Tres de cada 10 personas diagnosticadas de covid reportan persistencia de la enfermedad: Ensanut 2021

La segunda encuesta nacional consecutiva de salud y nutrición revela que la pandemia aumentó la brecha de la desigualdad: el mayor costo -económico y de mortandad- ha recaído en los hogares más pobres y el fragmentado sistema público aún debe enfrentar los retos de la precaria salud de la población


Texto: Daniela Pastrana / Píe de Página 

Fotografía: Amílcar Juárez (Archivo)

2 de agosto de 2022

 

El mayor impacto de la pandemia de covid-19 en México ha estado en la población más pobre y sin seguridad social. Esta conclusión, que parece una obviedad, tiene por primera vez un sustento documentado en una encuesta nacional.

La encuesta, que parte de un levantamiento de campo en más de 12 mil hogares, realizado entre agosto y noviembre de 2021, y evaluada por expertos del Instituto Nacional de Salud Pública a partir de la generación de más de 900 indicadores, es concluyente:

Los mayores niveles de mortalidad por covid se dieron en los municipios con mayores condiciones de pobreza, y en los estados que tienen mayor población en la informalidad y sin seguridad social. Ese sector también concentra el mayor aumento de gasto de bolsillo.

Además, los hogares cuyo jefe o jefa de familia tiene un bajo nivel socioeconómico son donde menos posibilidades hay de cumplir con las medidas de mitigación de riesgos (como el aislamiento social o las medidas sanitarias).

A eso hay que agregar que seis de cada 10 personas diagnosticadas reportaron secuelas después de un mes, y tres de cada 10 reportan secuelas persistentes.

Al presentar estos datos, la investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Arantxa Colchero Aragonés, destacó la necesidad garantizar la cobertura universal de salud efectiva para la población sin seguridad social e invertir en la prevención para reducir la carga de enfermedad.

Lo que hay ahora, expuso la especialista, es un sistema de salud fragmentado, con recursos insuficientes, y una población ya vulnerada sobre la que está recayendo el peso de la pandemia.

Uno de los elementos que destaca la encuesta es que 70 por ciento de las personas se atendió fuera de la salud pública, sobre todo con médicos privados que tienen consultorios particulares, y en segundo lugar con médicos que trabajan en consultorios adyacentes a farmacias, lo que implica una sobremedicación.

“Es difícil evaluar a este sector porque no está regulado y está muy atomizado, hay una gran cantidad de proveedores de atención. Pero los que más preocupan son los consultorios adyacentes a farmacia (CAF) porque tienen médicos menos calificados e incentivos económicos para prescribir medicamentos”, dijo Colchero.

 

 

Inseguridad alimentaria impacta en zonas rurales

 

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021 fue presentada este lunes en el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE),

Uno de los datos más destacables del documento, de más de 300 cuartillas, es que 60.8 por ciento de los hogares encuestados presentó algún tipo de inseguridad alimentaria: 34.9 por ciento presentó inseguridad leve, que significa que algún hogar experimenta preocupación por el acceso a los alimentos y sacrifica la calidad de la dieta; 15.8 por ciento dijo tener inseguridad moderada, que implica restricciones en la cantidad de los alimentos consumidos, y 10.1 por ciento reportó inseguridad severa, es decir, donde alguno de los integrantes omite tiempos de comida por la falta de dinero.

Destaca que la mayor inseguridad alimentaria se presentó en hogares rurales, donde 71 por ciento reportó inseguridad alimentaria. En zonas urbanas, el promedio fue de 66.4 y en grandes metrópolis fue de 53.5 por ciento.

La diferencia, en el caso de la inseguridad alimentaria severa fue de 12 por ciento en zonas rurales y 8.3 en las metrópolis.

“Como está sucediendo en diversos continentes, entre ellos Latinoamérica, la pandemia de covid-19 está impactando de forma negativa la economía de los países y también su acceso a la alimentación, amenazando los medios de subsistencia de los grupos de población más vulnerables y que viven en contextos frágiles, como la población en pobreza y marginación de localidades urbanas y rurales”, dice la encuesta que se puede consultar en este link.

Precarización de la salud

La Ensanut 2021 muestra un aumento de los gastos en salud y alimentación con respecto a 2020: la encuesta revela que 68.4 por ciento de los hogares reportó haber aumentado sus gastos generales y 72 por ciento los gastos en alimentos.

También reporta que a 89 por ciento de los usuarios de algún servicio de salud público le recetaron medicamentos; y el gasto medio fue de 450 pesos.

“Covid-19 está impactando de forma negativa la economía de los países y también su acceso a la alimentación, amenazando los medios de subsistencia de los grupos de población más vulnerables y que viven en contextos frágiles, como la población en pobreza”, dice la encuesta.

Sergio Bautista Arefondo, director de innovación de servicios y sistemas de salud del INSP, destacó que en México la estructura de salud, fragmentada, que otorga los servicios con base en el estatus laboral, no se traduce en acceso a la salud. Y por el contrario, se ha convertido en una barrera.

“Los resultados vienen de una tendencia previa”, dijo el especialista, al asegurar que la desigualdad económica y la marginación ya eran determinantes de la falta de acceso a servicios previos a la pandemia.

Enfermedades crónicas en ascenso

En la presentación de la encuesta, Enrique Lazcano, director general del INSP, destacó la importancia de fortalecer, renovar e implementar una nueva estrategia para el diseño y operación de futuras encuestas, y contribuir a generar información útil para la transformación del sistema de salud.

Un patrón recurrente que muestra la encuesta, dijo el funcionario, es la presencia de enormes inequidades y el aumento progresivo de actividades no saludables.

«Todos los resultados de la encuesta documentan la necesidad de abordar en forma más eficaz las necesidades de salud de los grupos vulnerables”, señaló.

Entre los resultados, destacó la prevalencia de las enfermedades crónicas en la población: 10.2 por ciento en el caso de diabetes diagnosticadas ( un porcentaje que subió más de 5 puntos a partir de las tomas de muestras, lo que significa que son personas que no sabían que tenían esa enfermedad), 15.7 de hipertensión, 14.9 de enfermedades renales y 32.8 de Hipercolesterolemia.

En la población escolar entre 5 a 11 años de edad, la prevalencia de sobrepeso más obesidad aumentó progresivamente a 37.4 por ciento Y en la población de 12 a 19 años ascendió a 42.9 por ciento.

Además, 91.7 por ciento de los adolescentes que reportaron consumir bebidas endulzadas de manera habitual.

“Prácticamente todos los adolescentes consumen bebidas azucaradas”, dijo.

Panorama complicado

El representante en México de las organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS), Miguel Malo Serrano, emitió un breve mensaje en el que destacó tres cosas: la capacidad de adaptación del INSP a los procesos de emergencia (“el INSP ha sido capaz de generar la Ensanut continua en una pandemia”), el privilegio de contar con una herramienta de medición efectiva, que no tienen otros países, y el “aporte fundamental” que tiene al estar hecho “desde una perspectiva de lo público, del bienestar y nos desde los fines de lucro”.

“Colegas: realmente lo que tenemos en este proceso que no acaba de pandemia es una panorama complicado”, dijo.

«No se cuantos de nosotros pensamos que estamos volviendo a una nueva normalidad o estamos repitiendo la vieja normalidad en el mundo (…) Los datos que nos muestran informes a nivel mundial, como el de Oxfam, es que se han ampliado esas inequidades sociales. Si pensamos que los 10 multimillonarios más grandes en el mundo ganaron en la pandemia, aumentaron su lucro en la pandemia, tanto como para que nadie pasara a la pobreza o para financiar totalmente la vacuna para la humanidad, nos hace reflexionar sobre como estamos organizando nuestra sociedad y qué podríamos hacer para revertir eso y no volver a la vieja normalidad”.

Tres lecciones

El subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Hugo López Gatell destacó que México enfrentó la pandemia en condiciones de desigualdad social y perfil de morbimortalidad adverso, con alta prevalencia de enfermedades crónicas.

Esto es resultado de los cambios estructurales del sistema sanitario desde los años 80, insistió.

«El sistema de salud mexicano nunca alcanzó la cobertura universal y se fue desmantelando desde finales del siglo XX, cuando viró hacia un modelo que exacerbó las diferencias y alimentó los negocios oportunistas, conocido como el régimen de protección social en salud o Seguro Popular, dejando al país sin capacidad de respuesta”

Esta realidad obligó a tomar medidas drásticas para enfrentar la velocidad y propagación del virus SARS-CoV-2, como fue la Jornada Nacional de Sana Distancia, con suspensión de actividades públicas no esenciales; reconversión hospitalaria, así como adquisición oportuna y suficiente de vacunas.

Para el subsecretario, hay tres lecciones fundamentales aprendidas, no solo en México sino en el mundo, sobre estas grandes transformaciones en los sistemas de salud que han dejado “estragos profundos y muy negativos”, son:

1.Las causas directas del daño causado por la pandemia tienen, en primer lugar, a la enorme desigualdad social

2. Una segunda causa, relacionada con la anterior. es “el desastroso perfil de morbimortalidad que tiene México: la epidemia de obesidad, diabetes, y múltiples cánceres relacionados con los estilos de vida. Estos estilos de vida no son casuales y no se deciden voluntariamente, están determinados por las realidades económicas y sociales, que se caracterizan por la erosión de vida silvestre, la devastación ambiental, asociado a procesos de urbanización desordenados y ambiciosos, y también por el ecosistema alimentario”.

Un ecosistema agroalimentario, dijo, fue transformado para sustituir la diversidad que se tenía de productos nacionales por un reducido conjunto de productos industrializados, que son el motor fundamental de la epidemia de enfermedades crónicas no transmisible

«Estos productos son los que han provocado una enorme carga de enfermedad, discapacidad y muerte”.

3. La tercera lección está relacionada con el desmantelamiento de la salud pública-

“¿Qué capacidad tenía el sistema de salud mexicano para enfrentar estas condiciones?”, preguntó.

Y él mismo explicó: “Se empezó a desmantelar la capacidad pública, instituciones que fueron privatizadas de facto y casi por entero. Uno de los mayores ejemplos es el ISSSTE, pero ocurrió también en Seguro Social y en las secretarias de salud estatales y federal, dejando al país sin capacidad de respuesta, con una mínima que capacidad que fue desplazada a aventuras oportunistas como los CAF (Consultorios Adyacentes a Farmacias) y servicios integrales”.

75 por ciento de la población con anticuerpos asociados a la vacunas

Tonatiuh Barrientos Gutiérrez, director del Centro de Investigación en Salud Poblacional del INSP, explicó que la seroprevalencia de anticuerpos de SARS-CoV-2 contra la proteína S (generada por la infección del virus y por la vacunación), se triplicó de un año al otro, al pasar del 23.6 a 75 por ciento.

En tanto que la seroprevalencia de anticuerpos de SARS-CoV-2 para proteína N (que se genera principalmente por la infección del virus), fue de 58 por ciento. Eso significa que tres cuartas partes de la población encuestada tenía anticuerpos y ese porcentaje esta asociado a la vacunación.

Por su parte, la directora del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas del INSP, Celia Alpuche Aranda, explicó que la estrategia de vacunación fue compleja, “por haber iniciado con muchas incertidumbres que se tenían que adaptar a circunstancias especiales como el no acceso a vacunas”.

La investigadora destacó que entre las principales razones de las personas para no vacunarse, están la de creer que la vacuna tiene efectos adversos para la salud y problemas de logística para hacer llegar la vacunación a lugares de difícil acceso.

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Personas acuden a centros de vacunación en Chilpancingo. Foto: Amílcar Juárez

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