Texto: Amapola Periodismo
Foto: Cromática agencia fotográfica y multimedia / Oscar Guerrero
Viernes 8 de noviembre de 2024
Chilpancingo
«Si las autoridades hubieran hecho las cosas bien no hubieran pasado estas cosas que no se esperaban», reclamó una mujer de Chautipan que se llevó en un ataúd los cadáveres de su esposo y su hijo, hallados junto con otras nueve personas desmembradas en una camioneta la noche de este miércoles 6 en Chilpancingo.
La mujer, con la cabeza envuelta con un rebozo, exige que el gobierno siga buscando a los otros seis, ya que entre ellos está su otro hijo, Leandro Geovani Cabrera Sacristán.
Entre los 11 asesinados hallados el miércoles 6, están Alfonso Francisco Cabrera, de 33 años, y Diego Alfonso Cabrera Sacristán, de 17 años, esposo e hijo de la entrevistada afuera del Servicio Médico Forense (Semefo) momentos antes de que en tres carrozas fueran trasladados los cadáveres de nueve hombres y dos mujeres a Chautipan, donde este viernes se les rezará, para mañana sábado sepultarlos en el panteón del pueblo.
«Diego Alfonso ya vivía con su pareja y, pues, como tenía necesidad de tener dinero para mantener a su mujer, se fue a vender trastes a las comunidades de Chilapa», refirió uno de los familiares.
«Ya fue encontrado, pero muerto», dijo el familiar de Diego Alfonso.
Los familiares que desde ayer miércoles llegaron al Semefo para identificar a sus parientes asesinados, permanecieron allí más de 24 horas.
Los 17 de Chautipan, municipio de Chilpancingo, desaparecieron en forma paulatina en los municipios de Chilapa y Quechultenango durante el mes de octubre.
Un primer grupo de pobladores que se dedican a la venta de trastes de peltre y plástico salió de Chautipan el 21 de octubre; al siguiente día, el 22, salió otro contingente.
Como ninguno regresaba ni contestaban el teléfono, varios de sus parientes salieron el 27 de octubre hacia Quechultenango y Chilapa a buscarlos.
«Nadie de ellos hacía males; fue injusto lo que les hicieron», recriminó un familiar de una de las 11 víctimas.
«Lo que pedimos a las autoridades es que sigan buscando a los demás (a seis), ya que ahorita no nos dijeron nada si va a seguir la búsqueda», expuso la mujer a la que le asesinaron al esposo y al hijo.
El 5 de noviembre, el comandante de la 35 Zona Militar, Jorge Pedro Nieto Sánchez, dio a conocer que 400 militares de las fuerzas especiales iban a sumarse a la búsqueda de los 17, en Mochitlán, Quechultenango, Chilapa y en la parte sur de Chilpancingo, que es la zona de control del grupo criminal Los Ardillos.
A más de 24 horas del operativo de búsqueda de la Sedena, 11 de los 17 aparecieron desmembrados en la batea de una camioneta que fue remolcada por la Fiscalía General del Estado (FGE), acción con la que, según un abogado penalista de Chilpancingo, se borraron las evidencias de la escena del crimen.