Todas las víctimas fueron decapitadas y desmembradas. En los cadáveres de los niños cometieron la mayor de la saña
Texto y Foto: Marlén Castro
Chautipan
Sábado 9 de noviembre del 2024
La gente de Chautipan, una comunidad de la Sierra de Chilpancingo, no entiende por qué sus familiares murieron así.
«Es muy cruel y muy injusta su muerte», dice un hombre de la comunidad.
No es para menos. Las familias vivieron la impresión más grande de su vida cuando intentaron reconocer a sus seres queridos.
Los restos de las 11 personas, entre las que hay cuatro niños, dos mujeres y cinco hombres adultos, estaban repartidos en 30 bolsas negras.
Todos los restos humanos estaban revueltos. Las 11 víctimas fueron decapitadas, algunas fueron desolladas, sus extremidades cortadas en tres o cuatro pedazos. Lo peor, a los menores les sacaron los ojos.
Por estos asesinatos y desapariciones, nueve mujeres quedaron viudas y hay 20 menores huérfanos.
Forman parte de un grupo de comerciantes que, algunos desde hace 17 años, se dedican a la venta de trastes de diferentes materiales, para completar sus ingresos para sostener a sus familias.
En total, estaban desaparecidas 16 personas desde el 22, 21 y 27 de octubre pasado, cuando después de la temporada de lluvias los hombres adultos y los cuatro menores salieron de Chautipan a vender sus trastes.
Llegaban así a varias comunidades, principalmente de la Montaña baja.
Esta ocasión salieron de Chautipan para vender a El Epazote, una comunidad del municipio de Chilapa. Una zona controlada política, criminal y económicamente por el grupo del crimen organizado Los Ardillos.
«Nunca en todo este tiempo tuvieron un solo problema. La gente los conocía en todos lados, pues ya son muchos años que van a esos pueblos», cuenta el hombre, quien entre las víctimas tiene a un yerno.
Todavía falta por localizar a cinco hombres adultos.
Una señora cuenta que tres de esos cinco que continúan desaparecidos son sus hermanos. Pidió a la presidente Claudia Sheinbaum que no abandone a la gente del pueblo, que necesitan seguir buscando a las personas que faltan.
Chautipan en una comunidad serrana de aproximadamente 500 habitantes, ubicada en la parte oeste del municipio de Chilpancingo, a tres horas de la capital.
Queda justo a la mitad del camino de Jaleaca, otra comunidad serrana perteneciente a Chilpancingo.
En los últimos tres años, otro grupo del crimen organizado llamado Los Jaleacos, comenzó a cobrar notoriedad.
«Es injusto cómo estas personas hallaron la muerte, pagaron por las rivalidades entre dos grupos», indica el hombre que con un cubrebocas intenta proteger su identidad.
Asegura que los mataron porque son de esta zona serrana.
«Y los de allá abajo no quieren a los de acá arriba». Los de abajo serían Los Ardillos, y los de arriba Los Tlacos y Los Jaleacos, quienes están del mismo lado, según la radiografía criminal local.
Esta tarde, alrededor de las dos y media de la tarde, fueron sepultados.
Nunca antes, contaron, habían enterrado a una persona asesinada.
En Chautipan, la mayoría de los habitantes son protestantes y entre sus reglas está la de no ingerir bebidas alcohólicas.
Una forma de controlar la ingesta de bebidas embriagantes es vender la cerveza con sobreprecio.
Una cerveza cuesta normalmente 30 pesos y en Chautipan las venden en 50 pesos.