Emperador Cuauhtémoc: 16 años de lucha para la construcción de su escuela bilingüe

Esta primaria está asentada al sureste de la capital, en las faldas de un cerro, entre calles empinadas, pedregosas y de tierra blanca y suelta, a unos 25 minutos del centro de la capital en transporte público


Texto: Beatriz García

Fotografía: Amílcar Juárez

25 de enero del 2022

Chilpancingo

 

Padres de familia y autoridades de la Comunidad Indígena Popular Emperador Cuauhtémoc, ubicada en la periferia sur de Chilpancingo, desde hace 16 años luchan para que sus hijas e hijos tengan una escuela bilingüe intercultural digna para estudiar la primaria.

En este tiempo con todas su limitaciones económicas, los padres de familia construyeron aulas de adobe y madera, que ahora resultan insuficientes para recibir la educación básica.

La escuela fue fundada en 2006 que empezó a funcionar sin que tenga infraestructura adecuada. Los profesores trabajaron con tres claves prestadas por otras escuelas, apenas hace dos años las autoridades educativas les entregaron una clave a la primaria y los habitantes la llamaron Gregorio Alfonso Alvarado, en memoria de uno de sus compañeros de lucha desaparecido en 1996.

Este lunes, autoridades del Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física y Educativa (Igife) acudieron al asentamiento junto con 10 representantes del mismo número de constructoras que concursarán para hacerse cargo de la construcción de la primaria.

Todo indica que los años de protesta de las familias al insistir a las autoridades por más de una década se reflejará en la construcción de la escuela.

Esta primaria está asentada al sureste de la capital, en las faldas de un cerro, entre calles empinadas, pedregosas y de tierra blanca y suelta, a unos 25 minutos del centro de la capital en transporte público.

La fundaron los padres de familia y habitantes de la colonia, un año después de que habitaran los terrenos a la que llamaron Comunidad Indígena Popular Emperador Cuauhtémoc, en el 2006.

En la Emperador Cuauhtémoc están asentadas familias en 160 lotes provenientes de los diferentes pueblos originarios del estado donde confluyen nahuas, mixtecos, tlapanecos y amuzgos, y juntos lucharon inspirados en la lucha zapatista.

En la comunidad hay un preescolar bilingüe intercultural que también está en condiciones precarias con sólo un aula de madera, techo de lámina y piso de tierra. La lucha de las familias en la comunidad no parará hasta que también se construyan aulas para este kínder.

Este lunes en la explanada de la primaria, están dos aulas de madera y techo de lámina, y los baños del mismo material y fosas sépticas que los padres de familia construyeron. Recién destruyeron unas aulas de adobe porque las autoridades prometieron que en febrero iniciaría la construcción de la obra de la escuela.

En esta escuela asisten 68 niños y niñas, y cuatro profesores, y los padres de familia confían en que con esta construcción la matrícula aumente.

En entrevista, el director del plantel, Hipólito Hernández Ojédiz, celebró que la lucha de los habitantes dio fruto, después de 16 años de exigirlo les construirán su escuela: una dirección, dos aulas, los baños, la barda perimetral y si de los recursos económicos que se dispongan para la obra queda un excedente se hará una explanada para suplir el piso de tierra, que en temporada de lluvia el lodo abundante impide jugar y ejercitarse a los niños.

Regularización de los predios del asentamiento

Los habitantes aprovecharon para exigir a las autoridades municipales los volteen regularicen sus predios, debido a que hace 17 años fundaron la Comunidad Indígena Popular Emperador Cuauhtémoc sin que hasta el momento haya un reconocimiento por parte de las autoridades municipales de su asentamiento.

Los habitantes lograron tener agua entubada sin ayuda de ninguna autoridad, también lograron la electrificación aunque todavía no cuentan con drenaje ni calles pavimentadas.

Hugo Juárez, habitante de esa colonia, recordó que son 17 años de permanecer organizados y también luchando por preservar la cultura de sus pueblos pese a que están asentados en la mancha urbana, por ejemplo, en la comunidad rescatan la medicina tradicional mexicana.

“Son 17 años que requieren de una regularización por parte desde aspecto jurídico de la comunidad, y en ese proceso estamos. Aprovechamos también para que el ayuntamiento, que es la instancia donde vemos que es la posibilidad de regularizarnos, sea sensible, nos dé el apoyo, respete los 17 años que tenemos de habitar la tierra aquí, sufrir bastante y tome en cuenta”, pidió Hugo a nombre de su comunidad.

 

 

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