Velas, cempasúchil y pericón para alumbrar y perfumar el camino de los difuntos en Huitziltepec

En esta población nahua, a 30 minutos de Chilpancingo, la tradición del Día de Muertos se cruza con los problemas sociales: el camino de velas y flores de la iglesia al panteón se construye sobre un cauce de aguas residuales, porque hace nueve años colapsaron las ollas de drenaje


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero

Huitziltepec

 

En los alrededores del poblado de Huitziltepec, municipio de Eduardo Neri, la oscuridad de la noche, el aire frio otoñal y los sembradíos de maíz ya secos que rodean el panteón de la comunidad, contrastan con el color amarillo de miles de velas encendidas y el naranja de las flores de cempasúchil y pericón de las tumbas.

En medio de la oscuridad, el panteón de Huitziltepec, un espacio cuadrado y delimitado por un muro de piedra rústico, resalta por los cientos de velas prendidas.

Fuera de ese muro es fácil perderse en la noche. En Huitziltepec falta alumbrado público a la mitad del pueblo.

Es 1 de noviembre, en la tradición mexicana los dos primeros días de este mes se conmemora el Día de Muertos, una festividad en la que se honra la memoria de los difuntos.

Esta tradición se originó como un sincretismo entre las celebraciones católicas, especialmente entre el Día de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos y de diversas costumbres de pueblos originarios.

Huitziltepec es una comunidad Nahua, a 30 minutos de Chilpancingo, la capital del estado, aquí la tradición dicta que las familias tienen que acudir al panteón a prender velas a sus difuntos; entre más reciente es el fallecimiento más velas se necesitan.

Es por eso que los días 1 y 2 de noviembre el panteón de Huitziltepec se ilumina con las velas que los pobladores ofrendan a sus difuntos.

No se necesita nada más, ni alumbrado o luz eléctrica, las velas por si solas hacen todo el trabajo de iluminar por completo el panteón.

Las familias llegan a las seis de la tarde, padres, hijos, nietos, sobrinos, todos se dan cita en el panteón, llevan las velas y las flores para sus difuntos, además de sillas para sentarse y convivir entre todos.

La celebración no es solo para los difuntos. Las familias, de pie o sentadas en las tumbas, en el transcurso de la noche platican, ríen, conviven, recuerdan. No hay tristeza. Es un momento muy solemne para todos.

El panteón está a unos 500 metros del pueblo, el camino está pavimentado y se puede llegar a pie o moto taxi, a la mitad del camino ya no hay alumbrado público y paradójicamente a partir de ahí caminas hacia la luz para llegar al panteón.

El color amarillo domina la escena, con las velas encendidas; las flores de cempasúchil y pericón agregan matices naranjas.

Sobre el origen de la tradición poco se sabe, pasaron tantos años que la gente ahora lo hace porque así se los enseñaron sus madres y padres, antes, las abuelas y los abuelos y así sucesivamente.

En una de las tumbas está Alfredo Godínez Ortiz. Vino a poner velas a su hermana, Irene Godínez Ortiz, quien falleció el pasado mes de agosto por complicaciones de la diábetes.

El origen

Alfredo Godínez viste camisa de cuadros y un sombrero vaquero. No tiene problemas para hablar con extraños. Dice que no conoce el origen de la tradición, pero se lo enseñó su madre y su padre.

“Esto es una costumbre que ya traían nuestros abuelos, y según la creencia los difuntos vienen y por eso les ponemos ofrenda y con las velas les alumbramos el camino para que lleguen a su casa”.

La celebración del Día de Muertos en Huitziltepec se divide en dos etapas, la primera consiste en acudir al panteón a encender las velas y colocar flores, de acuerdo con los pobladores, para iluminar el camino de los difuntos.

En una segunda etapa, en cada una de las casas, se coloca la tradicional ofrenda, un altar donde ponen fruta, pan, agua comida y mezcal para que los difuntos disfruten los alimentos que les gustaban en vida.
El panteón de Huitziltepec es simétrico y las tumbas están ordenadas en línea recta desde la puerta hasta el final, la mayoría son de tierra y con cruces de madera, solo unas seis son de concreto.
Esa forma de organizar las tumbas, junto con las velas genera un espectáculo visual que no es común en la zona Centro de Guerrero.

“Es como ver la película de Macario pero a color”, mencionó una visitante.

“Esto es de añales, de siglos, esto nos enseñaron nuestros abuelitos, bisabuelitos y nosotros vamos enseñando a nuestros hijos, es una tradición que nunca se acaba”, indicó Alfredo Godínez.

La historia oral de Huitziltepec menciona que hace 500 años vivían en la zona familias dedicadas a la agricultura, todas dispersas en los alrededores de lo que hoy es la comunidad.

Durante la llegada de los españoles, en 1521, hubo una peregrinación de San José con dirección a la Costa de Guerrero, los peregrinos pasaron a descansar a Huitziltepec y al momento de continuar ya no pudieron mover el santo, así que llamaron a todas las familias de los alrededores y decidieron crear el poblado.

“Y yo creo que desde ese momento celebramos estas tradiciones”, dijo Alfredo Godínez.

Ahora San José es el santo patrono de Huitziltepec y desde su iglesia, ubicada en el centro del poblado, sale una procesión encabezada por el sacerdote que termina en el panteón con una misa.

La procesión recorre las calles del poblado y hace una parada en la capilla de San Miguel sobre un camino de veladoras y pétalos de cempasúchil para guiar a los difuntos.

La tradición se cruza con los problemas sociales

El problema con el camino de las veladoras y los pétalos es que lo colocan sobre las aguas residuales que corren a cielo abierto por las calles de Huitziltepec. Hace nueve años colapsaron las ollas de drenaje y la planta tratadora dejó de funcionar.

El pasado mes de abril, pobladores de Huiziltepec protestaron contra las autoridades municipales y estatales para exigir una solución al tema de las aguas residuales y de la planta tratadora, en aquella ocasión amenazaron con bloquear la Autopista del Sol, a pocos metros del poblado.

Funcionarios del gobierno municipal de Eduardo Neri y del gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda prometieron que comenzarían ese mismo mes los trabajos de rehabilitación del drenaje y buscarían una solución a la planta tratadora.

A siete meses de esa promesa hecha por la presidenta municipal, la petista Sara Salinas Bravo, y del director general de la Comisión de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento del Estado de Guerrero (CAPASEG), Facundo Gestelum Félix, el drenaje aún corre por las calles lo que provoca malos olores y daños a la salud.

“Según dicen que ya van a venir y que están haciendo unos estudios pero pues nomás no puede quedar el drenaje”, denunció Alfredo Godínez.

De regreso a la tradición

Después de la misa, muchas familias se retiran, es momento de ir a casa a esperar junto a las ofrendas a los difuntos.

La hora en la que las familias visitan el panteón y prenden velas es de seis a nueve de la noche.
La población reconoce que hubo muchos fallecidos entre 2020 y 2021 a causa de la covid, principalmente adultos mayores.

En otro punto del panteón está Ana, una mujer tímida, de unos 60 años, sentada frente a la tumba de su mamá y papá fallecidos hace 20 años, de su abuela y abuelo, y de un sobrino.

Ana acude desde los 14 años al panteón, primero acompañaba a sus padres para ofrendarle a sus abuelos, hoy, 60 años después, ella acude por todos.

Huitziltepec es una comunidad campesina, la mayoría vive del campo, Ana comparte que para ofrendar tiene que trabajar todo el año, siembra calabaza y teje cinta de palma que vende a fabricantes de sombreros o artesanías y con eso hace su ofrenda.

Entre velas, flores y comida Ana gastó 150 pesos por difundo, en total requirió de 750 pesos para mantener viva la tradición de Día de Muertos.

Sociedad civil organiza ofrenda para visibilizar el problema de los desaparecidos en México

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

Ciudadanos de Chilpancingo realizaron una ofrenda en el Monumento a Las Banderas para concientizar y visibilizar el problema de las desapariciones en México.

La iniciativa fue de una familia que no quiso dar nombres; dijeron preferir el anonimato y evitar protagonismos.

«La intención es que todas las personas que tengan un desaparecido vengan a colocar su foto, para visibilizar el problema y podamos concientizar a la sociedad», mencionó una de las organizadoras.

Está ofrenda la realizaron en el contexto del Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre.

La ofrenda fue colocada en las escalinatas del Monumento a las Banderas, al sur de la ciudad, sobre la Avenida Lázaro cárdenas.
La familia decoró con flores de cempasúchil, pan de muerto y velas, además de una lona que decía: «en memoria de todos los desaparecidos de México».

La idea de esta ofrenda fue porque, según contó la familia, ellos tienen una persona desaparecida y en memoria de él y para visibilizar el problema de las desapariciones es que surgió la idea de realizar la actividad, una idea de tipo familiar, pero abierta para todas las personas que se quieran sumar.

«Esto es un homenaje, pero al mismo tiempo una protesta para decir que ya no queremos este problema (de las desapariciones) y demostrar que somos más los buenos», mencionó una de las organizadoras de 91 años.

«La invitación a participar en esta ofrenda es para todos, nosotros de manera anónima, queremos poner nuestro granito de arena para que haya paz», mencionó la mujer de 91 años.

La ofrenda estará hasta mañana 1 de noviembre; y está abierta para que todas las personas que tengan un familiar, amigo o conocido desaparecido lleven una foto.

En México, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas y de la Secretaría de Gobernación, desde 1970 hasta junio del 2022, hay un registro de 100,000 personas desaparecidas.

Para dimensionar el problema, Amnistía Internacional, una organización de derechos humanos, advierte que se deben comparar cifras con otros países para ver la magnitud del problema.

«Las cifras mexicanas exigen comparaciones foráneas, aunque sea para entender la forma del conflicto. Así, por ejemplo, Colombia cuenta poco más de 99,000 desaparecidos desde 1970, principalmente por el conflicto entre guerrillas y grupos paramilitares que vivió el país. En Argentina, la dictadura militar (1976-1983) dejó alrededor de 30,000, según cuentas de organizaciones no gubernamentales. Y en Guatemala, las tres décadas de conflicto y represión gubernamental a finales de siglo pasado dejaron 45, 000», se lee en un informe de Amnistía Internacional.

Panaderías históricas en el Festival del Pan 2022

Texto y fotografía: Itzel Urieta

30 de octubre del 2022

Chilpancingo

 

Desde hace más de 20 años en los hornos de la panadería La Hidrocálida se preparan diversos panes tradicionales de la región.

Yesi y Angélica Pacheco atienden el puesto de la Hidrocálida en la séptima edición del Festival del Pan.

Su papá es quién hace el pan con ayuda de sus yernos. De acuerdo con Angélica, su padre aprendió sobre el mundo de la panadería a los 12 años, por lo que lleva aproximadamente 50 años en este oficio.

Todo el negocio es familiar, Yesi y Angélica también apoyan. Hornean y hacen algunos adornos a los panes como la cemita. Los yernos también apoyan en el negocio.

En esta temporada de Día de Muertos, La Hidrocálida vende más el pan de mono con azúcar rosa, la amargosa y su especialidad, el espinazo del diablo.

El espinazo del diablo es un pan de la casa, con una receta especial que pocos conocen, el nombre se debe a que es una gran pieza de pan que asemeja la forma de un espinazo.

Además de La Hidrocálida, en la Feria del Pan 2022 se dieron cita 14 panaderías tradicionales de Chilpancingo.

Otra de las panaderías presentes es La Chilapeña, con 34 años en la elaboración y distribución del pan.

La Chilapeña se especializa en pan estilo Chilapa, porque los que iniciaron el negocio eran originarios de Chilapa, municipio conocido por su gastronomía y su pan tradicional.

Gabriela Sánchez contó que la tradición del pan de Chilapa es porque cuando llegaron los frailes a evangelizar la zona venía un sacerdote agustino que era chef y tenía conocimiento sobre pan.

De ahí surgió una mezcla de recetas entre las originarias y las traídas por los españoles y así nació el pan de Chilapa que conocemos hoy.

Lo que más se vende en esta temporada en La Chilapeña es el pan de muñeco con azúcar rosa, el pan de muerto tradicional redondo con huesitos encima y los camarones.

Otra panadería tradicional es la Panadería San Mateo, dirigida por Marcos Nava Damián. Desde 1980 deleitan a los chilpancingüeños con sus panes.

Panadería San Mateo también es una panadería familiar en la que los hijos, nueras y nietos ayudan en el negocio.

Hacen todo tipo de pan. En esta temporada venden más los monos de azúcar y las amargosas.

El Festival del Pan es un apoyo para las panaderías locales de la ciudad.

De acuerdo con Gabriela Sánchez, los dos años de la pandemia por Covid-19 afectaron sus ventas.

«Fuimos uno de los sectores más afectados por la pandemia, afortunadamente ya nos estamos recuperando poco a poco».

La festividad de Día de Muertos permite que las ventas en las panaderías locales se eleven.

Para las familias de la capital que acuden a comprar, el pan es fundamental para sus ofrendas.

«Es importante recordar a nuestros difuntos en estas fechas. La tradición nos dice que vienen los muertitos y se llevan cosas, una de esas cosas, es el pan que es más tradicional», comentó Margarita Nava Rodríguez, quien asistió al festival a comprar pan.

Este Día de Muerto consume cempasúchil mexicano, te decimos como identificarlo

La semilla modificada genéticamente amenaza a la flor nativa


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Arturo de Dios / Archivo

Chilpancingo

 

Cada año, en los meses de octubre y noviembre las casas y espacios públicos de todo el país se tapizan de color amarillo y naranja con la flor de Cempasúchil que caracteriza las fechas cercanas al día de muertos.

Desde un mes antes es común ver diferentes espacios de venta de esta flor, de la cual varían los precios, tamaños y presentaciones.

Esto se debe a que existen diferentes tipos de cempasúchil, entre ellos está el cempasúchil chino que amenaza la especie nativa de la planta.

De acuerdo con la bióloga Natividad Herrera Castro, directora del Herbario de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), las variantes que existen de la flor de cempasúchil se deben a una razón; la alteración genética de las semillas para crear productos que respondan a fines estéticos y de comercialización.

Es común ver en los viveros y en las calles de la ciudad la venta de estas flores características de los meses de octubre y noviembre, pero si prestamos atención a los diferentes tipos de flores que hay en venta, veremos que son diferentes.

“El cempasúchil nativo de México es silvestre, el tallo puede alcanzar dos metros de alto y en Guerrero es producto del trabajo de agricultores locales principalmente de Tixtla y Chilapa”, comenta Herrera Castro.

“La semilla utilizada para su reproducción es de origen mexicano y se ha utilizado por generaciones para cosecharla en los meses de octubre y noviembre”, agregó.

Estas flores de origen mexicano y guerrerense están a la venta en los mercados locales, los propios productores y sembradores de Tixtla se trasladan a Chilpancingo a venderla.

En tanto, si ponemos atención al cempasúchil de los viveros, veremos que las flores son muy uniformes, las venden en maceta y son producto de grandes invernaderos ubicados en Xochimilco, Morelos y el Estado de México, y utilizan semillas mejoradas en laboratorios extranjeros.

A continuación te contamos como puedes diferenciar el cempasúchil mexicano del extranjero.

De acuerdo con los datos proporcionados por Herrera Castro, en la actualidad el cempasuchil mejorado genéticamente en el extranjero tiene su propia versión modificada de la semilla; aunque en aspecto es similar, posee algunas diferencias notables a la vista.

El primero es el tamaño de la flor, el cual es considerablemente más grande, generalmente se vende en macetas pequeñas, sus semillas son incapaces de germinar, su color tiende a tener tonos más fosforescentes en comparación con las silvestres y el olor que emiten es mucho menor al de la originaria de México.

En el caso de la flor originaria, ¿en qué se diferencia el cempasúchil mexicano?

El color llamativo de sus pétalos varía entre el anaranjado rojizo y el amarillo, su tallo es largo y erguido, al germinar, las flores del cempasúchil mexicanas no son idénticas entre sí y pueden tener pétalos largos y pequeños, por lo que no son uniformes ni en tamaño ni en forma.

Por último su venta es común en ramos y generalmente se vende en los mercados como un ramo de flores y no en maceta.

Para Herrera Castro no existe motivo para consumir la flor traída de grandes invernaderos, porque los efectos negativos superan las ventajas que puede tener la flor alterada.

“La única ventaja de consumir flores perfectas que fueron alteradas es la comodidad de entregarlas en maceta”, sentenció Herrera Castro.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el cempasúchil es endémico del continente americano y se compone de 58 especies, de las que 35 se dan en el país, por lo que México es considerado centro nativo.

Eso no impide que países como China, India y Perú sean los principales productores del cempasúchil, que además de tener una función ornamental se ocupa en la industria textil y alimentaria, en México sólo se cubre el consumo para el Día de Muertos.

 

Te puede interesar:

Campesinos de Tixtla pierden sus cultivos por lluvias

Fotografia: Oscar Guerrero

Casi un centenar de campesinos de Tixtla perdieron sus cultivos por las lluvias provocadas por la tormenta tropical Lester.

A causa de Lester se desbordaron cuatro arroyos que atraviesan la ciudad de Tixtla y desembocan en la laguna, lo que provocó que se llenara y desbordara.

Mario Vázquez, quien tiene su sembradío en el barrio El Santuario, perdió una hectárea de maíz.

Hasta el momento, las autoridades federales, estatales o municipales no han ayudado a los campesinos afectados.

Mario tampoco podrá vender sus flores, las lluvias tambien las dañaron.

Cuenta el campesino que perdió alrededor de 30,000 pesos por la inversión que hizo en semilla, fertilizante y pago de peones.

Mario es optimista, empezó a sembrar maíz de nuevo.

 

 

Te puede interesar:

Campesinos de Tixtla pierden por lluvias sus cultivos de flor de Día de Muertos

Salir de la versión móvil