Jóvenes de El Nuevo Caracol sin posibilidad de estudiar nivel medio superior por la violencia

Texto y fotografía: Marlén Castro

El Poblado Nuevo Caracol

Ana, de 20 años, es una habitante de El Poblado Nuevo Caracol, municipio de Heliodoro Castillo, que tiene la suerte de haber terminado su instrucción media superior. Estudió en el Centro de Bachillerato Agropecuario (CBTA) con maestros que cada determinado tiempo bajaban de Apaxtla de Castrejón al pueblo a atender a los estudiantes de este nivel escolar.

Como parte de sus actividades escolares, las y los jóvenes acudían al CBTA de Apaxtla de Castrejón para ver cuestiones administrativas relacionadas con sus estudios.

Los muchachos que terminan la telesecundaria, desde hace tres años, ya no tienen la opción de continuar su preparación a causa de la violencia.
“Yo sí estudié, tuve forma de hacerlo”, cuenta Ana en la iglesia de la Virgen de Guadalupe el martes pasado, después de la misa del padre José Filiberto Velázquez Flores, director del Centro de Derechos Humanos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello, quien encabezó una caravana de ayuda humanitaria después del ataque con bombas caseras manejadas con drones que sufrieron los habitantes de este poblado el pasado 26 y 27 de agosto.

Habitantes de El Nuevo Caracol reunidos en la iglesia contaron cómo han vivido tres ataques con drones

El sábado 26 de agosto, alrededor de las 12:30 del día, estalló una bomba casera en la cancha de usos múltiples que mató a un joven, en lo que fue el tercer ataque que enfrentan los habitantes de este poblado en lo que va del año.

El primero ocurrió el 2 y 3 de mayo, el segundo el 10 de agosto y el tercero este fin de semana.

Los habitantes aseguran que los atacantes son integrantes del grupo del crimen organizado denominado La Familia Michoacana. Lo saben porque en el ataque del 2 y 3 de mayo, los hombres armados se situaron en el punto conocido como el puente, muy cerca de la comunidad y cuando dispararon contra la población gritaron que eran las fuerzas especiales de La Fresa y El Pez.

Estos son los apodos con los que son conocidos los líderes de esta agrupación criminal.

Cada año, cinco o seis jóvenes de entre 14 a 17 años en El Poblado el Nuevo Caracol se quedan sin estudios porque integrantes de La Familia Michoacana prohibieron a la población de El Poblado Nuevo Caracol subir a Apaxtla y a la gente de Apaxtla, entre ellos, a los profesores del CBTA, bajar a esta población.

El panorama no es diferente para los estudiantes de los diversos niveles educativos. La caravana de ayuda humanitaria que encabezó el Centro de Derechos Humanos Minerva Bello registró que no hay clases en el Jardín de Niños Jacinto Benavente, en la primaria José María Morelos y Pavón y en la Telesecundaria.

Madres de familia contaron que unos 10 menores que deberían estar en el preescolar, alrededor de 12 en primaria y ocho en telesecundaria no reciben clases normales desde marzo del 2020, primero a causa de la pandemia por la covid y después, cuando se normalizaron las clases presenciales en otros lugares, en El Nuevo Caracol ya no hubo porque se agudizaron los enfrentamientos con Apaxtla de Castrejón.

El Nuevo Poblado El Caracol aun cuando pertenece a Heliodoro Castillo, geográficamente está alejado, además de que el camino es de terracería y está en muy malas condiciones. Por esa razón, era más natural la comunicación con Apaxtla, municipio de la región Norte.

Para los jóvenes ir a estudiar a Tlacotepec, la cabecera de su municipio, supone diversos gastos que por sus condiciones económicas no pueden afrontar.

La Telesecundaria de la comunidad de 200 habitantes, una de las instalaciones educativas abandonadas a causa de la violencia.

 

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