“La pandemia puso en riesgo la salud, seguridad e integridad de las mujeres periodistas en México”: CIMAC

La encuesta Impacto de la COVID-19 en las periodistas: precariedad y violencia elaborada por la Red Nacional de Periodistas y Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC) da cuenta de la precariedad y la violencia en la que las mujeres periodistas deben ejercer su labor.

Para conocer las violencias que viven las profesionales del periodismo, CIMAC, aplicó una encuesta a 289 mujeres periodistas en las 32 entidades federales. Los resultados evidencian que, si bien, ciertos tipos de violencia ya eran recurrentes antes de la crisis sanitaria, tanto dentro como fuera de las redacciones (como el acoso y el hostigamiento sexual), la pandemia vino a agudizar muchas otras desigualdades, como la brecha salarial y el acceso a condiciones de trabajo justas.


Texto: Samantha Anaya / Zonadocs

Ilustración: Zonadocs

24 de enero de 2022

 

El 2021 fue un año violento para las periodistas en México. La encuesta Impacto de la COVID-19 en las periodistas: precariedad y violencia elaborada por la Red Nacional de Periodistas, Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), muestra que el 73% de las encuestadas vivieron violencia psicológica a través de insultos, comentarios sobre su persona o físico y desvalorización de su trabajo.

La encuesta fue realizada a 289 mujeres profesionales del periodismo en los 32 estados del país.

Previo a la pandemia, la violencia contra las periodistas ya era una constante en el día a día de su labor. El informe de CIMAC, Herencia de un sexenio: simulación y desplazamiento. Violencia contra las mujeres periodistas 2021-2018, menciona que el descrédito social de su trabajo y su palabra, son algunas de las principales consecuencias que enfrentan al ser violentadas.

El documento señala que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto las denuncias que realizaron no fueron escuchas y, por el contrario, fueron acusadas de “mentirosas, exageradas o locas”, incluso, aquellas mujeres que recibieron amenazas de violación o asesinato de sus hijas e hijos.

Entre los tipos de violencia que vivieron con mayor frecuencia las profesionales de la información en este periodo de tiempo fueron: actos de intimidación 19.56%; amenazas 13.39%; hostigamiento 11.51%; agresiones físicas 10.15%; bloqueo informativo 8.69%; campañas de desprestigio 7.22% ; y el uso desproporcionado de la fuerza pública 6.28%.

 

Al igual que en otros ámbitos sociales, la pandemia de la COVID-19 vino a agudizar las agresiones contra las mujeres periodistas. Tan sólo, en 2021, 5 de cada 10 identificaron que vivieron violencia sexual a través de tocamientos no deseados, insinuaciones, llamadas o mensajes con contenido sexual, invitaciones sexuales de sus fuentes de información y compañeros de trabajo.

Cirenia Celestino Ortega, periodista e integrante de CIMAC, comparte que la violencia contra las periodistas se vive tanto dentro como fuera de las redacciones:

“Al exterior, sabemos que México es de los países más peligrosos para ejercer la labor periodística. Todo lo que ellas realizan siempre tiende a verse con cierta connotación sexual. Y, al final, todas esas violencias son obstáculos para el ejercicio de la labor periodística”.

En ese sentido, la periodista explica que tal afirmación tiene sentido en virtud de la “violencia externa” que reciben de parte de los funcionarios públicos, quienes son los primeros agresores. De acuerdo con la cartografía de casos de violencia contra periodistas mujeres de la Red, del 11 de marzo de 2020 (fecha en que se decretaron las medidas de confinamiento y sana distancia por la COVID-19) al 31 de diciembre de 2021, fueron registradas 437 agresiones en México, de las cuales 11 tuvieron lugar en Jalisco. De este total, 182 ataques corresponden a casos de violencia institucional.

De igual forma, la violencia y las desigualdades continúan al interior de las redacciones:

“Notamos que estas marcas de género se pueden ver en la brecha salarial. A esto se suma la ausencia de derechos laborales, jornadas laborales que no permiten conciliar la vida laboral con la vida profesional. Ellas reportan que cuando hay cursos de capacitación a ellas se les capacita menos y se les da prioridad a los compañeros hombres. Todo esto va significando obstáculos en su desarrollo profesional”.

Aunado a la violencia de género que ya vivían las profesionistas y especialistas, con la pandemia se agravó la precariedad laboral, pues en medio de este contexto las empresas mediáticas tuvieron que tomar decisiones para poder continuar, “desde reducir su plantilla, mandar a algunas personas a trabajar desde casa, y muchos otros tuvieron que cerrar”. En la encuesta se demuestra que sólo el 30% de las encuestadas señaló que el medio donde labora tomó alguna medida para sobrevivir económicamente a la pandemia.

Asimismo, de cada 10 periodistas:

  • 7 debieron trabajar con sus propias herramientas durante la pandemia.
  • 5 recibieron de su medio medidas y materiales para prevenir contagios del virus.
  • 3 recibieron de su medio medidas para proteger su seguridad en la cobertura durante la pandemia.
  • 1 reconoció que su medio hizo alguna acción o buena práctica específica para mujeres periodistas como comprensión a sus responsabilidades familiares.

Aunado a ello, el 72% reportó que ahora deben laborar sin horario fijo, lo que dificulta la conciliación de la vida personal y profesional.

Para el 77% la contingencia sanitaria significó un incremento en sus gastos. Al trabajar en casa ajustaron sus gastos para pagar el servicio de internet, comprar algún dispositivo electrónico, el gas, la luz y el agua. También, deben comprar frecuentemente sanitizante, cubrebocas, gel antibacterial, pruebas covid, medicamentos. Y tan sólo el 31% de las periodistas encuestadas ganan más de $10,000 MXN mensuales.

Violencia digital

“Cuando tuvimos que trabajar desde casa, el riesgo de ser víctimas de violencia digital aumentó”.

 

El trabajo a distancia significó para las periodistas estar mayormente expuestas a las redes sociales y demás medios digitales, pues, además de su trabajo como reporteras, durante la pandemia el 49% tuvo que conseguir un trabajo adicional.

Cirenia Celestino añade que del 11 de marzo de 2020 a septiembre de 2021, registraron 397 agresiones virtuales contra mujeres periodistas, y los principales ataques que denuncian tienen que ver con bloqueos informativos, seguidos de amenazas y ataques directos, es decir, que la violencia digital aumentó en un 70% contra mujeres periodistas durante la pandemia. Los ataques digitales van desde mensajes que incitan al odio, hasta difusión de información falsa, así como casos de acoso, hostigamiento, amenazas, intervención a sus dispositivos electrónicos, filtración o robo de información, suplantación y/o extorsiones.

“La violencia digital contra nosotras aumentó, aún cuando este es nuestro principal medio de trabajo ahora”.

Ni salud, ni seguridad

Si bien, muchos medios tomaron la decisión de enviar a sus equipos de redacción a trabajar a la distancia, el riesgo de contraer COVID-19al que se enfrentaron las reporteras al ejercer su labor periodística fue constante:

“El hacer coberturas en espacios cerrados, sin ventilación, o el hecho de que a veces las fuentes de información no se quieren poner cubrebocas, o los espacios en los que cubren no tienen medidas de salud fueron factores que hicieron que muchas contrajeran COVID”, sentencia Cirenia.

De las 289 periodistas encuestadas, el 66% adquirió COVID durante el ejercicio periodístico. Mientras que, el 34% abandonó su actividad profesional debido al virus de COVID-19. Y hasta el momento de la aplicación del sondeo (agosto de 2021), 27% tenía COVID-19.

En virtud de lo anterior, Cirenia, desde CIMAC, concluye diciendo que además del aumento en la carga laboral, el trabajo doméstico, la crianza de su hijas e hijos, el contraer COVID-19 se sumó a los factores que impactaron negativamente el desarrollo profesional de las periodistas.

“Recordemos que hombres y mujeres no participan de forma igualitaria y equitativa en las labores de hogar y en la crianza de los hijos e hijas, ahora suma todas las demás desigualdades de género que se vinieron a agudizar a causa de la pandemia”.