Tres integrantes de una familia fueron privados de su libertad por un grupo criminal en Chilapa

Se los llevaron cuando colocaba flores en las tumbas de dos de sus familiares asesinados unos días antes


Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Óscar Guerrero 

7 de marzo del 2023

Chilpancingo

 

Durante la protesta que realizaron familiares de desparecidos en la Autopista del Sol para exigir al Congreso local la aprobación de la Ley en Materia de Desaparición de Personas y Desaparición Forzada, el presidente del Colectivo Siempre Vivos, José Díaz Navarro, denunció que el pasado jueves integrantes del grupo criminal de Los Ardillos se llevaron a tres integrantes de una familia en Chilapa.

En entrevista, el activista denunció que el gobierno mexicano no le da el mismo trato a los familiares de desaparecidos de Guerrero que a los estadounidenses, por quienes en menos de 24 horas activaron todos los mecanismos de seguridad y hallaron con vida a dos de los cuatro.

El pasado viernes en Tamaulipas, un grupo armado atacó a balazos una camioneta en la que viajaban cuatro afroamericanos a quienes, presuntamente, confundieron con unos traficantes haitianos; ese mismo día el gobierno de Estados Unidos le exigió al gobierno mexicano la localización de sus connacionales.

“Nosotros somos de la Montaña baja de Guerrero y no somos de Estados Unidos para que el presidente Andrés Manuel López Obrador voltee los ojos hacia acá para ordenar que busquen a nuestros desaparecidos”, dijo Díaz Navarro.

Este mismo martes dos de los cuatro desaparecidos fueron localizados con vida y dos asesinados.

“Nosotros no somos gente de dinero, gente poderosa, no tenemos una embajada que nos proteja y tampoco tenemos un presidente brinde atención a los familiares de las personas desaparecidas o asesinadas”, agregó el activista a quien le desparecieron y asesinaron a dos hermanos.

“Nosotros llevamos años pidiendo una reunión con el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, para que nos autoricen las búsquedas en Chilapa, pero ni nos atiende”, siguió.

El activista de este colectivo de Chilapa acudió en el 2015 a la Fiscalía General de la República (FGR) a denunciar a los hermanos Iván y Celso Ortega Jiménez, líderes Los Ardillos, un grupo del crimen organizado, porque su asociación criminal tiene relaciones políticas y económicas, de ser los responsables de la desaparición y asesinato de sus hermanos Hugo y Alejandrino en el 2014.

Los líderes de Los Ardillos son hermanos del diputado local Bernardo Ortega Jiménez.

Díaz Navarro dijo que en este 2023 supuestamente hay mil millones de pesos para la Comisión Nacional de Búsqueda, pero al colectivo de Siempre Vivos de Chilapa desde hace tres años no le autorizan una búsqueda por una insuficiencia de recursos.

Dijo que el presidente López Obrador ordenó la búsqueda de los cuatro estadounidenses porque hubo presiones del gobierno de Estados Unidos.

«Seguramente pronto van a detener a los responsables que agredieron a los cuatro estadounidenses”.

Durante el mitin frente al edificio del Congreso local, ubicado al sur de Chilpancingo, el activista denunció que en Guerrero y, en particular, Chilapa siguen las desapariciones de personas.

Contó que el pasado lunes 27 de febrero integrantes de Los Ardillos asesinaron a balazos a la señora Beneranda Hernández Rendón de 70 años y a su nieto, Eduardo Jaimes García, de 18 años. Ambos estaban en su casa cuando fueron atacados a tiros.

Para el jueves 2 de marzo, detalló, cuando otros tres integrantes de esa familia colocaba flores en las tumbas de sus familiares asesinados, unas personas armadas se los llevaron por la fuerza en una camioneta.

La personas privadas de su libertad son Raúl Isidro Jaimes Hernández de 48 años, su hijo Raúl Jaimes García de 18 años, y su hermana Irma Jaimes Hernández.

El presidente de Siempre Vivos informó que acudiría a la Fiscalía General del Estado (FGE) a interponer la denuncia del doble asesinato y de la desaparición de las otras tres personas, todos de una misma familia.

Mencionó que Irma Jaimes Hernández acudió a Chilapa –vive en Chilpancingo– para participar en los funerales de sus familiares asesinados. “Fue a Chilapa la señora Irma y sólo para que se la llevaran”, expresó Díaz Navarro.

El activista acusó al gobierno de proteger al grupo del crimen organizado Los Ardillos, porque lleva años en Chilapa y, según él, su poder es intocable.

 

Manu Jiménez: el chef que conquistó con un platillo de mariscos e ingredientes endémicos de la Montaña guerrerense

Texto y fotografia: Luis Daniel Nava

Chilapa

 

El chef Emmanuel Gerardo Jiménez Adame, conocido como Mane Jiménez, se ha propuesto dar realce a Chilapa como una de las cunas de la gastronomía guerrerense. Un movimiento neo tradicional con la creación de recetas manteniendo el espíritu de casa y de las abuelas, pero traídas a este tiempo con nuevas técnicas.

Mane Jiménez es el ganador del segundo lugar del festival gastronómico cultural AcapulCook –en su última edición inspirada en el Fuerte de San Diego– con un platillo de mariscos preparado con ingredientes endémicos de la Montaña de Guerrero.

Aunque no piensa registrar su receta está entusiasmado en que su creación sea compartida y se convierta en un platillo que se pueda preparar en Acapulco y en cualquier parte del estado.

A Mane Jiménez siempre le ha gustado cocinar pero su capacitación, creatividad y deseo de convertirse en chef inició en la confinación derivada de la pandemia.

Se adentró a leer artículos de cocineros internacionales, documentales sobre cocina y gastronomía, además de identificarse con filosofías de chefs al momento de cocinar.

En la Fundación Carlos Slim concluyó un curso de cocina en línea y obtuvo una certificación como Pre-Commis Chef en artes culinarias en la Worldchefs Academy.

En la última edición del festival AcapulCook puso a prueba sus conocimientos y talento. Presentó su platillo Gente de mar, una original receta de camarones con ingredientes de Chilapa y sus alrededores.

Se trata de camarones marinados con ajo, vinagre, cilantro y naranja criolla que crece en la comunidad de Tecoanapa, municipio de Ahuacuotzingo, vecino de Chilapa.

La base es una salsa de la exótica fruta carambola, nativa de Acapulco, con chile manzano que se da en los campos de la Montaña baja.

Para rememorar la época del Fuerte de San Diego, el chef Mane Jiménez le agregó a su platillo un aderezo, que en ese tiempo era elaborado con aceite de oliva y restos de queso parmesano.

Al aderezo le agregó hierbas de olor de Chilapa como cilantro criollo, hojas de ruda, hierbabuena, así como un toque de vinagre. En la guarnición apareció el rábano también de la Montaña baja.

El platillo hecho, “con amor y pasión”, a decir del propio Mane Jiménez, mereció el segundo lugar.

El primer lugar fue para Giovanna Ocampo con Tributo mestizo y el tercero para Froylan Martínez con Bahía del Fuerte.

Mane Jiménez fue el único participante de Chilapa, los demás son originarios de Acapulco.

Aún con el éxito de su peculiar platillo, el chef Mane Jiménez no piensa registrar su receta.

“A veces en la cocina es bueno registrar una que otra receta, pero mi enfoque va a que esas recetas sean compartidas y se conviertan con el tiempo en platillos que se puedan preparar en Acapulco o en cualquier parte del estado”, dice el chef chilapense.

La carrera de este cocinero apenas está tomando impulso, pero ya vislumbra una convocatoria a nuevos cocineros para echar andar un proyecto culinario para volver a darle a Chilapa ese realce, ese impacto como una de las cunas de la gastronomía guerrerense.

“Volver a poner a Chilapa como punta de lanza en la gastronomía, no nada más por las cocineras tradicionales, que sea un nuevo movimiento, neo tradicional: con nuevas ideas, jóvenes con talento, con visión de nuevos platillos, la creación de recetas con el espíritu de casa, con el espíritu de las abuelas, pero traídos a estos tiempos con nuevas técnicas”, expresó.

El municipio de Chilapa se ha caracterizado por poseer una amplia variedad de platillos, postres y bebidas de origen prehispánico, virreinal y mestizo.

Con consignas de justicia, sepultan a tres integrantes del Cipog-EZ asesinados en Chilapa

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Oscar Guerrero

08 de octubre del 2022

Chilpancingo

 

Familiares y amigos de los tres integrantes del Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (Cipog-EZ) fueron sepultados, dos de ellos en Alcozacán y el otro en Tula, ambas comunidades del municipio de Chilapa.

Durante el sepelio, los dirigentes del Cipog-EZ exigieron justicia y castigo a los asesinos de Adán Linares Silverio, Moisés Cuapipisteco y Guillermo Hilario Morales.

Adán y Moisés, fueron sepultados en el panteón de Alcozacán y Guillermo Hilario, en su natal Tula.

El pasado sábado 5 de noviembre los tres miembros del Cipog-EZ fueron asesinados a balazos por un grupo de hombres armados cuando viajaban en un automóvil Nissan, tipo Tsuru, en la carretera federal Chilapa-Chilpancingo, a la altura de la comunidad de Xochimilco.

Jesús Plácido Galindo, dirigente del Cipog-EZ, denunció que fueron los integrantes del grupo delictivo de Los Ardillos los que asesinaron a sus tres compañeros. Las mismas autoridades han señalado que este grupo criminal tiene presencia en la región Montaña baja, a la que pertenece Chilapa.

«Nos mataron a tres compañeros, pero eso no es motivo para que nosotros nos quedemos con los brazos cruzados y lo que haremos es resistir aquí», dijo el activista.

 

Dijo que en Guerrero de nada sirve que haya una militarización si las comunidades están a merced de los grupos criminales. «Lo que hacía el anterior gobierno de proteger a los grupos paramilitares hoy lo está haciendo el nuevo gobierno; aquí no hay ningún cambio”.

«Aquí está la Guardia Nacional pero no hace nada para detener a la delincuencia que opera en esta zona», agregó.

En el sepelio de los tres indígenas nahuas estuvieron habitantes de las 18 comunidades donde tiene presencia la Cipog-EZ y la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias Pueblos Fundadores (CRAC-PF). Las 18 localidades pertenecen a los municipios de Chilapa y José Joaquín Herrera.

En los sepelios no hubo ningún representante del gobierno del estado, aun cuando sigue el resguardo de la Guardia Nacional y Policía Estatal en los accesos de las comunidades.

Linares Silverio, uno de los tres asesinados, fue coordinador de la CRAC-PF, y contaba con medidas cautelares después de que el pasado 17 de marzo de este año, junto con otros de sus compañeros, fueron emboscados a balazos en el crucero de Tlatlaquitepec, en la carretera federal Chilapa-Tlapa. En ese ataque murió un policía comunitario y tres más resultaron heridos.

 

Él fue uno de los que el pasado 21 de octubre le dijeron al presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando los integrantes de esta organización lo interceptaron en la carretera federal Chilapa-Tlapa, en su reciente gira por Guerrero, que las comunidades estaban desamparadas ante la presencia en su región (Montaña baja) del grupo criminal de Los Ardillos.

El ex coordinador de la CRAC-PF le exigió a Obrador medidas de seguridad en las comunidades y la detención de los integrantes del grupo criminal.


Te puede interesar:

Velan en su comunidad a los tres integrantes del Cipog-EZ asesinados en Chilapa

Asesinan a tres dirigentes del CIPOG-EZ, uno de ellos pidió al presidente López Obrador detener a Los Ardillos 

Texto: José Miguel Sánchez 

Fotografía: Óscar Guerrero 

6 de noviembre del 2022

Chilpancingo 

 

Tres de los líderes del Consejo Indígena y Popular de Guerrero – Emiliano Zapata (CIPOG-EZ) que pidieron al presidente Andrés Manuel López Obrador frenar al grupo del crimen organizado conocido como Los Ardillos fueron asesinados.

Adán Linares, uno de los asesinados, estuvo presente en el encuentro con el presidente López Obrador hace quince días que vino a la Montaña y la CIPOG-EZ lo interceptó en Chilapa, momento en que le pidió detener la ola de violencia generada por Celso Ortega Jiménez, presunto líder de Los Ardillos y de su hermano, el diputado local del PRD, Bernardo Ortega Jiménez.

De acuerdo con la información del CIPOG-EZ, alrededor del medio día Adán Linares, Moisés Cuapipistenco y Guillermo Hilario salieron de la comunidad de Alcozacán, municipio de Chilapa, a bordo de un automovil Tsuru color blanco, con dirección a Chilpancingo, a comprar refacciones de auto que les encargó el comisario.

A las dos de la tarde, el Tsuru fue detenido por un policía de Tránsito de Chilapa, y a partir de ahí fueron seguidos por una motocicleta.

Después de las dos de la tarde se perdió comunicación con los tres integrantes del CIPOG-EZ y a las cinco de la tarde fue hallado el Tsuru blanco, a la salida de Chilapa, con los tres cadáveres dentro.

Los otros dos integrantes del CIPOG-EZ asesinados fueron Moisés Cuapipistenco y Guillermo Hilario, quienes se desempeñaban como promotores regionales en las comunidades de Alcozacán y de Tula.

Esta tarde familiares de Adán Linares, Moisés Cuapipistenco y Guillermo Hilario acudieron al Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo a reconocer los cuerpos.

Las familias llegaron en una Urvan escoltados por seis patrullas de la Policía Estatal y Guardia Nacional.

Fuera de las instalaciones del Semefo, Jesús Placido Galindo, representante del CIPOG-EZ, responsabilizó del asesinato de sus tres compañeros al grupo criminal de Los Ardillos «y al gobierno del estado por la incapacidad para garantizar nuestra seguridad».

«El Estado puede desmantelar grupos, si puede desmantelar movimientos sociales, no se cual sea el motivo de su silencio de ellos (el gobierno) de no detener a Los Ardillos, sabemos que el control de los recursos de los municipios beneficia al pago de sicarios, control del ramo 33 y de grupos paramilitares», mencionó Placido Galindo.

Placido Galindo también responsabilizó del crimen a todas las autoridades políticas de la zona «por ser cómplices de Los Ardillos».

«Responsabilizamos a Los Ardillos, a su líder Celso Ortega, al presidente municipal de Chilapa, Aldy Esteban Román, y a sus policías municipales que están coludidos con la delincuencia, al diputado local Bernardo Ortega Jiménez, hermano de Celso y al diputado Jesús García», acusó Placido Galindo.

El automóvil estaba sobre la Carretera Federal Chilpancingo-Chilapa y presentaba impactos de balas, por lo que se cree que fueron interceptados y atacados a balazos.

En la imagen, Jesús Plácido Galindo, representan del CIPOEG-EZ, en una entrevista con reporteros afuera de las instalaciones del SEMEFO en Chilpancingo, Guerrero, este 6 de noviembre del 2022. Foto: Óscar Guerrero

Lauro Miranda, el último tejedor de rebozo de Chilapa

Texto y fotografía: Luis Daniel Nava

Chilapa

 

Lauro Miranda Miranda conoce todo el proceso del rebozo, desde su elaboración hasta su venta.
A mediados de los años 50, junto a su padre, Genaro Miranda, caminaba tres días cargando en la espalda una caja de unos 40 kilos, de Chilapa a Tlapa.

“Cada hora nos íbamos cambiando, cuando mi papá se cansaba decía ‘ahora si hijo, carga’. Me cansaba y ya después él cargaba hasta que llegábamos”, recuerda Lauro.

En el camino de veredas se topaban con toda clase de peligros, desde culebras, amenazas de soldados y asaltantes.

Una noche llegando a la “subida del tigre”, delante de Petatlán, Atlixtac, un par de bandoleros se les cruzó en el camino pero lograron escabullirse.

“Nos querían quitar la caja de rebozo”, rememora.

Ahora, Lauro Miranda tiene 84 años. Junto a sus cuatro hermanos trabajó en el taller que encabezó su padre desde los años 20.

Elaboraban los rebozos de bola, oriundo de Chilapa, el de media bola, el torsal, de niña, el coyote y el de lagrimita.

A mediados del siglo pasado y con una industria en auge, era uno de los 15 talleres familiares de rebozo que existían en la ciudad.

Aparte existían cinco talleres de empresarios que fabricaban a gran escala y empleaban a más personal.
En los 70, Lauro formó un matrimonio con Elia Rendón. Aunque los recién casados vivían aparte, Lauro continuó trabajando en taller de su padre tejiendo durante jornadas completas. Sólo iba a su hogar a comer y a descansar.

Lauro aprendió a elaborar diferentes tipos de rebozo, como el de tres óvalos, de principio a fin, paso a paso. Desde colgar las telas, remojar el hilo, cortarlo, tenderlo en un calegual, esperar a que secara para hacer cañones y urdir.

En ese tiempo, Chilapa ya era famoso en el estado, también en el Estado de México, Puebla y Veracruz por la calidad y belleza de sus rebozos.

En esos años, era característico que en las calles hubiera tiras de hilo teñidas de unos 30 metros que se colocaban a lo largo de las banquetas y fuera de las casas.

Ahí los obreros amarraban y desataban la hilaza. Los reboceros de esa época jugaron un papel importante en la historia de la ciudad: ayudaron con mano de obra a construir la actual catedral.

Trabajo para hombres

Elia Rendón recuerda que el oficio de rebocero no era para mujeres. “Elaborarlo era cosa de los hombres”.

Su trabajo consistía en ayudarle a vender a Lauro. El matrimonio distribuía su producto artesanal en Tlapa, Xalpatlahuac, Igualita, Xochihuehutlán, Colotitlipa.

En el centro de la ciudad tenían un puesto de tres por cuatro metros en un corredor comercial instalado en la avenida José María Andraca, fuera de la Ferretería Villalva de Don Chanito. Ahora venden al interior del mercado nuevo.

Me hubiera gustado seguirlo

Lauro Miranda Rendón es el único hijo varón de don Lauro y Elia. A él ya no le tocó el proceso de elaboración, pero conserva recuerdos de aquella época: como que su papá siempre andaba con las manos pintadas del añil al grado que la gente no lo saludaba porque temía contagiarse de tinta azul.

En esos años, dice, el rebozo era asequible para las personas de todas las clases sociales. Era parte de la vestimenta para ir a misa, cargar niños, comprar y para hacer ver más elegante a la mujer.

Del rebozo de bola elaborado en el taller de su abuelo Genaro recuerda:

“La punta es fina, tiene que pasar por un anillo. Significa que el hilo es delgado, el empuntado es delgado. Cuando ya está elaborado se dobla y a pesar que es rebozo entero queda bien dobladito y cabe en tu mano. Cosas que hacen extraordinario al rebozo”, dice.

Lauro hijo describe el oficio como muy bonito y que lo marcó.

“A mí me ha marcado, porque me hubiera gustado seguirlo pero ahora que entiendo el procedimiento del rebozo, sé que no es fácil y se necesita mucha inversión”.

Actualmente, dice, ya no es tan fácil vender o ver a alguien portando un rebozo.

“La moda, los estereotipos actuales ya no te llevan a utilizar un rebozo, ya no es parte de la vestimenta.

“Una que otra mujer utiliza su rebozo, otras utilizan mantas o rebozo de estambre pero un rebozo fino caro, ya muy poca gente”.

El precio de un rebozo similar al de bola y con punta fina oscila en 1,500 pesos pero ya no son producidos en Chilapa.

Ahora, lamenta, todo es comercializado, y en Chilapa ya no hay quien lo teja.

“Se desconoce el procedimiento del rebozo, no hay quien te amarre, no hay quien te ate, quien te hurda, quien te haga los cañones, quien azote el hilo, quien lo achine, ya no existe el procedimiento”.

Incluso, dice, si se hiciera una inversión monetaria sería difícil reactivar la industria del rebozo.

El declive

Lauro hijo estima que el declive de la industria empezó hace por lo menos 20 años cuando empezó a llegar a Chilapa una variedad y cantidad de rebozo de otros lugares.

Pero también ve otro factor:

“Empezaron a morir las personas de mayor edad que lo trabajaban y de ahí el negocio del rebozo de vino para abajo”.

Su papá es el único de los cinco hermanos que vive, y aunque ya no elabora sigue tiñendo, planchando y vendiendo rebozo. Y Emilio Barrera, un heredero del oficio en otra parte de la ciudad, que elabora el rebozo de Acatlán.

Para el historiador Jesús Hernández Jaimes la industria del rebozo en Chilapa estuvo muy vinculada con la cultura pues hubo un momento que la religiosidad era muy fuerte.

“A las mujeres se les exigía y estas acataban la disposición eclesiástica de usar la mayor parte del tiempo el rebozo para cubrir la cabeza, particularmente para entrar al templo”, explica.

De ahí que cuando estos hábitos comenzaron a modificarse, continúa el catedrático de la UNAM, el mercado del rebozo cayó.

“Ahora pocas mujeres se cubren la cabeza para asistir al templo y eso explica el declive de la producción en serie que afecto muchísimo la actividad artesanal”, comenta Hernández Jaimes.

Un nuevo auge

El rescate, indica el académico, lo ve muy difícil porque con el paso del tiempo es difícil restaurar hábitos de tal forma que el rebozo vuelva a ser parte de la vestimenta, una prenda utilitaria o de necesidad.

No obstante, dice Jesús Jaimes, ve más posibilidades que el rebozo retome un impulso pero como artesanía de lujo.

“Es decir, el rebozo como una prenda elegante, sofisticada, que acompaña cierto tipo de vestimenta con propósitos artísticos o artesanales.

“Un accesorio, una prenda suntuaria, elegante, lujosa. De hecho hoy el rebozo sigue provocando cierta sensación, como un elemento estético muy notorio. Es ahí que el rebozo puede tener un nicho de mercado importante”, explica.

La resistencia del oficio

Un día de enero de 2022, la familia Miranda Rendón se organiza para una jornada laboral. Teñir los paños, planchar, extender, rociar y doblar rebozos negros que venden en el mercado de Chilapa.

Entre los tres le dan vueltas a las dos estrellas de un antiguo y pesado tórculo de madera de unos dos metros de altura. Ahí planchan los famosos rebozos que identifican a las mujeres de la zona de San Jerónimo Palantla, municipio de Chilapa.

Son vendidos en el mercado nuevo junto a otros modelos de estambre, de artícela o los de puntas finas como el Nevado, el Tenancingo o el Santamaría, estos últimos rebozos son similares a los que Lauro, sus hermanos y padre produjeron hace décadas pero que ahora son traídos del Estado de México.

En la despedida de este reportero a la familia, una comerciante de Atliaca llega para escoger y comprar decenas de rebozos por una cantidad de 10 mil pesos.

Parece que los años no han pasado en este hogar chilapeño que aún se sostiene de un oficio que se niega a desaparecer.

Te puede interesar: 

La catedral de Chilpancingo, un homenaje a José María Morelos y Pavón

Hieren de bala en Chilapa a sacerdote de Iguala

Es el segundo sacerdote católico atacado en Chilapa; en 2014 un sacerdote de origen extranjero fue privado de su libertad y luego hallado en una fosa


Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Redes

Chilpancingo

 

La tarde de este jueves fue herido de bala el sacerdote Felipe Vélez Jiménez cuando conducía su automóvil marca Nissan, color gris en la colonia Los Claveles, en Chilapa.

El párroco de la iglesia de San Gerardo Mayela, en Iguala recibió un balazo en el pómulo derecho y en un inicio fue llevado al hospital de Chilapa pero después fue trasladado a bordo de una ambulancia a un nosocomio de Chilpancingo.

Según fuentes de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, el estado de salud del párroco es estable.

Vélez Jiménez visitó a unos amigos en Chilapa y regresaba a Iguala cuando fue atacado a balazos.

Durante su estancia en Chilapa, el sacerdote tuvo una actividad en las instalaciones de la diócesis.
Hace tres años, Vélez Jiménez fue el encargado de realizar un curso introductorio en la iglesia del Dulce

Nombre ubicada en el barrio que lleva este mismo nombre, en el centro de Chilapa.

En el 2014, el sacerdote John Ssenyondo, de origen ugandés que tenía a su cargo una iglesia en la comunidad de Nejapa, municipio de Chilapa, fue privado de su libertad por un grupo de hombres armados.

En enero del 2016, el cadáver del párroco Ssenyondo fue hallado en una fosa clandestina junto con otros 11 restos humanos en un cerro de Ocotitlán, del municipio de Zitlala.

El pasado domingo 24 de julio sacerdotes de la iglesia católica realizaron una misa de oración en donde condenaron la violencia que existe en Guerrero y en el resto del país.

A las ceremonias religiosas asistieron familiares de personas asesinadas y desaparecidas.

 

Te puede interesar: Asesinan a balazos a dos mujeres en la Montaña

Exigen que se esclarezca asesinato de vendedor de pollos de Chilapa

Texto: Jesús Guerrero

Fotografía: Oscar Guerrero/ Archivo

Chilpancingo

 

El Consejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (CIPOEG-EZ) exigió al gobierno del estado que investigue y castigue a las personas que asesinaron a balazos a un vendedor de pollos cuando estaba cerca del mercado municipal de Chilapa, este domingo.

Nicolás Pérez Xoyateco es la persona asesinada y era vecino de la comunidad de Alcozacán, del municipio de Chilapa.

A través de un comunicado esta organización asegura que cada vez que los campesinos bajan a Chilapa a vender sus productos son agredidos e incluso asesinados por integrantes del grupo criminal Los Ardillos.

El pasado 9 de julio, Alberto Morales Sebastián, vecino de la localidad de Tula, acudió al Hospital General de Chilapa ubicado en el boulevard Eucaria Apreza.

Morales acudió para curarse de un dolor de cabeza y cuando iba a abordar una combi de transporte para regresar a su pueblo fue interceptado por hombres armados y lo asesinaron a tiros.

En un escrito, los dirigentes de esta agrupación le piden a la gobernadora Evelyn Salgado, al secretario de Seguridad Pública, Evelio Méndez Gómez y al secretario General de Gobierno, Ludwing Marcial Reynoso Núñez, frenar las acciones delictivas de el grupo de Los Ardillos.

En su comunicado, esta agrupación social que también aglutina a la policía comunitaria de esa zona, aseguran que los policías estatales asignados en tareas de seguridad en esa región tienen nexos con Los Ardillos.

 

 

 

Previa a visita de AMLO, pobladores y policías comunitarios cierran vía para exigir detención de grupo armado

Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Especial

Chilpancingo 

 

A unas horas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador visite Guerrero, policías comunitarios y pobladores de la Montaña baja bloquean la carretera Chilapa-José Joaquín Herrera para exigir la detención de integrantes de un grupo delictivo.

El cierre de la vía, es a la altura de la comunidad de Alcozacán, del municipio de Chilapa.

Jesús Plácido Galindo, dirigente de la policía comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de Pueblos Fundadores (Crac-Pf) dijo que la protesta es porque los agentes de la Guardia Nacional solo tienen instalado un retén en la carretera pero no se mueven para buscar al grupo armado que según él, desde hace siete días están atacando a los pueblos con disparos de arma de fuego y drones con explosivos.

Mencionó que este jueves los miembros de Los Ardillos lanzaron drones con explosivos en la comunidad de Tula.

“Primero tiraron un dron a las nueve de la mañana, luego otro a las once y el tercero a la una de la tarde y los habitantes de Tula denunciaron esta acción a los de la Guardia Nacional y les dijeron que ellos no escucharon nada”, dijo el líder de las autodefensas.

En el plantón que se instaló este jueves participan mujeres, niños y policías comunitarios de la Crac-Pf.

Apenas este martes 21 de junio, un grupo de reporteros que fueron a cubrir una conferencia de prensa con los dirigentes de la Crac-Pf estuvieron atrapados durante un enfrentamiento que protagonizaron las autodefensas y e integrantes de otro grupo armado en el cerro de la comunidad de Tula. En este hecho, no hubo personas heridas o asesinadas. Después de estos hechos, el Secretario General de Gobierno, Ludwing Marcial Reynoso Núñez, calificó de «mucha casualidad» que se haya registrado esta balacera cuando estaban los reporteros. Según el funcionario durante los días lunes y martes ellos verificaron la situación de esa zona y no detectaron algo anormal. Plácido Galindo le pidió al Reynoso Núñez que acuda a esa zona para que verifique bien lo que están sucediendo. «Lo que pasa es de que el gobierno quiere justificar su inacción diciendo mentiras para seguir protegiendo a los dirigentes de esa organización criminal», señaló el dirigente de la Crac-Pf en entrevista telefónica. Reconoció que está instalado un retén de la Guardia Nacional en la carretera a la altura de la comunidad de Tula pero, según él, este filtro de seguridad de nada sirve porque los ataques contra los pueblos siguen. «Nosotros no queremos que los policías y agentes de la Guardia Nacional estén ahí parados en la carretera y lo que pedimos es de que actúen», expresó. Plácido Galindo afirmó que la protesta que realizan este jueves es para que el presidente Andrés Manuel López Obrador se dé cuenta de lo que en verdad ocurre en Guerrero. Este viernes 24, López Obrador realizará una gira de trabajo en Tlapa, Malinaltepec y San Luis Acatlán para supervisar los trabajos de los caminos artesanales que puso en marcha su gobierno en 22 municipios de la región de la Montaña y Costa Chica. «Que el presidente venga mejor a resolver los conflictos que hay en Guerrero en donde las comunidades viven situaciones de violencia ante el acoso de los grupos del narcotráfico», dijo. En opinión del dirigente de las autodefensas esos caminos artesanales que están construyendo en la Montaña van a durar muy poco porque están hechos con mala calidad. «Esos caminos serán arrasados por las lluvias», pronosticó.

Plácido Galindo justificó que los habitantes de 23 comunidades de los municipios de Chilapa y José Joaquín Herrera se hayan armado y constituirse en una policía comunitaria.

«El gobierno no nos dejó otra opción de armarnos y defendernos ante el acecho y acoso de los grupos criminales que quieren apoderarse de nuestros pueblos para envenenar a nuestros jóvenes», dijo. En enero del 2020, la Fiscalía General de Guerrero, reconoció que integrantes de la organización de Los Ardillos fueron los responsables del asesinato de diez músicos de la comunidad de Alcozacán. Desde esa fecha, las hostilidades entre la Crac-Pf y la otra organización no han parado.

 

 

 

Mamá busca a su hijo desaparecido porque Fiscalía de Guerrero no lo hace

Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

 

La señora María Engracia Guerrero López, denunció que su hijo Jesús Antonio Moyao Guerrero cumple cuatro meses de desaparecido y la Fiscalía no realiza su búsqueda a pesar de que ella ha aportado datos para que lo localicen.

En una conferencia de prensa que ofreció en las oficinas del Colectivo de Desaparecidos y Asesinados “Guadalupe Rodríguez Narciso” ubicadas aquí en Chilpancingo, Guerrero López contó que ella se vio obligada a salirse de Chilapa ante posibles amenazas que pudiera tener.

Jesús Antonio Moyao, de 29 años de edad fue privado de su libertad por tres hombres armados el 23 de febrero de este año cuando trabajaba en una camioneta Urvan de transporte público de la ruta Centro-San Juan, en Chilapa.

Por versión de algunas personas es de que el transportista fue interceptado por una camioneta negra de donde descendieron tres sujetos armados. Después de someter a Moyao Guerrero lo subieron a la unidad.

“Yo le hablé a su teléfono celular alrededor de las 3 de la tarde para saber como estaba y mi hijo me contestó que estaba bien y que no me preocupara”, contó la mamá del desaparecido.

Pero después de las 4 y media de la tarde de ese mismo día doña María Engracia recibió una llamada de su nuera preguntándole si su hijo se había ido a su casa porque el dueño de la combi de transporte de nombre Francisco le había dicho que había abandonado el vehículo y que si no se escondía por ahí.

Además el mismo concesionario de la unidad de transporte acusó a su hijo de haberse llevado el dinero de la cuenta del cobro del pasaje. «Desde ese día no he sabido más de mi hijo y la Fiscalía no lo busca», dijo Guerrero López. El mismo 23 de febrero la mamá del desaparecido acudió a la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común de Chilapa para presentar la denuncia pero las oficinas estaban cerradas y en la policía ministerial dijeron que no tenían detenido a su hijo. Al otro día doña María Engracia acudió al Ministerio Público en donde se negaron recibirle la denuncia bajo el argumento de que esos casos (las desapariciones) se presentan ante las oficinas de la Fiscalía General, ubicadas en Chilpancingo. «Nos recibieron la denuncia el 24 de febrero y ocho días después la Fiscalía emitió la ficha de la desaparición de mi hijo y desde ese momento supe que las autoridades no iban actuar para investigar y localizar a mi hijo», señaló Guerrero López. Señaló que en la denuncia que presentó dio los nombres de dos testigos uno de ellos es el dueño de la unidad de transporte público quien solo ha dicho que su hijo andaba en la combi y que la había dejado abandonada en la comunidad Flor Morada que es el último punto de esa ruta. En esta zona de Chilapa en la ocurrió la desaparición de Moyao López es donde opera el grupo criminal de «Los Ardillos» Un familiar del chofer desaparecido y que por razones de seguridad pidió que se omitiera su nombre señaló que dos agentes ministeriales fueron a su domicilio para preguntar si ahí vivián los dos testigos.

“Yo les dije que no y uno de los agentes me dijo que no encubriera a nadie y eso para mí fue un acto de intimidación porque estaban buscando a los testigos en la casa de la víctima”, expresó.

Dijo que la Fiscalía tiene las sábanas de las últimas llamadas telefónicas que recibió su hijo pero que no les quieren dar ninguna copia.

La madre del desaparecido denunció que a cuatro meses de la desaparición de su hijo la Fiscalía no ha realizado ninguna búsqueda.

“En la Fiscalía nos han dicho que no realizan ninguna búsqueda porque en Chilapa está muy peligroso y por eso no van”, afirmó Guerrero López.

La organización del colectivo de desaparecidos Siempre Vivos que dirige el profesor José Díaz Navarro, asegura que la organización criminal de Los Ardillos es la responsable de decenas de desapariciones y asesinatos que se han registrado en Chilapa en los últimos ocho años.

Señala que este grupo también controla los municipios de Tixtla, Zitlala y Ahuacuotzingo, el primero gobernado por Morena y los otros dos por el PRD.

 

Dos grupos armados protagonizan enfrentamiento en presencia de reporteros

El ataque inició justo cuando uno de los coordinadores de la CRAC-PF, Jesús Plácido Galindo, denunciaba ante los reporteros la inacción del gobierno de la morenista Evelyn Salgado y el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para detener a los integrantes del grupo criminal de Los Ardillos.


Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Especial

Chilpancingo

 

La conferencia de prensa que convocó la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias Pueblos Fundadores (CRAC-PF) la mañana de este martes en la comunidad de Alcozacán, en Chilapa, se suspendió cuando presuntos integrante de la organización criminal Los Ardillos atacó la población vecina, Tula, a menos de 400 metros de distancia.

Los policías comunitarios respondieron el ataque y se desató un enfrentamiento que duró diez minutos. El grupo de reporteros que asistió a la conferencia tuvo que tirarse al suelo para protegerse.

«Nos tiramos al suelo y nos cubrimos detrás de los troncos de ocote», relató uno de los reporteros.

El ataque inició justo cuando uno de los coordinadores de la CRAC-PF, Jesús Plácido Galindo, denunciaba ante los reporteros la inacción del gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda y el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para detener a los integrantes del grupo criminal de Los Ardillos.

«Primero se escuchó un disparo desde un cerro que está a 400 metros de distancia donde estábamos en la conferencia y después los policías comunitarios contestaron generando una balacera», narró el reportero.

En el lugar donde se realizaba la conferencia de prensa es un cerro donde los comunitarios montaron sus trincheras.

Dicho espacio fue recuperado por la Policía Comunitaria después de replegar de este sitio a Los Ardillos.

Uno de los reporteros cuenta que después de que terminó la balacera se bajaron caminando del cerro y llegaron al pueblo donde dejaron su vehículo estacionado.

«Del centro del pueblo al cerro donde los policías comunitarios están atrincherados es una distancia de poco más de un kilómetro y la verdad bajamos con mucho miedo porque no sabíamos que podíamos encontrarnos», relató el periodista.

Durante el trayecto de ida y de regreso hacia la comunidad de Alcozacán y luego a Tula los reporteros observaron sólo una patrulla de la Policía Estatal.

Uno de los periodistas contó que uno de los agentes les dijo que ojalá que si los dos grupos se tiran de cerro a cerro, eso estuviera bien porque sería un entre de frente a frente.

«Nos sentimos más tranquilos cuando salimos de la comunidad de Atzacoaloya y tomamos la carretera federal rumbo a Chilapa», señaló el reportero.

Atzacoaloya, que también pertenece a Chilapa, está a 15 minutos de Tula.

Toda esta zona tiene presencia Los Ardillos.

Antes que se desatara la balacera, Plácido Galindo exigió a las autoridades que detengan a los miembros de esta organización.

Mencionó que en los últimos siete años este grupo criminal desapareció a 19 personas y asesinó a otras 18 de esta región conformada por comunidades de los municipios de Chilapa y José Joaquín Herrera.

Desde el viernes 17 de junio, los comunitarios sostienen enfrentamientos con Los Ardillos.

Según la CRAC, Los Ardillos han utilizado armas de grueso calibre y drones con explosivos para atacar a las comunidades de Tula y Xicotlán.

Según los comunitarios, dos de sus integrantes resultaron heridos de bala en los ataques.

En opinión del director ejecutivo del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, dijo que es preocupante la violencia que se vive en esta zona indígena.

«Es un conflicto complejo donde están comunidades confrontadas históricamente por conflictos agrarios pero ahora hay una descomposición social porque se habla de grupos de civiles armados y también se habla de un grupo de la delincuencia y eso daña muchísimo a las comunidades que se sienten asediadas que están adheridas al Consejo Indígena Popular de Guerrero Emiliano Zapata», expresó.

El activista señaló que estas comunidades han estado denunciando casos de desaparición, asesinatos y balaceras y que se sienten amenazados.

 

Te puede interesar: Emilio Barrera continúa tejiendo la tradición del rebozo

Emilio Barrera continúa tejiendo la tradición del rebozo

 

Texto y fotografía: Luis Daniel Nava 

Chilapa 

 

Emilio Barrera es el último rebocero de Chilapa, Guerrero.

Hace 33 años, la tradición del rebozo se pudo terminar cuando Emilio, entonces un joven de 25 años, pensó en probar suerte en Estados Unidos. Era el único de los cuatro hermanos que le ayudaba en el taller de rebozo a su padre, don Cirilo Barrera.

Esa vez, don Cirilo le dijo que desconocía a qué iba al norte pero que ya estaba grande para saber qué hacer con su vida.

Emilio se despidió de su padre y amigos pero el plan se frustró esa misma tarde. Las personas que lo recibirían avisaron que no había trabajo en aquel país debido a una nevada. Decidió ir a tomarse unas cervezas y regresó a su casa por la madrugada.

Por la mañana, Emilio entró al taller. Don Cirilo trabajaba y al verlo abrió los ojos y la boca sorprendido. Enseguida vino un semblante de felicidad.

–¡Ora qué cosa, cabroncito!, ¡yo ya te hacía en no sé dónde!

–Pues si, fíjese que no se pudo, pero el sábado ahora sí.

–¡Pues órale!, ¿ya almorzaste?

–No, respondió Emilio en plena resaca.

La alegría de su padre detuvo a Emilio de otro intento de partir. Recibió su primer telar de pedal, una redila, dos paquetes de hilo y tres kilos de tinta para trabajar por su cuenta. Desde entonces elaborar rebozos es su oficio. Ahora a sus 58 años es el único rebocero en Chilapa.

* * *

En los años 30 y hasta principios de los 80, Chilapa era la sede de la industria del rebozo de bola en Guerrero, llamado así porque el algodón, su materia prima, venía en bola. Casi 90 por ciento de la población participaba en el proceso de elaboración que va desde deshacer la hilaza, deshilar la madeja en un carrete, encanillar –juntar hilos de la madeja–, teñir, urdir o preparar los hilos para tejer, tejer, atar, repasar y vender.

Los talleres eran propiedad de hombres adinerados que contrataban gente para todo su proceso y ellos se encargaban de su venta, pero también eran de familias donde participaban todos sus integrantes; las viviendas eran pequeñas fábricas y las calles donde se ataba la hilaza talleres comunitarios.

Jesús Meza Pineda, quien ha seguido con atención los cambios sociales en la ciudad, rememora que hace más de 50 años, la sociedad chilapense era muy apegada a la religión católica y vivía en un ambiente sano, de calma. De la casa al trabajo y viceversa, los sábados eran de raya o de cobro y los domingos se asistía a misa en familia.

El rebozo, asegura, era una prenda imprescindible en la vida de los pobladores. Era usado para cargar a los recién nacidos, guardar dinero, ir a misa y hasta para envolver a difuntos. Para las familias de abolengo el rebozo de tejido fino era un accesorio de lujo.

Jesús Hernández Jaimes, profesor de Historia de América Latina en la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que a finales del siglo XVIII en Tixtla y Chilapa se empezó a producir manta en telares, con la ventaja de que en las costas se producía algodón en grandes cantidades.

“Durante la guerra de Independencia, en los meses en que las tropas insurgentes encabezadas por (José María) Morelos estuvieron asentadas en Chilapa, en 1811, se pusieron a producir en todos los talleres mantas para vestir a las tropas. Esta producción se va a extender a lo largo del siglo XIX.

“Mi hipótesis es que aprovechando esa experiencia local en algún momento, por ahí de finales del siglo XIX o principios del XX se introdujo la actividad de los rebozos en Chilapa.

“Y se empezó a producir el rebozo que satisfizo la demanda de toda la región e incluso gran parte de la producción se enviaba a Puebla y a la Ciudad de México”.

* * *

Emilio es el menor de los seis hijos de Cirilo Barrera, dos mujeres y cuatro varones. Las primeras se volvieron profesionistas y de los cuatro que se iniciaron en el taller, dos se hicieron maestros y uno mecánico. Sólo Emilio continuó el oficio al que se adentró a los 13 años.

Cirilo Barrera empezó como tejedor en los 40 en uno de los muchos talleres que existían en Chilapa. Después de los 50 le propusieron realizar el rebozo conocido como acateco o de cocol y a ese se dedicó hasta que falleció a los 71 años.

El acateco, a diferencia del de bola, en el que intervienen unas 10 personas de principio a fin, se puede realizar con la ayuda de hasta una persona. Don Cirilo sólo empleaba a tejedores, él y sus hijos se encargaban del resto.

A más de medio siglo, el taller de don Emilio conserva tres telares: El Bronco, el Gavilán y El Cobarde. Don Cirilo trabajó en El Bronco que se lo había vendido un tío, quién lo recibió de su patrón. El aparato tiene al menos 100 años y está hecho con la madera del pino Ayacahuite.

* * *

Hubo otro momento en que Emilio estuvo a punto de dejar todo. Después de la muerte de su padre en 1998.

Los clientes pensaron que con el fallecimiento de don Cirilo el taller había cerrado. Emilio no sabía dónde vivían. Poco a poco los rebozos se fueron acumulando. Emilio decidió terminar la hilaza y la tinta que le quedaban para dedicarse a otra cosa.

Un día apareció la señora Basilisa Abundis, una cliente de la comunidad de Acatlán radicada en la Ciudad de México.

–¿Con quién puedo hablar?… mira yo le quedé a deber a tu papá 100 rebozos y vengo a pagar, pues. No quiero tener cuentas con difuntos.

–¿Y sigues trabajando?

–Sí, sigo trabajando

–Ahora nomás vine a pagar, no traigo dinero, pero si no desconfías…

Emilio pensó: “¿qué más muestra de honradez que venir a pagar una deuda a un difunto”:

–Si, pues si quiere…

–¿Tendrás 50?

–Sí

–¿100?

–Sí, hasta 200 si quiere

–Le digo que no venía a comprar, nomás me llevo 100.

La comerciante llevó los rebozos a Acatlán y a la Ciudad de México para su bordado. Ahí los clientes se dieron cuenta que se seguían elaborando rebozos en Chilapa y regresaron.

“No, ya pura chingada. Ya no me fui. Ya había chamba y me rete rogaban, tienen una forma muy sencilla de decirte las cosas”, cuenta Emilio.

“Yo ya le fui a amarrar sus patitas a san Dimas para que no te vayas y si te vas para que regreses luego. No nos vayas a dejar, don Cirilito”, le dijo doña Basilisa.

Es la tarde del 16 de octubre del 2021. Emilio escucha de fondo la canción Perdida de Agustín Lara. Descalzo, con un short futbolero y una camiseta del Atlas, se da tiempo de hablar, de deshilar recuerdos, los trae al presente como si ocurrieron ayer.

También muestra las etapas de la elaboración del rebozo y las faldas de acateca. Y hasta cuenta la historia de una bicicleta que le empeñaron. No deja de trabajar y lo hace con gusto.

Tiene dos hijos Emilio de 16 años y José Miguel de 18, quien ahora le ayuda.

“En su descanso le está entrando, me ayuda a tejer, sabe hacer varias cositas, le falta mucho. No lo quiero inquietar tanto por si quiere seguir estudiando pero sino pues aquí en el taller se va a venir quedando”.

 

Te puede interesar: Has visto a… Lucyla Mendoza, la víctima 13 de desaparición que expone la trata en Montaña alta

Sucesión obispal en Chilapa, una zona de violencias históricas

En 2018 la ciudad de Chilapa fue catalogado como el segundo municipio más violento del país con una tasa de 139 asesinatos por cada 100 mil habitantes, cuando el promedio en México en aquel entonces era de 16.9


Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Amílcar Juárez

20 de abril de 2022

Chilapa

El polémico obispo de la diócesis Chilpancingo – Chilapa, Salvador Rangel Mendoza después de tantos anuncios, finalmente dejó su cargo.

De manera oficial en su lugar llegó el franciscano José de Jesús González Hernández, de Jalisco. Este valorará si continúa con las prácticas de dialogar con grupos del crimen organizado como lo hacía su antecesor, según Rangel, para pacificar el estado.

La misa de toma de posesión canónica, como la llama la comunidad católica, se llevó a cabo en la catedral Asunción de María de Chilapa, la primera sede de la diócesis de Chilpancingo- Chilapa.

Este día los feligreses no notan que elementos de seguridad de distintas corporaciones resguardan el evento y se centran en recibir al nuevo obispo y despedir a Salvador Rangel, a quienes reciben con confeti, papel picado, cadenas de flores y coronas de pan tradicional de la región.

Un evento de recibimiento organizó la comunidad católica de la región Centro a los obispos, el cual comenzó con un recorrido de un kilómetro aproximadamente desde la estatua de Eucaria Apreza a la catedral ubicada en el centro de la ciudad.

Asistieron alrededor de 100 personas, entre feligreses, sacerdotes de la región y algunos funcionarios del ayuntamiento municipal liderados por el diputado local priista Jesús Parra García, ex alcalde de Chilapa y suplente de Ulises Fabián Nava, candidato a la alcaldía asesinado en 2015. Él le entregó las llaves de la ciudad a González Hernández.

A las afueras de la catedral hay mucha seguridad, agentes de tránsito y policía municipal resguardan los accesos y las calles aledañas, mientras patrullas del Ejército Mexicano y Guardia Nacional dieron rondines continuos.

Chilapa es la entrada a la región Montaña de Guerrero, la zona indígena del estado, y una de las ciudades más violentas. El pasado 31 de marzo fueron localizadas seis cabezas humanas sobre una camioneta en la avenida Eucaria Apreza, la principal de la ciudad, además en el lugar había un mensaje donde se decía que en Chilapa está prohibida la venta de ciertas drogas, el secuestro y la extorsión.

Horas después del hallazgo la Fiscalía General del Estado (FGE) dijo que inició una carpeta de investigación por el delito de homicidio calificado en agravio de seis personas. A casi un mes de los hechos el crimen está impune.

El Centro de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón indica que en los municipios de Chilapa y Zitlala más de dos mil personas fueron desplazadas por la violencia en los últimos años. Además, en 2015 Chilapa vivió la peor crisis de desaparición forzada del estado, luego del caso Ayotzinapa.

De acuerdo a la FGE en la zona, que representa la tasa más alta de violencia política por el asesinato de candidatos en el estado, operan dos grupos criminales,  Los Ardillos y Los Rojos que, entre otras actividades, de acuerdo a los pobladores, han asesinado a ciudadanos, algunos pertenecientes a grupos de policías comunitarias.

Los Ardillos, de acuerdo a la información proporcionada por las autoridades son un grupo del crimen organizado que fue fundado por Celso Ortega Rosas, a quien se apodaban La Ardilla, padre de Bernardo Ortega Jiménez, ex alcalde de Quechultenango, ex presidente del congreso local por el PRD y actualmente diputado reelecto por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Al morir el líder fundador Celso Ortega Rosas, sus dos hijos, Celso y Antonio Ortega Jiménez, hermanos del político, quedaron al frente de la organización.

En 2018 la ciudad de Chilapa fue catalogada como el segundo municipio más violento del país con una tasa de 139 asesinatos por cada 100 mil habitantes, cuando el promedio en México en aquel entonces era de 16.9.

Chilapa es conocida en el estado por sus artesanías, el tianguis que se instala los domingos en el mercado central, y por su catedral, pero pasó de ser una punto turístico a ser el segundo municipio más violento en el año 2014, sólo detrás de Tecomán en el estado de Colima.

En ese contexto de violencia Rangel Mendoza dijo que entabló comunicación con los grupos del crimen para liberar a personas secuestradas y desaparecidas.

Rangel Mendoza dejó el cargo a los 75 años, ya que de acuerdo con las leyes canónicas de la iglesia católica esa es la edad máxima en la que un sacerdote puede estar en funciones.

En su lugar llegó el presbítero José de Jesús González Hernández quien fue nombrado oficialmente obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa.

Durante la misa Salvador Rangel fue nombrado como obispo emérito y administrador apostólico.

Durante el recorrido los feligreses que acompañaron al nuevo obispo coreaban vivas y porras.

Al término de la toma de posesión, el nuevo obispo, González Hernández, ofició su primer misa. Unos 50 feligreses le ofrecieron obispo.

Mujeres con ropa tradicional de Acatlán y de Tepozonalco se acercaron al altar donde estaba González Hernández y le entregaron bolsas con maíz, frijol o fruta.

Los sacerdotes regalaron cuadros, algunos con el logo de la diócesis Chilpancingo – Chilapa, además de un retrato de Hernández González.

Ya nombrado obispo emérito Rangel Mendoza le deseó suerte a González Hernández y le dijo que tiene una gran responsabilidad porque en Guerrero: «existe un buen número de católicos y es un pueblo religioso», así se despidió Salvador Rangel.

En su primer sermón, Hernández González agradeció a la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda, a la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez y al diputado priista Jesús Parra por las atenciones recibidas.

No mencionó la violencia que se vive en la zona.

Salir de la versión móvil