Levanta Cipog-EZ bloqueo en carretera después de diálogo con funcionarios públicos

La organización le dio cuatro días a las autoridades para resolverles sus demandas, la principal de ellas es dar con el paradero de dos jornaleros desparecidos que forman parte de sus pueblos 


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Cipog-EZ 

24 de agosto del 2023

Chilpancingo 

 

El Concejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (Cipog-EZ) que mantuvo bloqueada por cinco días la carretera interestatal Chilapa-José Joaquín de Herrera, a la altura del poblado de Alcozacán, para exigir la aparición con vida de dos de sus integrantes desaparecidos, liberó esta mañana la vía de comunicación después de un acuerdo con la Secretaría General de Gobierno.

A través de un comunicado, el Cipog-EZ informó que “derivado de los diálogos establecidos con Francisco Rodriguez Cisneros, director de Gobernación en Guerrero y Ludwig Marcial Reynoso secretario general de Gobierno en Guerrero, se llegó a un acuerdo parcial en el cual se comprometen a dar seguimiento a las demandas exigidas por los pobladores”.

Las exigencias de los pobladores son la aparición con vida de Nicolás Rodríguez Díaz y Ángel Villalba Salvador, quienes desaparecieron la mañana del jueves 17 de agosto, después de llegar a Chilpancingo provenientes de los campos agrícolas de Sinaloa, de acuerdo con la versión del Cipog-EZ.

Además, el Cipog-EZ pidió la desarticulación del grupo criminal Los Ardillos y la detención de su dirigente, Celso Ortega Jiménez, a quienes señala de ser los responsables de la desaparición de sus compañeros y de ser los provocadores de la violencia en la Montaña baja de Guerrero.

“Se decide terminar el bloqueo de la carretera Chilapa-José Joaquín de Herrera con la promesa de retomar nuevamente el bloqueo si las autoridades de gobierno no cumplen con lo acordado”, mencionó el Cipog-EZ.

La organización otorgó al gobierno estatal un plazo de cuatro días para ver resultados en sus peticiones, es decir, si el martes próximo no ven avances, advierten que tomarán “otras acciones acompañadas con el bloqueo de la carretera, sin tregua alguna”.

La semana del 13 al 20 de agosto, el Cipog-EZ fue blanco de la violencia que hay en Chilapa de Álvarez, en la zona denominada Montaña baja, donde, de acuerdo con fuentes de seguridad, opera el grupo criminal Los Ardillos.

El domingo 13 de agosto civiles armados asesinaron a balazos a dos integrantes de la organización cuando cargaban combustible en una gasolinera de Chilapa.

Las víctimas fueron Esteban “N”, de 40 años y su hijo Juan “N”, de 16 años, ambos vecinos de la comunidad de Xochitempa, municipio de Chilapa.

El Cipog-EZ es una organización campesina y de pueblos originarios con presencia en la Montaña baja de Guerrero; crearon un grupo de autodefensa para protegerse, dijeron, del grupo criminal de Los Ardillos

Marcha el Cipog-EZ en Alcozacán para exigir la aparición con vida de Ángel Villalba Salvador y Nicolás Rodríguez Díaz, el 19 de de agosto del 2023. Foto: Cipog-EZ

Aparecen en video dos desaparecidos del Cipog-EZ y mencionan que forman parte de un grupo criminal

La organización denuncia que lo hicieron mediante tortura y en un intento de conservar la vida


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Cortesía Cipog-EZ 

22 de agosto del 2023

Chilpancingo

 

Después que ayer circuló un video donde dos de los tres integrantes desaparecidos del Consejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (Cipog-EZ) aparecen atados de manos, sin playera y declaran ser integrantes del grupo criminal Los Tlacos, su organización reportó que dichas declaraciones fueron obtenidas mediante tortura y en un intento, de sus compañeros, de salvar sus vidas.

El viernes pasado, el Cipog-EZ denunció la desaparición de tres de sus integrantes provenientes de los campos agrícolas de Sinaloa; son Nicolás Rodríguez Díaz, Marcelino Hernández Tecorral y Ángel Villalva Salvador, con quienes perdieron comunicación en su viaje en una Urvan del transporte público de la ruta Chilpancingo-Chilapa.

El promotor del Cipog-EZ, Jesús Plácido Galindo, dijo que los tres desaparecidos son jornaleros migrantes que regresaban de trabajar de Sinaloa.

Mediante un comunicado el Cipog-EZ explicó que ellos llegaron a la terminal de autobuses de Chilpancingo alrededor de las siete de la mañana del jueves, después se trasladaron a la base de urvans de la ruta del transporte público Chilpancingo-Chilapa y desde entonces perdieron la comunicación con ellos.

Ayer circuló en redes sociales un video donde aparecen dos hombres que se identifican como Ángel Villalba Salvador y Nicolás Rodríguez Díaz. Están sentados en la tierra, al parecer atados de manos, sin playera y mirando a la cámara que los graba.

El primero en hablar es quien dice ser Ángel Villalba Salvador, y que es originario de Zacapexco. “No venimos de Sinaloa, venimos de Río Balsas, somos sicarios de Los Tlacos”, comenta.

La declaración es interrumpida por Nicolás Rodríguez Díaz, quien reafirma que no llegaron de Sinaloa, y que ambos fueron enviados a Nuevo Balsas «por órdenes de los dirigentes de la Policía Comunitaria de Rincón de Chautla, David y Bernardino Sánchez Luna, además del dirigente del Cipog-EZ, Jesús Plácido Galindo».

Esta mañana, el Cipog-EZ, a través de un comunicado, expuso que las declaraciones de sus compañeros desaparecidos fueron obtenidas después de ser torturados por integrantes del grupo criminal Los Ardillos.

El Cipog-EZ advirtió que en el video que circula en redes sociales sus compañeros Ángel y Nicolás fueron obligados a confesarse como «sicarios».

“Las declaraciones las hacen privados de su libertad, son declaraciones forzadas, bajo tortura, con la desesperanza, como si fuera el último intento de salvar sus vidas, donde aparecen sin playera, con hematomas y signos de tortura y la mirada fija hacia la cámara”, es un párrafo del comunicado del Cipog-EZ.

En el escrito de esta mañana, el Cipog-EZ detalla cómo ocurrió la desaparición de sus compañeros.

«Fueron secuestrados en el tramo carretero que va de Chilpancingo a Chilapa, en el crucero de Ayahualulco, donde hay un retén militar y estatal. Es ahí donde fueron detenidos nuestros compañeros cuando viajaban en una urvan rumbo a Chilapa, por cuatro hombres fuertemente armados, con ropa de Policía Estatal y una patrulla de la Policía Estatal».

La organización señaló como responsables de estos hechos a Los Ardillos, grupo dirigido por Celso Ortega Jiménez, hermano del diputado local Bernardo Ortega.

Por el uso de uniformes y vehículos oficiales durante la privación de sus compañeros, el Cipog-EZ denunció que existen vínculos entre los elementos de seguridad y los grupos criminales.

Integrantes del Consejo Indígena y Popular de Guerrero (Cipog-EZ) durante su marcha el pasado sábado para exigir la aparición con vida de tres de sus integrantes. Foto: Cortesía Cipog-EZ

 

Desaparecen tres jornaleros del Cipog-EZ

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Oscar Guerrero/ Archivo

18 de agosto del 2023

Chilpancingo

 

Nicolás Rodríguez Díaz, Ángel Villalba Salvador y Marcelino Hernández Tecorral, tres jornaleros integrantes del Concejo Indígena y Popular de Guerrero – Emiliano Zapata (Cipog-EZ) que llegaron de Sinaloa ayer, desaparecieron durante el trayecto de Chilpancingo a Chilapa.

De acuerdo con la información del Cipog, el objetivo de Nicolás, Ángel y Marcelino era llegar a Zacapexco, su comunidad natal. Arribaron a Chilpancingo a las siete de la mañana de ayer (17 de agosto) provenientes de los campos agrícolas de Sinaloa, y abordaron una Urvan del transporte público Chilpancingo – Chilapa; esa fue la última vez que tuvieron contacto con ellos.

«Se ha perdido toda comunicación con ellos», difundió el Cipog-EZ en un comunicado.

El Cipog-EZ llamó a los instituciones de derechos humanos y al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) a intervenir para la búsqueda y localización de los jornaleros.

«Responsabilizamos al presidente (municipal de Chilapa) Aldy Esteban Romá, a los síndicos Nestor Parra Domínguez y Rosa Elena Chávelas Gutiérrez por la desaparición de los compañeros y la permisibilidad de todos los asesinados, desapariciones forzadas y crímenes de lesa humanidad que se perpetran en contra de los pobladores indígenas», se lee en un comunicado del Cipog-EZ.

Esta es la segunda agresión que integrantes del Cipog sufren en menos de una semana.

El domingo 13 de agosto civiles armados asesinaron a balazos a dos personas mientras cargaban combustible en una gasolinera de Chilapa.

El informe policial mencionó que alrededor de las once de la mañana en la gasolinera Jardines, ubicada en la avenida Eucaria Apreza, una de las principales de Chilapa, a unos metros de mercado central, se reportaron detonaciones de arma de fuego.

Los hombres armados llegaron a la estación de servicio y dispararon contra la persona que estaba afuera de un camioneta marca Nissan doble cabina y después dispararon contra la otra persona permaneció dentro del vehículo.

Las víctimas fueron Esteban «N», de 40 años y su hijo Juan «N», de 16 años, ambos vecinos de la comunidad de Xochitempa, municipio de Chilapa e integrantes del Cipog.

En un comunicado después del ataque contra Esteban y Juan, el Cipog señaló al grupo criminal Los Ardillos de ser los responsables del crimen y exigió al gobierno del estado justicia y castigo a los responsables.

«Nos están asesinando y ningún gobierno llámese municipal, estatal o federal nos protege», reportó esta mañana el Concejo.

El Cipog-EZ es una organización campesina y de pueblos originarios que opera en la Montaña baja de Guerrero, su activismo en defensa del territorio y los derechos de las comunidades los llevaron a crear un grupo de autodefensa para protegerse del grupo criminal de Los Ardillos.

Integrantes del Cipog-EZ protestan durante una visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, el 21 de octubre del 2022, a la Montaña de Guerrero para exigir seguridad y un alto a Los Ardillos. Foto. Oscar Guerrero (Archivo Amapola)

 

La Tigrada de Chilapa, una tradición que tiene un viraje a uso político de autoridades locales

Texto: Margena de la O

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilapa

La Tigrada de Chilapa, considerada como una tradición para los habitantes del municipio, es una celebración que ha tomado aspectos de carnaval por intervención de las autoridades municipales que le dan un uso político.

Esta fue la sensación de los asistentes a la celebración en la cabecera municipal, donde lo que más impactó fue la verbena popular nocturna que rompió con el contexto.

La celebración, de manera original, al menos así lo recuerdan los habitantes, está asociado a las niñas y a los niños del pueblo, quienes son los protagonistas de las “correteadas”. Unos vestidos de tigres y otros de perros con la cara tapada; en una especie de juego comenzaban a perseguirse y a provocarse. Ganaba el equipo que logra capturar al rival, quienes después enfrentan un castigo: solían amarrarlos a un poste y hacerles comer algo picoso hasta que su manada acudía a rescatarlos.

Así transcurría el juego las tardes del 1 al 15 de agosto en las calles más concurridas de la comunidad.

Hubo cronistas locales que les adjudicaron a la celebración una carga de ritualidad de la petición de lluvia de la zona nahua de Guerrero, pero el profesor Luis Aguilar Nava, uno de los cronistas más conocidos del municipio le suprime esa asociación, al aclarar que el tigre de Chilapa sólo es una figura de diversión que se convirtió en una tradición del pasado reciente.

En otras partes de nahuas de Montaña baja, como en el municipio de Zitlala o en la comunidad de Acatlán, que pertenece a Chilapa, los tigres sí son rituales, es decir, asociados a la cosmovisión de sus antepasados.

“El tigre de Chilapa es un tigre para la diversión no para el ritual. En Chilapa, el tigre de hace 50 años se dedicaba corretear en las calles a niños y a espantar a señoritas”, menciona el profesor.

La celebración tampoco tenía un nombre establecido. Sólo decían “ya vienen los tigres” para hacer referencia a que se acercaba agosto y el juego de los niños y las niñas en las calles.

El cierre de las «correteadas» coincide con el Día de la Asunción de la Virgen María, conocida también como la Virgen de las Manzanas, que tiene su templo justo en la catedral de la cabecera municipal, el máximo recinto católico del municipio, que suele ser visitado también por ciertos tigres en estas fechas, pero en realidad no tienen conexión.

El aspecto ceremonial y la religión son dos elementos que suelen conjugarse en casi todos los rituales de petición de lluvias de la zona nahua, pero éste no es el caso.

Durante los últimos años, esta celebración viró a una verbena con el nombre de La Tigrada: un contingente de personas, en su mayoría hombres, de todas las edades, vestidos de tigres y con máscaras llamativas que recorren las principales calles de la cabecera municipal, acompañado de grupos con representaciones tradicionales de otras partes del estado.

Estos felinos en realidad son jaguares, porque son los ejemplares que habitan en las serranías de Guerrero, pero durante la Conquista, los españoles los confundieron con tigrillos, y es muy probable que derivado de la fusión de culturas, en las ritualidades de Guerrero fuera apropiado como tigre, de acuerdo con las reflexiones de una historiadora local.

Aguilar Nava comparte que el nombre en realidad fue instaurado apenas a finales de los ochentas, y que desde el período del alcalde Sergio Dolores Flores (2009-2012) hay una intervención directa del Ayuntamiento en la celebración.

En el contingente de este año de La Tigrada estuvo Óscar Abarca, un joven que lleva más de 20 años en ser un tigre de agosto en Chilapa, de donde es originario. Esta vez participó junto a amigos y familiares, entre ellos su hijo pequeño y esposa, por una tradición que siguen en casa, y no por poseer la máscara de tigre más grande o llevar la banda de música más potente, elementos en los que, cree, sostienen la celebración en la actualidad.

Pero, a su juicio, la tradición está en el pasado, en su época de niño. “La tradición que nosotros llamamos La Tigrada, es salir nosotros como niños y torear, atraer al tigre, para que nos correteara, nos alcanzara y nos hiciera una travesura, un castigo por hacer eso”, comenta.

Hay aspectos importantes que han modificado La Tigrada en Chilapa, como el uso político que le dan las autoridades locales, y eso fue visible anoche, en el zócalo donde había un templete con la primera plana de la administración municipal, encabezada por el alcalde Aldy Esteban Román, vestido de tigre. Desde ahí recibió y entregó reconocimiento a los ediles y servidores públicos de los otros municipios que llevaron contingente al recorrido de tigres ayer.

Después hubo un baile en el zócalo para cerrar la celebración.

“Todo lo politizan y no, no es el caso, nosotros lo hacemos por tradición”, agrega Óscar.

En esto también coincidió un hombre que circulaba por el zócalo vestido de tigre y que, dijo, era trabajador del gobierno municipal y lo obligaron a vestirse. “No estoy de acuerdo en la imposición”, comenta en una charla.

Existe un rasgo mayor que ha modificado todos los escenarios posibles en la Montaña baja, la inseguridad producto de una violencia que por mucho tiempo ha mantenido como rehén a los habitantes de esta zona. Algunos de ellos comentaron que hubo un tiempo en que tuvieron miedo de participar en las tardes de “correteadas”, por no saber las relaciones que llegara a tener quien fuera el tigre.

Tampoco es que el escenario haya cambiado, porque los hechos violentos en la región continúan, pero hay cierta habitualidad a que ocurran. El domingo pasado, en el contexto de la celebración de La Tigrada, asesinaron a dos hombres, uno muy joven, en la gasolinería ubicada en la avenida Eucaria Apreza, una de las vías más transitadas de la cabecera municipal.

Con este antecedente todo contexto tiene un viraje.

Tochán, un emprendimiento de accesorios de artesanos de Chilapa

Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Óscar Guerrero
13 de agosto del 2023

Chilpancingo

 

Rafael Miranda es originario de Chilapa de Álvarez, municipio conocido por sus artesanías de palma, pero él emprendió a partir de 2020 con accesorios artesanales que realiza junto a su hermana Lupita y a su amigo Gerardo.

Su emprendiendo lo llamaron Tochán, una palabra en náhuatl, que en español significa nuestra casa.

Los accesorios son ideas de ellos. Sombreros, collares, aretes, bolsas de palma y monederos son parte de sus productos. Todos son realizados a mano y llevan un toque artesanal, como bordados de las regiones de la Montaña y la Costa Chica.

Tochán ayudó a Rafael a mantenerse durante la pandemia pasada, aunque en esa temporada bajaron las ventas. “La artesanía fue lo que nos ayudó a sobrevivir a la pandemia”, menciona Rafael.

Por la pandemia, que inició el mismo año de su emprendimiento, Tochán se dio a conocer por redes sociales, todas sus ventas comenzaron en línea debido a las restricciones sanitarias.

Tochán ofrece productos artesanales insipirados y creados por artesanas y artesanos de Guerrero. Foto: Oscar Guerrero

Pero cuando hubo las condiciones para salir nuevamente a las calles, Rafael comenzó a asistir a bazares y expos ventas para dar a conocer su emprendimiento.

Algo que distingue a Tochán de otras marcas de accesorios, de acuerdo con Rafael, es que sacan modelos nuevos de manera constante e invierten en materiales de calidad. Para la elaboración de los collares tardan entre un día y día y medio para, según el diseño.

Gracias a los clientes que hicieron a través de redes sociales han enviado collares a otros estados de la República; sus collares también llegaron a Estados Unidos y España.

Una de las dificultades para Tochán, es la falta de reconocimiento al trabajo artesana de la gente.

Collares, bolsas, diademas, sombreros son algunos de los productos que ofrece Tochán. Foto: Oscar Guerrero.

“La gente aquí muy poco lo valora. Lo importante es tener creatividad, sacar algo nuevo y plasmarlo en los diseños que elaboramos”, comenta.

Tochán reúne y apoya a otros artesanos. Muchos de los insumos que utiliza los consigue con artesanos de Chilapa y de otros municipios, con eso genera algunos empleos.

Para Rafael Lupita y Gerardo son parte fundamental de Tochán, cada uno aporta su creatividad, tiempo y talento en las piezas que realicen.

Una de sus metas es ser reconocido a nivel estatal, nacional e internacional; que sus accesorios lleguen a muchos lugares.

Tochán ya está registrada ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y tiene un espacio en la plaza Alcatraz, ubicada en el andador Emiliano Zapata, en Chilpancingo. Rafael no descarta en un futuro tener su local propio con diferentes sucursales.

“Valoren lo que está hecho a mano y lo que tenemos aquí (en Guerrero), porque en otros lados lo quieren”, agrega.

Rafael Miranda creador de Tocán, una marca de productos artesanales de Chilapa. Foto: Oscar Guerrero.

 

Denuncia CIPOG-EZ que asesinaron a dos de sus integrantes en Chilapa

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Especial

14 de agosto del 2023

Chilpancingo

 

CHILPANCINGO. La dirigencia del Consejo Indígena y Popular de Guerrero, Emiliano Zapata (Cipog-EZ), informó que un adulto y un menor de 16 años que son parte de la organización fueron asesinados este domingo en una gasolinera en Chilapa, y exigió justicia.

Las víctimas son Esteban Xochitempa, de 40 años y Juan, de 16 años, ambos vecinos de la comunidad de Xochitempa, municipio de Chilapa.

Esta organización civil acusó al grupo criminal de Los Ardillos de ser la responsable de este doble asesinato, por lo que exigió al gobierno del estado justicia y castigo a los responsables.

Este domingo, Esteban y fueron asesinados a balazos por hombres armados cuando cargaban de combustible un camioneta en la gasolinera ubicada en la avenida Eucaria Apreza, cerca del mercado central de Chilapa.

Esteban fue asesinado por los agresores cuando estaba cerca de las bombas despachadoras y a Macario dentro de la camioneta Nissan.

Estos hechos de violencia en Chilapa ocurren en el contexto de la celebración de La Tigrada que inició desde este domingo y culmina hasta mañana martes.

El Cipog-EZ denunció que el gobierno estatal de la morenista Evelyn Salgado Pineda no ha hecho nada para frenar a Los Ardillos, quienes han cometido asesinatos en diversas comunidades del municipio de Chilapa, ubicado en la Montaña baja.

Las agresiones perpetradas por Los Ardillos contra habitantes de las comunidades nahuas de esta zona llevan años y en particular aumentaron durante el gobierno del priista Héctor Astudillo Flores.

En enero del 2020, la Fiscalía General del Estado (FGE) documentó que integrantes de este grupo criminal asesinaron a 10 músicos de la comunidad de Alcozacán.

En un ataque armado el domingo, en Chilapa de Álvarez, dos integrantes del CIPOG-EZ fueron asesinados en una gasolinera. Foto: Especial.

 

 

Asesinan a balazos a dos personas en gasolinera de Chilapa

Texto: Amapola periodismo

Fotografía: Oficial / Secretaria de Seguridad Pública

Chilpancingo

Hombres armados asesinaron a balazos a dos personas cuando cargaban combustible a su camioneta esta mañana en una gasolinera en Chilapa.

A través de informes policiacos se supo que el ataque armado ocurrió a las once de la mañana en la gasolinera Jardines, ubicada en la avenida Eucaria Apreza, cerca del mercado central de esta ciudad en la región de la Montaña baja.

Los atacantes llegaron a la estación y primero dispararon contra un hombre que estaba afuera de la camioneta marca Nissan doble cabina. Esta víctima de unos 40 años quedó tirada entre las bombas despachadoras de la gasolinera.

La otra persona de entre 16 y 18 años fue asesinado a tiros y quedó en la cabina de la camioneta.

Personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) llegó a este lugar para realizar las diligencias de ley.

Los cadáveres de las dos víctimas fueron trasladados el Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo.

 

Tres integrantes de una familia fueron privados de su libertad por un grupo criminal en Chilapa

Se los llevaron cuando colocaba flores en las tumbas de dos de sus familiares asesinados unos días antes


Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Óscar Guerrero 

7 de marzo del 2023

Chilpancingo

 

Durante la protesta que realizaron familiares de desparecidos en la Autopista del Sol para exigir al Congreso local la aprobación de la Ley en Materia de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada, el presidente del Colectivo Siempre Vivos, José Díaz Navarro, denunció que el pasado jueves integrantes del grupo criminal de Los Ardillos se llevaron a tres integrantes de una familia en Chilapa.

En entrevista, el activista denunció que el gobierno mexicano no le da el mismo trato a los familiares de desaparecidos de Guerrero que a los estadounidenses, por quienes en menos de 24 horas activaron todos los mecanismos de seguridad y hallaron con vida a dos de los cuatro.

El pasado viernes en Tamaulipas, un grupo armado atacó a balazos una camioneta en la que viajaban cuatro afroamericanos a quienes, presuntamente, confundieron con unos traficantes haitianos; ese mismo día el gobierno de Estados Unidos le exigió al gobierno mexicano la localización de sus connacionales.

“Nosotros somos de la Montaña baja de Guerrero y no somos de Estados Unidos para que el presidente Andrés Manuel López Obrador voltee los ojos hacia acá para ordenar que busquen a nuestros desaparecidos”, dijo Díaz Navarro.

Este mismo martes dos de los cuatro desaparecidos fueron localizados con vida y dos asesinados.

“Nosotros no somos gente de dinero, gente poderosa, no tenemos una embajada que nos proteja y tampoco tenemos un presidente brinde atención a los familiares de las personas desaparecidas o asesinadas”, agregó el activista a quien le desparecieron y asesinaron a dos hermanos.

“Nosotros llevamos años pidiendo una reunión con el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, para que nos autoricen las búsquedas en Chilapa, pero ni nos atiende”, siguió.

El activista de este colectivo de Chilapa acudió en el 2015 a la Fiscalía General de la República (FGR) a denunciar a los hermanos Iván y Celso Ortega Jiménez, líderes Los Ardillos, un grupo del crimen organizado, porque su asociación criminal tiene relaciones políticas y económicas, de ser los responsables de la desaparición y asesinato de sus hermanos Hugo y Alejandrino en el 2014.

Los líderes de Los Ardillos son hermanos del diputado local Bernardo Ortega Jiménez.

Díaz Navarro dijo que en este 2023 supuestamente hay mil millones de pesos para la Comisión Nacional de Búsqueda, pero al colectivo de Siempre Vivos de Chilapa desde hace tres años no le autorizan una búsqueda por una insuficiencia de recursos.

Dijo que el presidente López Obrador ordenó la búsqueda de los cuatro estadounidenses porque hubo presiones del gobierno de Estados Unidos.

«Seguramente pronto van a detener a los responsables que agredieron a los cuatro estadounidenses”.

Durante el mitin frente al edificio del Congreso local, ubicado al sur de Chilpancingo, el activista denunció que en Guerrero y, en particular, Chilapa siguen las desapariciones de personas.

Contó que el pasado lunes 27 de febrero integrantes de Los Ardillos asesinaron a balazos a la señora Beneranda Hernández Rendón de 70 años y a su nieto, Eduardo Jaimes García, de 18 años. Ambos estaban en su casa cuando fueron atacados a tiros.

Para el jueves 2 de marzo, detalló, cuando otros tres integrantes de esa familia colocaba flores en las tumbas de sus familiares asesinados, unas personas armadas se los llevaron por la fuerza en una camioneta.

La personas privadas de su libertad son Raúl Isidro Jaimes Hernández de 48 años, su hijo Raúl Jaimes García de 18 años, y su hermana Irma Jaimes Hernández.

El presidente de Siempre Vivos informó que acudiría a la Fiscalía General del Estado (FGE) a interponer la denuncia del doble asesinato y de la desaparición de las otras tres personas, todos de una misma familia.

Mencionó que Irma Jaimes Hernández acudió a Chilapa –vive en Chilpancingo– para participar en los funerales de sus familiares asesinados. “Fue a Chilapa la señora Irma y sólo para que se la llevaran”, expresó Díaz Navarro.

El activista acusó al gobierno de proteger al grupo del crimen organizado Los Ardillos, porque lleva años en Chilapa y, según él, su poder es intocable.

 

Manu Jiménez: el chef que conquistó con un platillo de mariscos e ingredientes endémicos de la Montaña guerrerense

Texto y fotografia: Luis Daniel Nava

Chilapa

 

El chef Emmanuel Gerardo Jiménez Adame, conocido como Mane Jiménez, se ha propuesto dar realce a Chilapa como una de las cunas de la gastronomía guerrerense. Un movimiento neo tradicional con la creación de recetas manteniendo el espíritu de casa y de las abuelas, pero traídas a este tiempo con nuevas técnicas.

Mane Jiménez es el ganador del segundo lugar del festival gastronómico cultural AcapulCook –en su última edición inspirada en el Fuerte de San Diego– con un platillo de mariscos preparado con ingredientes endémicos de la Montaña de Guerrero.

Aunque no piensa registrar su receta está entusiasmado en que su creación sea compartida y se convierta en un platillo que se pueda preparar en Acapulco y en cualquier parte del estado.

A Mane Jiménez siempre le ha gustado cocinar pero su capacitación, creatividad y deseo de convertirse en chef inició en la confinación derivada de la pandemia.

Se adentró a leer artículos de cocineros internacionales, documentales sobre cocina y gastronomía, además de identificarse con filosofías de chefs al momento de cocinar.

En la Fundación Carlos Slim concluyó un curso de cocina en línea y obtuvo una certificación como Pre-Commis Chef en artes culinarias en la Worldchefs Academy.

En la última edición del festival AcapulCook puso a prueba sus conocimientos y talento. Presentó su platillo Gente de mar, una original receta de camarones con ingredientes de Chilapa y sus alrededores.

Se trata de camarones marinados con ajo, vinagre, cilantro y naranja criolla que crece en la comunidad de Tecoanapa, municipio de Ahuacuotzingo, vecino de Chilapa.

La base es una salsa de la exótica fruta carambola, nativa de Acapulco, con chile manzano que se da en los campos de la Montaña baja.

Para rememorar la época del Fuerte de San Diego, el chef Mane Jiménez le agregó a su platillo un aderezo, que en ese tiempo era elaborado con aceite de oliva y restos de queso parmesano.

Al aderezo le agregó hierbas de olor de Chilapa como cilantro criollo, hojas de ruda, hierbabuena, así como un toque de vinagre. En la guarnición apareció el rábano también de la Montaña baja.

El platillo hecho, “con amor y pasión”, a decir del propio Mane Jiménez, mereció el segundo lugar.

El primer lugar fue para Giovanna Ocampo con Tributo mestizo y el tercero para Froylan Martínez con Bahía del Fuerte.

Mane Jiménez fue el único participante de Chilapa, los demás son originarios de Acapulco.

Aún con el éxito de su peculiar platillo, el chef Mane Jiménez no piensa registrar su receta.

“A veces en la cocina es bueno registrar una que otra receta, pero mi enfoque va a que esas recetas sean compartidas y se conviertan con el tiempo en platillos que se puedan preparar en Acapulco o en cualquier parte del estado”, dice el chef chilapense.

La carrera de este cocinero apenas está tomando impulso, pero ya vislumbra una convocatoria a nuevos cocineros para echar andar un proyecto culinario para volver a darle a Chilapa ese realce, ese impacto como una de las cunas de la gastronomía guerrerense.

“Volver a poner a Chilapa como punta de lanza en la gastronomía, no nada más por las cocineras tradicionales, que sea un nuevo movimiento, neo tradicional: con nuevas ideas, jóvenes con talento, con visión de nuevos platillos, la creación de recetas con el espíritu de casa, con el espíritu de las abuelas, pero traídos a estos tiempos con nuevas técnicas”, expresó.

El municipio de Chilapa se ha caracterizado por poseer una amplia variedad de platillos, postres y bebidas de origen prehispánico, virreinal y mestizo.

Con consignas de justicia, sepultan a tres integrantes del Cipog-EZ asesinados en Chilapa

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Oscar Guerrero

08 de octubre del 2022

Chilpancingo

 

Familiares y amigos de los tres integrantes del Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (Cipog-EZ) fueron sepultados, dos de ellos en Alcozacán y el otro en Tula, ambas comunidades del municipio de Chilapa.

Durante el sepelio, los dirigentes del Cipog-EZ exigieron justicia y castigo a los asesinos de Adán Linares Silverio, Moisés Cuapipisteco y Guillermo Hilario Morales.

Adán y Moisés, fueron sepultados en el panteón de Alcozacán y Guillermo Hilario, en su natal Tula.

El pasado sábado 5 de noviembre los tres miembros del Cipog-EZ fueron asesinados a balazos por un grupo de hombres armados cuando viajaban en un automóvil Nissan, tipo Tsuru, en la carretera federal Chilapa-Chilpancingo, a la altura de la comunidad de Xochimilco.

Jesús Plácido Galindo, dirigente del Cipog-EZ, denunció que fueron los integrantes del grupo delictivo de Los Ardillos los que asesinaron a sus tres compañeros. Las mismas autoridades han señalado que este grupo criminal tiene presencia en la región Montaña baja, a la que pertenece Chilapa.

«Nos mataron a tres compañeros, pero eso no es motivo para que nosotros nos quedemos con los brazos cruzados y lo que haremos es resistir aquí», dijo el activista.

 

Dijo que en Guerrero de nada sirve que haya una militarización si las comunidades están a merced de los grupos criminales. «Lo que hacía el anterior gobierno de proteger a los grupos paramilitares hoy lo está haciendo el nuevo gobierno; aquí no hay ningún cambio”.

«Aquí está la Guardia Nacional pero no hace nada para detener a la delincuencia que opera en esta zona», agregó.

En el sepelio de los tres indígenas nahuas estuvieron habitantes de las 18 comunidades donde tiene presencia la Cipog-EZ y la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias Pueblos Fundadores (CRAC-PF). Las 18 localidades pertenecen a los municipios de Chilapa y José Joaquín Herrera.

En los sepelios no hubo ningún representante del gobierno del estado, aun cuando sigue el resguardo de la Guardia Nacional y Policía Estatal en los accesos de las comunidades.

Linares Silverio, uno de los tres asesinados, fue coordinador de la CRAC-PF, y contaba con medidas cautelares después de que el pasado 17 de marzo de este año, junto con otros de sus compañeros, fueron emboscados a balazos en el crucero de Tlatlaquitepec, en la carretera federal Chilapa-Tlapa. En ese ataque murió un policía comunitario y tres más resultaron heridos.

 

Él fue uno de los que el pasado 21 de octubre le dijeron al presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando los integrantes de esta organización lo interceptaron en la carretera federal Chilapa-Tlapa, en su reciente gira por Guerrero, que las comunidades estaban desamparadas ante la presencia en su región (Montaña baja) del grupo criminal de Los Ardillos.

El ex coordinador de la CRAC-PF le exigió a Obrador medidas de seguridad en las comunidades y la detención de los integrantes del grupo criminal.


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Texto: José Miguel Sánchez 

Fotografía: Óscar Guerrero 

6 de noviembre del 2022

Chilpancingo 

 

Tres de los líderes del Consejo Indígena y Popular de Guerrero – Emiliano Zapata (CIPOG-EZ) que pidieron al presidente Andrés Manuel López Obrador frenar al grupo del crimen organizado conocido como Los Ardillos fueron asesinados.

Adán Linares, uno de los asesinados, estuvo presente en el encuentro con el presidente López Obrador hace quince días que vino a la Montaña y la CIPOG-EZ lo interceptó en Chilapa, momento en que le pidió detener la ola de violencia generada por Celso Ortega Jiménez, presunto líder de Los Ardillos y de su hermano, el diputado local del PRD, Bernardo Ortega Jiménez.

De acuerdo con la información del CIPOG-EZ, alrededor del medio día Adán Linares, Moisés Cuapipistenco y Guillermo Hilario salieron de la comunidad de Alcozacán, municipio de Chilapa, a bordo de un automovil Tsuru color blanco, con dirección a Chilpancingo, a comprar refacciones de auto que les encargó el comisario.

A las dos de la tarde, el Tsuru fue detenido por un policía de Tránsito de Chilapa, y a partir de ahí fueron seguidos por una motocicleta.

Después de las dos de la tarde se perdió comunicación con los tres integrantes del CIPOG-EZ y a las cinco de la tarde fue hallado el Tsuru blanco, a la salida de Chilapa, con los tres cadáveres dentro.

Los otros dos integrantes del CIPOG-EZ asesinados fueron Moisés Cuapipistenco y Guillermo Hilario, quienes se desempeñaban como promotores regionales en las comunidades de Alcozacán y de Tula.

Esta tarde familiares de Adán Linares, Moisés Cuapipistenco y Guillermo Hilario acudieron al Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo a reconocer los cuerpos.

Las familias llegaron en una Urvan escoltados por seis patrullas de la Policía Estatal y Guardia Nacional.

Fuera de las instalaciones del Semefo, Jesús Placido Galindo, representante del CIPOG-EZ, responsabilizó del asesinato de sus tres compañeros al grupo criminal de Los Ardillos «y al gobierno del estado por la incapacidad para garantizar nuestra seguridad».

«El Estado puede desmantelar grupos, si puede desmantelar movimientos sociales, no se cual sea el motivo de su silencio de ellos (el gobierno) de no detener a Los Ardillos, sabemos que el control de los recursos de los municipios beneficia al pago de sicarios, control del ramo 33 y de grupos paramilitares», mencionó Placido Galindo.

Placido Galindo también responsabilizó del crimen a todas las autoridades políticas de la zona «por ser cómplices de Los Ardillos».

«Responsabilizamos a Los Ardillos, a su líder Celso Ortega, al presidente municipal de Chilapa, Aldy Esteban Román, y a sus policías municipales que están coludidos con la delincuencia, al diputado local Bernardo Ortega Jiménez, hermano de Celso y al diputado Jesús García», acusó Placido Galindo.

El automóvil estaba sobre la Carretera Federal Chilpancingo-Chilapa y presentaba impactos de balas, por lo que se cree que fueron interceptados y atacados a balazos.

En la imagen, Jesús Plácido Galindo, representan del CIPOEG-EZ, en una entrevista con reporteros afuera de las instalaciones del SEMEFO en Chilpancingo, Guerrero, este 6 de noviembre del 2022. Foto: Óscar Guerrero

Lauro Miranda, el último tejedor de rebozo de Chilapa

Texto y fotografía: Luis Daniel Nava

Chilapa

 

Lauro Miranda Miranda conoce todo el proceso del rebozo, desde su elaboración hasta su venta.
A mediados de los años 50, junto a su padre, Genaro Miranda, caminaba tres días cargando en la espalda una caja de unos 40 kilos, de Chilapa a Tlapa.

“Cada hora nos íbamos cambiando, cuando mi papá se cansaba decía ‘ahora si hijo, carga’. Me cansaba y ya después él cargaba hasta que llegábamos”, recuerda Lauro.

En el camino de veredas se topaban con toda clase de peligros, desde culebras, amenazas de soldados y asaltantes.

Una noche llegando a la “subida del tigre”, delante de Petatlán, Atlixtac, un par de bandoleros se les cruzó en el camino pero lograron escabullirse.

“Nos querían quitar la caja de rebozo”, rememora.

Ahora, Lauro Miranda tiene 84 años. Junto a sus cuatro hermanos trabajó en el taller que encabezó su padre desde los años 20.

Elaboraban los rebozos de bola, oriundo de Chilapa, el de media bola, el torsal, de niña, el coyote y el de lagrimita.

A mediados del siglo pasado y con una industria en auge, era uno de los 15 talleres familiares de rebozo que existían en la ciudad.

Aparte existían cinco talleres de empresarios que fabricaban a gran escala y empleaban a más personal.
En los 70, Lauro formó un matrimonio con Elia Rendón. Aunque los recién casados vivían aparte, Lauro continuó trabajando en taller de su padre tejiendo durante jornadas completas. Sólo iba a su hogar a comer y a descansar.

Lauro aprendió a elaborar diferentes tipos de rebozo, como el de tres óvalos, de principio a fin, paso a paso. Desde colgar las telas, remojar el hilo, cortarlo, tenderlo en un calegual, esperar a que secara para hacer cañones y urdir.

En ese tiempo, Chilapa ya era famoso en el estado, también en el Estado de México, Puebla y Veracruz por la calidad y belleza de sus rebozos.

En esos años, era característico que en las calles hubiera tiras de hilo teñidas de unos 30 metros que se colocaban a lo largo de las banquetas y fuera de las casas.

Ahí los obreros amarraban y desataban la hilaza. Los reboceros de esa época jugaron un papel importante en la historia de la ciudad: ayudaron con mano de obra a construir la actual catedral.

Trabajo para hombres

Elia Rendón recuerda que el oficio de rebocero no era para mujeres. “Elaborarlo era cosa de los hombres”.

Su trabajo consistía en ayudarle a vender a Lauro. El matrimonio distribuía su producto artesanal en Tlapa, Xalpatlahuac, Igualita, Xochihuehutlán, Colotitlipa.

En el centro de la ciudad tenían un puesto de tres por cuatro metros en un corredor comercial instalado en la avenida José María Andraca, fuera de la Ferretería Villalva de Don Chanito. Ahora venden al interior del mercado nuevo.

Me hubiera gustado seguirlo

Lauro Miranda Rendón es el único hijo varón de don Lauro y Elia. A él ya no le tocó el proceso de elaboración, pero conserva recuerdos de aquella época: como que su papá siempre andaba con las manos pintadas del añil al grado que la gente no lo saludaba porque temía contagiarse de tinta azul.

En esos años, dice, el rebozo era asequible para las personas de todas las clases sociales. Era parte de la vestimenta para ir a misa, cargar niños, comprar y para hacer ver más elegante a la mujer.

Del rebozo de bola elaborado en el taller de su abuelo Genaro recuerda:

“La punta es fina, tiene que pasar por un anillo. Significa que el hilo es delgado, el empuntado es delgado. Cuando ya está elaborado se dobla y a pesar que es rebozo entero queda bien dobladito y cabe en tu mano. Cosas que hacen extraordinario al rebozo”, dice.

Lauro hijo describe el oficio como muy bonito y que lo marcó.

“A mí me ha marcado, porque me hubiera gustado seguirlo pero ahora que entiendo el procedimiento del rebozo, sé que no es fácil y se necesita mucha inversión”.

Actualmente, dice, ya no es tan fácil vender o ver a alguien portando un rebozo.

“La moda, los estereotipos actuales ya no te llevan a utilizar un rebozo, ya no es parte de la vestimenta.

“Una que otra mujer utiliza su rebozo, otras utilizan mantas o rebozo de estambre pero un rebozo fino caro, ya muy poca gente”.

El precio de un rebozo similar al de bola y con punta fina oscila en 1,500 pesos pero ya no son producidos en Chilapa.

Ahora, lamenta, todo es comercializado, y en Chilapa ya no hay quien lo teja.

“Se desconoce el procedimiento del rebozo, no hay quien te amarre, no hay quien te ate, quien te hurda, quien te haga los cañones, quien azote el hilo, quien lo achine, ya no existe el procedimiento”.

Incluso, dice, si se hiciera una inversión monetaria sería difícil reactivar la industria del rebozo.

El declive

Lauro hijo estima que el declive de la industria empezó hace por lo menos 20 años cuando empezó a llegar a Chilapa una variedad y cantidad de rebozo de otros lugares.

Pero también ve otro factor:

“Empezaron a morir las personas de mayor edad que lo trabajaban y de ahí el negocio del rebozo de vino para abajo”.

Su papá es el único de los cinco hermanos que vive, y aunque ya no elabora sigue tiñendo, planchando y vendiendo rebozo. Y Emilio Barrera, un heredero del oficio en otra parte de la ciudad, que elabora el rebozo de Acatlán.

Para el historiador Jesús Hernández Jaimes la industria del rebozo en Chilapa estuvo muy vinculada con la cultura pues hubo un momento que la religiosidad era muy fuerte.

“A las mujeres se les exigía y estas acataban la disposición eclesiástica de usar la mayor parte del tiempo el rebozo para cubrir la cabeza, particularmente para entrar al templo”, explica.

De ahí que cuando estos hábitos comenzaron a modificarse, continúa el catedrático de la UNAM, el mercado del rebozo cayó.

“Ahora pocas mujeres se cubren la cabeza para asistir al templo y eso explica el declive de la producción en serie que afecto muchísimo la actividad artesanal”, comenta Hernández Jaimes.

Un nuevo auge

El rescate, indica el académico, lo ve muy difícil porque con el paso del tiempo es difícil restaurar hábitos de tal forma que el rebozo vuelva a ser parte de la vestimenta, una prenda utilitaria o de necesidad.

No obstante, dice Jesús Jaimes, ve más posibilidades que el rebozo retome un impulso pero como artesanía de lujo.

“Es decir, el rebozo como una prenda elegante, sofisticada, que acompaña cierto tipo de vestimenta con propósitos artísticos o artesanales.

“Un accesorio, una prenda suntuaria, elegante, lujosa. De hecho hoy el rebozo sigue provocando cierta sensación, como un elemento estético muy notorio. Es ahí que el rebozo puede tener un nicho de mercado importante”, explica.

La resistencia del oficio

Un día de enero de 2022, la familia Miranda Rendón se organiza para una jornada laboral. Teñir los paños, planchar, extender, rociar y doblar rebozos negros que venden en el mercado de Chilapa.

Entre los tres le dan vueltas a las dos estrellas de un antiguo y pesado tórculo de madera de unos dos metros de altura. Ahí planchan los famosos rebozos que identifican a las mujeres de la zona de San Jerónimo Palantla, municipio de Chilapa.

Son vendidos en el mercado nuevo junto a otros modelos de estambre, de artícela o los de puntas finas como el Nevado, el Tenancingo o el Santamaría, estos últimos rebozos son similares a los que Lauro, sus hermanos y padre produjeron hace décadas pero que ahora son traídos del Estado de México.

En la despedida de este reportero a la familia, una comerciante de Atliaca llega para escoger y comprar decenas de rebozos por una cantidad de 10 mil pesos.

Parece que los años no han pasado en este hogar chilapeño que aún se sostiene de un oficio que se niega a desaparecer.

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