De pena ajena fue la destitución de Jorge Peto Calderón como secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural del gobierno de Guerrero.
Ningún adiós, ni una llamadita para decirle que agarrara sus cositas para desocupar la Segadegro. Nada. Menos una explicación del por qué lo corrieron.
Fuentes súper-mega cercanas a Peto, nos contaron que el 9 de noviembre, el ahora ex secretario, llegó a su oficina a eso del mediodía, cuando se topó con Alejandro Zapata Castorena quien, sin piedad, le mostró su nombramiento como nuevo titular de la Segadegro y, por supuesto, le pidió que le desocupara el changarro.
Peto, nos cuentan, se quedó helado por la noticia, pero aguantó vara, tomó sus cositas y se fue… se fue por la puerta de atrás, como los peores, como los apestados.
Y eso que presumía que era amigazo, hermano del senador Félix Salgado Macedonio, papá de la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda.
Esas mismas fuentes súper-mega cercanas, nos dicen, que Peto tiene la esperanza de que en cualquier momento la gobernadora o el secretario general de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso Núñez, le marquen para explicarles las razones de su despido.
No cabe duda que la inocencia aún abunda entre la gente.
Pero no se vayan que esto apenas se pone bueno.
Si Peto no sabe con certeza las causas de su despido, al menos, las supone. Nosotros pensamos en dos.
La primera: que hay un grupito que rodea a la gobernadora que la mal informa del desempeño de otros funcionarios.
Peto alguna vez externó de un grupito muy cercano a la gobernadora que la aísla y eso sí es cierto. Cada vez la mandataria está más alejada, blindada, como en los viejos tiempos, casi casi inalcanzable.
Por ejemplo, con la prensa no se acerca ni de chiste. Tiene más de dos meses, más o menos, que no da una entrevista y cuando los reporteros intentan acercarse sus guarros los jalan, los empujan para impedirlo.
Como en esta columna somos bien chichos, ya dimos con los responsables de que la gobernadora cada vez esté más aislada. Sí, sí, están adivinando: los catrincitos, el jefe de la oficina de la gubernatura, Jesús Eugenio Urióstegui García y el director del Poder Ejecutivo, Rubén Hernández Fuentes.
Ese parcito que siempre luce impecable, con peinado indestructible y como que nunca hacen nada, pues así como se ven nos dicen que son los que mueven todo en el entorno de la gobernadora. Con razón no se le despegan.
“Los rieles de la transformación fueron construidos por el pueblo y sus dirigentes, quienes han luchado. Hay que ver si la conducción de los vehículos y la locomotora de la Cuarta Transformación en Guerrero está conducida por quienes construyeron el andamiaje, yo lo pongo en duda”, dijo en una entrevista con El Sur.
La otra razón, pero antes, se lo vamos a contar con una condición: que sean serios, que no se vayan a reír, porque ahorita Peto no anda como para aguantar su bullying.
Bueno, resulta que la otra hipótesis de Peto es que lo despidieron porque estaba combatiendo la corrupción dentro de la Sagadegro, poniendo orden por todos lados y eso molestó a los de arriba.
Ya ven como son, les dijimos que no se rieran.
En serio, eso dice, que lo corrieron porque él sí aplicó la máxima del líder de la autodenominada 4T, el presidente Andrés Manuel López Obrador: la de no mentir, no robar y no engañar al pueblo.
¿Otra vez?: no se rían.
“Yo creí en la 4T, pensaba que la acción mía era realmente apegarse a los postulados de la Cuarta Transformación. Sin embargo, desde los círculos cercanos a la gobernadora nunca les pareció mi acción ni mi discurso, yo eso lo empecé a notar”, dijo Peto.
Ya en serio, no dudamos que en este gobierno la corrupción siga tan galopante como en los viejos, viejísimos tiempos del PRI. No lo dudamos, pero también estamos seguros que nadie la combate. Nadie. Ni Peto.
Para ya irnos les recordamos un episodio reciente. Del 11 de agosto en Palacio de Gobierno, que siendo mal pensado por ahí puede venir su destitución.
Ese día fue un evento muy penoso, porque Félix Salgado se mostró como el jefe real del clan de los Salgado. Regañó a los funcionarios y contradijo a su hija, la gobernadora.
Esa vez, Evelyn habló del supuesto combate a la corrupción, pero Félix Salgado le tiró ese argumento con un ejemplo.
Contó que varios funcionarios del gobierno estatal se andan despachando con la cuchara grande, que no conocen eso de la austeridad republicana y, menos, eso de la pobreza franciscana que tanto pregona López Obrador.
Recordó un caso: un funcionario de la Segadegro, del que no quiso decir su nombre, se fue a quejar con él porque en finanzas no le autorizaban 260 mil pesos para reparar su camioneta Jeep.
Pues sí, esa vez se refería a Peto.
Chirrionazo: La que ahora sí no se midió fue la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez. El pasado viernes 11 de noviembre se iba a realizar un homenaje póstumo al fallecido escritor chilpancingueño Luis Zapata y cuando ya todo estaba listo trabajadores del Ayuntamiento instalaron en la plancha de la plaza central un ring para peleas de box. Así se las gasta doña Norma Otilia de quien no dudamos que un día de estos quiera cobrar una cuota a la gente que camina por el zócalo, así como en la película mexicana La Ley de Herodes.