En aulas de madera, lámina galvanizada y sin ventanas, reciben clases estudiantes de secundaria y bachillerato en Chilpancingo

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Las instituciones educativas a las que asisten 297 estudiantes, 225 de primaria y 72 de secundaria, están en la colonia Plan de Ayala, uno de los asentamientos más grandes de la capital


Texto y fotografia: Jesús Guerrero

Chilpancingo

1 de octubre del 2023

Son las 9:30. Suena el timbre del recreo.

Cuando los estudiantes de la Escuela Secundaria General Otilio Montaño Sánchez, ubicada en la colonia Plan de Ayala, al poniente de la ciudad, lo escuchan, como la niñez de todas las escuela, corren afuera del aula para aprovechar cada segundo de su tiempo libre.

La diferencia con estudiantes de otras instituciones es que estos adolescentes salen de un salón sin puertas, ventanas y con un techo de lámina galvanizada, afianzado con piedras, para que el viento no las vuele.

La Secundaria Otilio Montaño, en la que estudian 225 adolescentes, está sobre un terreno plano ubicado entre un enorme cerro y un barranco. Tiene seis aulas, de las que cuatro, no tienen puertas ni ventanas.

Este predio era una parcela de siembra de maíz, pero hace 12 años, los colonos lo donaron para una escuela, la que empezó con aulas de madera, techo de lámina de cartón, sillas y pizarrones que ellos compraron con su dinero.

El pasado jueves 22 de septiembre, el secretario de Educación en Guerrero (SEG), Marcial Rodríguez Saldaña, visitó la escuela y entregó a los maestros 50 butacas, siete escritorios y seis pizarrones.

Se comprometió a que el Instituto de Infraestructura Educativa Guerrerense (IGIFE) colocará las ventanas de cuatro salones antes de que inicie la temporada de invierno.

Durante su visita, una estudiante pidió que el gobierno invierta más recursos en la infraestructura educativa.

«Las aulas de material se construyeron con las aportaciones económicas de los padres de familia y de algunos políticos y el gobierno no nos apoyó», aseguró el director del plantel Sabino Pablo De la Cruz.
En abril del 2014, la escuela recibió la clave de reconocimiento oficial.

«El gobierno también nos dio la plaza a los maestros pero nunca nos construyeron el edificio y todo lo que se ha hecho aquí es con las cooperaciones de los padres y madres de familia».

El plantel educativo está rodeado de follaje y de plantíos de maíz, calabaza y chile.

«Esta es una zona rural y como estamos alejados del centro tenemos muchas carencias no solo en la escuela sino en la misma colonia».

En el patio de la escuela hay dos baños sin puertas.

«No hay drenaje en nuestra escuela ni en toda la colonia porque el gobierno todavía no ha introducido este servicio».

De acuerdo con datos oficiales, la colonia Plan de Ayala tiene una población de 5,000 habitantes, una de las más grandes de la ciudad.

La Secundaria tiene agua del proyecto Peña Rajada que les llega por gravedad, al igual que a los habitantes de la colonia.

«Si no nos llegara el agua de allá arriba del cerro tampoco tendríamos este servicio en la escuela».

En los 12 años de haberse fundado este plantel educativo, el único beneficio que han recibido del gobierno federal fue su inclusión en el programa La escuela es nuestra.

Con un apoyo de 600 mil pesos de este programa federal se construye un salón que será utilizado como comedor y un aula que ya fue terminada y que en breve será inaugurada.

Los padres y madres de familia no han reunido los recursos para construir una cancha techada donde sus hijos puedan tomar sus clases de educación física.

Los niños realizan sus prácticas deportivas en un terreno pedregoso y polvoriento que está a unos metros del barranco.
Si un balón con el que juegan los estudiantes se va al barranco ya no lo pueden rescatar.

La visita del secretario de Educación se debió, de acuerdo con el director, a que la gobernadora Evelyn Salgado Pineda leyó una nota informativa en un medio local en donde él denunció la falta de butacas y pizarrones.

Rodríguez Saldaña solo ofreció construir las ventanas de los salones aunque son evidentes las demás carencias de la escuela.

En peores condiciones que la Secundaria Otilio Montaño está el plantel del Bachillerato Rafael Ramírez Castañeda, ubicado en la misma colonia Plan de Ayala, en la que estudian 72 jóvenes.

El jueves 22 de septiembre, los docentes del Bachillerato aprovecharon la visita del secretario de Educación para plantearle las condiciones de la institución.

Las cinco aulas del Bachillerato son de piso de tierra, paredes de madera y techo de lámina galvanizada. Fueron construidas por los padres de familia hace cinco años en un terreno empinado.

El baño es un cuarto de madera que parece que en cualquier momento se va a desbarrancar por el terreno empinado.

«No tenemos baños, servicio de agua, drenaje; nos faltan butacas y pizarrones», dice Filemón Hernández Grande, director de la escuela.

«Hablamos con el secretario de Educación (Marcial Rodríguez) y solo nos dijo que para que construyan nuestra escuela primero debe de tener el reconocimiento oficial».

La Escuela Secundaria y la de Bachillerato surgieron a propuesta de los habitantes de esta colonia por los excesivos gastos que les ocasionaba enviar a sus hijos a planteles educativos ubicados en el centro.

La escuela de Bachillerato Rafael Ramírez Castañeda está incorporada a planteles educativos con reconocimiento oficial para que los estudios de los alumnos tengan respaldo académico.

Los siete maestros de este plantel de educación media superior reciben un salario simbólico que corre a cuenta de las madres y padres de familia.

Los docentes de Bachillerato tienen otras actividades para sostener a sus familias.
Filemón Hernández dice que a pesar de las penurias económicas que ellos enfrentan y las malas condiciones en que está la escuela ellos seguirán adelante con este proyecto.

«Estamos aquí para ayudar a la gente, para que los jóvenes de esta colonia salgan adelante y no escojan otros caminos», afirmó el profesor.

Cerca de las 12 del día, los jóvenes salen de las aulas.

Por ahí pasó el secretario de Educación cuando visitó la Secundaria, iba en su automóvil, del que no se bajó, ni tampoco bajó el vidrio en el lugar en el que iba sentado, para apreciar las condiciones del Bachillerato. Pasó de largo.