Conoce al tlacuache, el marsupial mexicano que controla plagas, crea bosques y dio el fuego a la humanidad

Texto: Itzel Urieta

Fotografía: Especial 

Chilpancingo

 

El tlacuache es un pequeño marsupial al que, de acuerdo con una leyenda mexicana, se le debe el fuego.

Más allá de la leyenda, gracias al tlacucache, entre otras especies polinizadores, hay bosques, además de que mantiene a raya algunas plagas.

Cuenta la leyenda que este pequeño animal es el que llevó el fuego a las personas cuando era exclusivo de los dioses, de ahí su nombre que proviene del náhuatl tlacuatzin que significa pequeño que come fuego.

Aunque su aspecto no es del agrado de todos, estos animales son completamente inofensivos.

Es un animal que existe desde hace 60 millones de años y preserva su especie sin variaciones. Es omnívoro; un animal que come toda clase de sustancias orgánicas. Su nombre científico es Didelphis virginiana.

Son animales de vida nocturna. Los machos llegan a crecer del tamaño de un gato las hembras son más pequeñas. Tienen el hocico largo y puntiagudo con una hilera de dientes y colmillos filosos. Tienen pelaje en su cuerpo y su cola es lampiña.

De acuerdo con el biólogo Enrique Vázquez Arroyo, los tlacuaches cumplen una función importante para el ecosistema. Forman parte de la cadena alimenticia, son controladores de plagas como alacranes, serpientes, arañas, garrapatas, gusanos, cucarachas, entre otros.

Los tlacuaches son también dispersadores de semillas y tienen un mecanismo de defensa llamado tanatosis que consiste en fingir que están muertos; desprenden un olor fuerte que simula el de un animal en estado de descomposición para engañar a sus depredadores.

“Para la gente pueden ser no tan agradables, incluso feos por eso tienen muchos prejuicios sobre ellos, como que transmiten rabia, pero no es así”, explica Vázquez Arroyo.

Los tlacuaches no pueden transmitir la rabia porque son animales de baja temperatura corporal, por ello no son aptos para incubar dicho virus.

Existen ocho especies de tlacuaches de las cuales tres habitan en Guerrero, Didelphis Virginiana es la especie más común, Didelphis Marsupialis y Tlacuatzin Canescens.

El hábitat de los tlacuaches es la selva baja caducifolia, bosques de pino y lugares con agua. Vázquez Arroyo comenta que, si ahora se les ve la ciudad, es porque las personas invadieron parte de su hábitat natural.

“Tenemos que cuidar a los tlacuaches porque son animales que acaban con las plagas y aunque afortunadamente no están en peligro de extinción, si llegaran a extinguirse la cadena alimenticia se vería afectada y habría una sobrepoblación de insectos”.

Sin tlacoaches, la flora se vería afectada con plagas incontrolables.

Además de defenderse de sus depredadores de la vida silvestre, también se enfrentan a los depredadores humanos.

Vázquez Arroyo considera que la venta ilegal de estos animales, así como la desinformación de las personas que los matan por miedo o porque no les gusta su aspecto, es algo grave y no está regulado por ninguna institución gubernamental.

No hay castigo para quienes cometen tráfico ilegal de animales en Guerrero ni para quienes maltratan y asesinan a estos animales.

Vázquez Arroyo forma parte de Bioexplora Guerrero, una asociación de conservación y exploración del ambiente en la que hacen extracciones de animales, por lo que invita a las personas a que si ven a un tlacuache u otro animal de vida silvestre en sus casas, los contacten y ellos acuden a realizar la extracción de manera segura para llevar a los animales a su hábitat.

“Las personas deben tener respeto por los tlacuaches, si no les gustan está bien, pero que no los dañen ni compren animales de manera ilegal. Los animales silvestres no son mascotas, cumplen una función en le ecosistema”.