Tilda obispo Raúl Vera de “sin vergüenza” a gobierno mexicano por negar justicia a víctimas de El Charco en 27 años

27 años de lucha por la justicia, Masacre de El Charco. Ilustración: ArT.M.

La masacre fue cometida por el Ejército. La falta de justicia para los habitantes de esta zona ñu savi de la Costa Chica va en un sentido más amplio, porque también hay una deuda social. 


Texto: Margena de la O 

Ilustración: ArT.M.

Chilpancingo

Lunes 9 de junio del 2025


Han pasado 27 años de la masacre ocurrida en la comunidad ñu savi de El Charco por el Ejército mexicano y la justicia es una deuda pendiente para las familias de las 11 víctimas asesinadas en la cancha de la escuela primaria Caritino Maldonado Pérez el 7 de junio del año 1998.

Pero dadas las condiciones de marginalidad de este territorio que forma parte de la Costa Chica de Guerrero, la deuda de justicia es mucho mayor.

En la misma cancha que representa un sitio de memoria, el sábado pasado, el obispo José Raúl Vera López ofició una misa en recuerdo de las víctimas y en un claro recordatorio del incumplimiento del gobierno mexicano, sin importar quien esté al frente, con la justicia. 

Después, lo puntualizó en entrevista al mencionar que, primero que todo, “la sinvergüenzada está en el gobierno mexicano”, porque son quienes debieron cumplir con este principio.  

La masacre de El Charco es seguida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por intervención del propio obispo Vera López, un férreo defensor de los derechos humanos en el país. 

Cuando el obispo expone que debieron ser las autoridades mexicanas las primeras en garantizar la justicia en este caso, lo dice con toda la probidad. Ericka Zamora Pardo, sobreviviente de esta masacre, le reconoció que sea el generador de una luz en la búsqueda de la justicia: “Hace 13 años vino aquí y se comprometió con este este pueblo a llevar el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (…) Hoy estamos esperando el informe de fondo. Gracias obispo por acompañarnos, por caminar con nosotros y llevar este caso a nibelunga internacional”.

Mencionó también su expectativa de que el caso llegue hasta la Corte Internacional de Derechos Humanos (Coidh) para hacer posible que el Estado mexicano rinda cuentas por la masacre de sus compañeros y por la tortura y el encarcelamiento que enfrentaron los sobrevivientes, como en su caso.

Además, el aspecto que pidió nunca perder del radar es que la masacre de El Charco fue cometida por el Ejército. “Seguimos denunciando que los militares son quienes ejecutaron esta masacre”, expresó Zamora Pardo.

“Fue un crimen del Ejército. Es una vergüenza”, agregó el obispo.

El reclamo de justicia fue en memoria de Onorio García Lorenzo, Mauro González Castro, Mario Chávez García, Fidencio Morales Castro, José Rivera, Zeferino Damián, Fernando Félix Guadalupe, Daniel Jiménez, Manuel Francisco Prisciliano, Apolonio Jiménez García, todos habitantes de la región, y por el estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ricardo Zavala.

El obispo, que también tiene una conexión con Guerrero, sus inicios están en Ciudad Altamirano, en la diócesis de Tierra Caliente, insistió en que desde los gobiernos, en diferentes grados, han tratado de oponerse al esclarecimiento del caso. Por ejemplo, al ex presidente Andrés Manuel López Obrador, sin mencionar su nombre, reprochó que arrancara con su política “abrazos no balazos”, que desde el principio expuso “que la justicia iba a ser suave. Esto es lo que demostraron”. 

Consideró que para cambios reales en el país, los mexicanos deben tener una consciencia mucho más clara con lo que ocurre en su territorio. “De que tenemos que ser mucho más exigentes, tenemos que ser más exigentes”, agregó.

El acto conmemorativo comenzó con una marcha por la comunidad que poco ha cambiado. Es una comunidad situada entre lomas de tierra a la que le falta casi todo, lo que significa que la falta de justicia para los habitantes va en un sentido más amplio, porque también hay una deuda social. 

Entonces el abandono institucional es una importante lectura a 27 años de distancia de los hechos, si es considerado que en esos años la comunidad se organizaba para buscar bienestar social. La masacre ocurrió durante una reunión de líderes ñu savis de la zona. “Nuestros compañeros estaban reunidos aquí para buscar una mejor vida, para organizarse y tener mejores condiciones para una vida digna”, comentó Zamora Pardo durante el acto conmemorativo.

En todo este tiempo uno de los cambios mayores es que El Charco dejó de formar parte del municipio de Ayutla de los Libres, en la búsqueda del bienestar social. Es parte del territorio del nuevo municipio Ñuu Savi (decreto en septiembre del 2021), integrado por 37 localidades separadas de Ayutla.

La constitución de este municipio, regido por usos y costumbres, lo que expone autonomía y autodeterminación en sus acciones, tiene sus antecedentes en el proceso organizativo de los habitantes de la región antes de que ocurriera la masacre de El Charco, de acuerdo con lo que han expresado sobrevivientes del caso en la prensa local. 

Aun con estos avances en términos del territorio, las obras sociales para esta parte de la Costa Chica todavía no son ni siquiera las necesarias. La búsqueda es la misma de hace años.

*Ilustración «27 años de lucha por la justicia, Masacre de El Charco”, por ArT.M.

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