Lactarios en centros de trabajo, contemplados en la ley pero inoperantes en la realidad

Aunque la Ley General de Salud contempla que haya lactarios en los centros laborales, tiene discrepancias con la Ley Federal del Trabajo y no hay sanciones para las empresas o instituciones que incumplan con brindar estos lugares a sus empleadas.


Texto: Andrea Vega  / Animal Político

Fotografia: Jose Luis de La Cruz  /  Archivo

 

Azucena es médica residente en un hospital de la mujer, donde ha tenido que pelear el acceso al lactario para extraerse la leche que da a su bebé, porque este lugar —le dicen— es para uso exclusivo de las pacientes.

Después de hablar con una y otra persona, a la médica en formación solo “le hacen el favor” de darle cierto tiempo para entrar, a cierta hora. Para una enfermera del turno nocturno, no hay ni esa pequeña ventana de tiempo y espacio. Por las noches, el lactario está cerrado y ella tiene que extraerse la leche para su bebé en algún cubículo o espacio que encuentre desocupado o incluso en el baño.

“Esto es la cereza del pastel, si en un hospital para la mujer el personal no tiene acceso a un lugar donde poder extraerse la leche, imagínate cómo está en el resto del sector público y privado”, cuestiona la médica residente.

Como ellas dos, la mayoría de las mujeres en México que laboran y están amamantando no cuentan en sus lugares de trabajo con un espacio digno y limpio donde puedan hacer la extracción de la leche, coinciden Rosalinda Guerrero, fundadora de la Asociación de Consultores Certificados en Lactancia Materna (Acclam), y Claudia Sierra, integrante de La Liga de la Leche.

No se sabe cuántas empresas dan este derecho a sus empleadas porque no hay registro oficial de eso. Activistas advierten que son pocas, pese a que tales espacios están considerados en la legislación.

La Ley General de Salud, en su artículo 64, fracción ll, estipula que las autoridades sanitarias competentes establecerán acciones de orientación y vigilancia institucional, capacitación y fomento de la lactancia materna y el amamantamiento, incentivando que la leche materna sea alimento exclusivo durante seis meses y complementario hasta avanzado el segundo año de vida, además de impulsar la instalación de lactarios en los centros de trabajo de los sectores público y privado.

Las discrepancias y los vacíos 

La otra gran legislación que tiene injerencia en esto, La Ley Federal del Trabajo, estipula el derecho de las mujeres a amamantar a sus bebés. Así lo dice en su artículo 170, fracción IV.

Ahí se establece que en el periodo de lactancia, hasta por un máximo de seis meses, las trabajadoras tendrán dos reposos extraordinarios por día, de media hora cada uno, para alimentar a sus hijos, en un lugar adecuado e higiénico que designe la empresa, o bien, cuando esto no sea posible, previo acuerdo con el patrón, se reducirá en una hora su jornada de trabajo durante el periodo señalado. Sin embargo, el artículo no habla de la necesidad de contar con un espacio para extraerse la leche.

De esa manera, es como si la ley supusiera que todas las mujeres tienen la posibilidad de ir del trabajo a casa para alimentar a su bebé y regresar en tan solo media hora, o que a todas les pueden llevar a sus bebés a la oficina dos veces al día, ironiza Rosalinda Guerrero.

Otro problema, además de esa disparidad en las leyes, es que el deber de contar con lactarios es algo que está en la Ley General de Salud, y también en la del IMSS y en la del ISSSTE, pero en realidad no se aplica, porque no hay sanciones establecidas y nadie vigila que esta normatividad se cumpla, alertan las activistas consultadas.

Beneficios limitados

Guerrero y Sierra señalan que las empresas pueden obtener beneficios de la lactancia. Por ejemplo, que las madres puedan ser más productivas al sentirse tranquilas por saber que están protegiendo a sus bebés con su leche, lo que a su vez puede llevar a que sientan mayor apego a la empresa al sentirse apoyadas en la lactancia.

De acuerdo con las activistas, esto favorece la menor rotación de personal y que las madres hagan menos solicitudes de permisos por posible enfermedad de sus bebés, porque estarán más sanos.

La sociedad en general también obtiene beneficios cuando una madre lacta porque hay menos contaminación, puesto que no se usan botes de leche de fórmula, por ejemplo, y los costos por atención a la salud se reducen al tener a personas más sanas por los beneficios de la leche materna para los bebés.

Esos beneficios son menos riesgo de enfermedades comunes en la infancia (respiratorias, alérgicas y diarreicas), mejor desarrollo emocional e intelectual, prevención del sobrepeso y la obesidad, y reducción del riesgo de muerte de cuna, entre otros.

Las madres obtienen, a su vez, beneficios como que la lactancia les previene a largo plazo de osteoporosis, cáncer de mama y de ovario; además, mejora los niveles de colesterol y triglicéridos, disminuye el riesgo de depresión post-parto, ayuda a recuperar el peso previo al embarazo y les permite desempeñarse laboralmente libres de preocupaciones.

Qué se necesita para tener un lactario 

De acuerdo con la Guía para la Instalación y Funcionamiento de Salas de Lactancia, de la Secretaría de Salud, un lactario debe tener sillas ergonómicas, cómodas y lavables, mesas individuales y refrigerador con congelador independiente para conservar la leche extraída por las madres en la jornada laboral.

También debe contar con un dispensador de agua potable, fregadero con tarja, jabón líquido, termómetro, toallas de papel, tomas de corriente (una por cada silla y una para el refrigerador), pizarrón blanco y plumones, bote de basura, una libreta o bitácora de registro de uso de la sala de lactancia, etiquetas de identificación de nombre y fecha de extracción y, en caso de que sea posible, equipo para transportación de la leche para que se mantenga fría. Este último lo puede proporcionar el centro de trabajo o puede llevarlo la madre.

Guerrero subraya que esto no implica una gran inversión, sino que lo que hace falta es voluntad para hacer que la ley no sea letra muerta sino una realidad.

 

Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.