Por un periodismo que nos ayude a construir la paz en México

Periodistas dialogaron sobre las adversidades que enfrenta el gremio en México en un contexto de violencia e impunidad y acerca posibles alternativas para combatirlas. Y dejaron la pregunta abierta: ¿cómo organizarse, construir redes y acuerdos?

Texto: Kau Sirenio

Fotos: Daliri Oropeza

CIUDAD DE MÉXICO.- En el primer día del foro internacional de periodismo y Construcción de Paz en México sirvió de como una catarsis llena de preguntas acerca del quehacer periodístico. Un diálogo en torno a la vulnerabilidad de periodistas al ejercer su labor, su protección y cómo garantizar la libertad de prensa.

En la reunión a la que acudieron también periodistas desplazados por su trabajo, el coordinador de Programas de acogidas temporales de la Asociación Taula Per Mèxic, Arturo Landeros, destacó que el encuentro -celebrado en el Centro Cultural Bella Época de Fondo de Cultura Económica- se hace en México con el propósito de analizar los avances en el acompañamiento de periodistas desplazados.

Landeros explicó, en entrevista con Pie de Página, que el encuentro servirá para entender el contexto de violencia en que trabajan los periodistas mexicanos:

Vemos avances en el proceso de acompañamiento de los compañeros, comparado a cuando llegan al programa de acogida temporal de Taula Per Mèxic”.

A través de un mensaje vía digital, el representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas Para los Derechos Humanos en México, Guillermo Fernández Maldonado, destacó el incentivo que representa la impunidad para que no se cumplan las leyes y continúen las agresiones hacia periodistas.

El derecho a guardar silencio

Después vendrían las palabras de Daniela Rea, una de las fundadoras de la Red de Periodistas de a Pie e integrante de Pie de Página.

Daniela Rea narró que el proceso del libro La tropa (Random House Mondadori, 2020) del que es coautora, así como el MeToo, condensaron sus dudas, miedos y contradicciones como persona y periodista y pudo articular su derecho a dudar y guardar silencio, más allá de la expectativa que pesa sobre ella en su oficio.

“¿Podemos los periodistas darnos el lujo del silencio, de decir no lo sé? ¿Podemos apelar al silencio cuando nuestro oficio es informar, hablar, lograr, denunciar? ¿Podemos darnos la posibilidad de dudar o tartamudear? ¿Podemos hacerlo sin que sea leído como un gesto de tibieza o de cobardía? ¿Podemos hacerlo cuando en este mundo es urgente plantarse firme y decir ‘no, no, no’… ante tantas violencias contra nuestros compañeros y compañeras?”.

Daniela Rea.

Pero no un silencio mudo, dijo, sino un espacio abierto, como un lugar donde pueden suceder cosas, “un paisaje donde podamos transitar con nuestras contradicciones”.

La periodista propuso hablar desde la incomodidad, la contradicción y la falibilidad que nos habitan como periodistas y desde los términos de las comunidades y su imaginación. Sin intención de domesticar esos relatos para que quepan en el marco de lo nombrable o políticamente correcto.

“Esquivar las disputas polarizantes que buscan imponer una única palabra definitiva”, y pensar la verdad como algo que se encuentra y se va y se vuelve a encontrar.

¿Por qué es tan difícil crear redes de periodistas?

La mesa trabajo Amenazas, agresiones, precariedad e intentos de deslegitimación en el ejercicio periodismo de investigación en México fue coordinada por Miriam Ramírez, becaria del programa de protección en Barcelona y contó con la participación de la directora de Pie de Página, Daniela Pastrana; el coordinador de documentación de Área de Protección de y Defensa de Artículo 19, Pedro Cárdenas; la directora de Comunicación e Información de la Mujer, Cimac, Lucía Lagunes; así como de Clemencia Correa y Jéssica Arellano, de Aluna acompañamiento Psicosocial.

Daniela Pastrana, cofundadora de la Red de Periodistas de a Pie, habló de la precarización y otras condiciones que vulneran al gremio periodístico.

La precarización avanza. Una señal, dijo, es que una década atrás cuando inició la Red, nueve integrantes trabajaban en un medio de los llamados tradicionales y una era freelancer; la proporción ahora es al revés, con sólo una ligada a uno de esos medios.

Pastrana recordó que las personas que ejercen el periodismo enfrentan la impunidad que atraviesa a toda la población mexicana. Pero hay dos condiciones muy particulares de este gremio. Una de ellas es la relación perversa de los dueños de los medios con los distintos poderes (económicos, criminales, gubernamentales). Dueños de medios que paralelamente ejercen otro tipo de poder o tienen acuerdos con sus representantes.

Y así, todo lo que no puede publicar un periodista los pone en vulnerabilidad, destacó.

“No se dan cuenta que están poniendo en enorme vulnerabilidad a sus reporteros y reporteras, que ya después aunque los pongan en la portada de su medio con una esquela cuando los matan pues no ayuda mucho… El chiste es que no lo pusieran en esa vulnerabilidad”.

Daniela Pastrana.

El otro elemento que pone en riesgo al gremio, destacó la periodista, es la falta de organización y tejer redes que permitan luchar contra la vulnerabilidad.

“Tenemos que dejar el tema de la denuncia, estar permanentemente siendo víctimas, sí somos y es muy duro, y sí sigue siendo una situación grave, pero debemos empezar a ver cuál es el camino que vamos hacia delante en este diagnóstico que ya tenemos súper repetido”.

Daniela Pastrana

Pedro Cárdenas de Artículo 19 dijo, destacó el crecimiento constante de las agresiones contra periodistas. “Cada 14 horas una agresión hacia una persona periodista. “Estamos hablando de números francamente escalofriantes que se aúnan al tema de impunidad”

Además, dijo, dos de cada cinco agresiones en contra de periodistas vienen de alguna autoridad del Estado.

En su intervención, Lucía Lagunes de Cimac, remarcó la violencia que se ejerce en contra de las mujeres periodistas y el menosprecio acerca de lo que les sucede.

Lagunes explicó que se trata la violencia contra las mujeres periodistas como si fuera un problema de ellas y no un problema social, de democracia, de libertad de expresión y de justicia.

Es un problema social, político, cultural y de desprotección. ¿Por qué el Mecanismo de Protección tiene apenas el 9 por ciento de mujeres periodistas cuando vemos que en este país hay al menos 23 mujeres periodistas que han sido obligadas a salir de su lugar de origen para salvar la vida y tenemos tres mujeres periodistas exiliadas?”, cuestionó.

«El silencio, el miedo, el exilio son los conflictos que enfrentan los periodistas en México y América Latina», dijo Clemencia Correa, directora de Aluna  y acompañamiento psicosocial.

En la sesión de preguntas y respuestas el exbecario de Taula Per Mèxic, Alí Pacheco señaló que la primera agresión a un periodista empieza en la redacción de los periódicos por la precarización laboral. “Cuando negocian las notas y censuran a los reporteros, ahí está la primera agresión”.

Las palabras que cimbraron a los peristas que se reunieron en el Foro Internacional de Periodismo y Construcción de Paz en México fueron las de la locutora Ñomndaa de Xochistlahuaca Marcela de Jesús:

Toqué temas que lastimaron a las autoridades, porque soy defensora de los derechos humanos. Aprendí a hablar para hacer periodismo radiofónico”.

Luego congeló a todos cuando soltó: “Fui la primera mujer locutora de radio del ex Instituto Nacional Indigenista, era locutora de Radio y Televisión de Guerrero cuando intentaron asesinarme hace cinco años, el día de mi cumpleaños. Pero no me callarán porque tengo muchas ganas de regresar al micrófono y a Guerrero”.

El foro continúa este martes. Es organizado por la Asociación Taula Per Mèxic; Ayuntamiento de Barcelona, España; Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP); SERAPAZ; Cimac; Artículo 19; Aluna acompañamiento psicosocial; la Red de Periodistas de a Pie; así como el Comité de Protección a Periodistas (CPJ) por su siglas en inglés.

El desplazamiento es una lucha por mantener la palabra y continuar la vida

El informe “El miedo sigue ahí” retrata la vida de periodistas desplazados por la violencia sociopolítica en México. La crudeza del destierro, pero también las formas en las hemos aprendido a nombrar, reconocer y afrontar nuestros miedos y vulnerabilidades


Texto y foto: Daniela Pastrana / Píe de Página

14 de junio de 2022

 

Nombrar el miedo. Reconocerlo y afrontarlo. Politizarlo. Socializarlo. Colectivizarlo. Leerlo, sobre todo, desde su intencionalidad, de la estrategia de causar terror para imponer silencio. Aceptarnos vulnerables. Soltar las culpas. Entender que el desplazamiento es el último recurso para aferrarnos a la vida.
Son palabras y son ideas que crecen y se expanden esta tarde de junio en el auditorio del Instituto Goethe, mientras el foro desgrana testimonios descarnados de periodistas que han tenido que enfrentar el dilema que un viejo cacique instauró hace medio siglo en Guerrero como método contra sus opositores: Entierro o destierro.

«El desplazamiento (de un periodista) es una lucha por mantener la palabra, por mantener la familia y por continuar la vida», dice la antropóloga Jessica Arellano López.

Ella es la investigadora y redactora del informe “El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia”, que presenta la experiencia de cinco periodistas mexicanos que han vivido desplazamiento interno o exilio a causa de la violencia sociopolítica del país.

Auspiciado por la organización alemana Pan para el Mundo y dirigido por Aluna, Acompañamiento Psicosocial, el informe muestra también cómo “poco a poco”, y a partir de la politización del miedo y de reconocerlo como una herramienta de control social, estos cinco periodistas “se han apropiado de su voz, vuelven a escribir y reconstruyen sus proyectos políticos y de vida”.

Pero no es un camino rápido, ni sencillo, ni exento de dolor. Desde el público, Griselda Triana, periodista desplazada de Sinaloa tras el asesinato de su esposo, Javier Valdez, lo confirma:

«Me encanta que por fin las y los periodistas empiezan a hablar del miedo, del terror de trabajar en lugares y contextos violentos. Reconocerlo es un gran paso para poder sanar en todo lo demás. Estoy convencida de que el desplazamiento es la mejor opción cuando uno quiere salvar su vida. Y que ustedes tengan la oportunidad de haberlo hecho es invaluable. Hay quienes decidieron no hacerlo, como Javier (…) Que ustedes puedan estar aquí hablando y que se puedan plantear un nuevo proyecto de vida es esperanzador”.

Aquí puedes ver la presentación completa del informe:

 

Miedo y afrontamiento

Miedo. Desplazamiento forzado. Periodismo crítico. Son las claves que nos hacen encontrarnos en este foro, dice Arellano, en referencia al título del informe.

El “corazón” del análisis está en el apartado que, a partir en las vivencias de los periodistas entrevistados, narra el proceso que transita un periodista desplazado: de la nostalgia al desarraigo y de ahí a la reconstrucción.

“La violencia, el miedo, los impactos y sus afrontamientos se viven y encarnan de manera distinta en los cuerpos y vidas”, se lee en el informe.

Arellano lo explica así:

«Ser mujer, tener una discapacidad, tener una situación de riesgo (…) Todo va configurando la particularidad de cómo vive el riesgo y cómo afronta el miedo y las amenazas cada periodista. Cada una es también el resultado de sus propias redes, de cariño, afecto, cuidado, pero también sus propias redes políticas”.

Cuenta que hace tres años, en la primera parte de las entrevistas, los periodistas decían que el miedo los había salvado. Sin embargo, durante la investigación descubrieron otros factores: las redes, la familia, su propia fuerza y capacidad de afrontar el desplazamiento.

El miedo sigue ahí. Siempre estará. Quienes cambiaron fueron ellos.

Las negociaciones

Los periodistas, dice Arellano, constantemente están estableciendo negociaciones para poder trabajar.

Ella lo ve “como un campo de batalla” en donde tienen que aprender a negociar con su propio contexto, con su familia, con su vida personal (“hasta dónde está el límite entre lo personal y lo profesional”), con el resto del gremio, con los medios donde trabajan, y también con las amenazas.

“Es como estar haciendo un cálculo perfecto de hasta dónde escribir y hasta dónde ya no, que sí escribir, de qué actor, en qué momento”, dice la investigadora.

El informe también lo destaca:

“Los testimonios presentan un constante hacer entre la búsqueda de justicia social y las negociaciones para mantenerse en vida y en ejercicio profesional”.

En su turno, el abogado español Jesús Peña, representante adjunto en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pone el ojo en la política pública y asegura que “ese capítulo dedicado a las negociaciones es clave para hacer análisis de riesgo”.

El amor a la vida

En todos los casos del informe, irse no fue la primera opción de los periodistas. En todos los casos, fue el último recurso.

“Salir siempre va acompañado de culpa, de humillación, de ‘tener que hacerlo’. Pero en realidad es una lucha por seguir viviendo, es una lucha por mantener la palabra, a la familia y el proyecto de vida”, dice Jessica.

El desplazamiento, como antes la autocensura, también es una forma de afrontar. De decir: “quiero continuar. Y quiero continuar no solo con vida, sino con una vida digna”.

El relato de la periodista Patricia Mayorga, quien tuvo que exiliarse varios años tras el asesinato de Miroslava Breach en Chihuahua, no deja dudas:

«Muchos hemos salido con el duelo en la espalda, por perder amigos, amigas cercanas, porque nos han obligado a huir para vivir. Justo no reconocemos pronto el miedo porque lo que queremos es seguir luchando. Es el gran amor a la vida, que tenemos que permitirnos”.

 

Politizar las emociones

Julio César Caballero es un periodista originario de Chilapa, Guerrero, que también forma parte de la investigación de Aluna. Su testimonio oculta con humor negro algunas de las tramas más abrumadoras que escuchamos durante la presentación del informe:

“He sido esa persona que escribe de todo, pero nunca habían escrito de mí”, cuenta, al referirse a una entrevista que le hizo el periódico El Sur.

“Me leí con los ojos del que me entrevistó y me di mucha tristeza yo solo (…) No me había dado de lo jodido que estaba (…) Soy una persona que está llena de cosas muertas: amigos asesinados, un lugar al que no puedo volver, una familia a la que no puedo abrazar, un oficio que no puedo ejercer (…) Me quiero ver con otros ojos, porque quiero vivir”.

La politización de los afectos y las emociones es uno de los aportes más relevantes del informe, reflexiona por su parte, María Teresa Juárez, periodista radial y consejera de la Red de Periodistas de a Pie: “Si algo sabemos que mueve el miedo son las emociones y los afectos y nuestros miedos más profundos y al politizarlos nombrarlos le damos una categoría epistémica que merece”.

Pero también habla de uno de los temas que ha enarbolado la organización que ha sido punta de lanza en el fortalecimiento del periodismo mexicano: la resignificación y descentralización de la mirada.

“Hay una identificación muy clara entre este periodismo de elite, que no corre esos riesgos y el periodismo local (…) No todos los periodistas están en estos círculos de poder. Al contrario, hoy muchos periodistas están cubriendo la sierra, entornos muy adversos con altos grados de violencia. Y lo están haciendo sin la validación social y sin una corresponsabilidad de los gobiernos y de las empresas”.

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“Matar a periodistas en México sale gratis”: mientras el gremio se reunía para protestar, otras 2 comunicadoras fueron asesinadas

Ayer, mientras reporteros, fotógrafos y camarógrafos se reunían en el Ángel para protestar por la violencia hacia el gremio, corría la noticia del asesinato de otras dos colegas: Yessenia Mollinedo y Johana García.


 

Texto: Manu Ureste / Animal Político 

Fotografía: Amílcar Juárez

10 de mayo de 2022

 

A las 16:00 horas, una hora antes del mitin convocado este lunes en el Ángel de la Independencia para protestar por los continuos ataques a la prensa en México, reporteros, fotógrafos y camarógrafos comenzaron a reunirse en el Paseo de la Reforma. Algunos portaban las ya clásicas mantas, cartulinas y lonas con el lema “No se mata la verdad matando a periodistas”, y otros llevaban en sus manos las fotografías con el rostro de Luis Enrique Ramírez, hasta ese momento el último periodista asesinado en los cinco meses que van de 2022: el noveno.

Pero Luis dejó muy pronto de ser el último comunicador asesinado en México este año.

“¡No mames, no puede ser!”, comenzaron a exclamar algunos reporteros, que tenían la mirada clavada en sus celulares y en las redes sociales. En pleno preparativo de la protesta, la noticia del asesinato de otras dos periodistas se esparció rápidamente entre los comunicadores, que se llevaban las manos a la cara.

“Esto es increíble”, comentaban, mientras a toda prisa alguien iba a una papelería cercana a Paseo de la Reforma para imprimir las fotografías de las últimas dos víctimas de la ola homicida en contra del gremio: Yessenia Mollinedo, de 45 años, directora de la agencia informativa El Veraz, y Johana García, reportera y camarógrafa de apenas 24 años. Ambas fueron asesinadas en Cosoleacaque, Veracruz. De acuerdo con las primeras versiones, hombres armados rafaguearon el vehículo en el que las dos mujeres esperaban en el estacionamiento de una tienda.

Hasta el momento, se desconoce si alguna de las dos periodistas había recibido amenazas. Aunque denunciar esto incluso públicamente tampoco es garantía de seguridad ni de mayor protección, como demostró el caso del propio Luis Enrique Ramírez, quien en una entrevista en 2015 llegó a decir: “Sé que yo soy el siguiente en la lista”. Siete años después, el pasado 5 de mayo, fue encontrado en un camino de terracería a las afueras de Culiacán, con signos de haber sido asesinado de varios golpes en la cabeza. O como lo demuestra el caso emblemático de Lourdes Maldonado, periodista tijuanense asesinada el pasado 25 de enero, a pesar de que, incluso, fuera personalmente a la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador a pedir ayuda por las amenazas que estaba recibiendo.

“Matar periodistas en México sale totalmente gratis”, gritaron en el mitin de ayer los periodistas que, con puño en alto, tomaron la pancarta que rezaba “¡Alto a la violencia y a los asesinatos a periodistas en México!”.

“A mi papá lo asesinaron por la espalda”

“Es muy fácil matar a periodistas —insistió en su turno con el micrófono Griselda Triana, la viuda de Javier Valdez, asesinado en mayo de 2017—, sobre todo en estados violentos, como Veracruz, Guerrero o Michoacán, por citar solo algunos ejemplos. Me siento muy dolida cada vez que matan a un colega, porque pienso en sus familias y en el calvario que están por iniciar en la búsqueda de justicia en este país”.

“Cada vez que nos plantamos en una protesta, lo hacemos con la convicción de que, si no salimos a exigir que sus crímenes sean esclarecidos, el Estado nunca lo hará por su cuenta”, agregó Triana, que durante su intervención criticó al presidente López Obrador y a su gobierno por la falta de protección a periodistas.

“Usted es muy delicado ante cuestionamientos de quienes ejercen su libertad de expresión. Pero con las víctimas, no, por favor. Así que déjeme preguntarle: ¿por qué no se ha evitado el asesinato de periodistas?; ¿por qué se ponen en duda sus llamados de auxilio?; ¿por qué tardan tanto tiempo en otorgarle medidas de seguridad?; ¿por qué siguen sin encontrar a los más de 20 periodistas desaparecidos hace décadas?; ¿por qué todos estos delitos siguen en la impunidad?; ¿por qué no les interesa la justicia para los periodistas asesinados?; ¿por qué reprueba que otros países muestren su preocupación cada vez que en México matan a un periodista?”.

Óscar Takeshi, hijo de Fredy López Arévalo, comunicador asesinado el pasado 28 de octubre en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, tomó el micrófono para hacer un pase de lista de los ahora 11 periodistas asesinados en los apenas cinco meses que van de 2022.

“A mi papá lo asesinaron por la espalda, entre las sombras. Un gatillero se escondió cobardemente y le disparó en la espalda”, denunció el joven, que acusó a las autoridades chiapanecas de haber “evadido su responsabilidad” en la investigación del caso.

Ese otro punto, el de la impunidad en los ataques a la prensa —en México, el 99% de los delitos contra la prensa permanece sin una sentencia—, fue otro de los que más indignación causaron en la manifestación de ayer en la escalinata del Ángel de la Independencia.

“No vemos al gobierno hablando de por qué el Mecanismo de Protección no sirve, ni por qué la Fiscalía Especializada de Delitos contra la Prensa (Feadle) no da resultados y no sirve para nada. Ambos organismos se convirtieron en tumbas de la memoria; en tumbas de casos que no se resuelven; de casos donde nunca se llega hasta los autores materiales”, dijo por su parte el periodista Témoris Grecko.

“Me voy del mecanismo, prefiero cuidarme por mis medios”

Mientras, el también periodista Rodolfo Montes anunció que, tras haber mantenido varias reuniones con autoridades de la Secretaría de Gobernación (Segob) y del Mecanismo Federal de Protección a Periodistas, tomó la decisión de abandonar dicha instancia. “Prefiero cuidarme por mis propios medios antes que estar inscrito en un mecanismo negligente”, aseguró.

“Y a los compañeros y compañeras periodistas, les digo: cuidémonos nosotros mismos, porque el Estado mexicano no lo va a hacer”, agregó.

Ante la incesante oleada de homicidios de periodistas en 2022 —en lo que va de sexenio suman 36, según el recuento de la organización civil Artículo 19—, otra de las preguntas que flotaban en la manifestación de ayer era: “¿Qué se puede hacer para detener esta situación?”. Las respuestas no fueron unánimes. Unos proponían acciones “más contundentes” de protesta para ser escuchados por las autoridades. Otros exigían la dimisión del titular del Mecanismo de Protección de Periodistas. Y otros demandaban una mayor unión del gremio para hacer frente a esta situación.

“Una de las cuestiones que más nos dejan vulnerables, además de la falta de garantías del gobierno, es que los periodistas somos muy poco unidos ante este tipo de situaciones. Estamos demasiado metidos en nuestro trabajo, en investigar, en la cobertura, y muy poco en hacer trabajo de fortalecimiento, en exigir seguridad, en demandar respeto por nuestro trabajo”, señaló en entrevista con Animal Político la periodista Adriana Urrea.

“Hemos exigido muchas veces que paren los ataques, que se nos brinde seguridad, pero en el gobierno solo hay simulación mientras se echan la bolita unos a otros. Y ante esta situación, lo único que podemos hacer los periodistas es no dejar de alzar la voz. No podemos parar de presionar. Y por ello, debemos generar acciones en conjunto, para que nuestras voces sean escuchadas en todo el país”, propuso.

Las periodistas Yessenia Mollinedo y Johana García son asesinadas en Veracruz

El crimen ocurrió en el municipio de Cosoleacaque, al sur del estado. Con ellas, suman 11 periodistas asesinados en México en lo que va del año.


Texto: Animal Político

Fotografía: Amílcar Juárez / Archivo 

9 de mayo del 2022

 

Las periodistas Yessenia Mollinedo y Johana García fueron asesinadas este lunes en Cosoleacaque, Veracruz, informó esta tarde la Fiscalía General del Estado.

Mollinedo era directora del medio El Veraz y García era su camarógrafa. Ambas fueron atacadas mientras estaban en el estacionamiento de una tienda.

La fiscalía estatal informó que ya abrió una investigación sobre estos hechos y aseguró que se seguirán todas las líneas para esclarecer el asesinato.

“La trilogía investigadora, fiscales, peritos y policías ministeriales, llevan a cabo las diligencias que permitan establecer las causas y dar con el o los responsables del mismo”, señaló la institución.

Con el crimen contra ambas periodistas, suman 11 comunicadores asesinados en el país en lo que va de 2022. Apenas la semana pasada fue encontrado en Sinaloa el cuerpo de Luis Enrique Ramírez Ramos, fundador del sitio Fuentes Fidedignas.

La Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz señaló que activó un operativo en la zona.

 

Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.

 

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“Yo soy el que sigue”: el periodista Luis Enrique Ramírez Ramos, asesinado en Sinaloa, había denunciado amenazas

El comunicador, cuyo cuerpo fue encontrado en Culiacán, tuvo que huir de Sinaloa en 2011 tras recibir amenazas. Aunque volvió a su estado, siguió sintiéndose en riesgo y ayer se convirtió en el noveno periodista asesinado en México en 2022.


 

Texto: Manu Ureste / Animal Político 

Fotografía: Internet

6 de mayo de 2022

 

“Yo soy el que sigue”. Desde hace casi siete años, el periodista sinaloense Luis Enrique Ramírez Ramos, de 59 años, denunciaba que su vida corría peligro por ejercer su profesión.

“Yo siento el peligro inminente de que soy el que sigue, porque hay un patrón en cuatro asesinatos recientes en el que yo encajo”, dijo en noviembre de 2015 en una entrevista con MVS Radio, luego de que en 2011 huyera de Sinaloa tras recibir amenazas y tuviera que refugiarse temporalmente en la Ciudad de México. Ahí, tuvo el apoyo de la organización Artículo 19, pues en aquel entonces no existía el Mecanismo de Protección a Periodistas de la Secretaría de Gobernación (Segob).

Este jueves, la Fiscalía General de Sinaloa confirmó que su cuerpo fue encontrado a las 10:40 de la mañana al borde de una carretera, en mitad de la maleza crecida junto a un taller, próxima a la colonia El Ranchito, al sur de Culiacán. El periodista tenía varios golpes en la cabeza causados con un objeto contundente, que le provocaron la muerte. Días antes, había sido privado de su libertad en una zona cercana a su domicilio en la colonia Los Pinos de Culiacán, según informó el portal Fuentes Fidedignas, del que Ramírez era fundador.

El periodista sinaloense tenía casi 40 años de trayectoria. Además de fundar Fuentes Fidedignas, colaboró con agencias de noticias y medios como El Debate, donde en la actualidad publicaba una columna de opinión. Además, era autor de dos libros, La muela del juicio y La ingobernable, y fue galardonado por su trabajo periodístico en 14 ocasiones, según publicó ayer El Debate.

En la entrevista que dio para MVS Radio en 2015, aseguró que él no escribía sobre “narco”, como tampoco lo hacía Humberto Millán, periodista sinaloense director del medio digital A Discusión, quien también fue asesinado en 2011, el año en que salió huyendo de su estado para refugiarse en la capital mexicana.

“Yo no escribo del narco; yo no hablo ni mal ni bien del narco. Humberto tampoco y mira, no fue suficiente para seguir haciendo su trabajo y, sobre todo, para conservar su vida”, dijo.

“Y es lo que pasa, Humberto Millán y yo solo escribimos de políticos, y ahora resulta que tampoco vamos a escribir de los políticos. ¿Entonces de qué vamos a escribir los comunicadores sinaloenses?”, cuestionaba Ramírez en esa plática con el periodista Luis Cárdenas, en la que sin entrar en detalles señaló al entonces gobernador Mario López Valdez, a quien calificó de “intolerante a la crítica”.

“Hay una situación de riesgo inminente para quienes incomodamos a los políticos. Esa es la situación”, recalcó el comunicador en 2015, casi siete años antes de que fuera encontrado muerto en una carretera de terracería al sur de la capital de su estado.

No estaba en el mecanismo

Leopoldo Maldonado, director de la oficina en México de la organización defensora de la libertad de expresión Artículo 19, explicó en entrevista que, en efecto, en 2011 se brindó protección al periodista sinaloense luego de que recibió amenazas.

“Cuando aún no existía el mecanismo federal de protección, Artículo 19 gestionó su desplazamiento, su salida de Sinaloa, por amenazas que recibió, al parecer, de grupos políticos, como él mismo denunciaría años después en esa entrevista con MVS”, dijo Maldonado.

“Estuvo bajo refugio durante un mes y medio, aproximadamente. Y ahora, 11 años después, nos enteramos de la trágica noticia de su muerte. Exigimos a las autoridades que hagan una investigación a fondo”, añadió.

El diario estadounidense Los Angeles Times hizo eco ayer de la muerte del periodista, en una nota para la que entrevistó a Francisco Chiquete, reportero en Culiacán.

“Luis Enrique era un periodista muy profesional, muy capaz”, dijo Chiquete, que si bien hizo mención de que el periodista había denunciado amenazas en 2015, en la actualidad señaló desconocer si había recibido nuevos ataques.

El Mecanismo de Protección a Periodistas de la Secretaría de Gobernación dijo a Animal Político que Ramírez no formaba parte de esta instancia, a pesar de las amenazas recibidas años atrás.

“El mismo Luis Enrique apuntó en 2015 hacia los políticos. Aunque ahora, a la distancia, habrá que analizar con mucho cuidado si hubo en todo este tiempo nuevos elementos de riesgo, o si hubo agresiones o amenazas más inmediatas”, consideró Leopoldo Maldonado.

“Lo que nos queda claro es que hace 11 años, cuando no existía ningún mecanismo, Luis Enrique logró sobrevivir a las amenazas. Y ahora que existe un mecanismo… pues no vemos que se haya reducido el riesgo para los periodistas”, apuntó el activista. Agregó que, a pesar de que 2022 aún no llega a la mitad, ya se registraron nueve asesinatos de comunicadores en México, mientras que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador ya van 34 homicidios de periodistas.

“Este último suceso lo que nos confirma es que estamos ante una de las peores espirales de violencia contra la prensa y los medios de comunicación de la que se tenga registro en México”, recalcó el director de Artículo 19.

La tarde de ayer jueves, la fiscal de Sinaloa, Sara Bruna Quiñónez, prometió que la fiscalía no descartará ninguna línea de investigación en el homicidio.

“Se citará a quien sea necesario para las indagatorias, aunque esto represente llamar a actores de la vida política del estado”, aseguró la fiscal.

El lugar más mortífero para la prensa

Ante la creciente espiral de violencia en contra de periodistas y medios, el pasado 10 de marzo el Parlamento Europeo aprobó por mayoría una resolución para pedir al gobierno de López Obrador que garantice la protección y creación de un entorno seguro para comunicadores y defensores de los derechos humanos.

La Eurocámara destacó: “México es, desde hace mucho tiempo, el lugar más peligroso y mortífero para los periodistas fuera de una zona oficial de guerra”.

Este pronunciamiento desató una respuesta del presidente mexicano, quien descalificó a los eurodiputados llamándoles “borregos” que se oponen a su administración.

“Estos señores legisladores europeos, muy conservadores, con mentalidad colonialista, aprueban una resolución condenando al gobierno de México”, criticó el mandatario en la conferencia de prensa matutina del 11 de marzo.

Posteriormente, en un comunicado oficial, el gobierno mexicano acusó al Parlamento Europeo de tener “manía injerencista disfrazada de buenas intenciones”.

Poco antes de la postura de la Eurocámara, el 23 de febrero pasado, el gobierno de Estados Unidos mostró, a través de Antony Blinken, secretario de Estado, su “preocupación” por las amenazas y agresiones en contra de la prensa en México. Estas mismas declaraciones también fueron descalificadas por el presidente López Obrador, quien dijo que Blinken estaba “mal informado” o actuaba “de mala fe”.

Este texto es propiedad de Animal Político y lo reproducimos con su autorización. Puedes leer el original en este enlace. 

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