“Nosotros te encontramos”: Montserrat Uribe regresa a casa sin vida tras más de cuatro años de revictimizaciones

Montserrat Uribe desapareció en julio de 2020 en Iztapalapa, su cuerpo regresó a casa tras ser hallado por su madre. Colectivos de búsqueda la despidieron con flores y canciones en la Glorieta de las Mujeres que Luchan en Paseo de la Reforma.


Texto: Marcela Nochebuena/Animal Político 

Foto: Silvana Flores/Animal Político 

Chilpancingo 

Sábado 1 de febrero del 2025


Desde el día de su desaparición, el 24 de julio de 2020 en la alcaldía Iztapalapa, y hasta el día de su regreso a casa sin vida este 31 de enero de 2025, Jael Montserrat Uribe Palmeros fue revictimizada una y otra vez por las autoridades.

Con ese reclamo empezó y terminó el discurso de su mamá, Jacqueline Palmeros, durante la ceremonia de bienvenida del cuerpo de Montse “de regreso a casa”, que solo inició después de un último reclamo al Estado por la dilación en la entrega de sus restos.

“Hoy es un día muy importante para todas, hoy Montse regresa a casa, pero no fue fácil, nada fácil. Quisiera resumir en breves palabras literal todo el viacrucis que tuve que vivir para llegar hasta mi hija y una serie de constantes revictimizaciones que vivimos mi hija, mi familia y yo por parte de las autoridades”, comenzó Jacqueline.

Cuatro horas atrás, integrantes del colectivo de familiares de personas desaparecidas de Ciudad de México “Una luz en el camino” y otras madres buscadoras la esperaban en la Glorieta de las Mujeres que Luchan con la expectativa de que llegara a tiempo, pues el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) había sido notificado sobre la entrega del cuerpo desde mucho antes



Desde el 20 de enero pasado, la mamá de Montserrat había anunciado su “promesa cumplida” con el hallazgo de segmentos óseos que coincidieron con el perfil genético de su hija de 21 años de edad al momento de su desaparición, el cual ocurrió en noviembre pasado durante la cuarta brigada regional Ajusco 2024, organizada e impulsada por el colectivo “Una luz en el camino”.

Sin embargo, el tiempo se prolongó una vez más, como ocurrió durante los últimos cuatro años de búsqueda de Jacqueline. Una vez más, las autoridades dieron muestra de su ineficiencia y falta de coordinación hasta el último minuto.



Cuando habían pasado cerca de dos horas de espera después de la hora inicial citada para que el cuerpo de Montse llegara a la Glorieta, que eran las 11 de la mañana, en el micrófono se escuchó una voz que pedía paciencia a los presentes, porque Jacquie seguía sin salir del Incifo. La entrega final de los restos de su hija se había prolongado.

“Como suele suceder, no es sorpresa, nos comparte en un mensaje que hay varias negligencias y una vez más la falta de coordinación ha hecho que sean más de cuatro horas, porque tuvieron que hacer en Fiscalía de Ciudad de México una reunión de emergencia y no compartieron información del Incifo de la entrega el día de hoy, a pesar de que ella estaba notificada desde la semana pasada y a pesar de las búsquedas”, anunció una de sus compañeras al micrófono.

Unos minutos antes de las 2 de la tarde, una carroza blanca finalmente se acercó por Paseo de la Reforma hacia el acordonamiento que cortaba un tramo el tránsito vehicular a la altura de la Glorieta de las Mujeres que Luchan, le dio la vuelta y un féretro blanco descendió para después ser cubierto de pétalos de rosas rojas.

La familia que Jacquie conoció a lo largo de estos cuatro años, los “ángeles en todo el país”, como diría en su discurso, hicieron dos vallas humanas y varias de ellas cargaron el ataúd blanco hacia una cruz en el centro de la Glorieta, mientras ella lo seguía al lado de su otro hijo y de los niños pequeños de Montse.

“No estás sola” y “Montse, escucha, tu madre está en la lucha”, se escuchaba entre lágrimas al paso de la comitiva. Al llegar a la cruz, un grupo de mujeres recibió a la familia cantando “a dónde están, a dónde están, que no los miro, me acuerdo de ellos, tengo un suspiro… sabrá Dios dónde andarán, todos me dicen que por ahí andan, que por ahí andan… ojitos negros, sabrá Dios dónde andarán…”



Luego, el ataúd fue colocado frente a un altar de flores y fotos que se había montado en las horas previas sobre la avenida. Vivir Quintana y la Coraza entonaron la Canción sin miedo y un par más antes de darle paso a la voz, al reclamo, de Jacqueline:

“Aún recuerdo cuando fui a levantar la denuncia y me dijeron que me esperara pues tal vez andaba de fiesta o se había ido con el novio. A Montserrat la revictimizaron por sus tatuajes, por qué la dejaba yo ponerse tantos tatuajes, nunca aplicaron el protocolo homologado de la búsqueda inmediata, fueron constantes revictimizaciones, citaciones, sin ni siquiera algún indicio, me decían que me esperara…

“Nunca nadie creyó la teoría de que un mensaje anónimo me había dicho que probablemente la habían asesinado y tirado en el Ajusco. Tuve que hacer con mis propios recursos y sin conocer el camino, convoqué a una búsqueda, la primera búsqueda, que se llamó Justicia por Montse en el Ajusco, donde conocí a ángeles de todo el país, ángeles de todo el país que creían en una mamá que para la fiscalía estaba loca”.

Luego de que más de cuatro años después fueran hallados los restos de su hija, volvieron a revictimizarla, recordó, porque el Incifo no quería perfilar los restos y la Fiscalía tuvo que hacer el trabajo. Todo lo que escuchó fue brutal: cómo las dependencias no se ponían de acuerdo, así como la confrontación frente a ella por la falta de recursos humanos y materiales para identificar a las personas o los restos óseos.



Es absurdo, calificó Jacqueline, que el gobierno siga gastando tantos recursos en conciertos y cosas banales, mientras muchos hijos e hijas siguen desaparecidos e incluso probablemente ya están en una fosa común sin identificar.

“Grité, les grité a las autoridades, no me quedé callada; estuvimos así durante más de cuatro horas. Pasaba del dolor al coraje, a la rabia, volvía a caer en el dolor y volvía a caer en la rabia, y ese cúmulo de emociones es lo que nos enferma”, relató.

Agradeció a las más de 117 mil familias de personas desaparecidas que le enseñaron el camino y le dijeron que siguiera su corazón, pero volvió a reclamar la falta de atención por parte de las autoridades y la simulación, dijo, de un Estado fallido en el que la jefa de gobierno, Clara Brugada, apenas se reunió con las familias de personas desaparecidas, sin que existan acciones y políticas públicas reales.

“La historia de Montse tiene que resonar, porque la historia de Montse es una muestra más de toda la indolencia, la negligencia, la omisión que tenemos en un Estado fallido”, concluyó. El féretro con su cuerpo avanzó, sobre los brazos de todas, hacia la Secretaría de Gobernación para después regresar a casa, a ser velado en Iztapalapa, donde este sábado será sepultada. No sin que antes su mamá le hiciera una nueva promesa: luchar hasta su último suspiro para tener acceso a la verdad y a la justicia.



Este trabajo fue elaborado por Animal Político y es publicado con su autorización.



 

Guerrero 2024: elección sin decisión