Los hombres les impiden elegir a comisarios e involucrarse en tareas relacionadas con la organización de la comisaría en varias localidades indígenas de la Montaña
Texto: Carmen González
Miércoles 6 de marzo del 2024
Tlapa
En enero del 2022, Margarita, una mujer de la comunidad nahua de Tlacuiloya, del municipio de Tlapa, en la región de la Montaña, quiso votar en la elección del comisario.
En Tlacuiloya, como en gran parte de las comunidades de esta región, las mujeres son mayoría; de los 507 habitantes que registró el INEGI en 2020, 274 son mujeres y 233 hombres.
“Nos dijeron que no, que no se permiten mujeres en la comisaría; puro hombre”, recuerda Margarita, de 38 años, sobre su primer y único intento de querer incidir en la elección de su autoridad.
Ese año Margarita fue a la comisaría, con otras dos mujeres más, porque su marido estaba en Estados Unidos y pensó que era bueno ir en su lugar. Cuando llegaron a la comisaría, los hombres inmediatamente las retacharon para sus casas, les dijeron que su responsabilidad era cuidar a sus hijos.
“Ese día el comisario nos dijo que como amas de casa debemos estar en la casa, porque no vamos a saber los trabajos que se hacen en la comisaría, porque una mujer no sabe lo que se hace ahí”.
Ese mismo año, nueve mujeres de Ocotequila, otra comunidad nahua de la región de la Montaña, pero del municipio de Copanatoyac, se presentaron a la comisaría para ejercer su derecho a votar para elegir al comisario. También las rechazaron, pero entonces María Antonia Ramírez Marcelino, una mujer que migró a Tlapa, estudió una licenciatura, dominó el castellano tanto como el náhuatl y se hizo periodista pidió ayuda a una organización de abogadas.
Esas nueve mujeres interpusieron un recurso de inconformidad ante el Tribunal Electoral del Estado de Guerrero, el que anuló la elección de comisario y ordenó una nueva con la participación de las mujeres, incluso, para ser electas como comisarías.
Eurídice Velázquez Martínez, quien investiga los liderazgos de las mujeres indígenas como parte de su tesis de maestría, indicó que existen varias comunidades en Guerrero donde los hombres impiden votar a las mujeres en la elección de su autoridad más cercana, pero que no existe un diagnóstico que establezca en cuántas comunidades aun se presenta esta situación.
Velázquez Martínez documentó los liderazgos comunitarios de Juventina Asencio, de la comunidad nahua de San Juan Tetelcingo, municipio de Tepecoacuilco, en la zona Norte, y Antonia Ramírez, de la comunidad nahua de Ocotequila, municipio de Copanatoyac, en la región de la Montaña. En esta última comunidad fue donde las mujeres pelearon en tribunales su derecho a participar en la elección en la comisaría.
En el caso de Tlacuiloya, las mujeres que querían votar y, no las dejaron, se regresaron a sus casas.
“Ya no hicimos nada, ya estamos acostumbradas que no vamos y como estaban puros hombres, ellos estuvieron de acuerdo que las mujeres no votemos”, explica Margarita.
Aunque la comunidad nahua de Tlacuiloya está a escasos 8.1 kilómetros de Tlapa, su camino de terracería en mal estado convierte esa distancia en 40 minutos de recorrido. Para llegar a Tlacuiloya, se pasa por Ahuatepec Pueblo, al norte de Tlapa.
Tlacuiloya es un pueblo de vegetación desértica, sólo se ven unos cuantos árboles de guajes, tepeguajes y algunos encinos a los alrededores. Predominan las casas de adobe.
Esta mañana de marzo hace mucho calor en Tlacuiloya. La mamá y la hija mayor de Margarita mecen a dos niños acostados en hamacas improvisadas con cobijas y mecates largos. Así no se paran de sus asientos para mecerlos. Margarita también estaba haciendo esa tarea. La dejó momentáneamente para contar sobre su frustrado intento de incidir en la elección de su autoridad.
Al año siguiente, en enero del 2023, un abogado del Ayuntamiento de Tlapa, comentó a las mujeres y a los hombres de Tlacuiloya que debían contemplar a mujeres en la planilla de la comisaría. Esa instrucción fue consecuencia del mandato del Tribunal Electoral del Estado de Guerrero (Teegro) sobre la elección de comisarios en Ocotequila, municipio de Copanatoyac.
“El comisario electo dijo que no, que él no estaba acostumbrado a trabajar con mujeres”, contó.
Margarita no tiene ningún grado de instrucción escolar y el castellano lo habla poco. Dijo que donde sí votan es en la elección del presidente del país, del presidente municipal y para diputados.
“Ahí sí nos dejan”.
Margarita sabe quién resultó electo comisario preguntando a su marido, o si él no está, porque se fue de jornalero a trabajar a los estados del norte del país o hasta Estados Unidos, pregunta a los vecinos.
En Tlacuiloya, donde la mayoría son mujeres, ellas ni siquiera saben cómo se organiza una elección de comisario.
“No sé, nunca he ido. Como se hace en la noche”.
A Margarita no le causa conflicto que los hombres no les permitan votar para elegir al comisario. “Para mí, mientras mi esposo está aquí, que vaya él, porque tengo niños y no los puedo llevar. Como las reuniones se hacen en la noche, yo no puedo ir cargando con los chamacos”.
Los hombres pueden ir, dice, porque se van solos. “Nosotras como mamás los tenemos que llevar”.
Las mujeres pueden ir a la comisaría a dejar papeles, a firmar cuando eso requiere la comunidad para hacer alguna gestión, pero tampoco inciden en la decisión de las obras que necesitan.
“Opinan los hombres, los señores principales. Los que apenas están entrando no opinan mucho, porque luego les dicen que apenas entraron. Cuando se solicita una obra, el comisario vocea por aparato de sonido para que las mujeres vayamos a la comisaría a firmar la petición”.
Si a Margarita le preguntaran su opinión de qué obra necesitan diría que es el agua. “Hay dos pozos, pero ya se secaron, sólo uno le queda un poco de agua, pero se acaba luego”.
En Tlacuiloya, en las únicas actividades públicas que participan las mujeres es en los Comités de Madres de Familia, en la escuela de sus hijas e hijos, y apoyan en tareas de aseo en el Centro de Salud.
Después de Margarita se consultó a Modesta Martínez Bautista, de 32 años, quien tiene estudios de nivel secundaria.
Modesta agrega que en la elección del comisario las mujeres participan únicamente en el festejo, cuando se cambia a la autoridad. Reveló que aunque les llegó el aviso del Ayuntamiento de que también debían votar las mujeres, los hombres se opusieron, dijeron que si ya las mujeres iban a votar, debían empezar desde el inicio, desde saber cómo se trabaja en la comisaría.
Modesta consideró que las mujeres no quieren participar, no quieren ir a las reuniones. Dijo que, en su caso, ella va a cada reunión en la que las llaman a participar.
“Cuando nos dicen va a ver reunión general pueden venir las mujeres, por ejemplo, cuando hay programas de alimentación o cosas de gobierno”.
Modesta también confirmó que los hombres se opusieron a que las mujeres participaran en la elección de comisario. “Dijeron que sí, pero que debemos empezar desde abajo”.
Los Principales se oponen, dice el comisario
El comisario electo en enero pasado para el periodo 2024, Joel García Morán, a quien los hombres eligieron para el cargo, tiene estudios hasta cuarto año de primaria.
Se le pregunta sobre la participación de las mujeres en la elección.
“Ese es el problema. En la convocatoria de este año, nos decían que podíamos nombrar a un hombre o una mujer de comisario o comisaria, después nombrar a una mujer como suplente, pero no aceptaron los Principales”. Los Principales son los hombres grandes de la comunidad que ya fueron comisarios o comisariados de los Bienes Comunales.
Margarita dijo que el comisario una vez electo tampoco aceptó que hubiera mujeres en los cargos.
“Dijeron los Principales ¿cómo va a ocupar un cargo una mujer? Si nosotros como hombres sufrimos. Como hombres nos ocupan para ser mandaderos o topiles, mayordomos y las señoras no están dentro para dar el servicio”.
Joel García afirma que los Principales decidieron que sólo se nombraran hombres porque en los cargos se realizan tareas pesadas.
“Implicaría mucho sufrimiento para las mujeres, porque una mujer no puede nomás mandar, si se va abrir una brecha, por ejemplo, ahí se necesita ocupar pico y pala; es pesado”, justificó.
La estructura de la comisaria está conformada por el comisario, su suplente, dos regidores, un secretario y un comandante. Todos son nombrados, dice, en asamblea en la comunidad. En esa asamblea sólo participan los hombres.
Explicó que el comandante, después de su nombramiento, junto con los Principales eligen a 25 auxiliares, quienes junto con el comandante brindarán seguridad al pueblo.
El comisario justifica estar en el cargo porque ya fue segundo regidor, secretario, suplente, comandante, comisariado de Bienes Comunales y, por eso, ahora lo propusieron como autoridad. “Gané como con 60 y tantos votos”.
A las mujeres no les quieren dar cargos, agregó, porque es muy difícil. “Si para mí, que soy hombre, se me hace difícil, debo ir a Tlapa a cada rato, no me hacen caso. Llevamos tres años solicitando agua potable y nada”.