Grillitos de palma, la artesanía con la que se mantiene Alfonso Chávez

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Oscar Guerrero

Chilpancingo

Sobre el andador Emiliano Zapata, en el centro de Chilpancingo, un hombre sentado en el piso saca de una maleta delgadas tiras de palma de soyate, los que con sus manos, en un lapso de 15 minutos, se convierten en pequeños grillos, saltamontes o catarinas

Estas pequeñas artesanías son creados desde cero por la menos de Alfonso Chávez, originario de Tlapa de Comonfort, que transforma la palma en insectos.

Vive de la creación de estas artesanías; viaja a Chilpancingo, Puebla y otro estados para ofrecer sus artesanías.

Alfonso permanece unas dos semanas en cada lugar, en lo que vende sus artesanías y después cambia de ciudad para continuar. Su próximo destino será Cholula, Puebla.

Con esmalte negro y blanco, Alfonso dibuja los ojos de los pequeños insectos que vende en 20 pesos cada uno.

A Alfonso no le gustan las cámaras, en un primer momento se niega a dar la entrevista. «Pueden tomarles fotos a los grillos, sin problema, pero a mí no, no me gusta».

Después poco a poco accedió a hablar.

La gente que camina por el andador se detiene unos momentos y observa los grillos, preguntan el precio y se retiran; otros sí compran.

«No me gusta hablar de mí, de donde aprendí o de donde vengo porque aunque no es nada malo, es algo muy personal», menciona Alfonso.

Conforme avanza el sol, Alfonso se levanta y se coloca en otro punto del andador Emiliano Zapata. Así será su rutina los próximos 15 días que estará en Chilpancingo para vender los grillos artesanales que crea desde cero con sus manos.

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