Enfrenta una pandemia sin información: la experiencia tseltal del buen vivir

Sin información en lenguas indígenas sobre lo que estaba sucediendo y sin atención médica disponible, los pueblos indígenas en Chiapas, que suman 1.6 millones de personas, enfrentaron la pandemia aferrándose a su fe, a la medicina tradicional para paliar los síntomas de la COVID-19 y su filosofía del Lekil kuxlejal (buen vivir).


Texto e imágenes: Ángeles Mariscal / Chiapas Paralelo

Traducción: Pascuala Vázquez, Juan Gabriel

Edición de video: José Raúl Cruz Velazco

 

YO TENGO UNA PREGUNTA PARA USTED

Domingo García Moreno, un anciano de la región Chi’ch, escucha paciente las preguntas que le formulo, con ayuda de la traducción de Pascuala Vázquez Aguilar; me responde, pero a la primera oportunidad, revira: “yo tengo una pregunta para usted, ¿hay una cura para esta enfermedad (COVID-19)? ¿La inyección (vacuna) es una cura para esta enfermedad, o no lo es? ¿Cómo se crean las inyecciones?”.

Platicamos en la habitación que sirve como lugar de reunión de quienes conforman el gobierno comunitario (autónomo) en el municipio de Chilón. Por las ventanas se distinguen las montañas, árboles de más de 30 metros de altura en distintos tonos de verde que se extienden hasta donde alcanza la vista.

Para llegar acá, hay que recorrer 46 kilómetros desde la cabecera municipal de Ocosingo, en la zona norte del estado de Chiapas, entre impenetrables paisajes de selva.

Miles de indígenas sobrevivieron al COVID con sus propios recursos, con plantas medicinales que da la tierra

 

En los primeros meses después del inicio de los contagios en Chiapas, ninguna información sobre el virus SARS-CoV-2 o la COVID-19 llegó a este lugar donde más del 97 por ciento de la población habla la lengua indígena tseltal.

De hecho no hubo información suficiente en alguna de las cinco lenguas maternas -tseltal, tsotsil, zoque, ch´ol, tojolabal- que tres de cada diez personas hablan en el estado de Chiapas, al sur del país. Se creó un vacío de información que sigue impactando a poco más de 1.6 millones de habitantes de los pueblos indígenas originarios, incluyendo a Domingo García Moreno.

Domingo García Moreno tiene más dudas que certezas, ¿la vacuna evita que se enfermen de COVID?, es una pregunta que no tienen resuelta, porque a sus comunidades no ha llegado información en sus idiomas.

Fue hasta mediados de abril de 2020, mes y medio después de los primeros contagios en Chiapas, cuando la Secretaría de Salud difundió, en forma de orden, un único mensaje traducido al tseltal: Quédate en casa, “Ayan me ta ana ma xlok´at”.

A este mensaje le siguió un video en la plataforma Youtube, con imágenes y contextos urbanos donde se pedía a la población indígena lavarse las manos y mantener distancia entre personas. Sin embargo en Chiapas, en ese momento, sólo el 17 por ciento de la población tenía acceso a internet; en las zonas rurales e indígenas este porcentaje puede llegar a cero. El impacto de ese video se puede cuantificar: para el 1 de noviembre de 2021 únicamente registraba 233 reproducciones.

Después se colocaron anuncios en la página web de la Secretaría de Salud y otras dependencias de gobierno. En 2021 inició la campaña de vacunación, donde se hablaba del riesgo de muerte para quienes no se vacunaran; fueron mensajes difundidos en medios electrónicos, que giraron en torno al temor, y no a la explicación científica del origen y el por qué de la vacuna.

Por ello, a casi dos años del inicio de los contagios, las comunidades indígenas se siguen haciendo las mismas preguntas sobre las que no han recibido respuestas, ni siquiera parciales, por parte del gobierno mexicano: ¿qué es lo que hasta ahora se sabe del origen de la pandemia?, ¿cuáles han sido las afectaciones que han dejado los contagios?, ¿cómo se crearon las vacunas?, ¿las vacunas van a evitar que las personas enfermen, o mueran?, ¿cuándo acabará la pandemia?

Igual que en todo el mundo, la necesidad de saber es latente para las personas de la región Chi´ch, ubicada en la selva de Chiapas, “yo tengo una pregunta para usted”, es el planteamiento que recibo de Domingo García Moreno, de Antonio Vázquez Cruz, de Manuela Hernández Álvaro, y de otros indígenas tseltales de la zona.

Pascuala Vázquez Cruz tiene 65 años y es Cuidadora de la Madre Tierra, uno de los cargos más relevantes dentro de la cultura tseltal, y quiere saber “si esta enfermedad se va a acabar o no, porque a veces decimos que esta enfermedad fue creada, pero queremos saber si fue creada o no, porque no sabemos. Solo Dios sabe cómo vino esta enfermedad”, reflexiona para sí misma.

Pascuala Cruz tiene el cargo de Cuidadora de la Madre Tierra, su nieta y su hija heredarán su sabiduría para cuidar a la comunidad

AHÍ DONDE ENTRÓ LA DUDA

El vacío informativo fue ocupado por la desinformación, que incrementó la desconfianza hacia las autoridades y las vacunas anti COVID. Para finales de octubre de 2021, las cifras oficiales sobre el avance de la vacunación en Chiapas, en el distrito de Ocosingo, donde se encuentra la zona tseltal, indican que únicamente el 29 por ciento de la población se ha vacunado, en contraste con otras regiones de población mestiza donde se alcanza el 76 por ciento.

Manuela Hernández Álvaro se sienta en la entrada de la construcción que sirve de oficina al Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio (MODEVITE) en el poblado Centro Chi´ch, desde donde refiere que hubo un trato desigual de las autoridades hacia los pueblos indígenas.

“La información en la comunidad no hubo, yo me enteré de las vacunas por medio de la televisión, pero cuando la vacuna vino a la comunidad, ya había la información de que la vacuna sólo nos iba a matar”, dice en relación a rumores y noticias falsas que se extendieron en el estado transmitidos por mensajes de WhatsApp, que llegaron a los teléfonos celulares de algunos jóvenes que, a la primera oportunidad de conectarse a internet, revisaban sus redes sociales. Al regresar a la comunidad, esos jóvenes los difundían de boca en boca. Los mensajes con información falsa afirmaban que las personas morirían meses o semanas después de aplicarse la vacuna.

Manuela Hernández Álvaro es una curandera empírica a la que la población que enfermó, consultaba porque ella misma y sus hijos superaron la enfermedad

“Entonces es ahí donde entró la duda, las personas no creyeron y ya no hubo buena información sobre las vacunas. Desde mi punto de vista me puse a pensar que los que estaban vacunados se estaban muriendo, y los que no estaban vacunados también se morían; dije: qué caso tiene si me vacuno o no”, debate Manuela consigo misma mientras va cayendo la noche en las montañas.

Sucede que en las zonas rurales e indígenas la vacunación se empezó a aplicar en el mes de agosto del 2021, cuando se llegaron a acuerdos con la población para permitir la entrada de las brigadas, y coincidió con la llamada tercera ola de contagios en el estado, que sí impactó en las comunidades rurales e indígenas, por eso las personas de la región asociaron la vacunación con las muertes, explica Pascuala Vázquez Aguilar.

Jacinto Álvarez coincide: “desconocemos qué vacuna nos dan, hay temor de las personas cuando van al doctor, porque mucha gente dice que han matado con la vacunación. El temor que hay ahora es que el mes que pasó vinieron a vacunar a la gente y fue cuando muchos murieron; tenemos miedo y dudas de si se puede curar la enfermedad o no se puede curar, tenemos miedo, tenemos dudas; mucha gente recibió (la vacuna) y otras no, muchas gentes que recibieron andan preocupados, de si es para curar o es para matar”.

Antonio Vázquez Cruz, uno de los ancianos de la región, y padre de once hijos, analiza el trato desigual e impositivo de las autoridades hacia los pueblos indígenas, refiere versiones de que se les pretende obligar a vacunarse a quienes son beneficiarios de programas sociales, y habla de los meses en los que les impidieron salir de sus comunidades.

“De la información que da el gobierno no lo creo, porque a nosotros no nos permitieron salir, pero ellos seguían saliendo. Seguían haciendo sus planes y sus proyectos, seguían oprimiendo a los más pobres, y no nos permitían entrar a sus oficinas porque pensaban que uno era el que llevaba la enfermedad”.

 

Antonio Vázquez, sobreviviente del COVID, reivindica las prácticas agroecológicas y la alimentación orgánica, para mantener el cuerpo sano

UNA ENFERMEDAD QUE CAMINA LENTO

En el poblado Coquiteel, de la región tseltal Chi’ch, cada familia puede contar al menos un contagio, porque aun cuando no ha habido pruebas de confirmación, los síntomas fueron inconfundibles.

Domingo García Moreno, catequista y concejero, explica que durante el primer año de la pandemia, los contagios en la región tseltal no fueron significativos, lo que fomentó el escepticismo hacia la existencia misma del virus, “muchos no creyeron, pero hace dos meses fallecieron muchas personas, las personas afectadas son las que ya tenían edad y las enfermas como de azúcar (diabetes). En la región murieron muchas personas”.

A Manuela Hernández Álvaro se le enfermaron los hijos. “En un principio yo no lo creía, pero cuando mis hijos que están en Ocosingo les pegó la enfermedad, ya no tuve duda. Después me pegó a mí, lo viví en carne propia”. Para Manuela, esta es “una enfermedad que camina lento”.

A Pascuala Vázquez Cruz se le murió su hermana, luego se enfermó ella, y el contagio le vino acompañado de una depresión que la hizo abandonar por algunas semanas sus sembradíos de hierbas medicinales y sus cultivos de flores.

Mientras pone a secar las mazorcas de maíz negro que servirán para la próxima siembra, y revisa la olla de frijol que puso a cocer en el fogón de leña, explica que poco a poco se está reponiendo.

A unos metros de su casa, cinco de sus nietos juegan con unas llantas que colocan sobre la pendiente del camino de tierra, para ver cuál corre más rápido. Luego se encaminan a la pequeña cascada de aguas azul turquesa que se encuentra en la comunidad, se zambullen lanzándose desde la parte más alta, permanecen refrescándose algunos minutos, antes de continuar con las tareas que tienen asignadas.

En la cocina de la familia Álvaro se cocinaron muchos de los brebajes que la población tomó para curarse del COVID

Tomás Luna García y sus hermanos enfermaron, tuvo miedo en su corazón porque pensó que iba a morir. Ahora dice que no quiere salir de su comunidad

 

La pandemia fortaleció la soberanía alimentaria de las comunidades rurales e indígenas que tuvieron que recluirse.

Uno de ellos también enfermó de COVID-19, dice que tuvo miedo de morir, pero que ahora está muy contento porque la medicina que prepara su abuela lo ayudó a curarse. En la región Chi´ch de Bachajón, en Chilón, como en la mayor parte de las zonas indígenas donde no hay centros de salud cercanos, y los que hay cerraron durante los meses de mayor contagio, porque las autoridades sanitarias consideraron que estos lugares no estaban habilitados para tratar pacientes COVID, las personas aprendieron a atenderse usando su medicina tradicional.

En el interior de las instalaciones del gobierno comunitario del Centro Chi’ch instalaron una sala que sirve como aula, donde recibieron capacitación sobre el uso de la medicina tradicional, sobre las propiedades curativas de las plantas de la región. Prepararon, en una cocina adjunta, infusiones que les ayudaron a aliviar los síntomas.

A medida que la enfermedad avanzaba en la región, este proceso se repitió en cada una de las cocinas de los pobladores de la zona. También encontraron fortaleza en su espiritualidad y en su vida comunitaria.

HASTA LAS IGLESIAS NOS CERRARON

Jacinto Álvaro de Meza recuerda el día en que autoridades del gobierno enviaron a policías para obligarlos a cerrar la iglesia de Centro Chi´ch, ubicado a 46 kilómetros de la cabecera municipal de Ocosingo, en la zona selva de Chiapas.

En la región tseltal Chi´ch, como en muchas otras zonas indígenas del estado, la espiritualidad es el eje que da sentido a la vida comunitaria, porque en los centros religiosos del lugar, no sólo se ora, sino se discute y analiza su realidad tangible. Al pie de los altares donde se colocan imágenes católicas junto a símbolos de la cosmovisión maya, se toman acuerdos que alcanzan a la esfera política, social y organizativa.

La espiritualidad, señalan pobladores de la selva, su cuerpo más que cualquier medicina

La palabra pandemia la escucharon por primera vez en la región a principios de marzo de 2020 -cuando se da el primer contagio en el estado-, a través de las radios comunitarias. Se hablaba de un virus, de China, de contagios, de realidades incomprensibles en esta región donde no existe una palabra que sea la traducción de “enfermedad”; acá la salud es sinónimo de equilibrio entre el cuerpo físico y el espiritual.

El historiador y lingüista tseltal Miguel Silvano Jiménez, explica que desde el mundo occidental la enfermedad tiene un origen externo; en la cultura tseltal la enfermedad se asocia al desequilibrio, que puede venir de la pérdida del ch´ulel o el alma. Aquí la palabra enfermedad se traduce como “el corazón no está contento”.

Para la población tseltal el desequilibrio que provoca que el corazón no esté contento, que el cuerpo tenga síntomas físicos, es multifactorial, y para curar a la persona y llevarla de nuevo a su “lab” o centro, los rituales de sanación empiezan por la visita de la comunidad a la persona afectada, para rezar juntos a sus deidades.

Por ello, una de las primeras medidas que tomó la población, fue reunirse en las iglesias de cada uno de los poblados, para hablar de la noticia y hacer ayuno y oración. “Pedimos a la Madre Tierra y a Dios Padre protección”, señala Pascuala Vázquez Aguilar, una joven del poblado Coquiteel, designada concejala del gobierno comunitario.

“Hicimos el altar maya”, un círculo dividido en los cuatro puntos cardinales: donde sale el sol (la vida), donde se oculta (el inframundo), donde está el tiempo cálido, y donde está el tiempo frío, que es por donde entran las enfermedades, detalla Pascuala Vázquez Cruz, su tía, la Cuidadora de la Madre Tierra.

La población tseltal, que desciende de los mayas, destaca por la articulación que han logrado entre su ser individual, la vida comunitaria, el entorno que llaman Madre Tierra, y la conexión con su espiritualidad, que se refleja en un sincretismo de prácticas y ritualidades.

En la iglesia de Coquiteel, un pequeño poblado a 10 minutos del Centro Ch´ich, el altar maya se coloca enfrente de las imágenes religiosas y el altar católico. A este lugar, Pascuala Vázquez Cruz llevó las flores, el maíz, los frutos y las velas blancas, negras, rojas y amarillas con lo que formó el símbolo sagrado. Aquel día de marzo de 2020, ante el altar maya y las imágenes católicas, los indígenas oraron y ayunaron durante un día y una noche, pidiendo protección.

En las comunidades tseltales de la selva, la población nunca dejó de reunirse, y agradecer la vida con música

En el transcurso de los días siguientes, en la medida que el contagio por el virus del COVID-19 fue extendiéndose casi exclusivamente por las ciudades, el gobierno de Chiapas restringió el tránsito no sólo en los centros urbanos, sino en las comunidades rurales e indígenas, aun cuando en estos lugares los contagios durante las llamadas primera y segunda ola apenas alcanzaron al 0.5 por ciento de la población, según cifras de la Secretaría de Salud.

En Chiapas, a este sector de la población indígena tseltal, descendiente de los mayas, pertenecen más de 300 mil personas; son el más grande y representativo de la región selva.

El gobierno de Chiapas también ordenó cerrar los centros de reunión, entre ellos las iglesias, lo que significó un golpe para la población tseltal, porque para el campesino en general, y para el indígena en particular, es imposible afrontar los problemas de manera aislada, y con mucha frecuencia apelará a la pequeña comunidad, que le da una dimensión de respaldo, protección y fuerza, refiere el sociólogo Antonio Paoli Bolio, quien ha dedicado parte de su vida a conocer y entender la forma de vida tseltal.

“Gobierno no mandó gente a explicar (qué estaba pasando con la pandemia), sólo cerró todo, cerró las dependencias y no dejaron entrar. Gobierno nos hizo cerrar la casa, dijo que no podíamos movernos. Siete u ocho meses no salimos (de la comunidad). También ordenaron cerrar los templos con los policías; pero no explicó. Y no mandó medicamento con que se puede curar, si vas a la casa de salud, no hay doctor”, lamenta Jacinto Álvaro de Meza.

El cierre de los templos y la orden de no reunirse, para la población tseltal significó perder parte de sus ritualidades de sanación.

EL BUEN VIVIR

Petrona Aguilar Ruiz tiene 63 años y el cargo de “Reconciliadora”, que las comunidades tseltales asignan a las personas encargadas de resolver, mediante el diálogo y la conciliación, las diferencias que llegan a existir entre pobladores.

Las personas con el cargo de reconciliadores fomentan el lekil kuxlejal, que se traduce al español como el “buen vivir”, y que gira en torno a la integración armónica entre las personas y su espiritualidad, la comunidad y la naturaleza.

Más que un ideal, el lekil kuxlejal expresa sus valores, sus formas de apreciar la vida, la gente y las cosas, refiere Antonio Paoli Bolio en el libro “Autonomía, educación y lekil kuxlejal: aproximaciones a la sabiduría de los tseltales”.

En ese contexto, la pandemia, la enfermedad que trajo contagios masivos y muertes, significó un desequilibrio de su buen vivir, y una necesidad de afrontar y de entender lo que estaba pasando, en sus causas y escenarios futuros, pero desde su contexto tseltal.

Esta necesidad de entendimiento de acuerdo con su cosmovisión, encontró un vacío en el Estado mexicano, pero abrió paso a la revalorización de su forma de vida y sus saberes, donde se entrelazaron su espiritualidad, sus prácticas agroecológicas, su soberanía alimentaria y la práctica de la medicina tradicional.

No tuvieron suficiente acceso a centros de salud, pero sí infusiones de plantas que fortalecieron sus cuerpos ante los embates del COVID

Petrona asegura que el “estar bien del corazón”, el no tener conflictos y el estar en armonía con la naturaleza, es lo que ayuda a prevenir la enfermedad. “El respeto a la Madre Tierra nos protege de las enfermedades, porque la Madre Tierra, si la respetamos, la cuidamos, no la envenenamos (con agroquímicos), eso nos da una comida sana que fortalece nuestros cuerpos, y así es difícil que nos enfermemos si tenemos una conexión sana con la Madre Tierra”.

Su esposo, Antonio Vázquez, de 68 años, dice que lo que observó, es que quienes enfermaron de gravedad, fue porque “tenían el cuerpo debilitado, porque su alimentación ya está afectada por los químicos, los fertilizantes que le echan a la milpa; su alimentación ya estaba envenenada y su cuerpo estaba débil”.

Él y su esposa también se contagiaron, dice que sintieron que su pecho se oprimía al respirar. Para curarse, rescataron “lo que es nuestra medicina ancestral. Nuestros abuelos no tenían doctor y ellos buscaban cómo curarse con las plantas medicinales. Ahora que no hay médicos y no nos queda más que rescatar lo que nos enseñaron nuestros abuelos, preparamos nuestra planta con jengibre, ajo, cebolla roja, alcanfor…”.

“Pedimos a la Madre Tierra que nos diera las plantas medicinales para curarnos, y que nos siga dando su alimentación, maíz, frijol, café, para fortalecer nuestro cuerpo. Y le pedimos perdón porque hemos fallado de no cuidarla (…) cuidar los árboles, el agua, eso es lo que nos fortalece y hay que cuidarla mucho”.

Para la población tseltal, el lekil kuxlejal es también cuidar al cuerpo, alimentarlo y vincularlo con el mundo de la trascendencia, de tal modo que pueda tener la vida y espíritu buenos, refiere Paoli Bolio.

Jóvenes tseltales pensarían en aplicarse la vacuna antiCOVID, pero aseguran que salir de sus comunidades a los centros de vacunación implica un gasto que no pueden subsanar

En la cocina de Jacinto Álvarez de Meza se empezaron a preparar las infusiones de hierbas para las personas enfermas de COVID-19. Lo mismo en las viviendas de Pascuala Vázquez y Manuela Hernández. “Como la gente vio que me pegó a mí la enfermedad, se acercaba a preguntarme qué me curó, y si ya tenía preparada mi medicina, ya les compartía”, explica Manuela.

En las oficinas del gobierno comunitario del Centro Chi´ch dieron un paso más, y capacitaron a jóvenes para preparar las infusiones y aprender de la pandemia. “Gracias a la hermana Maricela y al médico Gerardo (quienes tienen programas de atención para comunidades indígenas), que estuvieron dando pláticas y talleres de cómo se puede prevenir la pandemia, muchos jóvenes se acercaron a aprender. Se buscó la manera de organizar y dar talleres para aprender a cómo preparar medicamentos para prevenir”.

Aprendieron sobre la pandemia, sobre otras enfermedades de la región, y sobre la medicina tradicional. “Valoramos que sí se puede prevenir, que si no hubiera venido eso (la pandemia), no hubiéramos caminado ese paso. Ahora ya tenemos salud comunitaria (…) está abierto este taller, esa plática para que todos conozcan que sí se puede hacer acercamiento para ver cómo podemos vivir más tranquilamente”.

 

Con la pandemia, la humanidad entró en crisis, pero al interior de las comunidades indígenas tuvieron al menos dos aprendizajes: el valor de curarse con lo que les da la tierra, y el cuidado de la salud comunitaria, que empieza por el autocuidado y se extiende hacia la conservación de la naturaleza. En estas regiones no es que no murieran por los contagios, sino que mantuvieron los medios de vida.

NOTA. En diversas ocasiones se solicitó una entrevista con el Secretario de Salud de Chiapas, para conocer cuál ha sido la estrategia de comunicación y atención que se ha implementado en las zonas indígenas, durante la pandemia; la respuesta del área de comunicación de la dependencia y del secretario José Manuel Cruz Castellanos, fue que se comunicarían más tarde. No lo han hecho.

 

* Este texto forma parte del  proyecto Covid y Desigualdad de la Red de Periodistas de a Pie elaborado en colaboración con DW Akademie, con el apoyo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).

Ser mujer trans y migrante en pandemia: La historia de Yimel Alvarado

Se fue a Estados Unidos huyendo del odio. Allá logró ser libre y feliz, hasta que llegó la COVID-19. De acuerdo con la ONU, las personas migrantes de la diversidad sexual, como ella, enfrentaron discriminaciones entrecruzadas durante la pandemia que reveló, sobre todo, cuán invisibles pueden ser sus problemas y por lo tanto sus vidas, también del otro lado.


Texto: Beatriz García

Fotografía y video: Franyeli García

Ilustración: Conejo Muerto

31 de enero del 2022

 

Es la noche del 10 de marzo del 2020. El azul brillante de las luces se refleja en la mirada cansada de Yimel Alvarado. El color negro que delínea sus ojos, aun cuando le da mucha profundidad, acentúa su agotamiento.

Trae un vestido negro entallado que ella misma diseñó y cosió. Está en medio de una de sus imitaciones musicales más solicitadas en un bar de la avenida Roosevelt, del distrito de Queens, en Nueva York.

Ese mismo vestido ahora está dentro de una maleta en una habitación de la casa de su madre, en su natal Tlapa, municipio de la región Montaña en Guerrero, uno de los estados con mayores niveles de marginación, ubicado en el suroeste del país.

Yimel es una de las tantas personas de la comunidad LGBTI+ (Lésbico, Gay, Transgénero, Bisexual, Intersexual) que migró a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Aunque tanto allá como en México, la población de la diversidad sexual suele ser invisible, porque en sus historias se configuran varias variables de desigualdad: homofobia, discriminación, odio y rechazo, entre otras.

Yimel se fue a Nueva York en septiembre de 1997. Al inicio, como migrante indocumentada, no tuvo opción y por un tiempo se dedicó al trabajo sexual, lo que la obligó a soportar ataques verbales y físicos bajo las vías elevadas del metro Jackson Heights, como lo documentó The New York Times en un texto sobre COVID-19 que tituló El Epicentro. Luego Yimel se unió con un grupo de amistades de la comunidad LGBTI+ y formó una familia con la que compartía departamento en Queens.

Ese 10 de marzo del 2020, Yimel dio su espectáculo en el Kings Bar de la avenida Roosevelt. Nadie se dio cuenta que no estaba bien, la pandemia todavía se sentía lejana a pesar de estar a la vuelta de la esquina, y Estados Unidos aún no decretaba el confinamiento por el virus SARS-CoV-2 que ya se expandía por el mundo.

Después de esa presentación Yimel regresó a casa y comenzó su martirio en silencio. Trató de aliviarse con tés caseros: pensó que sólo era una tos y un dolor de espalda que pasarían. Además, seis días después tendría otra presentación para la que debía recuperarse pronto.

Ella sabía que la COVID-19 se estaba propagando, pero creyó que su caso sólo era resultado del cansancio y lo asoció a que la noche previa se desveló mejorando su vestuario. Pero para el 13 de marzo seguían sus malestares: ahora le dolía la cabeza, se había intensificado el dolor de espalda y la tos se volvió tremenda.

Sin embargo no le cuenta a nadie de su familia, ni siquiera a su hermana Olivia Aldama Alvarado, que también vive en Queens. Sólo sus compañeros de departamento se dan cuenta que no está bien y le piden que vaya al médico, pero se niega.

Es la segunda vez desde que llegó a Estados Unidos que la pasa mal. La primera fue muy al principio, cuando debió prostituirse para sobrevivir. Pero las cosas que más le habían dolido en la vida, le ocurrieron antes de migrar, en Tlapa, 23 años atrás.

Libre como las mariposas

Es septiembre de 1997. El bullicio y la música de banda reinan en la colonia San Francisco, en Tlapa. Armando, sus hermanas, su mamá y su papá disfrutan de un jaripeo, un espectáculo que consiste en ver qué jinete se queda más tiempo sobre el lomo de un toro. Armando se aparta para reunirse con sus amigos, a quienes su padre llama “los putos”.

Sus hermanas se van, pero Armando se queda. Al verlo, su padre desenfunda la pistola y suelta varios tiros entre los pies de su hijo y sus amigos. Nadie resulta herido, pero Concepción, la madre de Armando, sabe que su esposo intentó matarlo. Ella y sus hermanas se llenan de miedo.

No es la primera vez que su padre lo agrede. Sucede con frecuencia desde que cumplió 15 años y comenzó a autopercibirse como una persona transexual. Una vez su padre le dio un cuchillo y le gritó: “¡Ten, mátate!”. En la región Montaña, como en muchas otras del país, aún hay muchos prejuicios contra personas con orientaciones e identidades sexuales distintas.

Después del jaripeo, Concepción, sus hijas y Armando duermen en casa de una comadre. Tienen miedo de que su esposo lo mate. Esa noche, Armando comenzó a idear su huida. Dos días después, al amanecer, él ya no está en Tlapa.

Hasta una semana más tarde, su madre y sus hermanas supieron que ya estaba en Estados Unidos. Lo que no les contó en ese momento es que durmió en la calle, hizo trabajo sexual y sufrió maltratos, que para llegar allá consiguió dinero que debía reunir y pagar pronto, y que tenía una meta clara: a partir de entonces sería Yimel Alvarado.

La otra realidad

Durante la pandemia de la COVID-19, las personas migrantes lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales pueden enfrentarse a discriminaciones entrecruzadas: tanto por ser migrantes, como por su identidad de género u orientación sexual, han advertido organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Lo cierto es que de la realidad de las personas migrantes de la comunidad LGBT durante la pandemia, poco se sabe. Al menos en México.

Por varios días este medio intentó tener comunicación con organizaciones estatales y nacionales de la diversidad sexual, tanto de México como de EU, para conocer cómo estaba viviendo esta población la pandemia, pero la única información disponible es la relacionada específicamente con crímenes por homofobia.

El representante de la organización local Orgullo Guerrero, Juan Carlos Salvador, dijo que quizás estaban siendo egoístas por no documentar lo que están viviendo sus compañeros y compañeras de la población LGBTI+ en pandemia, porque desconocen totalmente su situación.

De acuerdo con la ONU, las personas LGBTI+ pueden enfrentar discriminación y estigma cuando acceden a los servicios de salud, además de que en algunos países hay leyes en que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo y criminalizan a las personas trans.

Otras conductas sobre las que advierte este organismo son: estigmatización, discriminación, discursos de odio y ataques contra las personas LGBTI, así como obstáculos para acceder a trabajos y medios de vida, y vulnerabilidad ante violencia y explotación.

Además, debido a las diversas formas de discriminación social y económica que enfrentan las personas migrantes LGBTI+, es más probable que se vinculen en el sector informal y no tengan acceso a licencia por enfermedad remunerada ni a compensación por desempleo, detalla la organización.

La ONU precisa que las personas migrantes transgénero y no binarias son particularmente vulnerables a la explotación, debido a la discriminación laboral por su identidad de género o nacionalidad, lo cual abre una ventana para que los tratantes aprovechen esta vulnerabilidad y muchas veces busquen activamente víctimas trans y no binarias.

El vuelo de la mariposa

Yimel nació en Tlapa, en la Montaña de Guerrero, una de las regiones más pobres del país, el 14 de mayo de 1980.

Para llegar a la casa donde creció y vivió hasta la noche del jaripeo, se camina por la avenida Hidalgo hasta la colonia San Francisco. Es un extremo de la cabecera municipal, cerca de los cerros, donde abundan casas sencillas de concreto. En la puerta de una de esas casas cuelga un moño negro, símbolo de luto. Es la casa de Yimel.

Dentro, en el segundo piso, hay mariposas de cerámica de colores, con alas abiertas sobre una pared azul. Yimel quería ser como ellas: libre. Algunas de esas mariposas las compró ella misma en Estados Unidos, pero ahora adornan la casa de su madre, en su memoria.

Al cruzar la puerta de la entrada, lo primero que se percibe es el aroma de las lilis -como se conocen en esta región a las azucenas- que rodean una gran pintura de Yimel, donde luce una larga cabellera y está sonriendo; se ven sus labios carnosos y sus ojos perfectamente delineados.

Ariana desempolva el maletero donde guardan como un tesoro preciado los vestidos que confeccionó “La Gorda”, como se refiere cariñosamente a su hermana Yimel. Los saca uno por uno, son grandes y vistosos; Yimel era una mujer robusta de 1.90m de estatura.

La Gorda, cuenta su hermana, regresó a Tlapa después de cuatro años en EU, para ver a su familia. Para entonces su madre se había separado del padre, por las peleas constantes relacionadas con la identidad sexual de su hija.

Ella llegó sin los vestidos, las zapatillas y el maquillaje que usaba en Nueva York. Le contó a su madre y sus hermanas que por fin era libre y disfrutaba mucho su trabajo en los bares, principalmente en El Trío o en Kings Bar, donde imitaba a artistas como Paquita la del Barrio, Celia Cruz, Ana Gabriel, Rocío Durcal, Gloria Trevi y Jenny Rivera, con vestidos amplios, de olanes y llenos de brillos que ella misma se cosía.

“Me voy a beber y comer todo lo que pueda, después, cuando sienta que acabó ese tiempo, comenzaré a obtener bienes materiales”, dice la hermana que un día le dijo Yimel a su madre, de quien se hacía cargo y estaba pendiente por teléfono. Su madre construyó la mitad de su casa con el dinero que Yimel ganó en Queens.

Después de tres meses de estancia en Tlapa, regresó a Estado Unidos con los mismos riesgos de ser migrante indocumentada. Creyó que moriría en el desierto: se le acabó el agua, se deshidrató y estuvo a punto de beberse sus orines; sus pies se llenaron de llagas por todas las horas que caminó, pero logró cruzar. Y del otro lado, a diferencia de la primera vez, la esperaban sus amigos en el departamento, a quienes ella misma había ayudado de manera económica hasta que consiguieron trabajo.

Una sentencia que se cumple

Cuatro días después de su imitación más solicitada en el Kings Bar, Yimel se siente peor de salud. Entonces se comunica con su madre y sus hermanas que están en Tlapa para contarles. Les pide que recen por ella.

También habla con su hermana menor, quien vive en Queens. Cuando Olivia escucha su voz agitada y sin fuerza se va a verla. La encuentra dentro de su habitación tirada en la cama.

The New York Times reconstruyó ese día. Olivia llevó a Yimel al hospital: “Llaman un taxi. Pero el conductor, al sospechar que la mujer desplomada en las escaleras tiene el virus, se disculpa y se va. En un fugaz momento de claridad, Yimel dice: llama a una ambulancia”.

Yimel fue trasladada al Hospital Elmhurst, que ofrece atención, sobre todo, a quienes no tienen seguridad social en EU.

“En estos tiempos de pandemia, las personas transgénero encuentran aún más desafíos. La falta de seguro médico, la falta de capacidad para seguir las pautas de distanciamiento social y las pautas de cuarentena hacen que las personas LGBTI+ se enfrenten a una mayor probabilidad de exposición al COVID-19”, advirtió la ONU en un artículo publicado en octubre del 2020.

En Estados Unidos la situación es distinta que en México, asegura en entrevista la coordinadora de Desarrollo Institucional de Casa Arcoíris, un albergue para la comunidad LGBTI+ migrante en Tijuana, Sara Amelia Islas.

Allá las personas de la diversidad sexual tienen derecho a recibir atención médica, y hay organizaciones que velan por sus derechos, dice Islas, quien hace acompañamiento a migrantes LGBTI+ que llegan a la frontera de México con Estados Unidos, para cruzar a ese país mediante la figura de asilo.

Islas afirma que en EU, la comunidad migrante de la diversidad sexual recibe mejor atención de salud que en México, aun cuando sigue padeciendo discriminación, racismo y los crímenes de odio persisten.

En su opinión esto responde a que, en comparación con México, en Estados Unidos hay mayor apertura a la comunidad LGBTI+, porque hay políticas públicas y leyes que les protegen, aunque el grado de aceptación depende del estado, por ejemplo en San Francisco, Washington, Nueva York y California gozan de mejores condiciones y mayor presencia de colectivos que les apoyan.

Hace cuatro días Yimel cantaba en el Kings Bar y ahora está en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte.

El día que ingresó al hospital, los médicos le diagnosticaron neumonía. Después le informaron a Olivia que su hermana sería intubada, porque su respiración y oxigenación disminuía de manera acelerada.

Cuatro días después de que Yimel fue internada en el hospital se declaró la pandemia por la COVID-19 en Estados Unidos. Las autoridades obligaron al confinamiento, pero ella ya estaba en la cama de un hospital, en coma y con todos los síntomas que provoca el virus Sars-CoV-2.

A Olivia le dijeron que el país estaba en alerta y debían restringir las visitas en el hospital, sobre todo en el área en la que estaba Yimel, por lo que se retiró a su casa, pero varias veces al día marcaba por teléfono para saber de su hermana.

El 26 marzo por la noche, Olivia llamó nuevamente al hospital. Se sentía impaciente. La doctora en turno le dijo que Yimel seguía igual, que al menos no había empeorado y que podría considerarla estable. Eso le dio tranquilidad.

Pero, a la mañana siguiente, sonó el celular de Olivia, era una llamada del hospital: Yimel había muerto.

En octubre de 2021 Olivia todavía se resiste a creerlo. Ella cree que su hermana fue desconectada intencionalmente por el aumento de pacientes con COVID-19.

El calvario de las muertes de migrantes por covid-19

De acuerdo con la Secretaría de los Migrantes y Asuntos Internacionales (SIMAI) de Guerrero, el número de migrantes guerrerenses que fallecieron a causa de la COVID-19, tan sólo de marzo del 2020 al 13 de agosto de 2021 eran 451, aunque tampoco se conoce cuántos o cuántas pertenecían a la comunidad LGBTI+.

Desde el 2020, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan ha documentado los casos de migrantes muertos por la COVID-19 en esta región de la Montaña para repatriar sus cenizas, pero poco saben específicamente de muertes de migrantes LGBTI+.

En su último informe (2019-2020), Tlachinollan documentó los casos de 63 personas originarias de la Montaña alta fallecidas por COVID-19 en Estados Unidos, la mayoría en Nueva York.

Tlapa, el municipio de la región donde se concentra la actividad comercial de la Montaña alta de Guerrero, es el centro donde confluyen habitantes de pueblos mixtecos, tlapanecos, nahuas y mestizos. En las últimas cuatro décadas –como lo enuncia Tlachinollan en su informe de actividades– las y los jóvenes que emigran buscan asentarse en NY porque les significa ascender a otro nivel social.

De 63 personas fallecidas por el virus, Tlachinollan gestionó la repatriación de las cenizas de 27. El resto se quedó en ese país porque allá estaban sus familias, explicó el responsable del área de Migrantes y Jornaleros de esa organización, Paulino Rodríguez Reyes.

El costo de la incineración de los cuerpos era de 2 mil dólares, pero lograron que les disminuyeran el costo a mil dólares, pues la mayoría de migrantes sin documentos no recibieron apoyo de los gobiernos de Estados Unidos ni de México durante la pandemia, afirma Rodríguez Reyes.

De acuerdo con la Secretaría de los Migrantes y Asuntos Internacionales de Guerrero, en Estados Unidos hay un registro aproximado de 70 mil 474 migrantes guerrerenses viviendo en ese país, pero tampoco tienen una cifra de cuántas de estas personas pertenecen a la comunidad LGBTI+.

Los migrantes que viven en Nueva York pudieron acceder al sistema de salud, pero por temor de ser deportados o los dieran por muertos en los hospitales, mejor se quedaron en casa, agregó el defensor Paulino Rodríguez.

Yimel regresa a Tlapa

¿Cómo darle sepultura a la hermana y a la hija cuyo cadáver está en Estados Unidos? En Queens, Olivia y las amistades de Yimel se unieron para recuperar su cadáver. Debía ser rápido.

En Tlapa, Ariana tenía temor de que su hermana terminara en una fosa común o que les entregaran unas cenizas que no eran las de ella. En ese entonces había un fuerte rumor de que los cadáveres de migrantes indocumentados estaban siendo enviados a la fosa común.

Era urgente conseguir un crematorio. Recordaron que antes de dedicarse a cantar, Yimel trabajó en una funeraria. Se comunicaron con el dueño, quien accedió a cremar su cadáver de inmediato pero debían cubrir los gastos. Olivia acababa de recibir un ahorro y con eso pudo pagarlos.

Yimel ya no tuvo la oportunidad de recibir su documentación como estadounidense nacionalizada, que llevaba años tramitando, de haberla conseguido, habría logrado ser mujer de manera legal.

Las cenizas no llegaron pronto a Tlapa. El duelo de la familia en Guerrero se prolongó por seis meses, hasta que una comadre de Olivia viajó a México y con ella viajaron las cenizas de Yimel.

Es 5 de agosto del 2020. Una mujer sale del aeropuerto de la Ciudad de México, en sus manos lleva la caja de madera donde están las cenizas de Yimel, que enseguida entrega a Concepción y a Ariana, madre y hermana de Yimel. En cuanto Concepción las recibe, suelta el llanto.

Más tarde, en la entrada de la cabecera municipal de Tlapa, una caravana de amistades, familiares y conocidos de Yimel, la esperan. Hay muchas flores, música de viento, una muñeca gigante –a la que se le llama “mona” o “mojiganga”, hecha de papel y trapo, en cuyo interior, debajo de la falda, se introduce una persona para hacerla bailar, una costumbre típica de las festividades en la región– , que mueven al son de la música, globos y banderas arcoíris.

En su casa de la calle Hidalgo, en un altar con flores multicolores e imágenes religiosas colocan sus cenizas, que al final fueron depositadas en una nueva urna pintada a mano por artesanos de Olinalá, otro municipio de la región.

Con la llegada de Yimel a su casa lo mismo rezaron que bailaron al son de la banda de viento. Sus amigas se pusieron sus vestidos, los que cosió y bordó con esmero, y bebieron y rieron toda la tarde. Después, los restos fueron llevados al panteón municipal de Tlapa. Aunque el presagio de muerte de su padre se cumplió, Yimel logró su sueño y pudo ser libre.

 

* Este texto forma parte del  proyecto Covid y Desigualdad de la Red de Periodistas de a Pie elaborado en colaboración con DW Akademie, con el apoyo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).

Vacuna Covid para niños: En qué países ya se aplica y de qué forma la aconseja la OMS

El desarrollo de vacunas contra COVID-19 sigue avanzando, y en varios países la vacunación en menores de 12 años ya es un hecho.


 

Texto: Samedi Aguirre / Animal Político

Fotografía:

28 de enero de 2022

 

El desarrollo de vacunas contra COVID-19 y la investigación al respecto sigue avanzando, y en varios países, como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Cuba, Perú, El Salvador, Chile, Ecuador, Colombia, Holanda, Costa Rica, India, la vacunación en menores de 12 años ya es un hecho.

En México, en tanto, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido reticente respecto a la vacunación a niñas y niños, solo abriendo hasta ahora el registro para que sí reciban las dosis aquellos que tengan entre 12 y 17, con alguna comorbilidad.

Uno de los argumentos del gobierno para no extender más la vacunación, incluso a niñas y niños sanos, es que tienen poco riesgo ante COVID y que primero deben darse las vacunas a otros grupos de edad, aunque hay voces e incluso se han presentado recursos judiciales en el país para que también comiencen a recibir también esa protección.

Cuando lo cuestionaron la mañana del 26 de enero, el presidente López Obrador negó que la OMS haya recomendado vacunar a personas de 5 a 11 años, aunque aceptó que revisaría el tema, para seguir lo que apunta el organismo internacional.

Justo cinco días antes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había actualizado sus recomendaciones, señalando los beneficios de vacunar a  niños sanos de entre 5 y 17 años  aunque también apuntando que primero se debería cubrir totalmente a los grupos de alta prioridad.

Es decir, antes de vacunar a niñas y niños sanos primero garantizar los esquemas y los refuerzos correspondientes a: las personas inmunodeprimidas y los trabajadores de salud, adultos con comorbilidades, las mujeres embarazadas, los maestros y otros trabajadores esenciales, “los grupos demográficos desfavorecidos con mayor riesgo de COVID-19 grave”, y las niñas, niños y adolescentes con comorbilidades.

Incluso la OMS refirió que “los países que han logrado una alta cobertura de vacunación en las poblaciones de alto riesgo deberían priorizar el reparto global de las vacunas contra la COVID-19 antes de vacunar a los niños y adolescentes sanos que tienen el menor riesgo de sufrir resultados graves”.

La Secretaría de Salud de México, en un comunicado, refirió al respecto que el Plan Nacional de Vacunación tiene “plasmadas” las recomendaciones de la OMS, y que sigue su ruta para priorizar las dosis, ubicando a niñas, niños y adolescentes sanos en el grupo de menor prioridad.

Carlos Sandoval, investigador del Centro de Biotecnología de la UNAM, explicó a Animal Político que hasta ahora la única vacuna para niños autorizada por la OMS es la de Pfizer.

Sin embargo, países como China e India ya autorizaron la vacunación pediátrica en su población con otros tipos de vacunas contra COVID-19.

Los niños también se enferman

Al inicio de la pandemia falsamente se creía que si había alguien a quien no le afectaba la COVID era a los jóvenes, niños y niñas, pero con el avance de las investigaciones y el desarrollo de la pandemia en todas las poblaciones hoy se sabe que cualquier persona, sin importar su edad, puede enfermar y morir de COVID-19.

“Si bien los niños parecen presentar un cuadro menos severo de la infección no son inmunes a la infección. Se van a infectar y se pueden llegar a convertir en un reservorio, permitiendo que personas con un riesgo mayor se contagien”, dice el doctor Carlos Sandoval.

De hecho, en las primeras dos semanas del 2022 los casos de infecciones confirmadas en menores de edad se quintuplicaron en México, con relación a las cifras reportadas apenas a principios de diciembre.

Entre el 1 y el 16 de enero, se registraron 3 mil 609 casos de COVID-19 en menores de edad y 12 de ellos fallecieron, según un reporte del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA). El mismo sistema, desde el inicio de la pandemia, había registrado un total de 837 defunciones de niñas y niños.

Al respecto Juan Martín Pérez García, Coordinador de la organización Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, señala que hay que tener claro que se trata de un subregistro, pues no se aplican pruebas diagnósticas a todos los menores de edad.

La letalidad de la COVID-19 en niños y niñas se conoce desde el inicio de la pandemia, cuando investigadores del Instituto Mexicano del Seguro Social, de la Universidad Autónoma del Estado de México y de la Secretaría de Salud publicaron en la Gaceta Médica de México un estudio en donde encontraron que “Los niños con COVID 19 tienen alta mortalidad en México, por lo que en ellos se debe procurar evitar la neumonía, especialmente en los menores de cuatro años, con riesgo cardiovascular o inmunosupresión”.

Por ello, la ONU destaca que “aunque la COVID-19 grave es poco frecuente en los niños, se produce ocasionalmente, y la vacunación de los niños tiene el beneficio adicional de minimizar la interrupción de su educación, mejorando así su bienestar general”.

Los niños y niñas, refirió también Pérez García, son personas con derechos y no se les debería dar un trato desigual para recibir la dosis, porque incluso podrían vulnerarse algunas de sus garantías constitucionales.

La primera, dice, es el derecho a la no discriminación “porque el plan de vacunación para COVID es universal, así está publicado en el Diario Oficial de la Federación y el mismo Cofepris ya aprobó la vacuna para mayores de 12 años de Pfizer, entonces al no aplicarla se está dando un trato desigual sin ningún tipo de fundamento”.

En segundo termino dice que no vacunar a los niños y niñas aunque la vacuna ya se aprobó para su rango de edad, también es una violación al derecho a la salud “porque no tiene nadie porqué padecer el Covid, infectarse y tener secuelas en su vida”.

“Están vacunando a los maestros para un regreso seguro a clases, y no a los niños y la pregunta es ¿los niños no son personas?”, cuestiona Pérez García.

Vacunación pediátrica no es igual a la vacuna de adultos

Cuando comenzó la vacunación en población adulta, muchas personas se preguntaron por qué no se incluía a los menores de edad en los planes de vacunación. Para empezar, las recomendaciones internacionales siempre han seguido la ruta marcada por la OMS, en donde se da prioridad a grupos vulnerables como adultos mayores y personas con alguna comorbilidad.

Pero también es importante considerar que no se le puede poner exactamente la misma vacuna a una persona de 60 que a otra de 8 años. El doctor Sandoval explicó que esto se debe no sólo al tamaño y peso, sino también a la madurez del sistema inmunológico.

“Normalmente hay una dosis que se administra en personas mayores de 11 años y una versión pediátrica que tiene una dosis más pequeña”, explicó.

Por lo que aunque algunas vacunas ya se aprobaron para ser administradas en población adulta, ahora se requiere que cada vacuna cumpla con los requisitos y evaluaciones de seguridad y eficacia, para población pediátrica.

Pfizer es la primer vacuna pediátrica aprobada por la OMS

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizó el pasado 19 de diciembre el uso de emergencia de la vacuna de Pfizer en personas de 5 a 17 años.

Recientemente, el Grupo de Asesoramiento Estratégico de Expertos en Inmunización (SAGE) de la OMS señaló que la vacuna de Pfizer-BioNTech (BNT162b2) contra el COVID-19 es segura para su uso en niños y niñas mayores de 5 años, pero con un ajuste en la dosis:  30 microgramos para adultos y 10 microgramos para niños.

Esto lo determinaron luego de revisar los resultados de  ensayos de fase 3 en niños de 12 a 15 años y de 5 a 11 años. Ambos mostraron resultados favorables en cuanto a respuesta inmune y seguridad.

La OMS también señala que a los menores de 17 años con comorbilidades se les debe ofrecer la vacuna, junto con otros grupos de alto riesgo.

Cabe señalar que aún no se ha determinado la necesidad y el momento de las dosis de refuerzo para niños de 5 a 11 años.

En México,  la Cofepris aprobó su usó en adolescentes de 12 a 17 años, pero el gobierno Federal sólo ha abierto el registro para que se vacunen mayores de 15 años, o personas de entre 12 y 17 años con alguna comorbilidad.

Respecto a la seguridad de la vacuna, el doctor Carlos Sandoval señaló que hasta ahora las pruebas realizadas con la vacuna de Pfizer indican que la seguridad y los riesgos son los mismos en adultos como en la población pediátrica.

“Y si hablamos de la población adulta que ha recibido la vacuna sí hay reportes de efectos secundarios pero son muy pocos, estamos hablando de uno en millones de dosis administradas, mientras que el riesgo de complicación por COVID es más elevado, entonces la vacuna implica menos riesgo”, señaló.

De acuerdo con el Sistema de notificación de eventos adversos de vacunas (VAERS) de Estados Unidos, entre el 3 de noviembre y el 19 de diciembre de 2021, VAERS recibió y procesó 4,249 informes de eventos adversos para niños de 5 a 11 años que recibieron la vacuna Pfizer-BioNTech COVID-19; de los cuales 97.6 % no fueron graves. Esto tras la aplicación de 8.7 millones de dosis.

Las reacciones notificadas con mayor frecuencia después de cualquiera de las dosis fueron dolor en el lugar de la inyección, fatiga y dolor de cabeza; mientras que la fiebre se notificó con más frecuencia después de la segunda dosis.

Otras vacunas pediátricas contra COVID

Aunque Pfizer es la única vacuna para niños autorizada por la OMS y por la Cofepris para ser administrada en población menor de edad; ya se han completado estudios y autorizado otras vacunas en el mundo.

En China, por ejemplo, se completaron ensayos en personas mayores de 3 años para las vacunas CoronaVac de Sinovac y BBIBP-CorV de Sinopharm, por esa razón el gobierno de China autorizó su aplicación en dicha población a finales de 2021.

En Argentina, la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica también autorizó el uso de emergencia de la vacuna Sinopharm en niños de entre 3 y 11 años en octubre pasado.

Covarxina, una vacuna desarrollada por Bharat, fue aprobada en India para personas de 12 a 17 años; mientras que en Cuba la vacunación contra COVID a menores de edad comenzó desde septiembre pasado, gracias a la vacuna Soberana.

Mientras tanto, en México,  grupos de padres de familia han tenido que recurrir a amparos para lograr la inoculación en sus hijos sin que se tenga una cifra exacta de esto.

Además, asociaciones como Save the children hacen un llamado para exigir al gobierno federal  que incluya a niñas y niños desde los 5 años en los esquemas de vacunación contra COVID-19, sin condicionar su aplicación a la existencia de comorbilidades.

 

Casos de COVID-19 se quintuplican en niños y adolescentes

Los pediatras refieren que atienden hasta 10 consultas cada tarde por casos ya confirmados o sospechosos


 

Texto: Andrea Vega / Animal Político

Fotografía:

25 de enero de 2022

 

En las dos primeras semanas de enero de 2022, entre el 1 y el 16 de este mes, se registraron 3 mil 609 casos de COVID-19 en menores de edad, confirmados por resultado positivo a la prueba; mientras que en la primera quincena de diciembre de 2021 se contabilizaron 668; es decir, de un mes a otro, en el mismo periodo, los casos se quintuplicaron.

Esto de acuerdo con el reporte del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), integrado con información de la base de datos de la Secretaría de Salud federal sobre casos de COVID-19 en México.

Los casos registrados en la primera quincena de este enero de 2022 incluso son el doble de todos los que se contabilizaron en todo el mes de diciembre, cuando hubo mil 412. De los casos confirmados entre el 1 y el 16 de enero, 627 fueron en niños de 0 a 5 años; mil 058, en menores de 6 a 11 años y mil 924, en adolescentes de 12 a 17 años.

En cuanto a las defunciones en niños y adolescentes con casos confirmados de COVID, entre el 1 y el 16 de enero de 2022 se han registrado tres, mientras que en todo diciembre de 2021 se contabilizaron 12 y en noviembre, 22. Esto porque los especialistas concuerdan en que aunque los casos se han disparado, son menos graves.

Cada tarde entre semana, en su consultorio privado, el pediatra infectólogo Sarbelio Moreno atiende entre siete y 10 consultas por COVID en menores de edad, los sábados la cuenta pueda llegar a 30, en esta cuarta ola de contagios en México, impulsada por la variante ómicron.

A su consultorio particular, donde solo labora por las tardes, llegan los menores ya con la prueba positiva o con síntomas. Lo usual es que los padres también estén enfermos. “Hay muchísimos casos en niños y adolescentes, lo mismo que en el resto de la población, pero no son casos graves. De todos los pacientes que he visto en mi consultorio, solo a uno lo tuve que enviar a hospitalización y se le dio de alta al día siguiente”, señala el médico.

Moreno afirma que sí se ve una diferencia entre las olas de contagios anteriores y los de esta variante, que, hasta donde se sabe, parece afectar las vías respiratorias altas (los bronquios, la faringe, la laringe), más que los pulmones y otros órganos”, dice Sarbelio Moreno.

Por eso, agrega el pediatra, “los niños refieren que sienten como vidrios en la garganta, y sí, es algo muy molesto, pero no se compara con que se te acabe el aire y no puedas respirar, como pasaba con las variantes anteriores”.

Coincide con él, Rodolfo Jiménez también pediatra infectólogo del Hospital Infantil Privado, quien asegura que hasta el 70% de los pacientes que está recibiendo en su consultorio llegan por COVID o por sospecha de tenerlo pero, en efecto, la mayoría de los casos no son graves.

Los menores de 18 años que pueden desarrollar cuadros menos leves, coinciden los especialistas, son aquellos con comorbilidades o alguna enfermedad previa.

Sarbelio Moreno, quien por las mañanas labora en uno de los hospitales públicos más importantes del país especializados en pediatría, afirma que ahí hay niños ingresados con COVID, pero son pequeños que padecen leucemia o alguna condición que los hace vulnerables, o bien que ingresaron por apendicitis, pero también tienen COVID, como mucha de la población.

“Están hospitalizados, pero no por la gravedad del COVID, sino por las otras enfermedades que padecen”, asegura. Y precisa que en el hospital público pediátrico hay 21 camas ocupadas con pacientes con coronavirus, pero con este cuadro que refiere: afectados por una enfermedad previa.

En un recorrido que este portal hizo por el Hospital Infantil de México Federico Gómez, de la Secretaría de Salud Federal, y por el Hospital Pediátrico La Villa, de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, solo encontró afuera de este segundo a una madre de familia que llevó a su hijo, Israel, por síntomas como de COVID.

El niño de ocho años llevaba dos días con escurrimiento nasal, dolor de garganta y fiebre. “No tengo termómetro ni oxímetro en casa, por eso lo traje mejor aquí al Hospital La Villa. Le hicieron la prueba para COVID y también la de influenza y dio negativo a las dos, así que me lo van a dar, porque al parecer solo es una fuerte infección en la garganta”, contó Gisela Martínez, vecina de la colonia Martín Carrera, en la alcaldía Gustavo A. Madero.

Rodolfo Jiménez, además de la práctica privada, también trabaja en un hospital pediátrico público, y dice que los pediatras están viendo que hay muchas infecciones respiratorias, el 70% son por COVID en este momento, pero hay de otro tipo.

El especialista precisa que aunque los casos de coronavirus con la variante ómicron parecen ser menos graves, además de en los niños con comorbilidades o enfermedades previas, también es importante estar alerta con los menores de cinco años.

En publicaciones internacionales, dice, ya se ha reportado que, sobre todo, los menores de un año tienen más riesgo de desarrollar COVID grave, lo mismo que los adolescentes, sobre todo los que tienen obesidad; aunque en México los de 15 y más ya tienen vacunas.

En general, dice, los niños menores de cinco años siempre tienen más riesgo con las infecciones respiratorias; por eso si un pequeño tiene dificultad para respirar o lleva cuatro días con fiebre o más, hay que llevarlo a un médico o a un hospital a evaluar, aconseja.

Para evitar los contagios, Jiménez dice que en especial para esta variante ómicron se deben usar cubrebocas de alta eficiencia, como los N95, y hay que mantener los espacios cerrados bien ventilados.

“Si los niños van a la escuela, y como con ellos es complicado que se ajusten bien los cubrebocas, lo que se puede hacer es colocarles primero uno de tipo quirúrgico (los azules) y encima uno de tela, para mantenerlos mejor fijados”.

En los salones de clases, los profesores deben usar también un cubrebocas de alta eficiencia y mantener puertas y ventanas abiertas para una mejor ventilación.

Festeja cumpleaños alcaldesa en plaza pública: Chilpancingo es número 1 en casos de covid-19

Chilpancingo ocupa el primer lugar de casos de Covid-19 activos con mil 167 y Acapulco 907, señala la Secretaría de Salud estatal.


Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Oscar Guerrero

24 de enero del 2022

Chilpancingo

 

La alcaldesa morenista Norma Otilia Hernández Martínez festejó su cumpleaños con marichi y pastel afuera del ayuntamiento este lunes, cuando Chilpancingo ocupa el primer lugar en casos de covid-19.

Funcionarios del gabinete municipal y líderes de colonias rodearon a la edil para entregarle un pastel y algunos regalos.

Los integrantes de un mariachi le cantaron las mañanitas y otras canciones.

El cumpleaños de la alcaldesa fue ese domingo 23 de enero, pero en las redes sociales se convocó a la gente que acudiera al ayuntamiento para hacerle un festejo.

La fiesta en la que había unas 50 personas aglomeradas con cubrebocas se realizó cuando Chilpancingo ocupa el primer lugar de casos de Covid-19 activos con mil 167 y Acapulco 907, señala la Secretaría de Salud estatal.

Este fin de semana en Guerrero hubo 572 personas contagiadas por coronavirus y cuatro fallecimientos, informó esta Secretaría.

Aún de que Guerrero sigue en semáforo verde epidemiológico, los casos de enfermos de Covid-19 han venido en aumento desde a principios de enero de este año después de las fiestas de diciembre.

Por día hay un promedio de 500 contagios de coronavirus, señalan las estadísticas oficiales.

La covid-19 nuevamente le ha pegado al sector salud en Guerrero, ya que según la Secretaria General de la Sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud (SNTS) Beatriz Vélez Núñez, 800 trabajadores, entre médicos, enfermeras, químicos, administrativos, de intendencia y camilleros de los hospitales y centros de salud, están contagiados por el coronavirus.

También decenas de trabajadores de las dependencias del gobierno del estado y del ayuntamiento de Chilpancingo están contagiados del Covid-19, lo que ha provocado que las actividades laborales se hayan reducido en más de un 50 por ciento.

El gobierno estatal publicó en el Periódico Oficial la reducción en un 50 por ciento la apertura de los restaurantes, cafeterías, antros, cantinas para evitar la propagación del virus.

Además de evitar fiestas o eventos públicos

Sin embargo, el mismo papá de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, Félix Salgado Macedonio festejó dos días con decenas de personas su cumpleaños en su domicilio particular en el Fraccionamiento Marroquín en Acapulco y que publicó en las redes sociales.

Aquí en Chilpancingo, la alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez, festejó su cumpleaños con mucha gente.

El 21 de diciembre del 2021, la Secretaría de Salud estatal emitió una sanción administrativa contra las autoridades del ayuntamiento de Chilpancingo por haber autorizado la realización del pendón de la Feria de Navidad y Año Nuevo al que asistieron miles de personas.

Pese a esa sanción que las autoridades sanitarias le impusieron a la edil morenista Norma Otilia, la feria continuó. Hubo jaripeos, bailes de música de banda a la que asistieron miles de personas.

Después de estas fiestas con aglomeraciones al tope, se dispararon los contagios de Covid-19 en Chilpancingo.

“¿Dónde va a ser la fiesta de verdad con comida?”, preguntó uno de los asistentes al festejo de la alcaldesa morenista a quien se le veía contenta bailando la canción “el mariachi loco”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“La pandemia puso en riesgo la salud, seguridad e integridad de las mujeres periodistas en México”: CIMAC

La encuesta Impacto de la COVID-19 en las periodistas: precariedad y violencia elaborada por la Red Nacional de Periodistas y Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC) da cuenta de la precariedad y la violencia en la que las mujeres periodistas deben ejercer su labor.

Para conocer las violencias que viven las profesionales del periodismo, CIMAC, aplicó una encuesta a 289 mujeres periodistas en las 32 entidades federales. Los resultados evidencian que, si bien, ciertos tipos de violencia ya eran recurrentes antes de la crisis sanitaria, tanto dentro como fuera de las redacciones (como el acoso y el hostigamiento sexual), la pandemia vino a agudizar muchas otras desigualdades, como la brecha salarial y el acceso a condiciones de trabajo justas.


Texto: Samantha Anaya / Zonadocs

Ilustración: Zonadocs

24 de enero de 2022

 

El 2021 fue un año violento para las periodistas en México. La encuesta Impacto de la COVID-19 en las periodistas: precariedad y violencia elaborada por la Red Nacional de Periodistas, Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), muestra que el 73% de las encuestadas vivieron violencia psicológica a través de insultos, comentarios sobre su persona o físico y desvalorización de su trabajo.

La encuesta fue realizada a 289 mujeres profesionales del periodismo en los 32 estados del país.

Previo a la pandemia, la violencia contra las periodistas ya era una constante en el día a día de su labor. El informe de CIMAC, Herencia de un sexenio: simulación y desplazamiento. Violencia contra las mujeres periodistas 2021-2018, menciona que el descrédito social de su trabajo y su palabra, son algunas de las principales consecuencias que enfrentan al ser violentadas.

El documento señala que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto las denuncias que realizaron no fueron escuchas y, por el contrario, fueron acusadas de “mentirosas, exageradas o locas”, incluso, aquellas mujeres que recibieron amenazas de violación o asesinato de sus hijas e hijos.

Entre los tipos de violencia que vivieron con mayor frecuencia las profesionales de la información en este periodo de tiempo fueron: actos de intimidación 19.56%; amenazas 13.39%; hostigamiento 11.51%; agresiones físicas 10.15%; bloqueo informativo 8.69%; campañas de desprestigio 7.22% ; y el uso desproporcionado de la fuerza pública 6.28%.

 

Al igual que en otros ámbitos sociales, la pandemia de la COVID-19 vino a agudizar las agresiones contra las mujeres periodistas. Tan sólo, en 2021, 5 de cada 10 identificaron que vivieron violencia sexual a través de tocamientos no deseados, insinuaciones, llamadas o mensajes con contenido sexual, invitaciones sexuales de sus fuentes de información y compañeros de trabajo.

Cirenia Celestino Ortega, periodista e integrante de CIMAC, comparte que la violencia contra las periodistas se vive tanto dentro como fuera de las redacciones:

“Al exterior, sabemos que México es de los países más peligrosos para ejercer la labor periodística. Todo lo que ellas realizan siempre tiende a verse con cierta connotación sexual. Y, al final, todas esas violencias son obstáculos para el ejercicio de la labor periodística”.

En ese sentido, la periodista explica que tal afirmación tiene sentido en virtud de la “violencia externa” que reciben de parte de los funcionarios públicos, quienes son los primeros agresores. De acuerdo con la cartografía de casos de violencia contra periodistas mujeres de la Red, del 11 de marzo de 2020 (fecha en que se decretaron las medidas de confinamiento y sana distancia por la COVID-19) al 31 de diciembre de 2021, fueron registradas 437 agresiones en México, de las cuales 11 tuvieron lugar en Jalisco. De este total, 182 ataques corresponden a casos de violencia institucional.

De igual forma, la violencia y las desigualdades continúan al interior de las redacciones:

“Notamos que estas marcas de género se pueden ver en la brecha salarial. A esto se suma la ausencia de derechos laborales, jornadas laborales que no permiten conciliar la vida laboral con la vida profesional. Ellas reportan que cuando hay cursos de capacitación a ellas se les capacita menos y se les da prioridad a los compañeros hombres. Todo esto va significando obstáculos en su desarrollo profesional”.

Aunado a la violencia de género que ya vivían las profesionistas y especialistas, con la pandemia se agravó la precariedad laboral, pues en medio de este contexto las empresas mediáticas tuvieron que tomar decisiones para poder continuar, “desde reducir su plantilla, mandar a algunas personas a trabajar desde casa, y muchos otros tuvieron que cerrar”. En la encuesta se demuestra que sólo el 30% de las encuestadas señaló que el medio donde labora tomó alguna medida para sobrevivir económicamente a la pandemia.

Asimismo, de cada 10 periodistas:

  • 7 debieron trabajar con sus propias herramientas durante la pandemia.
  • 5 recibieron de su medio medidas y materiales para prevenir contagios del virus.
  • 3 recibieron de su medio medidas para proteger su seguridad en la cobertura durante la pandemia.
  • 1 reconoció que su medio hizo alguna acción o buena práctica específica para mujeres periodistas como comprensión a sus responsabilidades familiares.

Aunado a ello, el 72% reportó que ahora deben laborar sin horario fijo, lo que dificulta la conciliación de la vida personal y profesional.

Para el 77% la contingencia sanitaria significó un incremento en sus gastos. Al trabajar en casa ajustaron sus gastos para pagar el servicio de internet, comprar algún dispositivo electrónico, el gas, la luz y el agua. También, deben comprar frecuentemente sanitizante, cubrebocas, gel antibacterial, pruebas covid, medicamentos. Y tan sólo el 31% de las periodistas encuestadas ganan más de $10,000 MXN mensuales.

Violencia digital

“Cuando tuvimos que trabajar desde casa, el riesgo de ser víctimas de violencia digital aumentó”.

 

El trabajo a distancia significó para las periodistas estar mayormente expuestas a las redes sociales y demás medios digitales, pues, además de su trabajo como reporteras, durante la pandemia el 49% tuvo que conseguir un trabajo adicional.

Cirenia Celestino añade que del 11 de marzo de 2020 a septiembre de 2021, registraron 397 agresiones virtuales contra mujeres periodistas, y los principales ataques que denuncian tienen que ver con bloqueos informativos, seguidos de amenazas y ataques directos, es decir, que la violencia digital aumentó en un 70% contra mujeres periodistas durante la pandemia. Los ataques digitales van desde mensajes que incitan al odio, hasta difusión de información falsa, así como casos de acoso, hostigamiento, amenazas, intervención a sus dispositivos electrónicos, filtración o robo de información, suplantación y/o extorsiones.

“La violencia digital contra nosotras aumentó, aún cuando este es nuestro principal medio de trabajo ahora”.

Ni salud, ni seguridad

Si bien, muchos medios tomaron la decisión de enviar a sus equipos de redacción a trabajar a la distancia, el riesgo de contraer COVID-19al que se enfrentaron las reporteras al ejercer su labor periodística fue constante:

“El hacer coberturas en espacios cerrados, sin ventilación, o el hecho de que a veces las fuentes de información no se quieren poner cubrebocas, o los espacios en los que cubren no tienen medidas de salud fueron factores que hicieron que muchas contrajeran COVID”, sentencia Cirenia.

De las 289 periodistas encuestadas, el 66% adquirió COVID durante el ejercicio periodístico. Mientras que, el 34% abandonó su actividad profesional debido al virus de COVID-19. Y hasta el momento de la aplicación del sondeo (agosto de 2021), 27% tenía COVID-19.

En virtud de lo anterior, Cirenia, desde CIMAC, concluye diciendo que además del aumento en la carga laboral, el trabajo doméstico, la crianza de su hijas e hijos, el contraer COVID-19 se sumó a los factores que impactaron negativamente el desarrollo profesional de las periodistas.

“Recordemos que hombres y mujeres no participan de forma igualitaria y equitativa en las labores de hogar y en la crianza de los hijos e hijas, ahora suma todas las demás desigualdades de género que se vinieron a agudizar a causa de la pandemia”.

Covid-19: Sin freno éxodo de migrantes y violaciones a sus derechos humanos

En la Montaña, Tlachinollan y el Consejo de Jornaleros, documentó un éxodo de 14 mil 500 personas entre mujeres, hombres, niñas y niños que salieron a trabajar a los campos de otros estados del país


Texto: Beatriz García

Foto: Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de La Montaña

18 de enero del 2021

Chilpancingo

 

La pandemia de la Covid-19 no impidió el éxodo de jornaleros de Guerrero en 2021 hacia diferentes estados del país.

De acuerdo a la información del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y de la Subsecretaría de Migrantes Nacionales del Estado cerca de 35 mil de ellos salieron, entre mujeres, hombres, niñas y niños, pero las condiciones precarias de salud, educación, seguridad y vivienda no se resolvieron.

En un informe publicado el 29 de noviembre por el Centro de Análisis e Investigación Fundar documentó que pese a la pandemia y las restricciones por la misma, millones de personas continuaron trabajando en el campo, para llevar alimentos a sus hogares.

“Las y los jornaleros agrícolas trabajaron y trabajan a la par del personal médico, personal de enfermería, personas cuidadoras, repartidores de alimentos y las millones de trabajadoras esenciales que mantuvieron el país a flote durante 2020 y 2021”, precisa el texto.

El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan junto con el Consejo de Jornaleros Agrícolas en el estado tiene un panorama puntual de  lo que pasa con los migrantes nacionales, pues la Montaña es una de las regiones del estado que más éxodo de jornalero presenta.

En entrevista, el representante del área de Jornaleros de Tlachinollan, Paulino Rodríguez Reyes, confirmó que tan sólo en esta región de la Montaña el éxodo de migrantes no disminuyó, incluso con relación al 2020.

En la Montaña, Tlachinollan y el Consejo de Jornaleros, documentó un éxodo de 14 mil personas entre mujeres, hombres, niñas y niños que salieron a trabajar a los campos de otros estados del país.

Además, Tlachinollan tiene un registro del fallecimiento de 14 jornaleros en el 2021, algunos por accidentes y  tres por coronavirus.

Rodríguez Reyes precisó que además de tener un mismo número de migrantes que salieron a los campos a trabajar, lo hicieron en las mismas condiciones de precariedad.

“En las condiciones de traslados son pésimas en cuanto a camiones, inseguridad en el trayecto del camino, abuso de autoridad, tránsito, no se diga, igual las  condiciones laborales en los campos agrícolas, ahí por ejemplo, lo que ya se sabe la gente vive de su salario, o de lo que gana en el día sin prestaciones, seguridad social”, describió el defensor de derechos humanos.

Agregó que la mayoría de los campos o los estados donde migran los jornaleros son zonas agrícolas  donde no hay albergues ni guardería para que los hijos e hijas de las familias puedan apoyarse de ellas.

Rodríguez Reyes lamentó que siguen faltando políticas públicas del gobierno para atender la problemática y que es lo que más preocupa.

En 2021, dijo, que también con la pandemia nunca se supo si las familias se vacunaron contra la Covid-19, porque donde trabajan no se priorizó una campaña para ellos y así invitarlos a vacunarse.

Tlachinollan tiene el cálculo de que el 80 por ciento de los jornaleros no se vacunó contra el coronavirus.

El representante del área insistió que no hay un programa especial del gobierno que cobije a la población jornalera y el panorama que se vislumbra para este 2022 es similar.

Dijo que el Consejo de Jornaleros y Tlachinollan están pugnando para que se reactiven las mesas de trabajo de la Comisión Intersecretarial del estado para implemente un programa, y que ojalá en el primer trimestre del año se resuelva.

Esta Comisión nace en el 2011 y la conforman las diferentes dependencias del estado, con el objetivo de que haya atención a los jornaleros.

El defensor adelantó que tres secretarías ya se acercaron: la de Secretaría de Asuntos Indígenas y Afromexicanas, la Secretaría de Migrantes y la Secretaría de Salud. Estas tres dependencias  dialogaron con el Consejo de Jornaleros, quien entregó una agenda de trabajo, mientras que las dependencias prometieron buscar que se reactive la Comisión Intersecretarial y trabajar un planteamiento más integral.

 

Más de 35 mil migrantes de Guerrero salieron en 2021 a los campos agrícolas del país: subsecretaria de Migración Nacional

En entrevista con la subsecretaria de Migración Nacional de estado, Eleazar Marín Quebrado, coincidió que el éxodo de jornaleros no paró pese a la pandemia de la Covid-19 y cerca de 35 mil personas abandonaron sus casas para trabajar en los campos agrícolas.

Pero, reveló, que de enero a octubre que correspondió la atención al gobierno anterior, que encabezó el priista Héctor Astudillo Flores,  no se atendió el problema de los jornaleros.

La funcionaria asumió el cargo a principios de noviembre en el gobierno que encabeza la actual gobernadora Evelyn Salgado Pineda, y junto con otras dependencias reactivaron la Comisión Intersecretarial para que se diera la atención a este problema, a quienes se les planteó con datos estadísticos la situación.

Con las mesas de trabajo de la Comisión, dijo,  se instalaron dos módulos de salud en las Unidades de Servicios Integrales (USI) de Tlapa y de Chilapa que estaban inactivos donde se asignaron médicos, enfermeras y trabajadoras sociales.

La funcionaria informó que en el 2021 tanto en Chilapa como en Tlapa  se registraron 14 mil  jornaleros en cada uno, quienes salieron a diferentes partes del país, y sumando los jornaleros que salen de Ometepec, asciende a un total de 35 mil migrantes nacionales que cada año salen de sus lugares de origen.

Aseguró que en Tlapa se implementó que elementos de Seguridad Pública acompañen a los jornaleros a los límites del estado, además de que para  este año se pretende firmen convenios interestatales con autoridades de los estados receptores de jornaleros agrícolas.

Se supone que estos convenios son para vigilar que se respeten los derechos humanos de los jornaleros.

La subsecretaria agregó que para este año el objetivo es que el programa Sembrando Vida de la Secretaría del Bienestar ayude a disminuir el éxodo de migrantes.

 

Casos de COVID aumentan 201%: Salud registra 44 mil contagios más, nuevo récord en un día

Además, autoridades confirmaron 190 muertes más por la enfermedad, por lo que van al menos 300 mil 764 defunciones reconocidas oficialmente.


 

Texto: Animal Político

Fotografía: José Luis de la Cruz / Archivo

13 de enero de 2022

 

El aumento de casos de COVID en México ya es del 201% en una semana, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud.

La dependencia detectó 44 mil 187 casos recientes, para un acumulado de 4 millones 214 mil 253 casos, desde el inicio de la pandemia, la mayor cifra en el reporte diario.

Sin embargo, estima que 222 mil 221 (el 5%) son los casos activos de COVID, por presentar síntomas en días recientes.

Además, autoridades confirmaron 190 muertes más por la enfermedad, por lo que van al menos 300 mil 764 defunciones reconocidas oficialmente.

De acuerdo con el informe técnico diario, la red hospitalaria registra reducción de 85% en la ocupación con relación al punto más alto de la segunda ola epidémica en enero de 2021. En las últimas 24 horas la disponibilidad de camas generales es de 76%, mientras que la de camas con ventilador mecánico se sitúa en 85%.

Sobre el avance de la vacunación, con la aplicación de 440 mil 149 dosis este martes 11 de enero, se han aplicado en total 152 millones 755 mil 675.

Esta cantidad corresponde a 82 millones 548 mil 376 personas vacunadas, 91% con esquema completo.

Cuarta ola de Covid-19 alcanza a dependencias del gobierno del estado y Congreso

Los últimos datos de la Secretaría de Salud indican que hay 1,480 casos activos de Covid-19 en el estado, de los cuales 397 contagios y dos defunciones por esta causa se confirmaron en las últimas 24 horas.


 

Texto: José Miguel Sánchez
Fotografía: Oscar Guerrero
12 de enero 2022
Chilpancingo

 

Al menos dos funcionarios cercanos a la gobernadora Evelyn Salgado y burócratas de dependencias estatales y Congreso local se recuperan por Covid-19. La cuarta ola de la pandemia ha afectado también a las dependencias y cambiado dinámicas laborales.

El director de Comunicación Social, René Posselt Aguirre y el secretario de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, Eduardo Loria Casanova, están confinados debido a que se recuperan por la infección respiratoria.

Posselt Aguirre, quien es el vocero de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, resultó positivo a principios de este año y según versiones de sus allegados en los próximos días se reincorporará a sus labores debido a que tuvo en forma leve los síntomas del virus.

Trabajadores de la Secretaría de la Contraloría, se quejaron de que a pesar de que su jefe Eduardo Longoria se habría presentado a trabajar ya con la Covid-19, los están obligando a mantenerse en las oficinas.

Los empleados de esta Secretaría que pidieron se omitieran sus nombres para evitar alguna represalia dijeron que la semana pasada varios de ellos tuvieron contacto con Loria Casanova y temen haberse contagiado.

Señalaron que ellos no deberían de estar trabajando porque podrían tener el virus y contagiar a más compañeros de trabajo.

 

Nuevas medidas ante cuarta ola

En el Periódico Oficial que publicó este lunes el gobierno del estado establece como medidas sanitarias que en el Palacio de Gobierno todos los trabajadores utilicen el cubrebocas, además que en los accesos de cada edificio se les toma la temperatura y coloca gel antibacterial en las manos.

Personal de la Secretaría de Salud estatal instaló un módulo a un costado del auditorio «José María Izazaga», atrás del Palacio de Gobierno, en donde se les realizan pruebas rápidas a los trabajadores que tengan algún síntoma de la Covid-19.

En entrevista, la dirigente de la Sección VII del Sindicato de Servidores Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG) Socorro Sánchez Salmerón, confirmó que cuatro trabajadores de diversas dependencias estatales están enfermos de coronavirus.

La líder sindical señaló que será hasta el próximo lunes 17 cuando las autoridades estatales den a conocer una determinación sobre si la burocracia sigue laborando en forma normal o se establecen guardias rotativas.

“La indicación de la jefa de personal del Poder Ejecutivo Alicia Ventura es esperar esta semana para poder tomar una decisión adecuada”, dijo Socorro Sánchez.

Esto debido a que los trabajadores de base regresaron a sus funciones el pasado lunes 10 de enero, y a las autoridades se les hace poco tiempo para tener un diagnóstico de la situación sanitaria, a pesar de que los trabajadores de confianza regresaron a trabajar desde el día de 3 de enero, expresó.

Mencionó que en el módulo que instaló la Secretaría de Salud en la parte trasera del Palacio para aplicar pruebas rápidas de Covid-19 sólo se reparten 50 fichas al día cuando la planta laboral en la sede del Poder Ejecutivo es de 3 mil trabajadores.

Las pruebas se empiezan aplicar a las diez de la mañana pero los que acuden para que se les realicen tienen que llegar tres horas antes para hacer fila y obtener una ficha.

Se observó que varias trabajadores que hacían fila tosían o estornudaban.

En el regreso a las labores en el Congreso local, 12 trabajadores administrativos resultaron positivos de Covid-19 luego de que personal de la Secretaría de Salud inició las pruebas rápidas en el estacionamiento de esta sede del Poder Legislativo.

El coordinador de la fracción parlamentaria del PRI, Héctor Apreza Patrón, informó que ninguno de los legisladores que se presentaron a realizarse la prueba resultó positivo de coronavirus.

Ante los contagios de Covid-19 en el gremio burócrata, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, dijo que no se van a cerrar las oficinas del gobierno estatal y que se reforzarán las medidas sanitarias.

«Ya están saliendo los contagios (Covid-19) por todos lados», respondió a una presunta que le hizo un reportero luego de encabezar un acto oficial en la residencia oficial de Casa Guerrero este miércoles a mediodía junto con la nueva secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes.

Rebasan los mil casos activos de Covid-19

Los últimos datos de la Secretaría de Salud indican que hay 1,480 casos activos de Covid-19 en el estado, de los cuales 397 contagios y dos defunciones por esta causa se confirmaron en las últimas 24 horas.

Los casos activos se concentran principalmente en los municipios de Acapulco, Chilpancingo, Iguala, y Taxco.

 

Escuelas en Guerrero: clases híbridas ante aumento de casos por covid-19

En Chilpancingo dos maestros dan positivo al virus


 

Texto: Beatriz García

Foto: Óscar Guerrero

10 de enero del 2021

Chilpancingo

 

Escuelas en el estado optaron por reiniciar clases a distancia y otras más de una manera híbrida que permita no estar todos los días en las aulas, ello, ante el alto índice de contagios por Covid-19 y pese al llamado de las autoridades del estado de regresar a clases presenciales.

Las escuelas de preescolar, primaria, secundaria y telesecundaria que regresaron a las aulas lo hicieron al igual que el inicio del ciclo escolar en agosto del año pasado, asumiendo los costos económicos para tratar de cumplir con las medidas sanitarias.

Sin embargo, las autoridades educativas no han resuelto problemas como el de infraestructura, agua entubada y faltante de maestros, coincidieron maestros de la región centro, Montaña y el secretario general de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), Héctor Torres Solano.

El secretario de Educación, Marcial Rodríguez Saldaña, argumentó que estaba en reunión y no podía atender la entrevista cuyo objetivo fue conocer el panorama de este reinicio a clases.

El reinicio de clases se dio el pasado 3 de enero, pero hubo escuelas iniciaron clases hasta este lunes, ante el temor de que maestros, trabajadores de los planteles y alumnos estuvieran contagiados después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

En la inauguración del reinicio de clases presenciales el pasado 3 de enero, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda dijo que era muy importante el regreso a clases, que era la oportunidad de niños y niñas para prepararse.

En el mundo, sin excepción Guerrero, vive la cuarta ola de contagios por la Covid-19 y lo demuestran las cifras que a diario hacen públicas las autoridades de Salud en el Estado. Hasta este lunes el registro es de 1,123 casos activos, los casos nuevos confirmados en 24 horas son 48, pero esta cifra puede ser engañosa porque en fines de semana los registros disminuyen porque además los módulos de vacunación no trabajan, como lo han informado en otro momento las autoridades.

Un registro antes del actual  las autoridades de Salud informaron que en las últimas 24 horas se registraron 293 contagios, y un día antes de este se registraron 267 nuevos casos en ese mismo lapso de tiempo.

En Chilpancingo dos maestros dieron positivo a Covid-19: delegada de la CETEG

En Chilpancingo dos maestros de secundaria dieron positivo por coronavirus la semana pasada, lo que indica el riesgo inminente de regresar a las aulas, dijo en entrevista la delegada DIII-16-02 de la CETEG, Reyna Bello de Jesús.

La dirigente en la región Centro dijo que aunque las autoridades del estado insistan en el regreso a clases presenciales es arriesgado para los alumnos y maestros, porque no se sabe quiénes tuvieron contacto con personas Covid en vacaciones

La profesora dijo que no tenía la precisión de cuántas escuelas regresaron a clases presenciales en la región Centro, pero que la mayoría lo hizo de manera híbrida para evitar estar mucho tiempo en las aulas.

La maestra recientemente dialogo con profesores de la región y coincidieron que hay problemas que agudizan la situación de la pandemia, por ejemplo el hospital del ISSSTE –donde están subrogados los trabajadores de la educación- no les está dando todos los servicios después de los daños que sufrió con el temblor de septiembre pasado, tampoco hay medicamentos.

Agregó que otros problemas que aquejan a los planteles es que la SEG no ha atendido problemas de infraestructura, agua, internet, ni tampoco para mantener la higiene de la escuela, y en la medida de sus posibilidades  los maestros y padres de familia lo solventan.

En el inicio del ciclo escolar en agosto del año pasado, las autoridades de la SEG de la administración  anterior encabezada por el gobernador Héctor Astudillo Flores dijeron que se estaba proveyendo de insumos de higiene a las escuelas. Luego las autoridades del actual gobierno aseguraron que también lo estaban haciendo, pero a cinco meses del inicio de ciclo no es así.

“Quienes están sacando la educación sin recursos, son los docentes y son los más vulnerables, porque mandan a los niños, pero los papás anduvieron en fiestas”, destacó.

La maestra lamentó que el actual secretario de Educación  está impuesto por costos políticos no por experiencia pedagógica, y que entonces a los gobiernos no les importa la educación.


Niños, los más vulnerables ante la cuarta ola de Covid

Sigue leyendo Escuelas en Guerrero: clases híbridas ante aumento de casos por covid-19

La población es la responsable de evitar contagios Covid-19, sostienen autoridades ante cuarta ola de la pandemia

En el mundo y en Guerrero se vive la cuarta ola de contagios por la Covid-19, ahora con una nueva variante, Omicrón, que aun cuando no llega  al estado, los contagios por el virus SAR-CoV-2 continúan. Ante eso, las autoridades aseguran que la población es, en su mayoría, la responsable de prevenir los contagios.

Hasta la segunda ola de contagios, que se desarrolló principalmente en las fiestas decembrinas del año pasado, las autoridades estaban activas en actividades de prevención, información. Multaban negocios y a los choferes del transporte público que incumplían las medidas sanitarias. Esto ocurrió de manera particular en Chilpancingo.

A dos meses de que se cumplan dos años de que se declaró la pandemia de la Covid-19, el 20 de marzo del 2020, las medidas por parte de las autoridades, como un problema de salud pública, mermaron.

El jueves pasado, la secretaria de Salud del estado, Aidé Ibarez Castro, dijo a Amapola . Periodismo transgresor, que aun cuando distribuyen medicamentos en centros de salud y hospitales, hacen pruebas Covid-19 en las jurisdicciones y hospitales, la población tiene una responsabilidad primordial de evitar contagios, siguiendo las medidas sanitarias que las autoridades de salud indicaron, como uso correcto de cubrebocas, gel antibacterial, lavado de manos, sana distancia, evitar aglomeraciones y acudir a espacios cerrados.

A la par de este discurso, en Guerrero, sobre todo en diciembre pasado, las autoridades mantuvieron en pie las ferias de fin de año en los municipios, como en el caso de Chilpancingo y Chilapa, dos municipios de la región Centro que cada año realizan estas  celebraciones con espectáculos artísticos que permiten la presencia de cientos de personas.

En Chilpancingo es un claro ejemplo de lo que no se debía hacer. Expertos y autoridades estatales y federales advirtieron que por motivo de las festividades de diciembre se originaría una cuarta ola de contagios, además de la aparición de la variante Ómicron que propaga más rápido el contagio, pero con menos letalidad.

La alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, planteó de manera reiterada que la Feria de Navidad y Año Nuevo que concluyó ayer en las instalaciones ubicadas en la colonia Los Ángeles, se siguieron todos los protocolos sanitarios como que tomaron la temperatura y aplicaron gel antibacterial a los asistentes, además que solicitaron certificado de vacunación contra el SAR-CoV-2, de lo contrario, realizaron pruebas rápidas para detectar el virus. La feria no se realizó el año pasado.

De acuerdo a una consulta con asistentes a los eventos programados tanto en la plaza de toros Belisario Arteaga y el teatro del pueblo Rubén Mora Gutiérrez este fin de semana, a ninguno les pidieron sus certificado médico para ingresar ni tampoco observaron módulos de pruebas rápidas detección del SARS-CoV-2.

El secretario de Salud municipal, Cipriano Gutiérrez Castro, aseguró en un comunicado del viernes pasado que previo a esta festividad adquirieron 10,000 pruebas rápidas, y que en los 20 días que llevaba la feria aplicaron 1,831 y de éstas 56 fueron positivas, pero que la mayoría eran visitantes de Querétaro, Oaxaca, Sinaloa y Ciudad de México, y de municipios locales como Iguala y Acapulco.

Según dijo el funcionario, la mayoría eran asintomáticos y a los positivos no se les permitió la entrada a la feria ni a sus acompañantes, aunque llevaran certificado de vacunación.

En las instalaciones de la feria se instalaron negocios de diferentes giros: ropa, trastes, comida, bares y juegos mecánicos. Mientras que en la plaza de toros se realizan corridas y bailes amenizados por grupos musicales y solistas. El martes pasado, fue de las noches que más repleta se vieron las instalaciones de la feria, ante la presencia del grupo musical El Recodo; no hubo sana distancia, ni uso correcto del cubrebocas y mucho menos pidieron el certificado de vacunación.

Además en el espacio del teatro del pueblo, todos los días hay conciertos musicales y artísticos, no es posible la sana distancia, además, las personas suelen quitarse el cubrebocas para consumir alimentos.

El 6 de enero, Día de los Reyes, la administración municipal invitó a los niños de Chilpancingo a las instalaciones de la feria para regalarles juguetes y rosca.

En el caso del zócalo de Chilpancingo, como medida de prevención para evitar contagios, las autoridades anteriores decidieron cerrarlo desde marzo de 2020 hasta mayo pasado, pero asumiendo que la población debía responsabilizarse de las medidas sanitarias.

Antes, en el trasporte público, las autoridades de Tránsito y Vialidad hacían operativos para verificar que en las unidades se respetaran las medidas sanitarias, pero ahora nada de este continúa.

En los comercios, tan sólo del primer cuadro de la ciudad, la situación es similar al trasporte, son pocas las personas que ofrecen gel antibacterial y tapetes desinfectantes de calzado.

En los mercados, como el central, el Baltasar R Leyva Mancilla, los comerciantes no suelen usar gel antibacterial y ofrecen fruta a los compradores sin desinfectarla entre las aglomeraciones.

El senador y padre de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, Félix Salgado Macedonio dijo el jueves pasado que en esta semana Guerrero retrocederá a semáforo naranja, ante el alza de contagios de coronavirus, resultado de las fiestas decembrinas. Las autoridades del estado no lo han hecho oficial y las federales informaron que esperarán hasta el próximo 23 para determinar qué pasa con los colores del semáforo.

El módulo de tomas de muestra para detectar SAR-CoV-2 que instalaron las autoridades municipio en la alameda Granados Maldonado, las largas filas son visibles desde el lunes pasado.

En el último registro epidemiológico de las autoridades de Salud del estado que hicieron público ayer domingo, indica que Guerrero mantiene 1,114 casos activos de coronavirus, de estos 293 se registraron en las últimas 24 horas y una defunción en el mismo lapso de tiempo.

Los 1,114 casos activos se concentran principalmente en: Acapulco de Juárez, con 472; Iguala, 170; Chilpancingo, 151; Taxco, 118; Zihuatanejo, 48; Chilapa, 21; Pungarabato, 18; Ometepec, 14; Tixtla, 13 y Tlapa, 11.

De las 477 camas  habilitadas para pacientes Covid con ventilador para respiración artificial, se encuentran ocupadas 34, que representa el 7 por ciento y de las 1,017 camas para atención médica general están ocupadas 563, el 53 por ciento.

 

Texto: Beatriz García – Fotografía: Oscar Guerrero – 10 de enero del 2022 – Chilpancingo


Te puede interesar – ¿Sabes qué afecciones ocasiona el Omicrón y cuáles son los servicios de salud disponibles en Guerrero?

En México se analizan al mes 2.5% de las muestras de pruebas positivas COVID para conocer la variante


Texto: Andrea Vega / Animal Político

Fotografía: Amapola Periodismo / Archivo

7 de enero del 2022

De todas las pruebas COVID que se hacen en México, solo se analizan para saber qué variante está causando la infección, 2 mil 500 de las muestras que dan positivo por PCR. Las que se usan para test de antígenos no sirven para este análisis.

Las que se analizan se eligen por regiones, para tener una representatividad de todo el país, sobre todo de zonas con mucha población o fronterizas con alta movilidad. Pero las muestras deben tener ciertas características, como una cierta cantidad de material genético. Por eso a las personas no se les dice qué variante tienen, porque son pocas muestras de las que se hace la secuenciación y ese estudio es posterior a que se confirma el positivo.

Así lo explican a Animal Político, cinco integrantes del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómina (CoVigen-Mex), que se conformó para ayudar a la Secretaría de Salud justamente en la identificación y el monitoreo de las variantes de virus respiratorios que circulan en el país.

Para saber qué variante está circulando se hace una secuencia del genoma del virus de una muestra, tomada a una persona que ha dado positivo por PCR. El genoma es el compendio de toda la información genética de un organismo. Lo que se hace es determinar cada una de las bases o de las letras que conforman a un virus.

Con programas de cómputo se comparan las nuevas secuencias con las del virus original, por ejemplo, el de Wuhan, China, y se determina cómo ha variado.

Carlos Arias, coordinador del CoViGen-Mex e investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, precisa que si hasta hace dos semanas había aproximadamente unas 100 mil muestras positivas al mes y si se secuencian 2 mil 500 en ese mismo periodo, eso da un porcentaje de 2.5%. Pero si suben las pruebas positivas, como está sucediendo, ese porcentaje irá bajando, porque el número que se secuencia se mantiene más o menos fijo.

De la secuenciación de las muestras se encargan el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), el Instituto de Medicina Genómica (Inmegen) y otras instituciones que participan en el CoViGen-Mex como el Instituto de Biotecnología (IBT) de la UNAM, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (Ciad). Todas estas instituciones suben sus hallazgos al Gisaid, una plataforma internacional donde se reportan los datos de las variantes en todos los países.

En esta plataforma es donde se tiene registrado que en México, hasta el momento, hay confirmados 368 casos de ómicron, distribuidos en 15 estados, aunque la mayoría se encuentran en Ciudad de México, donde hay 267.

Hacer la secuenciación del genoma de virus, para determinar qué variante es, es un procedimiento caro, dice Arias. El costo es de más o menos 50 dólares (unos 5 mil pesos) por cada secuencia. “En 2021 tuvimos apoyo para secuenciar 12 mil muestras en todo el año y este año estamos solicitando una ampliación. Tenemos presupuesto para los primeros dos meses, pero Conacyt está interesado en apoyarnos”.

Alejandro Sánchez, también investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM e integrante del CoViGen-Mex, precisa que el Conacyt los apoya, pero con la desaparición de los fideicomisos, deben esperar hasta que baja el presupuesto y demás y el dinero lo irán recibiendo hasta marzo. “Tenemos que trabajar casi dándole crédito al gobierno y eso es un cuello de botella”.

El coordinador del CoViGen-Mex dice que lo secuenciado en México está muy por debajo de los números, por ejemplo, de Dinamarca que secuencia el 70% de sus muestras, pero que aun así ese porcentaje da una idea clara de lo que sucede en el país.

En eso de que se secuencia lo suficiente coincide con él Sánchez. “En Sudáfrica hacían la secuenciación de 500 muestras al mes y encontraron la variante beta, con una población de 60 millones de personas. Claro, en vigilancia genómica más siempre es mejor, pero el problema son los recursos, primero los financieros, después la disponibilidad de material para hacer los muestreos, en el mundo hay escasez de plásticos, y luego los recursos humanos, en cada laboratorio tenemos dos o tres personas que hacen 500 muestras cada semana, más todas las muestras que se procesan para otros fines de investigación”. Arias describe que las muestras que se eligen para secuenciar provienen de todo el país, pero predominan las de estados con mucha actividad turística, como Jalisco, Baja California Sur, Guerrero, también las de lugares que son fronteras con paso internacional como Baja California Norte, Chiapas, y, por supuesto, las de los centros de alta densidad poblacional, como la Ciudad de México.

Los resultados se suben al Gisaid, aunque la información que ahí se presenta tiene un retraso de al menos dos semanas, que es lo que tarda todo el trabajo de determinar las variantes en las muestras y subir la información a la plataforma.

“Como se buscan muestras de ciertas zonas y que tengas ciertas características, como una determinada cantidad de material genético, más o menos tarda una semana reunir 500 muestras y enviarlas, por ejemplo, a nuestro laboratorio. Después tardamos otra semana en hacer la secuenciación y más o menos otros tres o cuatro días en el análisis bioinformático (que es ver los cambios respecto a la secuencia original). Luego se prepara un reporte que se entrega al InDRE y a la Secretaría de Salud y que nosotros hacemos público en la página del consorcio”, explica Alejandro Sánchez.

Ese trabajo podría hacerse más rápido si se contará con equipos portátiles y personal para secuenciar en los hospitales o en los lugares donde se toma la muestra, así se podrían tener los resultados en 48 horas y se tomarían decisiones más rápidas de política pública, pero no hay presupuesto para esto.

¿Una persona debería saber qué variante tiene o no es relevante?

Respecto a si a las personas se les debería comunicar qué variante tienen, los especialistas coinciden en que esto, a nivel individual no es relevante, solo a nivel epidemiológico y para la toma de decisiones de gobierno.

José Campillo, biólogo y virólogo de la Facultad de Ciencias de la UNAM y también integrante del CoViGen-Mex, explica para todos los casos de COVID el tratamiento y las recomendaciones son las mismas, eso no se modifica, por eso para las personas no es relevante saber qué tipo de variante tienen.

“Eso es para los epidemiólogos, para las autoridades sanitarias de los países, para saber qué variantes hay circulando, cuál puede ser la predominante y qué decisiones se toman, si se hacen cercos sanitarios, por ejemplo”, abunda. Para las personas, dice, lo importante es saber si tienen COVID o no, para avisar a sus contactos, hacer cuarentena y estar alerta por cualquier complicación.

Clínicamente no es algo que deba preocuparle a las personas el tipo de variante que tienen, confirma Andreu Comas, médico virólogo y epidemiólogo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, y también integrante del CoViGen-Mex. La importancia es a nivel epidémico, para conocer del surgimiento de nuevas variantes, cómo se distribuyen, cómo es la importación, cómo es la transmisión local, si hay riesgo de evasión de las vacunas o de los anticuerpos monoclonales.

A nivel paciente, agrega, solo es relevante analizar qué variante está causando la infección cuando, por ejemplo, se empiezan a ver casos graves en personas que no deberían presentar cuadros graves, por su edad o su condición de salud, “sí hay que ver si es una nueva variante, cepa, o subtipo del virus la que está causando cuadros más severos”.

Sobre si importa saber la variante porque hay unas que causan cuadros más severos, como delta y otras más leves, como ómicron, los especialistas coinciden en que aún no hay estudios concluyentes para decir que de verdad ómicron causa cuadros menos graves.

“Todavía no hay evidencia contundente de que ómicron produzca casos más leves, no hay los estudios suficientes aún para decir que por la misma naturaleza del virus los casos no se tornen severos, por eso no hay una ventaja clínica en que cada paciente sepa cuál es la variante que tiene, porque las recomendaciones clínicas son las mismas”, sostiene Guillermo de Anda Jauregui, integrante del CoViGenMex e investigador en ciencias biomédicas.

Aunque, dicen los especialistas, los estudios preliminares y la evidencia parece mostrar que ómicron infecta los bronquios, pero no tanto a otros órganos como el pulmón, los riñones, el corazón, el hígado, como en el caso de otras variantes. La vacunación también es un factor fundamental para que los cuadros no se tornen graves.

Pero las recomendaciones siguen siendo las mismas: vacunarse, ponerse los refuerzos de las vacunas en cuanto sea posible, sana distancia, lavado de manos, cubrebocas bien puesto en nariz y boca y ventilación de espacios, y, por lo tanto, evitar las aglomeraciones y los lugares cerrados y mal ventilados.

 

Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.

 

Salir de la versión móvil