la 35 Zona Militar del Ejército, aquí en Chilpancino.

Román Román, al mediodía de hoy, publicó en las redes sociales su columna La Realidad Escrita, Salió de su domicilio alrededor de las 04:30 de la tarde.

El periodista alcanzó abrir la puerta de su automóvil, un Mazda color rojo, cuando dos individuos armados a bordo de una motoneta que circulaba en sentido contrario llegaron y le dispararon.

Según versiones oficiales, Román Román, recibió seis balazos.

Una ambulancia de la Cruz Roja llegó a este sitio y los paramédicos se percataron que el periodista ya no tenía signos vitales.

El cadáver del periodista quedó en el asiento del piloto y la puerta del vehículo del lado izquierdo quedó abierta.

El asesinato del periodista ocurrió a dos cuadras de las instalaciones de la 35 Zona Militar y cerca del primer cuadro de esta capital del estado.

Personal de la Fiscalía General del Estado (FGE), Policía Investigadora Ministerial (PIM), Policía Estatal y Policía Municipal arribaron al lugar minutos después del asesinato.

Posteriormente llegaron seis elementos del Ejército Mexicano para custodiar la zona.

Una hija del periodista llegó al sitio corriendo pero fue detenida por policías ministeriales y estatales.

La mujer rompió en llanto.

“Como es posible, esto no puede ser”, decía la mujer.

Román Román es originario del municipio de Teloloapan y en noviembre próximo cumpliría 59 años.

El columnista fue director de los periódicos locales Palabra, Expresión Popular, jefe de prensa del PRI estatal y reportero de varios medios impresos de Chilpancingo.

En 1996 durante el gobierno interino de Ángel Aguirre Rivero fue funcionario de la Dirección de Comunicación Social del Gobierno del Estado.

Hoy lunes Román Román escribió su última columna política Realidad Escrita en la que aborda el caso Ayotzinapa.

 

 

 

 

El periodismo es un actor en el conflicto: Xavier Giró

Texto y fotografía: Luis Daniel Nava

1 de agosto de 2022

 

El conflicto revela cosas que no funcionan en la sociedad por lo tanto nuestro relato, como seres humanos antes que periodistas, debe ser a favor de una solución justa y sin violencia, plantea el investigador catalán Xavier Giró.

El periodismo de paz, explica, puede favorecer que los conflictos no evolucionen a un estallido de violencia, que discutan sus causas y posibles soluciones.

“El periodismo se convierte en un actor y hay que asumirlo responsablemente sin panfletos y sin entregarnos ciegamente a ninguna de sus partes”, plantea.

Estos son algunos postulados que ha desarrollado desde hace 30 años como periodista, investigador y profesor Francesc Xavier Giró Martí (Barcelona, 1955).

A propósito de su reciente visita al país, este reportero le preguntó acerca del concepto periodismo de paz en conflictos que instruyó en la Universidad Autónoma de Barcelona y que expuso en el Foro de Periodismo y Construcción de Paz celebrado en la Ciudad de México.

Conflicto desigual

–¿Qué significa “periodismo de paz”?

El periodismo siempre tiene repercusión sobre la sociedad y los conflictos sociales. El conflicto es la materia prima del periodismo.

De él se revelan cosas que no funcionan en la sociedad y eso permite que avance.

Muchos de esos conflictos no son entre partes iguales y empiezan porque la parte con menos poder está explotada, oprimida, marginada.

Nuestro relato como seres humanos antes que periodistas no es neutral, sino que tendrá repercusión a favor de uno o de los otros. A favor de una solución justa e injusta.

Con esa premisa tenemos una obligación moral o política de trabajar para que ese conflicto se solucione de la forma mas justa posible, y para que vaya hacía allá, que no haya violencia.

Si hay violencia en lugar de discutir de los salarios, de la tierra que nos quitan o de la tala de arboles, lo que vamos a discutir es cómo defendernos de la violencia, atacando al otro o pagando con nuestra vida.

Podemos favorecer que los conflictos no evolucionen hacía un estallido de violencia sino que sigan en la lucha, discutir el problema.

El investigador noruego Johan Galtun, citado en el artículo académico de María Isabel Hernández “El periodismo de paz como paradigma de comunicación para el cambio social” (2012), desarrolló el modelo de estudio “el triangulo de las violencias”.

El modelo identifica tres violencias en los conflictos: la física que causa daños visibles (atentados, asesinatos, agresiones, torturas, etcétera); la estructural que impide satisfacer necesidades básicas (desigualdad, racismo, pobreza, esclavitud, etc.) y la cultural relacionada con aspectos simbólicos como religión, cultura, lengua, arte y ciencias.

Para Giró, citado en el mismo estudio, la aplicación del triangulo en conflictos de distintos países y regiones permitió observar una sobre representación de la violencia directa y una escasa atención a las violencias estructural y cultural.

Toma de partido

–¿En ese sentido podría quedar rebasado el periodista neutral, objetivo?

Son dos falacias, dos creencias falsas. Cuando uno dice  ‘Aquí hay tres muertos ‘, no solo está informando el hecho sino el contexto. Aunque no lo escriba hay un contexto de conocimiento.

Es decir ‘Aquí ha pasado esto y no debería haber pasado’. Es una toma de partido.

Cuando hablamos de una vulneración de un derecho humano o un derecho justo, estamos diciendo que ese derecho no se debería haber vulnerado.

El periodismo no es objetivo en la medida en que tomamos partido por una idea, una forma de entender la vida, con los derechos de la gente.

No es neutral, porque tomamos partido a favor de las personas que han visto vulnerado sus derechos.

La filosofía engañosa de la objetividad y la neutralidad tiene dos géneros privilegiados, la noticia y el reportaje.

En la noticia con las seis preguntas (quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo), el “por qué” implica una explicación más allá de la inmediata.

En el reportaje el esquema canónico del periodismo dice que escucha las fuentes de los dos lados con un trato equilibrado.

Pero no solo tienes que consignar lo que dice uno o el otro, tienes que decir quién miente y quién no, o quién exagera, si son los dos, son los dos. Quién reivindica algo que es justo, implícita o explícitamente.

Sin panfletos

–¿Ese postulado lleva al concepto de periodista transformador? ¿Es consecuencia?

El periodismo es una esfera mas de la vida y no puede rehuir a sus responsabilidades. Tampoco puede esconder la cabeza bajo el ala de la neutralidad y objetividad.

Tenemos que asumir que el periodismo se convierte en un actor en el conflicto. Lo que hace influye y hay que asumirlo en todas sus dimensiones, responsablemente, sin hacer panfletos, sin entregarnos ciegamente a ninguna de las partes.

Estamos en el sentido justo de los conflictos, en contra de las marginaciones, de las opresiones, tenemos que estar ahí.

Es una definición ideológica pero la hace todo mundo. Humildemente reconocemos que la hacemos. Hay gente que no lo hace y es cómplice de la opresión.

Pensar la información

–Hay un campo de trabajo en México por la violación sistemática de los derechos humanos, ¿qué recomienda a los periodistas en estos contextos violentos?

Parte de tu pregunta dice ‘vivimos en un contexto de violación de derechos humanos’. Eso ya implica una posición pero después hay que hacer algo más.

Pensar estratégicamente nuestra información, no somos seres aislados en la sociedad, incidimos en el conflicto y eso va a provocar una reacción.

Cuando denunciamos una vulneración de los derechos también decimos quién lo ha hecho y eso es de facto un ataque a ese grupo o esas personas, a esos intereses, por lo tanto es de esperar que ellos se revuelvan contra nosotros.

No podemos andar denunciando violaciones de derechos humanos sin calcular cuál va a ser la reacción o la repercusión.

Si hemos estudiado bien la situación y prevemos que la publicación de la vulneración de un derecho va a provocar que un pequeño grupo salga a la calle y sea reprimido con una nueva masacre debemos pensar si seguir o esperar.

Esperar el momento para que la protesta sea fuerte y no sea reprimida o que vayamos reuniendo elementos para que nuestra acción de denuncia no caiga en el vacío o en una situación peor.

Tenemos que pensar nuestra política informativa de forma coherente y estratégica para tener los mejores resultados, para luchar contra esa vulneración de derechos.

Foro Periodismo y paz

La entrevista se realizó un día después del Foro Periodismo y Construcción de Paz en México en la capital del país. Xavi Giró aún no sistematizaba los apuntes de los participantes y las charlas con periodistas de regiones.

Aunque lo sabía, dice, acudir al foro le dio una visión más realista de su dimensión.

Plantea que la impunidad de los crímenes de periodistas retroalimenta la existencia de más, pero que ese no es el origen.

La causa está en distintos niveles, en la corrupción que nace del dominio, el  abuso de poder donde nace un conflicto.

Tenemos que trabajar periodísticamente sin dejar de denunciar la impunidad, pero armonizando con la lucha por cambiar la sociedad, por transformarla.

Muchos jóvenes acaban en grupos del crimen por necesidad o forzados. Ellos no se plantean grandes teorías, sino plantean ‘de esto puedo vivir y nadie me da otra alternativa’.

La batalla es bestial pero al menos reconozcámosla, no nos engañemos con batallas puntuales y si es larga armémonos de paciencia. Con nuestro trabajo periodístico vayamos reforzando los elementos de la sociedad que empujan esos cambios.

Desaparecer en pandemia: otras formas de narrar la violencia

La pandemia por covid-19 modificó las formas en las que se expresa el crimen en nuestro país; la urgencia de narrar estos cambios, orilló a que un grupo de periodistas y artistas apostaran a nuevas narrativas para visibilizar las secuelas de esa otra enfermedad que nos atraviesa desde hace décadas: la violencia


Texto: Alejandro Ruiz / Pie de Página

Fotografía: Cortesía Patricia Mayorga

19 de mayo de 2022

Ciudad de México 

¿Cómo se comportó la violencia durante la pandemia? ¿En qué cambió? ¿Cómo la hemos narrado? Fueron las preguntas que se hicieron un grupo de periodistas, acompañados de artistas, organizaciones, y el colectivo Técnicas Rudas hace un año.

El resultado: Desaparecer en pandemiaun sitio en el que se albergan una serie de investigaciones en formato multimedia; donde, además de la desaparición forzada, se abordan problemáticas como el desplazamiento, la reactivación de las redes de trata de personas y las nuevas formas de reclutamiento de jóvenes por el crimen organizado.

“Tuvimos diálogos con muchas organizaciones para hacer este trabajo”, explicó en entrevista Patricia Mayorga, periodista chihuahuense y coordinadora del área de libertad de expresión de la Red de Periodistas de a Pie.

La red PdP es una organización de periodistas en activo que este viernes 20 cumple 15 años de trabajar en la defensa del periodismo independiente y ético en México, con un enfoque preventivo y asentado en el periodismo de las distintas regiones del país. Por ese trabajo ha recibido diversos reconocimientos internacionales.

Mayorga, quien tuvo que exiliarse varios años fuera de México después del asesinato de Miroslava Breach, es especialista en temas de violencia al norte del país, y, en conjunto con integrantes de Raíchali Elefante Blanco, participó en algunas de las investigaciones que se presentan en el sitio.

«Coincidimos en que era necesario que durante la pandemia no se quitara el foco de estos temas; que se evidenciara que los grupos criminales se reorganizaron durante la pandemia”, añadió la periodista.

Con historias que van desde Chihuahua a Tamaulipas, incluyendo testimonios de personas en Oaxaca, Michoacán y Zacatecas; Desaparecer en pandemia presenta una realidad vigente en nuestro país: la violencia no se ha ido.

Las historias

Los territorios desde donde se narran las historias no son cualquier lugar. En estos lugares la violencia ha sido constante, y sus efectos devastadores.

Desde la frontera en Ciudad Juárez; cruzando por la Sierra Tarahumara y las carreteras de Nuevo Laredo y Monterrey; la criminalidad se ha actualizado. Lo mismo en el terreno, que en la virtualidad.

Patricia Mayorga lo constata. Ella participó, como lo hizo años atrás, en la investigación que pone en evidencia los escombros de la violencia que se vuelven a levantar durante la pandemia en Juárez.

“En Ciudad Juárez se están reabriendo bares y hoteles clandestinos que se habían clausurado en la época de la violencia, sobre todo en la época del megajuicio (2015) (…). Quienes están trabajando en estas zonas nos advirtieron esto; nos alertaron que había mucho movimiento de trata”, refiere.

Asimismo, junto a Raúl Pérez de Raíchali, Mayorga analizó los efectos de la tala clandestina en la Sierra Tarahumara de Chihuahua; entre ellos: el desplazamiento forzado.

“Se incrementó la tala clandestina e ilegal en la sierra. La Semarnat reconoce lavado de dinero a partir de esto; es un foco rojo”.

De igual forma, otro punto que se analizó fue el reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado. Ahí, integrantes de Técnicas Rudas auxiliaron al equipo de periodistas para contactar a las víctimas directas e indirectas. Recuperar sus testimonios que, como todo durante la pandemia, pusieron al centro la virtualización de la criminalidad.

Como Mayorga, el periodista Carlos Manuel Juárez de Elefante Blanco recorrió las carreteras de Nuevo Laredo y Monterrey; donde decenas de personas han desaparecido a manos de grupos del crimen organizado.

Tanto Patricia como Manuel han sido víctimas de lo que narran. Ambos han sido desplazados por su labor periodística. Ambos están en un proceso de retorno. Ambos buscan seguir ejerciendo su labor.

“Carlos Manuel y yo estamos en retorno de desplazamiento; este proyecto también es una estrategia para seguir dando cobertura a los temas que queremos cubrir en nuestros estados”, explica Mayorga.

Reinventar las narrativas para seguir contando historias

La violencia contra quien narra las violencias es común en nuestro país; y muchas veces implica callar por seguridad. Esto lo saben bien Patricia y Carlos Manuel; así como cientos de periodistas en México.

Parte de los aprendizajes que obtuvieron durante este trabajo, cuenta Mayorga, fue la adquisición de protocolos de seguridad, así como técnicas de coordinación y comunicación “que muchas veces no tenemos como periodistas”.

Estas enseñanzas las brindó Técnicas Rudas; quienes en todo momento acompañaron al equipo de investigadoras e investigadores para que su labor no implicara riesgos.

«El gran aprendizaje es que teníamos que estar en una plataforma segura, monitoreándonos, reportándonos, ordenando. Eso da cierta fortaleza a la hora de hacer periodismo, en el caso de nosotros que estamos como retornados y no sabemos dónde estamos pisando, fue una cosa de certidumbre. En el periodismo nos cuesta aplicar estos protocolos”, relata Mayorga.

Del mismo modo, enfatiza Patricia, “nos enseñaron a usar otras técnicas para contar las historias, usar nuevas narrativas; muchas veces estamos acostumbrados a escribir textos largos, y con estas nuevas técnicas podemos llegar a más gente”.

“Había mucha libertad para expresar emociones e irlas acomodando junto con los creativos; ellos también supieron captar esas otras partes que tuvimos en las reuniones de trabajo”, señala.

La metodología de Técnicas Rudas no es nueva; son varios los proyectos que esta organización ha coordinado con periodistas para narrar temas complejos y dolorosos; pero sobre todo, necesarios de visibilizar.

En compañía del equipo de periodistas, artistas visuales, sonoros y diseñadores dieron forma a un espacio multiplataforma que, de manera interactiva, acompañan los textos con música, videos e imágenes que ponen a relieve realidades complejas.

“Es una forma de hacer periodismo; para no salir tan solos y no arriesgarnos tanto. Otra estrategia de hacer periodismo y llegar a otros públicos”, reflexiona Patricia.

Ziumi Juárez Gámez; Arturo Muñoz Rodríguez el Carcará y Fer Fierro Zago fueron los artistas que participaron en el proyecto; así como un equipo de programadores y colaborades invitados.

Patricia Mayorga concluye que, pese a la importancia de sus investigaciones, este proyecto “no esta descubriendo el hilo negro, ni la forma de presentarlo o investigarlo, pero es otro aporte. Un esfuerzo de darle otros enfoques de multimedia a temas tan complejos”.

El proyecto completo lo puedes consultar en la página desaparecerenpandemia.org; ahí se mostrará un menú interactivo donde las investigaciones periodísticas se combinan con música, videos, ilustraciones y animaciones.

 

Este texto es propiedad de Pie de Página y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes leer el original en este enlace.  

 

Las zonas silenciadas para la prensa se han ampliado hasta llegar a entidades desérticas: Marco Antonio Coronel

El periodista actual debe enfocarse y capacitarse para convertirse en omnicanal. Significa que maneje todos los canales físicos y digitales, con herramientas y lenguaje propio de cada formato, que se pierda esa falsa o vieja idea de que los periodistas somos especializados en radio, televisión o prensa escrita


 

Texto y fotografías: Luis Daniel Nava

Chilapa

12 de febrero del 2022

 

El Mecanismo de Protección a Periodistas del gobierno federal es la última fase de un periodista antes de que lo maten. Si en el país se previniera, procurara y aplicara la justicia además de que se garantizara la libertad de prensa, el mecanismo no debería de existir, considera el reportero Marco Antonio Coronel.

En una entrevista al término de un taller que impartió a reporteros en Chilapa, Coronel, un periodista de investigación enfocado en televisión, consideró sobre las zonas silenciadas, donde ya no se permite hacer periodismo, que han escalado.

“Antes se hablaban de zonas silenciadas, hoy de regiones silenciadas, incluso estados silenciados y eso es sumamente grave. Antes estaba muy focalizado en un municipio, dos, pero ahora en municipios que forman regiones.

En lo laboral propone un nuevo modelo de periodístico: el omnicanal. En el surgimiento de fusiones de grandes empresas, como el más reciente entre Televisa y Univisión y en un futuro con emporios como Google, recomienda, el periodista debe capacitarse en el manejo de canales físicos y digitales, así como en el uso del lenguaje de televisión, en línea y redes sociales, cuya fusión concreta el neologismo: omnicanal.

Marco Coronel es periodista de En Punto, el noticiero estelar de Televisa. Cubre temas de seguridad, crimen organizado y justicia, ha sido profesor de la Universidad Iberoamericana.

El curso que impartió se enfocaba en estrategias y formatos para generar contenidos en redes sociales y televisión.

— En la transición de los medios análogos a las redes y plataformas digitales, ¿cuál es el perfil del periodista ahora? ¿Hacía donde vamos?

—Debe enfocarse y capacitarse para convertirse en una especie de periodista omnicanal. Significa que maneje todos los canales físicos y digitales, con herramientas y lenguaje propio de cada formato, que se pierda esa falsa o vieja idea de que los periodistas somos especializados en radio, televisión o prensa escrita. Eso quedó atrás, no sólo por el surgimiento de las redes. Lo que vamos a ver de los nuevos canales es que se van a fusionar con otros grandes medios fusionándose a su vez con emporios gigantes como es Google.

La fusión de medios, refuerza Coronel, obliga a los periodistas a percibirse como omnicanales capaces de manejar canales y lenguaje fusionado a televisión, on line y redes sociales sin perder el foco o la esencia de la historia de una pieza periodística. Es lo que va a demandar el mercado, agrega.

—¿A un periodista con sueldos precarios y altas cargas de trabajo en Guerrero le da para poder manejar diferentes formatos y capacitarse? ¿Dónde queda la calidad de la información?

–El manejo de lenguajes, tecnologías y herramientas no está peleado con la calidad. La concepción de periodista omnicanal genera frustración porque es más trabajo y casi siempre con el mismo sueldo.

Tal vez no lo dimensionamos, pero el conocimiento y la capacitación de un periodista omnicanal le abrirá oportunidades laborales.

—¿La capacitación la deben dar las empresas a sus reporteros?

— Es un reto para el periodista, pero más para los medios de comunicación, los que no capaciten a sus periodistas para este concepto no van a tener resultados positivos, solamente van a tener contenidos y esta idea de tener más presencia sólo para ganar mas clientes o ingresos es una idea errónea.

Se tiene que capacitar al periodista para que sus contenidos se presenten de forma adecuada y tengan mayor impacto, por ende, fidelidad del público, que es lo que va a dar a las empresas y a los periodistas mejores rendimientos e ingresos.

 

Estados silenciados

 

Para Marco Antonio Coronel, que ha cubierto temas de narcotráfico en Guerrero y Michoacán, las zonas silenciadas para la prensa se han ampliado hasta llegar a entidades desérticas, donde no se puede hacer periodismo sin que la vida peligre.

“Por ejemplo en Guerrero, la Tierra Caliente es una zona silenciada y esa región abarca el Estado de México y Michoacán. Son zonas cada vez más complicadas de trabajar, con muchos riesgos y al final silenciadas por los grupos criminales”.

En enero de 2018, Marco Antonio Coronel recibió una amenaza de un supuesto grupo criminal luego de la publicación de un reportaje donde policías municipales de Chilpancingo y civiles participan en la desaparición de un joven. Por este hecho el reportero está en el Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos del gobierno federal.

—¿No hay Estado de Derecho en México, el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador no está cumpliendo con su promesa de brindar seguridad? ¿Cuál es tu lectura de que las agresiones y asesinatos de periodista en el país no cesan?

—No sólo está cumpliendo, no está entendiendo el problema. Alejandro Encinas (subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación), después del asesinato de Lourdes Maldonado en Tijuana, Baja California, declaró que iba analizar modificaciones para el plan de protección de periodistas y defensores de derechos humanos. Esa declaración lo desnuda a él y al gobierno.

“Si cree que cambiando medidas en este esquema es la solución de los asesinatos, amenazas e intimidaciones a colegas del gremio está totalmente fuera de lugar. Lo desnuda como un ignorante y como parte de un Estado al que no le importa”.

Consideró que modificar lo que para nosotros como periodistas es el último recurso para poder seguir sobreviviendo y ejercer esta labor que es el Mecanismo no cambiará la realidad.

“Es decir, el Mecanismo es la ultima fase antes de que nos maten, el mecanismo en teoría no debería existir”.

Suelta algunos datos, como que el 90 o 95 por ciento de los asesinatos, intimidaciones y amenazas a periodistas están impunes en esta administración y la pasada.

“¿Creen que el Mecanismo va a solucionar un problema que de raíz surge de la no impartición y no procuración de justicia, de la no prevención de los delitos?”, se cuestiona. Dice que el mecanismo no existiría como no existe en otros países donde hay libertad de prensa.

–¿Es un mecanismo de reacción?

“Es un mecanismo de tardía reacción, soy parte del mecanismo como un periodista amenazado en mi caso se atendió oportuna y rápidamente, pero conozco periodistas que llevan años pidiendo esto y que en esa zona de espera es donde mueren”.

Dejar constancia

 

El periodista recomendó al gremio que trabaja en zonas de riesgo dejar constancia de amenazas, intimidaciones y agresiones en organizaciones de atención a periodistas, si es que no confían en las autoridades.

“El día de mañana que pueda ocurrir un hecho en su contra, que se explique el entorno de la agresión, demostrar que no es un hecho aislado ni súbito, sino que se perpetró poco a poco con mas presión”, dijo.

Además, agregó, antes de realizar una cobertura, los reporteros deben estudiar las condiciones para entrar a una zona de conflicto e investigar los riesgos posibles para tener soluciones.

En caso de un retén, recomienda: “decir quiénes somos, de dónde venimos, para qué se va a entrar” y si incluso se tiene que pedir permiso a los grupos criminales hacerlo para no poner en riesgo la vida.

“Decir yo vengo a esto, pero sino quieres no entro, no hay problema, me retiro. Finalmente son zonas silenciadas porque ellos dominan”.

También pidió formar un canal de comunicación para que una persona externa monitoree al periodista durante una cobertura para conocer sus rutas y tiempo en campo, así como usar herramientas como Google maps para seguir en vivo el trayecto.

“Si notan que es tarde y el periodista está fuera de la ruta que pactó, se prenden los focos rojos y se hacen primeros contactos para una reacción inmediata. Los primeros minutos en una desaparición son momentos importantes”.

El mal ejemplo

Texto: Arturo de Dios / Capote

Fotografía: Carlos Ortiz

2 de febrero de 2022

 

Cuando Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero, habla de la prensa, de reporteros y del periodismo suele decir que respeta la libertad de expresión, el trabajo de los reporteros y que garantizará el ejercicio periodístico. Nada nuevo. Repite ese discurso que ya suena demasiado vacío en boca de los políticos.

Suele decir que respeta el oficio porque su papá, Félix Salgado Macedonio, fue “periodista” y recuerda los tiempos en que fundó y dirigió el diario Acción en Iguala. Me queda claro que lo que la gobernadora entiende por libertad de expresión y el ejercicio periodístico es a través de los referentes que tiene de su padre. Y hasta cierto punto es lógico.

Sin embargo, es importante precisar cuáles son los antecedentes de Félix como supuesto periodista. Consulté a algunos compañeros que lo conocieron como director del Acción. Unos lo recuerdan con reloj ostentoso, con cadena de oro y la camisa desabotonada. Otros lo evocan visitando dependencias en busca de un apoyo o un chayo.

Esos recuerdos no me parecen sólo anecdóticos, son la génesis de Félix como personaje público. De ahí se coló a la política y se convirtió en un popular diputado federal por haber vaciado un costal con boletas electorales en plena tribuna.

Después de eso, halló una forma más lucrativa de vivir: fue candidato dos veces a la gubernatura; diputado federal, senador, otra vez diputado hasta ganar la alcaldía de Acapulco. Gobernar lo mostró de cuerpo entero: en su gestión se consolidó la decadencia del puerto y con la violencia no metió ni las manos.

Luego de una mediocre gestión, se desterró como director de La Jornada Guerrero. Nada cambió. La misma línea de cuando dirigía Acción, “convenio mata nota”, la estableció como línea editorial. En la redacción ya tenían una respuesta para los reporteros que preguntaban por notas que no les publicaban: “llegó publicidad”, les decían. Así de simple.

Antes, desmanteló el diario, le quitó derechos laborales a los trabajadores, sobre todo, a los reporteros. Cada año ofrecía liquidaciones y a los que aceptaban les daba la posibilidad de continuar pero ahora por nota publicada, sin salario fijo, ni prestaciones, sin ningún vínculo formal que lo obligara a darle algún tipo de protección a los trabajadores. Con los años, en el periódico se estableció esa forma arcaica de hacer periodismo: un día sí y otro también la portada era para un político o gobernante. El convenio primero, la información, después.

En 2018, los pleitos internos en Morena lo revivieron y de la mejor manera: como candidato al Senado. Ganó. Armó su tercera candidatura a la gubernatura y todos sabemos cómo termina esa historia: Félix ejerciendo parte del poder desde las sombras y, otras veces, no tanto. El periódico se lo encargó a su hija Sol, quien continuó la línea editorial al pie de la letra.

A unos meses de que Evelyn se convirtiera en gobernadora, La Jornada Guerrero cerró sin ninguna explicación a su lectores. A los reporteros les dijeron que por un brote de Covid-19 en la redacción durante 15 días dejaría de circular. Eso fue mentira.

Días después apareció El Guerrero, un remedo de periódico, que la familia utiliza como su brazo propagandístico. Hasta ahora es un misterio cuánto dinero recibe del gobierno que encabeza Evelyn Salgado. Me surge una duda: ¿Habrá un alcalde, diputado o magistrado que le niegue un convenio publicitario a este periódico?

Si la gobernadora quiere entender la libertad de expresión y el ejercicio periodístico debería tomar otros ejemplos. El problema, me parece, es que ha asimilado tanto el de su padre que así quiere que se comporten todos, dóciles ante el poder: a unos les ofrece desayunos, chayotes, los apapacha y, en cambio, a los que la cuestionan, los prefiere lejos.⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

Salir de la versión móvil