Tlacolol – Jacinto, defensor de oficio de los Salgado

Jacinto González Varona ¿Qué es, diputado, dirigente de Morena, el golpeador del clan de los Salgado o el defensor de oficio de la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda?

O todo lo anterior. Qué se defina.

En los últimos días, Jacinto ha andado de lengua suelta. Con todo mundo anda peleando, sobre todo, cuando alguien lanza una crítica, por pequeña que sea, contra la gobernadora.

¿Ese es el papel que le asignaron los Salgado a cambio de que fuera el dirigente de Morena?

Como es sabido por todos —y el que no sepa acá se lo decimos—, González Varona llegó a la dirigencia de Morena por un acuerdo con la gobernadora y su papá, el senador Félix Salgado Macedonio, la jefa legal y el jefe de facto del clan de los Salgado.

Pero parece que el acuerdo quedó a favor de los Salgado, como era de esperarse, porque González Varona se muestra como un empleado más del clan y no como un dirigente político independiente del gobierno en turno.

Hace unos meses este papel lo comenzó a desempeñar con mayor ímpetu, sin importarle que puede estar defendiendo la parte más sórdida de un gobierno.

El primer round se lo echó cuando en medios de comunicación de la Ciudad de México publicaron en primera plana cómo la organización criminal la Familia Michoacana se expande por todos lados sin que el gobierno de los Salgado haga lo mínimo para impedirlo, por no decir que hace lo contrario.

Esa vez, González Varona salió virulento a rechazar lo planteado por medios de comunicación, eso sí, sin ninguna prueba para demostrar lo contrario. Además se llevó entre las patas a los partidos de oposición, al PRI, PAN y PRD al acusarlos de tener vínculos con las organizaciones criminales.

Eso no lo dudamos. Las organizaciones criminales no podrían operar en ningún punto del estado sin el aval, el permiso e, incluso, el apoyo de una autoridad.

Pero el asunto, es que en esta nueva configuración de la geografía política de Guerrero, está incluido Morena. Y allí, como dice el dicho, también se cuecen habas.

Hay que hacerle dos pequeños recordatorios a González Varona. Y otros cuestionamientos.

El primero, en septiembre del año pasado en Zirándaro, en la Tierra Caliente, hombres armados, algunos a pie y otros a bordo de camionetas, participaron en el desfile en los festejos del santo patrono San Nicolás Tolentino.

En redes sociales se difundieron videos y fotografías donde se ve a hombres portando fusiles que caminan entre las personas que participan en el desfile.

También circularon fotografías donde se ven decenas de camionetas que trasladan a hombres armados que pasan por las calles donde pasó el desfile.

Los armados estaban hasta el final del desfile, iban vestidos con ropa camuflada y con chalecos que tenían las iniciales del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El desfile lo encabezó la alcaldesa, la morenista Tania Pacheco Duarte.

González Varona debe dar una explicación. ¿Por qué en un municipio que gobierna Morena, hombres armados pueden andar libremente, sin que nadie los moleste, en la principal celebración del pueblo? ¿La alcaldesa les dio permiso? ¿No supo de la presencia de los armados? En cualquiera de los casos es grave.

La repuesta oficial fue que ese día la alcaldesa morenista no estaba en el municipio. ¿Le creeremos?

El diputado que es dirigente de Morena debe dar una explicación a los guerrerenses, de cómo es posible que a Pacheco Duarte, el CJNG le permite trabajar sin estorbo pero, al anterior alcalde, el también morenista Gregorio Portillo Mendoza, no lo dejaron ni terminar su gestión.

El propio Portillo Mendoza denunció que integrantes del CJNG lo privaron de su libertad para advertirle que no podría reelegirse y para que abandonara el municipio.

González Varona ha dicho que a Portillo Mendoza el CJNG lo sacó de su municipio porque no pactó, pero también dice que la alcaldesa tampoco pactó. Entonces, si ninguno de los dos pactaron ¿por qué a uno lo corren y a la otra no?

El segundo, ocurrió apenas hace unos días, y es algo similar. La alcaldesa de Chilpancingo, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, acudió al pendón en el municipio de Heliodoro Castillo, en la Sierra.

En el pendón, igual hasta el final del desfile, hubo la participación de hombres armados que cuidaban al presunto líder de la organización criminal Los Tlacos, Onésimo Marquina Chapa.

¿La alcaldesa no sabía que iba al bastión de Los Tlacos, como es sabido por todos? ¿No se pudo negar? ¿O no le importó montarse en un acto como ese?

González Varona debe dar esas explicaciones.

Cuando acusó al PRI y PRD, González Varona afirmó que estos partidos ganan elecciones donde tiene pactos con las organizaciones criminales (también pensamos que es cierto), pero sería bueno que nos explique el caso de Tlalchapa, un municipio gobernado desde hace una década por la familia Mora Eguiluz.

En la elección pasada, ahí ganó Morena, pero ahí el partido no es tan importante como el personaje. La elección la ganó Tania Mora Eguiluz.

Tania recibió la alcaldía de manos de su padre, Martín Mora Aguirre, quien en 2018 ganó la elección por el PRD.

Pero tres años más atrás, Martín Mora recibió la alcaldía por parte de su hija, Amalia. Pero tres años más atrás, Amalia recibió la alcaldía de manos de su madre, Guadalupe Eguiluz Bautista.

Según la lógica de González Varona: ¿la familia Mora Eguiluz ha gobernado tanto tiempo Tlalchapa por qué tiene pacto con las organizaciones criminales?

Pero ya que estamos hablando de Tlalchapa, sería bueno que la familia Mora Eguiluz nos contara cuál es su secreto para mantenerse tanto tiempo en el poder. Cómo le hace para que ninguna organización criminal los acose, los intimide, les impida seguir gobernando

Debe ser su carisma o, tal vez, porque ya convirtieron a Tlalchapa en un lugar de primer mundo, una isla de desarrollo y prosperidad y todos los pobladores no hallaron otra mejor forma de darles las gracias: votando por ellos en todas las elecciones.

Curiosamente, Tlalchapa es de los municipios de la Tierra Caliente, junto con Zirándaro, donde no se sabe del acoso de las organizaciones criminales. Casi no se sabe de homicidios, ahí los comerciantes no denuncian extorsiones. ¿Por qué será? ¿Los Mora Eguiluz los protegen? ¿Por qué en Tlalchapa ni la Familia Michoacana se atreve a molestarlos?

Sugerimos que a Tlalchapa lleguen todos los investigadores posibles para que indaguen ese fenómeno, ese islote de paz y bienestar. Nada más no se vayan a asustar por el resultado.

Pero lo que sí le molesta mucho a González Varona es que critique al clan de los Salgado.

Escucha una crítica y se pone como gallito de pelea. Bien sacalepunta. Pero lo que debería de hacer es explicarnos porque desde que llegaron los Salgado, la Familia Michoacana crece y no deja de crecer.

Antes de los Salgado el territorio de operación de esa organización criminal se limitaba a la región de la Tierra Caliente y parte de la zona Norte. Ahora, se sabe que están en Iguala, en Chilpancingo, en gran parte de la Sierra, en la Costa Grande y hasta en Acapulco. Y al parecer no hay nadie, desde el gobierno, que intente detener ese avance.

Ya que anda de defensor de oficio de la gobernadora, debería a hacer algo de verdad productivo: explicar porque en El Parotal, en Petatlán, en el convoy la Policía Estatal ingresó a esa comunidad con tres civiles que acusaron de ser integrantes de la Familia Michoacana.

¿Quién los subió? ¿Quién ordenó esa operación? ¿Por qué guardan silencio desde el gobierno?

Pero quién sacó de sus casillas a González Varona fue el obispo emérito de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, cuando declaró que ante la falta de operación de los Salgado tuvo que pactar con la Familia Michoacana una tregua para que se desarrollara en paz la Semana Santa.
El obispo emérito dijo que pactó la tregua porque esa organización criminal intentó extorsionar a los penitentes que participaron en la Semana Santa. El religioso no mintió: a los penitentes le exigían que les compraran sus cruces y los rollos de varas de zarzamora a precios que ellos querían.

González Varona salió de volada a decir que Rangel Mendoza declaró lo que declaró para desestabilizar al gobierno de los Salgado.

Parece que al abogado de oficio le duele más que critiquen a la gobernadora que el yugo de las extorsiones que viven día a día los guerrerenses.

Bueno, al final como González Varona no pudo ganarle al obispo emérito, declaró que va a pedirle al obispo de mayor jerarquía de Rangel Mendoza que ya lo calle.

¿A poco cree que silenciando a los críticos la violencia y las extorsiones se van a terminar? Pues, no. Aunque ni siquiera la comodidad del silencio, de no dar explicaciones, no sean juzgados, como lo intenta la gobernadora al comprar, un día sí y el otro también, casi todas las portadas de los periódicos.

Los Salgado quisieran el silencio cómodo, para que Félix Salgado siga utilizando a Guerrero como su parque de diversiones, e irónicamente parece que gobernar Guerrero para él es Disneylandia.

Bonus track: “Ella es mujer pero está equivocada, le pusieron un huipil y la colocaron ahí por su cara bonita en los espectaculares para engendrar a un hombrecillo”, la última de González Varona.

¿A quién se refería? No, no es a quién usted está pensando. Se refería a una diputada del PRI, Gabriela Bernal Reséndiz, quien ya lo denunció por violencia política de género, será que si se decía lo mismo que dijo pero para su protegida se hubiera escondido como lo hizo o habría saltado a exigir respeto.

Chirrionazo. Vaya espectáculo montaron los priistas hace unos días en Chilpancingo y Acapulco, durante la visita de una de las candidatas más fuertes del desmoronado PRI rumbo al 2024, Beatriz Paredes Rangel, quien no podía caminar, la trasladaban en silla de ruedas. No dudamos que tiene las tablas políticas, pero nos confirma que de nuevo PRI no hay nada, y están tratando de resurgir de sus cenizas con muy viejas y desgastadas figuras.

Además, se vio la hipocre… perdón, digo la unidad, entre el ex gobernador Héctor Astudillo Flores y el senador Manuel Añorve Baños, quienes se saludaron por puro compromiso; por cierto, el diputado local Jesús Parra García defendió e intentó resaltar al gris alcalde de Chilapa, Aldy Esteban Román; parecía cuando un padre busca dejar bien parado al hijo ante los jefes de la empresa.

 

Colaboración especial en Amapola periodismo de sus brothers, sus panas, hermanos, su sangre y su clicka: Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero Salgado. Aquí nos pueden enviar sus comentarios y chismecitos: eltlacololcolumna@gmail.com


 

Tlacolol es una columna satírica que cuestiona los hechos y dichos de lo que acontece en Guerrero. La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de sus autores. Agradecemos el espacio a Amapola Periodismo por respetar la libertad de expresión y no censurar nuestras opiniones e interpretaciones

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