Texto y fotografía: José Miguel Sánchez
Chilpancingo
El centro cultural El Zanate Azul está en riesgo de desaparecer si la ciudadanía y las instituciones no le da importancia a los espacios dedicados al arte, expuso Andrés Aguilar, artista plástico y fundador del Zanate Azul.
En Chilpancingo son pocos los espacios dedicados al arte, en ese contexto el Zanate Azul surge como un espacio independiente dedicado a la divulgación, creación y enseñanza del arte.
En los últimos meses la poca participación de la ciudadanía en el Zanate Azul generó un ambiente económicamente complicado.
«Los costos de la renta son altos y con las ganancias de los talleres es muy complicado costearlo», señaló Andrés Aguilar.
Por ello cada vez se complica más el pago de la renta y si no hay el dinero puede desaparecer.
En el Zanate Azul hay talleres y cursos de pintura que imparten a cualquier persona que quiera aprender, además realizan expo-venta de obras de distintos artistas de la entidad, a través de esas actividades costean los gastos de renta, luz y agua de sus instalaciones.
Actualmente en sus cursos tienen a cuatro alumnos y alumnas, cuando en otros tiempos llegaron a tener 15.
La poca participación de las personas en los talleres y las bajas ventas de las obras hace muy difícil la permanencia de estos espacios.
«Hacemos un llamado a la ciudadanía para que haga usos de estos espacios que finalmente son para ellos, porque una sociedad que no crea, que no sale de su realidad y no utiliza su imaginación está condenada», dijo Andrés Aguilar.
Otro tema es el gubernamental, no hay apoyo oficial para este tipo de espacios que en la capital son muy pocos, y que por sus propios medios persisten.
Andrés Aguilar llamó a la ciudadanía a no dejar que espacios como el Zanate Azul desaparezcan porque son muy importantes para mantener el tejido social.
«Por eso pedimos a no dejar que espacios como estos, en resistencia, desaparezcan, porque tanto nosotros necesitamos de la ciudadanía como la ciudadanía de nosotros».
Para Andrés Aguilar la relación ciudadanía y arte es simbiótica, es decir, no se puede concebir una sin la otra.
«En una situación tan violenta como la que vivimos, la creación de algo nuevo, de utilizar la imaginación es importante para que las personas puedan convivir en paz».
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