Entre presiones y traiciones, Morena fabrica mayoría calificada para aprobar reforma judicial en Senado

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La discusión de la reforma judicial en el Senado tuvo momentos de tensión por la irrupción de manifestantes en el recinto legislativo, la detención del padre de un senador y el voto a favor de un panista.


Texto y foto: Animal Político 


La irrupción de manifestantes en el pleno del Senado de la República, el cambio de sede como consecuencia, la detención del padre de un senador opositor y las acusaciones de traición contra un senador panista —tras darle el voto que le faltaba a Morena— fueron la antesala de la aprobación de la Reforma Judicial.

Después de una semana de una intensa campaña de la oposición para asegurar que tenía los 43 votos que detendrían la reforma, Morena consiguió el voto que les faltaba para la mayoría calificada, 86 de 128 legisladores. Pero también la ausencia de un senador de Movimiento Ciudadano en la sesión le permitió aprobar la reforma del Poder Judicial con mayor margen, 86 votos de 127 presentes.

La sesión matutina del martes, en la que se cumpliría el trámite de darle primera lectura al dictamen que había llegado de la Cámara de Diputados, comenzó con una declaración que cimbró al Senado: el senador Daniel Barreda, su padre y el diputado local Paul Arce había sido detenidos y se encontraban incomunicados.

En política no hay coincidencias, qué casualidad que el día de hoy que tenemos una votación trascendente para el futuro de la nación se quiera silenciar, a la mala, utilizando los peores modos, los peores instrumentos de coacción político”, reclamó el coordinador de la bancada de MC, Clemente Castañeda.

Todo el día MC se enfrascó con Morena en una guerra de declaraciones, mientras los primeros denunciaban las detenciones, los segundos aseguraban que no había sido privado de su libertad e incluso Adán Augusto López Hernández, coordinador de los morenistas, dijo que había hablado con él y que se encontraba en la Ciudad de México.

Fue hasta las 11 de la noche, poco antes de la votación de la reforma en lo general, que el senador Daniel Barreda reapareció en Campeche, saliendo del edificio de la Sala de Juicios Orales, después de haber estado incomunicado todo el día, y haber faltado a la sesión. Dijo que había tenido que viajar al estado para acompañar a su padre, quien había sido detenido a las 4 de la mañana “por un tema personal”.

El voto 86 para aprobar la reforma judicial

Durante la mañana del martes, se confirmó que el senador panista, Miguel Ángel Yunes Márquez, sería el voto 86 que necesitaban Morena y sus aliados del Verde y PT. Pese a que hace una semana había anunciado su voto en contra.

Yunes Márquez perdió contacto con su bancada y la dirigencia en la víspera de la sesión. Pero este martes, mientras sus compañeros del PAN lo llamaban a no traicionarlos para darles su voto a Morena, pidió licencia a su escaño con el argumento de un padecimiento grave en la columna cervical y dejó en su lugar a su suplente, Miguel Ángel Yunes Linares, su padre.

El PAN lo acusó de traición bajo la sospecha de que su situación judicial tendría algo que ver, pues se había tenido que amparar ante una orden de aprehensión por un caso de 2021 en el que se le acusó de uso de documento falso, falsedad ante la autoridad y fraude procesal.

Tras rendir protesta, Yunes Linares, exgobernador de Veracruz, apareció junto a morenistas en conferencia de prensa en el Senado y abrió la puerta a que podría votar a favor de la reforma. Sin embargo, no fue necesario, más tarde su hijo, Yunes Márquez, anunció su reincorporación al Senado y también su voto a favor de la reforma.

“Ni cobarde, ni traidor. Salí del hospital para venir a dar las razones de mi voto”, aseguró. “En la decisión más difícil de mi vida, he determinado dar mi voto a favor del dictamen para crear un nuevo modelo de impartición de justicia”, añadió.

“¡La reforma va!”, “¡La reforma va!”, reaccionaron de inmediato con este coro los morenistas de pie, tras el discurso de Yunes.

La toma del Salón de Plenos

El último trámite de la reforma en el Congreso de la Unión se vio interrumpido cuando la discusión apenas comenzaba, a las 4:30 de la tarde, un grupo de trabajadores del poder judicial logró ingresar al recinto legislativo en protesta contra la reforma judicial.

“¡Ustedes están arruinando el país!”, entró gritando un joven médico al palco del salón de plenos. Los senadores, atónitos, miraban la escena. Detrás de él, manifestantes con camisetas en las que se leía “La Justicia no se vota”, entraron cantando: ¿En dónde están?, ¿En dónde están? Los senadores que nos iban a escuchar”.

El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña informó que los manifestantes habían ingresado al Senado y declaró un receso por tiempo indefinido.

Afuera del salón, desde pasillo para ingresar al Salón de Plenos, los elementos de seguridad intentaron contener sin éxito al grueso de los manifestantes que buscaban llegar hasta donde sesionaban los senadores. Los guardias usaron líquido extintor, pero la resistencia duró poco. Con el coro de “¡El Poder Judicial no va a caer, no va a caer!, los manifestantes entraron, algunos resbalaron por el piso mojado.

Comenzaron a golpear las puertas de madera para ingresar al pleno. Primero con los puños y después con los tubos metálicos de las manijas que arrancaron a las puertas de cristal. Alguno usó una cadena.

Los manifestantes forcejearon con los elementos de seguridad en medio del coro “¡Quítenlos! ¡Quítenlos!”.

Uno a uno, los elementos de seguridad del Senado fueron retirados con jaloneos y empujones por varios manifestantes con el cabello blanco y la ropa empapada por el sudor y el líquido de los extintores. Los trabajadores también cantaron el Himno Nacional mexicano.

“¡Nosotros somos el pueblo!”, “¡Que salgan! “¿En dónde están, en dónde están, los senadores que nos iban a escuchar!”

Con los golpes de los tubos sobre la madera, los manifestantes hicieron un hoyo, desde donde más elementos de seguridad les lanzaron más líquido de extintores.

Finalmente, tras la intensa lucha, lograron abrir las puertas del Salón de Sesiones. Entraron en medio de gritos y fueron recibidos por senadores de oposición. La mayoría de los legisladores de la coalición de Morena, PVEM y PT ya se habían retirado por otras puertas.

“¡Senador que vote a favor, traidor de la nación!”, gritaban los manifestantes dentro del pleno convertido en un caos de gritos, altavoces y trabajadores eufóricos y enojados.

A las 5:30 de la tarde, Fernández Noroña anunció que la sesión continuaría a las 7 de la noche en una sede alterna, en la antigua casona de Xicoténcatl. Los manifestantes, en su mayoría trabajadores del Poder Judicial, decidieron dirigirse a la sede alterna para intentar frenar la aprobación de la reforma.

Blindan Xicoténcatl

Los manifestantes caminaron sobre Paseo de la Reforma hacia Donceles, donde se encuentra el antiguo recinto legislativo. A su paso gritaban “señor, señora no sea indiferente, México requiere justicia independiente”.

Al llegar a Eje Central, las calles de Tacuba, Donceles y República de Cuba estaban cercadas por policías que impedían el paso a los manifestantes. “Señor senador, detenga al dictador”, lanzaban cada tanto. Luego de varios minutos, llegaron personas que comenzaron a gritar “es un honor estar con Obrador” y “el pueblo se cansa de tanta pinche transa”.

En República de Cuba y Eje Central, donde estaba otro cerco policial, también había manifestantes que se oponían a la reforma judicial y llegó otro grupo que se identificó como simpatizante del presidente Andrés Manuel López Obrador. Mientras lanzaban una guerra de consignas por esa calle llegaron los senadores de Movimiento Ciudadano: Clemente Castañeda y Alejandra Barrales.

“Déjenlos pasar”, decían algunas personas. Los policías les negaron el paso a bordo del vehículo y descendieron del automóvil en que viajaban. Tras varios minutos arribó a pie la senadora de MC, Amalia García.

Para evitar caer en confrontación con los manifestantes a favor de la reforma, los estudiantes de Derecho y trabajadores del Poder Judicial se congregaron en Eje Central y Tacuba. Portaban pancartas y banderas de México.

Poco después de la toma del Senado en Reforma, cientos de elementos policiacos, detrás de vallas metálicas, fueron colocados en todos los accesos a la antigua casona de Xicoténcatl: Eje Central y Tacuba, 5 de Mayo y Callejón Condesa, 5 de Mayo y Filomeno Mata, Tacuba e Ignacio Allende, Tacuba y Bolívar, Donceles y República de Chile, Donceles y República de Cuba, Belisario Domínguez e Ignacio Allende, Belisario Domínguez y Callejón del 57, Eje Central y República de Cuba, Eje Central y Donceles.

En cada uno de esos puntos: vallas, elementos policiacos con escudos antimotines, tanques extintores, y en ocasiones camiones atravesados en las calles.

“Nadie entra”, repetían en cada esquina los policías a cargo. La instrucción que recibieron fue que sólo un senador con una persona asistente podían cruzar. En cada esquina, habitantes que querían llegar a su vivienda o personas que dejaron estacionados sus automóviles dentro demandaban el paso.

El operativo, colocado hasta dos calles a la redonda de Xicoténcatl, buscó que los opositores a la reforma judicial que llegaron hasta el Salón de Plenos no les volvieran a hacer lo mismo.

Los trabajadores del Poder Judicial y estudiantes, muchos de los que habían ingresado a la sede de Reforma y que llegaron caminando hasta el Centro Histórico de la Ciudad de México, se apostaron en varios de los puntos cerrados por policías, hasta que fueron llamados para concentrarse principalmente sobre Eje Central y Tacuba, entre el Palacio de Correos y el Palacio de Bellas Artes.

Cuando el panista Miguel Ángel Yunes Márquez anunció que iba a votar a favor de la reforma judicial, los trabajadores lo abuchearon y gritaron consignas en su contra. La noticia de que Morena tenía el voto que le faltaba para consumar la reforma, con la que los ministros, magistrados y jueces serán electos por voto popular, derivó en protestas más intensas en Eje Central y Tacuba, donde los policías lanzaron gas picante.

El gas picante inhibió la concentración que se vio reducida paulatinamente. Después llegó un pequeño grupo de personas con una manta con la imagen de Norma Piña que terminó de diluir el número de manifestantes.

Luego de un duelo de consignas, un grupo de granaderos se interpuso entre los dos grupos, hasta que los manifestantes llamaron a concentrarse nuevamente en la sede principal del Senado en Paseo de la Reforma.

“Compañeros del Poder Judicial, vamos de vuelta al Senado, vamos a evitar cualquier confrontación. Nosotros no vinimos en ningún sentimiento violento, venimos en paz”, llamó un joven con un megáfono.

Los pocos manifestantes que quedaban sobre Eje Central, fueron replegados por granaderos que liberaron la vía no sin jaloneos y empujones.

Nos falta un senador en la votación”

Pese a la toma del Senado por trabajadores de juzgados federales, Morena dio inicio a las 7 de la noche a la sesión para aprobar una de las reformas más importantes y polémicas de este gobierno.

Mientras trabajadores del Poder Judicial se mantenían afuera del Senado y observaban la sesión en una pantalla gigante, las y los senadores de los partidos de oposición también tomaron la tribuna para intentar impedir que continuara el debate.

A medianoche, las y los senadores votaron en lo general sin tablero electrónico, gritando el sentido de su voto, su nombre y hasta porras o lamentos. Con esta votación a mano alzada, 86 a favor y 41 en contra, Morena confirmó lo que ya se anticipaba, tendría mayoría calificada gracias a un opositor.

“Con un saludo al escapista, Daniel Barreda, mi voto es a favor”, dijo Adán Augusto, coordinador de Morena en el Senado, provocando una risa burlona de una senadora.

Los emecistas, pero también senadores del PAN y PRI, se habían dedicado a pedir que la sesión fuera cancelada, pues faltaba un senador.

“¿Dónde está el senador de Movimiento Ciudadano?, lo secuestraron ustedes”, acusó Lilly Téllez del PAN, poco antes de que apareciera.

Amalia García, de MC, aprovechó su intervención para pedir respeto a los manifestantes, pues “se han estado gaseando a los manifestantes. ¿Desde cuándo la izquierda hemos estado de acuerdo con eso?”.

Noroña acusó que la irrupción de los manifestantes vulneró la soberanía y seguridad del Senado de la República, y lo calificó como intento de “golpe”.

“Se presentó un intento de golpe que buscaba generar vacío en el ejercicio del Poder Legislativo afectando de esta manera las instituciones democráticas del Estado mexicano, situación que no puede ser tolerada de forma alguna por cualquiera de las y los integrantes de este Pleno”, acusó.

En tanto, en el debate sobre la reforma judicial, Luis Donaldo Colosio Riojas de Movimiento Ciudadano recordó la falta de justicia en el caso del asesinato de su padre, el candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio en 1994.

“Mi familia y yo, como tantas familias mexicanas, conocemos de cerca el dolor y la impotencia que significa que el sistema te dé la espalda”, dijo.

Sin embargo, advirtió que la reforma no resuelve el problema de fondo. “De nada sirve, y desde ahora lo digo, de nada nos va a servir reformar a los tribunales si no fortalecemos en lo federal, en lo estatal y en lo local a las fiscalías, a las policías, a los ministerios públicos, a todos los que participan en la cadena de impartición de justicia de México”.

Este texto fue elaborado por el equipo de Animal Político y lo reproducimos con su autorización.

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