Texto y fotografía: José Miguel Sánchez
1 de marzo de 2022
Chilpancingo
A las 8 de la mañana Emma Ávila espera que abran los lavaderos públicos de la barranca Pezuapa. A los cinco minutos llega el encargado de los lavaderos, Fabián Ramírez Rodríguez y abre la puerta.
Emma es la única persona que la mañana de hoy fue a lavar cuatro kilos de ropa aproximadamente, la transporta en una bolsa negra y una cubeta de pintura algo envejecida.
Los lavaderos públicos en la capital son alternativas para las personas que sufren el desabasto de agua en la ciudad, como una medida para cuidar su agua, prefieran pagan 15 pesos por lavar en estos espacios públicos, que gastar agua que en muchos casos fue comprada a pipas debido a la falta de agua en la ciudad.
Para Emma, que vive en la colonia los sauces a poco metros de estos lavaderos no se le complica mucho el traslado, y lo hace como una medida para ahorrar agua.
Hay personas que se trasladan de colonias muy alejadas de Chilpancingo para lavar ropa y tienen que pagar traslado en taxi por lo pesado de la ropa.
“Aquí luego llegan señoras que de la Plan de Ayala, de la 1 de Mayo, de la CNOP a lavar su ropa, y muchas de ellas lavan ropa ajena”, cuenta Ramírez Rodríguez.
Ramírez Rodríguez no solo es el encargado de los lavaderos, lo es de todo el andador Pezuapa que conecta la colonia Margarita Viguri con el barrio de Tequicorral.
Y cuenta que los lavaderos de la barranca Pezuapa son de los más económicos de la ciudad, cobran 15 pesos por el tiempo que necesiten, mientras que otros lavaderos las cobran por hora.
Aun así la mañana de hoy solo Emma está lavando su ropa.
“Yo me vengo una vez a la semana y aprovecho para lavar la ropa de toda mi familia, de mi esposo y de mis tres hijos, y si me llevo como unas tres horas para acabar, llegó a las 8 y me voy como a las 12 del día”, cuenta Emma.
Emma lo hace para no gastar el agua que compró, ya que dice que en su colonia no cae agua desde hace un mes.
Este lavadero tiene una capacidad para que 20 personas estén lavando ropa simultáneamente aunque Ramírez Rodríguez acepta que por la pandemia del Covid-19 la afluencia de personas en los lavaderos bajo demasiado, como el día de hoy que solo Emma está lavando su ropa.
“Antes eran espacios para saludarnos entre vecinos, platicar, aquí nos juntábamos todos, pero hoy ya es muy poca la gente que viene”, comenta Ramírez Rodríguez.
Uno de los problemas que genera la falta de gente es que no se junte el dinero para el mantenimiento o para comprar las pipas de agua para llenar los tanques, Ramírez Rodríguez admite que el agua entubada que le debe surtir la Comisión de Agua y Alcantarillado de Chilpancingo (Capach) es muy escasa y no abastase como se merece un servicio de este tipo.
Ramírez Rodríguez aprovechó para contar la historia de estos lavaderos, que en un principio fue administrado por su madre, Ofelia Rodríguez Jiménez, quien para ganar dinero lavaba ropa ajena de sus vecinos.
Por esa razón los lavaderos de la barranca Pazuepa fue su centro de trabajo, día con día iba a lavar ropa.
Fue durante la administración del gobernador Alejandro Cervantes Delgado que se creó el parque conocido como Los Tuneles y se remodelaron los lavaderos.
Los vecinos del lugar, sabiendo que Ofelia estaba a diario en los lavaderos la propusieron como encargada del lugar.
Cervantes Delgado aceptó la propuestas y por 35 años Ofelia fue encargada de los lavaderos, falleció a la edad de 93 años en 2015, a partir de ahí, su hijo es el encargado.
Ramírez Rodríguez contó que hay desatención gubernamental a estos espacios, ya que con los 15 pesos que él cobra por lavar le tiene que dar mantenimiento no solo a los lavaderos, sino a todo el parque Pezuapa, conocido popularmente como Los Tuneles.
“De repente se roban los tinacos de los baños públicos y hay que comprarlos, hacemos la gestión y con trabajos nos lo reponen, piensan que yo me quedo con el dinero”, comentó.