Manifestantes le recordaron al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum que “no llegaron todas, llegaron las de siempre”, mientras no se atiendan las causas estructurales de la violencia contra las mujeres, en la primera marcha feminista por el 25N desde que asumió el poder.
Texto: Marcela Nochebuena/Tamara Mares
Foto: Sharenii Guzmán/Tamara Mares
Martes 26 de noviembre del 2024
Chilpancingo
Este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el Zócalo de la Ciudad de México lució repleto de vallas, aunque con menos presencia policiaca que en años anteriores. Ahí, desde un templete instalado en la plaza principal de la capital, manifestantes lanzaron un mensaje a la presidenta Claudia Sheinbaum, en la primera marcha feminista por el 25N desde que asumió el poder: “no hemos llegado todas, llegaron las de siempre”.
“Hasta que logremos una vida libre de violencia, nosotras no vamos a dejar las calles”, dijeron. “Nosotras seguimos acá desde la dignidad, desde la digna rabia, esa es la que nos mueve, nos mueve la memoria de todas las que nos hacen falta”.
Acompañadas por miles de mujeres que llegaron hasta el Zócalo capitalino, la coordinación 8M Ciudad de México remarcó que en el país muchas mujeres dicen “no hemos llegado todas; mientras no se atienda la causa estructural de la violencia contra las mujeres ni se trastoque la raíz de opresión capitalista, patriarcal y colonial, no hemos llegado todas”.
No será así, describieron, mientras sigan incrementándose las cifras de feminicidio, no se erradiquen todas las formas de violencia machista y las mujeres sigan siendo criminalizadas por resistir al embate patriarcal; mientras las desapariciones de personas sean ocultadas, y mientras persista un sistema cuyas políticas laborales se caracterizan por la carencia de servicios de salud, violencia obstétrica y brechas de desigualdad.
Esto en particular para los sectores más precarizados, como las artesanas, las campesinas y las indígenas, porque la igualdad sustantiva no se decreta ni se resuelve con programas asistenciales, criticaron. “No hemos llegado todas, mientras se sostenga la militarización, porque las consecuencias las paga la sociedad, de un crimen organizado que actúa en varias regiones con una red de complacencias del propio Estado”, se reclamó en altavoz.
Todo ello en un contexto nacional en el que de enero a octubre de 2024, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública registró 667 feminicidios, así como 5 mil 061 homicidios dolosos y culposos de mujeres. Durante octubre, el primer mes de la administración de Sheinbaum, se informó de 69 feminicidios y 480 asesinatos de mujeres a nivel nacional.
En tanto, la Comisión Nacional de Búsqueda ha registrado históricamente la desaparición de 27 mil 064 mujeres; 2023 fue el año con mayor cantidad de reportes, que sumaron 12 mil 044, pero en lo que va de 2024 se han contabilizado 11 mil 026 mujeres desaparecidas y no localizadas.
Después de hacer un pase de lista de víctimas de feminicidio y desaparición, las manifestantes lamentaron al micrófono que sería imposible mencionarlas a todas, porque mañana se volverá a tener noticia de 11 a 13 feminicidios a lo largo y ancho del país, gritaron ante un Palacio Nacional con puertas y ventanas cerradas, que había sido vallado por completo, junto con la Catedral Metropolitana, desde la noche del domingo.
Mismas vallas, menos presencia policiaca
La jornada conmemorativa del 25N empezó desde las primeras horas del lunes, con manifestaciones diversas sobre Paseo de la Reforma, como la instalación “Florecemos juntas”, un pasillo de flores con pizarrones donde las mujeres podían escribir sus miedos y expresarlos en colectividad, o el espacio activista de la organización Ipas por una sentencia justa en el caso Beatriz vs el gobierno salvadoreño en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para sentar precedente en la región por el derecho al aborto.
Más tarde, en la Glorieta de las Mujeres que luchan se congregaron contingentes con toda clase de demandas para eliminar la violencia hacia las mujeres, desde la justicia por casos de su forma más extrema, el feminicidio, pasando por la respuesta a la crisis de desapariciones, la visibilización de la violencia vicaria, la exigencia de sanciones para la violencia digital o el aborto legal en todo México.
De hecho, horas después, mientras en el templete se criticaba la decisión del Congreso de la Ciudad de México de aplazar la discusión de la iniciativa para eliminar el delito de aborto del código penal local, el del Estado de México, a esa misma hora, pasadas las 5 de la tarde, lograba avanzar a lo que en la capital es un hecho desde 2007: la despenalización hasta la semana 12.
La marcha transcurrió así, entre buenas y malas noticias. Los edificios gubernamentales, religiosos y comerciales permanecieron cerrados y vallados, de manera muy anticipada, igual que en otras administraciones, incluida la del expresidente Andrés Manuel López Obrador, pero la presencia policiaca en el trayecto de la manifestación se redujo.
Incluso comparada con la marcha feminista inmediata anterior, la del 28 de septiembre por el Día de Acción Global por el aborto legal, cuando líneas de mujeres policías y del cuerpo antimotines flanquearon a las manifestantes por ambos lados sobre Avenida Juárez y provocaron empujones a la altura de Bellas Artes, esta vez se evidenció que los elementos policiacos se mantuvieron a distancia en las calles aledañas y solo varios metros adelante de la vanguardia, entre 10 y 15 policías siguieron el trayecto.
Niñas y adolescentes exigen sentirse seguras en las calles
Carla recordó que su tía Azul siempre olía a flores. A sus siete años, decidió acompañar a su familia para exigir justicia por el feminicidio de su tía, el cual ocurrió el 3 de marzo de este año en la alcaldía Iztapalapa.
Ella, junto con dos de las hijas de Azul, caminó al lado de una pancarta con el rostro de su tía. “Quiero a mi tía y la quiero ver feliz allá en el cielo”, dijo. “Ella siempre olía flores y entonces quiero decirle que la amo, que siempre va a estar en mi corazon”.
Con un paliacate morado y su puño en alto, Carla hizo un último llamado al gobierno mexicano: “que el gobierno ya encarcele a todos los hombres que han matado a todas las niñas, a todas las mujeres, y que se haga justicia para mi tía”.
María José, hermana de Azul, compartió que el presunto agresor está en prisión preventiva, pero por el delito de violencia familiar, y no de feminicidio, ya que la Fiscalía de la Ciudad de México clasificó la muerte de la joven de 22 años como un suicidio.
“Quiero que se reabra el caso de mi hermana, porque no se puede quedar así”, reclamó.
Además de Carla, la marcha del 25N también fue espacio de lucha para otras niñas y adolescentes.
Durante 4 años, Ari le pidió a su mamá, Viridiana, poder ir a una marcha feminista. Su primera manifestación fue en 2023, también en el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Esta ocasión, juntas caminaron cargando la silueta de una niña, el cual tenía el mensaje: “que mis amigas me vean en persona y no en una lápida”.
La niña de 10 años dijo que quería salir a protestar “por todo el daño que han hecho contra las mujeres” y “para que no se queden calladas las personas”.
“Me da miedo caminar sola por las calles, o caminar con mi mamá, porque si está oscuro pasa algo, si hay sol pasa algo”, lamentó.
Violencia vicaria, una exigencia de visibilización creciente
Andrea Alvarado se unió este lunes a la marcha por el 25N como parte de la asociación Mamá, hija e hijo en libertad, conformada por mujeres que viven violencia vicaria y otras formas de agresión.
El hijo de Andrea fue sustraído por su papá, contra quien ahora tiene en marcha un proceso legal y penal. Explicó que la violencia vicaria es precisamente la sustracción por parte de la pareja, o una persona con la que se guarda relación sentimental, para dañar a las mujeres.
“Llevo algunos meses, después de casi cuatro años, que he podido lograr verlo”, dijo. Antes, la sustracción y el proceso legal en curso, así como su papá, le habían impedido verlo. Sin embargo, en la asociación, junto a otras mujeres, encontró incluso el apoyo psicológico que necesitaba.
“Vivir violencia vicaria la verdad es que es bastante fuerte en cuestión psicológica, caí en una depresión, entonces nosotras nos enfocamos en la salud mental, porque es muy difícil estar en estos procesos legales, que estás en constante violencia. La verdad es que me ayudaron muchísimo”, contó Andrea.
Yazmín García, otra víctima de violencia vicaria que salió a las calles este 25N a exigir la visibilización de este tipo de agresión, no ha podido ver a su hija de 6 años desde hace 9 meses, y también enfrenta un proceso legal.
“Lo único que pedimos es justicia para nuestras hijas, competencia de los jueces ante denuncias falsas a nuestra persona, violencias por denuncias familiares las cuales son totalmente falsas y los ministerios públicos y jueces se coluden en este tipo de violencias para con nosotras. Los procesos son muy largos, tenemos casos de tres, cuatro años que perdemos la restitución de nuestros hijos por la falta de resolución de los jueces”, lamentó.
Una práctica común, explicó, es que los agresores inician carpetas falsas, y en lo que estas se desahogan, los hijos son al mismo tiempo alienados, lo que forma parte del propio mecanismo de violencia. Remarcó que en ese escenario, las peores consecuencias las sufren las y los niños. Además, las autoridades tienen una parte de responsabilidad porque se vuelven cómplices de quienes ejercen la violencia.
Estas exigencias se escucharon en la marcha por el 25N en un contexto en el que el Gobierno de México no ha enviado su información y observaciones al primer caso de violencia vicaria que ha admitido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de Blanca Estela Paredes, para lo cual tenía como plazo hasta el pasado 13 de octubre.
Además, se oyeron otras consignas como “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, “hija, escucha, tu madre está en la lucha” y “arriba el feminismo que va a vencer, abajo el patriarcado que va a caer”.
Este 25N marcharon las feministas, las madres de mujeres y niñas víctimas de feminicidios y desapariciones, mujeres víctimas de violencia digital, de acoso y agresiones sexuales, madres que viven violencia vicaria, colectivas a favor del derecho al aborto y grupos pro Palestina, todas ellas para recordarle al gobierno “que no llegaron todas”, en la primera marcha por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que enfrenta la primera presidenta de México.