Texto: Beatriz García
Fotografía: Amílcar Juárez
Chilpancingo
Los productos amigables con el medio ambiente de Mar Coral surgieron por dos situaciones: la leucemia del hermano de María Concepción López Ojeda y por los daños al medio ambiente.
María Concepción López Ojeda es originaria de Chilpancingo, tiene 30 años y es ecóloga marina, actualmente estudió el posgrado de Territorio y Sustentabilidad Social.
Antes de existir Mar Coral la ecóloga marina transitó por dos espacios que la llevaron a crear productos amigables con el medio ambiente: su hermano Félix Enrique López Ojeda, quien murió este año a causa de leucemia y su paso por el mundo marino.
En ecología marina, Concepción Ojeda conoció la interacción de los medios bióticos y abióticos y cómo tienen alteraciones por las actividades antropogénicas y naturales, derivados de la actividad humana y la contaminación de los productos que utiliza. Ejemplo claro son las cremas, las pastas dentales y los champús que llevan grados altos de químicos que son tóxicos, además pueden afectar la fauna marina, el suelo y degradarlo.
El primer camino que conoció la ecóloga para decidirse a elaborar estor productos es por el trabajo que hacía en un campo tortuguero en Zihuatanejo, en el 2018. Conoció a una chica que hablaba sobre el término “cero residuos”, es decir los contaminantes del ambiente.
Los productos con “cero residuos” son productos amigables no solo con el ambiente, si no con el cuerpo humano y la economía, productos que no son comerciales, pero sí eficaces y rendidores.
En septiembre del 2018, Concepción López dejó la Costa Grande porque a su hermano lo diagnostican con cáncer: leucemia. Cuando a Félix López le hicieron estudios le informaron que su padecimiento era a causa de tóxicos que ingirió por alimentos o por productos para el cuerpo.
La ecóloga investigó algunos productos tópicos que usan los humanos como las cremas y champús, y vio que estos tienen bastantes químicos que seguramente las personas no tienen idea que alteran el cuerpo por dentro y por fuera, y que también afectan al medio ambiente.
En ese mismo septiembre a Félix López lo canalizaron a un hospital de alta especialidad en la Ciudad de México. La ecóloga junto a su madre se alojaron en un albergue, mientras el joven seguía su tratamiento médico.
“Mar Coral surgió de una manera dolorosa, estando en unas condiciones tristes porque estábamos en un albergue para personas con cáncer y familiares. En la Ciudad de México, es donde aparte de leer más me uno a grupos en redes sociales de cero residuos y ahí empiezo a ver muchos cursos que se ofertan”.
La ecóloga se capacitó para elaborar champús y acondicionadores. Mientras que a su hermano le daban las quimioterapias, le prohibían la chatarra, que comiera verduras orgánicas, además de que eliminara champús, pastas dentales comerciales.
Los productos naturales que hizo la ecóloga al inicio fueron exclusivamente para consumo familiar y para su hermano. Durante ese tiempo compartió muestras de los productos que hacía con personas que conoció en los lugares que tomó el taller en noviembre y diciembre del 2018.
En diciembre la ecóloga abrió una página en Facebook para vender, primero, productos ecológicos que compró para revender como: cepillos dentales de bambú, popotes de bambú y metálicos. Pero a la vez adquirió insumos para elaborar mascarillas, exfoliantes y productos como arcillas, la glicerina de aceite de coco para hacer jabones con beneficios y para aromaterapia.
Su negocio lo nombró: Mar Coral productos amigables con el ambiente.
La contactaron personas a quienes les dio muestras de sus productos para hacerle pedidos. Decidió producir para vender, todo 100 por ciento natural.
Algunos productos que elabora son: champú con espumante derivado del aceite de coco; jabones corporales, terapéuticos, exfoliantes, con mantecas de cacao, karité, aceites esenciales, arroz, cacao, café, miel, vainilla, yerbas, barro negro, carbón activado.
Hace cremas corporales para bebés, niños, adultos, diabéticos; pomadas para rozaduras; desodorantes con piedra de alumbre, yerbas y aceites esenciales; pastas dentales con glicerina vegana y carbonato de calcio, neem, canela, clavo y aceite esencial; acondicionadores con mantecas naturales, yerbas y aceites esenciales; arcillas; exfoliantes con sales, azúcar y mantecas vegetales; repelentes de moscos hechos con yerbas; labiales, bálsamos de labios con ceras de abejas y pigmentos naturales, además comestibles como frutas deshidratadas.
Concepción López teje toallitas para desmaquillar, hace protectores de lactancia, toallas femeninas de tela de once tamaños diferentes. En el negocio de la ecóloga también hay venta de plantas, elabora bolsas reutilizables para dulces con telas de algodón y decora macetas.
Mar Coral oferta sus productos en un local, ubicado en la calle Quintana Roo, en el centro de Chilpancingo, además en bazares en la ciudad. Sus productos también los vende en sitios como la cafetería Selva Verde que Amapola. Periodismo transgresor ya documentó en otro momento.
En este negocio, como una manera de solidaridad entre otros emprendedores también se ofertan sus productos como: miel, semillas, frutas deshidratadas, café.
-Hay un boom de los productos naturales y se dispararon los precios ¿Cómo es en Mar Coral?
-No podemos ofertar un producto que sea sano, saludable y ser elitistas. Mucho he visto eso, le llaman hasta capitalismo verde. Las barritas de champú que vendo en 80 pesos en otros están en 150 o 200 pesos. Cuando nosotros queremos ofertar algo y queremos ser conscientes y hacer un cambio no lo veo tan coherente con tener un costo elevado.
Mar Coral no se acaba con los productos que Concepción López creó, algún día sueña con tener una cafetería con estantes de libros, un espacio de recreación, lectura y ofrecer a los visitantes los productos 100 por ciento naturales que elabora con esmero y que a cada cliente explica con detalle sus componentes y beneficios.