Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Especial
Chilpancingo
A tres meses del envenenamiento de Frijola, una perra mestiza, que fue adoptada por Nancy Sandoval de la Cruz, originaria de Ometpec, en la Costa Chica, no hay avances en la investigación y sigue sin judicializarse porque la Fiscalía General del Estado (FGE) no envía el resultado de la muesta de la comida que la habría envenenado.
Frijola fue envenenada el 18 de abril pasada. Consumió alimento que le dio una vecina.
Nancy había salido de Ometepec, se enteró del envenenamiento a su regreso, entonces interpuso la demananda ante el Ministerio Público (MP) de Ometepec. Logró que la FGE abriera una carpeta de investigación por maltrato o crueldad animal.
Berenice «N» fue identificada como la agresora, es vecina de Nancy, se desempeña como enfermera en el Centro de Salud de Ometepec. Berenice había mostrado intolerancia hacia los animales .
Después de que Nancy interpuso la denuncia recibió amenazas verbales por parte del ex esposo de la agresora, cree que para que desistiera de la denuncia.
Pero Nancy la presentó; por ahora está detenido el proceso porque aún no está el resultado del análisis a la muestra de la comida que ingirió Frijola y que le habría provocada la muerte.
«Supuestamente está trabado en Chilpancingo porque no han mandando el resultado del análisis de esa muestra (de comida); ya tiene mucho tiempo que se mandó», mencionó Nancy.
Nancy ya solicitó dos veces por oficio que sea agilizado ese trámite para que el caso de Frijola avance y se judicialice, la respuesta fue que «el documento está trabado en Chilpancingo».
«La negligencia ha sido desde acá (Ometepec). La perito entregó la muestra casi un mes después de que hizo su trabajo se inspección, y de ahí el MP se tardó otros 15 días o más en mandarla a Chilpancingo y es la fecha que no responden nada de allá».
La falta de protocolos por parte de la FGE para este tipo de casos que, de acuerdo con Nancy, no es común que denuncien, afecta en la investigación.
Además de la falta de empatía por quienes están en esas áreas.
«No sólo falta mucha empatía, sino que realmente se conozcan los protocolos para la investigación de estos casos».
Nancy solicitó a la FGE que enviara a un perito vetrinario que viajara a Ometepec para hacer la exhumación del cadáver de Frijola y se tomaran directamente las pruebas.
«La veterinario dijo que no, que ya había pasado algo de tiempo y que no iban a encontrar las sustancias en el animalito».
El caso de Frijola ocurrió días antes del caso de Stich, un perro en situación de calle que fue golepeado por comerse un pan de una panadería en la colonia Lomas del Poniente en Chilpancingo, y que días después falleció por la golpiza brutal.
El caso de Stich se judicializó la semana pasada. Nancy considera que fue por las marchas, demandas y el impacto que generó el caso.
De acuerdo con Nancy, en Ometepec es común el envenenamiento de perros que denuncian en redes sociales, pero no de manera formal.
Al caso de Frijola también se suma el de Keiko, un perro que fue asesinado a balazos en Ometepec el 24 de abril por un hombre identificado como Apolonio, quien se bajó de su automóvil y le disparó.
Una de la versiones que contaron los pobladores es que Keiko caminaba junto al menor de 13 años sobre una banqueta, y se topara con un niño de tres años, quien se asuntó al verlo, por lo que el padre mató al perro.
El 8 de mayo, Apolonio, el agresor de Keiko, fue detenido por elementos de la Policía Municipal de Ometepec, y dijo ser originario del municipio de Tlacoachistlahuaca; estaba en estado de ebriedad y aceptó haber disparado contra el animal.
La familia humana de Keiko y el agresor llegaron a un arreglo por 7,000 pesos, con lo que el agresor quedó en libertad.
En ambos casos de Keiko y Frijola, la Ley de Bienestar Animal 491 no fue aplicada aun con las pruebas que presentaron sus familias humanas.