Hace dos años, gracias a Fernando, un joven que publicó en redes sociales sus muebles miniatura de madera, el artesano logró pedidos desde España y Brasil
Texto: Beatriz García
Fotografía: Oscar Guerrero
6 de enero del 2021
Chilpancingo
José Ramón Rojas Flores, con 71 años, es carpintero desde hace 42 años, hace muebles de madera tamaño normal y miniatura en Chilpancingo. Hace dos años su trabajo como artesano de juguetes de madera se viralizó en redes sociales, lo que permitió que para este 6 de enero, Día de Reyes, llegara con un sólido pedido de juguetes, además de que ya los ha exportado fuera del estado y del país.
El carpintero piensa en trabajar la madera medio año más y se retirará para atender sus problemas del corazón y de una hernia. Se mudará de estado para estar cerca de sus dos hijas; teme morir lejos de ellas.
José Ramón es originario de Tepic, Nayarit. En 1999 migró a Guerrero para trabajar en unas tiendas de ropa, instaladas en diferentes municipios, y apenas hace siete años se estableció en la capital; aquí retomó los trabajos de carpintería.
El taller del carpintero está en la colonia Trinchera, en una de las faldas de un cerro al este de la ciudad. El taller también es su recámara.
Este 5 de enero, previo al Día de Reyes, el cuarto de José Ramón está repleto de maderas de diferentes tamaños y grosores, herramientas y aserrín. Hay un tocador recién tallado al que todavía le faltan las patas y la decoración con pintura, también unas cajas de cartón donde recién guardó juguetes de madera o muebles en miniatura que acabó de laquear: camas, literas, cocinas, salas, burós y tocadores; los llevará al negocio que montó sobre una banqueta del viejo libramiento a Tixtla.
Aun lado del taller del carpintero está La casita de Alondra, una tienda de manualidades de Ana Lilia Santos Sánchez, con quien José Ramón es socio. Ella les hace los acabados a los muebles. El día de la visita estaba cerrado, pero Ramón mostró el trabajo que recién hizo: unas casas de muñecas en color rosa, con recámaras, comedores, tocadores y salas, además de un tocador y una mesa pequeña y un banco para una niña.
En el negocio también hay otros trabajos que hace José Ramón para otras fechas, como el Día del Amor y la Amistad, el Día de las Madres y el Día del padre: portabotellas, baúles y alhajeros.
Su historia como carpintero
En 1980, José Ramón llegó a vivir a Zamora, Michoacán, para trabajar en Recursos Hidráulicos, ahí terminó dedicándose a la carpintería. Se inspiró de artesanos de este estado para hacer muebles.
Después de que hizo el primer ropero, mesita y sillas a sus hijas, sus amigos preguntaron que quién las creó, pero no le creyeron que él los había hecho, porque nunca practicó o asistió a los talleres de carpintería. Pronto tuvo pedidos de muebles.
“Cuando me sentí cansado me quedé por acá (en Chilpancingo). Mis hijas, una vive en Michoacán y otra en Nayarit, y yo acá solo”, comenta.
Desde hace siete años se dedica de manera exclusiva a la carpintería, a la elaboración de muebles y muebles de juguete, pero cree que el tiempo que les resta del que dispuso vivir en Chilpancingo sólo se dedicará a elaborar artículos pequeños, además de sentirse cansado por la edad, tiene un problema con una hernia y en el corazón.
Hace algunos años, José Ramón se tendió fuera del zoológico Zoochilpan con algunos muebles de juguete y casitas para muñecas. Fue así cómo comenzó a socializar su trabajo de muebles miniaturas que dejó por mucho tiempo. Por la pandemia de la Covid-19 dejó de tener ventas en ese lugar; gastaba en promedio al día unos 400 pesos por el flete del servicio público para llevar y traer su mercancía, y por sus comidas.
La difusión en redes sociales de los muebles miniatura de Ramón
Ramón recuerda que el 6 de enero de hace dos años, aún tendido fuera del Zoochilpan, ya pasaba del mediodía y seguía sin ventas. Esperaba a unos clientes que nunca llegaron. Un joven se percató de sus situación y se acercó a él para tomare una foto; le dijo que pronto llegarían los clientes.
Media hora después de la publicación llegó la primera clienta, más tarde un cliente que le comentó tenía un familiar en Iguala y se enteró de José Ramón y sus muebles miniatura por Facebook; quería comprarle sus artículos. Pronto terminó toda su venta.
El joven que le sacó la fotografía a Ramón subió en sus redes sociales detalles de lo que Ramón crea y datos del lugar en dónde podían localizarlo.
“Era un 6 de enero, yo estaba ahí sin vender nada, ni un refresco siquiera, eran la una de la tarde. Llega Fernando y me dice qué bonitas cosas, están baratas y me dijo que tomaría una foto”, recuerda sonriente José Ramón.
–¿Desde que se hizo viral en Facebook cómo le fue?, –se le preguntó.
–Sí cambió, fueron miles de visitas, compartidas y mensajes. Tengo la satisfacción de haber enviado una casa a Nueva York, a Culiacán, Veracruz, Chiapas por paquetería. Me solicitaron de España y de Brasil; una niña quería toda la línea, pero el envío le salía más caro que los productos, –respondió.
El carpintero comparte que después de que lo conocieran en redes sociales aun con la pandemia sus ventas aumentaron, además las personas suelen decirle que sus precios son económicos comparados a los juguetes comerciales. Una casa de madrea para muñecas y amueblada hecha por Ramón cuesta unos 2,500 pesos, cuando en una juguetería algo similar cuesta alrededor de 5,000 pesos.
La publicación en redes sociales, además de ayudar a Ramón a vender sus muebles miniaturas, abrió el campo de oportunidad para muchos carpinteros y artesanos dedicados a crear los juguetes de madera, porque queda evidencias de que es un tradición aun presente en los mexicanos.
Aun con lo que ha logrado, José Ramón considera que es momento de retirarse, en menos de un año piensa mudarse con alguna de sus hijas; le preocupa morir lejos, repite.
Por ahora, el trabajo de José Ramón está disponible en Chilpancingo, y para quienes deseen adquirir alguna pieza a propósito del Día de Reyes, pueden contactarlo en su teléfono celular 747 132 3052 o en la página de Facebook: La casita de Alondra.