Periodismo, antropología y arte, diferentes formas de explicar el caso Ayotzinapa 

Texto: José Miguel Sánchez

Fotografía: Amílcar Juárez (Archivo)

2 de diciembre del 2022

 

Desde el periodismo, la antropología y el arte se ha intentado explicar y entender la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, ocurrida hace ocho años en la ciudad de Iguala, coincidieron especialistas durante la Octava Conferencia Bi-nacional Transfronteriza, realizada en El Cajón, California.

Durante el panel Ayotzinapa: impunidad y crimen de Estado, organizado por el Colegio Cuyamaca de San Diego, California, la noche de este 1 de diciembre, una periodista, una antropóloga y un artista plástico, todos guerrerenses –los dos últimos originarios de Tixtla, municipio donde esta asentada la Normal Rural de Ayotzinapa–contaron su experiencia y su visión acerca del caso.

Cada uno expuso cómo reaccionó después de los hechos sucedidos en Iguala la noche del 26 de septiembre del 2014, donde desaparecieron los 43 estudiantes normalistas.

La actividad ocurrió en dos formatos de manera simultánea, uno presencial y otro virtual. De manera presencial estuvieron en el Colegio Cuyamaca, en San Diego, California los académicos y organizadores, entre ellos Manuel Mancilla Gómez, y el artista plástico invitado, Javier Lara, originario de Tixtla, y de manera virtual (o en conexión remota), la periodista Margena de la O Vargas y la antropóloga Rosa Icela Robles Jiménez.

También estuvo unos minutos conectado Clemente Rodríguez, padre de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los 43 estudiantes desaparecidos, pero salió de la sala por problemas de conectividad.

La periodista, quien es cofundadora de Amapola, periodismo transgresor, explicó cómo muchos periodistas locales, de Guerrero, cubrieron desde el primer momento los hechos en Iguala.

Dijo que desde que fundaron Amapola, periodismo transgresor (mayo de 2019), el equipo decidió en la mesa editorial hacer del caso Ayotzinapa un tema vigente en sus contenidos hasta que éste fuera resuelto y se llegara a la verdad.

En una primera etapa, dijo, decidieron que cada 26 de septiembre existiera un contenido especial sobre Ayotzinapa, lo cual se cumplió y posteriormente buscaron profundizar más en el tema.

«Decidimos como medio convertirnos en una base de información sustancial, es decir, crear memoria a través de nuestros contenidos y que dieran cuenta para la investigación formal».

Uno de los contenidos principales de Amapola, periodismo transgresor, en relación al caso de los 43 normalistas desaparecidos, se llama Ayotzinapa. Vivir Infiltrado, el cual reúne una serie de testimonios de estudiantes desde la fundación de la normal hasta años después de lo ocurrido el 26 de septiembre del 2014 en Iguala.

«Llegamos a una hipótesis muy puntal de que el caso Ayotzinapa tenía que ver con la infiltración de agentes del Estado, de grupos de poderes fácticos de Guerrero, en la Normal justamente por ser una escuela diferente al resto donde los estudiantes se plantan como reflexivos a su contexto social», mencionó De la O Vargas.

A través de los contenidos sobre Ayotzinapa, Amapola, periodismo transgresor pretende abonar «a la verdad real de lo que pasó con los 43 normalistas de Ayotzinapa».

En su intervención, la antropóloga Rosa Icela Robles Jiménez, integrante del Centro de Estudios sobre infancias y juventudes en Guerrero (Ceijgro), habló desde una perspectiva académica el impacto que generó en las redes sociales el caso Ayotzinapa y los elemento que permitieron que los sucesos trascendieran a nivel internacional.

También habló sobre el contexto social y político en el que surgió la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, entonces lo que ocurrió con los muchachos desaparecidos, “no es un hecho aislado, es consecuencia de un Estado que ha reprimido a los movimientos sociales y sectores específicos de la sociedad».

La condición de la Normal Rural de Ayotzinapa, dijo, donde estudian hijos de campesinos, indígenas y grupos vulnerables se convierten en un objetivo del Estado.

Para Robles Jiménez el caso Ayotzinapa está en la impunidad debido a un pasado histórico que no termina de sanar y que también está en la impunidad: la llamada “guerra sucia” que sucedió durante los setentas.

Este periodo, de acuerdo con varios autores, dejó un número desconocido de muertos y desaparecidos en México. La cifra que maneja la Organización de las Naciones Unidas (ONU) relacionadas con crímenes de Estado durante las décadas de 1960 a 1980 asciende a 374 personas.

«Cuando las desapariciones y los crímenes a los derechos humanos que sucedieron durante la guerra sucia no son castigadas y no hay un acceso a la justicia, todo esto hace que se permita repetir el evento», mencionó Robles Jiménez.

Sobre el impacto en las redes sociales, Robles Jiménez concluyó que el papel de los medios de comunicación digitales, sobre todo los independientes que apuestan por narrativas distintas a las del Estado, generan una realidad alterna.

Otro punto que Robles Jiménez señaló fue el papel de la conectividad, a través del internet, en otras partes del mundo, la cual «genera una indignación colectiva», detonada por ver a las madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014 en ese proceso doloroso donde buscan a sus hijos, con el rostro de sus hijos al frente.

«Pero lo que indignó más a la gente y que circuló mucho en redes sociales fue el rostro del estudiante desollado, Julio César Mondragón Fontes, por el nivel de violencia ejercido».

En apoyo a las madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos, dijo, se generó un simbolismo en torno al movimiento para exigir justicia y la aparición con vida, expresado en marchas, performance, expresiones artísticas, documentales y monumentos.

Todos estos materiales, expuso, se convirtieron en un imaginario colectivo sobre el caso Ayotzinapa que nos recuerda «que aún sigue pendiente».

En el tema artístico, Javier Lara Díaz, artista plástico originario de Tixtla, municipio donde se ubica la Normal de Ayotzinapa, contó las aportaciones que su gremio realizaron al movimiento para exigir justicia y la aparición con vida de los 43 estudiantes.

La ciudad de Tixtla es conocida en la región Centro de Guerrero por ser un espacio de artes y tradiciones, Lara Díaz recordó que él junto con un grupo de pintores locales apoyaron a realizar las primeras mantas y carteles de protesta sobre el caso.

«A nosotros, como personas que nos dedicamos al arte, buscamos representar problemas sociales a través de la estética, lo que consideramos una arma muy fuerte para crear conciencia y memoria en las personas», mencionó.

En el gremio artístico de Tixtla, comentó Lara Díaz, el caso Ayotzinapa tiene relevancia porque conocen a las madres y padres de los 43 estudiantes desaparecidos.

Recordó que el conoció a Bernabé Campos Santos, padre del estudiante desaparecido José Ángel Campos Cantor, quien falleció el año pasado «con la esperanza de encontrar a su hijo”.

Fue así cómo tres áreas o disciplinas del conocimiento convergieron es un mismo tema y propósito.

En la imagen, estudiantes de Ayotzinapa protestan en el Antimonumento a los 43 normalistas desaparecidos, ubicado en Chilpancingo, durante un mitin el 26 de enero del 2022. Foto: Amílcar Juárez (Archivo)

 

 

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