Sicarú, un espacio para los tlacuaches en Chilpancingo

Tlacuache Sicarú

En su Sicarú Thalía recibe tlacuaches que le llevan de Acapulco y otros lugares cercanos a Chilpancingo, actualmente tiene cinco tlacuaches en rehabilitación y una ardilla.


Texto: Itzel Urieta

Fotografía: José Miguel Sánchez 

Chilpancingo

 

Sarita es una tlacuache de aproximadamente un año. Sale un poco tímida de su madriguera. Es medio día y ella quiere dormir, pues los tlacuaches son animales de vida nocturna. A Sarita le falta una pata y más de la mitad de su cola, resultado de un mal cuidado cuando era mascota de una familia.

El tlacuache es el único marsupial mexicano; su nombre viene del náhuatl tlacuatzin (tla, fuego; cua, mordisquear, comer; y tzin, chico) que significa el pequeño que come fuego.

De acuerdo con una leyenda mexicana, el tlacuache robó el fuego para dárselo a las personas, por eso era adorado por la cultura Mexica.

Ahora Sarita vive en un espacio adaptado para ella y más tlacuaches en la colonia Bugambilias, al norte de Chilpancingo. Este espacio fue creado por Thalía Selene Martínez Nava, quien es amante de los animales y dedica parte de su día al rescate y conservación de fauna silvestre.

La primera vez que Thalía tuvo contacto con un tlacuache fue a los nueve años. Vive en una zona que no está totalmente urbanizada, tiene lotes baldíos, lo que permite que algunos animales como los tlacuaches ronden esa zona. A pesar del crecimiento de su colonia, aún hay tlacoaches.

“Recuerdo que estaba en mi casa y escuché que muchos perros estaban ladrando, me dio curiosidad y salí. Cuando vi eran cuatro perros que habían mordido y arrastrado a un tlacuache, se los quité, lo agarré y me lo llevé a mi casa. Mi mamá al verme con él gritó y me dijo que lo sacara”, recuerda Thalía.

Sacó al tlacuache, pero se quedó pensando que sería de él, salió a buscarlo y ya no lo encontró. Desde ese momento supo que tenía que hacer algo por los animales.

Tlacucahe Sicaru

Sicarú Tlacuaches Chilpancingo

Sicarú Tlacuaches Chilpancingo nació el 6 de septiembre del 2018. Thalía ya tenía labor de rescate con los animales; a los 12 años rescataba perros y gatos, siguió con esa labor hasta que se dio cuenta que para esa población de animales ya existían diversos refugios y asociaciones que brindan ayuda.

Un día mientras navegaba por un grupo de Facebook, notó que había publicaciones de venta de tlacuaches. Thalía investigó y supo que su venta era ilegal y que no había en Chilpancingo algún refugio para tlacuaches.

Tomó la decisión de hacer esa labor. Creó su página en Facebook en la que comenzó a subir información sobre los tlacuaches y posteriormente recibió a su primer tlacuache para brindarle apoyo.

“Creía que iba a ser fácil, pero no, es toda una responsabilidad cuidarlos, alimentarlos correctamente”.

El patio de la casa de Thalía es el refugio. Es un lugar pequeño solo para ellos, lo adaptó con plantas, árboles y flores. Recibe crías, juveniles y adultos. El tiempo de vida de los tlacuaches es de tres a cuatro años, de acuerdo con especialistas.

Otro de los motivos para que Thalía decidiera abrir Sicarú Tlacuaches es por la desinformación que hay entorno a estos animales. “Se tiene la creencia de que transmiten rabia y son agresivos, cuando no es así. Obviamente que, si les haces algo o los molestas, se van a defender”.

Sicarú es el nombre de la primera tlacuache que llegó a su refugio, es una palabra de origen Azteca y significa hermosa. Sicarú llegó a manos de Thalía con una enfermedad llamada emo, la cual, debilita los huesos de los tlacuaches, hace que sus patas y caderas se salgan e impide que caminen, corran y trepen.

Después de estar cinco meses en rehabilitación, Sicarú se recuperó y fue liberada a la vida silvestre.
El emo es reversible si los tlacuaches tienen alimentación adecuada. “La gente cree que los tlacuaches comen cualquier cosa y no es así, ellos deben tener una alimentación balanceada a base de fruta de temporada y una porción de carne, muchas veces por eso traen a los tlacuaches en mal estado”.

En su refugio, Thalía recibe tlacuaches que le llevan de Acapulco y otros lugares cercanos a Chilpancingo, actualmente tiene cinco tlacuaches en rehabilitación y una ardilla.

Thalía se hace cargo de todo, la rehabilitación depende de la etapa en la que el tlacuache llega, si llegan siendo crías, ella se encarga de preparar su fórmula y alimentarlos constantemente debido a que las crías comen cada dos o tres horas.

Si llegan en una etapa juvenil o adulta, el tiempo puede ser menos, dependerá de las condiciones del tlacuache. Thalía les enseña a buscar su comida, los prepara para que después de su liberación busquen su fuente de alimentos.

Pone trampas en diferentes partes del patio para que los tlacuaches desarrollen su sentido del olfato y busquen el alimento, coloca también trampas en lugares estratégicos para que poco a poco aprendan a trepar.

Para su liberación, los tlacuaches deben cumplir con ciertas características como pesar de 700 gramos a un kilo, tener el tamaño de un gato de seis meses, que estén completos de sus extremidades, que no les falte ninguna parte de su cuerpo como una pata o la cola.

La mayoría de los tlacuaches del refugio son liberados para su reincorporación a la vida silveste, excepto Sarita, porque le falta una pata y una parte de su cola.

Thalía comenta que Sarita perdió su pata y su cola porque los tlacuaches no deben estar juntos en una sola jaula, al tener altos niveles de estrés se muerden unos a otros; así Sarita perdió una extremidad y la cola.

Thalía tiene apoyo de algunos biólogos para liberar a los tlacoaches, la invitan a dar platicas en escuelas sobre estos animales para erradicar la desinformación.

Una labor independiente

Sicarú Tlacuaches Chilpancingo es un refugio independiente, Thalía mantiene el refugio de las donaciones que le brindan. Las donaciones pueden ser en efectivo o en especie; como alimentos, fruta de temporada, verduras, pollo o charales.

En un principio Thalía no pedía ningún tipo de donación ella sola cubría todos los gastos de los tlacuaches. A raíz de la pandemia, perdió su trabajo, lo que ya no le permitió solventar los gastos.

“Ahora cuando me traen algún tlacuache les digo que no cobro pero que pueden dar una donación voluntaria de lo que ellos quieran, ya sea en efectivo o en especie”.

Thalía elabora tazas y playeras con imágenes de tlacuaches, las vende y ese dinero también le sirve para el refugio. Se apoya con otras emprendedoras para vender sus productos.

La creación de su página en redes sociales le permite compartir todo lo que pasa en el refugio; cuando recibe donativos, cuando libera a algún tlacuache o cuando le llega uno.

Dificultades y desinformación sobre los tlacuaches

Además de lo económico, Thalía se enfrenta a la desinformación sobre los tlacuaches, es algo que a ella le molesta. Una de las principales creencias que tienen las personas es que los tlacuaches transmiten rabia. Aclara que no es así.

“Los tlacuaches no transmiten rabia porque ellos manejan una temperatura menor a lo que comúnmente manejan los perros, ellos manejan una temperatura por de bajo de lo que el virus necesitaría para desarrollarse”.

No son animales agresivos, solo muerden si se sienten en riesgo y comen pollo como último recurso, cuando son viejos y se les dificulta cazar otro tipo de presas.

El que no haya más refugios para estos animales también complica la situación, no hay quien regule su venta ni como son tratados. “Son fauna silvestre, no deben estar como mascotas porque tienen que cumplir su función, son dispersadores de semillas, son controladores de plagas”.

Hasta ahora Sicarú tlacuaches Chilpancingo es el único refugio dedicado al cuidado de los tlacuaches.

Sicarú a futuro

Thalía quiere que su refugio crezca, tener un espacio más grande para los tlacuaches; le gustaría que más personas apoyen su labor.

“Quiero que la gente tenga más conciencia por la vida silvestre, creemos que ellos invaden nuestro espacio cuando hemos sido nosotros quienes destrozamos su hábitat e invadimos sus espacios”.

Tlacuache Sicarú


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