Tezquitzin ropa artesanal, un emprendimiento de artesanas guerrerenses que exportan a Estados Unidos

Texto y foto: Alberto Ramirez 

Lunes 24 de junio del 2024
Chilpancingo


Tezquitzin, ropa artesanal, es un negocio familiar de prendas para vestir y bisutería hechas a mano por personas originarias de Chilapa y sus alrededores.

La tienda se ubica en Chilpancingo y va a cumplir cinco años de vestir a niñas, niños, hombres y mujeres del estado, del país e incluso del extranjero.

Cada una de las prendas son confeccionadas, bordadas o pintadas por alrededor de 10 personas que laboran en Tezquitzin.

Una ingeniera civil creó este emprendimiento. Se trata de Mariela Morales Román, de 27 años. Mariela emprendió este negocio en el año 2019 cuando una persona le encargó cinco camisas elaboradas en la región Montaña baja, sin embargo, las prendas nunca las recogieron por lo que se tuvo que quedar con ellas.

En esas fechas ella no había planeado tener su propio negocio, pero como las camisas no las usaría y ya había invertido en ellas, decidió ofrecerlas a través de Facebook en los grupos de venta.

Sin saberlo aún, en ese momento, inició un negocio que le cambiaría su futuro en el ámbito económico y laboral.

De las cinco camisas que le habían encargado y que no recogieron vendió unas piezas y otras le quedaron, pero la gente le empezó a preguntar sobre otras prendas diferentes, así fue como a Mariela le surgió la inquietud de emprender, además su familia y ella saben confeccionar, bordar, elaborar bisuterías y eso era un plus que le ayudaría en su negocio.

El primer año realizó las ventas en línea, pero al siguiente decidió abrir un local para que la gente que le compraba tuviera más confianza y existiera la posibilidad de que pasaran los clientes a ver de manera física las prendas.

Otro motivo que la llevó a dar ese paso fue que se convirtió en mamá y quiso darse un respiro para ella y para su hijo ya que en el lugar que laboraba como ingeniera civil le demandaba mucho tiempo.

A diferencia de muchos negocios, Tequitzi no cerró sus puertas en la pandemia, al contrario, de acuerdo con Mariela, tuvo muchas ventas, pero se efectuaron en línea y exportó muchas piezas a Estados Unidos, lo que le permitió no cerrar su local.

Las redes sociales, principalmente Facebook, fueron de gran ayuda para que su negocio creciera, mucha gente la contactó por ese medio para conocer más acerca de sus prendas, le preguntaban acerca de vestidos para quince años o para novias, de blusas y accesorios y fue así como agregó nuevos productos a su negocio.

Las camisas fueron el principal producto que empezó a vender, luego la gente le pedía “duos” que son prendas para parejas hechas con los mismos colores y diseños.

La emprendedora comentó que lo que le permitió crecer y que muchos de los clientes elijieran sus productos es la atención que les da y que, por lo menos en la plaza donde se ubica, es la única que se dedica a la confección.

“Lo que el cliente necesita se elabora sin ningún problema, a veces me dicen que vieron una prenda en Facebook, pero quieren que le quite o le agregue algo y lo hago”.

Mariela contó que sabe confeccionar un poco gracias a que veía como su mamá lo hacía, que incluso cuando ella y sus hermanas eran niñas su mamá les hacía sus uniformes.

En Tezquitzin su tía es la que se encarga más de eso porque es la que sabe y la que estudió, su mamá también se está preparando con cursos en ese ámbito para hacer los trabajos de la tienda.

*Ser emprendedora en Chilpancingo*

Mariela lamentó que los mismos guerrerenses no valoren el trabajo de sus paisanos porque hay ocasiones en las que preguntan por el precio de alguna prenda, se les hace cara y regatean, pero no conocen el trabajo que hay detrás de esa prenda o aunque lo conozcan pretenden que debe de ser más barato. Devalúan lo hecho a mano, aunque es precisamente lo que lo hace especial, lamenta.

“A veces quiero decirles (a las personas que regatean) que intenten hacer una prenda para que vean que no es fácil como creen y que lo hecho a mano es más complicado aún”.

Los principales materiales que usan para elaborar las prendas son la tela, los hilos y las agujas.

El proceso de elaboración y el precio de las prendas varía de acuerdo con el diseño o el tipo de prenda; una camisa cuesta desde 750 hasta mil 800 pesos.

El tiempo de elaboración de una camisa puede ser de tres semanas, dependiendo de la complejidad de la prenda o los detalles, un vestido para quince años o de novia pueden tardar en elaborarlo hasta seis meses.

Esos aspectos no los valoran muchos de los clientes y pretenden que las artesanas bajen el costo de las prendas.

La violencia que se vive en la ciudad es otro problema que afecta en gran medida en su negocio, Mariela recordó que en los días en los que Chilpancingo se paralizó por la violencia contra los conductores del transporte público casi no tuvo ventas porque la gente no tenía cómo desplazarse o tenía miedo de salir de sus casas.

Lamentó la situación que se vive en el tema de la seguridad porque a los emprendedores les afecta demasiado.

«Tenemos que pagar renta y los demás servicios sin importar que haya tenido ventas o no, es un gasto que se tiene que cubrir».

*Metas y logros de Mariela*

Mariela quiere regresar a ejercer su carrera, su meta es hacerlo, pero no dejar su negocio, sino que quiere que crezca más, que más gente lo conozca.

De las cosas que se siente orgullosa es ser patrocinadora de pasarelas y concursos como Míster Turismo, Señorita Turismo, entre otros, lo que le permite que la gente conozca más de su trabajo y sus prendas.

Tezquitzin patrocina con sus prendas a Miss Earth Guerrero que está concursando a nivel nacional, le realizan una sesión de fotos y esa es la manera en que más personas conocen las prendas que venden.

Miss Earth es un concurso de belleza femenina que se realiza cada año y donde se califican la belleza, la inteligencia, seguridad, elegancia y porte que poseen las candidatas.

A Mariela la contactan a través de redes sociales para preguntarle sobre ciertas prendas que vieron en esos concursos y eso ayuda que sus ventas aumenten.

Tezquitzin ropa artesanal está ubicada en la Plaza Alcatraz en el andador Emiliano Zapata número 11 en el centro de la capital.

La casa de las piñatas un emprendimiento que le da una segunda vida a materiales desechados

Texto y foto: Alberto Ramírez 

Viernes 21 de junio del 2024

Chilpancingo


La casa de las piñatas es un emprendimiento que se destaca por el cuidado en los detalles al elaborar una piñata, porque usan materiales reciclados, como cartón, periódico, revistas y hojas usados, para darle una segunda vida.

Jesús Ángel Barrios Legorreta, de 27 años, y Luis Fernando Radilla González, de 25, decidieron emprender este negocio con esta consigna de reutilizar. En Chilpancingo es común la elaboración tradicional de piñatas.

El cartón se los regalan algunos vecinos o lo consiguen en el mercado; a veces hasta lo toman de la calle, si está en buenas condiciones lo usan. Las revistas, periódicos y hojas recicladas también se las regalan personas que los conocen.

El papá de Jesús, por ejemplo, trabaja en una oficina y las hojas que ahí desechan se las lleva para que trabajen con ella; las revistas de ofertas en ocasiones se las regalan en las tiendas de conveniencia porque ya no les sirven. Hasta los lapiceros para trazar las líneas de las piñatas se los dan unos familiares.

Además, tratan de no desperdiciar el material, ni siquiera los que usan para el diseño o decoración de las piñatas, aun cuando sólo sea un pedazo de hoja, fomi, cartón.

“En otros lugares los tiran (los pedazos de papel, cartón y fomi) nosotros no, guardamos cada pedacito porque de ahí pueden salir los ojos, la boca o alguna otra parte”, dijo Luis.

En La casa de las piñatas ponen su mayor esfuerzo para satisfacer a los clientes. El local está ubicado en la calle 30 de agosto de la colonia Sección séptima. Desde varios metros antes se observa la creatividad de los dos emprendedores; desde la entrada del negocio hay piñatas de diferentes temáticas: personajes de películas, actores, cantantes, objetos. La mayoría de los trabajos los realizan por pedido.

Para Jesús y para Luis el emprendimiento no es fácil, porque antes de la piñatería tuvieron una tienda de abarrotes, pero lo dejaron porque no les fue rentable. Antes dejarlo, Luis hizo una piñata para exhibirla en la tienda y con eso empezó a tomar forma un nuevo emprendimiento.

Compartió que desde niño tiene el gusto y la habilidad de hacer piñatas; cuando tenía unos 10 años hizo la primera, después, junto con su hermana, decidieron emprender para aportar a la economía de su familia, pero el negocio no les resultó.

Años más tarde, cuando conoció a Jesús hicieron planes juntos y en octubre del 2021 materializaron y emprendieron el proyecto de las piñatas.

La piñata más viral en redes sociales elaborada por La casa de las piñatas. Foto: Cortesía Jesús Ángel Barrios Legorreta

Ambos coincidieron que al principio fue difícil, pero siguieron y con la ayuda de las redes sociales se dieron a conocer en Chilpancingo, en otras ciudades.

“Las redes sociales nos han ayudado mucho, subimos un vídeo a TikTok de una piñata de Jeni Rivera y una persona que vive en Cuernavaca la vio, le gustó, nos contactó y vino hasta acá por ella”, contó Luis.

Al principio no estaban de lleno en el negocio, porque Luis trabajaba en una crepería y Jesús dedicado a sus estudios. Pronto Luis sintió que el ambiente laboral en su trabajo no era bueno y dejó el empleo para dedicarse por completo a la elaboración de piñatas. Ambos lo hacen; uno se encarga de armar la estructura y otro de los detalles.

Por la calidad que se autoexigen para sus piñatas, tardan hasta tres días en elaborar una; depende del diseño que requiera el cliente, pero siempre trabajan con la convicción de hacerlo bien.

Luis y Jesús comentaron que el trabajo suelen hacerlo en su local, pero ciertas situaciones de inseguridad en la ciudad los ha orillado a trabajar en su domicilio.

Los emprendedores consideran que iniciar un negocio es una buena opción, arriesgarse es bueno, siempre y cuando sea un producto que la gente lo requiera por muchas razones.

La casa de las piñatas también ofrece servicios de decoraciones de eventos, elaboran mezcales de sabor y tacos de canastas, también por pedido. Los jóvenes intentan que su emprendimiento se expanda con más opciones.

Panificadora Esmeralda, una historia de pan y pasteles de calidad en la capital

Texto y foto: Alberto Ramírez
Viernes 31 de abril del 2024
Chilpancingo

 

La panificadora Esmeralda es uno de los establecimientos de pan y pastelería más icónicos y exitosos de la capital. Fue inaugurada hace 37 años, el 12 de octubre del 1987, por la familia de María del Carmen Eugenia Navarro Esparza, quien en ese entonces tenía 29 años.

En el mismo establecimiento, ubicado sobre el andador Emiliano Zapata, que conecta a la alameda Francisco Granados Maldonado con el zócalo, elaboran el pan, los pasteles y los otros productos que ofrecen: bolillos, teleras, bocadillos, baguets, pizza.

El nombre de la panificadora no es tiene ningún significado especial, pero lo han mantenido como un distintivo de su calidad. En realidad escogieron Esmeralda porque el cuñado de Carmen que estudiaba en Puebla le gustaba una zona con ese nombre, y les pareció ideal.

La familia de Carmen proviene de la ciudad de Taxco, allá abrieron una sucursal, pero antes una en Iguala, la primera que crearon; pero la que funciona hasta hoy es la de Chilpancingo.

Carmen comparte que en realidad la que inició el negocio en Iguala fue su hermana y también tuvo la iniciativa de replicarlo en Chilpancingo, que después quedó a su cargo.

Esmeralda siempre fue una de las cuatro panaderías grandes que abrieron en Chilpancingo; las otras son La Espiga de Oro, Doña Maga y una más del mercado central Baltasar R. Leyva Mancilla.Ya estaban cuando ellos abrieron, además de otras tradicionales que también ofrecían pan que les enviaban de Chilapa. Pero Esmeralda es la que permanece en un esquema ampliado.

Recuerda que la gente no creía que su negocio funcionaría, porque estaban acostumbrados a consumir el pan local hecho con manteca de cerdo. Al inicio del proyecto, lo que más vendían eran los pasteles.

“Lo principal que se vendía eran pasteles, estaba muy fuerte la venta, hacíamos muchos, además de pan dulce, pan blanco y bocadillos”, comenta.

Lo que distingue desde entonces a la panificadora Esmeralda, según Carmen, es la variedad y la calidad. Elaboraban un pan tipo español, muy diferente al que hacían aquí, porque le apostaron a que fuera el mejor, esa calidad, expone, le ha permito mantener sus ventas.

Para Carmen es muy importante ponerse en el lugar del cliente y se lo hace saber a sus trabajadores. “Yo siempre les digo a los panaderos que nos tenemos que poner en el lugar del cliente, ¿qué me gustaría a mí que me vendieran?, ¿qué me gustaría comer?”.

La panificadora ha sido una fuente de empleo desde sus inicios de unos 13 o 14 personas.

Durante seis años tuvieron otra sucursal en la calle Madero, ubicada también en el primer cuadro de la ciudad, pero la cerraron por falta de tiempo y porque les resultaba agotador. La ubicación de la panificadora desde que se inauguró siempre ha sido la misma, andador Zapata 33B.

Menciona que cuando comenzaron, el andador no estaba pavimentado, pero aun así mucha gente asistía a comprarles.

Carmen ha tenido algunas dificultades en el negocio a lo largo de todos estos años, sin que sean mayores. Una de ellas ocurrió a los seis meses de que inauguraron: personal de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) los visitó y no tenían los precios de los productos a la vista, que después solventron. Lo que para ella no pasó a mayores, en la prensa local lo trataron como un suceso fuerte que llegó a pensar que no volvería a abrir la panificadora.

Una periodista escribió que los inspectores le pidieron dinero a la dueña del establecimiento para no realizar la multa. Carmen comenta que eso nunca sucedió, pero la publicación les complicó la situación, al grado de que le negaron el servicio de gas; sin ese combustible la panificadora no funciona.

Carmen tiene dos hijos y una hija, dos de ellos desde pequeños se involucraron en todo el proceso del negocio.

Aunque la economía de la familia no depende totalmente de la panificadora, cree que tiene un gran valor sentimental para todos ellos, porque representa el inicio de lo que son.

No Estamos Solas, la colectiva que lleva la sororidad al más alto nivel

Texto y foto: Alberto Ramírez
Lunes 22 de abril del 2024
Chilpancingo

El grupo No Estamos Solas (NES) fue fundado por Patricia Nava, de 42 años, con la finalidad de dar acompañamiento a las mujeres en cualquier situación que atraviesen.

Patricia Nava creó NES hace ocho años, después del asesinato de su prima.

Paty se sintió vulnerable y sola. Cuando supo que muchas mujeres guerrerenses enfrentan este sentimiento de abandono, tuvo la idea de crear un grupo de acompañamiento.
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Paty no entendía los porques de este suceso, por lo que decidió crear este grupo para que ninguna mujer se sintiera sola.

En un inicio el grupo fue solo de Whatsapp y lo conformó por familiares mujeres y amigas cercanas, ahora ese mismo grupo asciende a más de 400 mujeres, posteriormente creó el grupo de Facebook, en el que ya son más de 5,000 mujeres.

El apoyo que se brindan mutuamente es de gran importancia, desde la recomendación de un médico, o de un producto, hasta el apoyo de manera física en asuntos difíciles.

Paty recuerda un caso de hace tiempo cuando a una de las integrantes se le inundó su casa y pidió auxilio, varias de sus compañeras que vivían cerca acudieron a brindarle ayuda.

Para que estos grupos tanto de Facebook y de Whatsapp funcionen, desde el inicio Paty creó reglas para que no hubiera desorden.

No escribir después de las 10 de la noche, al menos que sea una emergencia, no mandar muchas fotografías de los productos o piezas que venden, solo algunas, no hablar de política ni de religión, porque son temas complejos en los que difícilmente estarán de acuerdo y hablarse siempre con respeto.

Para entrar al grupo de Whatsapp es importante que sea por recomendación o que Paty las conozca porque, al ser una comunidad y al pedir ayuda o recomendaciones para algo, tendrán la certeza de que la recomendación será fiable.

Citó ejemplos de recomendación: si alguna de las integrantes necesita del servicio de un plomero u otro oficio, con seguridad pedirá le recomienden alguno y la que lo haga es porque ya conoce qué tan confiable es la persona.

Con las integrantes organiza bazares para vender algunas cosas en las instalaciones del Auditorio
Sentimientos de la Nación.

Paty explicó que estos eventos son de suma importancia pues aportan a la economía de las integrantes del grupo.

También contó que en la pandemia organizó un bazar virtual, el cual fue un éxito completo; las entregas las realizaban directamente en los domicilios de las compradoras.

Cuando realizan los bazares invitan a que les den pláticas de empoderamiento o temas relacionados.

De este grupo de mujeres surgió la colectiva No Estamos Solas, Paty explicó que es diferente.

La colectiva son las y los emprendedores que rentan un espacio en el negocio físico que está ubicado en la Avenida Guerrero, en el centro de la capital; son alrededor de 30 negocios.

La mayoría de los productos que ahí se venden son dirigidos para mujeres, sin embargo, también hay algunos para hombres, aunque son mínimos.

Realizan acciones en pro de la sociedad. Recientemente pusieron un centro de acopio para los afectados por el huracán Otis; juntaron víveres que entregaron a las personas que los necesitaban.

Paty se siente satisfecha del grupo. Dice que formó alianzas de mujeres para combatir los estigmas de que las mujeres se tienen envidia, al contrario, entre ellas siempre se apoyan.

Mezcales de sabor, una oportunidad de emprendimiento para familias guerrerenses

Texto y foto: Andrea Mendoza

2 de mayo del 2024
Chilpancingo

La venta de mezcal es un emprendimiento, mediante el cual, muchas familias de Chilpancingo, la capital, y de otras partes de la entidad, se sostienen económicamente.

Es el caso de la familia Correa Catalán, a la que la venta de mezcal les permitió dar a sus hijos educación básica y sostener sus estudios superiores.

El historiador y promotor cultural, José Luis Correa Catalán, contó que este emprendimiento juega un papel central en la economía de su familia de varias generaciones.

La familia Correa es pionera en la creación de los mezcales de sabor, los cuales, explica, son diferentes a las cremas de mezcal, pues su preparación y sabor son diferentes.

Mezcales de sabor hechos por la familia Correa en el Calehual. Foto: Andrea Mendoza

En los mezcales de sabor se halla el sabor puro del mezcal con fruta natural, mientras que, en las cremas, el mezcal se esconde detrás de leche hervida y azúcar.

Ya sea natural, o de sabor o en cremas, el mezcal es por excelencia, la bebida favorita de los guerrerenses.

La familia Correa hizo populares los mezcales de sabor lima, limón, maracuyá y anís. Estos mezcales de sabor fueron los primeros que vendieron en su casa, conocida ampliamente como El Calehual, un espacio que se transformó en un museo urbano, con una colección de máscaras, además de mezcales.

Después del auge que tuvo la familia Correa al vender sus mezcales deliciosos de sabor, otros mezcaleros comenzaron a experimentar con diferentes frutas y pulpas.

Después de un tiempo, se podía hallar mezcales de sabores como nanche, jamaica, tamarindo, entre otros, y cremas de mezcal como chicle, mazapán y chocolate. En fin, la creatividad es ahora infinita en mezcales de sabores y de cremas.

Los precios, como en todo, varían según la calidad del producto, pero no se puede negar que el sabor dulce hace que más de uno se confíe y tome más de un caballito.

La venta de mezcal, un negocio posible ante el abandono del padre

Así como la venta de mezcales por parte de mezcaleros creció, también crecieron los vendedores de mezcal. Para algunos es una aventura emprender, para otros, una necesidad.

Paola Martínez Carranza inició su emprendimiento hace siete años, cuando su padre los abandonó a ella, a su madre y su hermano menor. Estaba en la preparatoria y las ganas de estudiar no se iban.

Le comentó a su mamá que para aliviar algunos gastos comenzaría a emprender. “Mi mamá pensó que mi negocio iba a ser vender dulces afuera de la escuela, pero yo había visto videos de como hacer mezcales de sabores”, contó Paola.

Paola Carranza le pidió a su mamá apoyarla y comprar 10 litros de mezcal, con eso, ella comenzaría su venta. Compró jamaica, maracuyá y coco. Hizo unas etiquetas con el nombre Mezcales Carranza y decidió que el abondono de su papá y la falta de dinero nunca sería impedimento para no seguir sus sueños.

Hace un año terminó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro).

Su mezcal se vende en Cocula, Coyuca de Benítez y Chilpancingo.

“Es un negocio noble, inviertes poco y puedes ganar mucho”, dice Paola Carranza, quien con su emprendimiento financió su carrera de medicina.
En bazares de Chilpancingo, siempre se ve más de un emprendimiento de mezcal, natural y de sabores, de fruta y en cremas.

Cuando son mujeres las que están al frente de ese emprendimiento son ellas mismas quienes los preparan.

“Pruébalos; yo los hago con fruta natural y el mezcal es el del bueno”, aseguró una vendedora.

Lo cierto es que estos mezcales saben bien. El sabor fuerte del mezcal se suaviza. La fruta y el toque frío que permite saborear la bebida como si fuera un coctel hace pedir más de uno.

Para los guerrerenses la venta de mezcal significa libertad financiera y de tiempo.

Figbi saludable, un sueño por cumplir

Texto y foto: Alberto Ramírez

22 de marzo del 2024

Chilpancingo

 

Figbi saludable es un emprendimiento local de una familia guerrerense que nació en el año 2010.

Se trata de un negocio en el que venden miel cien por ciento pura y natural, extraída directamente de las colmenas de sus apiarios y productos derivados, como jalea real, jarabes, perlas y paletas, propóleos para la tos, galletas de harina de amaranto, entre otros.

Ha tenido sus altas y bajas, sobre todo en la pandemia por covid, como a muchos otros negocios, les afectó en gran medida y hubo un momento en el que el negocio iba a cerrar definitivamente.

Este emprendimiento surgió como un proyecto escolar de la licenciada en administración Nancy Lilia Figueroa Vázquez hace 14 años. En la universidad le pidieron a ella y a sus compañeros que pensaran en un negocio que pudiera funcionar en la ciudad.

Muchos estudiantes eligieron opciones como restaurantes, fondas, panadería, pero Nancy pensó en algo diferente y eligió trabajar con la miel, además de que su papá, el ingeniero Salustio Figueroa, es apicultor y eso le ayudaría a que su proyecto funcionara mejor, pues tenía a un experto en la materia.

Nancy es una mujer a quien siempre le gusta innovar, siempre trabaja por lo que quiere lograr y pensó que podía hacer algo diferente a lo que hacían los demás apicultores, no quería solo que la miel se extrajera y se envasar a de manera artesanal, quería que fuera algo más trabajado y más higiénico.

Desde el inicio de su proyecto pensó primero en el cliente, quiso ofrecerle un producto de calidad que lo consumieran con toda confianza.

Entre toda su familia hicieron el esfuerzo para comprar un extractor manual porque era el más barato y compraron envases de pet de grado alimenticio para guardar la miel.

Aunque aún era estudiante, se dio a la tarea de intercambiar ideas con su familia para crear la empresa y después materializarla.

Posteriormente dieron de alta la empresa con la razón social Figuermiel de Guerrero SC de RL de CV.

El nombre de la marca Figbi surgió porque tenía la intención de que se les identificara como una familia apicultora. Fig del apellido Figueroa y bi por el sonido fonético de la palabra abeja en inglés.

Iniciaron con la venta de miel, pero los clientes empezaron a pedirles polen y jalea real, tuvieron que incluirlos, también les pedían productos para la tos y resfriado común.

Hasta ese momento no tenían los conocimientos para prepararlos, por lo que la familia decidió tomar cursos para aprender a hacerlos, aprendieron a elaborar jarabes y dulces a base de miel, propóleo, agregaron hierbas medicinales y luego incluyeron los productos de amaranto y miel como granola y galletas de harina.

 

Si bien avanzaron con el negocio, no se ha concluido aún, faltan por agregar los sellos de certificación, la tabla nutrimental y el código de barras.

Ángela Vázquez, mamá de Nancy, comentó que su hija tiene el sueño de que la marca crezca más, para eso, necesita hacer los trámites y los procedimientos necesarios para que el envase tenga la tabla nutrimental y los sellos correspondientes.

Hace siete años Nancy se mudó a Querétaro, iba a estar lejos y no estaría pendiente al cien del emprendimiento, por lo que comentó comentó con su mamá la posibilidad de terminar el negocio, sin embargo, la señora Ángela le dijo que no, que no iba a enterrar sus sueños y desde entonces ella empezó a hacerse cargo.

Ángela, doña Figbi o doña miel, como la conocen algunas personas, es una mujer alegre, que recibe a sus clientes con una sonrisa, siempre amable y respetuosa.

Por el momento no tiene un puesto fijo porque la renta de locales es muy cara y en realidad la venta de miel no es muy buena como ella quisiera y su economía no depende totalmente de eso, pero continua porque no se quiere rendir con el sueño de su hija que ahora también se ha convertido en el suyo y quiere que la marca logre mayor reconocimiento.

“Lo que queremos es que cuando alguien quiera miel piense en nosotros, en nuestra marca”.

Las ventas las realiza en bazares donde no tenga que pagar grandes cantidades para que gane y no pierda, también vende frente a la iglesia del barrio de San Mateo, de jueves a sábado, todo el día.

Por su parte, Nancy y su esposo pusieron una tienda física en Querétaro y le estaba yendo muy bien, sin embargo, la pandemia los obligó a cerrarla, las rentas son demasiado caras y no podían darse el lujo de pagarla si no había ventas.

Ángela siempre animó a Nancy y le dijo que ella iba a continuar con las ventas en la ciudad de Chilpancingo y que no se desanimara.

El esposo de Ángela, ayuda a llevar sus cosas y productos a los puntos de ventas, pero es ella la que se encarga de atender el negocio.

Conoce perfectamente lo que vende y la función de cada uno de los productos, por ejemplo, si alguien le pregunta sobre algo que le pueda servir para la tos, ella le indica o recomienda lo que puede aliviar ese malestar.

Que su esposo sea ingeniero agrónomo y apicultor le ha permitido transmitir los conocimientos a ella sobre las propiedades de la miel, además de los cursos que ha tomado.

Angela dijo que le molesta mucho cuando la gente les regatea a los artesanos y productores porque no saben el trabajo que hay detrás del producto final.

En su caso, acompaña a su esposo de 68 años al campo a extraer la miel, andan con mucho cuidado porque algunos lugares son laderas, otras veces se levantan a las cinco de la mañana a dejar colmenas a otro pueblo y todo este proceso la gente no lo conoce o a veces sí, pero aún así piden que bajen los precios.

“Me molesta cuando a un artesano o algún productor le dicen que le bajen el precio, es nuestro trabajo y si descuento algo lo estoy devaluando”, expresó.

Antes ellas realizaban los productos que venden, ahora hay una persona que se encarga de hacerlos porque no les sobra tiempo por el trabajo de apicultura qué hacen, de cierta manera también están generando empleo.

El sueño de Nancy y de su familia es que Figbi cruce fronteras y tiene la esperanza de algún día lograrlo.

“Quiero que esto quede bien cimentado y que cuando yo ya no exista, ya no viva, que todo mundo diga que Figbi existe, que mi hija logre exportar su producto”, dijo Ángela muy orgullosa de su hija y del trabajo que realiza.

Chicaya-Mex, la bebida de semilla ancestral con propiedades nutritivas que Jacinto quiere dar al mundo

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

La chicayota es una fruta silvestre cuyas semillas se consumen en agua desde hace muchos años en zonas de la Costa Chica de Guerrero.

Una de estas comunidades es Cumbre de Barranca Honda, municipio de Ometepec. De ahí es originario Jacinto Santiago Miranda, quien al ver las propiedades de esa fruta que se daba y consumía en su comunidad, emprendió Chicaya-Mex.

Nació de un proyecto de la universidad cuando Jacinto estudiaba en el Instituto Tecnológico Superior de la Costa Chica (ITSCCH).

La chicayota es una fruta que consumida de manera particular en agua, la manera tradicional de prepararla es sacarle la semilla a la fruta, ponerla a secar y molerla en el metate hasta que queda un polvo que después disuelto en agua, y está listo para tomarse.

Es una bebida muy tradicional de esta zona Ñomndaa de Guerrero, y de acuerdo con la población que la consume, tiene propiedades antioxidantes.

Jacinto optó por comercializar la materia prima de esta bebida, el polvo de la semillas de Chicayota.

La única diferencia en el proceso, para que fuera más rápido, cambió el metate por la licuadora.

Una vez listo el polvo lo embolsa y etiqueta para venderlo en Cumbre de Barranca Honda, donde facilita a los pobladores el proceso.

Además de comercializar el Chicaya-Mex en su pueblo natal, Jacinto tiene puntos de venta en Ometepec, donde la población de manera menos frecuente esta bebida.

En Ometepec es común la venta del Chilate, otra bebida ancestral hecha a base de cacao y otras especias como canela, arroz y azúcar. El agua de Chicayota no es la primera opción aún en esta zona.

Con ese contexto presente, Jacinto modificó la elaboración; tostó los granos de la chicayota para darle un sabor parecido al chilate. Ahora Chicaya-Mex tiene dos presentaciones, la versión natural y la de sabor chilate.

“De donde venimos hay bastante de esta fruta, nos dimos a la tarea de recolectar la fruta y extraer la semilla. La semilla es muy amarga, se tiene que lavar hasta tres veces”, dice Jacinto.

Al ser una fruta que no se da en todas las regiones, uno de sus objetivos es mostrar todos los beneficios y propiedades de la chicayota.

Los habitantes de Cubre de Barranca Honda consumen de manera habitual la chicayota.

“Este producto es muy benéfico a la salud, ya que gracias a las propiedades nutritivas que contiene la semilla ayuda a estabilizar el nivel de glucosa en la sangre”, explicó Jacinto.

También tiene antioxidantes que ayudan a retrasar el envejecimiento.

Cada caja de Chicaya-Mex contiene los dos sobres, cada uno de 100 gramos de concentrado de la semilla de chicayota, el cual es recomendado verter en un litro de agua y mezclarlo en licuadora.

Aun cuando la venta directa de su producto es en Cumbre de Barranca Honda, realiza envíos por paquetería a todo el país.

Una fecha que Jacinto recuerda con mucha alegría es el 14 de marzo del 2020, ese día el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, probó Chicaya-Mex.

Fue durante la gira que realizó López Obrador por la Costa Chica y Montaña de Guerrero. Jacinto colocó una mesa con su producto al borde la carretera Ometepec-Xochistlahuaca y la camioneta en la que viajaba el presidente se detuvo y bajó a ver qué ofrecía Jacinto y le dio una muestra de agua de chicayota.

El momento quedó grabado y permanece en las redes sociales del presidente.

Café Colibrí Coqueta, el negocio familiar que ayudó a vencer el cáncer de una madre

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

Héctor Noel González Ríos es originario de El Edén, ubicado en la sierra de Atoyac de Álvarez. Desde pequeño tuvo acercamiento con todo el proceso del café, porque sus abuelos tenían huertas desde los años 70; toda su familia se dedica a la siembra, cosecha y venta del café.

En un principio vendió el café por costal y por kilo. La sierra de Atoyac se distingue por ser uno de los lugares donde se produce café en el estado; es de los más conocidos.

“El precio allá (en la sierra de Atoyac) siempre ha sido bajo, una forma de buscar mejores precios es la venta por taza”, comentó Héctor.

Después de varios años de producir café para venderlo por costales, Héctor y su familia decidieron emprender la venta por taza en Chilpancingo, así nació en 2020 Café Colibrí Coqueta.

Ellos siembran, cosechan, recolectan, muelen, empaquetan y venden el café. Cada temporada de siembra, en diciembre, acuden al Edén para la cosecha y todo el procedimiento de tostar el café y molerlo para traerlo a Chilpancingo.

Eligieron el nombre de Café Colibrí Coqueta por el colibrí coqueta, una especie endémica de la sierra de Atoyac.

En 2022, durante un chequeo de rutina médica, la madre de Héctor fue detectada con cáncer de mama.

Tenían que operarla, juntar el dinero para la operación; era complicado para la familia. Un amigo le sugirió a Héctor que con el café podría juntar parte de l o que necesitaban.

Su reciente emprendimiento les ayudó a buscar una solución médica.

Héctor participó en el tianguis artesanal organizado en el zócalo de Chilpancingo por autoridades municipales, estuvo durante el 1,2 y 3 de julio del año pasado.

Antes subió una publicación a su perfil personal de Facebook que decía: “Amigos estaré vendiendo café de la marca que ustedes ya conocen Café Colibrí Coqueta en Chilpancingo este fin de semana 1, 2 y 3 de julio para recaudar fondos para la operación de mi mamá, le extraerán un tumor por cáncer de mama, sería un gran apoyo con tan solo comprar un vasito de café, un pan o alguna torta”.

La publicación fue compartida en grupos de compra y venta de Chilpancingo, en diversos perfiles de personas y se hizo viral.

Así muchas personas acudieron al llamado de Héctor y lo apoyaron comprándole café.

“Gracias a la ayuda de muchas personas que venía y me compraban un café, si me pagaban con un billete de 50 pesos, me decían, quédatelo ese es para tu mamá”, recuerda Héctor.

Con la venta de café reunió dinero para la operación de su madre y, a la vez, reunió clientes. A un año de ese suceso el estado de salud de la madre de Héctor es estable y ya cuenta con un establecimiento para la venta de café.

Café Colibrí Coqueta tenía algunos clientes, pero Héctor cree que gracias a la publicación de la ayuda para su mamá llegaron más personas a apoyar su emprendimiento.

La venta del café comenzó en bazares, expos, tianguis y eventos a los que los invitaran, porque no tenían un local.

La idea de Héctor era tener un local establecido, algo que lograron hasta marzo pasado. Es un pequeño espacio en la calle 5 de mayo, atrás de la Catedral Santa María de la Asunción, donde sólo es para llevar.

Ese local lo comparte con otra persona, pero se siente cómodo de tener un lugar fijo.

Héctor le enseñó a su papá y a su hermana cómo preparar las bebidas que venden, café americano, expreso, café capuchino, y latte, porque él aprendió el barismo–preparación de bebidas con café– por una persona de su pueblo. También vende el café molido.

Metas de Café Colibrí Coqueta

Un establecimiento grande, con mesas y sillas para que las personas disfruten del café es una de las metas de Héctor.

Por ahora el establecimiento es pequeño y sólo para llevar.

Café Colibrí Coqueta tiene altos estándares, porque Héctor procura que así sea. Uno de sus sueños es que su café sea catalogado y reconocido como gourmet, término utilizado para definir comidas y bebidas de alta gama.

También que su café llegue a otros lugares fuera del estado, de México. Lo más lejos que ha llegado su café es a Japón, pero porque una persona originaria de ese país estaba de visita en Chilpancingo y probó su café y compró un cuarto para llevar.

“Al parecer le gustó mucho y se lo llevó. Me pidió de favor que le enseñara cómo prepararlo”, recuerda.

En el proceso de elaboración del café participan otras personas de la comunidad de Héctor, por lo que con su emprendimiento genera empleos para sus paisanos.

“A través del proceso de ir conociendo diferentes tipos de bebidas y cafeterías, cuando vengan y prueban nuestro café es el cliente quien va a decidir si le gusta la calidad de nuestro café”, agrega.

Kiaui, la joyería artesanal que mantiene a una familia

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

En un pequeño cuarto de su casa ubicada en la colonia Las Torres, de Chilpancingo, Cinthia Carranco Vidal transforma piedras, chaquira, perlas y cristales en collares, pulseras, anillos y aretes.

Cinthia comenzó a realizar joyería después de un momento difícil de su vida. Perdió su empleo, lo que le provocó depresión; tenía que mantener a su hija Majo, como le dice de cariño. Majo tiene nueve años.

Cinthia es originaria de Chilpancingo, pero por parte de su papá tiene raíces de Chilapa, el principal municipio de Montaña baja, y las presume con orgullo.

En ese momento difícil de desempleo, incertidumbre y depresión, vio la oportunidad de hacer algo que le gustara y le ayudara con su situación económica; pensó en crear joyería de bisutería a mano.

Lo aprendió de una tía, recuerda que su tía compraba mucho material para hacer y vender sus piezas. Aprendió viéndola.

Así, en 2021, nació Kiaui, su emprendimiento. Kiaui significa lluvia en náhuatl, optó por ese nombre para honrar la conexión que tiene su padre con el pueblo nahua.

“Empecé a trabajar Kiaui, empecé a ir a bazares. Creo que el progreso que he tenido es muy grande”, comenta.

Para iniciar con su emprendimiento, su mamá y otros familiares la apoyaron con la compra de material. “Mi familia también fue la primera que me compraba mis collares”.

A lo largo de este año de emprendimiento Majo también colabora con Cinthia en la elaboración de la joyería, principalmente en las pulseras.

Las piezas que Cinthia realiza son ideas propias, pero se inspira en algunas artesanías para combinar colores en los collares.

Trabaja la técnica del alambrismo, la chaquira y algunos bordados. Pedidos personalizados es lo que más hace.

Según la técnica y el modelo es el tiempo que tarda; pueden 15 minutos o hasta un día completo.

Aunque no tiene un local fijo, para ella las redes sociales son sus aliadas; a través de ellas ha dado a conocer su piezas, además de su asistencia, en últimas fechas, a los bazares.

El tiempo y la dedicación que emplean los artesanos o emprendedores de piezas a mano, como es su caso, son elementos que, cree, la gente a veces no valora; también llegó a ser víctima del regateo.

“Hay collares que sé que aquí no me van a querer pagar al precio y utilizo otros materiales, todo son de calidad, pero eso me permite darlos a un precio más accesible para la gente”.

Actualmente sus ingresos económicos dependen en un 100 por ciento de Kiaui.

Una de las metas de Cinthia es que su emprendimiento sea más conocido y tener su propio local. “Con Kiaui me siento muy contenta, es como un bebecito con el que pienso algún día poder generar empleos para que también puedan estar aquí otras mujeres”.

Cuando Cinthia no arma piezas de joyería hace y lee poesía. Ambas, la joyería y la poesía, le van bien a esta emprendedora y joven mamá.

Liz Aburto y su bisutería fuera de lo común

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Cortesía / Lizet Aburto Herrera

Chilpancingo

 

Lizet Aburto Herrera siempre tuvo gusto por los accesorios, collares, aretes y pulseras. Esta inquietud hizo que comenzara a crear sus propios accesorios, los cuales define como un tipo de bisutería diferente a lo que estamos acostumbradas y acostumbrados a ver.

Liz (así le gusta que le digan), estudió la Licenciatura en Intervención Educativa, en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Trabajó algunos años frente a grupo como maestra, pero tenía otras inquietudes, como armar y crear piezas de bisutería.

Desde hace ocho años Liz comenzó a crear bisutería para uso personal. Comenzó con armado, es decir, compraba el material, las piedras, y todo lo que se utiliza para hacer bisutería, así creaba sus propios diseños.

Aunque esta técnica le gustaba y fue la primera que aprendió, ella quería que sus piezas tuvieran un toque diferente, algo que las hiciera resaltar de otros accesorios y decidió probar otras formas de hacer bisutería.

Liz Bisutería

Liz Bisutería es el nombre que le dio a su emprendimiento.

Liz comenzó en el mundo de la bisutería hace ocho años, pero hace dos que oficializó sus productos como un emprendimiento.

Fue en junio de 2020, e plena crisis por la pandemia de la Covid-19, Liz decidió emprender y vender sus piezas.

«Disfruto mucho hacerlo, es algo que me gusta, puedo pasar mucho tiempo trabajando en una pieza pero como me gusta mucho, no siento el tiempo», comenta Liz.

Liz define su emprendimiento como «artesanal y moderno a la vez». Artesanal porque todo lo realiza ella a mano y moderno porque crea piezas que no se ven mucho en la bisutería.

Liz actualmente trabaja con masa flexible, esto es lo que le permite crear piezas únicas como, personajes de alguna caricatura, hacer dijes con temáticas y accesorios personalizados.

Actualmente está enfocada en la masa moldeable, también maneja otro tipo de materiales como, la pasta flexible, pintura acrílica, encapsulados, con chapa de oro; le gusta brindar calidad a sus clientes.

El tiempo de realización de sus piezas depende del modelo, normalmente se tarda un día en realizar un dije. Por eso pide a sus clientes que con anticipación realicen sus pedidos.

En sus aretes también se ve su esencia, realiza aretes personalizados, de caricaturas, de animales y de ideas que surgen mientras moldea sus piezas.

La mayor parte de sus clientes son mujeres, también hombres, aunque en menor cantidad, por lo que crea diseños variados para hombres y mujeres.
«Los hombres me compran más lo que son las pulseras, de hecho mis primeros clientes fueron hombres».

«El fin de este emprendiendo no sólo es de empoderarme como mujer trabajadora y guerrerense si no dar a conocer las cualidades que puedo tener como creadora de algo tan propio».

Dificultades

Una de las dificultades a las que Liz se enfrenta es el reconocimiento de su trabajo, ella le da valor a lo que hace, pero en el camino encuentra personas que regatean sus productos e incluso algunos le cometan que ella no es artesana porque sus piezas no están relacionadas con algo tradicional.

«Yo sí me considero artesana porque creo mis productos, hago todo a mano. Aunque no sean productos tradicionales son productos realizados por mi, eso es ser artesana».

Uno de sus mayores retos es lograr posicionarse en el gusto de las personas. Esto, porque sus piezas no son como las piezas que se ven con frecuencia en la bisutería, se salen de lo cotidiano.

Sus piezas son grandes y llamativas, Liz considera que sus piezas tienen un estilo definido.

No tiene un lugar propio donde hacer sus entregas. Su novio la apoya y le permite exhibir y entregar sus productos en su estudio de tatuajes, llamado Galería Dérmica, en el que ella se desarrolla como perforadora.

Lo que Liz desea es tener un lugar propio que sea exclusivo para sus productos.

Liz Bisutería en un futuro

Liz visualiza su emprendimiento con más reconocimiento no solo a nivel local, también a nivel estatal. Ya realiza envíos fuera del estado, pero quiere llegar a más personas.

Liz oferta sus productos a través de Facebook e Instagram, también asiste a bazares, su sueño es tener un lugar establecido para sus productos pero no solo para ella, quiere que éste sea un espacio en el que otras emprendedoras también expongan sus productos. Quiere ser el apoyo de otras emprendedoras.

«Liz Bisutería no es solo un emprendimiento sino que es mi esencia como creadora. El nombre de mi emprendimiento surge a partir de dejar una marca como un recuerdo de la persona que lo realiza y englobar bisutería, trabajo de armado, moldeado, creado por mis propias manos».

Candy Bags, emprendimiento juvenil para disminuir el impacto ambiental

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Miguel Sanchez

Chilpancingo

 

Bordar, pintar y coser tote bags (bolsas de manta) significó para Candy Julissa Marcos un ayuda en plena pandemia por Covid-19. En ese entonces, comenzó a sufrir ataques de ansiedad. La manera de disminuir estos síntomas la halló en diseñar sus propias bolsas.

Además de ser emprendedora Candy es psicóloga. Nombró a su emprendimiento Candy Bags, el cual inició en el 2021.

Las bolsas, además de ayudarle con sus síntomas de ansiedad, permitieron a Candy obtener ingresos extra en uno de los momentos de más incertidumbre para muchos jóvenes: culminar estudios de licenciatura en plena pandemia.

A Candy siempre le gustaron las tote bags. En puebla, que es donde estudió y vivió algunos años, constantemente veía este tipo de bolsas por lo que decidió comprarse algunas.

Después, se dio cuenta de que en Chilpancingo no había tote bags, por lo que comenzó a realizar sus propias bolsas.

Candy Bags es ahora el nombre de su emprendimiento. Candy realiza bolsas pintadas a mano, bordadas a máquina y bordadas a mano. Los tamaños varían, son en forma de cartera o cosmétiquera de 21 centímetro por 13, tote bag clásica de 34 por 36 centímetros, grand tote bag de 35 por 42 centímetros y mini tote bag de 30 por 32 centímetros.

El primer pedido que entregó fue para un amigo, y fue una tote bag pintada a mano. Ahí enfrentó su primer reto, aprender a pintar sobre manta con pintura textil.

Candy recuerda que ese pedido le causó incertidumbre y miedo. Pensaba que podría no gustarle a su cliente. Comenzó a ver vídeos y tutoriales en Youtube, comenzó a practicar. Así logró hacer su bolsa, entregarla y a su cliente le gustó.

Candy Bags es un emprendimiento responsable con el medio ambiente, a Candy siempre le gusta contribuir en lo que está en sus posibilidades para disminuir el impacto ambiental.

Uno de los motivos por los que ella realiza estas acciones es porque se dio cuenta que en su casa solían utilizar muchas bolsas de plástico.

Su inquietud la hizo cuestionarse cuánto tarda una bolsa de plástico en degradarse.

Al ver la situación, pensó que además de las acciones que ya realiza como siempre llevar su propio bote de agua, podía hacer algo más.

“Pensé, creo que es momento de contribuir tantito. En mi página de Instagram dice: incluso los gestos pequeños son importantes porque por una persona llegas a más y así muchos pueden utilizar su bolsa”.

Es así como a través de su emprendimiento Candy quiere llegar a muchas personas y dar el mensaje de que entre más gente se una a utilizar bolsas de manta y reutilizar, el impacto ambiental disminuirá.

Candy hace sus bolsas mientras bebe un té relajante y prende un incienso, es algo que le ayuda con sus crisis de ansiedad.

Por sus estudios en piscología, Candy sabe que actualmente muchas personas viven con ansiedad, eso la motivó a, en cada entrega, regalar un té y un incienso a sus clientes. “Quiero que quienes me compren se sientan bien”.

El apoyo de su mamá y papá es fundamental. Fue su mamá quien le regaló su máquina para coser y su papá le ayuda a bordar. Además de las bolsas, también realiza separadores para libros y fundas para lap tops.

Las dificultades de emprender

Una de las dificultades a las que Candy se enfrentó en un inicio, fue que sus bolsas gustaran ya que en Chilpancingo no había quien vendiera este tipo de bolsas, ella se abrió paso en este mercado y hacerse de clientes.

Al principio, por las bajas ventas, pensó que sus bolsas no le gustaban a las personas, después de un tiempo y de ir a bazares comenzó a tener más pedidos.

Reconoce que muchas veces por su trastorno de ansiedad, ella misma llegó a ponerse trabas y pensar “No va a funcionar”.

En la cuestión del regateo, no le piden mucho. Candy reconoce el valor de su trabajo, para hacer una bolsa se lleva de cuatro a cinco horas. Siempre trata de brindar opciones a sus clientes para que no regateen su trabajo.

Candy Bags a futuro

Candy cumplirá un año con su emprendimiento, una de sus metas es crecer en clientes y pedidos.

Candy viaja aun a Puebla, algunos pedidos son enviados a esa ciudad por lo que le gustaría tener un punto de venta en Puebla y otro en Chilpancingo.

Candy ve su emprendimiento con responsabilidad social, además de contribuir al medio ambiente, quiere apoyar a otras causas como a los perros en situación de calle.

Piensa en varios proyectos para estos animales, como hacer suéteres y regalarlos en temporada de frío a refugios destinados al cuidado de perros.

“De alguna u otra forma tenemos que apoyarnos y retribuir un poco”.

 

Lenta la reactivación de empleos en Guerrero después de la pandemia

Autoridades han colocado a 3,000 guerrerenses en un trabajo, cuando las cifras de desempleo llegaron a 49,607 en primer trimestre de 2020, el periodo más álgido de la crisis sanitaria


Texto: Beatriz García

Fotografía: Oscar Guerrero y Especial

Chilpancingo

 

Aracely Tecolapa Alejo y Obed Valtierra Pineda cumplirán dos años de emprender el chocolate artesanal Tsqueen Xua Suljaa, después de quedarse sin sus empleos a raíz de la pandemia por la Covid-19. Aun cuando ya retoman sus empleos anteriores, mantendran la producción de este comestible.

Uno de los principales fenómenos visibles durante esta pandemia fue el despido de sus trabajos de miles de personas. En Chilpancingo, fue notorio este suceso y muchas de estás historias fueron documentadas en este medio digital.

En Guerrero, los contagios y las defunciones van a la baja, que mantienen a la entidad en color verde en el semáforo epidemiológico, y las actividades, sobre todo económicas, de a poco vuelven a la normalidad.

De acuerdo con el registro de la evolución de la pandemia que hace la Secretaría de Salud (SSA) del estado a diario, en la entidad hay sólo 15 casos activos por contagio de coronavirus, hasta este sábado, en las últimas 24 horas se registró sólo un nuevo caso y ninguna defunción.

El emprendimiento en pandemia

Tsqueen Xua Suljaa surgió a raíz de la pandemia por la Covid-19. Aracely y Obed, que vievne en Xochistlahuaca, Costa Chica del estado, después de quedarse sin empleo –ella daba clases de náhuatl y él trabajaba en su taller de serigrafía– analizaron qué sabían hacer y qué podían emprender.

La historia fue publicada en Amapola. Periodismo el 23 de noviembre del año pasado con el titular: Tsqueen Xua Suljaa, el chocolate creado con productos y manos de zona amuzga.

Ahora que las actividades económicas en el estado son reactivadas por la baja de contagios y defunciones, es importante conocer cómo va el proyecto de ambos emprendedores. Obed empieza a trabajar en su taller de serigrafía y Aracely decicidó estudiar, y retoman las presentaciones de su trabajo como poeta, aun así no abandonarán la producción de chocolate.

“Ahora que ya se controló lo de la pandemia, ya mucha gente está reanudando en sus trabajos, nosotros si nos estamos acomodando otra vez. El chocolate fue un trabajo que quisimos hacer en ese tiempo, como alternativa, pero sí que le fuimos agarrando cariño, de mi parte, porque yo no sabía, no conocía nada sobre el chocolate”, compartió Aracely pa vía telefónica desde Xochistlahuaca.

Ella es quien está a cargo del proyecto. Continuará con la elaboración del chocolate porque cree que mantiene en funcionamiento una economía más local, próxima a su comunidad. A productores de la región compran la materia prima, como cacao y panela, para elaborarlo.

“Nuestra idea es que este negocio vaya creciendo por la demanda de nuestros clientes, nosotros lo vemos como un ingreso más, y esperamos poco a poco ir mejorando la presentación, la imagen, los sabores que podemos incluir; documentarnos más, o sea tenemos ese compromiso de que el trabajo del chocolate no sólo es hacerlo, va más allá”, destacó la joven.

¿Cuáles fueron los números de desempleo en pademia en Guerrero?

En el tercer trimestre del 2020, periodo en que se contempla el inicio de la pandemia, la cifra de desempleo en el estado fue de 3.3 por ciento, de acuerdo con la Encuesta de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

En el tercer trimestre del 2020 había 49,607 desempleados y la Población Económicamente Activa (PEA) era de un millón 514,297 personas. Este periodo fue donde la cifra desempleo fue mayor.

En el cuarto trimestre la tasa de desempleo disminuyó a 2.4 por ciento.

Para el 2021, que es el último registro que INEGI, hizo público la tasa de desempleo, que evolucionó de la siguiente manera: en el primer trimestre del año, la tasa de desempleo descendió a 1.7 por ciento, lo que significa 23,954 desempleados, pero la PEA disminuyó a un millón 415,941.

En el segundo trimestre de ese año siguió a la baja la tasa de desempleo con 1.5 por ciento, pero en el siguiente trimestre subió a 1.6 por ciento y, finalmente, en el cuarto trimestre del 2021 la tasa de desempleo bajó a 1.4 por ciento.
Las cifras de este 2022 se desconocen, pero si las restrcciones sanitarias ya se relajaron, se entiende que el problema es menor.

De 11,000 desempleados en Guerrero, sólo 3,000 han recuperado trabajo

La directora general del Servicio Nacional de Empleo en Guerrero, dependiente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del estado, Areli Bailón Vélez, informó que desde octubre pasado que inició la actual administración estatal en la dependencia han atendido a 11,559 desempleados que buscan un trabajo, de los cuales sólo a 3,232 les colocaron en un trabajo formal, porque no todos cumplieron con requisitos solicitados.

Los 11,559 desempleados que registró la dependencia estatal en busca de un trabajo, sólo representa la mitad del número que registró de INEGI en Guerrero, que era de 21,327 desempleados, durante el cuarto trimestre del 2021, que es el último registro que hizo el organismo nacional.

La pandemia afectó a toda la población, expuso, en cuanto al empleo, por ende a su economía, entonces muchas personas empezaron a dedicarse al empleo informal, al autoempleo.

Dijo que desde octubre han realizado 60 eventos presenciales, llamados días por el empleo y ferias del empleo, para reactivar los empleos. Estas actividades estaba canceladas por la pandemia y el elevado número de contagios en el estado.

En estas ferias del empleo, las empresas locales de otros municipios, estados o de otros países piden espacios para ofertar trabajo en Sonora (norte de México), Canadá, Estados Unidos, Alemania, este último país en la actualidad solicita enfermeras.

Aun cuando no tiene una cifra, la funcionaria se dio cuenta que aumentó el número de mujeres que buscan empleo.

“Como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social cuidamos que los trabajadores se les beneficie con todos los derechos de ley, como servicio médico, un pago justo, vacaciones, servicio médico, seguro de vida, algunas otras prestaciones. No todas tienen esa posibilidad de ofrecerlos pero si procuramos que todas estas empresas cumplan con lo establecido”, manifestó.

 

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