La austeridad cuesta vidas: gobierno recorta 28% en mantenimiento carretero y aumentan accidentes

A lo largo del sexenio, el gasto federales para mantenimiento de carreteras ha tenido disminuciones que ya se reflejan en malas condiciones de las vías y en un aumento de la siniestralidad.


Texto: Zedryk Raziel, Nayeli Roldán e IMCO / Animal Político 

Fotografia: Oscar Guerrero / Archivo

 

En los últimos cuatro años, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) alertó sobre el riesgo de un aumento de accidentes carreteros ante la disminución de verificaciones al autotransporte, debido a la falta de personal y de viáticos para el traslado de funcionarios, por no autorizar la contratación de los médicos que hicieran exámenes físicos a los choferes, así como por falta de recursos para reparar las básculas descompuestas que debían pesar las cargas. 

Evitar el riesgo requería una cosa: más presupuesto.

Sin embargo, la petición no fue escuchada y, en cambio, el pronóstico se cumplió. El 2021 es el año de mayor siniestralidad del último lustro, con 15 mil accidentes carreteros, un aumento de 22% en comparación con 2018.

Ese año fallecieron 3 mil 298 personas y 8 mil 217 resultaron lesionadas, con una pérdida económica de más de 80 millones de dólares, según datos del Anuario Estadístico de Colisiones en Carreteras Federales del Instituto Mexicano del Transporte, órgano desconcentrado de la SICT.

Los riesgos que traería la falta de personal y de recursos fueron advertidos por los funcionarios de la SICT en sus Programas de Trabajo de Administración de Riesgos (PTAR) de 2019 a 2022, los reportes trimestrales elaborados por cada dependencia en los que se evalúan los riesgos que podrían impedir cumplir con sus metas y objetivos.

Las denuncias hechas por los funcionarios tienen datos que las confirman: el recorte de presupuesto para el mantenimiento carretero tuvo una disminución de 28% en 2021, lo que significó 10 mil millones de pesos menos para invertir en la red carretera de todo el país.

Animal Político y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizaron esta investigación para comprobar los efectos de la “austeridad republicana” entre la labor de los funcionarios públicos y los servicios que reciben los ciudadanos. Uno de los análisis específicos fue el mantenimiento carretero, un servicio indispensable en todo el país —usado por millones de personas— y para la economía y el abasto de productos.

El análisis se centró en la comparación del presupuesto ejercido para el capítulo 6000 correspondiente a “inversión pública”, y específicamente en los conceptos 62501 “construcción de vías de comunicación” y 62502 “mantenimiento y rehabilitación de las vías de comunicación”, a cargo de la Dirección General de Conservación de Carreteras de Caminos y Puentes Federales (Capufe) y los Centros SICT en todos los estados.

De ese análisis se desprende que en 2018 el gobierno invirtió 31 mil 468 millones de pesos en dichos rubros, y el año siguiente, 38 mil 389 millones, un aumento de 22% en términos reales, pero que no se repitió en los años siguientes.

En 2020, el gasto fue de 26 mil 500 millones de pesos; en 2021, bajó a 21 mil 300 millones de pesos; en 2022, se ejercieron 22 mil 569 millones, y para 2023, se prevé un presupuesto de 31 mil 983 millones.

Para esta investigación, se ha comparado el presupuesto de 2018, el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto, con 2022; también, 2019 con 2023, para comparar entre la misma administración, y dejando fuera 2020 y 2021, el periodo de pandemia que trajo gastos atípicos.

Entre 2018 y 2022, hubo un recorte de 28% en términos reales en los dos conceptos presupuestales destinados al mantenimiento de carreteras federales. Mientras, entre el presupuesto ejercido de 2019 y el presupuesto para 2023, el recorte es de 16% en términos reales.

En contraste, los accidentes aumentaron.

Entre 2011 y 2015, hubo cifras elevadas de colisiones, personas lesionadas y fallecidas, vehículos siniestrados y daños materiales, pero a partir de 2016, comenzaron a disminuir, hasta alcanzar un mínimo en 2020, durante la pandemia, que limitó la movilidad debido a restricciones sanitarias. Sin embargo, en 2021 hubo un repunte drástico, que lo convirtió en el peor año en un lustro.

En 2020, por ejemplo, hubo 11 mil 449 colisiones en carreteras federales, con 6 mil 706 personas lesionadas y 2 mil 722 fallecidos, pero en 2022 hubo 15 mil 020 accidentes que cobraron la vida de 3 mil 298 personas y provocaron lesiones a 8 mil 217.

Otros indicadores para medir los accidentes carreteros son el índice de accidentalidad y de mortalidad por cada 100 millones de vehículos-kilómetro, elaborado por el Instituto Mexicano del Transporte. En 2021, el índice de accidentalidad fue de 9.84, cifra más alta entre los últimos cinco años; la más alta es de 2015, con 12.5. Mientras, el índice de mortalidad fue de 2.16, cifra más elevada desde 2016, con 2.41.

En tanto, la “estimación del costo de la siniestralidad” es elaborada con una metodología del International Road Assessment Programme y mide el “valor estadístico de la vida”, asignando un valor a cada víctima mortal y lesionada por colisión en relación con el PIB per cápita.

En 2021, el costo de la siniestralidad de los accidentes carreteros fue de 2 mil 213 millones de dólares, la cifra más grande del último lustro y que se acerca al máximo registrado en 2016, con 2 mil 533.2 millones.

Esto demuestra que el supuesto “ahorro” no es tal.

«Se trata de un gasto trasladado a los ciudadanos”, asegura Javier Corral, exgobernador de Chihuahua, quien comprobó el abandono de las carreteras federales durante su gestión. Además, dice, “el peso que dejas de invertir en el mantenimiento un año se convierte en un costo que se triplica al siguiente año, se cuadruplica o quintuplica al tercer año, y es un gasto mayor. Esto es un mal concepto de austeridad”, advierte.

La imagen corresponde a la de un accidente automovilístico sobre la Autopista del Sol, a la altura del Fraccionamiento El Mirador en Chilpancingo, Guerrero, ocurrido el 27 de junio del 2022.

Las alertas ignoradas 

El área de Administración y Finanzas de cada dependencia (antes Oficialía Mayor) se encarga de realizar un reporte trimestral con los problemas detectados y calificados como riesgo “alto, medio o bajo”, de acuerdo con la gravedad, conocido como Programa de Trabajo de Administración de Riesgos, que es entregado a la Secretaría de la Función Pública.

En teoría, esto tiene la finalidad de corregir los riesgos para asegurarse de que las dependencias cumplan con sus objetivos y metas anuales. Pero en realidad, no es así.

En el primer trimestre de 2019, los funcionarios de la SICT catalogaban en riesgo “alto” que “la red carretera federal tenga altos índices de accidentes carreteros por la falta de verificación y vigilancia al autotransporte federal” y que “la red carretera no modernizada construida y conservada (esté) provocando costos operativos no competitivos para el transporte de personas y mercancías, disminuyendo la seguridad e impulso al desarrollo social y económico”.

En los siguientes trimestres, el tema fue evaluado como riesgo “medio” debido a las acciones implementadas para corregirlo, pero se advertía que había una probabilidad de ocurrencia de 7 en una escala de 10.

Para el año siguiente, en 2020, el indicador sobre la red carretera advertía que solo tenía un avance de cumplimiento de 35% en el programa anual de verificaciones de peso y dimensiones, debido a “problemas de logística, presupuestales y que autoricen el resto de las plazas vacantes de médico y paramédico”.

La propuesta de solución en ese reporte era “realizar las gestiones necesarias para concretar la entrega de todo el equipo médico, el faltante de mobiliario a las unidades y las acciones necesarias para lograr que se autoricen las plazas vacantes”, asienta el reporte anual.

En 2021, el problema persistía y con otro elemento, la pandemia impuso restricciones de movilidad, lo que les impidió hacer operativos en los horarios previstos. Sin embargo, otro problema era “la falta de presupuesto para el mantenimiento preventivo y correctivo de las básculas y de viáticos para los servidores públicos”.

Hasta el segundo trimestre de 2022, ya pasado el año de mayor siniestralidad del sexenio, los problemas no habían sido corregidos. Continuaba la disminución en el presupuesto para el mantenimiento preventivo y correctivo de las básculas y de viáticos para los servidores públicos encargados de los operativos. Además, tampoco tenían “una herramienta tecnológica para revisar los expedientes”.

Y se sumaba otro problema. “La inseguridad que se presenta en las carreteras a causa de la presencia de grupos delincuenciales nos obliga a quitar el operativo, ya que en caso contrario amenazan con tomar otro tipo de acciones”, advertían los funcionarios.

Las protestas en Chihuahua 

El pasado 15 de septiembre, pobladores convocaron a un bloqueo a la vialidad para exigir la reparación del camino, tras el fallecimiento de varias personas en accidentes recientes.

«¡Ya estamos cansados! ¿Cuántas veces tendremos que suplicar que se arreglen las carreteras? Nos pidieron renovar placas y lo hicimos pagando por tener mejor servicio, van muchas personas fallecidas a lo largo del estado, pero en cuanto a lo que nos toca y concierne vamos a comenzar a actuar. ¡Ya basta! ¿Cuántas personas más van a tener que morir en nuestras familias, cuántos hogares más van a destruir?”, fue el llamado a la protesta.

«¡Que las muertes de Bety, Roberto Borjas y hoy Aislin no sean en vano! EXIGIMOS a las autoridades arreglo o por lo menos bacheo de la carretera Cuauhtémoc a Basaseachi; sabemos que son incontables los fallecidos y heridos que hay (como) resultado de las pésimas condiciones de la carretera, por lo que invitamos a todos los que han sido perjudicados, desde una llanta tronada, un rin achatado, un accidente o una pérdida familiar a sumarse este 15 de septiembre para cerrar y no permitir el tráfico y el flujo vehicular al municipio de Guerrero”.

Un columnista de El Diario de Chihuahua relató que estuvo a punto de sufrir un accidente a causa de las malas condiciones de la carretera, que calificó de “criminales”.

«La diversión extrema —y peligrosa— la experimenté entre el kilómetro 125 al 140, rumbo a La Junta. De no ser por la pericia de este servidor, una pick-up de modelo atrasado hubiese provocado un accidente de pronóstico reservado. El conductor de dicho mueble intentó hacerse al carril derecho, y cuando me disponía a rebasarlo giró intempestivamente al carril izquierdo por tratar de esquivar soberanos cráteres en el asfalto. Si no freno fuerte para evitar la colisión, nos carga el payaso. De La Junta a la bifurcación de San Juanito y Basaseachi, las condiciones de la carretera empeoraron”, narró.

Por ser la entidad con mayor extensión del país, Chihuahua es un caso modélico que muestra los impactos negativos de los recortes al presupuesto federal para mantenimiento de carreteras.

El exgobernador Corral afirma que en el estado hay vialidades federales que, en la actualidad, están en “ruinas”.

«Un tema que en Chihuahua está causando un gran impacto en la gente es el recorte al mantenimiento del sistema carretero federal. Tú podrías ver las carreteras de Chihuahua hace cuatro años y, efectivamente, había un déficit de mantenimiento del 25 o 30%, que incluso el estado a veces suplía o sustituía, pero hoy se ha dejado de dar mantenimiento prácticamente a toda la red federal”, advierte.

«Hay una red que está literalmente en ruinas, y que era uno de los grandes orgullos de Chihuahua, que son las carreteras que llevan a la Sierra y por las que transita el turismo nacional e internacional, que es la carretera que va de la Junta a Basaseachi, son 100 kilómetros de hoyos, pero ya hoyos, no estamos hablando de baches”.

«¿Qué sucede?”, prosigue. “Que desconfiaron de los sistemas locales de proveeduría y mantenimiento, porque antes se les asignaba a pequeños contratistas de la región el mantenimiento de esas carreteras, pero alguien dijo que todo eso era puro robadero y, en lugar de investigar, de sancionar a los responsables o saber realmente en dónde sí y en donde no (había corrupción), decidieron suspender todo el sistema de mantenimiento”.

En el tramo carretero de Chihuahua a La Junta, que mide 135 kilómetros, han aumentado los accidentes, de acuerdo con cifras oficiales de la SICT. En 2018, se registraron 28 colisiones; en 2019, 39; en 2020, 33, y en 2021, 44.

 

La costosa “austeridad republicana”: recortes de 90% golpean la operación del gobierno y dejan peores servicios a ciudadanos

Desde el inicio del sexenio, el gobierno de López Obrador prometió austeridad para acabar con los gastos suntuosos. Pero a cuatro años de administración, la tijera no solo recortó los excesos, sino también insumos y rubros básicos para la operación del gobierno y la atención a la ciudadanía, de acuerdo con esta investigación de Animal Político y el IMCO.


Texto: Nayeli Roldán, Zedryk Raziel e IMCO / Animal Político

GRÁFICOS: Andrea Paredes y Jesús Santamaría

 

Antes de tomar posesión como presidente, Andrés Manuel López Obrador dio la orden de recortar gastos: “Seamos austeros”. Su lema “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre” se materializó en la Ley de Austeridad Republicana.

La justificación: había toallas de 4 mil pesos, gastos en cocineros, escoltas, autos, asesores, seguro de gastos médicos…

Sin embargo, a cuatro años de austeridad, no solo se han recortado gastos suntuosos. También se dio un golpe a la operación misma del gobierno con recortes de personal, cancelación de prestaciones, falta de material para el trabajo cotidiano, vehículos detenidos por falta de gasolina, baños y elevadores descompuestos, oficinas a oscuras.

Los afectados no son solo burócratas y funcionarios.

Los recortes son de este tamaño: todo el gobierno tuvo 50% menos en insumos básicos como hojas, impresoras o fotocopiadoras entre 2018 y 2022, pero en Bienestar, la disminución llegó a 98%; en Presidencia, a 93%; en Hacienda y Función Pública, a 80%.

En los servicios generales, tan básicos como la electricidad, el internet o el agua, entre otros, el recorte fue de 37% entre todo el gobierno, aunque en ocho dependencias las disminuciones alcanzaron entre 80% y 90%, como Economía, Cancillería, Desarrollo Agrario o Turismo.

Estos recortes se traducen en que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, por ejemplo, prefirió recortar personal y no revisó ni arregló las principales carreteras, lo que hubiera evitado muertes.

La situación también se refleja en falta de viáticos que permitieran a la Secretaría de Educación Pública enviar personal que verificara daños en escuelas reportadas como inundadas o robadas. Como nadie verificó, no se pudieron cobrar los seguros.

Funcionarios de Bienestar tienen que hacer “vaquitas” para comprar papelería. Los de Cancillería pierden tiempo esperando el elevador que los lleve a alguno de los 23 pisos de su torre, porque la mitad está descompuesta. En Semarnat, trabajan con software pirata. El archivo digital del Registro Agrario Nacional está a punto del colapso por falta de presupuesto para su mantenimiento.

La consecuencia: el servicio a los ciudadanos ha empeorado.

Las denuncias por la negativa o inadecuada prestación de servicios públicos han aumentado en 38%, y la violación al principio de legalidad en el desempeño de la función pública creció en 17% entre 2018 y 2020, según datos del Censo Nacional de Derechos Humanos del Inegi.

La evolución del gasto fue comparada entre 2018 y 2022 para contrastar las cifras del gobierno de Enrique Peña Nieto con las de Andrés Manuel López Obrador. También, entre 2019 y el presupuesto para 2023, para analizar los cambios presupuestales solo en la actual administración, y dejando fuera del análisis 2020 y 2021, porque los años de pandemia provocaron gastos atípicos.

De esta comparación se desprende que la austeridad ha sido selectiva, porque recursos hay, y cada vez más. La administración de López Obrador gastó 3% más en términos reales que en 2019, cuando ejerció 7 billones 156 mil millones de pesos, en comparación con Peña Nieto en 2018, que ejerció 7 billones 102 mil millones. Pero al comparar 2019 con 2023, el crecimiento presupuestal es de 16% en términos reales, pues para el quinto año de gobierno tendrá 8 billones 299 mil millones de pesos de presupuesto.

Pero aun cuando la administración de López Obrador gastará más dinero el próximo año, los recortes para el funcionamiento de las oficinas de gobierno continuarán, porque la prioridad siguen siendo las obras insignia de esta administración y los programas sociales, que cada año tienen aumentos presupuestales.

El 2023, el gobierno federal tendrá 340 mil millones de pesos para materiales y suministros indispensables para trabajar en sus oficinas, un recorte de 26% en comparación con 2019, cuando tuvo 458 mil millones.

Para servicios generales tendrá 41% menos en 2023, es decir, 157 mil millones menos. Esto en realidad no es “ahorro”, sino el aplazamiento de un gasto que podría ser mayor ante la falta de mantenimiento de inmuebles cuyos desperfectos se pueden agravar.

Animal Político y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizaron esta investigación para comprobar los efectos de la “austeridad republicana” en la labor cotidiana de los funcionarios y su repercusión entre los ciudadanos y los servicios que deben recibir.

La investigación se hizo a través de la revisión de los Programas de Trabajo de Administración de Riesgos (PTAR) de todas las dependencias, un reporte trimestral y obligatorio por ley en el que se evalúan los riesgos que amenazan las metas y los objetivos institucionales; de los Informes de Austeridad, que reportan los montos “ahorrados”; de encuestas del Inegi y de decenas de entrevistas a funcionarios y exfuncionarios de todos niveles (cuyos nombres fueron cambiados en todos los casos para evitar represalias).

Igualmente, con el análisis de Cuentas Públicas y del presupuesto asignado y ejercido de los principales rubros para que el gobierno funcione: servicios personales (pagos y prestaciones a empleados), materiales e insumos (artículos de papelería, higiene, refacciones de máquinas, etcétera) y servicios generales (rubro que lo mismo incluye mantenimiento a edificios para dar servicios a ciudadanos que la ciberseguridad para evitar robo de información).

GRÁFICOS: Andrea Paredes y Jesús Santamaría

Trabajar sin lo mínimo indispensable 

Al inicio de la pandemia, en abril de 2020, la instrucción de trabajar en casa puso en apuros al área de Magali, exfuncionaria de la Secretaría de Gobernación. Ahí trabajaban 12 personas, pero solo había una laptop. Todas debían seguir trabajando, así que algunas, como ella, tuvieron que comprar un equipo adicional; en su caso, la única computadora en casa la ocuparía su hija para tomar clases a distancia.

Otros más no pudieron hacer ese gasto, “por eso regresamos a trabajar por turnos”, cuenta Magali; sin embargo, eso alentaba los procesos burocráticos, de por sí poco eficientes. Además, al trabajar en la oficina, “no había ni siquiera hojas para poder imprimir archivos, por eso andábamos recolectando hojas con otras áreas y luego las reponíamos”. Esto, porque solo les entregaban un paquete de papelería cada mes; si se acababa, no les resurtían.

Mónica, exfuncionaria de la Secretaría de Hacienda, asegura que en los últimos dos años no había papelería para armar carpetas ni siquiera para las reuniones relevantes con funcionarios de organismos internacionales o para el mismo secretario; se eliminaron las impresoras a color y a veces ni siquiera había hojas; el extremo era limitar el papel higiénico, pues les repartían un rollo a granel por cada sanitario una vez al mes.

“Nosotros comprábamos cosas de papelería por fuera para cumplir con el trabajo, pero todo eso nos hizo sentir que el servicio público era devaluado, pese a que éramos los empleados que sacaban el trabajo todos los días”, relata Mónica.

En la Semarnat, no solo tenían computadoras obsoletas; tampoco tenían programas instalados porque los mandos no quisieron pagar las licencias. Los trabajadores usaban versiones pirata o software libre, lo que incrementaba el riesgo de ataques cibernéticos y poca eficiencia; los funcionarios optaron por llevar sus propias computadoras, explica Sofía, otra exempleada.

Los números confirman esto.

Como parte de la investigación, en Animal Político y el IMCO se analizó el “Clasificador por objeto del gasto”, donde se encuentran organizadas por claves cada una de las cosas que se compran, contratan o arriendan para el funcionamiento de gobierno. Luego se consultó con fuentes, como exoficiales mayores, para seleccionar los servicios y artículos básicos para poder trabajar en las oficinas gubernamentales, desde energía eléctrica hasta arrendamiento de edificios, o seguridad informática, y se obtuvo una selección de 38 conceptos. De ellos, 30 tuvieron recortes.

De ese análisis se desprende que, por ejemplo, la clave 21101 correspondiente a “materiales y útiles de oficina” —que incluye papelería, formas, libretas, carpetas y cualquier tipo de papel, útiles de escritorio como engrapadoras, perforadoras manuales, sacapuntas, entre otros— tuvo un recorte de 22% entre 2018 y 2022, y para 2023, los funcionarios tendrán aún menos papelería, con 2 mil 115 millones de pesos, es decir, mil 270 millones menos en comparación con 2018.

En la Secretaría de Bienestar, la dependencia encargada de la distribución de miles de millones de pesos de los programas sociales, la principal acción en materia social, las reparaciones de impresoras y fotocopiadoras y la renovación de equipos de cómputo tardaron más de lo normal, mientras que los faltantes de tóner y hojas han hecho que los funcionarios también tengan que comprar insumos para trabajar, cuenta José, un exfuncionario.

El recorte explica estos faltantes. La compra de materiales y útiles de impresión, de la partida 212021 —que incluye la “adquisición de materiales utilizados en la impresión, reproducción y encuadernación”— tuvo un recorte de 50% entre 2018 y 2022.

Mientras, el concepto 29301 “refacciones y accesorios menores de mobiliario y equipo de administración” —que abarca fotocopiadoras, escritorios, sillas, archiveros, máquinas de escribir, calculadoras— tuvo 40% menos. Y el mantenimiento y la conservación de bienes informáticos como computadoras, impresoras, dispositivos de seguridad, reguladores, fuentes de potencia ininterrumpida, entre otros, incluido el pago de deducibles de seguros, tuvieron 15% menos dinero entre 2018 y 2022.

El “ahorro” sale caro 

Cinco meses después de asumir la presidencia, el 3 de mayo de 2019, Andrés Manuel López Obrador dirigió un memorándum a los funcionarios de su gobierno para instruirlos a vivir “en la justa medianía”. Enlistó 13 medidas de “austeridad republicana” que se sumaban a la eliminación de los seguros de separación individualizada y de gastos médicos y viáticos.

Esto provocó que funcionarios experimentados renunciaran para trabajar en la iniciativa privada, con salarios acordes a sus conocimientos y la calidad de vida que su trabajo les permitía, relatan exdirectivos.

Eso ocurrió en la Procuraduría Fiscal. Sin embargo, explica una fuente, dicho órgano debe tener abogados lo suficientemente expertos para enfrentar a feroces despachos de grandes empresas que evitan a toda costa pagar multas. Cuando el gobierno pierde estos juicios, significa miles de millones de pesos que no entran a las arcas, por lo que sería incluso más rentable pagar sueldos competitivos a abogados que ganen esos litigios y lograr esas recuperaciones, que ni siquiera se comparan mínimamente con sus sueldos.

La Secretaría de Hacienda incluso advirtió en 2020 que existía este riesgo en la Procuraduría Fiscal debido a sus recursos humanos: “La Subprocuraduría Fiscal Federal de Amparos identificó ciertos factores que podrían incidir en la atención de asuntos jurídicos de forma deficiente o fuera de plazos legales establecidos en los diversos juicios”.

La solución de ese riesgo era realizar “acciones dirigidas a lograr la especialización de los recursos humanos, mediante la identificación de necesidades de capacitación y gestión de cursos correspondientes y la evaluación de personal”, según se asentó en su Programa de Trabajo de Administración de Riesgos 2020.

Incluso, otro problema era el personal de recién ingreso poco competente en todas las dependencias, como quedó asentado en el reporte de riesgos de Hacienda 2021. “Los programas y proyectos de inversión fueron gestionados de manera deficiente”, por lo que dichos proyectos (que requieren financiamiento público) “tuvieron retraso y posible suspensión derivado del incumplimiento de envío de evaluaciones”.

Por ello, la Unidad de Inversiones de Hacienda se comprometió a realizar “acciones relacionadas con capacitación a servidores públicos de las instituciones públicas y a su personal al interior de la unidad, así como para el monitoreo en materia de evaluaciones de las dependencias”.

Otras medidas dictadas por López Obrador desde 2019 fueron el recorte de 30% en distintos insumos como papelería, materiales de impresión, combustibles, viáticos nacionales, estudios e investigaciones, y 50% de recorte en viajes al extranjero, arrendamiento de vehículos y subcontratación de servicios con terceros. Incluso, impuso que los viajes de funcionarios al extranjero debían ser aprobados por él.

Pero los viajes al extranjero y los viajes dentro del país no necesariamente son un lujo sino una necesidad para cumplir con labores de gobierno y atención a ciudadanos. Por ejemplo, los funcionarios de la SEP deben revisar las afectaciones a escuelas durante siniestros como la inundación de Tabasco en 2020 o los robos ocurridos durante la pandemia.

Los viáticos apenas ascenderían a unos 10 mil pesos por visita, pero sin ese presupuesto, los funcionarios no pudieron acudir a las escuelas para verificar los daños, un requisito indispensable dentro del trámite para hacer efectivos los seguros.

Las revisiones estuvieron a cargo del ajustador de la empresa de seguros (que siempre buscará pagar menos) y, para tener a un representante de gobierno, la SEP tuvo que contratar a un despacho para acompañar las revisiones, es decir, en este caso solo se prohibieron los viáticos, pero no hubo ahorro.

A esto se suma que la SEP debe firmar convenios con las autoridades de las escuelas que recibirán el seguro tras algún siniestro. Dichos documentos deben ser firmados por el titular de Recursos Materiales y otros funcionarios. Sin embargo, si alguno fue despedido o renunció, los documentos deben ser reemplazados para tener las firmas de los funcionarios en activo.

“La directora podría tener hasta 150 convenios en su escritorio esperando las firmas de nuevos funcionarios. Y hasta no tenerlos, las escuelas no reciben el seguro. Esto provocó retrasos de hasta un año. A la fecha, no han reparado la totalidad de escuelas en Tabasco”, dice Martín, un exfuncionario de la dependencia.

A esto también se suma que, ante los siniestros, el Fonden entregaba dinero de manera directa a la SEP para hacer frente a las reparaciones en las escuelas, pero al desaparecer (también por orden presidencial), la dependencia debió pagar una póliza más alta del seguro para catástrofes, que solo en 2021 ascendió a más de 900 millones de pesos.

Respecto de los viajes al extranjero y viáticos, es cierto que ocurrieron excesos en el sexenio pasado, por ejemplo cuando Peña Nieto viajó a Francia para los festejos del Día Nacional con una comitiva de 143 personas. Sin embargo, presupuestalmente los viáticos al extranjero también forman parte de funciones del gobierno y no todos los gastos son superfluos, advierten funcionarios.

En la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), los viajes al extranjero forman parte de su responsabilidad y razón de ser. Sin embargo, hubo un recorte de 42% en servicios de traslado y viáticos comparando el presupuesto de 2018 contra 2022.

Es decir, la dependencia ha tenido las mismas responsabilidades que siempre, pero tuvo 154 millones de pesos menos en viáticos.

Si bien los viajes en el mundo durante la pandemia de COVID-19 se frenaron, hacia 2021 comenzaron a retomarse actividades y la petición de evitar los recortes en este rubro fue expuesta en el Informe de Austeridad de la SRE, documento que todas las dependencias deben entregar al Senado anualmente.

En el apartado de “Posibles mejoras a las medidas de austeridad republicana”, la Cancillería explicaba que “las medidas de austeridad no deberían aplicarse bajo el mismo porcentaje y en los mismos rubros en toda la Administración Pública Federal; como ejemplo, el caso de esta dependencia cuya misión es conducir la política exterior mexicana mediante el diálogo, la cooperación, la promoción del país y la atención de los mexicanos en el extranjero, así como coordinar la actuación internacional del Gobierno de la República”.

“Para el caso de las comisiones oficiales al extranejro no debería aplicarse el mismo porcentaje de ajuste que, por ejemplo, a una dependencia cuyas actividades son en un 90% o más en nivel nacional en comparación con Relaciones Exteriores, donde más del 70% de sus actividades son a nivel internacional. Todo lo anterior, derivado de la naturaleza de su existir”.

Pero esa petición no fue escuchada. Para 2023, la Cancillería tendrá 16% menos dinero que en 2019 para gastos de viáticos y traslados, pese a que todas las actividades presenciales han sido restablecidas tras la pandemia.

La falta de viáticos para responsabilidades internacionales provocó que en 2020 México perdiera su lugar en el Comité Ejecutivo del Marco Inclusivo de la OCDE, encargado de revisar los impuestos a la economía digital, debido a que no hubo recursos para el viaje. El lugar de México fue ocupado por Argentina, como se pudo comprobar en la lista de integrantes de abril de 2022.

También perdió su lugar en el Fondo Verde para el Clima (Green Climate Fund), uno de los tres principales organismos de financiamiento climático de la ONU y cuya representación estaba a cargo de Hacienda, pero en este caso la salida del país fue provocada por una permanente rotación del representante ante despidos o renuncias.

Hacienda incluso advirtió la falta de viáticos como un riesgo, “la insuficiente provisión de viáticos aéreos y terrestres nacionales para servidores públicos en el desempeño de comisiones y funciones oficiales”, según asentó en su programa de riesgos.

En riesgo, millones de hectáreas del país 

La plataforma del Sistema Registral Automatizado del Registro Agrario Nacional (RAN) está a punto del colapso por falta de presupuesto para realizar el respaldo. Se trata del sistema que almacena cada una de las actas de propiedad de la tierra en el país, de los juicios agrarios y toda la información digitalizada que da certeza a la tenencia de cada hectárea.

Desde 2019, el RAN ha solicitado 38 millones de pesos solo para asegurar el respaldo de la plataforma, aunque actualizarla costaría 100 millones. Pese a que se trata de un asunto crítico y que podría traer consecuencias incalculables, cada año les han negado el presupuesto extra bajo la misma razón: las medidas de austeridad.

Además, los recortes de personal y de insumos han dejado al RAN con lo mínimo para atender a los millones de ciudadanos, a veces los más pobres, en los cientos de trámites que solicitan a diario.

Así lo reconoció incluso su titular, Plutarco García, en una comparecencia ante la Cámara de Diputados en abril de 2022: “Debido a la austeridad y a los recortes presupuestarios, el RAN opera con menos personal a nivel central y en las oficinas de los estados. Esto nos ha creado un problema de acumulación de demandas, y con la llegada de la pandemia nos vino a limitar más la atención que teníamos programada con anterioridad”.

Con menos personal, el RAN debe atender a miles de ciudadanos, pero también proporcionar información y resolver los trámites para las obras prioritarias del presidente, como el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles, el proyecto ecológico del Lago de Texcoco o el Corredor Interoceánico, el plan de justicia de la Tribu Yaqui y el de la Selva Lacandona.

De esta ecuación, más trabajo, menos insumos y poco personal, alguien paga las consecuencias: los ciudadanos.

En la oficina del RAN de Toluca, la fila de personas recorre la calle Josefa Ortiz de Domínguez y da vuelta hacia la avenida Miguel Hidalgo. Ahí está Justina, de 62 años, junto a su hija y nieta, formadas desde las 6:00 de la mañana para no perder la cita que le dieron un mes antes. Tramitará la “vigencia de derechos” de sus tierras en el Estado de México, un documento indispensable para acreditar la propiedad en una zona ejidal.

La constancia de derechos es el trámite más solicitado en el RAN y representa hasta 25% de los documentos procesados en las 34 ventanillas del organismo en todo el país. En 2018, por ejemplo, hubo 223 mil personas que obtuvieron ese documento, y en 2020, durante la pandemia y con las oficinas cerradas, el número cayó a 109 mil, pero aun así es un número que equivale a llenar cinco veces el Palacio de los Deportes.

Cuando al fin es atendida, le explican que deberá traer documentación, luego hacer una cita por internet y esperar hasta un mes. O si quiere ser atendida sin cita, debe formarse antes de las 7:00 de la mañana para alcanzar una de las 100 fichas que se reparten cada día. Después, deberá esperar 60 días para que le entreguen el documento.

Desde 2019, funcionarios del RAN se dieron cuenta de que había solución para que usuarios como Justina no perdieran tiempo ni dinero, y que los burócratas no invirtieran miles de horas de trabajo en este trámite. El área de informática creó la propuesta para que pudiera hacerse en línea y, con unos cuantos clics, los usuarios pudieran conseguir el documento de manera automatizada.

Avanzaron en la propuesta, pero tres años después aún no se concreta debido a que no hay personal suficiente para dar seguimiento a la propuesta; los funcionarios que quedan tras el recorte de plazas apenas alcanzan a resolver lo urgente, aun trabajando el doble.

Otro elemento es que este tipo de propuestas era atendido por la Secretaría de la Función Pública, pero al tratarse de una innovación tecnológica, ahora debe ser aprobada por Gobierno Digital, área que ha concentrado todas las decisiones en la materia para todas las instituciones, como como parte de la centralización de facultades en Presidencia y que se ha convertido en un cuello de botella.

Justina y miles más seguirán pasando horas esperando un turno en ventanilla.

 

Este texto es propiedad de Animal Político y lo reproducimos con su autorización. Puedes leer el original en este enlace. 

Evelyn: en su imagen, ningún polvo de austeridad

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Facebook

15 de febrero del 2022

Chilpancingo

Si algo ha aprendido la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda, es que dentro del mundo de la política la imagen personal juega un papel importante. 

El 5 de mayo del 2021, la imagen de Salgado Pineda dio un vuelco radical. Ese día se presentó en público como la candidata de Morena a la gubernatura de Guerrero.  Desde entonces no sólo cambió su imagen, sino que adoptó el sobrenombre de la Torita, en alusión a su padre, Félix Salgado Macedonio.  

Salgado Pineda se convirtió en candidata después de que el Instituto Nacional Electoral (INE) le canceló la postulación de su padre por supuestamente no haber presentado sus gastos de precampaña.  

Sin embargo, la candidatura de Salgado Macedonio ya estaba cuestionada: desde antes de que arrancara la campaña se hizo pública una denuncia penal que presentó una de sus ex colaboradoras en su contra por el delito de violación sexual. Con los días se conocieron de otras dos denuncias de abusos sexuales cometidos presuntamente por el morenista.  

La candidatura de Salgado Pineda fue interpretada por muchos como una imposición. 

Aun con todo esto, Salgado Pineda arrancó su campaña, dejó los jeans de lado y comenzó a vestir huipiles de telar de cintura de Xochistlahuaca, Costa Chica, y de la Montaña; cambió las diademas por un sombrero calentano, igual al que usaba su padre. Cambió sus aretes discretos por unos tradicionales: largos y llamativos. Su cabello lacio pasó a tener ondas. 

También cambió su maquillaje a uno sútil pero suficiente para notar el cambio en sus párpados utilizando sombras color nude y labial del mismo color, cejas más marcadas, pestañas postizas y sus mejillas con un ligero toque de rubor. 

Antes de convertirse en la candidata, Salgado Pineda apoyaba a su padre en mítines políticos y en redes sociales constantemente escribía sobre cuánto lo admira. 

En los mítines y en cada aparición pública, vestía looks casuales: jeans y blusas sencillas con manga tres cuartos, cabello lacio, con accesorios como diademas. 

Cinco meses después, Salgado Pineda se convirtió en la primera gobernadora de Guerrero.   

Vestuario sin austeridad 

Desde el primer día de su gobierno, Salgado Pineda ha mostrado que la imagen es esencial. El 15 de octubre del 2021, cuando rindió protesta como gobernadora, tuvo cuatro cambios de vestuario.  

En los primeros minutos de ese día, en Casa Guerrero, en la entrega-recepción con Héctor Astudillo Flores, Salgado Pineda utilizó un traje de vestir color blanco, haciendo juego con una blusa color negra, cabello suelto y ondulado. 

Al mediodía, en el Congreso del estado, Salgado Pineda llegó vestida con un traje de alta costura, un diseño exclusivo y a la medida: una falda y un saco con tejidos de Xochistlahuaca, confeccionado por el famoso diseñador de modas, Julio Moranchel. 

El diseñador guerrerense compartió en sus redes sociales el atuendo de la gobernadora. De inmediato la fotografía se hizo viral, los comentarios no pararon. Unos reconocieron que utilizara prendas tradicionales de Guerrero, como los tejidos de Xochistlahuaca. 

Otros usuarios se preguntaban si iba a gobernar o a un desfile de modas. También cuestionaron el costo de la prenda al tratarse de un traje exclusivo confeccionado por un conocido diseñador. 

El tercer cambio fue el vestido que utilizó en la explanada del Palacio de Gobierno donde dio un mensaje a sus simpatizantes. Vistió el tradicional traje de acateca, confeccionado en Chilapa, y retocó su maquillaje, además de que cambió su peinado de ondulado a una media trenza de lado con el cabello suelto y sus famosos aretes dorados. 

El último vestuario fue en la presentación de su gabinete en Casa Guerrero. Lució un traje de falda y saco color negro con  detalles flores de Xochistlahuaca al frente. Otra vez cambió su maquillaje y peinado, regresó al cabello suelto y ondulado. 

Desde ese día, Salgado Pineda ha vestido una infinidad de trajes tradicionales como huipiles, faldas, blusas, sacos.  

Pero, ¿cuánto cuestan estas prendas? Geovanni Goicochea, experto en diseño de alta costura, considera que para definir el precio de estas prendas hay varios factores. Primero, ver el tiempo que lleva elaborar una prenda exclusiva, a la medida. Segundo: quién las diseña, porque si es un diseñador de renombre, el costo suele subir. 

 De acuerdo con la experiencia de Geovanni,  un traje como el que utilizó Salgado Pineda en su toma de protesta podría costar entre los  10,000 a los 15,000 pesos. 

Un vestuario que llamó la atención fue el que utilizó en la Feria de la Plata en Taxco. Era un vestido negro corte princesa estilizado con bordados de flores en la parte inferior, cabello recogido en una coleta, maquillaje de noche, collar y aretes dorados. 

Ese tipo de vestidos se han hecho populares por sus bordados y por el corte estilo princesa, no es muy común ver vestidos bordados o con toque tradicional en este estilo.  

El precio aproximado de estos vestidos es de entre 18,000  y 20,000 pesos. 

Salgado Pineda llegó a la gubernatura por el partido Morena que entre sus principios está la austeridad, pero la imagen que ha construido la mandataria está un poco lejana de esto. 

¿Quién paga los vestuarios? 

El 20 de noviembre, al finalizar un acto con el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer Varela, la gobernadora se detuvo a dar una entrevista a reporteros.  

Le preguntaron sobre varios temas y al final se dio tiempo de presumirles una falda color rosa tableada con tejidos de Xochistlahuaca. Incluso se hizo unos pasos para atrás y con sus manos la extendió, para que todos la apreciaran mejor.  

Después dijo que hará todo lo posible para promover la ropa tradicional, llamó a pagar lo justo por las prendas y explicó el esfuerzo que realizan las artesanas, “tardan un año y luego se les paga muy poco”.  

Luego, Salgado Pineda aclaró: “la mayoría de las cosas que yo utilizo son regalos que me hacen, los huipiles que ustedes ven son regalos, lo que utilizan también el día de la toma de protesta (como gobernadora) también son regalos y me gusta mucho utilizar los diseños de la Montaña, Tierra Caliente con el sombrero tradicional que no me lo quito y de todas las regiones hay que aprovechar las manos artesanas que tienen una belleza impresionante en cuanto a la ropa, los telares la artesanía ”. 

Sí Salgado Pineda conoce del esfuerzo que implica confeccionar estas prendas y la precariedad en las que viven las artesanas, ¿Por qué en lugar de recibirlas, no las paga? 

Y las que no se las regalan, ¿De dónde las paga: de su salario o del erario? 

¿Qué imagen quiere mostrar Evelyn Salgado? 

Como mandataria, Salgado Pineda ha marcado su estilo. 

Geovanni Goicochea considera que Salgado Pineda está marcando su propio estilo y con su imagen busca que la gente se identifique con ella.  

“Busca crear una imagen para que la gente se sienta identificada con ella, porque depende de la región donde vaya usa su vestuario, por ejemplo cuando viene a Tierra Caliente y utiliza el sombrero calentano nosotros sentimos que está usando algo nuestro”, dice Goicochea. 

De acuerdo con su experiencia, Salgado Pineda también podría estar dando una imagen de ostentosidad, debido a que muchas de las prendas, tradicionales o de diseñador, son impagables para la ciudadanía promedio. 

Goicochea explica que Salgado Pineda ha optado por vestir con ropa tradicional para crear una conexión con la gente y ganar seguidores, pero también intenta darle un reconocimiento. 

“Muchas veces nosotros vemos ese tipo de vestimenta como algo inferior y no valoramos lo nuestro, tal vez ella quiera reconocer los orígenes de un lugar y revivir su identidad vistiendo sus atuendos”, dice. 

El diseñador no descarta que la gobernadora se convierta en una influencia y muchas  personas comiencen a utilizar su estilo, así como los huipiles o la ropa tradicional. 

En el maquillaje, tampoco hay austeridad 

Salgado Pineda tiene un maquillista personal. Es Santiago Salgado, un diseñador de imagen, es quien maquilla a la gobernadora para sus eventos especiales. 

Santiago Salgado tiene una amplia trayectoria en el mundo del maquillaje, peinado e imagen personal. Por muchos años fue parte del certamen Señorita Flor de Noche Buena, donde se encargaba de llevar la imagen de las participantes y después de la reina. Durante el certamen Señorita Flor de Noche Buena 2021, Salgado ya no participó, ahora su encomienda es dejar presentable a la gobernadora. 

Santiago Salgado tiene su propio salón de belleza que, de acuerdo a distintas versiones, lo mantiene cerrado porque ahora es el maquillista personal de la gobernadora. 

Daniela Bello, maquillista capitalina, considera que es primordial verte bien si tienes un cargo público tan importante, pero excederse puede generar una imagen equivocada. 

“No creo que dé la imagen de austeridad que maneja la Cuarta Transformación porque siempre se ve demasiado elegante, como alguien de dinero”, comenta. 

Bello calcula que los maquillajes de la gobernadora cuestan alrededor de 800 y 1,000 pesos pero, aclara, lo más costoso son los retoques, 1,500 cada uno aproximadamente. 

Si la gobernadora requiere de un maquillaje diario, de 800 pesos, a la semana se gasta 5,600, unos 22,400 al mes. Y si esta última cifra la multiplicamos por cada uno de los meses, suman 268,800 mil pesos.  

Y si sigue con ese ritmo en todo su mandato, Salgado Pineda podría gastar tan sólo en el maquillaje 1,720,800 pesos.  

 

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