Kiaui, la joyería artesanal que mantiene a una familia

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

En un pequeño cuarto de su casa ubicada en la colonia Las Torres, de Chilpancingo, Cinthia Carranco Vidal transforma piedras, chaquira, perlas y cristales en collares, pulseras, anillos y aretes.

Cinthia comenzó a realizar joyería después de un momento difícil de su vida. Perdió su empleo, lo que le provocó depresión; tenía que mantener a su hija Majo, como le dice de cariño. Majo tiene nueve años.

Cinthia es originaria de Chilpancingo, pero por parte de su papá tiene raíces de Chilapa, el principal municipio de Montaña baja, y las presume con orgullo.

En ese momento difícil de desempleo, incertidumbre y depresión, vio la oportunidad de hacer algo que le gustara y le ayudara con su situación económica; pensó en crear joyería de bisutería a mano.

Lo aprendió de una tía, recuerda que su tía compraba mucho material para hacer y vender sus piezas. Aprendió viéndola.

Así, en 2021, nació Kiaui, su emprendimiento. Kiaui significa lluvia en náhuatl, optó por ese nombre para honrar la conexión que tiene su padre con el pueblo nahua.

“Empecé a trabajar Kiaui, empecé a ir a bazares. Creo que el progreso que he tenido es muy grande”, comenta.

Para iniciar con su emprendimiento, su mamá y otros familiares la apoyaron con la compra de material. “Mi familia también fue la primera que me compraba mis collares”.

A lo largo de este año de emprendimiento Majo también colabora con Cinthia en la elaboración de la joyería, principalmente en las pulseras.

Las piezas que Cinthia realiza son ideas propias, pero se inspira en algunas artesanías para combinar colores en los collares.

Trabaja la técnica del alambrismo, la chaquira y algunos bordados. Pedidos personalizados es lo que más hace.

Según la técnica y el modelo es el tiempo que tarda; pueden 15 minutos o hasta un día completo.

Aunque no tiene un local fijo, para ella las redes sociales son sus aliadas; a través de ellas ha dado a conocer su piezas, además de su asistencia, en últimas fechas, a los bazares.

El tiempo y la dedicación que emplean los artesanos o emprendedores de piezas a mano, como es su caso, son elementos que, cree, la gente a veces no valora; también llegó a ser víctima del regateo.

“Hay collares que sé que aquí no me van a querer pagar al precio y utilizo otros materiales, todo son de calidad, pero eso me permite darlos a un precio más accesible para la gente”.

Actualmente sus ingresos económicos dependen en un 100 por ciento de Kiaui.

Una de las metas de Cinthia es que su emprendimiento sea más conocido y tener su propio local. “Con Kiaui me siento muy contenta, es como un bebecito con el que pienso algún día poder generar empleos para que también puedan estar aquí otras mujeres”.

Cuando Cinthia no arma piezas de joyería hace y lee poesía. Ambas, la joyería y la poesía, le van bien a esta emprendedora y joven mamá.

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