Texto: Itzel Urieta
Fotografía: Oscar Guerrero
Chilpancingo
El cacahuate es una de las botanas más conocidas del mundo. Es originaria de América y se cultiva en México desde la época prehispánica.
En la zona Centro del estado de Guerrero, el cultivo y cosecha de cacahuate es una de las principales actividades económicas de muchas familias.
El proceso para obtener el cacahuate que consumimos es largo. La siembra comienza en julio y la cosecha en diciembre.
El cacahuate que consumimos los chilpancinguenses y que se vende en el Mercado Baltasar R Leyva Mancilla, es producido en Colotlipa, que pertenece al municipio de Quecultenango. Ahí también los habitantes producen jamaica.
El proceso en realidad comienza meses antes: en mayo y junio preparan la tierra, en julio lo siembran, en diciembre lo cosechan y empiezan a secarlo por unos ocho días para después tostarlo y, finalmente, venderlo a partir de enero.
Antonio, es originario de Colotlipa, y desde hace 16 años dedica su vida a la siembra y cosecha del cacahuate.
Viaja diario de Colotlipa a Chilpancingo, capital de Guerrero –camino en el que invierte alrededor de una hora–, para vender su producto.
Su jornada laboral es de 12 horas; llega a las seis de la mañana y se va a las seis de la tarde. Viaja con otras personas de su comunidad, la mayoría son familiares y se conocen.
Antonio vende su cacahuate en el mercado central, en la calle 21 de marzo, es una de las calles aledañas al mercado, en la que suelen ponerse productores y vendedores de diferentes municipios del estado.
“Yo hago todo el trabajo de sembrar, cosechar y salir a vender, porque si sólo lo vendo allá (en Colotlipa) lo pagan bien barato”, comenta.
La venta de cacahuate es una actividad que les permite tener ingresos todo el año.
Los productores como Antonio salen a vender el cacahuate desde enero y a partir de ahí racionan el producto para tener venta todo el año. Otros sólo l entregan a revendedores.
Él prefiere venderlo por cuenta, porque así le saca más ganancias.
Por ahora, comparte, las ventas están bajas, pero es común este comportamiento, a veces suben y otras veces se les complica venderlo.
El precio del cacahuate es de 20 pesos por un cuarto. El litro, la medida que utilizan en los mercados de Guerrero para estos productos, cuesta 60 pesos.
Si se compara con botanas industrializadas, como una bolsa de frituras de 240 gramos, el cacahuate que vende Antonio es más económico. Esa bolsa de frituras en tiendas y supermercados ronda entre los 50 a 60 pesos.
Varas personas que pasan frente a Antonio en el mercado se acerca a preguntar por el precio. Algunas se llevan un cuarto, otras un litro.
–¿Usted consume mucho el cacahuate?, –se le preguntó a una mujer que realizaba compras en el mercado.
–Sí, suelo comprarlo para comerlo como botana con mi familia. Conviene más que comprar los cacahuates japoneses, que ni han de ser japoneses, –contesta.
Al final se lleva medio kilo.
Antonio no tiene conocimiento científico sobre el cacahuate, pero sabe que tiene beneficios.
“Dicen que tiene mucha grasa buena, que sirve para que, pues, si uno no tiene grasa con eso ya puede uno estar mejor. Nosotros en Colotlipa lo consumimos mucho por eso estamos flaquitos, pero bien fuertes”, comenta entre risas.
Otra cosa que Antonio sabe es que el cacahuate es una semilla que se da con poca agua y resiste a las sequías.
La región alrededor de Colotlipa generalmente es árida y la siembra del maíz no es rentable más que para consumo propio. Es ideal para el cacahuate.
“El cacahuate es un cultivo alterno que crece en áreas con problemas de sequía o donde el fenómeno climático de la canícula se acentúa más, lo que ocasiona que la agricultura lo resienta y ocasione pérdidas en cultivos como el maíz”, se lee en un artículo sobre el cacahuate escrito por Aurelio López Luna del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
El lado científico y los números de la producción del cacahuate
De acuerdo con la bióloga Fanny Imelda Pastenes Felizola, el nombre científico del cacahuate es Arachis hypogaea. Es una semilla conocida como legumbre y no una raíz como muchas personas creen.
“Una característica única de esta planta es que una vez fecundadas/polinizadas, las flores se marchitan y generan una especie de tallo que se dirige al suelo y se entierra, que más tarde se convertirá en la vaina (cajita que contiene la semilla) y para conseguir acceder a ellos se debe extraer la planta completa del suelo”, explica.
Es la única planta que hace esto “o sea, el maní o cacahuete madura bajo tierra, pero no está adherido a las raíces, por eso es que es un tallo”.
Dentro de los beneficios del cacahuate está un alto contenido en grasas buenas como el Omega 3, fuente de proteína y ácido fólico que ayuda a prevenir enfermedades cardíacas, favorece al sistema nervioso y periférico y evita la pérdida de memoria, de acuerdo con la bióloga.
La Secretaría de Desarrollo Rural (Sader) difundió que el cacahuate es usado principalmente para la elaboración de alimentos como galletas, panes, dulces, cereales y ensaladas. En la industria lo ocupan para fabricar mantequilla, aceites, harinas, tintas, cremas humectantes y labiales.
En números, el cacahuate aporta a la economía nacional 138 millones de pesos, de acuerdo con el INIFAP.
Los estados del país donde producen cacahuate son Guanajuato, Guerrero, Chiapas, Chihuahua, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí y Sinaloa. 80 por ciento de la superficie con este cultivo es bajo condiciones de temporal.
Estadísticas del INIFAP revelan que en los últimos cinco años se cultivaron 56,780 hectáreas de cacahuate en el país.
El tiempo y la dedicación que invierten los productores en sus siembras es valioso. Es su fuente de empleo y su sustento económico.
“Me gustaría que la gente viniera a conocer y probar este cacahuate que es de calidad. Nosotros venimos de lejos con la esperanza de vender y así llevar algo de dinero a la casa”.
Productores locales como Antonio dependen de nuestro consumo.