Se cumplen nueve años de Ingrid y Manuel y mil cien personas afectadas de la Sierra, en el olvido

Se cumplen nueve años de Ingrid y Manuel y mil cien personas afectadas de la Sierra en el olvido

Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Oscar Guerrero

Chicahuales, municipio de Chilpancingo

 

En el olvido gubernamental y sin servicios públicos es como viven mil cien personas que en el 2013 resultaron afectadas por el huracán Ingrid y Manuel reclaman al gobierno que cumpla con la construcción de sus viviendas y la legalización de su predio.

En el 2014, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) reubicó a las mil cien personas en un predio llamado «Risco de Oro» que tiene una longitud de 14.8 hectáreas y que pertenece al municipio de Heliodoro Castillo.

A cada una de las familias damnificadas la Sedatu solo les entregó un folio como garantía de que les iban a construir sus viviendas.

Pero a casi nueve años de distancia las familias solo tienen un pedazo de tierra donde ellos, sin el apoyo del gobierno, construyeron sus casas.

Y es la fecha en que la Procuraduría Agraria ni siquiera les ha entregado las escrituras que acreditan la propiedad de su terreno.

Ahora un grupo de 400 personas se regresó al lugar donde vivián antes de la tragedia ambiental y las otras 700 se quedaron en el predio «Risco de Oro».

Las mil cien personas que viven en diferentes puntos, no cuentan con servicios públicos como agua, drenaje y un centro de salud.

«Lo único que nos dieron fueron los folios o sea fuimos prácticamente engañados», afirmó Rafael López Sánchez, representante de Bienes Comunales de Chicahuales.

Mencionó que ante la falta de apoyo del gobierno la gente construyó sus viviendas.

«Con la madera de nuestras casas que derrumbó las lluvias del 2013 construimos otras en el terreno que nos asignó el gobierno», refirió López Sánchez.

Indicó inicialmente toda la gente se fue a vivir a ese predio del Risco de Oro pero con el paso del tiempo la gente se cansó y regresó al sitio.

«La gente que regresó a sus antiguas casas viven en una zona de alto riesgo porque están en las laderas y hacemos responsable al gobierno si pasa otra tragedia», afirmó López Sánchez.

Dijo que la gente con los pocos recursos que van obteniendo de la siembra de maíz sobreviven pero incluso algunos se han trasladado a Estados Unidos para emplearse de braceros porque en esta zona de la Sierra no hay empleo.

«Antes del 2013, la gente se dedicaba a la siembra de amapola, pero ahora ya no, ahora es la siembra de maíz», dijo le autoridad comunal entrevistado durante el recorrido que se realizó en esta comunidad que está a casi tres horas de camino.

Una de las peticiones que hicieron al gobierno federal es de que los incluyan en el programa de Sembrando Vida.

López Sánchez exigió a Protección Civil que emita el dictamen que verifique que en ese sitio donde vivián las familias era una zona de riesgo.

«Una vez vino Protección Civil pero solamente nos engañaron porque no nos han dado el dictamen», expresó.

Las familias damnificadas advirtieron que en caso de que no haya una solución a sus demandas van a trasladarse a Chilpancingo para realizar una serie de protestas.

El próximo 13 de septiembre se cumplen 9 años de la tragedia ambiental del huracán Ingrid y Manuel.

«Pedimos la intervención del presidente (Andrés Manuel López Obrador) y de la gobernadora (Evelyn Salgado) porque lo único que queremos es vivir en un lugar seguro y con todos los servicios», comentó una señora.

Recordó que la única que los ha visitado es la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez quienes solo les prometió pavimentarles una calle.

Durante los días 13, 14 y 15 de septiembre del 2013 Ingrid y Manuel azotaron el territorio de Guerrero dejando un saldo oficial de 157 muertos, carreteras y caminos destrozados y miles de viviendas afectadas.

Durante esos tres días de las lluvias hubo una inacción de las autoridades de los gobiernos federal y estatal.

El viernes 13 de septiembre en la noche mientras estaban las lluvias, en la residencia oficial de Casa Guerrero, el entonces gobernador perredista Ángel Aguirre Rivero junto con políticos del PRI y PRD disfrutaban de una cena acompañados por música de mariachi.

Esta cena-fiesta se llevó a cabo después del acto de la entrega de la presea Sentimientos de la Nación que se realizó en la parroquia de La Asunción, en Chilpancingo.

 

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