Movimiento silente, un espacio para la inclusión

Movimiento silente, un espacio para la inclusión

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Miguel Sanchez

Chilpancingo

 

Jorge Luis Silva Maldonado viajaba en una urvan del servicio público de Chilpancingo. Iba solo. Para bajarse tenía que pedirlo al conductor. No pudo hacerlo porque Jorge tiene discapacidad auditiva. Es sordo.

Jorge se bajó muchas cuadras después del lugar a donde iba.

Jonathan González Silva, primo de Jorge, explicó que el término correcto para dirigirse a estas personas es sordo o sorda, no sordomudos. Las cuerdas bucales de la mayoría de las personas no están dañadas y pueden emitir sonidos, lo que no hacen, es escuchar.

El transporte público en Chilpancingo no es adecuado para personas como él. A través de María Emilia Silva Maldonado, hermana de Jorge y su intérprete, Jorge expresa que en ciudades como la Ciudad de México el transporte público cuenta con un botón especial para que las personas sordas puedan pedir su parada y bajarse en el lugar correcto.

Ésta es solo una de las tantas problemáticas a las que se enfrentan las personas sordas y que no son visibilizadas en el entorno familiar ni social.

Jorge tiene 32 años. Es sordo de nacimiento e hiperoacusico, es decir, puede percibir poco sonido.

Es técnico dental, amante de la pintura y la fotografía. Le gusta ver vídeos en internet e interactuar con sus amigos. Comparte tiempo con su hermana Emilia y su primo Jonathan, con quienes creó y fundó Movimiento silente, aquí en Chilpancingo.

Su carrera de técnico dental le gusta, aunque fue difícil desarrollarse en ese ámbito porque las personas oyentes no le entendían.

Le gusta compartir sus conocimientos sobre Lengua de Señas Mexicana (LSM) con sus amigos sordos.

“Me gustaría enseñarles a todos los niños LSM, creo que es muy importante que ellos aprendan para que sepan defenderse por si les quieren hacer algo, si los quieren robar o abusar de ellos”, comenta Jorge a través de Emilia.

Jorge se considera una persona muy entusiasta y le gusta conocer a gente nueva, convivir con sus amigos y viajar.

“Las personas sordas podemos hacer todo lo que queramos, yo tengo una vida muy normal”.

Siempre tuvo el apoyo de su familia, a pesar de que le tocó vivir momentos de discriminación por ser sordo, eso nunca lo frenó para prepararse profesionalmente.

Cuando era niño tomó terapia de lenguaje, lo que le permitió desarrollar la capacidad de la lectura de labios.

Para Jorge, Emilia y Jonathan son especiales, con ambos comparte momentos agradables.

Movimiento silente

Emilia, Jonathan y Jorge conviven desde que eran niños. Emilia es maestra de inglés y se capacitó en Lengua de Señas Mexicana (LSM). Jonathan es primo de Jorge los tres son muy unidos.

Cuando eran niños su comunicación comenzó de manera intuitiva hasta que Jorge aprendió LSM y le enseñó a Jonathan.

“Casi casi que él (Jorge) nos obligó a toda la familia a aprender LSM, fue como ‘si no aprendes sobre LSM no voy a comunicarme contigo’, comenta Jonathan.

Jonathan recuerda que la familia se reunía los fines de semana y Jorge les enseñaba el abecedario en LSM, así todos aprendieron.

También lo hicieron para no apartar a Jorge del núcleo familiar y se integrará en sus conversaciones y convivios.

Lo que comenzó como algo personal, se convirtió en un movimiento que está creciendo: Movimiento silente.

Al comenzar a platicar con Jorge y su grupo de amigos, conformado en su mayoría por personas sordas, Emilia, Jonathan y Jorge se percataron de que las personas con discapacidad auditiva tenían muchos problemas que no podían visibilizar ni expresar.

Uno de los principales problemas es que la mayoría de ellos no saben el LSM. Jorge tiene un círculo de amigos de aproximadamente 26 personas, ellos también son sordos; de esos 26, solo tres saben LSM y él se los enseñó.

Movimiento silente vio la necesidad de estas personas y comenzaron a trabajar para visibilizar sus demandas, su sentir y brindarles apoyo.

Movimiento silente lleva un año y medio de haberse creado, y uno de sus objetivos es crear una red de apoyo para personas sordas y concientizar a la población en general sobre la importancia del LSM.

Jonathan es abogado y en Movimiento silente apoya a personas sordas que tienen algún problema jurídico, Emilia apoya en ocasiones como intérprete de estas personas.

“En las instituciones no saben LSM y nos piden que nos quedemos a ayudarles porque ellos no les entienden”, comenta Jonathan.

Movimiento silente también da cursos de LSM, Jorge es quien imparte los cursos con ayuda de Emilia, en un principio, eran gratis, ahora solo piden una cuota de recuperación.

Para dar cursos y talleres de Movimiento silente ocupan un espacio familiar ubicado en el Centro de Chilpancingo, también tienen en otros espacios locales como cafés y restaurantes en los que hacen actividades.

Además de enseñarles LSM, Movimiento silente se enfoca en apoyar a las familias de las personas sordas para que aprendan a comunicarse con ellos y sean integrados al núcleo familiar.

En Movimiento silente las personas sordas también tienen apoyo psicológico, en el equipo hay una psicóloga especializada en LSM que apoya a las personas con discapacidad auditiva.

Para ellos, la importancia de aprender LSM es fundamental, y les gustaría que las personas lo vieran como una herramienta de apoyo a las personas sordas para que, en dado caso de que algún día una persona oyente se encuentre a una persona sorda en la calle, la apoyen.

Movimiento silente, un espacio para la inclusión

Sector invisibilizado

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México existen 2 millones 300 mil personas con discapacidad auditiva. Es un número mayor al de personas con Síndrome de Down.

Jonathan considera que, muchas veces no son contabilizados de manera correcta porque físicamente no tienen ninguna característica que los distinga, “se ven y se desarrollan como una persona normal”.

Otro de los objetivos de Movimiento silente es visibilizar las dificultades y problemas a los que se enfrenta las personas sordas.

Desde que comenzaron a trabajar con este sector se dieron cuenta de que no existe un padrón en el estado para saber cuántas personas con discapacidad auditiva hay en Chilpancingo.

Ellos asumieron esa tarea y hasta el momento contabilizaron a 20 personas con esta discapacidad en la ciudad. Esta información la han recabado con ayuda de Jorge y sus amigos.

“Al ir al Centro de Rehabilitación Integral Guerrero (CRIG) a preguntar sobre si tenían el dato de cuantas personas sordas hay en Chilpancingo nos dijeron que no, porque muchos de ellos no cuentan con su credencial que los acredita como personas con discapacidad auditiva”, dijo Emilia.

Al conocer a otras personas sordas además de Jorge, Emilia y Jonathan se percataron de que sus problemas son muchos. Además de no saber LSM, la mayoría tampoco sabe leer ni escribir.

“Nos encontramos con que muchos tienen escolaridad hasta nivel preparatoria, pero no saben leer y escribir, entonces uno se pregunta, ¿cómo llegaron a ese punto?”, comenta Emilia.

La depresión también es notoria en este sector. De acuerdo con Jonathan y Emilia, las personas sordas se aislan de su núcleo familiar y de su entorno. Este aislamiento viene de la familia quienes no permiten que interactúen con otras personas. Esto provoca conductas de inseguridad y sentimientos de tristeza y depresión.

Muchos padres y madres de personas con discapacidad auditiva tampoco saben LSM y solo se comunican con sus hijos de manera intuitiva.

La falta de apoyo para estas personas dificulta el aprendizaje de ellos y sus familiares.

“Muchas veces no tienen la solvencia para pagar un curso, y se ven en la posición de, o llevo el sustento a mi casa o me pago un curso de LSM”.

Guerrero es un estado que tiene en rezago a las personas con discapacidad auditiva, además del ámbito educativo también en el ámbito laboral las personas con discapacidad auditiva son afectadas.

Emilia considera que hay personas con discapacidad auditiva que tienen diferentes capacidades y talentos.

Por la falta de aprendizaje y desconocimiento de la ciudadanía sobre el LSM no son contratadas. Emilia pone el ejemplo de que probablemente el jefe de alguna empresa no sepa LSM, por lo que le será complicado comunicarse con una persona sorda, es ahí cuando no son contratados.

Las instituciones gubernamentales tampoco son incluyentes con las personas sordas, no tienen intérpretes en sus oficinas y no están capacitados para atenderlos.

Otra dificultad que enfrentan son los grupos políticos que utilizan a las personas sordas con fines electorales o para llevarlos a campañas, solo para la foto y no les permiten comunicarse con personas.

En el tema de legislación no hay avances en el estado. Existe la Ley Federal de la Cultura del Sordo. Jonathan explica que, los derechos y legislaciones solo están en papel y no se cumplen.

De acuerdo con Jonathan existen los derechos positivos y negativos. “Los derechos negativos son, por ejemplo: el Estado no te puede impedir que tengas acceso a algo. Los derechos positivos son el Estado tiene la obligación de darte algo. El sordo tiene el derecho a una formación académica pero no es obligación del Estado proveerla, entonces están y se ven muy bonitos, pero no hay una obligación del Estado a cumplirlos”.

A nivel estatal no hay legislación para las personas sordas, no están en la Ley Orgánica del Estado ni en alguno de los artículos se habla de las personas sordas como sujetos de derecho.

Movimiento silente en un futuro

Movimiento silente quiere crecer y darse a conocer a nivel estatal para apoyar a más personas sordas.

Hasta el momento, la aceptación de la ciudadanía es buena, la participación en los cursos de LSM es notoria, pero aun hace falta.

Consideran que todos deberían aprender LSM, porque preocuparse por ello, sí que es una actitud y lenguaje incluyente. Les gustaría que más personas oyentes se inscribieran a sus talleres y así generar una cultura de inclusión para las personas sordas en todos los ámbitos, principalmente, en el ámbito laboral para que tengan oportunidades de trabajo.

Buscan que grupos de empresarios se sumen a su causa y contraten a personas sordas en sus empresas.

Uno de sus proyectos es crear La casa del sordo, que sería un centro multidisciplinario en el que, además, de enseñarles a las personas sordas LSM, les darían una preparación integral en el ámbito educativo y psicológico.

Emilia, Jonathan y Jorge comparten la meta de que Jorge tenga su propia escuela en la que él sea el encargado de enseñar LSM. Les gustaría ver a las personas sordas empoderadas.

“Vemos a Movimiento silente luchando por una integración de la comunidad sorda”.

Para Emilia, su slogan Mi voz son tus manos, refleja todo lo que Movimiento silente quiere ser: la voz de quienes no pueden ser escuchados a través de LSM.

 

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